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Mitos y realidades sobre el uso de la insulina en el paciente diabético
Por: Dr. Jorge De Jesús MD FACE Endocrinólogo Colaboración de la Sociedad Puertorriqueña de Endocrinología y Diabetología
La insulina es una hormona que se produce en el páncreas y permite que mantengamos niveles adecuados de glucosa en nuestro organismo. En el paciente diabético tipo 1 en donde no se produce insulina, siempre se va a necesitar administrar insulina para poder controlar al paciente.
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Muchos de los diabéticos tipo 2 eventualmente van a necesitar utilizar insulina por el deterioro progresivo que se observa como parte de la historia natural de la enfermedad.
El uso de insulina siempre es temido por muchos pacientes: piensan que inyectarse es un evento trágico y lleno de malas consecuencias: “me deja ciego” ‘me daña los riñones; “puedo volverme adicto” entre otras. En ocasiones el temor al uso de insulina lo creamos los mismos médicos: “si no sigues dieta te voy a tener que inyectar”. Se da de esta manera una impresión de que la insulina es un castigo “por no portarse bien”.
Sabemos que en nuestro sistema de salud el uso de insulina se ha convertido en un artículo de lujo por los altos y abusivos costos de la misma. Esto es una realidad que afecta a una gran parte de la población más vulnerable; especialmente a nuestros niños y envejecientes.
Para dar un ejemplo: insulinas que en el pasado costaban algunos $30; ahora pueden costar hasta 200 dólares. Los planes médicos tienen un tope en cubierta de medicamentos, y luego, los costos del medicamento tienen que ser sufragado por el paciente y la gran mayoría no tiene dinero para comprarla.
El uso de insulina va a la par con un proceso educativo al paciente para que se pueda administrar de forma segura y evitar el efecto secundario más temido que es la hipoglucemia.
Siempre es importante que el paciente que utiliza insulina tenga un glucómetro para medir con regularidad los niveles de glucosa en sangre y llegar a las metas deseadas de control. Estas metas son individualizadas y pueden variar de acuerdo a la condición del paciente. Tiene que haber compromiso y disciplina. Las jeringuillas no deben intercambiarse entre pacientes. Cada preparación de insulina tiene un modo de almacenaje y un tiempo de uso que puede variar entre 28 días a 42 días dependiendo de la preparación.
Hay muchos tipos de insulina: corta acción; larga acción; acción intermedia; insulinas premezcladas. El paciente tiene que estar familiarizado con el tipo de insulina que utiliza. Si utiliza más de un tipo, debe ser cauteloso de no confundir una por otra.
Para aquellos que piensan que inyectarse es un “horror”, peor es la consecuencia de no utilizarla cuando es necesaria.
La insulina viene ya en presentaciones convenientes en forma de bolígrafos. Estas son bien discretas y no necesitan refrigeración mientras se están utilizando (siempre que la temperatura de ambiente no pase los 86 grados F°). El uso de la insulina tiene que parearse con la nutrición y contaje de carbohidratos. Es importante la intervención de una nutricionista y/o educadora en diabetes en este aspecto del tratamiento.
En el Puerto Rico de hoy tenemos que unirnos para vencer barreras. El miedo es nuestro peor enemigo. Un paciente educado en su condición ayuda grandemente a vencer los miedos y buscar el bienestar que todos merecemos para lograr una mejor calidad de vida.
Ahora en tiempos de desastre es importante saber cómo preservar su insulina ya que estos productos deben estar a una temperatura de menos de 86 grados F°. Un buen método es utilizar envases pequeños que aíslen el calor (“termos”); se enjuaga con un poco de agua; se escurre y guarda su frasco de insulina y eso la mantiene en temperaturas más frescas. Hay otros productos inyectables para la diabetes que tienen sus instrucciones de como almacenarlos en ausencia de energía eléctrica. Hay farmacias que se pueden guardar la insulina del paciente como un servicio en beneficio del paciente que carece del servicio eléctrico. Nunca congele las insulinas ni los productos inyectables para tratamiento de diabetes.
Hay tipos de insulina que pueden utilizarse por más de un mes si están en la temperatura adecuada. Hable con su médico o busque información con su farmacéutico, o la hoja de empaque del producto que utiliza. Cada producto tiene particularidades que pueden cambiar.
Su mejor aliado es su médico. Su mejor arma es la educación en su condición.