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Sí existen opciones para fortalecer a Pemex (Parte I
TESTIGO DE MI TIEMPO WITNESS OF MY TIME Por / By Luis Vielma Lobo
Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de E&C.
El futuro de la industria petrolera en el mundo está bajo un severo escrutinio. Las principales empresas operadoras privadas y nacionales han sufrido grandes pérdidas y han diferido proyectos asociados a la exploración y producción en varias regiones del mundo. Además, sus relacionados cuestionan su razón de ser como empresas productoras de energía fósil.
Desde el último trimestre del año pasado, el mercado petrolero ya venía presentando signos de debilitamiento, los cuales se acentuaron desde enero de este año debido a los efectos de la pandemia del coronavirus y su impacto global en la economía. Los balances del primer semestre del 2020 de las principales operadoras del mundo presentan cifras negativas en sus rendimientos, liderados por Shell (18,131 MMUSD), BP (16,841), Total (8,369), Chevron (8,270), Eni (7,335), Repsol (1,997), Pemex (1,930), y ExxonMobil (1,080).
Pemex es la segunda compañía nacional de Latinoamérica, después de Petrobras, tomando en consideración su producción, reservas y recursos prospectivos. No obstante, ya lleva tiempo con una declinación importante año tras año, que ubica su producción en cerca de 1.5 MMbpd. Pemex ha tenido pérdidas desde hace varios años. El tamaño de su deuda, la cual supera los 190 billones de dólares, y su excesiva carga tributaria, la convierten en una empresa al borde de un colapso económico.
Si bien es cierto que su liderazgo técnico ha realizado un gran esfuerzo para detener la declinación de la producción e incrementarla, no es menos cierto que los resultados obtenidos no han sido consistentes. Los campos seleccionados para incrementar la producción no han dado los resultados esperados y han aparecido dificultades en la perforación de los pozos, como consecuencia de varias razones que ya han evaluado y están en proceso de revisión.
Esta situación plantea una interrogante muy delicada, que está asociada al futuro de la empresa: ¿qué hacer para fortalecer a Pemex? Hay muchas preguntas importantes que podemos hacernos respecto a este tema, pero lo fundamental tiene que ver con el tipo de modelo de desarrollo energético que México necesita.
Un tema crítico es entender que la visión energética del país debe ser de largo plazo y
no de sexenios, y esa visión debe incluir todo el ámbito energético, no sólo el sector de los hidrocarburos. Adicionalmente, si hablamos de seguridad y confiabilidad energética, las políticas deben fortalecer al sector sin limitar el aporte que hacen las empresas privadas.
Desde el 2014, México tiene coinversión público-privada en el sector de los hidrocarburos y ésta no ha sido utilizada en todo su potencial. Dichos esquemas tuvieron una premisa base: abrir espacios de inversión al sector privado, en conjunto con las dos empresas nacionales de energía, tanto Pemex en el sector de los hidrocarburos, como CFE en el sector eléctrico.
En el sector de los hidrocarburos ya hay resultados de algunas empresas o consorcios de empresas que producen petróleo y gas, cuyos efectos se han visto en el incremento de la producción que supera ya los 50 Mbpd. Igualmente, el impacto se ha reflejado en los ingresos del país, que son más de 4 mil millones de pesos solamente por vía del impuesto, debido a la actividad de exploración y producción de hidrocarburos. A esto hay que agregar un 78% de ingresos en promedio de lo que produce cada contrato que tendrá el Estado (goverment take).
Para que Pemex pueda ser fortalecida dentro de esta visión integral que se plantea para el sector hay varias acciones que pueden abordarse para darle más músculo financiero y capacidad de ejecución: • La ley prevé que PEP puede migrar sus asignaciones a contratos de exploración y extracción (CEE) sin socio, con el visto bueno de la Sener, SHCP y CNH. • Dicha migración permitiría a PEP apalancarse en sus reservas para mejorar su balance financiero, puesto que en un CEE se puede hacer el registro de reservas y, usando las probadas, podría acceder en mejores términos a los mercados de deuda. • En un CEE, PEP podría financiar sus proyectos directamente, y circunscribir el costo financiero al costo de los proyectos de EyP.
Esto le daría una mejor solvencia financiera a Pemex. • Asimismo, ayudaría a transparentar el flujo de recursos e ingresos en Pemex, pues existe un hoyo negro entre las organizaciones de refinación y finanzas de Pemex y la SHCP. • En la actualidad los proyectos de Pemex EyP se financian al costo corporativo, lo cual implica una tasa de financiamiento más cara, puesto que absorbe el riesgo de todas las unidades de negocio. • Podría regresar al Estado o compartir reservas de campos en los cuales no invierte u opera eficientemente por falta de tecnologías o recursos financieros; así podría reducir el tamaño de la empresa.
Existen otras opciones importantes asociadas con su estructura para hacerla más pequeña y efectiva: su modernización como empresa digital, su concentración en la producción de petróleo, sus esquemas de capacitación y selección de nuevo personal, a las cuales nos referiremos en otros artículos.
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(*) Luis Vielma Lobo, es Director General de CBMX Servicios de Ingeniería Petrolera, Director del Centro Integral de Desarrollo del Talento (CIDT) y presidente de la Fundación Chapopote, miembro del Colegio de Ingenieros Petroleros de México, Vicepresidente de Relaciones Internacionales de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios, AMESPAC, colaborador de opinión en varios medios especializados en energía, conferencista invitado en eventos nacionales e internacionales del sector energético y autor de las novelas “Chapopote, Ficción histórica del petróleo en México” (2016) y “Argentum: vida y muerte tras las minas” (2019).