ALIMENTA QUIJOTESCA

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GERMÁN BARREIRO GONZÁLEZ

ALIMENTA QUIJOTESCA DUELOS Y QUEBRANTOS Y ALGÚN PALOMINO DE AÑADIDURA Edición especial

IV

CENTENARIO de la muerte de Cervantes

Una visión literaria de la comida y la bebida en la novela don Quixote de la Mancha de don Miguel de Cervantes Saavedra con otras cosas extraordinarias y sucesos de entretenimiento



GERMÁN BARREIRO GONZÁLEZ

alimenta quijotesca � � � � � DUELOS Y QUEBRANTOS Y ALGÚN PALOMINO DE AÑADIDURA

Una visión literaria de la comida y la bebida en la novela don Quixote de la Mancha de don Miguel de Cervantes Saavedra con otras cosas extraordinarias y sucesos de entretenimiento

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Last Poem

É talvez o último dia da minha vida. Saudei o sol, levantando a mão direita, Mas não o saudei, para lhe dizer adeus, Fiz sinal de gostar de o ver ainda, mais nada. (F. Pessoa, dictado por el poeta el día de su muerte)

A Mercedes Dolores González Basanta “La Cubanita” In Memoriam



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PRÓLOGO Atento y diligente lector. El inmortal personaje de Don Quixote, nació en 1605 fruto del genio de Cervantes. A comienzos del referido año se publicó la Primera Parte titulada El Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha. Diez años después, en 1615, vió la luz la Segunda con el título Del Ingenioso Caballero don Quixote de la Mancha. En este Ensayo, don Quijote de la Mancha se identifica con la palabra Obra. Para su realiza­ción he manejado la magnífica Edición de Don Quijote de la Mancha del Instituto Cervantes. Crítica. Dirigida por Francisco Rico con la colaboración de Joaquín Forradellas y estudio preliminar de Fernando Lázaro Carreter. Biblioteca Clásica. Barcelona 1998, vol. 50, que me ha sido de gran utilidad para desentrañar el significado de vocablos y expresiones en su sentido histórico y actual; muchas de las explicaciones y matizaciones que aquí se contienen las traigo a colación para facilitar su lectura y comprensión. En itálica se ponen solamente los textos literales de la Novela; palabras, expresiones o vocablos de la misma. Las citas van con numeración romana para hacer referencia a la parte primera o segunda de la Obra (I y II) y a continuación, con numeración arábiga, el capítulo correspondiente.


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En este Ensayo y en consonancia con su título, pretendo contar los variados sucesos y peripecias que acontecen en la Obra ligados a la comida y a la bebida, tal como figura en el índice. La selección de los pasajes que luego se dirán y que son objeto de comentario, se impone a la vista de su magnitud y calidad y responde tanto a un interés alimenticio como literario indisolublemente unidos. Ello es fruto de la sola y exclusiva subjetividad entendida como opción personal, que no ignora que la Obra contiene otros episodios y sucesos de interés que, por conocidos, te ahorro su referencia, y que bien podrías haber escogido en lugar de los que aquí lo han sido, como bien podrías haber estructurado este Ensayo de manera dife­rente en atención a lo que descubres con su lectura. Sobre lo dicho y lo que de seguido viene, no está de más recordar las palabras, certeras como siempre, de Don Miguel: Si bien lo miras, lector amigo, seas moro o cristiano, piadoso o impío, encontrarás un cierto fruto, aunque no sé si honesto, en verdad, ni si dulce o amargo, pero alguno. Casi todo dependerá, en cualquier caso, de tu mirada.


I LA COMIDA Y LA BEBIDA COMO RECURSO LITERARIO



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I La comida y la bebida como recurso literario

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l recurso a términos alimenticios o nutricionales –entendidos en el sentido amplio al que nos hemos referido con anterioridad– en forma de símil o metáfora o como medio que ayuda a entender el sentido y significado de lo que pre­tende decir y transmitir Cervantes, ha sido siempre utilizado por la Literatura en forma poética o en prosa. El Quijote no es una excepción. Traemos aquí, extractados, algunos ejemplos citados por lo general por el orden en que aparecen en la Obra. � � �

Costumbre de la época es realizar elogios a los libros en forma de poemas al comienzo de los mismos, lo que ocurre en la Primera Parte de la Obra, no sin embargo en la Segunda, quizás por la urgencia que Cervantes se dió en escribirla, publicado ya el “falso Quijote” de Alonso Fernández de Avellaneda:


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Al libro de Don Quijote de la Mancha, Urganda la desconocida

[composición en décimas “de cabo roto” o “pies cortados”] Si de llegarte a los bue [nos]libro, fueres con letu [ra; cuidado] no te dirá el boquirru [bio; jovenzuelo presumido e igno­rante] que no pones bien los de [dos; en la guitarra por ejemplo; no podrá decirte que no sabes lo que haces] Mas si el pan no se te cue [ce; si estás impaciente] por ir a manos de idio [tas; indoctos] verás de manos a bo [ca, se pierde la sopa; de sopetón] aun no dar una en el cla [vo] si bien se comen las ma [nos; rabien de ganas] por mostrar que son curio [sos; conocedores y eruditos]... (I, Preliminares). � � �

Amadís de Gaula a Don Quijote de la Mancha Soneto

... tú, a quien los ojos dieron la bebida de abundante licor [líquido cualquiera], aunque salobre, y alzándote la plata, estaño y cobre [quedándote sin vajilla ni cubiertos de plata] te dio la tierra en tierra [en escudillas de barro] la comida... (I, Preliminares)


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Formas poéticas se encuentran también en el propio texto de la Obra:

Canción de Grisóstomo ... De tanta confusión no las arenas del padre Tajo oirán los tristes ecos, ni del famoso Betis las olivas, [las aceitunas del Guadalquivir] que allí se esparcirán mis duras penas... (I,14) � � �

En su penitencia, don Quijote estaba escribiendo y gra­ bando por las cortezas de los árboles y por la menuda arena muchos versos: ... Traéle amor al estricote [a mal traer] que es de muy mala ralea; y, así, hasta henchir un pipote [cuba pequeña de madera para líquidos o conservas], aquí lloró don Quijote ausencias de Dulcinea del Toboso (I,26)


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El romance de Altisidora ... Dime, valeroso joven... si sierpes te dieron leche, [quizás en relación con la creencia popular de que las culebras se introducen en la boca del recién naci­do para mamar allí la leche de su madre], si a dicha fueron tus amas... [amas de cría] (II,44). � � �

Abundante es el recurso literario a la alimentación en prosa: En la venta donde va a ser armado caballero ante la oferta culinaria que se le propone –escasa por cierto– dice don Quijote: Pero, sea lo que fuere [para comer], venga luego, que el trabajo y peso de las armas no se puede llevar sin el gobierno de las tripas (I,2). � � �

Le molió como cibera (I,4). Dos malos hombres le es­ tán moliendo como a cibera (I,44). Y dejan a sus bue­nos escuderos molidos como alheña o como cibera en poder de sus enemigos [la cibera es el grano que ceba los dientes del molino; queda el cuerpo hecho harina; se diría hoy, hecho polvo o papilla] (II,28).


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Preparándose don Quijote para la batalla contra los molinos de viento a los que creía gigantes dijo: ... y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente [estirpe] sobre la faz de la tierra (I,8). � � �

Cenando don Quijote y Sancho con unos cabreros, el Caballero –manifestando su dual condición de loco y cuerdo– con inigualable sentido poético describe un estado de las cosas y de la vida utópico, un tiempo de felicidad natural en el que hubiese querido vivir. Lo hace mediante el conocido como “Discurso de la Edad Dorada”, o “Discurso a los Cabreros”; en él juega un importante papel la alimentación: Después que don Quijote hubo bien satisfecho su estó­ mago, tomó un puño [puñado] de bellotas [avellanadas] en la mano y, mirándolas atentamente, soltó la voz a semejantes razones:

— Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas


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encinas, que liberalmente les estaban convi­dando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían. En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas [diligentes y cuidadosas] y discretas abe­jas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno[sin contraprestación, sin pedir nada a cambio] la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo... Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia: aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visi­tar las entrañas piadosas de nuestra primera madre [la tierra; piadosa porque se apiada de y auxilia a sus hijos]; que ella sin ser forzada ofrecía, por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían...No había la fraude, el engaño ni la malicia mezclándose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen... entonces no había qué juzgar ni quién fuese juzgado... Toda esta larga arenga(que se pudiera muy bien escu­ sar) dijo nuestro caballero, porque las bellotas que le dieron le trujeron a la memoria la edad dorada, y anto­jósele hacer aquel inútil razonamiento a los cabreros, que, sin respondelle palabra, embobados y suspensos, le estuvieron escuchando. Sancho asimesmo callaba y comía bellotas... (I,11). � � �


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EPÍLOGO La tasa para la Primera Parte del Quijote fue fijada en doscientos noventa maravedís y medio, en que se ha de vender en papel [sin encuadernar] y [los señores del Consejo de la Cámara del Rey] dieron licencia para que a este precio se pueda vender, y mandaron que esta tasa se ponga al principio de dicho libro, y no se pueda vender sin ella. Para la Segunda Parte, también en papel, el precio fijado fue de doscientos y noventa y dos maravedís; y mandaron que esta tasa se ponga al princi­ pio de cada volumen de dicho libro, para que se sepa y entienda lo que por él se ha de pedir y llevar, sin que se exceda en ello en manera alguna (Tasa I y II). Cada Parte de la Obra costó pues algo más de ocho reales. El año en el que se publicó la Primera, en Castilla la Nueva un pollo costaba 63 maravedís; una gallina 127; una docena de huevos 63 y una resma de papel de escribir 28. Sirva lo señalado como referencia de lo que Cervantes podía adquirir o comprar en comida y bebida por cada ejemplar vendido del "Libro de la Vida". Bon appétit.



ÍNDICE PRÓLOGO

CAPÍTULO I

La alimentación y nutrición como recurso literario �

CAPÍTULO II

La comida y la bebida en concreto

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Bebidas alcohólicas 37 Bebidas no alcohólicas 52 Carnes y ganado 56 Cereales 61 Frutas 66 Frutos secos 68 Frutos del mar y del río 71 Lácteos 72 Legumbres 73 Verduras y hortalizas 74 Especies y condimentos 75 Preparados, elaborados o cocinados 80 Tierra y otras cosas 83


CAPÍTULO III

Comida, alimentación y status social 85

La relación entre don Quijote y Sancho 90 Ajos y cebollas: comida de villanos 100 Limpieza de sangre 103 �

CAPÍTULO IV

Sustento, ayuno y hambre de don Quijote 105 �

CAPÍTULO V

El hambre de Sancho

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La supuesta glotonería del escudero 121 Las bodas de Camacho y el insaciable apetito de la muerte 130 Las privaciones como gobernador: la severa dieta 134 del doctor Pedro Recio �

CAPÍTULO VI

Comida y cena de don Quijote y Sancho 149

El ingenioso caballero pierde el apetito 151 Menú a la carta huérfana de viandas 153 �

CAPÍTULO VII

Alimentación, salud e higiene 157

La carrera del gordo y del flaco 159 La higiene y la comida 161 Los consejos de don Quijote a Sancho futuro gobernador 165 �

EPÍLOGO 167



A limenta Q uijotesca . Duelos y Quebrantos y algún Palomino de añadidura es un ensayo que pretende dar una visión literaria sobre la comida y la bebida en la mejor Novela de la Historia de la Literatura y uno de los mejores libros jamás escritos, Don Quixote de la Mancha de Don Miguel de Cervantes Saavedra, con el relato de variadas acciones, actuaciones, ideas, diálogos y discursos de los múltiples personajes que por ella desfilan, principalmente don Quijote y Sancho Panza, con una prosa y poética solemne, cómica, triste, irónica o satírica según los casos, pero siempre viva. Estamos en definitiva ante un Ensayo muy ameno, escrito para el entretenimiento y la diversión que sin duda hará pasar ratos muy agradables con su lectura.

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ISBN: 987-84-16613-17-5


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