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Ansel Adams
al delta del río Mississippi. Muchos han considerado que la mancha es comparable a las proporciones de la catástrofe del Exxon Valdez, el petrolero que se hundió frente a las costas de Alaska en 1989 y que arrojó al mar 11 millones de galones de crudo. Después de cuatro meses y repetidos intentos fallidos de la empresa, como el perforar un pozo de alivio, utilizando un método conocido como “static kill” se consiguió contener el derrame. Este método consiste en bombear lodo que pesa alrededor de 13.2 libras por galón a velocidades lentas desde un buque a través de un conducto de alta presión hasta el interior de la válvula conocida como “blowout preventer” en la parte superior del pozo. La anulación final del pozo sería a fines de agosto de 2010. Los fenómenos climáticos presentes en la región, con lluvias y tormentas frecuentes, además de un intenso oleaje, complicaron la realización de las tareas. El derrame amenazó la existencia de más de 400 especies de esa zona, en una economía sustentada en la industria pesquera.
Política exterior
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Cuando Barack Obama llegó a la presidencia, la imagen de Estados Unidos en el mundo se hallaba por demás dañada. La guerra contra el terrorismo no daba resultados y su rol hegemónico estaba en entredicho. Obama cambió completamente la dirección de la política exterior estadounidense, hacia una política que respondió estrictamente a los intereses básicos de Estados Unidos. Entre los objetivos de política exterior de Estados Unidos, bajo el liderazgo de su administración, estuvieron el acercamiento y mejora de relaciones con países que por muchos años fueron considerados “enemigos”. Es decir, se impulsó una política exterior enfocada en la diplomacia y no necesariamente en el uso de la fuerza como primera opción. Aunque no puede presumir de haber reposicionado a Estados Unidos ni de haber mejorado el clima internacional durante sus administraciones hay logros que destacar. Medio Oriente: Obama heredó un sistema regional fracasado en Oriente Medio y, reconociendo las limitaciones de las soluciones militares de su antecesor, trató de buscar respuestas económicas, diplomáticas y militares diferentes sin renunciar a los objetivos fundamentales de Estados Unidos en la región desde que sustituyeron a mediados del siglo XX a Francia e Inglaterra como principal potencia hegemónica. Esos objetivos son mantener el acceso de Occidente al petróleo y el gas de Oriente Medio, asegurar el control de las rutas marítimas de la zona, garantizar la seguridad y la supervivencia de Israel, e impedir la expansión de otras potencias en la región. Barack Obama llegó a la presidencia con la promesa de terminar las guerras abiertas. Se centró desde el principio en Oriente Medio, área de la que ya no retiraría el foco porque las primaveras árabes, la guerra civil de Siria y el conflicto con el ISIS requerirían una permanente respuesta de Washington. Desde el primer día en la Casa Blanca, Obama decidió limitar al máximo la presencia estadounidense en operaciones de combate en la región, concentrarse en drones, inteligencia y fuerzas locales, acelerar la retirada de Irak y apostar por la vía diplomática para superar décadas de enfrentamiento con Irán Así finalmente Irán y seis potencias internacionales lograron un acuerdo que limita el programa nuclear iraní a cambio de un levantamiento de las sanciones. Además de poner fin a 35 años de enfrentamiento entre Washington y Teherán, el acuerdo puede reconfigurar los equilibrios geopolíticos en una región sacudida por la violencia extremista. Washington y Teherán se encaminan a la reconciliación, el acuerdo nuclear es un paso fundamental para dejar de considerar a este país un potencial enemigo y atrás quedó la retórica de confrontación que caracterizaba la relación. Donde no se observan resultados favorables es en la lucha contra el terrorismo. Después de casi tres lustros de guerra contra el terrorismo el yihadismo, paradójicamente, parece más poderoso que nunca: el Estado Islámico (EI) es quizá la mayor amenaza para Estados Unidos y Occidente. Gran Bretaña: Este país se ha caracterizado por ser un fuerte aliado de los Estados Unidos. En tiempos recientes comenzó a gestarse un movimiento que se ha conocido como el Brexit (acrónimo de British Exit, salida británica). El mismo impulsaba la salida del país como miembro de la Unión Europea. En un histórico referéndum realizado el 23 de junio de 2016 ganó el Brexit, lo cual generó múltiples reacciones. Al respecto el presidente Obama manifestó: “La relación especial entre Estados Unidos y Gran Bretaña es duradera, y la membresía británica de la OTAN permanece como una piedra angular de la política externa, de seguridad y de economía”.