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Las aguas profundas de México
Por / By: Sergio Pimentel Vargas
Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de E&C.
Las aguas profundas del Golfo de México son una cuenca petrolera probada, pero desafortunadamente, hasta ahora, sólo del lado estadounidense de la frontera. Es de las más exploradas superficialmente del mundo, con un potencial listo para ser aprovechado del lado mexicano. Con datos del Centro Nacional de Información de Hidrocarburos (fuente oficial en nuestro país), más de una quinta parte de los recursos prospectivos se localizan en aguas profundas con tirantes de agua mayores a 500 metros.
Por sus características y complejidades tecnológicas, estas áreas suelen trabajarse en equipo. Difícilmente una sola empresa de energía está resuelta a sortear en solitario las enormes inversiones requeridas. Las aguas profundas son la Fórmula 1 de la industria. Ahí juegan pocos, y los pocos que juegan, lo hacen en equipo.
A raíz de la implementación de la reforma energética, en México hubo dos licitaciones enfocadas en este tipo de proyectos y una asociación estratégica de Pemex. Como consecuencia de ello, ahora tenemos 27 contratos de Exploración y Extracción de Hidrocarburos, con 12 operadores de distintos países: Pemex, Shell, Total, Repsol, PCCarigali, Murphy, Equinor, Eni, CNOOC, BP, Chevron y BHP.
La actividad comprometida en estos contratos, en términos de perforación de pozos, asciende a 46. A manera de contexto, la empresa estatal ha perforado 52 pozos de 2004 a la fecha.
Por los tiempos que estos proyectos toman, por los requerimientos financieros asociados, por las constantes mejoras tecnológicas; y, en general, por las características implícitas en las actividades de Exploración y Extracción a más de 1,500 metros de tirante de agua, es que la obtención del primer barril de crudo en estos casos suele tomar, al menos, 10 años.
El portafolio de oportunidades exploratorias en nuestro país es amplísimo y las aguas profundas del Golfo de México no escapan a esta realidad. Actualmente existen importantes polígonos que podrían ser objeto de licitación.
Pemex ha señalado, en concordancia con la actual política energética, que, por el momento, no está interesado en incursionar en este tipo de proyectos. Con absoluto respeto a esa decisión, entendible además desde varios puntos de vista, un planteamiento que podría (que debería, en mi concepto, evaluarse) es abrir de nueva cuenta estas áreas a la participación de las grandes empresas de energía; aquellas que están dispuestas a asociarse para afrontar los enormes retos que las aguas profundas y ultraprofundas representan. La visión, en este caso, debe necesariamente ser de largo plazo. Así lo mandata la Constitución y lo exige la innegable y muy necesaria transición energética.
Sergio Pimentel Vargas es abogado por la Escuela Libre de Derecho. Fue Coordinador de Asesores del Consejero Jurídico del Ejecutivo Federal y Consejero Adjunto de Consulta y Estudios Constitucionales, donde participó en los equipos técnicos que elaboraron las reformas constitucionales en materia energética del 2013. Se desempeñó, también, como asesor del Subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales de la PGR; asesor del Cónsul General de México en la Ciudad de Houston, Texas, y asesor del Subsecretario de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos de la SEGOB. Pimentel Vargas fue designado por el pleno del Senado de la República como Comisionado de la CNH, hasta el 31 de diciembre de 2020.
Mexico’s deep waters
The Gulf of Mexico’s deep waters are a proven oil basin, but unfortunately, so far, only on the American side of the border. It is among the most superficially explored globally and has a potential ready to be exploited on the Mexican side. With data from the National Center of Hydrocarbon Information (official source in our country), more than a fifth of the prospective resources is located in deep waters with water strings greater than 500 meters.
Due to their characteristics and technological complexities, these areas are usually handled by teams. A single energy company is hardly determined to single-handedly cover the enormous investments required. Deep waters are the industry’s F1. Few play there, and the few that do so play as a team.
After implementing the energy reform, two tenders in Mexico focused on this type of project and a strategic partnership with Pemex. As a result, we now have 27 Hydrocarbon Exploration and Extraction contracts, with 12 operators from different countries: Pemex, Shell, Total, Repsol, PCCarigali, Murphy, Equinor, Eni, CNOOC, BP, Chevron, and BHP.
The activity committed in these contracts, in terms of well drilling, amounts to 46. To set the context, the state-owned company has drilled 52 wells from 2004 until today.
Due to the duration of these projects, the associated financial requirements, the constant technological improvements, and the characteristics implicit in the Exploration and Extraction activities at more than 1,500 meters of water, it usually takes at least ten years to obtain the first crude barrel in these cases.
The portfolio of exploratory opportunities in our country is extensive, and the Gulf of Mexico’s deep waters are no exception to this reality. Currently, there are important areas prone to bidding.
Pemex has indicated, under the current energy policy, that, for the time being, it is not interested in entering into this type of project. With absolute respect for this decision, which is also understandable from several points of view, one approach that could be taken ( and which should, in my opinion, be evaluated) is to open up again these areas to the participation of large energy companies; those that are willing to partner and face the enormous challenges that deep and ultra-deep waters represent. The vision, in this case, must necessarily be long-term. This is what the Constitution mandates and the undeniable and much-needed energy transition demands.
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Sergio Pimentel Vargas is a lawyer from Escuela Libre de Derecho. He was Coordinator of Advisors to the Legal Counselor of the Federal Executive and Deputy Counselor of Consult and Constitutional Studies, where he participated in the technical teams that elaborated the constitutional reforms in energy matters in 2013. He also served as advisor to the Assistant Attorney General for Legal and International Affairs of the PGR; advisor to the General Consul of Mexico in Houston, Texas, and advisor to the Undersecretary for Legal Affairs and Human Rights of SEGOB. Pimentel Vargas was appointed by the full Senate of the Republic as Commissioner of the National Hydrocarbons Commission, until December 31, 2020.