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Entre Datos
ENTRE DATOS Por: Mariano Rodríguez Saglimbeni DATO DE LA EDICION EN SU CUADRAGÉSIMA EDICIÓN (2016) Vaya sorpresas las que dio la Sesión nº 40 del Comité de la UNESCO, celebrado en Estambul a mediados de 2016, empezando por el hecho de haber dado como resultado solo veintiún nuevas inscripciones para la lista de Patrimonio de la Humanidad, cuando en ceremonias anteriores se han declarado hasta treinta y cuarenta nuevos lugares. Sin embargo, considerando que hay casi tantos bienes culturales como naturales y mixtos, que varios de los sitios están “repartidos” por diferentes países, y que el palmarés expone desde hitos ceremoniales del Pacífico hasta edificios insignes de grandes figuras del modernismo, podría considerarse al Comité de 2016 como uno los más nutridos en lo que va de década. Tuvieron cierta presencia varios sitios relacionados con la prehistoria y con los primeros pasos de los homínidos. África logró dos nuevas inscripciones, destacando la abundancia natural del continente. Por un lado, el conjunto del Parque Nacional Marino de Sanganeb, la isla de Mukkawar y la bahía de Dungonab en las costas de Sudán, y más hacia el interior, la nación de Chad se alzó con el macizo de Ennedi; el primero cuenta con una gran variedad de fauna, flora y paisaje, que incluye arrecifes de coral e importantes poblaciones de dugongos, mientras que el segundo es una gran meseta de arenisca en la zona sureste del Sahara, con pequeños oasis de vegetación y llamativos grabados rupestres entre sus rocas. Canadá sumó a su lista los neblinosos acantilados de Mistaken Point, donde se encuentran fósiles del período precámbrico de los primeros organismos pluricelulares de la historia terrestre, mientras que México se mantiene como el país americano con más sitios designados luego de la inclusión de las cuatro islas del archipiélago de Revillagigedo, de gran importancia geológica, por su pasado volcánico, y biológica, por su diversidad de especies endémicas. Al otro lado de la nación azteca, en aguas del Caribe oriental, la nación insular de Antigua y Barbuda se estrenó con los edificios portuarios del Astillero de Nelson, construido en el siglo XVIII para proteger los intereses de la otrora colonia británica, junto a varias formaciones rocosas de la costa y vestigios de fortificaciones militares en sus alrededores, conformando el sitio del Astillero Naval de Antigua, tratándose sin duda de un importante logro cultural para el pequeño país. Brasil llegó a la veintena de lugares declarados con el conjunto urbanístico de Pampulha, una obra cumbre del modernismo latinoamericano, desarrollada en la década de los ‘40 en la ciudad de Belo Horizonte con los trazos curvilíneos de Oscar Niemeyer y el paisajismo de Roberto Burle Marx, junto al trabajo de varios artistas plásticos. La laguna de Pampulha, la famosa iglesia de San Francisco de Asís y la Casa de Baile del arquitecto carioca se encuentran en el entorno de este increíble complejo arquitectónico. El conjunto del Astillero de Horacio Nelson, nombrado así en honor al vicealmirante británico que ganó la Batalla de Trafalgar, constituye el primer sitio declarado en las islas caribeñas de Antigua y Barbuda. Imagen: cdn.islandroutes.com
Al otro lado del Atlántico, España logra su cuadragésimo quinto patrimonio con los Dólmenes de Antequera, en la provincia andaluza de Málaga. Se trata de un grupo de construcciones megalíticas ubicadas en el corazón de las montañas Penibéticas, donde se realizaban rituales de diverso tipo y que constituyen un perfecto ejemplo de arquitectura prehistórica. También en la península
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Diecisiete obras del gran Le Corbusier fueron inscritas en la lista de la UNESCO, entre ellas la famosa capilla de Notre Dame du Haut de Ronchamp, al Este de Francia. Imagen: damadenegro.wordpress.com
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Ibérica, pero bajo la estricta jurisdicción del Reino Unido, el territorio de Gibraltar se alza con las Cuevas de Gorham y sus restos arqueológicos, destacando como uno de los lugares donde moró el hombre de Neandertal durante milenios. Si bien en aquellos tiempos las cuevas estaban lejos del mar, actualmente las vertiginosas paredes de piedra caliza del famoso peñón resguardan la entrada al pasado paleolítico del hombre, habiéndose encontrado en el interior cientos de objetos, utensilios y grabados rupestres que algún individuo con dos o más dedos de frente fue capaz de hacer.
Más hacia el Este, en medio de los Balcanes, los cementerios de una treintena de localidades situadas en la antigua Yugoslavia entraron a la lista gracias a unas lápidas de la Plena Edad Media, conocidas como stecci. La particularidad de estas tumbas ubicadas en la actual Bosnia Herzegovina y en las zonas fronterizas de Croacia, Montenegro y Serbia, es que no suele haber ninguna igual; cada stecak exhibe símbolos y adornos característicos de la época, así como inscripciones epitáficas en alfabetos ya desaparecidos. Grecia contó con los restos de Filipos como nuevo sitio declarado, dejando en alto el nombre de esta antigua ciudad de orígenes macedonios, posteriormente cargada con elementos romanos. La urbe pudo presumir de haber recibido la visita de Saulo de Tarso (San Pablo para los amigos) a inicios del siglo I, siendo el primer lugar de Europa donde el apóstol predicara la palabra cristiana, dando pie a que ésta se extendiera desde ahí al resto del continente.
Turquía logró la designación del sitio arqueológico de Ani, una ciudad localizada en la frontera nororiental del país, que incluso estando en ruinas expone uno los mejores ejemplos de arquitectura medieval armenia, contando con los restos de una ciudadela, viviendas y decenas de iglesias. La República de Irán consiguió dos nuevos lugares: el desierto salado de Lut y el sistema de qanats de la antigua Persia. El primero es considerado uno de los lugares más calientes y áridos de la superficie terrestre, conocido por su escasa vida animal o vegetal, y por sus gigantescas dunas, barrancos y demás caprichos de la erosión eólica. El segundo es un conjunto de túneles milenarios, ubicados en diferentes ciudades y pueblos, a través de los cuales se hace pasar el agua que surten los manantiales de valles y montañas, para que de esta forma, con ayuda de la fuerza de la gravedad, llegue el preciado líquido a los terrenos de cultivo y pastoreo. En la vecina Irak, la región del delta de los ríos Éufrates y Tigris cuenta con la inclusión en la lista del entorno natural y cultural de los “Ahwar” o humedales del Sur; los restos arqueológicos de las antiguas ciudades mesopotámicas de Ur, Uruk y Eridu, se juntan con los terrenos pantanosos de la zona para conformar este patrimonio mixto.
Repartido entre Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán, se yergue la cordillera de Tien-Shan Occidental, el único patrimonio declarado en Asia Central, con sus enormes montañas de más de 4.000 metros de altura y su increíble biodiversidad. La siempre presente China, uno de los países con mayor cantidad de lugares declarados, consiguió dos nuevas inscripciones; el paisaje rupestre de Zuojiang Huashan, donde se ven varias expresiones de arte parietal en distintos acantilados de la ribera occidental del río Ming, al sur del país, y la reserva natural de Shennongjia en la provincia central de Hubei, con sus extensos bosques primarios y sus miles de especies endémicas, vegetales y animales, muchas de ellas en peligro de extinción.
11 India logró tres nuevas inscripciones; en primer lugar, el Parque Nacional de Khangchendzonga, ubicado en los Himalaya y con la tercera montaña más alta del planeta como punto central de un conjunto de paisajes,
En el Mar Rojo, el Parque Nacional de Sanganeb, en conjunto con el Parque Nacional de la Bahía de Dungonab y la Isla Mukkawar, conforman la tercera inscripción de la República de Sudán. Imagen: benaatravel.com
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bosques, glaciares y pequeños poblados que hacen del sitio un paraje único, y en segundo lugar, el sitio de la universidad de Nalanda, una antigua escuela religiosa con más de diez siglos de historia, en la cual se originaron los principios y doctrinas del budismo tibetano, y donde se ven los restos arqueológicos de decenas de monasterios, templos y estupas típicas del sudeste asiático.
El tercer sitio declarado de la India forma parte de un patrimonio trasnacional compartido con otros seis países; se trata de un compendio de obras icónicas del gran Le Corbusier, consideradas ejemplos perfectos del modernismo y cuyos parámetros básicos marcaron un antes y un después en el diseño arquitectónico mundial. Aparte del Palacio de la Asamblea de Chandigahr en la patria de Ghandi, entraron al listado Francia con la Villa Saboya y la Casa La Roche de París, la Capilla de Ronchamp y la Unidad Habitacional de Marsella, entre otros, Bélgica con la Casa Guiette de Amberes, Alemania con varias viviendas del Weissenhof-Siedlung de Stuttgart, Suiza con el Edificio Clarté de Ginebra y la Villa del Lago Leman, Japón con el Museo de Arte Occidental de Tokio, y Argentina con la Casa Curutchet de la ciudad de La Plata.
12123 Para terminar, una nación insular perteneciente a Oceanía que obtuvo su primer patrimonio, los Estados Federados de Micronesia. El yacimiento arqueológico de los canales artificiales de Nan Madol entraron a la lista debido a la peculiaridad de haber sido construidos hace unos siete siglos por un pueblo del Pacífico, utilizando rocas basálticas y restos de coral que a saber como lograron unificar en dicha época, con el fin de tener un recinto ceremonial y cultural de usos múltiples. Quizás el mensaje más fuerte de esta nominación es que el sitio fue inscrito a la vez en la lista de Patrimonio en Peligro (debido a que las rutas de navegación en aguas poco profundas están propiciando la formación de terrenos lodosos en los crecen manglares que dañan la estructura). ¿De qué serviría declarar nuevos Patrimonios de la Humanidad si el Comité no lanzara estas “alertas” sobre el riesgo que corren muchos otros lugares de ser severamente dañados? y considerando que en la mayoría de los casos la máxima responsabilidad la tenemos nosotros, los seres humanos, no estaría de más seguir adelante con esta “lucha cultural”. En 2017 se lograron grandes cosas también, de las que hablaremos próximamente, pero de momento sigamos fomentando los valores universales de respeto y preservación, para que lo que hemos conseguido hasta ahora, no desaparezca en dos días.
Desde hace décadas, los trazos arquitectónicos van en direcciones limitadas únicamente por el ingenio humano. Las formas sinuosas y abstractas de la corriente deconstructivista aparecen entre las “obras cumbre” de los arquitectos más famosos del mundo, estando cada vez más presente esa concepción en la cual la simetría apenas importa, las líneas rectas son opcionales y la estructura se fusiona con el entorno y con la actividad humana de manera tal que apenas se percibe la diferenciación que en su día marcaba, por ejemplo, un elegante palacio, un contundente rascacielos o una vivienda unifamiliar con sus cuatro muros blancos y su tejado a dos aguas. Esta percepción conjunta de la obra, su ubicación y su significado como un todo se puede apreciar con mucha frecuencia en edificios destinados a la cultura, la educación o a la ciencia; figuras que parecen brotar de la tierra, estructuras que parecen formar parte de la naturaleza que les rodea o metáforas de lo que pensaba el arquitecto cuando soltaba las primeras líneas.
El Museo Guggenheim de Bilbao y la Sala de Conciertos Walt Disney de Los Ángeles, dos de las creaciones más conocidas del canadiense Frank Gehry, dan la sensación de formar parte de un decorado de ciencia-ficción a pesar de haberse empezado a construir a inicios de los ‘90, siendo actualmente referentes universales de la profesión. Muchos consideran que un conjunto de figuras geométricas distorsionadas, unidas entre sí quien sabe como, son un atropello para los valores clásicos del funcionalismo, pero lo cierto es que los edificios con cierta personalidad, además de lograr el objetivo para el que fueron diseñados, demuestran los avances progresivos de la tecnología y consiguen revitalizar significativamente el espacio en el que fueron construidos.
Pero no todo es a gran escala. En la remota Nueva Zelanda, puntualmente en la ciudad de Nueva Plymouth, la oficina de Andrew Patterson, neozelandés de nacimiento, diseñó un anexo para una galería de arte con el fin de albergar el trabajo de un escultor y cineasta conceptual, Leonard Lye. Si bien es de planta cuadrada, el Centro Len Lye tiene un revestimiento mural que recuerda a una cortina de brillante metal que se va plegando, como si se tratara de papel aluminio. Ahí la tenemos, una estructura que al mismo tiempo logra rendir tributo a un artista, dar a conocer una ciudad al mundo y exponer con una fluidez visual apabullante las tendencias actuales. Otro ejemplo de arquitectura hecha por arquitectos locales es el Museo Soumaya de Plaza Carso, en Ciudad de México. Fundado por el empresario Carlos Slim, este edificio de interior minimalista fue diseñado por el mexicano Fernando Romero, quien le confirió al exterior de la estructura una cubierta continua, compuesta por un sinnúmero de paneles hexagonales de aluminio, como si se tratara de una gran colmena metálica. La obra fue un suceso dentro de la arquitectura de la nación azteca por su arriesgada forma; un bloque irregular que apenas roza el uso de ángulos rectos, prefiriendo los extremos redondeados, cuyo único punto de acceso y de luz natural es la relativamente pequeña puerta principal. En una película sobre un futuro distópico y apocalíptico, una creación tan magnífica e imponente como esta sería seguramente la guarida de algún dictador malvado o del villano de turno, pero en la actualidad, en una de las urbes más grandes y revoltosas del mundo, la gente la visita para ver “Las Lágrimas de San Pedro” de El Greco o “La Puerta del Infierno” de Rodin.
También en las Américas, pero más al norte, la ciudad de Toronto luce desde el 2005 algo increíble: el renacer del Museo Real de Ontario... No suena muy apetecible ¿verdad? Pues seguramente cualquier cambiaría de opinión al saber que los transeúntes, estudiantes y turistas que pasa por ahí ven como un monstruo de metal y vidrio pareciera estar a punto de devorar a uno de los edificios antiguos del museo. La forma de la estructura recuerda a una piedra de cuarzo, pero no de las bonitas que se ven en las tiendas esotéricas, sino de las que se encuentran en estado puro en las minas; varias figuras cúbicas o prismáticas, unidas en diferentes puntos y dispuestas de tal manera, que al haberse construido junto a la centenaria nave original del museo, da la impresión de que cayó del cielo, cual meteorito, para fusionarse con ella. Esta fantástica pieza, diseñada por el estadounidense de origen polaco Daniel Libeskind, es una de las obras deconstructivistas más renombradas de Canadá.
Tanto que enseñar al mundo y tantas posibilidades a la hora de diseñar el templo que lo albergará todo. Considerando que, salvo contadas excepciones, la arquitectura deconstructivista se consolidó apenas a finales del siglo pasado, podría decirse que tenemos aquí a una niña pequeña a la cual debemos criar de manera tal, que la cultura, la ciencia y la educación puedan seguir llegando a la gente (o empezar a llegar, en sitios donde aun haya mucho trabajo que hacer), contando con la infraestructura más adecuada para que el visitante pueda sentir que está aprendiendo y nutriéndose de vida desde antes incluso de entrar al edificio, bastándole solo con verlo por fuera para empezar a sentir estímulos con toda esa modernidad.
El Museo Guggenheim de la ciudad vasca de Bilbao supuso un gran paso para la arquitectura en España y Europa en general, siendo su autor, Frank Gehry, una de las leyendas vivas del deconstructivismo. Fotografía: Mariano Rodríguez Saglimbeni
¿Qué pasará en la ciudad de Génova que sirve de cuna a tantos visionarios? Cristóbal Colón, León Battista Alberti, Vittorio Gassman... y Renzo Piano, arquitecto. Nacido el 14 de septiembre de 1937 y graduado del Politécnico de Milán veintisiete años más tarde, Piano es uno de los arquitectos con mayor cantidad de trabajos realizados a lo largo y ancho del globo, gracias a su dilatada experiencia y a su iniciativa a la hora de innovar. Si se describiesen una a una las obras de este ilustre ligur, se tendrían que mencionar varios estilos diferentes; moderno, industrial, orgánico, sostenible... pero quizás una palabra que define su “alma arquitectónica” sería el funcionalismo. Su trabajo no muestra clasicismos ni sobrecargas estéticas, pero tampoco abusa de las formas abstractas ni del minimalismo; podría decirse que tiene el punto justo de atrevimiento dentro de los parámetros actuales del diseño. Es quizás por este uso correcto de los recursos y por su vasta presencia mundial que en 1998 le concedieron el Premio Pritzker, sumándose a las diversas menciones que ha ganado su portafolio de obras. MINI BIO
Tantas deferencias no son para menos, considerando que luego de diplomarse formó parte del equipo de trabajo del estonio-americano Louis Kahn, entre otros profesionales, y que en la década de los ‘70 abrió una firma junto a otro monstruo de la arquitectura, el británico Richard Rogers, con quien concibió, nada más y nada menos, que el Centro Pompidou de París. Desde ese momento, el nombre de Piano empezó a sonar fuerte. Entre las principales labores ejecutadas por el italiano se encuentran el plan de revitalización del puerto de Génova, al que añadió una pequeña Biósfera de forma esférica, así como varios edificios del plan de renovación de la Potsdamer Platz de Berlín. También realizó el Centro Cultural Jean-Marie Tjibaou, en Nueva Caledonia, una región insular del Pacífico con estatus especial perteneciente a Francia, en el cual proyectó los elementos principales de los pobladores originales del archipiélago para que sirviesen de refugio precisamente a dicha cultura. El NEMO, en Amsterdam, es otro de sus proyectos científicos, tratándose de uno de los museos más grandes de Holanda y famoso por su forma de proa de barco. El Centro Paul Klee de Berna, el Parque de la Música en Roma y
Imagen: www.businessinsider.com
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la extensión de la Academia de Ciencias de California son otras de sus obras en pro de la cultura. Ésta última, situada en San Francisco, recibió múltiples premios y reconocimientos por su sostenibilidad y cordialidad con el medio ambiente, siendo su techo verde su principal distintivo. Otras de sus creaciones son el edificio del New York Times en dicha ciudad americana, la torre Aurora Place de Sydney, la polémica sede del Parlamento de Malta, cuyos sistemas de calefacción y enfriamiento funcionan con la energía calórica del cuerpo rocoso que yace debajo, y la torre Shard de Londres, uno de los rascacielos más altos de Europa. Sin embargo, su trabajo más impresionante y faraónico es el Aeropuerto Internacional de Kansai en Osaka, Japón. A raíz de un concurso que ganó a finales de los ‘80, a Piano le tocó diseñar un aeropuerto para la tercera ciudad de una de las naciones más densamente pobladas del mundo, por lo que la solución para la falta de espacio fue hacer una isla artificial situada a casi 4 km de la costa nipona. Supuso un elevadísimo coste de construcción y varios intentos de desistimiento, pero desde su inauguración en 1994 esta megaestructura está considerada una joya de la ingeniería moderna. Soportó perfectamente el gran terremoto de Kobe del ‘95, un poderoso huracán tres años después y ahí sigue, imbatible, al igual que su brillante autor.
El Kremlin de Moscú alberga importantes edificios del gobierno ruso, varios palacios y la deslumbrante Plaza de las Catedrales
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MOSCÚ, “LA CIUDAD DE LAS CÚPULAS DORADAS”
Ubicación: ciudad federal independiente ubicada en el Distrito Central de Rusia. Es la capital del país. Clima: continental húmedo. Fundación: en torno al año 1147. Origen del nombre: proviene del río Moscova. Un antiguo pueblo ugrofinés establecido en la zona se refería al cuerpo fluvial como “Mustajoki”, nombre que provenía, según la teoría más aceptada, de una voz de origen eslava relacionada a la humedad. El nombre hace referencia a un río cercano a un humedal o a una zona pantanosa. Población metropolitana: 17.000.000 de habitantes. Su área metropolitana está entre las primeras veinte del mundo. Principal cuerpo de agua: Río Moscova. Principal área verde: Parque Izmaylovsky (15,30 km 2 ), originalmente llamado Stalin. Es uno de los parques urbanos más grandes del mundo. Principales aeropuertos: Aeropuertos Internacionales de Sheremetyevo (SVO) y de Domodedovo (DME). Principal arteria vial: Anillo Vial de Moscú, o MKAD por sus siglas en ruso (109 km). Edificio más alto: Torre Vostok del conjunto Federation Towers (374 m). Es el rascacielos más alto del país. Para visitar: Plaza Roja, Catedral de San Basilio, Kremlin de Moscú, Museo Estatal de Historia, Almacenes GUM, Jardín de Alejandro, Catedral de Nuestra Señora de Kazán, barrio de Kitai-gorod con la Puerta Ibérica, Plaza del Manège, Teatro Bolshói y su plaza, Museo de Bellas Artes Púshkin, Parque Zaryadye, Catedral del Cristo Salvador, Catedral de la Inmaculada Concepción, Calle Arbat, Bulevar Gogolevsky, riberas del Moscova, Parque Gorki, Plaza Lubyanka con el edificio de la KGB, Catedral de la Epifanía, los rascacielos de Stalin o “las Siete Hermanas”, incluyendo la Universidad Estatal, el Ministerio del Exterior y el Hotel Leningrado, estaciones de tren de la Plaza Komsomólskaya, estaciones monumentales del metro de Moscú, Parque y Monasterio de Novodévichi, Centro Internacional de Negocios o CINM, antigua residencia nobiliaria de Kolómenskoye. FICHA URBANA
La Plaza Roja es el punto más céntrico de la capital rusa. Se aprecian las murallas del Kremlin a la izquierda, los Almacenes GUM al fondo y la impresionante Catedral de San Basilio a la derecha. Junto al Museo Estatal de Historia, situado en la cara Norte de la plaza, estos edificios fueron declarados Patrimonio Universal por la UNESCO en 1990 La Universidad Estatal es uno de los siete edificios estalinistas conocidos como “las Siete Hermanas”
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A pesar de la imagen continuamente fría y gris que se percibe de Moscú gracias a la cultura popular, al cine y al legado bolchevique, esta gran urbe cuenta con un impresionante conjunto monumental y urbano en el que se puede apreciar la riqueza que ha tenido el país a lo largo de siglos de historia; ya sea de los tiempos imperiales de los zares, de los represivos e industrializados años de la Unión Soviética o de la expansión tecnológica y cultural de hace un par de décadas, la capital rusa muestra una infraestructura, antigua y moderna por igual, que siempre hace pensar en una cosa: grandeza. Opulentos palacios, coloridas catedrales, tres sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y tres más en la lista de lugares candidatos, anchas e interminables avenidas, rascacielos que superan en altura a los del vecino continente europeo, una de las redes de metro más grandes del mundo y cinco aeropuertos internacionales comparten sitio en esta trepidante metrópoli. ¿NO LO SABÍAS?
El Centro Internacional de Negocios visto desde el Parque de Novodévichi
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