Canción de mí mismo

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Canción de mí mismo Hojas de hierba -­‐ 1855

Walt Whitman Traducción de Eric Henríquez Amigo 2019




Canción de mí mismo Yo me celebro a mí mismo Y lo que yo asumo tú asumirás, Por cada átomo perteneciente a mí tan bien pertenece a ti. Vago e incito a mi alma Me inclino y vago a mi calma… observando un trozo de pasto de verano. Casas y techos perfuman… los estantes llenos de perfumes, Respiro yo su fragancia, la conozco y me gusta, La destilación me intoxicaría incluso, pero no le permitiré. La atmosfera no es un perfume… no tiene el sabor de la destilación… es inodora, Es para mi boca por siempre… estoy enamorado de ella, Iré a la ribera que da al bosque, y desnudo me descubriré, Enloquezco porque entre en contacto conmigo. El humo de mi propio aliento, Ecos, ondas y susurros zumbados… raíz de amor, seda en fibra, brotes y viñas, Mi respiración e inspiración… el latido de mi corazón… el pasar de la sangre y El olfato de verdes hojas y de hojas secas, y de la costa y de las oscuras piedras marinas y del heno en el granero, El sonido de las palabras arrojadas de mi voz… palabras sueltas a los remolinos del viento, Unos pocos y livianos besos… unos cuantos abrazos…un alcance al rededor de unos brazos, El juego de luz y sombra sobre los arboles al meneo de la rama flexible, El deleite solitario o en el apuro de las calles, o por los campos y los llanos, El sentir de la salud… el trino de la última tarde… La canción a mí mismo levantándome de la cama y yo encontrando el sol. ¿Te habrás dado cuenta de lo que son mil hectáreas? ¿Te has dado cuenta de lo que es la tierra? ¿Has practicado lo suficiente leer? 1


¿Has sentido orgullo al entender el significado de los poemas? Detente conmigo este día y noche y poseerás el origen de todos los poemas, Poseerás lo bueno de la tierra y del sol… Hay allí millones de soles que aún quedan, Nunca más tomarás las cosas de segunda o tercera mano… ni mirarás a través de ojos muertos… ni te alimentarás de los espectros en los libros, Tampoco mirarás a través de mis ojos, ni tomarás cosas de mí, Escucharás para todos lados y filtrarás todo tú mismo. He escuchado lo que los habladores han dicho…la charla del comienzo y del final, Pero yo no hablo ni del comienzo ni del final. Nunca hubo mejor comienzo que ahora mismo, Ni mayor juventud o vejez que la que hay ahora mismo; Y nunca habrá mayor perfección que la que hay ahora mismo, Ni mayor cielo o infierno que el que hay ahora mismo. Ímpetu e ímpetu, e ímpetu, Siempre el ímpetu procreador del mundo. Fuera de la oscuridad opuestos iguales avanzan… siempre sustancia e incremento, Siempre un tejido de identidad… siempre distinción… siempre un cause de vida. Producir no es sacar provecho… el educado y el no-­‐educado lo sienten así. Cierto como la más segura certeza… íntegro en la rectitud, bien sostenido, abrazado en los relámpagos, Fornido como un caballo, afectuoso, altivo, eléctrico, yo y este misterio aquí nos paramos. Clara y dulce es mi alma… y claro y dulce es todo lo que no es mi alma. Falta en una, falta en ambas… y lo invisible es probado por lo visible, Hasta que eso queda invisible y recibe prueba de vuelta en su turno. 2


Mostrar lo mejor y separarlo de lo peor, la edad veja a la edad, Conocer la perfecta forma y ecuanimidad de las cosas, mientras ellos discuten yo estoy en silencio, y me voy a bañar y admirar a mí mismo. Bienvenido es todo órgano y atributo mío y de toda persona corazonada y limpia. Ni un centímetro ni una partícula de un centímetro es mala, y ninguna será menos familiar que el resto. Estoy satisfecho… veo, bailo, río, canto; Como Dios llega un compañero de cama amoroso y duerme a mi lado toda la noche y hasta cercano el asomo del día, Y deja para mí canastas cubiertas de toallas blancas abultando la casa con su abundancia, Debiera yo posponer mi aceptación y realización y gritar a mis ojos, Que tanto giran al mirar hacia y bajo el camino, Y en el acto descifran y me llevan un peso, Exactamente el contenido de uno, y exactamente el contenido de dos, y ¿qué sigue? Viajeros y curiosos me rodean, Gente que he conocido… el efecto sobre mí de mi vida temprana… de la guardia y ciudad en las que viví… de la nación, de las últimas noticias… descubrimientos, inventos, sociedades… autores antiguos y nuevos, Mi cena, traje, socios, apariencia, negocios, cumplidos, tratos, La real o imaginaria indiferencia de algunos hombres o mujeres que amé, La enfermedad de uno de los míos… o de mí mismo… o andar enfermo… o la perdida o falta de dinero… o depresión o exaltaciones, Vienen a mí días y noches y se marchan de mí otra vez, Pero no son el Mí mismo. Aparte del tirar y el acarrear, está lo que yo soy, Se yergue divertido, complacido, compasivo, ocioso, único, Con la mirada baja, dobla un brazo en un impalpable descanso certero, Mira con su cabeza semi-­‐curva curioso de lo que vendrá, Ambos dentro y fuera del juego, y mirando y preguntándose por él. Hacia atrás veo en mis propios días donde me vi sudando a través de la neblina con lingüistas y contendientes, 3


Yo no llevo burlas ni argumentos… yo atestiguo y espero. Yo creo en ti mi alma… El otro yo mismo no se debe humillar ante ti, Y tú no te debes humillar ante el otro. Flojea conmigo en el pasto… pierde la traba de tu garganta, Sin palabras, sin música o ritmo yo quiero… sin tradición ni sermón, ni siquiera el mejor, Sólo la calma me gusta, el tarareo de tu voz de válvula. Nos recuerdo recostados en junio, en tan transparente mañana de verano; Pusiste tu cabeza al costado de mis caderas y gentilmente te volviste hacia mi, Y apartaste la camisa desde el hueso de mi pecho, y sumergiste tu lengua en mi corazón desnudo, Y seguiste hasta sentir mi barba, y seguiste hasta tomar mis pies. Ligeramente te alzaste y tendiste alrededor mío la paz y alegría y conocimiento que sobrepasan todo arte y argumento de esta tierra; Y yo sé que la mano de Dios es la vieja mano mía, Y yo sé que el espíritu de Dios es el viejo hermano mío, Y que todos los hombres nacidos son también hermanos míos… y las mujeres mis hermanas y amantes, Y que la columna vertebral de la creación es el Amor; E ilimitadas son las hojas rígidas cayendo en el campo, Y las hormigas marrones en los pequeños pozos bajo ellas, Y las costras mohosas de la cerca, y las piedras amontonadas, y el sauco y el gordolobo y el eléboro. Un niño dijo, ¿qué es el pasto? Trayéndomelo a manos llenas; ¿Cómo podría yo responder al niño?... tanto como él, yo ya no sé lo que es. Yo creo que debe ser la bandera de mi disposición, tejida con esperanzadora tela verde. O creo que es el pañuelo del Señor, Un regalo perfumado y conmemorativo deliberadamente lanzado, Conteniendo el nombre de su dueño en algún rincón, que podamos mirar y notar, y decir ¿de quién? 4


O creo que el pasto es él mismo un niño… el bebé producto de la vegetación. O creo que es un jeroglífico uniforme, Y significa, brotando igual en zonas anchas y angostas, Creciendo entre gente negra como entre gente blanca, Mapuche, Aymara, Congresales, Policías, les otorgo lo mismo, los recibo igual. Y ahora me llama el hermoso cabello sin cortar de las tumbas. Tiernamente te usaré rula hierba, Será que te revelarás desde el pecho sudoroso de hombres jóvenes, Será que si yo los conociera los habría amado; Será que tú eres de gente anciana y de mujeres, y de retoños retirados muy pronto del regazo de sus madres, Y aquí tú eres el regazo de esas madres. Este pasto es muy oscuro para provenir de las blancas cabezas de viejas madres, Más oscuro aún que las barbas descoloridas de viejos hombres, Oscuridad venida desde bajo el techo levemente rojo de unas bocas. ¡O percibo después de todo, tantas vociferantes lenguas! Y percibo que no vienen de los techos de las bocas por nada. Quisiera yo poder traducir los consejos de jóvenes hombres y mujeres muertos, Y los consejos de viejos hombres y madres, y de los retoños sacados temprano desde sus regazos. ¿Qué crees que ha sido de los jóvenes y viejos hombres? ¿Y qué crees que ha sido de las mujeres y niños? Están vivos y bien en algún lugar; El más pequeño brote muestra que no hay realmente muerte, Y si hubo alguna vez permitió levantar vida, y no espera hasta el final para detenerla, Pues cesado el momento vida apareció. Todo va hacia delante y hacia fuera… nada colapsa, Morir es distinto de todo lo que suponíamos, y más afortunado. 5


¿Ha supuesto alguien una suerte el haber nacido? Me apresuro a informarle a él o a ella que es una suerte también morir, y lo sé. Yo paso de la muerte con el moribundo, y del nacer con el recién nacido… y no me contengo entre mi sombrero y mis botas, Y examino múltiples objetos, ningún par igual, y cada uno bueno, La tierra buena, y las estrellas buenas, y sus atributos todos buenos. Yo no soy tierra ni atributo de alguna tierra, Soy un amigo y acompañante de la gente, todos tan inmortales e insondables como yo; Ellos no saben cuan inmortales, pero yo sé. Todo tipo es para sí mismo y para los suyos… para mí míos masculinos y femeninos, Para mí todos los que han sido niños y han amado a las mujeres, Para mí el hombre que está orgulloso y siente cómo duele ser menospreciado, Para mí la bella joven y la dama mayor… para mí las madres y las madres de las madres, Para mí esos labios que han sonreído y esos ojos que han derramado lágrimas, Para mí los niños y los padres de esos niños. ¿Quién necesita sentir miedo de la unión? Desvístete… no eres culpable para mí, ni vencido ni descartado, Se quiera o no yo veo a través del paño y la tela, Y rondo, tenaz, codicioso, incansable… y jamás puedo ser arrancado. El pequeño duerme en su cuna, Levanto su manta y miro largo rato, y silenciosamente aparto moscas con mi mano. El pequeño y la niña sonrojada se vuelven hacia la tupida colina, Yo los miro de reojo desde la cima. El suicidio se extiende por el suelo sangriento de la habitación. Es así… atestiguo el cadáver… ahí la pistola ha caído.

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El chisme de la calle… ruedas de carretas y piel de suelas y charla de paseantes, El pesado bus, el conductor con su pulgar interrogante, el ¡clapp! de los caballos calzados, en el suelo de granito, El carnaval de acrobacias, los tintineantes y vociferados chistes y golpazos de bolas de nieve; Los vítores por los favoritos populares… la furia de turbas exaltadas El aleteo de la litera cortinada – El hombre enfermo dentro, llevado al hospital, El encuentro de enemigos, el repentino juramento, los golpes y la caída, La multitud excitada – El policía con su escudo rápidamente haciendo su camino hacia el centro de la multitud; Las piedras impacientes que reciben y retraen tantos ecos, Las almas moviéndose… ¿son ellas invisibles mientras el más pequeño átomo de las piedras visible es? Qué gemidos de los sobrealimentados o medio-­‐famélicos que caen en sobre las banderas golpeados por el sol o en convulsión, Qué exclamaciones de mujeres, repentinas, que se apresuraron a casa y parieron bebés, Qué vivo y enterrado discurso está siempre vibrando aquí… qué aullidos restringidos por decoro, Arresto de criminales, ofensores, adúlteras-­‐ofertas hechas, aceptaciones, rechazos con labios convexos, Ellos me preocupan o su eventual resonancia… yo llego una y otra vez. Las grandes puertas del granero campestre están abiertas y listas, El pasto seco del tiempo de cosecha carga al carro de tiraje lento, La luz clara juega sobre el café grisáceo y verde matizado, Las brazadas están llenas en la decaída siega: Yo estoy ahí… yo ayudo… yo vine derecho al tope de la carga, Sentí sus suaves sacudidas… una pierna reclinada sobre la otra, Yo salté desde las vigas cruzadas, y cogí el trébol y la timotea. Y rodé de cabeza por las colinas, y enmarañé mi pelo llenándolo de pelusas. Solo, lejos en los bosques y montañas yo cazo, Deambulando asombrado por mi propia ligereza y alegría, En la baja tarde buscando un lugar seguro para pasar la noche, Encendiendo un fuego y aso lo recién cazado, Cayendo en un profundo sueño sobre las hojas recolectadas, mi perro y mi arma a mi lado. 7


La nave Yankee va bajo sus tres velas… ella corta el brillo y la espuma, Mis ojos asientan tierra… me inclino hacia su proa y grito alegremente desde cubierta. Los pescadores y marisqueros aparecieron temprano y pararon por mi, Introduje la parte baja de mis pantalones dentro de mis botas y fui con ellos y tuve un buen momento, Tú tuviste que haber estado con nosotros ese día alrededor de la olla del caldillo. Yo vi el casamiento del cazador al aire libre en el lejano oeste… la novia era una chica india-­‐roja, Su padre y los amigos de él se sentaron cerca y de piernas cruzadas fumando lerdamente… Calzaban mocasines y tenían mantas largas y gruesas colgando desde sus hombros; En un banquillo descansaba el cazador… Estaba vestido casi todo con pieles… Su lujosa barba y rulos protegían su cuello, Una mano descansaba sobre su rifle… la otra sostenía firmemente la muñeca de la chica roja, Ella tenía largas pestañas… su cabeza estaba descubierta… sus bastos rectos cabellos descendían sobre sus voluptuosas extremidades y llegaban hasta sus pies. El esclavo fugitivo vino hasta mi casa y se detuvo afuera, Yo escuché su crepitante andar sobre las ramitas cerca del montón de leña, A través de la tambaleante puerta de la cocina lo vi cojeando y débil, Y fui donde se estaba sentado en un tronco, y lo hice pasar y lo protegí, Y traje agua y llené una tina para su cuerpo sudoroso y para sus machucados pies, Y le di el cuarto al que se entra desde el mío propio, y le di ropa limpia y gruesa, Y recuerdo perfectamente bien sus ojos movedizos y su extrañeza, Y me recuerdo poniendo yeso sobre las heridas de su cuello y tobillos; Se quedó conmigo por una semana antes de que se recuperara y siguiera al norte, Lo tuve sentado a mi lado de la mesa… Mi arma posada allá en la esquina.

Veintiocho hombres jóvenes han venido a bañarse cerca de la orilla, 8


Veintiocho hombres jóvenes, y todos tan cercanos, Veintiocho años de vida mujeriega, y todos tan solos. Ella posee la bella casa por lo alto de la loma, Ella se esconde guapa y ostentosamente vestida tras las cortinas de la ventana. ¿A cuál de los jóvenes ella preferirá? Ah…El más casero es hermoso para ella. ¿Donde te has ido, señorita? Te puedo ver, Chapoteas allí en el agua, pero sigues guardada en tu cuarto. Bailando y riendo vino a la playa la veintinueveava bañista, El resto no la vio, pero ella los vio y amó. Las barbas de los jóvenes relucían de agua que bajaba desde lo largo de sus cabellos, Pequeños canales pasaban por todos sus cuerpos. Una mano invisible pasaba también sobre sus cuerpos, Descendía temblando desde sus cienes y costillas. Los jóvenes flotan de espaldas, sus barrigas blancas se inflaman al sol… Ellos no preguntan por el que los sujeta de repente, Ellos no conocen al que jadea y declina arqueándose, Ellos no piensan en el que empaparon con espuma de agua. El joven-­‐carnicero se quita su ropa de faenar, y afila su cuchillo en el puesto del mercado, Yo me entretengo disfrutando su gracia y su andar y su desaliño. Herreros con sombríos y peludos pechos reinan los yunques, Cada uno tiene su trineo-­‐principal… están todos afuera… hay allí un gran calor en el fuego. Desde el límite marcado por la ceniza esparcida yo sigo sus movimientos, Por lo alto los martillos ruedan –por lo alto y tan lentos-­‐ por lo alto y tan seguros, Ellos no se apresuran, cada hombre pega en su lugar. 9


El negro toma firme las riendas de sus cuatro caballos… el bloque cuelga debajo sobre su candado atado, El negro que conduce el enorme carro pesado de los picapedreros… firme y alto se para sereno en una pierna sobre la cuerda, Su camisa azul expone su amplio cuello y pecho y se suelta sobre su cadera, Su semblante es calmo y comandante… la curva de su sombrero sale fuera de su frente, El sol cae sobre su crujiente pelo y bigote… cae sobre el negro de sus pulidas y perfectas extremidades. Yo observo al pintoresco gigante y lo amo… y no me detengo ahí, yo soy parte de su equipo también. En mí el que acaricia la vida por donde se mueva… retrocediendo como también avanzando y torciendo, hacia nichos apartados y curvas menores. Bueyes que traquetean o se detienen en la sombra, ¿qué es aquello que expresas en tus ojos? Me parece más que todo lo impreso que he leído en mi vida. Mi pisada asusta al pato y al pavorreal del bosque en mi distante y diario paseo, Ellos juntos se levantan, lentamente hacen un circulo… yo creo en esos propósitos alados, Y reconozco al rojo, amarillo y blanco jugando en mí, Y considero al verde y violeta y la cresta, corona intencional; Y no llamo indigna a la tortuga porque no sea otra cosa, Y al ruiseñor del pantano que jamás estudió escalas, aún así su trinar es de maravilla para mí, Y el aspecto de la yegua castaña me causa vergonzosa necedad. El ganso salvaje lidera a su bandada a través de la fría noche, ¡Ya-­‐jonc! dice él, y para mí suena aquí como una invitación; El proactivo lo supondrá un sin sentido, pero yo escucho de cerca, Encuentro su propósito y lugar allá arriba hacia el cielo de noviembre. El alce pezuña-­‐afilada del norte, el gato sobre el umbral de la casa, el pájaro carbonero, el perrito de la pradera, 10


La camada de la cerda que gruñe al tiempo que le beben de su seno. Las crías de la pava, y ella con sus alas medio extendidas, Veo en ellos y en mí mismo, la misma antigua ley. La presión de mis pies en la tierra hace brotar cientos de afecciones, Ellas desdeñan mi mejor intento por relacionarlas. Yo estoy enamorado del crecer al aire libre, De la persona que vive entre ganado, o saborea el océano o los bosques, De los constructores y capitanes de barcos, de los portadores de hachas y mazos, de los conductores de caballos, Yo puedo comer y dormir con ellos semana tras semana. Lo que es común y más barato y más cercano y más fácil soy yo, Yo yendo por mis oportunidades, gastando para obtener vastos retornos, Mejorándome para dedicarme a quien primero quiera tomarme, No pidiéndole al cielo que descienda por mi buena voluntad, Dispersándola mejor gratuitamente por siempre. El puro contralto canta en la tribuna del órgano, El carpintero recubre su tabla… la lengua de su perfil frontal silva su salvaje y ascendente siseo, Los hijos casados y solteros cabalgan a casa para su cena de acción de gracias, El piloto agarra la piedra angular, empuja hacia abajo con un brazo fuerte, El compañero se para atado en el barco ballenero, lanza y arpón listos, El cazador de patos camina en silencio y cauto se estira, Los diáconos están ordenados a manos cruzadas en el altar, La hilandera se retrae y avanza al zumbido de la gran rueda, El campesino se detiene por los cercos un domingo y mira las avenas y el centeno, El lunático es finalmente llevado al asilo, caso confirmado, Él jamás dormirá otra vez como lo hizo en la cuna en la pieza de su madre; El impresor de diario con su pelo gris y su quijada demacrada trabaja en lo suyo, Él mueve su mascada de tabaco, sus ojos se nublan en el manuscrito; Los miembros malformados son atados a la mesa del anatomista, 11


Lo removido cae horriblemente dentro de un balde; La chica mestiza es vendida en el puesto… el borracho asiente junto a la estufa del bar, El maquinista se arremanga… el policía pasea a su ritmo… el portero marca a quien pasa, El muchacho joven maneja el carro-­‐expreso… yo lo amo aunque no sepa quién es; Los cordones mixtos en sus botas ligeras son para competir en la carrera, La caza de pavos del Este convoca a jóvenes y ancianos… algunos se inclinan sobre sus rifles, otros se sientan en troncos, De la multitud aparece el tirador y toma posición y apunta a su presa; El grupo de inmigrantes recién llegados cubren el muelle o dique, Los algodoneros sachan en los campos de azúcar, el supervisor los ve desde su silla; La trompeta llama desde la pista de baile, los caballeros corren por sus parejas, los bailarines se reverencian; La juventud se queda tendida y despierta en el desván de techo de cedro y escuchando la lluvia musical, El cazador pone trampas en el arroyo que alimenta al hurón, El reformista asciende a la plataforma, declama a boca y nariz, La compañía regresa de su excursión, el negrito viene a la cola y lleva el bien asegurado botín, La india piel-­‐roja envuelta en su tejido amarillo anda ofreciendo mocasines y bolsitas de macramé para la venta, El experto-­‐conocedor ronda por la galería de exhibiciones con ojos semi-­‐cerrados y vueltos a un costado. Las manos en cubierta aceleran el vapor, la tabla es arrojada para los pasajeros que bajan a tierra, Las jóvenes hermanas sostienen la madeja, la hermana mayor la ordena en una bola y se detiene de vez en cuando por los nudos, La esposa primeriza se está recuperando y feliz, hace una semana que dio a luz a su primer hijo, La rubia chica Yankee trabaja con su máquina de coser en la fábrica o en el molino, La que lleva nueve meses está en la sala de parto, sus mareos y dolores están avanzando, El que pavimenta se inclina sobre su aplanador de dos manos –el lápiz del reportero vuela ligero por sobre su libreta -­‐ El cartelero pinta letras rojas y doradas,

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El chico trota por el camino carretero – el contador cuenta en su escritorio – el zapatero encera su hilo, El director marca el tiempo para la banda y todos los interpretes le siguen, El niño es bautizado – el converso está haciendo su primeras profesiones, La regata se extiende por la bahía… ¡cómo resplandecen las blancas velas! El pastor mira a su rebaño, les canta a ellos a los que se podrían perder, El ambulante va sudando con sus productos al hombro – el comprador se queja por los precios, Cámara y placa están preparadas, la señorita debe sentarse para su daguerrotipo, La novia plancha su vestido blanco, El minutero del reloj se mueve lentamente, El consumidor de opio se reclina con la cabeza rígida y los labios apenas abiertos, La prostituta arrastra su chal, su sombrero se balancea sobre su cuello ebrio y con espinillas, El público se ríe de sus groserías, los hombres se burlan y guiñan entre sí, (¡Miserable! Yo no me río de tus groserías ni me burlo de ti) El presidente mantiene un consejo de gabinete, está rodeado por grandes secretarios, Por la plaza caminan cinco amistosas matronas tomadas del brazo La tripulación pesquera empaca repetidas cargas de pescado en la bodega, El habitante de Missouri cruza las planicies llevando sus mercancías y su ganado, El recaudador va pasando por el tren – se anuncia haciendo sonar el sencillo en sus manos, Los carpinteros están extendiendo el piso nuevo – los hojalateros están poniendo estaño al techo – los albañiles están pidiendo el mortero, En filas únicas cada uno lleva al hombro su capacho pasando delante de los demás trabajadores; Estaciones a la siga unas de otras, la multitud indescriptible se reúne… es el cuatro de julio… ¡qué gran saludo de cañones y armas cortas! Estaciones a la siga unas de otras, el labrador ara y el segador siega y el grano de invierno cae sobre el suelo; Interno en el lago el pescador mira y espera cerca del agujero en la superficie congelada, 13


Los postes se sostienen gruesos alrededor del claro, el cuatrero golpea profundo con su hacha, Los barqueros atracan hacia el atardecer cerca del campo de algodón y de los castaños, Los cazadores de mapaches van ahora a través de las regiones del río rojo, o a través de esas regiones drenadas por el Tennessee, o por aquellas del Arkansas, Las antorchas brillan en la noche que cae por el Biobío o el Calle-­‐calle; Patriarcas se sientan a la cena con sus hijos y nietos y bisnietos a su alrededor, En murallas de adobe, en tiendas de lona, descansan cazadores y traperos después de sus día de deporte. La ciudad duerme, el país duerme, Los vivos duermen su tiempo… los muertos duermen su tiempo, El viejo esposo duerme junto a su esposa, y el joven esposo duerme junto a su esposa; Y estos y todos tienden dentro hacia mí, y yo tiendo fuera hacia ellos, Y tal como es Ser para ellos más o menos lo es para mí. Yo soy de viejos y de jóvenes, de tontos tanto como de sabios, A pesar de otros, y siempre en consideración de otros, Maternal tanto como paternal, un niño tanto como un hombre, Hecho de aquello que es tosco, y hecho de aquello que es fino, Uno de esa gran nación, la nación de muchas naciones – la más pequeña igual a la más grande, Un sureño tanto como un norteño, un agricultor despreocupado y hospitalario, Un provinciano ligado a mi propio camino… listo para el intercambio… mis articulaciones, las más ágiles articulaciones de la tierra y las más duras articulaciones de la tierra, Un provinciano caminando el valle del Elqui en pantalones de saco, Un barquero por los lagos o bahías o a través de las costas… Un provinciano, un liviano de sangre de las colinas de arena y pinos, En casa sobre mis botas de nieve o arriba en los arbustos, o con los pescadores, En casa en la flota de botes de hielo, zarpando con el resto y virando, En casa en las colinas de Vermont o en los bosques de Maine o en el Rancho tejano, Camarada de provincianos… camarada de los libres del noreste, amando sus grandes proporciones,

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Camarada de balseros y hombres del carbón – camarada de todos los que dan la mano y bien vienen a comer y a beber; Un aprendiz con los más simples, un profesor de los más aplicados Un novicio principiante que ha vivido miríadas de estaciones, De cada matiz y oficio y rango, de cada costa y religión No meramente del nuevo mundo sino que también de África, Europa y Asia… un salvaje errante, Un campesino, mecánico o artista… un caballero, marino, amante o minero, Un prisionero, caprichoso, bullicioso, abogado, físico o sacerdote. Yo resisto cualquier cosa que se crea mejor que mi propia diversidad, Respiro aire y dejo suficiente para el resto, Y no estoy atascado, estoy en mi lugar. Las polillas y los huevos de pescado están en su lugar, Los soles que veo y los soles que no puedo ver están en su lugar, Lo palpable está en su lugar y lo impalpable está en su lugar. Estos son los pensamientos de todas las personas de todas las eras y tierras; no son originales míos, Si no son tuyos como tampoco míos son nada o casi nada, Si no engloban todo son casi nada, Si no son el acertijo ni la solución al acertijo son casi nada, Si no están tan cerca como lo están de lejos son nada. Esta es la hierba que crece donde quiera que se encuentre la tierra y donde quiera se encuentre el agua, Este es el aire común que baña la tierra. Este es el soplo de las leyes y canciones y comportamientos, Esta es el agua insípida de las almas… este es el verdadero sustento, Es para el iletrado… es para los jueces de la corte suprema … es para el congreso y para el palacio de gobierno, Es para la admirable comunidad de hombres literatos y compositores y cantores y conferencistas, ingenieros y sabios, Es para la interminable raza de trabajadores y campesinos y pescadores. Este es el trino de mil clarines y el grito del flautín y el golpe de los triángulos. 15


Yo no toco marchas para victoriosos solamente… Yo toco grandes marchas para personas conquistadas y asesinadas. ¿Has escuchado que es bueno ganarse el día? Yo digo que también es bueno caer… las batallas se pierden en el mismo espíritu que impera cuando son ganadas. Yo hago sonar tambores triunfales por los muertos… Yo lanzo a través de mis embocaduras la más alta y alegre música para ellos, ¡Vivas! para aquellos que han fallado, y para aquellos que su barco de guerra se ha hundido en la mar, Y para aquellos que se hundieron ellos mismos en el mar, Y para todos los generales que perdieron combates, y para todos los héroes vencidos, y para todos los innumerables héroes desconocidos iguales a los grandes héroes conocidos. Esta es la mesa agradablemente puesta… esta es la carne y la bebida para el hambre natural, Es para el malo tanto como para el bueno… yo hago trato con todos, No dejaré a ninguna persona de lado o despreciada, La mantenida y el aprovechador y el ladrón, están todos invitados, No habrá diferencia entre ellos y el resto. Este es el apretón de una mano tímida… este es el deslizar y el aroma del pelo, Este es el tacto de mis labios con los tuyos… este es el murmullo del deseo, Esta es la lejana profundidad y altura que refleja mi propio rostro, Esta es la fusión reflexiva de mí mismo y la salida otra vez. ¿Crees que tengo algún propósito confuso? Bueno, sí lo tengo… como la lluvia de abril lo tiene, y la mica al costado de una roca lo tiene. ¿Lo tomas como que pudiera yo sorprender? ¿Sorprende la luz del día? ¿O el temprano piar del colirrojo por los bosques? ¿Sorprendo yo más que ellos? 16


A esta hora digo cosas en confianza, No las diría a cualquiera pero te las diré a ti. ¡Quién va por ahí! ¿Anhelando, bruto, místico, desnudo? ¿Cómo es que extraigo fuerzas de la carne que como? ¿Qué es una persona de todas maneras? ¿Qué soy yo? ¿y qué eres tú? Todo lo que marco como mío tú lo deberás contraponer con lo tuyo, De lo contrario fue tiempo perdido escuchándome. Yo no lloriqueo como los que lloriquean por el mundo, Que los meses son vacíos y el suelo puro barro y suciedad, Que la vida es un chupar y vender y que al final nada queda más que gasa raída y lágrimas. Gimiendo y sometidos con polvos para inválidos… la conformidad va para los que han desaparecido, Yo inclino mi gorra como me place dentro y fuera de mi casa. ¿Debiera yo rezar? ¿Debiera yo venerar y ser ceremonioso? He curioseado a través de los estratos y analizado hasta un sólo pelo, Y consultado a doctores y calculado de cerca y he encontrado la más dulce grasa pegada a mis propios huesos. En todas las personas me veo a mí mismo, ni más ni un grano de cebada menos, Y lo bueno o malo que digo de mí mismo lo digo también de ellos. Y sé que soy sólido y salvo, Para mí los objetos convergentes del universo fluyen perpetuamente, Están todos escritos para mí, y debo yo entender lo que esos escritos dicen. Sé que soy inmortal, Yo sé que esta orbita mía no puede ser barrida por un compás de carpintero, Yo sé que no voy a pasar como el dibujo de un niño hecho con un palo quemado a la oscuridad de la noche. Y sé que soy augusto, 17


Yo no molesto a mi espíritu para vindicarlo a sí mismo o para que sea comprendido, Veo que las leyes elementales nunca se disculpan, Yo estimo que me comporto sin más orgullo que el del nivel en que instalo mi casa después de todo. Yo existo como soy, eso es suficiente, Si ningún otro en el mundo se da cuenta yo me siento contento, Y si cada uno y todos se dan cuenta yo me siento contento. Un mundo se da cuenta, y por lejos es el más grande para mí, y ese es mí mismo, Y si vuelvo a mí mismo hoy o en diez mil o en diez mil millones de años, Yo puedo alegremente tomarlo ahora, o con igual alegría puedo esperar. Mis pies están asentados y mortificados en granito, Me río de lo que llamas disolución, Yo conozco la amplitud del tiempo. Yo soy el poeta del cuerpo, Y soy el poeta del alma. Los placeres del cielo están conmigo, y las penas del infierno están conmigo, El primero lo gesto e incremento en mí mismo… el último lo traduzco a una nueva lengua. Yo soy el poeta de la mujer igual que el del hombre, Y digo que es tan grande ser mujer como ser hombre, Y digo que no hay nada más grande que la madre del hombre. Yo canto un nuevo canto de expansión y orgullo, Hemos estado evadiendo y lamentando suficiente, Yo les muestro que el tamaño es sólo desarrollo. ¿Has superado al resto? ¿Eres tú el presidente? Es una pequeñez… van más que a llegar allá todos, y aún así pasarán. Yo soy aquel que camina con la tierna y creciente noche; Yo llamo a la tierra y a la mar, tenidos medianamente por la noche. 18


¡Presiona fuerte noche de pecho desnudo! ¡Presiona fuerte magnética y nutritiva noche! ¡Noche de vientos sureños! ¡Noche de las grandes y escazas estrellas! ¡Movediza noche sin pesar! ¡Furiosa y desnuda noche de verano! ¡Sonríe O voluptuosa tierra de hálito frío! ¡Tierra de líquidos y dormidos árboles! ¡Tierra de atardeceres despedidos! ¡Tierra de nubladas cumbres montañosas! ¡Tierra del derrame vítreo de la luna llena, teñido apenas de azul! ¡Tierra de claro y oscuro que va salpicando la corriente del río! ¡Tierra del límpido gris de nubes más brillantes por mi bien! ¡Precipitada tierra das codazos! ¡Tierra rica de manzanas en flor! ¡Sonríe, que tu amante llega! ¡Prodigiosa! ¡Tú me has dado amor! … Por lo tanto yo a ti te doy amor! ¡O indecible amor apasionado! ¡Propulsor sosteniéndome fuerte y yo que te sostengo fuerte! Nos hacemos daño como el esposo y la esposa se hacen daño. ¡Tú mar! Yo me resigno a ti también… adivino a lo que te refieres – lo que quieres decir, Contemplo desde la playa tus torcidos y provocadores dedos, Creo que te niegas a devolverte sin antes sentirme; Tenemos que darnos una oportunidad… me desvisto… apurándome fuera de la vista de la tierra, Sostenme suavemente… méceme en ondulante somnolencia, Precipítate a mí con amorosa humedad… te puedo compensar. ¡Mar con extenso suelo hinchado! ¡Mar respirando anchos y convulsos respiros! ¡Mar de la salmuera de la vida! ¡Mar de las no escavadas y siempre listas tumbas! ¡Aullador y vertedor de tormentos! ¡Caprichoso y delicado mar! Soy íntegro contigo… yo también soy de una época y de todas las épocas. Participante de influjos y eflujos… glorificador del odio y la conciliación, Glorificador de los amigos y de aquellos que duermen entre sus brazos. 19


Yo soy quien atestigua la simpatía; ¿Debiera yo hacer mi lista de cosas de la casa y obviar la casa que las soporta? Soy yo el poeta del sentido común y de lo demostrable y de la inmortalidad; Y no soy solamente el poeta de la divinidad… yo no me niego a ser también el poeta de la maldad, Baños y rasuradoras para los siúticos… para mí pecas y una barba erizada. ¿Qué exclamación es esa acerca de la virtud y acerca del vicio? El mal me impulsa, y la reforma del mal me impulsa… me levanto indiferente, Mi pasar no es un pasar suspicaz ni de repudio, Yo humedezco las raíces de todo lo que ha crecido. ¿Has temido a la infección del embarazo obstinado? ¿Has visto que las leyes celestiales persisten aún de ser trabajadas y rectificadas? Me adelanto a decir que lo que hacemos es correcto y lo que afirmamos es correcto… y algo de eso es sólo la mena de lo correcto, Testigos nuestros… una parte de la balanza y la parte antípoda de la balanza, La suave doctrina tan sensata como la firme doctrina, Pensamientos y obras del presente, nuestro despertar y temprano comienzo. Este minuto que llega a mí desde los pasados decenios, No hay mejor que él y el ahora. Lo que bien se portó en el pasado o bien se porta hoy no es gran maravilla, La maravilla es siempre y para siempre el cómo puede haber un hombre malo o uno infiel. ¡Interminable despliegue de palabras de épocas pasadas! Y mía palabra moderna… una palabra de masas. 20


Una palabra de la fe que nunca se niega, Una vez tan buena como la vez siguiente… o aquí o allá es lo mismo para mí. Una palabra de realidad… materialismo primero y luego a empaparse. ¡Hurra por la ciencia positivista! ¡Larga vida a la exacta demostración! Busca algunas suculentas y mézclalas con cedros y ramas de lilas; Este es el lexicógrafo o el químico… este ha hecho gramática de los viejos cartuchos, Estos marineros han expuesto el barco a peligrosos mares desconocidos, Este es el geólogo, y aquel trabaja con el bisturí, y el siguiente un matemático. Hombres gentiles yo los recibo, y estrecho y aprieto manos con ustedes, Los hechos son útiles y reales… no son mi morada… yo entro a través de ellos a un área de mi morada. Yo soy menos el recordatorio de la propiedad o de las cualidades, y más el recordatorio de la vida, Y sigo por lo justo por mi propio bien y por el bien de los demás, Y tomo poca cuenta de los neutros e impotentes, y doy favor a hombres y mujeres bien preparados, Y hago resonar el gong de la revuelta, y me detengo con fugitivos y con los que traman y conspiran. Walt Whitman, un americano, uno de los brutos, un cosmos, Desordenadamente carnal y sensual… comiendo, bebiendo y engendrando, No un sentimental… no estándose por sobre los hombres y las mujeres ni apartado de ellos… no más modesto que arrogante. ¡Desatornilla las cerraduras de las puertas! ¡Desatornilla las puertas de sus vigas! Quien sea que degrada a otro me degrada a mí… y lo que sea que se haga o diga retorna finalmente a mí, Y lo que sea que yo haga o diga retorna también a mí. 21


A través de mí la inspiración va surgiendo y surgiendo, a través de mí el flujo y el índice. Yo clamo la contraseña primitiva… yo doy señal de democracia; ¡Por Dios! No aceptaré nada que no permita a todos tener contraparte en iguales términos. A través de mí muchas largas y lerdas voces, Voces de interminables generaciones de esclavos, Voces de prostitutas y de personas deformes, Voces de enfermos y desesperados, y de ladrones y de enanos, Voces de ciclos de preparación y de crecimiento, Y de paños que conectan a las estrellas – y de úteros y de esperma, Y por los derechos de éstos los demás están por debajo, De lo trivial y plano y tonto y despreciable, De la niebla en el aire y de los escarabajos rodando bolas de estiércol. A través de mí voces prohibidas, Voces de sexos y lujurias… voces veladas, y yo remuevo el velo, Voces indecentes, por mí clarificadas y transfiguradas. Yo no presiono mis cruzados dedos en mi boca, Me mantengo delicado tanto por mis entrañas como por mi cabeza y corazón, Copular no es más importante para mí que morir. Yo creo en la carne y en los apetitos, Mirar, escuchar y sentir son milagros, y cada parte y marca en mí es un milagro. Sagrado soy dentro y fuera, y santifico lo que sea que toque o me toque; El aroma axilar es aroma más fino que el de cualquier plegaria, Esta mente es más que iglesias o biblias o credos. Si he yo de adorar algo en particular debe ser ese algo extensión de mi cuerpo; Translucido molde de mí debes ser tú, Sombreadas repisas y descansos, firme corte masculino, debes ser tú, Lo que sea que me incline debes ser tú, 22


Tú mi rica sangre, tu cause lechoso pálido despojo de mi vida; Pechos que presionan otros pechos debes ser tú, Mi cerebro debe ser tus ocultas convulsiones, Raíz de cálamo lavado, temerosa agachadiza de la charca, nido de cuidados huevos duplicados, deben ser tú, Enmarañado heno de cabello y barba y músculo, deben ser tú; El sol tan generoso debe ser tú, Barcos iluminados y ensombreciendo mi rostro deben ser tú, Ustedes arroyos y quebradas sudorosas deben ser tú, Anchos campos musculares, ramas de robles vivos, amado holgazán en mis caminos tortuosos, deben ser tú. Yo me dedico a mí mismo… existe ese tanto de mí, y tanto tan suculento, Cada momento y todo lo que pasa me estremece de alegría. No puedo explicar cómo mis tobillos se doblan… ni cómo es que la causa de mis desmayos vence, Ni la causa de la amistad que emito… ni la causa de la amistad que recobro. Caminar por mi pórtico es inexplicable… me detengo a considerar si realmente puede ser, Que coma y beba es suficiente espectáculo para los grandes autores y escolares, Una mañana gloriosa por mi ventana me satisface mucho más que la metafísica de los libros. ¡Contemplar el alba! La pequeña luz desvanece las inmensas y diáfanas sombras, El aire sabe bien a mi paladar. Levante del movedizo mundo a los inocentes juegos naciendo silenciosos, exudando frescos, Patinando oblicuamente para arriba y para abajo. Algo que no puedo ver alza sus colmillos libidinosos, Mares de jugos brillantes bañan al cielo. La tierra serena para con el cielo… la diaria cerradura de su unión, El celeste desafío latente que se extiende desde el este sobre mi cabeza, 23


La mofa burlona ¡Ved entonces si es que debes ser tú maestro! Deslumbrante y tremendo como el sol, Encontramos la nuestra, mi alma en la calma y frescura del alba. Mi voz va tras eso que mis ojos no pueden alcanzar, Con las piruetas de mi lengua yo abarco mundos y cantidades de mundos. Mi habla es gemela de mi visión… impropio es que se mida a sí misma. Me provoca para siempre, Dice sarcásticamente, Walt, tú entiendes suficiente… ¿por qué no lo dejas salir entonces? Vamos ya, no seré yo atormentado… tú concibes bastante cháchara. ¿No sabes tú cómo los brotes están debajo plegados? Esperando en la penumbra protegidos por la escarcha, La tierra alejándose ante mis gritos proféticos, Yo fundamentando causas para equilibrarlas al fin, Mi conocimiento, mis partes vivas… va llevando cuentas con el significado de las cosas, Felicidad… quién quiera que me escuche deje que él o ella vaya en busca de este día. Mi mérito final yo te rechazo… yo rechazo deshacer de mí lo mejor de mí. Abarca mundos pero jamás intentes abarcarme a mí. Yo estrujo tu más ruidosa cháchara tan sólo con mirarte. Escribir y hablar no me prueban, Yo acarreo plena prueba y tanto más en mi cara, Con el acallo de mis labios yo confundo al mayor de los escépticos. Creo yo que no haré nada más por un tiempo que escuchar, Y acumular lo que escuche en mí mismo… y dejar que los sonidos me contribuyan. 24


Escucho yo la bravura de las aves… el bullicio del trigo que crece… el murmullo de las flamas… La charla de las ramas cocinando mis comidas. Oigo el sonido de la voz humana… un sonido que amo, Oigo todos los sonidos afinados que están a sus usos… sonidos de la ciudad y sonidos de fuera de la ciudad, sonidos del día y de la noche; Jóvenes habladores para aquellos que los aprecian… el declamo del vendedor de pescado y del vendedor de frutas… la risa alta de los trabajadores almorzando, El bajo enojoso de la amistad rota… el tono que desvanece de los enfermos, El juez de manos duras sobre la mesa, sus labios temblorosos pronunciando la sentencia de muerte, El esfuerzo de los portuarios descargando barcos por los muelles… el refrán de los que levantan ancla; El timbre de las alarmas de campana… el lloro del fuego… el zumbido de los rápidos motores y carros con tintineos premonitorios y luces de colores, El silbato a vapor… el retumbar del tren de carros que se aproxima; La marcha lenta que es ejecutada por la noche a la cabeza de la asociación, Van ellos a cuidar algún cadáver… las banderas de lo alto están cubiertas de muselina negra. Oigo al violoncelo y a los corazones de los hombres quejarse, Y oigo los bronces o si no al eco del atardecer. Oigo al coro… es la gran Ópera… ¡esto sí que es música! Un tenor grande y recio como la creación misma me llena, El flexionar del orbe de su boca me vierte y llena completo. Oigo a la adiestrada soprano… me convulsiona ella como el clímax de mi tensión amorosa; La orquesta me agita más que el vuelo de Urano, Eleva ardores innombrables a mi pecho, Pulsa en mí hasta el trago más hondo de honor, Me lleva… rozo apenas a pies descalzos… son ellos lamidos por las olas indolentes, Estoy expuesto… herido por amargo y tóxico granizo, 25


Empapado en melosa morfina… mi tráquea se retuerce en falsa muerte, Cesando nuevamente para sentir el puzle de puzles Y eso que llamamos Ser. Ser en cualquier forma, ¿qué es eso? Si nada más yaciera desarrollada la almeja y su dura caparazón, sería eso suficiente. La mía no es dura caparazón, Yo tengo conductores instantáneos por todo mi cuerpo ya sea que siga o me detenga. Yo meramente me muevo, presiono, siento con mis dedos, y soy feliz, El contacto de mi persona con otra es lo más que puedo soportar. ¿Es esto entonces un contacto? … Estremeciéndome hacia una nueva identidad, Fuego y éter apurándose por mis venas, Traidora yema mía alcanzando y apiñándoles en su ayuda, Mi carne y sangre lanzando relámpagos, para combatir lo que es apenas distinto a mí, Por todas partes lascivos provocadores endureciendo mis extremidades, Forzando a la ubre de mi corazón por su flujo retenido, Tomándose licencias para conmigo, sin negación, Privándome de lo mejor de mí como por un propósito, Desabotonando mi ropa y tomándome por mi cintura desnuda, Engañando a mi confusión con la calma de la luz solar y los pastizales, Sin modestia correteando para afuera a los buenos sentimientos, Sobornan ellos para escaparse con cautela, e ir y raspar mis contornos, Sin consideración, sin atención a mi agotada fuerza o a mi molestia, Atrayendo al resto del rebaño alrededor para disfrutarlos mientras, Luego uniéndose todos para levantarse al frente y preocuparme. Los centinelas abandonan cada parte de mí, Me han dejado indefenso a merced de un rojo merodeador, Han venido todos a la cumbre a ser testigos y a asistir en contra mía. Estoy vencido por los traidores; Hablo salvajemente… he perdido mi ingenio… yo y nadie más soy el más grande de los traidores, 26


Yo mismo fui primero a la cumbre… mis propias manos me llevaron allá. ¡Tú tacto villano! ¿Qué estás haciendo? …mi aliento se tensa en su garganta. ¡Ciego y amoroso tacto combativo! ¡Envainado y encapuchado amor de dientes afilados! ¿Te ha hecho sufrir mucho el haberme dejado? La partida seguida de la llegada… pago perpetuo del préstamo perpetuo, Abundante aguacero… y abundante recompensa posterior. Brotes recaudan y acumulan… se están por la borda prolíficos y vivos, Paisajes se proyectan masculinos de buen porte y dorados. Todas las verdades esperan en todas las cosas, Ellas no aceleran su nacimiento ni lo resisten, Ellas no necesitan de fórceps obstétricos ni de cirujanos, Lo insignificante es para mí tan grande como cualquier, ¿Qué es menos o más que un tacto? La lógica y los sermones nunca convencen, El humedal de la noche se fuerza a lo profundo de mi alma. Sólo lo que se prueba a sí mismo a cada hombre y mujer es, Sólo lo que nadie niega es. Un minuto y una gota de mí calman mi mente; Yo creo que los patanes empapados se convertirán en amantes y en faros, Y que la síntesis de todas las síntesis es la carne de un hombre y de una mujer, Y la cumbre y la flor ahí es lo que sienten cada uno por el otro, Y se deberán ellos por esa lección ramificar sin límite hasta volverse omniscientes, Hasta que cada uno nos deleite, y nosotros a ellos. Yo creo que una hoja de hierba no es menos que el viaje de las estrellas, 27


Y que la hormiga es igual de perfecta, y el grano de arena, y el huevo del reyezuelo, Y que la ranita del árbol es la capataz para lo alto, Y que la zarzamora adornará los salones del cielo, Y que la bisagra más estrecha de mi mano deja insignificante a toda maquinaria, Y que la vaca masticando con su cabeza gacha sobrepasa a cualquier estatua, Y que un ratón es milagro suficiente para asombrar a millones de infieles, Y que podría yo volver cada tarde de mi vida a observar a la hija del campesino hervir la tetera y hornear tortillas. Encuentro e incorporo granito y carbón y musgo y frutas y granos y raíces suculentas, Y estoy cubierto de cuadrúpedos y aves por doquier, Y he relegado a lo que está detrás de mí por buenas razones, Y llamo a acercarse de nuevo a lo que sea cuando yo desee. En vano la prontitud o la timidez, En vano las rocas plutónicas mandan su antiguo calor en contra de mi venida, En vano el mastodonte se refugia bajo sus propios huesos pulverizados, En vano los objetos se están kilómetros fuera y asumen muchas formas, En vano el océano se asienta en cavidades con grandes monstruos que yacen debajo, En vano el aguilucho se aloja en el cielo, En vano la serpiente se desliza por las enredaderas y los troncos, En vano el alce toma los caminos internos del bosque, En vano el alca torda zarpa al lejano norte hasta Labrador, Yo les sigo rápido… Asciendo hasta el nido por la fisura del acantilado. Pienso que podría ir a vivir un tiempo con los animales… son ellos tan plácidos e independientes, De pie los miro de vez en cuando la mitad del día. Ellos no sufren ni se quejan por su condición, Ellos no se quedan despiertos por la noche para llorar por sus pecados, Ellos no me enferman discutiendo su deber para con Dios, 28


Ninguno está insatisfecho… ninguno está demente con la manía de cosas tener, Ninguno se arrodilla ante el otro ni ante su especie que ha vivido por miles de años, Ninguno es respetable ni laborioso en todo el mundo. Entonces ellos me muestran sus maneras y yo las acepto; Ellos me traen indicios de mí mismo… los indican plenamente en su dominio. Yo no sé de donde han obtenido esos indicios, Debo haber pasado por ese camino sin notarlo muchas veces y los dejé caer, Yo mismo caminando hacia adelante en ese entonces y ahora y por siempre, Recolectando y demostrando más, siempre y con rapidez, Infinito y de todos los géneros y el parecido de éstos en aquellos; No tan exclusivo en vista de los que buscan alcanzar a mis congéneres, Escogiendo por aquí a uno que será mi amigo, Eligiendo ir con él en términos fraternos. La gigantesca belleza del semental, recio y sensible a mis caricias, Su cabeza alta y frente ancha en medio de sus orejas, Sus extremidades brillantes y flexibles, la cola barriendo el piso, Sus ojos bien apartados y llenos de chispeante malicia… sus orejas de corte fino y movimiento flexible. Sus fosas nasales se dilatan… mis talones lo abrazan… sus miembros bien constituidos tiemblan con placer… marchamos alrededor y luego volvemos. Yo nada más te uso un momento semental, y luego te dejo… y no necesito de tus pasos, los sobrepaso, Y me sobrepaso a mí mismo mientras me estoy o me siento más rápido que tú. ¡Viento repentino! ¡Espacio! ¡Mí alma! ¡Ahora sé que es verdad lo que presentía! Lo que presentía mientras flojeaba tendido sobre el pasto, Lo que presentía tendido solo sobre mi cama… y de nuevo mientras caminaba por la playa bajo las pálidas estrellas de la mañana. 29


Mis ataduras y balastros me dejan… viajo… zarpo… mis codos descansan en la respiración marina, Bordeo las sierras… mis palmas cubren continentes, Yo voy en marcha con mi visión. Por las casas cuadrangulares de la ciudad… en chozas de madera, o acampando con carpinteros, A lo largo de los surcos de la cerca… a lo largo del seco barranco y el riachuelo, Sachando mi cultivo de cebollas, y las hileras de zanahorias y chirivías… cruzando sabanas… caminando bosques, Examinando… extrayendo oro… abrazando a los árboles con un nuevo agarre, Quemado hasta los tobillos por la arena caliente… llevando mi barca por el río bajo; Donde la pantera camina de aquí para allá sobre una rama alta… donde el macho se vuelve furioso hacia el cazador, Donde la serpiente de cascabel pone sobre una piedra al sol todo su largo… donde la nutria se alimenta del pez, Donde el caimán de duros lunares duerme por el pantano, Donde el oso negro se está en la busca de raíces o miel… donde el castor da palmadas al barro con su cola de pala; Sobre el azúcar que crece… sobre la planta de algodón… sobre la visera filosa de la casa de campo con su adorno de escoria y sus descargas estrechas de las canaletas; Sobre el caqui occidental… sobre el choclo de hoja larga y la delicada flor azul de la linaza; Sobre el trigo blanco y café, un tarareo y un silbido allí con el resto, Sobre el verde oscuro del centeno al momento que se riza y sombrea por la brisa; Escalando montañas… levantándome cautelosamente… soportándome en mis bajas extremidades estranguladas, Caminando por el sendero cansado por el pasto y golpeado por las hojas de la maleza; Donde la codorniz silba en medio del bosque y del campo de trigo, Donde el murciélago vuela en vísperas de julio… donde el gran escarabajo de oro cae a través de la oscuridad; Donde el grano lleva tiempo en el suelo del granero, Donde el arroyo sale de las raíces del viejo árbol y fluye hacia los prados,

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Donde el ganado se está y sacude las moscas con el temblor de su cuero, Donde el mantel cuelga en la cocina, y las estufas se montan sobre la losa, y las telarañas caen en guirnaldas de las vigas; Donde los martillos chocan… donde la prensa hace girar sus cilindros; Donde quiera que el corazón humano esté latiendo con terrible agonía fuera de su pecho; Donde los globos en forma de pera flotan hacia lo alto… flotando en ellos yo mismo y mirando hacia abajo; Donde el carro anda por las cuerdas… donde el calor empolla huevos verde pálido sobre la arena hundida, Donde la ballena hembra nada con sus ballenatos y nunca los abandona, Donde los barcos a vapor hacen camino con sus largos estandartes de humo, Donde la aleta del tiburón corta como una astilla negra el agua hacia fuera, Donde el velero medio quemado anda por corrientes desconocidas, Donde conchas crecen babosas en cubierta, y los muertos corrompen por debajo; Donde la bandera estrellada y rayada es llevada a la cabeza de sus regimientos; Acercándose a Manhattan, arriba por la larga y estrecha isla, Bajo el Niagara, las cataratas caen como un velo sobre mi rostro; Sobre un escalón… sobre el escalón de montar hecho de madera dura, Sobre la pista de carreras, o disfrutando picnics o bailes o un buen partido de futbol, En festivales con burlas canallas e irónicas licencias y danzas de toros y bebidas y risas, En el molino de sidra, probando el dulzor del pardo puré… chupando el jugo por una bombilla. En peladuras de manzanas, deseando besos de todas las frutas rojas que encuentro, En reuniones y fiestas playeras y amigables peladeros de choclo y trillas y mingas; Donde el ruiseñor hace sonar su delicioso gorgoteo, y carcajea y grita y llora, Donde el pajar se almacena en el corral, y los tallos secos se están diseminados, y la vaquilla espera en el pesebre, Donde el toro avanza a realizar su trabajo masculino, y el semental a la yegua, y el gallo a la gallina, 31


Donde las vaquillas pacen, y los gansos pican su comida en sacudidas cortas; Donde la sombra del atardecer se alarga por la solitaria e ilimitada pradera, Donde las hordas de búfalos se extiendes arrastrándose millas a lo lejos; Donde el colibrí brilla… donde el cuello del cisne larga-­‐vida se curva y enrolla; Donde la riente gaviota se larga por la costa y ríe su casi humana risa; Donde las colmenas de abejas se extienden sobre un banco gris en el jardín a medias escondido por las altas hierbas; Donde la perdiz de cuello rayado duerme en un aro en el suelo con su cabeza para afuera; Donde los coches funerarios entran por las puertas arqueadas del cementerio; Donde los lobos de invierno ladran entre montones de nieve y árboles congelados; Donde la garza corona-­‐amarilla llega al borde del pantano y se alimenta de pequeños cangrejos: Donde el chapoteo de los nadadores y buzos refresca la tibia tarde; Donde el saltamontes arma su colorida red arriba en un avellano sobre la fuente; A través de plantaciones de limones y pepinos de hojas plateadas, A través del bloque de sal o el claro naranjo… o bajo cónico abetos; A través del gimnasio… a través del salón cortinado… a través de la oficina o sala pública; Contento con el nativo y contento con el foráneo… contento con lo nuevo y con lo viejo, Contento con las mujeres, con las sencillas tanto como con las elegantes, Contento con la cuáquera al tiempo que se quita su moño y comienza a hablar melodiosamente, Contento con los cuartos antiguos del coro de la estucada iglesia, Contento con las fervientes palabras del exaltado pastor metodista, o con las de cualquier otro pastor… mirando serio a las reuniones de campamento; Mirando dentro de las vitrinas toda la mañana completa en el Mall … presionando la carne de mi nariz contra el vidrio grueso, Deambulando esa misma tarde con mi rostro hacia las nubes; Mis brazos izquierdo y derecho alrededor de dos amigos y yo en medio; 32


Llegando a casa con el chico rudo, barbudo y de oscuros pómulos… cabalgando tras él al término del día; Lejos de los asentamientos estudiando las huellas de los animales, o las huellas de los mocasines; Por el lado de los catres en el hospital alcanzándole limonada a un paciente febril, Por el lado del cadáver ya confinado cuando todo se está calmo, examinando todo a vela; Viajando a cada puerto para regatear y aventurarme; Apurándome con la multitud moderna, tan ansioso y liviano como cualquiera, Ardiendo me acerco hacia el que odio, listo en mi locura para acuchillarle; Solitario a media noche en mi patio trasero, mis pensamientos se han ido de mí hace rato, caminando las antiguas colinas de Judea con el hermoso Dios a mi lado; Acelerando a través del espacio… acelerando a través del cielo y las estrellas, Acelerando en medio de siete satélites y del ancho anillo, el diámetro de ciento treinta kilómetros, Acelerando con meteoros fugaces… lanzando bolas de fuego como el resto, Acarreando al niño que crece y que es acarreado por su madre en su vientre, Agitado, disfrutando, planeando, amando, previniendo, Apoyando y rellenando, apareciendo y desapareciendo, Yo piso día y noche tales caminos. Yo visito los huertos de Dios y miro sus esféricos productos, Y miro a los millares de maduros ya, y miro a los miles de verdes todavía. Yo vuelo el vuelo de mi fluida y henchida alma, Mi curso va por debajo del sonido de los desplomes. Yo me hago de lo material y de lo inmaterial, Ningún guardia me puede aplacar, ninguna ley me puede prevenir. Yo anclo mi barco por un momento solamente, Mis mensajeros continuamente viajan o retornan a mí.

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Yo voy a cazar pieles polares y a la foca… saltando grietas con un bastón en punta… aferrándome en tumbos al quebradizo hielo azul. Yo asciendo al descampado… tomo mi lugar tarde por la noche en el nido del cuervo… zarpamos a través del océano ártico… es plenamente luminoso, A través de la clara atmosfera yo me estiro alrededor de la maravillosa belleza, Las enormes masas de hielo me sobrepasan y yo las sobrepaso a ellas… el escenario es plano en todas direcciones, Las montañas de cima blanca apuntan hacia arriba en la distancia… yo les dejo saber mi gusto por ellas; Estamos a punto de llegar a un gran campo de batalla del que prontamente seremos parte, Pasamos los colosales puestos de avanzada de los campamentos… pasamos a pies calmos y con precaución; O estamos nosotros entrando por los suburbios a una basta ciudad en ruinas… los edificios y la decaída arquitectura son más cuantioso que todas las ciudades vivas del mundo. Yo soy un mercenario… me refugio invadiendo puestos de vigilancia. Yo saco al novio de la cama y me quedo con la novia, Y la estrecho toda la noche junto a mis muslos y labios. Mi voz es la voz de la esposa, el chillido desde la baranda de la escalera, Ellos levantan el cuerpo chorreante y ahogado de mi hombre. Yo entiendo al gran corazón de los héroes, Al coraje de los tiempos presentes y de todos los tiempos; Cómo rió el capitán al atestado y desvariado naufragio del vapor, y a la muerte persiguiéndole por la tormenta, Escritas a tiza estas grandes palabras sobre un pizarrón, Estate de buen ánimo, Nosotros no te abandonaremos; Cómo salvó finalmente a la compañía a la deriva, Cómo se estiraba la delgada tela suelta que miraban las mujeres al momento del desborde de sus tumbas preparadas, Cómo se estaban tan silenciosos los infantes de rostros ancianos, y los enfermos erguidos, y los hombres sin afeitar y de labios delgados; Y trago yo todo esto y sabe bien… me gusta mucho, y se torna mío, Yo soy el hombre… yo he sufrido… yo estuve ahí. 34


El desdén y la calma de los mártires, La madre condenada por bruja y quemada con madera seca, y sus hijos mirándola; El esclavo perseguido que decae en su carrera y se apoya en la cerca, resoplando y cubierto de sudor, Las punzadas que punzan como agujas en sus piernas y cuello, El sanguinario balín y las balas, Esto siento y soy. Yo soy el esclavo acosado… me quiebro de dolor ante la mordida de los perros, El infierno y la desesperación están sobre mí… quiebra y requiebra el verdugo, Yo aprieto los bordes de la baranda… mi sangre corre delgada junto al jugo de mi piel, Caigo sobre las hierbas y las piedras, Los jinetes espolean a sus chúcaros caballos y se acercan, Ellos insultan mis orejas en vértigo… ellos me golpean violentamente con sus fustas. Agonías me sirven de mudas de ropa; Yo no le pregunto a la persona herida cómo se siente… yo mismo me convierto en la persona herida, Mi dolor palidece al momento en que me afirmo sobre mi bastón y observo. Yo soy el bombero machacado con el esternón roto… las murallas caídas me enterraron sobre sus escombros, Yo inspiré calor y humo… escuché los estridentes gritos de mis camaradas, Yo escuché el tic distante de sus picas y palas; Ellos han sacado fuera las vigas… ellos me han sacado tiernamente adelante. Me tiendo en el aire de la noche en mi camisa roja… el penetrante acallamiento es por mi bien, Me recuesto sin dolor después de todo, exhausto pero no infeliz, Blancos y hermosos son los rostros a mi alrededor… las cabezas están descubiertas de sus capuchas, La muchedumbre arrodillada se desvanece con la luz de las antorchas. 35


Los distantes y los muertos resucitan, Se muestran como el dial o se mueven como mis manos… y yo mismo soy el reloj. Soy yo un viejo artillero, y hablo sobre algunos bombardeos en fuertes… y estoy allí nuevamente. Nuevamente la diana de los tamborileros… nuevamente el ataque de los cañones y morteros y proyectiles, Nuevamente los agredidos envían sus cañonazos de respuesta. Yo tomo parte… miro y oigo el todo, Los lloros y maldiciones y gruñidos… los aplausos por los tiros bien hechos, La ambulancia pasando lentamente y marcando su camino con su rojo gotear, Trabajadores buscando daños para hacer los cambios necesarios, La caída de granadas desde el techo rasgado… la explosión en forma de ventilador, El zumbido de extremidades, cabezas, piedras, madera y hierro alto en el aire. Nuevamente gorgotea la boca de mi agonizante general… él furiosamente agita su mano, Él jadea a través de la tela… no te preocupes por mí… preocúpate de las trincheras. No cuento la caída de Álamo… nadie escapó para contar la caída de Álamo, Los ciento cincuenta están mudos aún ante Álamo. Escucha ahora el relato del oscuro amanecer, Escucha ahora del asesinato a sangre fría de los cuatrocientos doce hombres jóvenes. En retirada se han formado en una cavidad cuadrada con su equipaje para protegerse, Novecientas vidas a enfrentar al enemigo que les rodeaba de nueve veces su número fue el precio a pagar en adelanto, Su coronel fue herido y su munición perdida,

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Hicieron trato para una honorable rendición, recibieron papeles y estampillas, entregaron sus armas, y marcharon de vuelta como prisioneros de guerra. Fueron ellos la gloria de la raza de exploradores, Incomparables en el caballo, rifle, en la canción, la comida y en la seducción, Bastos, turbulentos, valientes, buenos mozos, generosos, orgullosos y afectuosos, Barbudos, bronceados, vestidos a la manera libre de los cazadores, Ninguno por sobre los treinta años de edad. El segundo domingo por la mañana fueron llevados en escuadrones y masacrados… era una hermosa mañana de verano, El trabajo comenzó a las cinco y terminó a eso de las ocho. Nadie obedeció las órdenes de arrodillarse, Algunos hicieron una loca e inútil escapada… algunos se quedaron quietos y derechos, Unos pocos cayeron de inmediato, baleados en la sien o en el corazón… los vivos y los muertos tendidos juntos, Los mutilados y tullidos enterrados… los nuevos los observaron allí, Algunos muertos a medias intentaron escapar arrastrándose, Fueron despachados con bayonetas o abollados a punta de mosquetes; Un joven no menor de diecisiete años agarraba a su asesino hasta que dos más llegaron a separarlos, Los tres fueron heridos, y cubiertos por la sangre del joven. A las once en punto comenzó la quema de cuerpos; Y esa es la historia del asesinato de los cuatrocientos doce hombres jóvenes, Fue un oscuro amanecer. ¿Has leído en las bitácoras de la antigua lucha de la fragata? ¿Has sabido quién triunfó bajo la luna y las estrellas? Nuestro enemigo no era un cobarde en su barco, te digo, De él era la apuntalada inglesa, y no existe ninguna más dura o verdadera, y nunca existió y nunca existirá; A lo largo de la débil víspera llegó él, superándonos horriblemente en número. 37


Nos acercamos… las yardas confusas… los cañones enfrentados, Mi capitán atacaba rápido con sus propias manos. Hemos recibido unos ocho kilos de cañonazos bajo el agua, En nuestra baja cubierta de armas dos grandes piezas han reventado al primer tiro, matando a todos alrededor y estallando en lo alto. Diez de la noche en punto, y la luna llena brillando y las goteras en el armazón, y el metro y medio de agua reportados, El maestro en armas soltando prisioneros confinados en bodega para darles una oportunidad de vida. El transito hacia y desde la recámara estaba ahora detenido por los centinelas, Vieron ellos tantas caras extrañas que no supieron en quién confiar. Nuestra fragata se incendiaba… los demás preguntaban ¿y si demandamos cuarteles? ¿y si nuestros colores fueran puestos y la batalla detenida? Yo reí contento cuando escuché la voz de mi joven capitán, No habíamos atacado, él lloraba compuesto, habíamos recién comenzado nuestra parte de la batalla. Sólo tres armas estaban en uso, Una estaba dirigida por el propio capitán en contra del mástil enemigo, Dos bien servidos de grapa y conservas silenciaban su mosquetería y despejaban su cubierta. Las tropas superiores por sí solas secundaban el fuego de esta pequeña batería, especialmente la superior principal, Se mantenían todas valientes durante la acción completa, En ningún momento cesaron, Las filtraciones aumentaron rápido por las bombas… el fuego comió por el almacén de la pólvora, Una de las bombas fue destrozada por un disparo… estaba claro que nos hundíamos. Sereno estuvo el joven capitán, No tenía apuro… su voz no era ni alta ni baja, Sus ojos nos daban más luz que nuestras linternas de batalla. 38


Hacia las doce de la noche, ahí por los rayos lunares ellos se rindieron ante nosotros. Extensa y calma yace la medianoche, Dos grandes cascaras sobre el pecho de la oscuridad, Nuestro buque acribillado y hundiéndose lentamente… preparaciones para pasar hacia el que hemos conquistado, El capitán en el cuartel de cubierta dando sus órdenes a través de un rostro blanco como papel, Cerca del cadáver del niño que sirvió en cabina, El rostro muerto de un viejo marino con largo pelo blanco y bigotes cuidadosamente curvos, Las flamas a pesar de todo brillando arriba y por debajo, La voz fornida de los dos o tres oficiales aún aptos para el deber, Deformes pilas de cuerpos y cuerpos por sí mismos… capas de carne sobre mástiles y palos, El corte de la cordería y el colgar del cordaje… el choque leve de las olas en calma, Negras e impávidas armas, y la basura de las parcelas de pólvora, y el fuerte aroma, Delicado sentir de la brisa marina… huele al sedoso pasto y a los campos cercanos a la orilla… mensajes de muerte dados como pago a los sobrevivientes, El silbido del cuchillo del cirujano y el carcomer de los dientes de su sierra, El jadeo, el pregón, el chapoteo de la sangre que cae… los cortos gritos salvajes, el largo, torpe y estrecho gemido, Esto así… irreparable. ¡O Cristo! ¡Mi forma me está dominando! Lo que el rebelde dijo alegremente ajustando su garganta a la cuerda, Lo que el salvaje en el poste, las cavidades de sus ojos vacías, su boca lanzando gritos y rebeldía, Lo que aquieta al viajero al llegar a la cordillera, Lo que tranquiliza al chico citadino mientras mira bajo las costa y recuerda a los barcos prisioneros, Lo que quemó las encías del chaqueta roja en Saratoga cuando él rindió sus brigadas, Esto se vuelve mío y yo de todos, y ellos son apenas algo ínfimo, Yo me convierto en mucho más de lo que quisiera. 39


Yo me convierto en cualquier presencia o verdad de la humanidad, Y me veo a mí mismo en prisión en la forma de otro hombre, Y siento el torpe dolor persistente. Por mí los gendarmes cargan sus fusiles y mantienen guardia, Soy yo al que dejan salir por la mañana y al que encierran por la noche. Ningún alzado camina esposado hacia la cárcel, pero yo estoy esposado a él y camino a su lado, Yo soy el menos alegre allí, y el más silencioso con sudor en sus labios retorcidos. Ningún joven es tomado por ratero, pero yo lo hago y soy enjuiciado y sentenciado. Ningún paciente de cólera yace al final jadeante, yo también yazgo hacia su último jadeo. Mi cara es color ceniza, mis tendones se enredan… lejos de mí la gente se retira. Los curiosos se encarnan en mí, y yo me encarno en ellos, Alzo mi sombrero y avergonzado me siento y suplico. Me levanto en medio de todos, y me precipito con real gravedad, El dar vueltas y vueltas es elemental en mí, De alguna manera he sido pasmado ¡Retrocede! Dame un poco de tiempo más allá de mi cabeza aprisionada de sopor y de suelos y de torpeza, Me descubro a mí mismo al límite del error usual. ¡Si pudiera yo olvidar a los burlones y a sus insultos! ¡Si pudiera yo olvidar el gotear de mis lágrimas y los golpes de garrotes y martillos! ¡Si pudiera yo mirar con mirada dividida mi propia crucifixión y mi sangrienta coronación! Recuerdo… continúo por la porción sobrecargada, La tumba de piedra multiplica lo que ha sido confinado en ella… o en cualquier tumba, El cadáver se levanta… las heridas sanan… los nudos desaparecen.

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Marcho adelante repuesto de poder supremo, uno de procedencia media e interminable, Caminamos por las rutas de Ohio y Massachusetts y Virginia y Wisconsin y Nueva York y San Francisco y Charleston y Savannah y México, Al interior y por la costa marina y por la frontera… y pasamos las líneas fronterizas. Estudiante yo te saludo, Veo el aproximarse de tus innumerables pandillas… veo que se entienden a sí mismos y a mí, Y sé que aquellos que tienen ojos son divinos, y que los ciegos y lisiados también son igualmente divinos, Y que mis pasos se arrastran tras los tuyos aunque van tras de aquellos, Y están conscientes de que el cómo soy contigo no es distinto al cómo soy con todos. El amigable y liviano salvaje… ¿Quién es él? ¿Está él esperando por civilización o ha pasado de ella y la ha dominado? ¿Es él algún occidental del sur criado al aire libre? ¿Es él Canadiense? ¿Es él del campo de Tomeco? ¿O de Parral, Talca o Chillán? ¿O de las Montañas? ¿De vida de pradera o de arbusto? ¿O de mar? Donde quiera que va hombres y mujeres lo aceptan y desean, Ellos desean que él los quiera y los toque y les hable y que se quede con ellos. Comportamiento sin ley como el copo de nieve… palabras simples como el pasto… cabello sin peinar y risa e ingenuidad; Pies de paso lento y facciones comunes, y modales y emanaciones comunes, Descienden en nuevas formas desde las puntas de sus dedos, Son mecidas con el olor de su cuerpo o aliento… vuelan lejos de la mirada de sus ojos. Gala de la luz solar no necesito de tu caricia… espera,

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Tu luz sólo roza la superficie… yo fuerzo las superficies y las profundidades también. ¡Tierra! Al parecer busca algo en mis manos, ¡Dilo viejo enredo! ¿Qué es lo que quieres? ¡Hombre o mujer! Yo podría decir cómo te quiero, pero no puedo, Y podría decir qué es en mí y qué es en ti, pero no puedo, Y podría decir los clavos que tengo… el pulso de mis noches y mis días. Observen que no doy sermones ni tampoco caridad, Lo que doy lo doy desde mí mismo. Tú ahí, impotente, de rodillas holgadas, abre tus labios tapados hasta que sople arena a tu interior, Extiende tus palmas y levanta las solapas de tus bolsillos, Yo no estoy para ser negado… yo exijo… yo tengo víveres suficientes y para regalar, Y cualquier cosa que tenga yo la otorgo. Yo no pregunto quién eres tú… eso no es importante para mí, Tú no puedes hacer nada y ser nada distinto a lo que yo replegaré en ti. Ante la esclava de los campos de algodón o ante el limpiador de baños yo me inclino… sobre su pómulo derecho yo doy un beso familiar Y en mi alma juro que jamás los negaré. En mujeres aptas para la concepción yo fundo grandes y ágiles bebés, En este día voy chorreando la esencia de las más arrogantes repúblicas. A cualquiera que esté muriendo… hacia allá acelero y giro la manilla de la puerta, Doblo las sábanas hasta los pies de la cama, Dejo que el doctor y el sacerdote se vayan a casa. Yo atrapo al hombre que cae… lo levanto con voluntad irresistible. O desesperado, aquí está mi cuello, ¡Por Dios! ¡Tú no descenderás! Deposita tu peso sobre mí. Yo te avivo con un soplo tremendo… yo te traigo a flote;

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Cada pieza de la casa yo la lleno con una fuerza armada… mis amantes, usurpadores de tumbas; ¡Duerme! Yo y ellos mantienen guardia toda la noche; Sin duda, ningún muerto se atreverá a poner un dedo sobre ti, Yo te he abrazado, y de aquí en adelante te tengo para mí mismo, Y cuando te levantes por la mañana encontrarás que lo que digo es así. Yo soy el que trae ayuda para los enfermos mientras jadean de espaldas, Y para los hombres fuertes y rectos yo traigo más ayuda todavía. Yo escuché lo que se ha dicho sobre el universo, Lo escuché y he escuchado por muchos años; Se va midiendo bien el tiempo que lleva… ¿Pero es eso todo? Magnificando y actuando llego yo, Superando desde el comienzo al cauteloso ambulante, Lo más que han ofrecido a la humanidad y a la eternidad ha sido menos que el espíritu de mi propia humedad seminal, Litografiando a Cronos y a Zeus su hijo, y a Hércules su nieto, Comprando dibujos de Osiris e Isis y Belus y Brahma y Adonai, En mi portafolio dejando suelto a Manito y a Allah en una hoja, y al crucifijo grabado, Con Odin, y a Mexitli el de cara horrenda, y a todos los ídolos e imágenes, Honestamente tomándolos por lo que valen, y por ningún peso más, Admitiendo que estuvieron vivos y que hicieron el trabajo de sus días, Admitiendo que aburrieron a insectos tanto como a pajaritos nuevos que tendrán ahora que levantarse y volar por su cuenta, Aceptando los bocetos divinos para llenarme a mí mismo de mejor manera… confiriéndolos libremente a cada hombre y mujer que yo vea, Descubriendo tanto o más en un carpintero construyendo una casa, Haciendo altas reivindicaciones por él allí con sus mangas remangadas, manejando el mazo y el cincel; No objetando revelaciones especiales… considerando la curvatura del humo o al vello tras mi mano tan curioso como cualquier revelación; Esos ocupados tras motores y ganchos y escaleras de cuerdas son más para mí que los dioses de antiguas guerras, Oyendo sus voces atravesar el estruendo de la destrucción,

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Sus extremidades musculosas pasando seguras sobre listones carbonizados… sus blancas frentes enteras e ilesas saliendo de las llamas; Cerca de la esposa del mecánico con su hijo al pecho intercediendo por cada persona nacida; Tres guadañas en la cosecha silbando en fila desde tres ángeles brillantes con sus camisas holgadas en sus caderas, El mozo pelirrojo de dientes torcidos redimiendo sus pecados y los por venir, Vendiendo todas sus posesiones y viajando a pie para pagar abogados para su hermano y sentarse a su lado mientras es enjuiciado por fraude; Qué fue sembrado en lo amplios sembradíos alrededor de las cuadras, y no dentro de las cuadras; El toro y el insecto jamás adoraron lo suficiente, Al excremento y al barro más admirables que lo jamás soñado, Lo sobrenatural sin consideración… yo mismo esperando mi hora para ser uno de los supremos, El día preparándose para cuando yo deba hacer lo que el mejor, y ser tan prodigioso, Adivinando cómo será ese día creo que no me divertirá mucho el recibir retos desde un púlpito o publicación; ¡Por los grumos de mi vida! ¡Convirtiéndome ya en creador! ¡Poniéndome a mí mismo aquí y ahora a merced del vientre dominado por las tinieblas! …Un llamado en medio de la multitud, Mi propia voz, un barrido temible y final. Vengan hijos míos, Vengan mis niños y niñas, mujeres mías y familiares e íntimos, Ahora el artista ejecuta su pasión… él ha pasado su preludio por las selvas interiores. ¡Acordes de manos holgadas fácilmente escritos! Yo siento el rasgueo de su clímax y clausura. Mi cabeza evoluciona sobre mi cuello, La música rueda, pero no desde el órgano… la gente está a mi alrededor, pero no son mi familia. 44


Siempre el duro y jamás hundido suelo, Siempre los comedores y bebedores… siempre el ascendente y descendente Sol… siempre el aire y las mareas incesantes, Siempre yo mismo y mis vecinos, fresco y loco y real, Siempre la antigua e inexplicable duda… siempre ese pulgar espinado – ese respiro de picazón y sed, ¡Siempre el ulular del fastidioso! ¡Ulular! Hasta que encontremos dónde estaba el astuto que escondemos y así lo traeremos adelante; Siempre Amor… siempre el sollozo líquido de la vida, Siempre el vendaje bajo el mentón… siempre el caballete de la muerte. Aquí y allá caminando con monedas sobre los ojos, Para alimentar la codicia del estómago el cerebro siempre cuchareando, Comprando, robando o vendiendo boletos, pero al festín jamás yendo; Muchos sudando y arando y limpiando, y luego recibiendo paja por pago, Unos pocos poseyendo vanamente, y ellos el trigo continuamente reclamando. Esta es la ciudad… y yo soy uno de los ciudadanos; Lo que sea que interesa al resto me interesa también a mí… la política, las iglesias, los diarios, las escuelas, Las sociedades benevolentes, las mejoras, los bancos, las tarifas, los barcos a vapor, las fábricas, los mercados, Los capitales y tiendas y bienes raíces y bienes personales. Los que pierden el tiempo y chapurrean aquí en sus cuellos y abrigos de cola… yo estoy consciente de quienes son ellos… y de que ellos no son gusanos o moscas, Yo reconozco a los duplicados de mí mismo bajo todo encubrimiento. El más débil y superficial es inmortal dentro de mí, Lo que yo hago y digo les espera a ellos, Cada pensamiento que se debate en mí se debate también en ellos. Yo conozco perfectamente bien mi propio egoísmo, Y conozco mis omnívoras palabras, y no puedo decir menos, Y te alcanzaría quién quiera que seas a la par de mí mismo. Mis palabras son palabras cuestionadoras, y que indican realidad; 45


Este libro impreso y encuadernado…¿pero y el impresor y el joven empleado de la imprenta? La institución del matrimonio y su consolidación… ¿Pero y el cuerpo y la mente del esposo y de la esposa? La vista al mar… ¿Pero y el mar en sí? Las fotografía bien tomadas… ¿Pero y tu pareja y amigos, sólidos y cercanos entre tus brazos? La flota de barcos de la línea y todas las modernas mejoras… ¿Pero y el oficio y arrobo del almirante? Los platos y la comida y los muebles… ¿Pero y el anfitrión y la anfitriona y sus miradas? El cielo allá arriba… ¿pero y aquí o allí al lado o allá al frente? Los santos y sabios de la historia… ¿Pero y tú mismo? Sermones y credos y teología… ¿Pero y el cerebro humano, y lo que es llamado razón, y lo que es llamado amor, y lo que es llamado vida? Yo no los desprecio a ustedes sacerdotes; Mi fe es la fe más grande y la más escasa, Engloba todo culto antiguo y moderno, y todo entre lo antiguo y lo moderno, Creyendo deberé yo llegar nuevamente a la tierra dentro de cinco mil años, Esperando respuestas de oráculos… honrando dioses… saludando al sol, Haciendo fetiche a la primera roca o tronco… haciendo ritual con un palo en el circulo de Obis, Ayudando al Lama o Brahmán mientras arregla la lámpara de los ídolos, Bailando aún a través de las calles en procesión fálica… extasiado y austero en el bosque, un gimnosofista, Tomando aguamiel de la copa-­‐calavera… a los admiradores de Shasta y Vedas… Considerando el Corán, Caminando el Teocali, manchado de sangre de la piedra y del cuchillo, golpeando el tambor de piel de serpiente; Aceptando el evangelio, aceptando al que fue crucificado, sabiendo con seguridad que él es divino, A misa arrodillándome, al rezo del puritano levantándome, sentándome pacientemente en un banco, Vociferando y rabiando en mi crisis insana, esperando moribundo hasta que mi espíritu me despierte;

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Esperanzado por pavimento y tierra, y fuera de todo pavimento o tierra, Perteneciendo al tejedor del circuito de circuitos. Uno de esa centrípeta y centrífuga banda, Me vuelvo y hablo como un hombre haciendo acusaciones antes de un viaje. Dudosos melancólicos, torpes y excluidos, Frívolos resentidos, lloriqueando enojados, afectados ateos descorazonados, Yo los conozco a cada uno de ustedes, y conozco sus preguntas no dichas, Las conozco por experiencia propia. ¡Cómo salpican sus aleteos! ¡Cómo se retuercen rápido cuan rayo, con espasmos y canales de sangre! Estén en paz aletas sangrantes de dudosos y resentido llorones, Yo tomo mi lugar alrededor suyo tanto como alrededor de otros; El pasado es su impulso y el mío y el de todos precisamente igual, Y la noche es para ti y para mí y para todos, Y lo que es aún nuevo y futuro es para ti y para mí y para todos. Yo no sé lo que es nuevo y futuro, Pero sé que es seguro y vivo y suficiente. Todo quien pase es considerado, y todo quien pare es considerado, y a ni uno le podrá fallar. No le podrá fallar al joven que murió y que fue enterrado, Ni a la joven que murió y que fue enterrada a su lado, Ni al niño pequeño que miraba hacia dentro desde la puerta y que se volvió para no ser visto jamás de nuevo, Ni al viejo que ha vivido sin propósito, y que lo siente con amargura peor que hiel, Ni a él en el hospicio, tuberculoso por el ron y la mala salud, Ni a los innumerables maltratados y maltrechos… ni al bruto peón, llamado la inmundicia de la humanidad, 47


Ni a los sacos apenas flotando con bocas abiertas pidiendo comida para tragar, Ni a nada en la tierra, o debajo en las más antiguas tumbas de la tierra, Ni a nada en la miríadas de esferas, ni a una de las miríadas de miríadas que las habitan, Ni al presente, ni al más ínfimo fragmento conocido. Es hora de que me explique a mí mismo… parémonos. Lo que es conocido yo dejo ir… embarco a todos los hombre y mujeres conmigo adelante hacia lo desconocido. El reloj indica el momento… ¿Pero qué indica la eternidad? La eternidad se halla en reservas sin fondo… sus cubetas van saliendo siempre y para siempre, Ellas derraman y derraman y exhalan fuera. Nosotros hemos por mucho agotado trillones de inviernos y veranos; Hay trillones por venir, y trillones delante de ellos. Nacimientos nos han traído riquezas y variedad, Y otros nacimientos nos traerán más riquezas y variedad. Yo no llamo a una grandiosa a la otra pequeña, Aquello que llena su periodo y su lugar es igual que cualquiera. ¿Fue la humanidad cruel o celosa contigo mi hermano o hermana? Lo siento por ti… ellos no han sido crueles o celosos conmigo; Todos han sido gentiles conmigo… no guardo rencores; ¿Qué tengo que ver yo con rencores? Yo soy la cumbre de todas las cosas logradas, y yo un potenciador de las cosas porvenir. Mis pies golpean un vértice de los ápices de las escaleras, En cada escalón un montón de siglos, y montones más grandes en medio de los escalones, Todo debajo debidamente caminado-­‐ y aún sigo yo montando y subiendo. 48


Subida tras subida se reverencian los fantasmas detrás de mí, Lejos abajo veo la inmensa primera Nada, el vapor fuera de las narices de la muerte, Yo sé, yo estaba incluso allí… esperé fuera de vista y para siempre, Y dormía mientras Dios me llevaba a través de la niebla letárgica, Y me tomé mi tiempo… y no me lastimé por el fétido carbón. Mucho fui yo apretujado… mucho, bastante. Inmensos han sido los preparativos para mí, Fieles y amistosos los brazos que me han ayudado. Cielos han transportado mi cuna, remando y remando como barqueros alegres. Espacio para mí dejaron de lado las estrellas en sus propios anillos, Enviaron ellas influencias para cuidar aquello que me soportaba. Antes de nacer de mi madre generaciones me guiaron, Mi embrión nunca ha sido apático… nada ha podido superponerse a él; Por él la nebulosa se adhirió a una orbe… el largo y lento estrato se apiló para descansar… vastos vegetales le dieron sustancia, Monstruosos saurios lo transportaron en su boca y lo depositaron con cuidado. Todas las fuerzas han estado continuamente empleadas para completarme y complacerme, Ahora me detengo en este punto con mi alma. ¡Lapso de juventud! ¡Siempre estirada elasticidad! ¡Hombría balanceada y florida y completa! ¡Mis amantes me sofocan! Inflando mis labios, y los poros de mi piel, Empujándome a través de calles y pasillos públicos… llegando desnudos a mí por la noche, Gritando de día ¡Oye! Desde las rocas del río… meciéndose y cantando sobre mi cabeza, Clamando mi nombre desde camas de flores o viñedos o matorrales enredados,

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O mientras nado en la bañera… o bebo de la regadera en el rincón… o desde la cortina que ha bajado en la Ópera… o al momento que miro el rostro de una mujer en el carro del tren; Iluminando cada momento de mi vida, Besando mi cuerpo con suaves y balsámicos besos, Silenciosamente pasando puñados fuera de sus corazones y entregándolos para mí. ¡Vejez magníficamente naciendo! ¡Inefable gracia de los días moribundos! Cada condición promulga no sólo a sí misma… promulga también lo que crece por y fura de sí misma, Y también al silencioso oscuro tanto como a cualquiera. Yo abro mi escotilla por la noche y veo los lejanos y manchados sistemas. Vastos, muy vastos se extienden, expandiéndose y siempre expandiéndose, Hacia fuera y hacia fuera y por siempre hacia fuera. Mi sol tiene a su sol, y alrededor suyo obedientemente revolotea, Él se une a sus compañeros en un grupo de circuito superior, Y armados superiores le siguen, haciendo partículas de lo más grande en su interior. No hay detención, y jamás podrá haber detención; Si yo y tú y los mundos y todo por debajo o sobre sus superficies, y toda la vida palpable, fuese en este momento reducido a un pálido flotar, no podría valer en el largo plazo, Nosotros deberíamos seguramente aparecer nuevamente donde estamos ahora, Y seguramente iríamos más lejos, y luego más lejos y más lejos. Unos cuantos cuatrillones de eras, unos cuantos octillones de leguas cúbicas, no dañan el espacio, ni lo tornan impaciente, Son sólo partes… todo es parte. Mira siempre a lo lejos… hay espacio ilimitado fuera de eso, Cuenta siempre a lo lejos… hay tiempo ilimitado alrededor de eso. 50


Nuestro encuentro está apropiadamente programado… Dios estará ahí y esperará hasta que lleguemos. Yo sé que tengo lo mejor del tiempo y del espacio – y que nunca fui medido, y que nunca seré medido. Yo recorro un camino perpetuo, Mis signos son una capa a prueba de lluvia y buenos zapatos y un buen bastón sacado del bosque; Ningún amigo mío descansa en mi silla, Yo no tengo silla, ni iglesia ni filosofía; Yo no guío a ningún hombre hacia comedor alguno, o biblioteca o banco, Pero a cada hombre y a cada mujer yo guío hacia una loma, Mi mano izquierda se engancha alrededor de su cintura, Mi mano derecha apunta hacia paisajes continentales, y hacia un plano de camino público. Ni yo, ni nadie más puede recorrer ese camino por ti, Tú debes recorrerlo por ti mismo. No está lejos… está a la mano, Tal vez haz estado en él desde tu nacimiento, y no te diste cuenta, Tal vez está por todos lados sobre agua y sobre tierra. Lleva tus ropas al hombro, y yo llevaré las mías, y sigamos adelante; Hermosas ciudades y naciones libres conoceremos a lo que vayamos avanzando. Si te cansas, dame ambas cargas, y descansa tu mano sobre mi cadera, Y cuando llegue el momento tú deberás hacer el mismo servicio para mí; Por luego de haber partido no hemos de parar. Este día antes del amanecer subí una colina y miré hacia el cielo poblado, Y dije a mi espíritu, cuando nos volvamos contenedores de esas orbes y del placer y del conocimiento de todo lo que en ellas habita ¿Estaremos completos y satisfechos entonces? Y mi espíritu dijo No, nosotros pasamos ese obstáculo para pasar y continuar más allá. 51


Tú estás también haciéndome preguntas, y yo te escucho; Contesto que no puedo contestar… tú debes descubrir por ti mismo. Siéntate un momento caminante, Aquí tienes bizcochos para comer y leche para beber, Pero tan pronto como te quedes dormido y te renueves a ti mismo con ropas suaves yo ciertamente te besaré de despedida y abriré la puerta para tu salida. Bastante has soñado sueños desagradables, Ahora yo lavo tus legañas, Debes habitar tú mismo el deslumbramiento de la luz y el de cada momento de la vida. Mucho has rodeado tímidamente la costa, sosteniendo una tabla, Ahora te emplazo a ser un nadador temerario, A saltar en medio del mar, y salir nuevamente y saludarme y gritar, y riendo destellar con tu pelo. Yo soy el maestro de atletas, El que por mí extiende su pecho más ancho que el mío prueba mi ancho, El que más honra mi estilo es el que aprende por él para destruir así al maestro. El niño que amo, lo mismo se convierte en hombre no a través de un poder derivado sino que por su propio derecho, Malo, antes que virtuoso por conformidad o temor, Querido de su Amor, que le aliña bien su comida, Amor no correspondido o un leve corte peor que un corte profundo, Primera clase en montura, en pelea, en tiro, en navegación, en canto y en guitarra, Prefiriendo cicatrices y caras picadas de viruela antes que enjabonadas y esas que se privan del sol. Yo enseño el extravío de mí, más ¿Quién se puede extraviar de mí? Yo te sigo quién quiera que seas desde la hora presente; Mis palabras pican tus oídos hasta que las entiendas.

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Yo no digo estas cosas por un dólar, o para hacer hora mientras espero bus; Eres tú hablando tanto como yo mismo… yo actúo como tu lengua, Estaba atada en tu boca… y en la mía comenzó a soltarse. Prometo que nunca mencionaré el amor o la muerte dentro de una casa, Y prometo que jamás me traduciré a mí mismo, sólo para aquel que se quede conmigo al aire libre. Si tú me quisieras entender ve a las alturas o a las costas, El mosquito más cercano es una explicación, y una gota o el movimiento de las olas una clave, El morro, el remo y la sierra secundan mis palabras. Ningún espacio o escuela limitados pueden comulgar conmigo, Pero rudos y pequeños niños pueden mejor que aquellos. El joven mecánico es más cercano a mí… él me conoce bastante bien, El leñador que toma su hacha y trabaja con ella me llevará con él todo el día, El granjero que ara en el campo se siente bien con el sonido de mi voz, En barcos que zarpan mis palabras zarparán… yo voy con los pescadores y hombres de mar, y los amo, Mi cara roza la del cazador cuando se tiende solo sobre su manta, Al conductor que piensa en mí no le importan el traqueteo de su vagón, La madre joven y la madre anciana me comprenderán, La niña y la esposa descansan la aguja un momento y olvidan donde están, Ellos y todos reanudarán lo que les he dicho. He dicho que el alama no es más que el cuerpo, Y he dicho que el cuerpo no es más que el alma, Y nada, ni Dios, es más grande para uno que uno mismo, Y quien quiera que camine lejos sin simpatía camina a su propio funeral, vestido en su propio velo, Y yo o ustedes desprovistos de monedas deberán adquirir la cosecha de la tierra, Y el mirar con un ojo o el mostrar un grano recubierto confunde a los saberes de todos los tiempos,

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Y no hay transacción o trabajo pero el joven que insiste se puede convertir en héroe, Y no hay objeto tan suave pero con él se hace un eje para el ruedo del universo, Y cualquier hombre o mujer se estará tranquilo y altanero ante un millón de universos. Y yo clamo a la humanidad, no estén curiosos por Dios, Yo que estoy curioso por cada uno de ustedes no estoy curioso por Dios, Ningún orden podría decir lo mucho que estoy en paz acerca de dios y la muerte. Yo escucho y observo a Dios en cada objeto, sin embargo entiendo para nada a Dios, Ni tampoco entiendo quién podría ser más maravilloso que yo mismo. ¿Por qué debiera querer ver a Dios más que a este día? Yo veo algo de Dios a cada hora de las veinticuatro, y en mi propio rostro en el espejo; Encuentro cartas de Dios botadas por la calle, y cada una está firmada en nombre de Dios, Y las dejo donde están, porque sé que otros llegarán puntualmente por siempre y para siempre. Y en cuanto a ti muerte, y tu amargo abrazo de mortalidad… todo intento de alarmarme será en vano. Para hacer su trabajo viene sin estremecerse el partero, Veo la mano del anciano apretando y recibiendo apoyo, Me reclino en los umbrales de las puertas flexibles… y marco la salida y marco el alivio y el escape. Y en cuanto a ti cadáver creo que eres un buen abono, pero eso no me ofende, Huelo las rosas blancas de aroma dulce y crecientes, Me acerco a sus labios frondosos… me acerco a los pulidos pechos de los melones. Y en cuanto a ti vida, entiendo que eres la herencia de muchas muertes, Sin duda yo he muerto diez mil veces antes. 54


Yo las escucho susurrando allí O estrellas del cielo, O soles… O pasto de las tumbas… O perpetuos traspasos e impulsos… ¿Si tú no dices nada cómo podré yo decir algo? De la turbia piscina que yace en el bosque de otoño, De la luna que desciende los escalones del susurrante crepúsculo, Se sacude, destellos del día y la noche… Se sacude en los oscuros tallos que decaen en el estiércol, Se sacude al gemido de algarabía de los miembros secos. Yo asciendo de la luna… y asciendo de la noche, Y percibo del fantasmagórico resplandecer los rayos solares que reflecta, Y desemboco a lo constante y central desde el retoño grande o pequeño. Está eso en mí… no sé lo que es… pero sé que está en mí. Torcido y mojado… calmo y fresco se torna luego mi cuerpo; Duermo… duermo largo rato. No lo conozco… no tiene nombre… es una palabra no dicha, No está en diccionario alguno o en declaración o símbolo alguno. A veces oscila más que la tierra en la que yo oscilo, Para él la creación es el amigo que con su abrazo me despierta. Tal vez podría decir más… ¡Luces! Yo ruego por mis hermanos y hermanas. ¿Ven ustedes O mis hermanos y hermanas? No es caos ni muerte… es forma y unión y plan… es vida eterna… es felicidad. Pasado y presente se marchitan… yo los he llenado y vaciado, Y procederé a llenar mi próximo pliegue de futuro. ¡Oyente allí arriba! Tú… ¿Qué tienes que confiarme? Mira mi rostro mientras siento el aroma de la tarde furtiva, Habla honestamente, nadie más te escucha, y yo me quedaré solamente un minuto más. 55


¿Me contradigo? Bien entonces… me contradigo a mí mismo; Soy basto… contengo multitudes. Me concentro alrededor de quienes están cerca… espero en el zaguán. ¿Quién ya ha trabajado el día y pronto terminará su cena? ¿Quién desea hablar conmigo? ¿Quisieras hablar antes que me vaya? ¿O probarás ya cuando sea tarde? El halcón arremete y me acusa… se queja de mi cháchara y mi flojera. Yo también estoy ni un poco domado… y yo también soy intraducible, Profiero mis gritos barbáricos sobre los techos del mundo. La última ráfaga del día me espera, Arroja mi parecido sobre el resto y tan verdadero como cualquiera sobre los bosques salvajes, Me engaña hacia el vapor y la oscuridad. Se va como el aire… yo sacudo mis blancos cabellos al sol fugitivo, Fusiono mi piel en remolinos y la encauso hacia púas suaves. Me heredo a mí mismo a la tierra para que crezca del pasto que amo, Si me quieres encontrar nuevamente, búscame debajo de tus zapatos. Difícilmente sabrás quién soy o lo que quiero decir, Pero de todas maneras te haré bien, Y filtraré y daré fibra a tu sangre. Al principio fallarás al buscarme, pero sigue intentando, Perdiéndome en un lugar, búscame en otro, Me detendré en alguna parte para esperarte. 56


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