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RETOS Y OPORTUNIDADES A RAÍZ DE LA PANDEMIA
Francisco Antonio Jiménez Rosario
Asesor Eclesiástico Nacional
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CINCO RETOS, QUE AL MISMO TIEMPO NOS DESVELAN CINCO OPORTUNIDADES PARA LA IGLESIA Y LA PASTORAL HOY:
-El primer reto que se nos presenta es el del discernimiento. Y preguntarnos: ¿Qué estamos haciendo? ¿Cómo lo estamos haciendo? ¿Cuáles son realmente nuestras prioridades?
Naturalmente que la oportunidad que nos brinda este reto es la oportunidad de la reconciliación con nuestra tarea primordial, que es la de testimoniar la fe cristiana. Esta nueva situación puede verse como una gran oportunidad para buscar un relanzamiento de la fe, que responda a los deseos y anhelos del hombre y la mujer de hoy.
RETOS Y OPORTUNIDADES A RAÍZ DE LA PANDEMIA
En su reciente Encíclica Fratelli Tutti el Papa Francisco afirmó que la pandemia del covid 19 nos hizo descubrir falsas seguridades (CfrNr 7), maquilladas en apariencias y nos hizo darnos cuenta de nuestra pertenencia común de la que no podemos ni debemos evadir, que es la pertenencia de hermano (CfrNr 32).Esto implica necesariamente, según el Papa Francisco, que los creyentes “nos vemos desafiados a volver a nuestras fuentes para concentrarnos en lo esencial: la adoración a Dios y el amor al prójimo, de manera que algunos aspectos de nuestras doctrinas, fuera de su contexto, no terminen alimentando formas de desprecio, odio, xenofobia, negación del otro”(Nr 282).
-El segundo reto que se deriva del primero ha de ser una nueva reflexión teológica:
Que vuelva a un discurso mucho más atento a los signos de los tiempos y a las condiciones de su propio contexto para proveer análisis que ayuden a comprender situaciones difíciles como las que estamos atravesando, y para orientar las conciencias ante la gran incertidumbre que vivimos. Ahora más que nunca toca “dar razón de nuestra esperanza”.
-El tercer reto es el de la exigencia de la transparencia y el de coherencia de vida en todos los miembros que confiesan la fe:
Especialmente en aquellos que están llamados a ser guías y -por consiguiente- modelos de fe. He aquí una gran oportunidad para la fe cristiana.
La religión tiene que ofrecerle al hombre moderno nuevas formas de vivencias religiosas, basadas en el respeto a las diferencias, por medio de la creación de una red de relaciones interpersonales que parta de los elementos esenciales (la dignidad de cada ser humano, en razón que fuimos todos creados a imagen y semejanza divina), fortaleciendo el sentido de pertenencia, que parte de una cosmovisión integral, en donde todos nos sentimos interconectados e interrelacionados.
-El cuarto reto ha de ser el compromiso por la construcción de un mundo más justo, más fraterno, más solidario y más humano:
La sociedad actual anhela, espera este deseo. Se trata del reconocimiento de la dignidad de cada ser humano. Jesús no instauró primeramente una religión o un nuevo culto, sino un nuevo estilo de vida, una nueva forma de ser y de convivir. Para él todos somos “hermanos”. La fe cristiana se difundió no tanto por la propaganda que hacían los cristianos, sino por el impacto y las preguntas que suscitaba su modo de vivir.
La gran oportunidad que se nos ofrece en este tiempo de prueba es a compartir y a asumir los dolores, los gestos de entrega a veces heroicos que observamos, como manifestación de la gracia de Dios, como presencia de su Espíritu que vive entre nosotros.
-Quinto reto o desafío que se le presenta la Iglesia, es volver a ser según la pensó Jesús:
Es decir, de donde proviene su fundamento y su origen, que es ser “signo”, “Sacramento”, “Levadura” en medio de la masa, “Luz” en medio de la oscuridad. Se trata de una vuelta a la praxis de Jesús.
Estamos llamados a repensar nuestros modos de vida, relaciones, organización de nuestras sociedades y sobre todo nuestra existencia (Cfr FT 33). Estamos llamados a ser portadores de esperanza. A pesar de todo existe en la humanidad actual una aspiración insatisfecha de aspiración de plenitud, de vida, de tocar lo grande y de elevar el espíritu hacia cosas grandes como la verdad, la bondad, la belleza, la justicia y el amor (Cfr FT 55). Por lo que una gran oportunidad para la fe, es iluminar los acontecimientos que vivimos desde una actitud pascual, es decir, desde un Dios liberador, redentor y planificador. Se trata de trascender la misma situación y esperar de manera firme y segura en la promesa divina.