Perspectivas 51mensaje de un extraterrestre

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Los extraterrestres que están aquí han venido, en conjunto, para ayudar a poner las cosas en orden, porque lo que afecta a esta tierra afecta a cada cosa en esta galaxia. Podríamos comparar a la galaxia con vuestro cuerpo. Digamos que aparece una herida en alguna parte de él, un lugar que a duras penas sabéis que existe. De repente, toda vuestra atención se enfoca hacia esa herida, ¿no es cierto? Si tenéis picazón, toda vuestra atención se concentra en esa parte, ¿verdad? Toda vuestra atención se dirige allí para aliviar el mal. La galaxia entera es como vuestro cuerpo y si brota una herida, toda la atención, toda la conciencia de ese cuerpo, va hacia la herida. ¿Y sabéis qué? ¡La herida sois vosotros!


Cada vez que veáis una bola de fuego verde explotar en el espacio, se está haciendo un esfuerzo por neutralizar el veneno que hay allí. Y no se hace únicamente por vosotros; esas criaturas que viven en el mar tienen un alma. Los animales que están muriendo tienen un alma y un espíritu, y sus alaridos también han sido escuchados. Los grandes maestros de hace 10.000 años, que trajeron conocimiento a todas las civilizaciones, han regresado. Los maestros que transportaron a los esquimales desde Ceilán hasta el helado Norte, los que transportaban seres de un lugar a otro y abrían escuelas con el ánimo de enseñar a los humanos a ir más allá del gene destructivo, han regresado. Los maestros que se han esforzado por cambiar el drama humano están de regreso para desenmascarar lo que el mundo está tratando de mantener en secreto: ¡Que estáis muriendo para que el cheque os llegue cada mes! Ya nos hemos apartado del concepto mágico de los extraterrestres que os aman y quieren transportaros y llevaros a su hogar porque sois tan tiernos.


Y nos hemos apartado de esa romántica noción que de algún modo les vais a enseñar algo. ¡Difícilmente! Y también nos hemos apartado de la idea de que sois lo suficientemente evolucionados para que os necesiten. ¿Por qué os necesitarían? Son vuestros hermanos que os aman; ellos son mentes, son conocimiento. No tienen ese problema de la imagen que es tan vuestro. Están evolucionando así como vosotros, pero no tienen una “imagen” que los controle. Están interviniendo como seres que os aman, con el fin de ayudaros. Haréis contacto con ellos cuando seáis de la misma mente y tengáis el mismo propósito. Cuando superéis la creencia de que os van a recoger en una gran nave y luego os llevarán a algún lugar; cuando superéis el concepto de que vuestra alma gemela está en una de esas naves, y cuando salvéis el obstáculo de esas ideas contenidas en el borde de la vida ya mencionado (los problemas


inherentes a la imagen) entonces tendréis un gran contacto, porque habréis magnetizado lo afín hacia vosotros. Lo que creáis en conciencia lo magnetizáis a través del campo áurico. Lo que ampliáis en conciencia, lo atraéis hacia vosotros. Eso es la realidad. Por eso caen las cosas cuando cambiáis, porque al cambiar, aparecen en vuestra vida brechas, las cuales se llenan con gozo. Cuando cambiáis, os sentís felices; no sabéis por qué, pero así os sentís. Lo que albergáis en conciencia lo magnetizáis hacia vosotros. Así es como esto funciona, maestros. Es tan sencillo. Todo es relativo. Lo que aprendéis no sale por la puerta trasera.


Tan ciertamente como que habéis hecho cambios —y esos cambios se dieron a causa de la conciencia— es posible magnetizar una camaradería con estos seres. Funciona, pero tenéis que prepararos para ser un camarada. No podéis ser un camarada transfigurado, espiritualista; tenéis que ser personas reales, no estamos buscando una imagen, estamos buscando sustancia. Estamos buscando a Dios y la habilidad para revelarlo, para serlo, para vivirlo y expresarlo. Ellos no escogen simplones, ni os escogen con base en vuestra fama, riqueza o pobreza. Se basan en vuestra sencillez, y sólo ante ella se descubren, porque en esa sencillez está el brillo. Cuando empezáis a vivir vuestra verdad, en vuestra vida, entonces magnetizáis lo afín hacia vosotros. No hagáis esto para adquirir fama; hacedlo porque amáis lo que sois y porque amáis la fuerza de vida. (La fuerza de vida es la luz sobre la cual montáis cuando salís de este cuerpo.) Esta gente tiene su propio albedrío.


¿Habéis tenido amigos que no aparecieron para la cena? Estas entidades están observando; saben exactamente quiénes sois y lo que estáis haciendo. Están bien enterados; su sentido de la visión no es como el vuestro, pero saben muy bien todo sobre vosotros. Las luces que veis cuando miráis hacia el cielo nocturno son saludos; son el primer “hola”. Veréis muchas más de éstas. Y si aparentan ser tímidas, lo son. Y si lográis verlas y su aspecto os pasma, podríais perder el puente de luz más espectacular que podáis tener en esta vida. Pero si se os acercan, en luz radiante y vuestro Dios se alza dentro de vosotros en absoluto amor, tendréis una aventura que no se puede expresar con las palabras de vuestro vocabulario. Os estáis tomando el tiempo para aprender, para convertir vuestra mente subjetiva en una objetiva. Eso no es nada fácil, pero es lo que hay que hacer para poder mirar a un ser que no se parece en nada a vosotros.


Estáis tan condicionados por las películas de terror y la superstición que pensáis que todo lo que es diferente a vosotros es demoníaco y maligno. Las mentes objetivas lo ven desde otra perspectiva. En “conciencia y energía” alcanzáis la conciencia objetiva; se llama lo desconocido, y es allí donde vuestro Dios se alzará e interactuará. Esta información es tan real como la acción de respirar y quiero que sepáis que estos seres son tan reales como los amigos que veis a diario. De hecho, estas entidades son como vuestro vecino de al lado. Si no hacéis un esfuerzo por mostrar calor de amistad y amor, entonces no podréis dar comienzo a una relación. A menudo vosotros tenéis que dar el primer paso. Y sí, yo sé que estáis apegados a la Tierra y no podéis subir al cielo en ángulo abrupto, pero un día os podréis levantar del piso y será toda una hazaña. Esos sonidos que hacéis cuando movéis el aire en el proceso que yo enseño y que se llama conciencia y energía es la manera como los maestros levitan en los monasterios.


Vosotros estáis haciendo gestos y ellos están diciendo “hola”. Cuando los bendecís, eso es un saludo. Lo que necesitáis aprender es cómo dejar atrás el rompecabezas de vuestras vidas. Porque mientras más pura sea vuestra conciencia, más grandiosos serán los contactos. Y si estáis haciendo esto para mostrarle al mundo que tuvisteis un encuentro, corréis el riesgo de no tener ningún contacto. Pero si lo estáis haciendo desde el Dios interior —ellos también viven en esa conciencia— entonces la relación será maravillosa. ¿Comprendéis ahora por qué no se debe tomar esto subjetivamente? Al dejar de concebir esto de una manera subjetiva, llega un momento en el que entráis a la gran mente, y allí es donde ellos están. (Ramtha).


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