olping Dominicana 2020
Uno de los aspectos más incómodos de manejar fue la separación, ese doloroso aislamiento que no nos permitía acercarnos a los amigos ni visitar nuestros seres queridos. Sufrimos el contagio de mucha gente, padecimos esa impotencia de no estar ni acompañar a los que sufrieron por la pérdida de un ser querido, sentimos la muerte en carne propia, por doquier. Realmente un período lastimoso, de alejamiento, lágrimas, soledad, angustia, impotencia, distancia, incertidumbre y luto.
Ana Yudy García Directora Ejecutiva
CARAS DE LA PANDEMIA
D
urante el año 2020 vivimos una experiencia única, irrepetible, sin precedentes. Hemos sido testigos de una pandemia jamás vista por esta generación. Este virus, nombrado Covid 19, quedará marcado en nuestras fibras más internas por el resto de nuestras vidas.
Cuando esa terrible enfermedad comenzó, por allá por la China, lo veíamos como algo remoto, que le pasaba a los otros. Recuerdo haber cuestionado cómo los orientales podían soportar todo el tiempo una mascarilla en su rostro. No éramos capaces ni siquiera de suponer que de una forma exponencial el fatal virus se iba a extender por todos los confines de la tierra y nos tocaría vivirlo en carne propia. Por primera vez en la historia vivimos una cuarentena y confinamiento que se hicieron cada día más largos. El término distanciamiento social era y sigue siendo el pan de cada día. Mascarillas, gel, alcohol, jabones y desinfectantes, los artículos más preciados, quién lo hubiera imaginado.
Esas cifras, que según el Ministerio de Salud acumulaban al final del año 172,218 casos de contagios, 2,416 fallecidos y una positividad en nuestra provincia Monseñor Nouel de 18.79%, fueron datos escalofriantes que aún pesan, en una crisis sanitaria que todavía no tiene fecha de caducidad. Además de todo ese pesar, que lastimó lo profundo de nuestros corazones, se sumó la crisis económica, ya que con una parada mundial en bienes y servicios que ha afectado los países de primer mundo, que no pasaría en esta media isla quisqueyana, ubicada en el mismo trayecto del sol, totalmente golpeada, precisamente en nuestra mayor fuente de ingresos, como lo es el turismo, así como también en otras área importantes del comercio. Fuimos testigos también de la inequidad, cuando las grandes potencias que fueron los primeros países en tener acceso a las vacunas de alguna manera fueron indolentes con los países pequeños o en vías de desarrollo. También víctimas de especuladores que en medio de esta situación se aprovecharon para obtener mayores ganancias en productos alimenticios, de higiene y farmacéuticos. Sin embargo todo no fue negativo. El Corona Virus trajo consigo un descanso a la naturaleza. El cierre de industrias, la falta de circulación de vehículos y otros tantos factores, permitieron que volviéramos a sentirnos como si todos viviéramos en zona rural y así, desde nuestras casas disfrutamos un aire más puro, unas plantas más verdes y un cielo más azul.
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