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2. Áreas culturales de América del Norte

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John Cabot

John Cabot

Último discurso de Barack Obama como presidente Sí, se puede; sí, lo hicimos; sí, se puede (fragmentos)

Es bueno estar en casa. Mis conciudadanos, Michelle y yo nos sentimos conmovidos por todos los buenos deseos que hemos recibido en las últimas semanas. Pero esta noche, es mi turno para decir gracias. Ya sea cuando nuestras posturas hayan coincidido o cuando no hayamos estado de acuerdo en lo absoluto, mis conversaciones con ustedes, el pueblo estadounidense - en salones y escuelas; en las granjas y en las fábricas; en los comedores y en puestos avanzados - son lo que me han mantenido honesto, inspirado, y motivado. Cada día, aprendí de ustedes. Ustedes me hicieron un mejor presidente, me hicieron un mejor hombre. Vine por primera vez a Chicago poco después de cumplir 20 años, cuando aún intentaba averiguar quién era; buscando un propósito para mi vida. Fue en los barrios no lejos de aquí donde empecé a trabajar con grupos de la iglesia a las sombras de los molinos de acero cerrados. Fue en estas calles donde fui testigo de la fuerza de la fe y la dignidad tranquila de los trabajadores ante las dificultades y la pérdida. Aquí es donde aprendí que el cambio sólo ocurre cuando la gente se involucra, se compromete y se une para exigirlo. Después de ocho años como presidente, sigo creyendo eso. Y no es sólo mi opinión. Es el corazón de nuestra idea estadounidense - nuestro osado experimento de autonomía. Es la convicción de que todos somos creados iguales, dotados por nuestro Creador de ciertos derechos inalienables, entre ellos la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Es la insistencia en que estos derechos, aunque son evidentes, nunca se han aplicado de forma automática; que nosotros, el pueblo, mediante el instrumento de nuestra democracia, podemos formar una unión más perfecta. (…) Es cierto, nuestro progreso ha sido desigual. La labor de la democracia siempre ha sido difícil, polémica y a veces sangrienta. Por cada dos pasos adelante, a menudo se siente que damos un paso atrás.

Pero el largo recorrido de Estados Unidos ha sido definido por el movimiento de avance, por una constante ampliación de nuestro credo constitucional para aceptar a todos, y no sólo a unos cuantos. Si les hubiera dicho hace ocho años que Estados Unidos saldría de una gran recesión, restablecería nuestra industria automotriz, y daría pie al período más largo de creación de empleos en nuestra historia… si les hubiera dicho que abriríamos un nuevo capítulo con el pueblo cubano, cerraríamos el programa nuclear de Irán sin disparar un tiro y eliminaríamos al cerebro de los atentados del 11 de septiembre…si les hubiera dicho que íbamos a conseguir la igualdad en el matrimonio y garantizaríamos el derecho al seguro de salud para otros 20 millones de nuestros conciudadanos - ustedes podrían haber dicho que estábamos apuntando demasiado alto. Pero eso es lo que hicimos. Eso es lo que ustedes hicieron. Ustedes fueron el cambio. Ustedes respondieron a las esperanzas de las personas y, por ustedes, en casi todos los aspectos, Estados Unidos es un lugar mejor, más fuerte de lo que era cuando empezamos. En diez días, el mundo será testigo de un sello distintivo de nuestra democracia: la transferencia pacífica del poder de un presidente elegido libremente al siguiente. Le prometí al presidente electo Trump que mi administración garantizaría una transición sin problemas, los mismo que el presidente Bush hizo por mí. Porque a todos nos corresponde asegurarnos de que nuestro gobierno pueda ayudarnos a superar los numerosos desafíos que enfrentamos. Tenemos lo que necesitamos para hacerlo. Después de todo, seguimos siendo la nación más rica, más poderosa, y más respetada del mundo. Nuestra juventud y nuestro ímpetu, nuestra diversidad y apertura, nuestra ilimitada capacidad de riesgo y reinvención significan que el futuro debe ser nuestro. Pero este potencial sólo se hará realidad si nuestra democracia funciona. Solo si nuestra política refleja la decencia de nuestro pueblo. Solo si todos nosotros, independientemente de nuestra afiliación política o interés particular, ayudamos a restaurar el sentido de propósito común que tanto necesitamos en este momento. (…) Nuestra democracia no funcionará sin el conocimiento de que todo el mundo tiene oportunidades económicas. Hoy en día, la economía está creciendo nuevamente; los salarios, los ingresos, los valores de las viviendas, y las cuentas de jubilación están aumentando de nuevo; la pobreza está disminuyendo de nuevo. Los ricos están pagando una parte más justa de los impuestos, incluso en momentos en que el mercado de valores está rompiendo récords. La tasa de desempleo está cerca de su nivel más bajo en diez años. La tasa de no asegurados nunca ha sido menor. Los costos del cuidado de la salud están aumentando al ritmo más lento en 50 años. Y si alguien puede idear un plan que sea manifiestamente mejor que las mejoras que le hemos hecho a nuestro sistema de atención de la salud - que cubre a tantas personas a un menor costo - voy a apoyarlo públicamente. Después de todo, ese es el motivo por el cual servimos - para mejorar la vida de las personas, no empeorarla. Pero a pesar de todo el verdadero progreso que hemos logrado, sabemos que no es suficiente. Nuestra economía no funciona tan bien o crecen tan rápidamente cuando unos pocos prosperan a costa de una creciente clase media. Pero la cruda desigualdad también es corrosiva para nuestros principios democráticos. Mientras que el uno por ciento superior ha amasado una parte mayor de la riqueza y los ingresos, muchas familias, en el interior de las ciudades y condados rurales, han quedado atrás - el trabajador despedido de la fábrica; la camarera y trabajador de la salud que luchan para pagar las cuentas - convencidos de que el juego está amañado en contra de ellos, que su gobierno sólo sirve a los intereses de los poderosos - una receta para más cinismo y polarización en nuestra política. (…) Hay una segunda amenaza para nuestra democracia - una que es tan antigua como nuestra propia nación. Después de mi elección, se hablaba de una nación postracial. Esa visión, por bien intencionada que haya sido, nunca fue realista. La raza sigue siendo una fuerza potente y a menudo divisoria en nuestra sociedad. He vivido el tiempo suficiente para saber que las relaciones raciales son mejores que lo que eran diez o veinte o treinta años atrás - se puede ver no sólo en las estadísticas, sino en las

actitudes de los jóvenes estadounidenses de todo el espectro político. Pero no estamos donde debemos estar. Todos tenemos más trabajo que hacer. Después de todo, si cada cuestión económica se enmarca como una lucha entre una clase media blanca trabajadora y las minorías indignas, entonces los trabajadores de la más diversa índole terminarán luchando por migajas mientras los ricos se retiran aún más en sus enclaves privados. Si nos abstenemos de invertir en los hijos de inmigrantes, sólo porque no se parecen a nosotros, disminuyen las perspectivas de nuestros propios hijos - porque esos niños morenos representarán una mayor proporción de la fuerza laboral de Estados Unidos. Y nuestra economía no tiene que ser un juego de suma cero. El año pasado, los ingresos aumentaron para todas las razas, todas las edades, tanto para los hombres como para las mujeres.

En lo adelante, debemos respetar las leyes contra la discriminación - en la contratación, en la vivienda, en la educación y en el sistema de justicia penal. Eso es lo que nuestra Constitución y nuestros más altos ideales requieren. Pero las leyes por sí solas no serán suficientes. Los corazones deben cambiar. Si queremos que nuestra democracia funcione en esta nación cada vez más diversa, cada uno de nosotros debe tratar de seguir los consejos de uno de los grandes personajes de la ficción estadounidense, Atticus Finch, quien dijo que “uno no entiende a los demás hasta que no considera las cosas desde su punto de vista ... hasta que no se mete bajo su piel y camina con ella por la vida”. Para los negros y otras minorías, que significa unir nuestras propias luchas por justicia a los desafíos que mucha gente en este país enfrenta - los refugiados, los inmigrantes, los pobres de las zonas rurales, las personas transgénero, americana y también el hombre blanco de mediana edad quien desde el exterior puede parecer que tiene todas las ventajas, pero quien ha visto su mundo trastocado por los cambios económicos, culturales, y tecnológicos. Para los norteamericanos blancos, significa reconocer que los efectos de la esclavitud y Jim Crow no desaparecieron repentinamente en los años 60; que cuando los grupos minoritarios expresan descontento, no están simplemente practicando el racismo inverso o la corrección política; que cuando protestan de forma pacífica, no están exigiendo un trato especial, sino la igualdad de trato que nuestros fundadores prometieron.

Para los estadounidenses nativos, significa recordar que los estereotipos acerca de los inmigrantes de hoy se dijeron, casi palabra por palabra, sobre los irlandeses, italianos y polacos. Estados Unidos no se debilitó por la presencia de estos recién llegados; ellos adoptaron el credo de esta nación, y éste se fortaleció. Así que, independientemente del lugar que ocupemos; tenemos que esforzarnos más; empezar con la premisa de que cada uno de nuestros conciudadanos ama a este país tanto como nosotros; que valora el trabajo y la familia como nosotros; que sus hijos son tan curiosos, ilusionados y dignos de amor como los nuestros. Les pido que se aferren a esa fe escrita en nuestros documentos constitucionales; esa idea susurrada por esclavos y abolicionistas; ese espíritu cantado por inmigrantes y colonos y aquellos que marcharon por la justicia; ese credo reafirmado por quienes plantaron banderas en campos de batalla extranjeros y en la superficie de la luna; un credo en el núcleo de cada estadounidense cuya historia aún no está escrita: Sí podemos.

Sí lo logramos.

Sí podemos.

Muchas gracias. Que Dios los bendiga. Y que Dios continúe bendiciendo a Estados Unidos de América.

10 de enero de 2017

Para ver el discurso original completo acceda https://www.infobae.com/america/eeuu/2017/01/10/barack-obama-se...

Comprobación

1. ¿Consideras que el mensaje de

Barack Obama es un mensaje esperanzador? 2. ¿A qué grupos incluye en su mensaje y que les dice? 3. ¿Cuál debe ser el papel de los Estados Unidos ante el mundo?

Lección 3

Elecciones 2020

Los temas centrales de esta elección incluyeron el impacto de la pandemia de covid-19, la cual se había cobrado la vida de más de 200 000 ciudadanos estadounidenses; protestas como reacción a la muerte de George Floyd y otros afroamericanos; la confirmación de la jueza Amy Coney Barret como jueza asociada de la Corte Suprema tras la muerte de la jueza asociada Ruth Bader Ginsburg; así como también el futuro de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio o mejor conocida como Obamacare. En las elecciones de 3 de noviembre de 2020 el demócrata Joe Biden venció a Donald Trump y obtuvo una suma de más de 81 millones de votos, sobrepasando a su rival Donald Trump por más de 7 millones de votos, convirtiéndose así en el candidato presidencial más votado en la historia de los Estados Unidos, después de Barack Obama, que obtuvo 69 millones de votos en las elecciones de 2008 y del propio Trump que obtuvo algo más de 74 millones de votos en estas elecciones. Además, esta elección, llevó a ocupar el puesto de vicepresidente por primera vez a una mujer, la senadora Kamala Harris. Trump insistió en la acusación de fraude electoral.

Más de 60 demandas judiciales por fraude incoadas por los abogados de Trump fueron, sin excepción, declaradas sin lugar por jueces federales designados en su mayoría por Trump u otros presidentes republicanos. Elevada la querella a la Corte Suprema de Justicia, dominada por magistrados conservadores 6 a 3, la declaró por unanimidad sin méritos. Los repetidos recuentos en estados dominados por republicanos tampoco arrojaron irregularidades o dudas de la transparencia del voto y fueron certificados sin objeciones por republicanos de esos mismos estados encargados de manejar los cómputos electorales. De la gestión de Joe Biden como presidente depende no solo el resultado final del nuevo gobierno, sino cuánto apoyo conservará a fin de poder aspirar a una eventual reelección en 2024. La historia habrá de juzgar su gestión como presidente.

El presidente Joe Biden y la vicepresidente Kamala Harris.

Asalto al Capitolio

Lo que sucede con el voto popular no decide quién será el presidente de los Estados Unidos. Para que se declare un ganador en la elección presidencial de los Estados Unidos, un candidato debe ganar suficientes estados para obtener los 270 votos del colegio electoral. El 7 de noviembre, cuatro días después del día de la elección, el candidato demócrata Joe Biden fue anunciado como el virtual ganador de las elecciones presidenciales, a la espera de los cómputos finales y posterior

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