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Cuentos Para LOs Peques

( Para imaginar y soĂąar solo necesitas un libro que te de esa inspiracion ).




Cuentos Para LOs Peques


˝La mente que se abre a una nueva idea, jamás volverá a su tamaño original˝.

Albert Einstein.


Proyecto de Cátedra | Parcial II | Unidad II Diseño Gráfico Editorial | Ciclo 01 -2020 Diagramación de libro de Cuento Docente: Lic. Michelle Vargas Nombre de Cuento:Una playa con sorpresa – Autor: JPedro Pablo Sacristán. Nombre del sitio web:cuentosparadormir.com Nombre de la sección: Cuentos infantiles Título del documento:Una playa con sorpresa Recuperado de URL: https://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/unaplaya-con-sorpresa Nombre de Cuento:El elefante bernardo– Autor: Javier Moreno Tapia Nombre del sitio web: guiainfantil.com nombre de la sección:Cuentos infantiles Título del documento:El elefante bernardo Recuperado de URL: https://www.guiainfantil.com/1079/cuento-infantil-elelefante-bernardo.html


Nombre de Cuento: Adelina el hada sin alas– Autor:Pedro Pablo Sacristan Nombre del sitio web: cuentosparadormir.com Nombre de la sección:Cuentos infantiles Título del documento:Adelina el hada sin alas Recuperado de URL: https://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/adalinael-hada-sin-alas Nombre de Cuento:Mentiras en la edad de piedra– Autor:Pedro Pablo Sacristan Nombre del sitio web: cuentosparadormir.com Nombre de la sección:Cuentos infantiles Título del documento:Mentiras en la edad de piedra Recuperado de URL: https://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/mentirasen-la-edad-de-piedra Nombre de Cuento:El marciano accidentado– Autor:Pedro Pablo Sacristan Nombre del sitio web: cuentosparadormir.com Nombre de la sección:Cuentos infantiles Título del documento:El marciano accidentado Recuperado de URL: https://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/elmarciano-accidentado Nombre del libro:Cuentos para los peques Diseño:Manuel Eduardo Galdamez Erazo Diagramación:Manuel Eduardo Galdamez Erazo Ilustración:Manuel Eduardo Galdamez Erazo Técnica ilustrativa:ilustracion digital Se prohíbe su reproducción total o parcial


Dedicatoria En El Salvador, mientras desarrollamos este parcial estamos viviendo un momento difícil, mientras muchos luchan por su vida, con mi grupo de cátedra diseñamos este libro con la esperanza que un día sea utilizado por los niños del mundo, por los papás que buscan contar a sus hijos bellas historias. Dedico este libro a todos esos pequeños guerreros de nuestro hermoso pulgarsito el salvador, con mucho cariño y mucha dedicacion para todas esas personas que forman parte de esta organización y mi admiracion ya quenuestro pais merece personas nobles y de buen corazon y que sean grandes seres humanos y que hagan el bien y ayuden a la personas sin esperar nada a cambi, tambien mi dedicatoria para esas mamas SOS que estas para esos pequeños, y para nuestros pequeños guerreros de el salvador un abrazo y siempre persigan sus sueños jamas se rindan. ¡Que tu coraje sea mayor que tu miedo!


INDICE una playa con sorpresa

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EL ELEFANTE BERNARDO

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ADELINA, EL HADA

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SIN ALAS

MENTIRAS EN LA EDAD DE PIEDRA

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EL marciano accidentado

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Una playa con sorpresa

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N

o había nadie en aquella playa que no hubiera oído hablar de Pinzaslocas, terror de pulgares, el cangrejo más temido de este lado del mar. Cada año algún turista despistado se llevaba un buen pellizco que le quitaba las ganas de volver. Tal era el miedo que provocaba en los bañistas, que a menudo se organizaban para intentar cazarlo. Pero cada vez que creían que lo habían atrapado reaparecían los pellizcos unos días después, demostrando que habían atrapado al cangrejo equivocado.

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El caso es que Pinzaslocas solo era un cangrejo con muy mal carácter, pero muy habilidoso. Así que, en lugar de esconderse y pasar desapercibido como hacían los demás cangrejos, él se ocultaba en la arena para preparar sus ataques. Y es que Pinzaslocas era un poco rencoroso, porque de pequeño un niño le había pisado una pata y la había perdido. Luego le había vuelto a crecer, pero como era un poco más pequeña que las demás, cada vez que la miraba sentía muchísima rabia. Estaba recordando las maldades de los bañistas cuando descubrió su siguiente víctima. Era un pulgar gordísimo y brillante, y su dueño apenas se movía. ¡Qué fácil! así podría pellizcar con todas sus fuerzas. Y recordó los pasos: asomar, avanzar, pellizcar, soltar, retroceder y ocultarse en la arena de nuevo. ¡A por él!

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Pero algo falló. Pinzaslocas se atascó en el cuarto paso. No había forma de soltar el pulgar. El pellizco fue tan fuerte que atravesó la piel y se atascó en la carne. ¿Carne? No podía ser, no había sangre. Y Pinzaslocas lo comprendió todo: ¡había caído en una trampa!

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Pero como siempre Pinzaslocas estaba exagerando. Nadie había sido tan listo como para prepararle una trampa con un pie falso. Era el pie falso de Vera, una niña que había perdido su pierna en un accidente cuando era pequeña. Vera no se dio cuenta de que llevaba a Pinzaslocas colgado de su dedo hasta que salió del agua y se puso a jugar en la arena. La niña soltó al cangrejo, pero este no escapó porque estaba muerto de miedo. Vera descubrió entonces la pata pequeñita de Pinzaslocas y sintió pena por él, así que decidió ayudarlo, preparándole una casita estupenda con rocas y buscándole bichitos para comer.

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¡Menudo festín! Aquella niña sí sabía cuidar a un cangrejo. Era alegre, divertida y, además, lo devolvió al mar antes de irse. - Qué niña más agradable -pensó aquella noche- me gustaría tener tan buen carácter. Si no tuviera esta patita corta… Fue justo entonces cuando se dio cuenta de que a Vera no le había vuelto a crecer su pierna, y eso que los niños no son como los cangrejos y tienen solo dos. Y aún así, era un encanto. Decididamente, podía ser un cangrejo alegre aunque le hubieran pasado cosas malas. El día siguiente, y todos los demás de aquel verano, Pinzaslocas atacó el pie de Vera para volver a jugar todo el día con ella. Juntos aprendieron a cambiar los pellizcos por cosquillas y el mal carácter por buen humor. Al final, el cangrejo de Vera se hizo muy famoso en aquella playa, aunque, eso sí, nadie sospechaba que fuera el mismísimo Pinzaslocas. Y mejor que fuera así, porque por allí quedaban algunos que aún no habían aprendido que no es necesario guardar rencor y tener mal carácter, por muy fuerte que un cangrejo te pellizque…

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El elefante Bernardo

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H

abía una vez un elefante llamado Bernardo que nunca pensaba en los demás. Un día, mientras Bernardo jugaba con sus compañeros de la escuela, cogió a una piedra y la lanzó hacia sus compañeros. La piedra golpeó al burro Cándido en su oreja, de la que salió mucha sangre. Cuando las maestras vieron lo que había pasado, inmediatamente se pusieron a ayudar a Cándido. Le pusieron un gran curita en su oreja para curarlo. Mientras Cándido lloraba, Bernardo se burlaba, escondiéndose de las maestras.

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Al día siguiente, Bernardo jugaba en el campo cuando, de pronto, le dio mucha sed. Caminó hacia el río para beber agua. Al llegar al río vio a unos ciervos que jugaban a la orilla del río. Sin pensar dos veces, Bernardo tomó mucha agua con su trompa y se las arrojó a los ciervos. Gilberto, el ciervo más chiquitito perdió el equilibrio y acabó cayéndose al río, sin saber nadar.

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Afortunadamente, Felipe, un ciervo más grande y que era un buen nadador, se lanzó al río de inmediato y ayudó a salir del río a Gilberto. Felizmente, a Gilberto no le pasó nada, pero tenía muchísimo frío porque el agua estaba fría, y acabó por coger un resfriado. Mientras todo eso ocurría, lo único que hizo el elefante Bernardo fue reírse de ellos. Una mañana de sábado, mientras Bernardo daba un paseo por el campo y se comía un poco de pasto, pasó muy cerca de una planta que tenía muchas espinas. Sin percibir el peligro, Bernardo acabó hiriéndose en su espalda y patas con las espinas. Intentó quitárselas, pero sus patas no alcanzaban arrancar las espinas, que les provocaba mucho dolor. Se sentó bajo un árbol y lloró desconsoladamente, mientras el dolor seguía. Cansado de esperar que el dolor se le pasara, Bernardo decidió caminar para pedir ayuda. Mientras caminaba, se encontró a los ciervos a los que les había echado agua. Al verlos, les gritó.

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- Por favor, ayúdenme a quitarme esas espinas que me duelen mucho. Y reconociendo a Bernardo, los ciervos le dijeron: - No te vamos a ayudar porque lanzaste a Gilberto al río y él casi se ahogó. Aparte de eso, Gilberto está enfermo de gripe por el frío que cogió. Tienes que aprender a no herirte ni burlarte de los demás. El pobre Bernardo, entristecido, bajo la cabeza y siguió en el camino en busca de ayuda. Mientras caminaba se encontró algunos de sus compañeros de la escuela. Les pidió ayuda pero ellos tampoco quisieron ayudarle porque estaban enojados por lo que había hecho Bernardo al burro Cándido. Y una vez más Bernardo bajó la cabeza y siguió el camino para buscar ayuda. Las espinas les provocaban mucho dolor. Mientras todo eso sucedía, había un gran mono que trepaba por los árboles. Venía saltando de un árbol a otro, persiguiendo a Bernardo y viendo todo lo que ocurría. De pronto, el gran y sabio mono que se llamaba Justino, dio un gran salto y se paró enfrente a Bernardo. Y le dijo:

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- Ya ves gran elefante, siempre has lastimado a los demás y, como si eso fuera poco, te burlabas de ellos. Por eso, ahora nadie te quiere ayudar. Pero yo, que todo lo he visto, estoy dispuesto a ayudarte si aprendes y cumples dos grandes reglas de la vida. Y le contestó Bernardo, llorando: - Sí, haré todo lo que me digas sabio mono, pero por favor, ayúdame a quitar los espinos. Y le dijo el mono: - Bien, las reglas son estas: la primera es que no lastimarás a los demás, y la segunda es que ayudarás a los demás y los demás te ayudarán cuando lo necesites. Dichas las reglas, el mono se puso a quitar las espinas y a curar las heridas a Bernardo. Y a partir de este día, el elefante Bernardo cumplió, a rajatabla, las reglas que había aprendido.

FIN 21


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Adalina, el hada sin alas

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A

dalina no era un hada normal. Nadie sabía por qué, pero no tenía alas. Y eso que era la princesa, hija de la Gran Reina de las Hadas. Como era tan pequeña como una flor, todo eran problemas y dificultades. No sólo no podía volar, sino que apenas tenía poderes mágicos, pues la magia de las hadas se esconde en sus delicadas alas de cristal. Así que desde muy pequeña dependió de la ayuda de los demás para muchísimas cosas. Adalina creció dando las gracias, sonriendo y haciendo amigos, de forma que todos los animalillos del bosque estaban encantados de ayudarla. Pero cuando cumplió la edad en que debía convertirse en reina, muchas hadas dudaron que pudiera ser una buena reina con tal discapacidad. Tanto protestaron y discutieron, que Adalina tuvo que aceptar someterse a una prueba en la que tendría que demostrar a todos las maravillas que podía hacer.

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La pequeña hada se entristeció muchísimo. ¿Qué podría hacer, si apenas era mágica y ni siquiera podía llegar muy lejos con sus cortas piernitas? Pero mientras Adalina trataba de imaginar algo que pudiera sorprender al resto de las hadas, sentada sobre una piedra junto al río, la noticia se extendió entre sus amigos los animales del bosque. Y al poco, cientos de animalillos estaban junto a ella, dispuestos a ayudarla en lo que necesitara. - Muchas gracias, amiguitos. Me siento mucho mejor con todos vosotros a mi lado- dijo con la más dulce de sus sonrisas- pero no sé si podréis ayudarme. - ¡Claro que sí! - respondió la ardilla- Dinos, ¿qué harías para sorprender a esas hadas tontorronas? - Ufff.... si pudiera, me encantaría atrapar el primer rayo de sol, antes de que tocara la tierra, y guardarlo en una gota de rocío, para que cuando hiciera falta, sirviera de linterna a todos los habitantes del bosque. O.… también me encantaría pintar en el cielo un arco iris durante la noche, bajo la pálida luz de la luna, para que los seres nocturnos pudieran contemplar su belleza... Pero como no tengo magia ni alas donde guardarla...

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- ¡Pues la tendrás guardada en otro sitio! ¡Mira! -gritó ilusionada una vieja tortuga que volaba por los aires dejando un rastro de color verde a su paso. Era verdad. Al hablar Adalina de sus deseos más profundos, una ola de magia había invadido a sus amiguitos, que salieron volando por los aires para crear el mágico arco iris, y para atrapar no uno, sino cientos de rayos de sol en finas gotas de agua que llenaron el cielo de diminutas y brillantes lamparitas. Durante todo el día y la noche pudieron verse en el cielo ardillas, ratones, ranas, pájaros y pececillos, llenándolo todo de luz y color, en un espectáculo jamás visto que hizo las delicias de todos los habitantes del bosque. Adalina fue aclamada como Reina de las Hadas, a pesar de que ni siquiera ella sabía aún de dónde había surgido una magia tan poderosa. Y no fue hasta algún tiempo después que la joven reina comprendió que ella misma era la primera de las Grandes Hadas, aquellas cuya magia no estaba guardada en sí mismas, sino entre todos sus verdaderos amigos.

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FIN 27


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Mentiras en la Edad de Piedra

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U

n niño que es demasiado travieso juguetea con un huevo de dinosaurio que se le cae por un barranco. Cuando papá dinosaurio busca el huevo, el niño le indica que alguien lo robó y huyó muy lejos en una dirección, y el dinosaurio sale en su busca. Del huevo sale al fondo del barranco el bebé dinosaurio, que lo pasa fatal estando solo y no para de llorar. Cuando su padre lo encuentra días después, le cuenta que oyó la voz del niño.

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El dinosaurio, furioso, pregunta de nuevo al niño, que vuelve a mentir, y como castigo derrumba las rocas de la entrada de su cueva, bloqueando la salida y dejándolo encerrado. Allí lo deja varios días hasta que se arrepiente y aprende la lección, y termina siendo un niño muy sincero inseparable del bebé dinosaurio.

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FIN

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El marciano accidentado 32


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E

staba una noche el erizo mirando al cielo con su telescopio, cuando le pareció ver pasar una nave espacial volando hacia la luna. Cuando consiguió enfocarla, descubrió que se trataba de la nave de un pobre marciano que había tenido un accidente y había aterrizado en la luna, y que no podría salir de allí sin ayuda.

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Cuentos para los peques El erizo se dio cuenta de que, seguro que era él el único que podría haberlo visto, así que decidió tratar de salvarle, y llamó a algunos animales para que le ayudasen. Como no se les ocurría nada, llamaron a otros, y a otros, y al final prácticamente todos los animales del bosque estaban allí. Entonces se les ocurrió hacer una gran montaña, unos subidos encima de otros, hasta llegar a la luna. Aquello fue muy difícil, y todos terminaron con algún dedo en el ojo, un pisotón en la oreja y numerosos golpes en la cabeza, pero finalmente consiguieron llegar a la luna y rescatar al marciano. Desgraciadamente, cuando estaban bajando por la gran torre de animales, el oso no pudo evitar estornudar, pues era alérgico al polvo de luna, y toda la torre se vino abajo con gran estruendo de aullidos, rugidos y otros lamentos de los animales. Al ver todo aquel estruendo, con todos los animales doliéndose por todas partes, el marciano pensó que se enfadarían muchísimo con él, porque todo aquello había sido por su culpa.

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Cuentos para los peques Pero fue justo al revés: según se fueron recuperando de la caída, todos los animales saltaban y daban palmas de alegría, felices por haber conseguido entre todos algo tan difícil, y durante todo aquel día celebraron una gran fiesta juntos. El marciano anotó todas estas cosas, y cuando volvió a su planeta dejó a todos boquiabiertos con lo que le había pasado. Y así fue como aquellos sencillos y voluntariosos animales enseñaron a los marcianos la importancia del trabajo en equipo y de la alegría, y desde entonces, ya no hacen naves de un solo pasajero, sino que van en grupos dispuestos siempre a ayudarse y sacrificarse unos por otros en cuanto sea necesario.

FIN

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˝Leer es soñar con los ojos abiertos˝


Bibliografia Una playa con sorpresa Extraido de: https://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/una-playa-con-sorpresa

EL ELEFANTE BERNARDO Extraido de: https://www.guiainfantil.com/1079/cuento-infantil-el-elefante-bernardo.html

ADELINA, EL HADA SIN HALAS Extraido de : https://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/adalina-el-hada-sin-alas

Mentiras en la edad de piedra Extraido de: El marciano accidentado Extraido de: https://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/el-marciano-accidentado




Ë?La lectura es una forma de arte y toda persona puede ser artista.Ë? Edwin Louis Cole.


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