EL MONASTERIO DE SAN JUAN DE MONTEALEGRE (LEÓN)

Page 1



El monasterio de San Juan de Montealegre (León) Desde los orígenes hasta su destrucción


Este libro ha sido aprobado por el Comité Editorial del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, después de haber sido sometido a referato de pares internacionales.

Con la colaboración de las Juntas Vecinales de La Silva, Montealegre y Manzanal del municipio de Villagatón (León)

© José Alberto Moráis Morán, 2016 © de esta edición: EOLAS Ediciones facebook.com/EOLAS.EDICIONES Dirección editorial: Héctor Escobar Diseño y maquetación: Alberto R. Torices ISBN: 978-84-16613-36-6 Depósito Legal: LE-296-2016 Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. www.conlicencia.com · 91 702 19 70 / 93 272 04 47 Impreso en España


José Alberto Moráis Morán

El monasterio de San Juan de Montealegre (León) Desde los orígenes hasta su destrucción



Para mis abuelos Pepe y Sofía, los últimos moradores de Castrillo del Monte. Esta noche los soñé paseando una tarde de verano por la era de Piñiruela, cerca de Santa Marina de Torre.



“Un montón confuso de ruinas la adornaba: algunas columnas estaban en pie aunque las más sin capiteles; en otras partes se alcanzaba a descubrir algún lienzo grande de edificio cubierto de hiedra, por donde trepaban las vides y zarzas”. (Enrique Gil y Carrasco, El Señor de Bembibre Madrid, 1844, p. 40).

“Cuando alguien trataba de conseguir piedra para edificar una casa o cercar una finca, se acudía sin recelo a la iglesia de San Juan de Montealegre y se cargaban los carros que hicieran falta con sólo arrancarla de los muros. No faltó quien vio la satisfacción de algún capricho. En Ponferrada hay una casa en cuyo jardín se alzan dos bellas columnas románicas con interesantes capiteles en lo alto, que fueron arrancadas de aquí”. (Augusto Quintana Prieto, Monasterios del Bierzo Alto Ponferrada, 1983, vol. 1, p. 385).



Índice

Agradecimientos

.

Prólogo, por Tomás Álvarez

.

.

.

.

.

.

13

.

.

.

.

.

.

15

1. Vestigios de la ecclesia Sancti Martini de Montibus, un enclave privilegiado: su contexto en la red de monasterios leoneses altomedievales . . 17 2. El monasterio en el siglo XI: la escasez de datos

.

.

.

37

3. San Martín de Montes en el siglo XII

.

.

.

41

.

3. 1. Las relaciones con el monasterio de Poibueno . . . 41 3. 2. El monasterio ingresa en la Orden de los Hospitalarios de San Juan 47 4. La iglesia románica de San Juan de Montealegre

.

.

.

4. 1. Sobre la cabecera de la iglesia y los posibles modelos semioctogonales . . . . . . . . 4. 2. Hipótesis sobre el irrealizado proyecto inicial del edificio: las cubiertas . . . . . . . . 4. 3. Las naves del templo y la problemática de los accesos . . 4. 4. Las marcas de cantero y otros signos lapidarios . . .

53 57 69 78 91

5. La escultura .

.

.

.

.

.

.

.

101

6. La pintura .

.

.

.

.

.

.

.

121

7. Ruina, destrucción, intentos de traslado y hecatombe

.

.

125

8. Conclusiones

.

.

.

.

.

.

.

155

9. Bibliografía .

.

.

.

.

.

.

.

159

10. Índice de imágenes .

.

.

.

.

.

.

173

— 11 —



Agradecimientos

Este libro ha sido realizado gracias al apoyo del Excelentísimo Ayuntamiento de Villagatón y el empeño de su alcaldesa, Carolina López, así como a la generosidad de Mari Mar, Nieves, Gelo, Manolo, José Luis y Miguel, que recibieron la idea con entusiasmo. Vaya también mi reconocimiento para Tomás Álvarez, quien dio forma a lo que en principio parecía un proyecto irrealizable. Durante el trabajo de documentación y las labores de campo, me prestaron su ayuda Enrique Martínez Lombó (Academia de España en Roma), Patricia Centeno del Canto (Museo Sierra Pambley de León), José María Gómez Carpallo, Mercedes Rodríguez Andrés y Ximena Urbina. Gracias a Gerardo Boto Varela (Universidad de Gerona) por sus consejos, a Pedro Luis Huerta Huerta (Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico) por atender a todas mis dudas, a Artemio Martínez Tejera, por la cantidad de material que me cedió, así como a Elisabeth Fragoso Pulido (Museo Nacional de Arte Romano de Mérida). El agradecimiento lo hago extensible a María Cruz Villalón y el Grupo de Investigación ARTARQ de la Universidad de Extremadura, por permitir la publicación de algunas imágenes de esta monografía y, del mismo modo, a Núria Peiris (Institut Amatller d'Art Hispànic) por ayudarme en la localización de fotografías, a Juan Antonio Olañeta por sus exactas apreciaciones sobre la iconografía de Daniel y los leones, a Fernando García Gil por sus datos e imágenes, a Victoriano Nodar por su aguante a la hora de responder a mis preguntas sobre el arte gallego y a Paula Guillot por sus fotos. Gracias a mi profesor de historia del arte, Manuel Valdés Fernández (Universidad de León), por entregarme datos sobre la historia del monasterio a partir de los años ochenta del siglo XX, a Alejandro Valderas Alonso (responsable del Archivo — 13 —


General de la Universidad de León), por localizar documentación del mismo periodo, a Manuel Olano (director del Museo Alto Bierzo), por los aportes en relación con las piezas conservadas en Bembibre y al amigo Armando Ramos García, que muy pacientemente corrigió las erratas que tenía mi texto. Vaya mi reconocimiento también para el Museo de los Caminos de Astorga, el personal que allí trabaja y para el Sr. Víctor Murias Borrajo, Ecónomo Diocesano del Obispado de Astorga, por facilitar mi tarea con los vestigios esculpidos que conserva la institución. Mi gratitud es también para el Decano de la Facultad de Filosofía y Educación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, José Marín Riveros y para Carolina Madariaga, por sus sabios consejos cargados de paciencia, que la necesité –y mucha– aquel sábado y en los últimos días de redacción de este estudio. Viña del Mar (Chile), 2 de junio de 2016, festividad de San Dictino de Astorga.

— 14 —


Prólogo Tomás Álvarez escritor y periodista

E

n medio de un magnífico paraje, la espadaña de la iglesia y algunas ruinas más son el humilde testimonio del paso por estas tierras de una orden religiosa surgida a miles de kilómetros, hace casi mil años, para atender a los peregrinos a su llegada a los lugares santos del cristianismo. Esa orden –la de los Hospitalarios– llegaría pronto al Reino de León y tendría gran influencia en la zona que va desde el valle del Órbigo al del Tremor, cruzando por toda la sierra de la Cepeda, donde perviven diversos vestigios. Hasta bien entrado el siglo XX, lo más emblemático del paso de la orden por la zona era la iglesia románica de San Juan de Montealegre. Las fotografías que quedan de ella nos muestran un edificio poderoso de notable interés artístico. Pero en esta tierra, abandonada por los dioses del progreso, las huellas de la historia van cayendo víctimas del tiempo, el abandono y el pillaje. Hasta los pueblos se mueren heridos por la desidia de una administración centralista dominada a veces por gentes incultas, e incluso venales. En el año 2008 escribí un artículo en Diario de León titulado País de ruinas, y en él ligaba los destinos de los monasterios de San Bartolo y San Juan de Montealegre con otros edificios ruinosos de la zona. Entonces señalé que el caso más ignominioso de todos era el de Montealegre. — 15 —


Este es un territorio cargado de belleza, donde los pueblos tienen dificultades para sobrevivir. Los gobernantes sólo se han acordado de nosotros para demandar los tributos y saquear los hogares a fin de extraer en ellos mano de obra barata para utilizarla en las zonas más desarrolladas del país. En nuestra tierra se han asaltado las iglesias para llevarse a santos y vírgenes; y se han abandonado edificios, costumbres y memorias. Sí. Nos han dejado incluso sin memoria. En este panorama de ruina y melancolía tuve, hace ya más de tres años, una sorpresa: la de saber de un joven, José Alberto Moráis Morán, entonces en la Universidad de Extremadura, que se interesaba por las ruinas de Montealegre. Ese estudioso se tomó el tema con tanto amor propio que incluso cuando marchó a Chile para continuar sus experiencias docentes ha seguido ahondando en la investigación sobre este monumento casi perdido. A esa fortuna hay que añadir el celo de Carolina López, alcaldesa de Villagatón - Brañuelas, por poner en valor las riquezas naturales, humanas y artísticas de la zona, a fin de conseguir su promoción económica. El mismo día en que le di cuenta de la existencia de un “entusiasta” de la iglesia de San Juan de Montealegre se puso a trabajar en la publicación de sus estudios. Y ahora llega el libro. Es muy importante por doble motivo: por lo que aporta sobre el conocimiento del monumento; y también porque este conocimiento contribuye a estimular el orgullo por lo nuestro. Ningún pueblo ha progresado sin sentirse orgulloso de su identidad. En El Quijote, el capitán cautivo que llega de África declara con orgullo que había nacido en un lugar de las montañas de León donde la naturaleza era más pródiga que la fortuna. Miguel de Cervantes describió así a nuestros pueblos, ubicados entre verdes montes y frescos arroyos, aunque con campos de escasa feracidad. Pero en este caso, la belleza de la zona se ha enriquecido con una fortuna inesperada: la de contar con un estudioso que ha salvado parte de nuestra memoria. Nadie nos podrá devolver el viejo templo románico, pero José Alberto Moráis nos ha rescatado su historia y grandeza artística.

— 16 —


1. Vestigios de la ecclesia Sancti Martini de Montibus, un enclave privilegiado: su contexto en la red de monasterios leoneses altomedievales

Figura 1. Ruinas de la iglesia de San Juan de Montealegre (León) ® Moráis, 2016.

N

o resulta fácil para el investigador enfrentarse monográficamente al templo del desaparecido monasterio de San Juan de Montealegre (la Cepeda, León). El estado catastrófico en el que actualmente se halla esta construcción románica responde, asombrosamente, a un rápido proceso de rapiña y expolio que, aún en 2016, continúa irremediablemente. Pareciera, en principio, que nada hay allí que estudiar (fig. 1). Entre la maleza, surgen los restos de lo que un día fue una importante iglesia monástica que, como veremos, debió iniciar su construcción en los primeros años de la decimotercera centuria. — 17 —


José Alberto Moráis Morán

Figura 2. Plano del desarrollo de la Via Nova, ® Viloria, 1952

Figura 3. Ubicación de Montealegre, ® Junta de Castilla y León, 1990


El monasterio de San Juan de Montealegre (León). Desde los orígenes hasta su destrucción

Emplazado en el extremo occidental de la comarca de la Cepeda y lindando con el Bierzo oriental, el monasterio de San Juan de Montealegre se ubica en una ruta estratégica de las vías de comunicación que, desde la Antigüedad, unía las ciudades de León y Astorga con Braga (fig. 2). Una vez descendido el puerto de Manzanal y cerca de las localidades de Brañuelas, Torre y La Silva, un suave valle da acceso al pequeño pueblo de Montealegre1 y a los vestigios de este monasterio medieval, hoy en el más desidioso de los olvidos (fig. 3). El recuerdo de la antigua Bergidum romana en la distinguida pluma de Enrique Gil y Carrasco (1815-1845) se proyecta en los tiempos actuales como una suerte de memorandum cíclico que alertaba ya de lo que la contemporaneidad tendría preparado para el patrimonio medieval de la región: “Un montón confuso de ruinas la adornaba: algunas columnas estaban en pie aunque las más sin capiteles; en otras partes se alcanzaba a descubrir algún lienzo grande de edificio cubierto de hiedra, por donde trepaban las vides y zarzas”, dirá en su obra El Señor de Bembibre2. No son pocos los autores que, de una manera u otra, se acercaron a la historia del enclave monástico, siendo el más relevante de todos ellos don Augusto Quintana Prieto, cuyos estudios resultarán fundamentales3. La visión de la historia del arte, evidentemente y ante la ruina total, siempre fue más tenue, a excepción de los afinados análisis de Manuel Gómez-Moreno y Concepción Cosmen Alonso4. Los autores del siglo XIX y la primera mitad del XX iniciaron una tradición historiográfica que defendía el origen de la iglesia de San Juan de Montealegre que hoy conservamos, a partir de un cambio de advocación de un antiguo templo dedicado a San Martín. La mención del monasterio en las actas del Concilio de Irago (ca. 946)5, convocado por el obispo Salomón (931-951) y al que asistió el 1 En el término municipal de Villagatón, municipio de la comarca de la Cepeda, León, Comunidad Autónoma de Castilla y León, aunque el enclave monástico está hoy dentro de la jurisdicción administrativa de Montealegre. En el siglo XIX las informaciones son confusas, indicando unas fuentes que pertenecía al partido judicial de Astorga y, en otros casos, al de Torre del Bierzo. Cf.: S. A., España. Subdivisión en partidos judiciales de la nueva división territorial, Madrid, 1834, p. 110. 2 Enrique Gil y Carrasco, El Señor de Bembibre, Madrid, 1844, p. 40. 3 Augusto Quintana Prieto, El Obispado de Astorga en los siglos IX y X, Astorga, 1968, p. 314 e Id., Monasterios del Bierzo Alto, Ponferrada, 1983, vol. I, pp. 379-385. 4 Manuel Gómez-Moreno, Catálogo Monumental de España: Provincia de León, 1925, (reed. León, 1979), vol. I, pp. 432-433 y Concepción Cosmen Alonso, El arte románico en León: Diócesis de Astorga, León, 1989, pp. 339-342. 5 No se ha llegado a concretar si dicha reunión se produjo en Foncebadón o en el monasterio de Compludo, tal y como se ha defendido: Jorge López Quiroga y Artemio Manuel Martínez Tejera, “Un monasterium fructuosiano por descubrir: el de Compludo, en El Bierzo (prov. de León)”, Argutorio, 18,

— 19 —


José Alberto Moráis Morán

Figura 4. Plano de los monasterios altomedievales en el Bierzo, ® Viloria, 1952

— 20 —


El monasterio de San Juan de Montealegre (León). Desde los orígenes hasta su destrucción

monarca Ramiro II (930-950), así como la presencia como confirmante del abad Piniolo, permitieron la relación de este personaje con el templo martiniano6. De lo que no existe duda alguna es de la relevancia del enclave en el que debió erigirse ese primitivo monasterio de San Martín, pues a pesar de que tradicionalmente es el área occidental de la comarca berciana y, específicamente, el valle del Silencio –la que se suele citar como ejemplo de la proliferación de fundaciones monásticas entre los siglos VII y X–, la llamada Tierra de Montes, lindando con el puerto de Manzanal y la Cepeda astorgana, no contó con menos establecimientos religiosos. Por lo tanto, de ser cierto que el monasterio de San Martín se ubicó en el mismo solar que el futuro San Juan de Montealegre, la relación que debió tener con otros templos, por su proximidad geográfica, debió ser estrecha (fig. 4). Sabemos que a escasos kilómetros debió ubicarse el monasterio de San Juan de Cerecedo7 e, igual de cercano, se situaba el de la Santa Cruz de Montes8, de cuyos restos materiales nada queda pero que, por sus conexiones con la familia real leonesa, debió ser relevante, pues conocemos que el 1 de septiembre del año 946 el monasterio había sido favorecido por el rey Ramiro II9, siendo abad Mauro. A escasa distancia, también debió hallarse una fundación en honor de Santa María y San Martín, en Albares10, donde es conocido el dato de que el presbítero Vimara compilaba una biblia, y cuyo miniaturista, el diácono Juan, la 2007, pp. 43-47. 6  Enrique Flórez, España Sagrada, Madrid, 1855, vol. XVI, p. 317 y Colección documental de la Catedral de Astorga. 646-1126, (Gregoria Cavero Domínguez y Encarnación Martín López), León, 1999, vol. I. doc. 65. De ahora en adelante CDCA. Véase sobre el concilio: Martín Martínez Martínez, “Enigmas en Foncebadón”, Argutorio, 11, 1998, pp. 27-28. Se discuten las fundaciones ubicadas en Foncebadón durante el siglo X a la luz del documento conciliar en: Juan Uría Ríu, Obra completa II. Las peregrinaciones a Santiago y San Salvador, Oviedo, 2006, vol. II, pp. 887-890. Véase también: José Manuel Rodríguez Montañés, “Ruinas de la iglesia de San Juan de Montealegre”, Enciclopedia del Románico en Castilla y León. León, Aguilar de Campoo, 2002, pp. 332-340 y Luis Alonso Luengo, “El Concilio del Monte Irago y la creación de la idea imperial leonesa”, Argutorio, 1, 1998, pp. 4-5. 7  Augusto Quintana Prieto, “Los monasterios de Santa Marina de Montes y San Juan de Cerecedo”, Yermo, 8, 2, 1970, pp. 129-178. Véase nuestra fig. 4 con un plano donde se ubican los monasterios. El de Montealegre es el número 22 y el de Cerecedo el número 21. 8   Augusto Quintana Prieto, “El monasterio de Santa Cruz de Montes”, Yermo, 5, 1, 1967, pp. 27-48. El número 20 del plano de la figura 4 señala su ubicación. 9  Manuel Lucas Álvarez, El Reino de León en la alta Edad Media: La documentación real astur-leonesa (718-1072), León, 1995, doc. 198, p. 334 y Alexander Pierre Bronisch, Reconquista y guerra santa: la concepción de la guerra en la España cristiana desde los visigodos hasta comienzos del siglo XII, Oviedo, 2006, p. 412. 10   Augusto Quintana Prieto, “Santa María de Albares y su scriptorium”, Yermo, 10, 1, 1972, pp. 67105.

— 21 —


José Alberto Moráis Morán

estaba terminando en el año 920 para el citado abad Mauro, prelado en Santa Cruz de Montes11. Otro monasterio del que conocemos noticias desde el siglo X y que mantendrá relaciones topográficas con el de San Martín fue el de Santa Marina de Montes, ubicado a medio camino entre Torre y Albares y cuya fundación, de este último, algunos autores atribuyeron nuevamente al citado Mauro12. Aunque este dato no pueda contrastarse fiablemente, otro abad de nombre Antonio aparece confirmando en el Concilio de Irago y se ha relacionado con el cenobio de Santa Marina13. Descendiendo de estos enclaves y siguiendo el curso del Boeza, sabemos que existía el monasterio llamado antiguamente de San Andrés de Argutorio, por el río que luego se une al citado y al Tremor y que hoy recibe el nombre de San Andrés de las Puentes. Fue fundado en el año 946 14, separado tan sólo por un kilómetro y medio del lugar de San Facundo, en el camino ascendente que lleva a Matavenero y el lugar hoy conocido como Poibueno y donde igualmente sabemos de la existencia de un monasterio altomedieval –de extrema importancia para el monasterio de San Martín, como veremos a continuación–. Se constata, en definitiva, una compleja red de enclaves monásticos, reforzados por el rey Ramiro II quizás en un intento de hacer materialmente más estable una realidad religiosa preexistente, así como establecer un control de las redes sociales, vinculadas con la aristocracia local15. 11  León, Archivo de la Catedral, Biblia de Albares o Biblia del 920, Códice 6. La ubicación del monasterio permanece desconocida, aunque actualmente se acepta su proveniencia de Albares, en el valle del Boeza. Cf.: Justo Pérez de Urbel, “El escritorio de Cardeña en el siglo X”, Estudios Genealógicos, Heráldicos y Nobiliarios en honor de Vicente de Cadenas y Vicent con motivo del XXV Aniversario de la Revista Hidalguía, Madrid, 1978, vol. II, pp. 137-166 y, sobre todo, Ana Suárez González, “La biblia visigótica de la catedral de León (códice 6): primeros apuntes para un estudio arqueológico”, Estudios Humanísticos. Historia, 10, 2011, pp. 179-196. 12  Justiniano Rodríguez Fernández, Ramiro II: rey de León, Madrid, 1972, pp. 633-654. Es el número 19 del plano de la figura 4. 13  Augusto Quintana Prieto, El obispado de Astorga… siglos IX, p. 313. Igualmente, de la obra medieval nada queda, aunque podrían considerase fragmentos de escultura altomedieval, en forma de moldura geométrica, los empotrados hoy en la puerta norte de la actual iglesia de Santa Marina de Torre. 14  Matías Rodríguez-Díez, Historia de la muy noble, leal y benemérita ciudad de Astorga, Astorga, 1909, p. 7; Augusto Quintana Prieto, “El monasterio berciano de San Andrés de Argutorio”, Yermo, 1, 1963, pp. 49-65 y Antonio Linage Conde, Los orígenes del monacato benedictino en la Península Ibérica (3981109), León, 1973, vol. III, p. 62. Marcado con el número 17 del plano de la figura 4. Por otra parte, el monasterio de San Facundo corresponde al número 18 de mismo plano. 15  Luis Martín Viso, “Monasterios y redes sociales en el Bierzo altomedieval”, Hispania, 71, 2011, pp. 9-38 e Id., “La monarquía asturleonesa en el Bierzo (siglos IX-X)”, Mundos medievales: espacios, sociedades y poder: homenaje al profesor José Ángel García de Cortázar y Ruiz de Aguirre, Santander, 2012, vol. I, pp. 733-746.

— 22 —


Esta edición de El monasterio de San Juan de Montealegre (León). Desde los orígenes hasta su destrucción, obra de José Alberto Moráis Morán, publicada por EOLAS Ediciones, se terminó de imprimir en el mes de julio de 2016



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.