Como Egipto era el dominio de Enki, su prole quedó encargada de regular los patrones climáticos alrededor del Nilo. De este modo se controlaba el suministro de agua y se evitaban las inundaciones. En Nibiru el control del clima se hace por medio de reguladores de frecuencia. En Terra un satélite en forma de disco de electro plata y oro cruzaba los cielos y, por medio de emisiones magnéticas que ustedes todavía no conocen, se regulaban las cantidades de agua y la formación de nubes.
Este procedimiento hizo que los Lulus pensaran que nosotros controlábamos el sol y que nosotros éramos dioses a los que ellos debían adorar. A Marduk le encantó esta idea y se autodenominó el Dios del Sol, Ra, y por todo Egipto fundó templos donde se le adoraba. Él era sumamente presumido y siempre quería salirse con la suya... Después de mucha pugna y engaño, a Marduk se le dio Egipto para que lo gobernara. Enki prefirió quedarse en el Abzu trabajando en sus proyectos genéticos, de modo que le entregó el dominio del río Nilo y los territorios adyacentes a su Señoría Marduk. Inmediatamente Marduk empezó a construir enormes estatuas monolíticas de sí mismo por todas partes. (Ver Presencia Babilonica en Tula). Estas obras de arte aumentaban su belleza y tenían como fin intimidar o aterrorizar a los Lulus. El mandato por medio de la intimidación era el código de Marduk.
Todos los tiranos de la historia de la Tierra de un modo u otro se inspiraron en el primogĂŠnito de Enki. Dios Sol, el Brillante, Poseedor de Cielo y Tierra y casi todo tĂtulo que se les daba a los otros dioses Marduk se lo apropiaba tarde o temprano. (Inanna)