8 minute read
Energy Outlook 2020
Por / By: Diputado Manuel Rodríguez González
Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de E&C.
El reciente reporte Energy Outlook 2020, de la compañía británica BP, establece tres posibles escenarios del desarrollo energético global hasta el año 2050, con base en lo siguiente.
La pandemia del Covid-19 aún está en curso, por lo que no se puede calcular el impacto final sobre la economía y el sector energético. Además, el mundo transita por un camino insostenible y su presupuesto de carbono se está agotando; la transformación de los mercados de energía está enfocándose en las renovables; y la demanda de los hidrocarburos continuará en las próximas décadas, aunque cada vez será más cuestionada. Por lo anterior, no prevé un aumento de la demanda a largo plazo en sus escenarios.
Respecto a una transición rápida, proyecta la disminución de emisiones de carbono en 70% y la demanda de petróleo la ubica en 50 millones de barriles diarios (MMbpd) en 2050. En cuanto al escenario Net Zero, las emisiones de carbono se reducirán en 95% y la demanda de hidrocarburos en 25 MMbpd para 2050. En el escenario Business-as-usual, sin cambios relevantes, calcula para 2050 una reducción de 10% por debajo de los niveles de 2018, y una demanda de petróleo de 90 MMbpd.
La principal lección de la pandemia radica en que es muy probable que nunca más se recuperen los niveles de consumo de 2019 con 100 MMbpd, considerado como el punto máximo de consumo petrolero, el cual se esperaba hasta el 2030. Por lo tanto, el futuro de los hidrocarburos es un misterio sin definir, sobre todo por los recursos que se quedarán enterrados debido a la disminución de la demanda en los próximos años.
De acuerdo con cálculos de Rystad Energy, aproximadamente 282 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente no serán extraidos, cantidad similar a las reservas comprobadas de Arabia Saudita. Ante este panorama, México enfrenta un doble reto: intensificar la explotación de hidrocarburos a través del binomio Pemex-privadas usando todas las tecnologías, y apresurar el paso de la transición energética.
Energy Outlook 2020
The recent Energy Outlook 2020 report, from the British company BP, establishes three possible global energy development scenarios until 2050, based on the following.
The Covid-19 pandemic is still ongoing, so the final impact on the economy and the energy sector cannot be calculated. Moreover, the world is on an unsustainable path. Its carbon budget is running out, energy market transformation focuses on renewables, and hydrocarbon demand will continue in the coming decades, although it will be increasingly challenged. For this reason, it does not foresee an increase in demand in its scenarios in the long term.
Regarding a fast transition, it projects a 70% reduction in carbon emissions, and oil demand is set to reach 50 million barrels per day (MMbpd) by 2050. For the Net Zero scenario, it estimates that carbon emissions will be reduced by 95% and hydrocarbon demand by 25 MMbpd in 2050. With no relevant changes, the Business-as-usual scenario estimates an oil demand of 90 MMbpd and a 10% reduction below 2018 levels in 2050.
The pandemic’s main lesson is that it is highly probable that the consumption levels of 2019 with 100 MMbpd, considered the peak of oil consumption and expected until 2030, will never be recovered. Therefore, hydrocarbons’ future is an undefined mystery, mainly because of the resources that will remain buried due to the decrease in demand in the coming years.
According to Rystad Energy’s figures, approximately 282 billion barrels of oil equivalent will not be extracted, an amount similar to Saudi Arabia’s proven reserves. Given this scenario, Mexico faces a double challenge: to intensify hydrocarbon exploitation through the Pemex-privates companies alliance and increase the number of oil companies in the region.
Lee las columnas del diputado Manuel Rodríguez aquí /
Read deputy Manuel Rodríguez’s columns here
Por / By Rosanety Barrios
Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de E&C.
¿A quién le sobra el gas? Who has leftover gas?
En mi columna anterior, abordé brevemente la intención de CFE de entrar al negocio del GNL. Esto es, de utilizar los ductos de importación que se construyeron el sexenio pasado para traer el gas, licuarlo y venderlo a Asia. Esta decisión se revela luego de una declaración presidencial, relativa a que “nos sobra mucho gas”. Revisemos un poco las circunstancias nacionales en esta materia.
Los ductos de importación más relevantes detonados por la CFE, son el ducto marino, con capacidad de 2.6 millones de pies cúbicos diarios (que se usa al 32% de su capacidad); y los dos ductos que permiten a México importar gas desde el hub más barato del mundo: Waha, Texas, que en conjunto tienen capacidad de 2.2 mmpcd y se utilizan únicamente al 18% de su capacidad.
Es decir, lo que tenemos es capacidad ociosa, pero no nos sobra el gas. Desafortunadamente, el gas mexicano solo puede atender el 20% de la demanda nacional. En este triste escenario, la política energética actual se concentra en la producción de barriles de petróleo para refinar y en un consumo de combustóleo por parte de la CFE, para “aprovechar los recursos con los que contamos”.
Por lo visto, nadie le ha explicado al presidente que México requiere del gas importado; que los ductos podrían ser aprovechados por su administración para que el mercado eléctrico cuente con un combustible que dé respaldo a la energía renovable. Y para que la industria nacional tenga un insumo que le permita ganar competitividad y aprovechar el T-MEC.
Habría que explicarle también que la CFE podría vender la capacidad que no utiliza, o incluso el gas, pero dentro del país. Lo cual le permitiría mejorar su balance financiero y contar con recursos para invertir en transmisión y distribución.
Finalmente, hay que explicarle que, al no aprovechar los recursos que le brinda el marco legal actual, para Pemex no hay posibilidad de aprovechar nuestras reservas de gas natural, en virtud de que no existen en la empresa del Estado la capacidad operativa y financiera requerida.
En estas circunstancias, se toma la decisión de convertir a la CFE en un comercializador del gas de nuestros vecinos del Norte (a quienes sí les sobra), para re exportarlo, dejando del lado las necesidades nacionales. In my previous contribution, I briefly addressed CFE’s intention to enter the natural gas business. That is, to use the import pipelines built in the previous administration to bring the gas, liquefy it and sell it to Asia. This decision comes after the presidential statement that “we have a lot of leftover gas.” Let us briefly review the national circumstances in this matter.
The most relevant import pipelines that CFE has detonated are the marine pipeline, with a 2.6 million cubic foot daily capacity (which is used at 32% of its capacity); and the two pipelines that Mexico uses to import gas from the world’s cheapest hub: Waha, Texas, which together have a capacity of 2.2 mmscfd and are used at only 18% of their capacity.
In other words, what we have is idle capacity, but we do not have excess gas. Unfortunately, Mexican gas can only meet 20% of national demand. In this sad scenario, the current energy policy focuses on oil barrel production for refining and on CFE’s fuel oil consumption to “take advantage of the resources we have.” Apparently, no one has told the president that Mexico requires imported gas; that his administration could take advantage of the pipelines to provide the electricity market with a fuel that supports renewable energy. And for the national industry to have an input that would help it gain competitiveness and take advantage of the USMCA. He should also be told that the CFE could sell its unused capacity or even gas but within the country. This would help it improve its financial balance sheet and have resources to invest in transmission and distribution. Finally, someone should point out that, by not taking advantage of the current legal framework, Pemex cannot benefit from our natural gas reserves since it does not have the operational and financial capacity needed.
Under these circumstances, the current administration decided to convert CFE into a gas marketer for our northern neighbors (who do have a surplus) to re-export it, leaving aside national needs.
Rosanety Barrios cuenta con 35 años de experiencia profesional; dedicó los primeros 15 al análisis del mercado bursátil mexicano. Desde el año 2000 participó en el sector energético, primero en la Comisión Reguladora de Energía y, posteriormente, en la Secretaría de Energía, desde la cual coordinó la política energética para el desarrollo de los mercados de gas natural, gas licuado de petróleo y petrolíferos. Desde diciembre de 2019, es profesional independiente; es licenciada en finanzas, con maestría en finanzas y en regulación económica de industrias de red. Rosanety Barrios has 35 years of professional experience; she dedicated the first fifteen to the analysis of the Mexican stock market. Since 2000, she has participated in the energy sector, first in the Energy Regulatory Commission, and later in the Energy Secretariat, from which she coordinated the energy policy for the development of the natural gas, liquefied petroleum gas and petroleum products markets. Since December 2019, she is an independent professional; she has a degree in finance, with a master’s degree in finance and in economic regulation of network industries. Entra para todas las colaboraciones de Rosanety All of Rosanety’s collaborations