Tres Sonetos para una espera Emilia GarcĂa
Tres sonetos para una espera Emilia García
Publicados en “La Comarca” 1990 gracias a la gentileza y el apoyo del Señor Galán Herrero; a quien le agradecí enormemente el que me hubiese tenido en cuenta.
I Mira, se han quedado las calles frías y por la frente de las estaciones se destiñen ajados corazones y en pantallas se ofertan fruslerías. Todo pasa, y como tú decías, han cerrado de grises los balcones, el asfalto me siega los tacones y florecen de amor las galerías. Se duelen los espacios, y yo escojo la escalera sin fin de la locura y el ansia de toparme con lo rojo. Con lo rojo y la hoguera que provoca la vida con que enciendes mi cintura, ardiente y consumida por tu boca.
II Sentirse puede el mar, aquí, a lo lejos, en el rincón perdido de la casa, olvidado rincón, donde se amasa el tiempo, circular, en los espejos. Sentirse pueden los abrazos viejos, el rumor de aquel deseo que pasa aspirando los silencios; y la brasa consumida, gimiendo en sus reflejos. Y se pueden sentir, amor, las huellas de las gotas de lluvia en la ventana, y del agua el cadáver en la acera. En esta fría noche, sin estrellas, aún siento tu sonrisa tan cercana como estéril y vacía es mi espera.
III
Ven pronto, que se mueren las estrellas y el universo todo, en la ventana, es un mudo atropello; gris desgana en el frío sudor de las botellas. Pronto, que de los lirios ya las huellas reptan por mis vestidos, y es diana mi cuerpo todo entero; en esta mañana donde al borde del tiempo, lento, sellas los labios de la luna sin los míos. Acude, aplaca este vértigo, lleva mi cuerpo al centro mismo de tu abrazo. que he tejido de azules desvaríos la ebria noche que al infinito eleva el gozo de dos cuerpos en un lazo.