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importancia de la terapia ocupacional en el trastorno espectro autista
Por: Dayanne M. Rivera Mercado Redaccción enSalud
Los trastornos del espectro autista (TEA) son discapacidades del desarrollo causadas por diferencias en el cerebro. Las personas con TEA suelen tener problemas de comunicación e interacciones sociales, así como conductas restrictivas o repetitivas. Puede que las personas con TEA se comporten, comuniquen, interactúen y aprendan de una manera muy diferente a la mayoría de las personas; por lo que suelen tener conductas o intereses muy particulares e inusuales. Sin embargo, dentro de los equipos multidisciplinarios se encuentra la figura del terapista ocupacional, quien tiene un rol de gran importancia y es una pieza clave en el desarrollo de un individuo con TEA.
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La terapeuta ocupacional, Elba Muñoz Arroyo, mencionó que es recomendable que todo niño con diagnóstico dentro del espectro, sea evaluado por un profesional en terapia ocupacional. “En la evaluación se podrá auscultar las habilidades y funciones de ese niño y se podrá determinar el curso a seguir y las distintas recomendaciones que se podrían tomar a consideración”, expresó Muñoz. Los niveles de un niño con trastorno espectro autista van del 1 al 3, esto describe su función y severidad. Básicamente, el nivel es lo que le ayuda al profesional a identificar estrategias para dirigir el tratamiento del participante. Según Muñoz, “esto refleja la cantidad de ayuda que necesita y/o el nivel de dependencia del menor o persona que lo presenta”.
El objetivo principal de la terapia ocupacional es ayudar al participante con TEA a adaptar y realizar las actividades cotidianas, dentro y fuera del hogar. Además, busca trabajar las necesidades del participante y desarrollar sus habilidades y fortalezas en base a su capacidad. No existe un único programa de tratamiento ideal, la terapia ocupacional puede combinar una variedad de estrategias. Sin embargo, todo dependerá del caso y las áreas de oportunidad que el profesional identifique en la evaluación. Cabe destacar que la edad del paciente jamás va a ser una limitación para visitar al terapista ocupacional. Sin embargo, se ha demostrado que la atención temprana, estructurada e individualizada, funciona mejor en los casos con TEA.
Estas son algunas de las habilidades que la terapia ocupacional puede fomentar:
• Las habilidades para la vida diaria, tales como: vestirse, entrenamiento para ir al baño y otras habilidades de aseo.
• Habilidades motoras gruesas, como: caminar, subir escaleras y correr bicicleta.
• Habilidades de motricidad fina, tales como: recortar con tijeras, sostener y escribir con un lápiz, atarse los zapatos, etc.
• Habilidades visuales para leer y escribir.
• Conciencia de su cuerpo y su relación con los demás.
• Juego, afrontamiento, autoayuda, resolución de problemas, comunicación y habilidades sociales.
• Habilidades de percepción, como el saber diferenciar tamaños, colores y formas.
Claramente, la terapia ocupacional es una herramienta fundamental en los niños con TEA ya que les permite desarrollar múltiples capacidades para mejorar su estilo de vida. Aprenden a centrarse en las tareas, pueden desarrollar mejores relaciones sociales, aprenden a autorregularse y expresan sentimientos de manera más apropiada. Las expectativas de evolución tras un niño con TEA recibir sus terapias van a variar dependiendo del caso y de acuerdo con el nivel que se encuentre. No obstante, “el fin siempre será mejorar la calidad de vida tanto del participante como de su familia”, expresó Muñoz.
La terapeuta ocupacional Muñoz también comenta que más allá de capacitar al menor a responder apropiadamente a las demandas de su medio ambiente y promover la mayor independencia de estos niños, su rol conlleva una responsabilidad mayor. El hecho de involucrar a la familia en la intervención; orientarlos, educarlos y apoyarlos. Después de todo, el apoyo familiar en la vida de un niño con TEA también es clave para que se logren las expectativas de desarrollo.