MONOCHROME
gusgeijo
MONOCHROME
Edita: EOLAS Ediciones Imprime: Gráficas Celarayn, S.A. Dirección editorial: Héctor Escobar Diseño y maquetación: Gráficas Celarayn, S.A. © De las imágenes: Gus Geijo © De los textos: Beatriz Rico Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra www.conlicencia.com · 91 702 19 70 · 93 272 04 47 ISBN: 978-84-17315-59-7 Depósito legal: LE 38-2019
Siempre he confiado (y alardeado de ello) en mi intuición pisciana. Pero reconozco que me asaltaron las dudas aquella fría noche de invierno, a cuatro horas de mi casa, con mi coche en una carretera que no había pisado en la vida y rezando a San GPS para que no jugara conmigo al despiste. ¿Qué estaba haciendo? ¿ Realmente me había recorrido todos esos kilómetros yo sola de improvisto con el objetivo de ponerme delante del ídem de un desconocido? Pues hasta aquí hemos llegado, hombre (según el GPS, claro). La luna me dejaba ver una bonita y acogedora casa de piedra tras la hiedra y el portón. A ver: reflexionemos. ¿Por qué estoy aquí? Al fin y al cabo, ese tal Gus podría ser un asesino en serie y salir por la puerta con una motosierra y colorín colorado. Repasé mentalmente la historia; afortunadamente una cantidad ingente de fotógrafos suele ponerse en contacto conmigo para ofrecerme sesiones y todas las facilidades según mis gustos o necesidades, y a todos contesto con ese diplomático lugar común que refiere un no cariñoso y agradecido. ¿Qué tenía Gus Geijo que le diferenció de los demás? Al fin y al cabo era un desconocido, no conocía ni su timbre de voz. Mmmm... repasemos: este chico me envió un mail, profesional pero desenfadado, me hizo reír un par de veces mientras lo leía y (OJO!) no cometió ni una falta de ortografía. Interesante...No me ofrecía fotos sin más, si no que , aparte de enseñarme algo de su trabajo (UAU!!! Yo quiero ser como esta chica de la foto) me hizo un estudio pormenorizado de varías fotos mias que habían sido publicadas; con educación y respeto maximo a sus compañeros, me comentaba lo que él habría mejorado en cada una. Quizá en ese momento mi intuición pisciana ya me sopló que Gus se quedaría en mi vida para siempre. Quedarse en la vida de alguien es un acto nada fácil o habitual, ya que para ello se necesita el consenso eterno de dos personas, y elegirse mutuamente es un pequeño milagro y uno de los mayores actos de amor. Gus tiene un don, pero como es generoso, lo comparte. Y así todos salimos ganando, porque los que tenemos la enorme suerte de posar para él nos llevamos con nosotros un pedacito de ese don, y ya es nuestro para siempre. Cuando Gus te tiene delante de su cámara, te mira unos pocos segundos (conozco el gesto, en su cabeza la foto ya está hecha, editada y enmarcada) y ahí (tirando de don, que para algo lo tiene) te explica el “fotón” que vais a hacer y cómo lo vais a hacer. Sin dudas, con simpatía de tahúr bohemio acostumbrado a las masas y firmeza de padre que da a su hijo la mejor pieza de fruta (mano de hierro en guante de seda). Esto es algo que viene muy bien a los tímidos, porque si quieres, Gus te lo da bebido, comido y mascado. Pero también da a su don la posibilidad de la duda (al fin y al cabo, también los genios se equivocan...) sí a ti se te ocurre alguna idea, entonces te mirará con ojos de pupilo adolescente (la humildad es el maestro de los grandes) y probaréis mil cosas. Entrarás en la dinámica Geijo: risas, belleza, comodidad, juegos en el que ambos ganáis y el deseo de que esa sesión no termine nunca. Yo no entiendo de fotografía, ni de luces ni objetivos, entiendo de si salgo bien o mal en una foto. Y nadie ha conseguido sacarme como Gus (con el máximo respeto a los enormes fotógrafos con los que he trabajado y sus intachables fotografías). Claro, por eso me fui una noche de invierno desde Madrid hasta León para dejar que un desconocido me hiciera fotos, mi intuición volvió a ser mi gran
aliada. Anda que no hay fotógrafos en Madrid, y bien majos para ir yo en busca de este Gus Geijo como vaca sin cencerro. Gus saca esa parte de ti que existe, que es tuya, pero que nadie ve (ni siquiera tú) si no es gracias a su don. Este mismo don es el que le hace revolver entre cuatro trapos que a ti te dicen poco menos que nada y colocártelos de tal manera en dos segundos que pasas de simple modelo despistada a Reina del Glam, Princesa del Chic o Venus de la sensualidad. Déjate engatusar: Gus consigue que el increíble resultado de la foto no sea sólo “culpa” de él, te has vuelto parte proactiva. Bienvenida/o al universo Geijo!!!! Yo antes, cuando estaba triste, comía tarrinas de 1L de helado de chocolate con mascarpone; ahora miro las fotos que me ha hecho Gus y me pongo contenta “ipso facto”. Lo de todo el trabajo que me ha salido gracias a esas fotos... me lo callo, no vaya a ser que se entere el susodicho y me pida explicaciones y porcentajes ;-). Ah! Pero es que Gus no tiene uno, si no dos dones (¿se dice así?). Del don tras la cámara ya hablé, del que tiene como persona, aún no. Lo voy a resumir en unos puntos concretos y muy visuales, porque si no de aquí podría sacar material para una trilogía, 43 tesis doctorales y unos cuantos telediarios: 1) Después de casi 30 años de carrera son dos las personas que se han quedado a mi lado, para siempre: Gabino Diego y Gus Geijo (*leer lo del escogerse mutuamente, bla, bla... porque va de eso). 2)Nunca he visto a Gus fallar a nadie, más bien se ha dejado la piel, el tiempo, la vida y los dineros por los demás. 3) Tiene ese don brillante y simpaticón que hace que todo el mundo quiera estar siempre cerca de él. 4) Prepara unos bocadillos geniales como chantaje para ponerte los vídeos de sus viajes sin que te quejes o te levantes a hacer pis. 5) Para él, su interés no está completo si no incluye el tuyo. Me explico: un día él estaba apoyado en la puerta de mi jardín, pensativo, y al verme me dijo “a ti y a mí nos van bien las cosas porque siempre trabajamos para nosotros mismos pero pensando en el bien del otro”. Esto creo que resume muy bien quién es Gus Geijo. Y aquí estoy, dejándome contagiar por su entusiasmo otra vez (porque cada vez consigue el entusiasmo de la primera) pensando en nuestra próxima sesión, dando gracias a la vida por haberme dado al señor Geijo de amigo que vela por mis intereses y mi corazón con pasión de hermano cabezota y peleón y también al GPS por llevarme a su casa esa fría noche de invierno. Ya sabéis: intuición pisciana, lo llaman. Beatriz Rico
Una vez mรกs, la fotรณgrafa y el escritor ensayan en Interior Acuario un diรกlogo sobre el misterio y el resplandor de las cosas inadvertidas.