FANCINE #CUATRO
¿Quién es este hombre que parece extraído de un cuento de Gogol? El legendario Oleg Nikolaevitch Karavaychuk es el enigmático y sobrecogedor protagonista de esta película del director Andrés Duque. Movido por la música que el pianista compuso para una película de Kira Muratova, Duque es el primer extranjero en ganarse la confianza del siempre activo y excéntrico ruso de 89 años. Algunos apuntes biográficos: Oleg Nikolaevitch Karavaychuk (1927), fue un niño prodigio que tocó el piano para Stalin, asistió al Conservatorio de Leningrado y a lo largo de su carrera ha escrito música principalmente para teatro y cine - por ejemplo, para Paradjanov y Muratova. En Rusia, es admirado por su música y su forma de tocar, pero también por su singular y excéntrica personalidad. A los 89 años, Karavaychuk sigue siendo una figura controvertida y desconcertante en la cultura rusa. La hermosa película que Andrés Duque le ha dedicado es un regalo para el espectador, un regalo de un viejo artista que alejado de toda convención social, quiere reconciliarse con el mundo y nos transporta lejos de la realidad a través de sus palabras, sus gestos y su interpretación al piano, a un mundo donde las perturbadoras disonancias son portadoras de una liberadora belleza.
Fancine publicado en el marco del II Encuentro Cámara Lúcida - 2017 Edición & Dirección Francisco Álvarez Ríos Textos Desistfilm / www.desistfilm.com Diseño y Diagramación Dianola Vázquez Moreno Equipo de producción: Guisella Parra y Cristian Granizo Tiraje: 100 ejemplares Cuenca - Ecuador, julio de 2017
OLEG Y LAS RARAS ARTES
Agradecimientos Mónica Delgado Pablo Gamba María José Machado Silvia Ortiz
LO QUE AMO DEL CINE ES LA SATURACIÓN DE SIGNOS QUE SE BAÑAN EN LA LUZ DE LA AUSENCIA DE EXPLICACIÓN. MANOEL DE OLIVEIRA
FANCINE #CUATRO
OLEG Y LAS RARAS ARTES DE ANDRÉS DUQUE POR MÓNICA DELGADO
En un pasaje inicial, Oleg Karavaichuk menciona que ama a Catalina La Grande, ya que ella había logrado un tipo de fusión expresiva entre su pensamiento y su cuerpo, don femenino por naturaleza. Mientras pasea por el museo Hermitage de San Petersburgo, el veterano músico virtuoso, que es seguido apenas por la cámara —ya que la intención de Andrés Duque es precisamente encontrar la esencia de este personaje pero a partir de sus movimientos en planos fijos, de sus interpretaciones contundentes al piano, de sus manos avejentadas pero vitales—, va dejando en claro sobre el impulso de sus monólogos y la claridad de su andar pausado e ido, dejando entrever la posibilidad del cineasta por esta búsqueda formal de cuerpo y espíritu.
extrañas artes que refiere el título tendría que ver con aquello que acompaña a Oleg: pensamientos, reflexiones, análisis, o frases sueltas que imbuyen al espectador en una suerte de nonsense sobre política, arte, o entorno social ruso.
Oleg y las raras artes (España, 2016) es un retrato hecho desde lo mínimo, desde una serie de planos que permiten descubrir a este personaje —que falleció lamentablemente el pasado 13 de junio—, y que bien podría ser muestra de esa resistencia a lo moderno, un poco imbuido en sueños de viejas glorias decimonónicas, y que a su vez transita entre lo esperpéntico y enrarecido. Así, estas
En Oleg y las raras artes, aflora la fascinación por rescatar a este personaje del olvido, desde las interpretaciones al piano propias del entusiasmo de un iniciado o desquiciado romántico, o traerlo a la luz como si se tratara de un descubrimiento, como esa pieza del museo que debe transitar hacia otros espacios y memorias, pero no solo es eso, es como ir detrás de la Historia,
Andrés Duque deja abierto su documental para los cuestionamientos del mismo Oleg frente a aquel que filma, y sobre ese fastidio, apenas claro, de sentirse filmado. Se le sigue por el museo, pero también en su casa, jardines o calles aledañas, donde su fisonomía demodé, de boina y cabellos rojizos que sobresalen, sus anécdotas, su modo de cerrar los ojos y hablar, van hurdiendo a la vez una mirada homenaje a este músico virtuoso perdido en el tiempo.
para saldar cuentas con algo inconcluso, de una Rusia atávica, de formas y manías que aún allí permanecen pero dislocadas, y que se deben sacar del museo, o quizás, adentrarlas.
ANDRÉS DUQUE
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MARIO Y PEDRO FREIRE EN EL RODAJE DE CORDEL
MICRO ENTREVISTA A MARIO RODRÍGUEZ Mario, coméntanos ¿cómo y cuando comienza la idea de trabajar el proyecto de la “Trilogía del río Guayas”?, ¿por qué iniciar con “Invitación a Sepelio”? y ¿cuál fue la importancia de Alfredo en la película? Es la observación fluida que tuve desde mi infancia y hasta el día de hoy con la ría y sus ondulados rincones. Cuando vivía en Buenos Aires, se formó una gran distancia entre ese fluir y mi centro de regeneración, provocando una inmediata creación que con el tiempo terminó en una trilogía de cortometrajes.
Siempre supe que “Invitación a Sepelio” iba a dar inicio a este proyecto, la escena final donde el pescador atraviesa la agitada ría en su canoa como Caronte es un ir hacia adelante, es mi llegada al Cine, como dice un amigo, es acto de suicidio en nuestro país. Ya a mi regreso a Guayaquil, le propuse a Alfredo trabajar en la trilogía, nos veíamos casi todo el tiempo, éramos grandes amigos. En ese entonces, yo tenía 26 años y el caminaba ya con una gran trayectoria y experiencia en el teatro, que además era su pasión, lo había visto en un par de largometrajes, donde formularon su rostro hacia la
to, me tome un largo tiempo para escribir nuevos guiones. Después, pasaron varios años, y empecé a rodar un documental al límite, que fue truncado, ya en la soledad de mi ¿Cómo mutó la Trilogía con el departamento empiezo a auto paso de todos estos casi 10 filmarme en toda acción cotidiana. violencia; al contrario, yo le expliqué, que buscaba una oxigenación de su trabajo en el Cine, fue así que nos pusimos en marcha.
años en que tardó su finalización? Esas dos búsquedas fusionaron y Invitación a Sepelio y la caótica filmación de Puente en la Madrugada fueron realizadas casi seguidas y con un bajísimo presupuesto, luego vino la espera para Cordel. No encontrábamos financiamiento, y con la muerte de Alfredo, dejé de buscar presupues-
dieron como resultado un corto de 21 minutos que lo titule “Canalete” Luego de seis meses recibí una llamada de un amigo, que hizo posible el rodaje de Cordel, ya para ese entonces el guion si tuvo unos cambios.
FANCINE #CUATRO
IMAGEN PEDRO FREIRE EN RODAJE DE “CORDEL” DE MARIO RODRÍGUEZ