Perspectivas 43 la respuesta de los dioses

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Enlil respondió de una manera implacable ordenando la destrucción de Babilonia, la ciudad preferida de Marduk, así como de todos sus centros logísticos. Enlil citó al consejo de guerra y se le hizo a Anu la temida pregunta. El arma Gandiva sólo podía activarse bajo la orden de Anu porque, una vez desencadenada, no se podía predecir el resultado. Nergal trató de reunirse por última vez con su hermano Marduk. Si éste renunciaba a sus pretensiones de dominio supremo, el Gandiva permanecería inactivo. Enki, quien estaba presente con Marduk y Nabu, parecía estar en un estado de ceguera, como si su voluntad hubiera sido minada. Sumido en la oscuridad, Enki arrojó su ira y frustración sobre Nergal, por lo cual la ira de éste aumentó.


Decidido a usar el Gandiva, Nergal dejó a Marduk y a su padre. Ahora ya nada podría detenerlo. Todos los dioses estaban conscientes de los peligros posibles del Gandiva {2024 a.c.}. Incluso Marduk sintió miedo cuando se dio cuenta de que su hermano Nergal estaba dispuesto a usarlo. Anu se llenó de angustia. La envidia de sus hijos había llevado a Terra a este estado. Se dio cuenta de cuan débil se había vuelto su hijo Enki y prefirió destruir las ciudades y el puerto espacial más bien que permitir que todo quedara en las manos del turbulento Marduk. Anu y Enlil veían algo oscuro, casi perverso, en Marduk y sus ambiciones. Él quería apoderarse del planeta Terra, arrebatarle el poder a Anu e incluso gobernar las Pléyades. Se había convertido en una amenaza seria, una especie de máquina que devoraba todo lo que encontraba a su paso.


Por eso

Anu desencadenó el Gandiva {20242023 a.c.). "Una llamarada de luz, filosa como una hoja de afeitar y más poderosa que el sol, con un movimiento en forma de zig-zag. Aunque se apuntaba a objetivos específicos, esta arma de perdición no hacía distinciones." No sólo se destruyó el puerto espacial; muchos otros lugares importantes para Marduk desde el punto de vista logístico desaparecieron. La península del Sinaí fue destruida totalmente. Pero había algo primordial que no habíamos planeado y que no podíamos controlar: el viento.


Las Huellas del ataque: Por EPG

Los Espacio puertos constan de dos elementos o sitios: el Centro de Control y Comunicaciones (ej Houston), y el sitio de despegue y aterrizaje de las naves (ej Cabo Cañaveral). En el espacio puerto del Sinaí el Centro de Control era Jerusalem y por eso el ataque del rayo de plasma se centró sobre este estratégico blanco cayendo muy cerca y formando una gran depresión o hendidura de 412 metros de profundidad bajo el nivel del mar, a la que hoy conocemos como el mar Muerto.

Foto: Jerusalén y el mar Muerto a su derecha.


El sitio de despegue de las naves o cohetes debió encontrarse sobre o muy cerca del paralelo 30 (señalado en la foto) y aquí pueden apreciarse las huellas de una descarga de plasma similar a la caída de un enorme rayo que formo grandes y pequeños surcos de color blanco que se extendieron por la península devastándola. La Biblia registra este hecho como la destrucción de las pecadoras ciudades de Sodoma y Gomorra.

Foto: La devastación de la península del Sinaí por el arma Gandiva.

EPG EL CONSEJO DE LA FEDERACIÓN INTERGALÁCTICA Es irónico que el nombre de Enlil puede significar " El Señor del Viento", pero en ese momento ni Enlil ni ningún


otro dios pudo controlar los vientos que soplaban sobre Sumeria. Nubes de radiación arrasaban las llanuras matando todo ser humano y animal a su paso. Los que estaban en la periferia fueron los que más sufrieron porque su muerte fue más lenta. Las tierras quedaron negras con los fuegos nucleares y las aguas quedaron envenenadas. A salvo en sus naves, los dioses observaban una vez más cómo su frenesí destruía de nuevo millones de vidas. Pueblos enteros desaparecían; animales y cosechas, puentes y zigurats se esfumaban de la superficie del planeta, mientras Terra se agitaba violentamente. ¿Qué habían hecho ellos? Solamente unos cuantos sobrevivientes permanecieron en medio de la espantosa devastación de lo que una vez fue un planeta verde y hermoso. La violencia del Gandiva y las nubes de radiación crearon un impacto que se convirtió en una onda que envió una señal hacia el sistema solar.


Moviéndose más allá de los últimos planetas del sol, la señal viajó por toda la galaxia hasta llegar a otros sectores. Allende la vastedad del espacio, la señal fue recibida por el Consejo de la Federación Intergaláctica. Esos pleyadenses que se divertían en el planeta Tierra habían ido demasiado lejos; había que detenerlos. Un comportamiento tan irresponsable era inadmisible. Habían alterado el equilibrio de todo el universo. Se hizo un llamado y todos fuimos citados al Gran Salón del Consejo de la Federación Intergaláctica. ...¿Quiénes eran estos intrusos que se atrevían a interrumpir nuestro juego? Anu sabía muy bien quiénes eran ellos y nos convocó a todos con autoridad. El Gran Salón del Consejo Intergaláctico era una sala de reunión inmensa con techos transparentes y arqueados que daban al espacio infinito. Anu, Enlil, Enki, Ninhursag, Nannar, Ninurta, Nergal, Utu y yo estábamos todos formalmente sentados en el círculo del Consejo.


Marduk no quiso asistir. (O muy probablemente no fue llamado a cuentas porque el fue el agredido con la peligrosa arma y no el agresor. EPG.) De repente yo me sentí pequeña y me alegré de que Anu estuviera allí, pero hasta él parecía disminuido en este lugar. La sola presencia de los miembros del Consejo nos volvió humildes, un sentimiento al que no estábamos acostumbrados. Los Doce Superintendentes del Consejo eran una muestra representativa de las galaxias. En el auditorio había cientos de otros representantes de todo el universo. ¡Tantas especies! Había miembros de Sirio, Andrómeda, Orión, Arcturo y muchos otros sistemas solares. Los Etéreos estaban muy bien representados. Ellos tienen una frecuencia vibratoria muy alta. A veces se ven sólidos, otras veces transparentes o translúcidos (Como cristales...EPG.) y se dice que están por


encima de la polaridad, aunque yo todavía no he experimentado ese estado. Yo no sabía por qué, pero parecía que los Etéreos tenían la última palabra en la conducción de la reunión. 2 Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 3 Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina (Cristal...); y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda. 4 Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos.... Juan de Patmos. CAPITULO 4. Apocalipsis.

También vi seres que eran esferas o bolas de luz y volaban alrededor de ti, transformándose en los colores del espectro; primero dorado, después rosado o turquesa. Poseían la habilidad singular de entrar dentro de ti con permiso, de llenar tus células con luz y, por medio de esto, conocer la suma total de tu ser.


Cuando Anu se puso de pie delante de Los Doce, de ellos salió simultáneamente un sonido el cual se convirtió en palabras que fueron claramente entendidas por cada raza: “¡NO INTERFERENCIA!"


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