INFORME FINAL TCU - ERNESTO NÚÑEZ CHACÓN

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Según Ernesto Núñez Chacón


Es difícil saber por dónde empezar después de 300 horas de Trabajo Comunal Universitario (TCU) en el TCU 631: Apoyo a Organizaciones de Derechos Sexuales, Reproductivos, y Diversidad. Mi nombre es Ernesto Núñez Chacón, estudiante de comunicación con énfasis en publicidad y periodismo, y matriculé este TCU por dos razones. Primero, apoyar la lucha de la comunidad LGTBI por la igualdad de derechos, y segundo, conocer más a fondo en qué consiste esa lucha actualmente en nuestro país. Así, esperaba conocer más no solo a mí comunidad, sino también a mí mismo tanto como profesional, como hombre gay. Este proceso significó un año entero de distintas experiencias, demasiadas la verdad, pero destacó tres: una fiesta de brujas, un día de transgresión, y una investigación científica. A continuación reflexionaré sobre la manera en que estas actividades me permitieron alcanzar los objetivos que me puse cuando matricule el TCU.


Fiesta de brujas No fue que lo primero que hice en el TCU fue organizar rituales satánicos, sino más bien colaborar con la celebración del lanzamiento del calendario de la Colectiva por el Derecho a Decidir. Esta celebración sería una especie de festival en la Calle de la Amargura con varias actividades brujescas, dado que al igual que las brujas, muchas mujeres que defienden el derecho a decidir sobre su propio cuerpo son perseguidas: dentro de sus familias, en los colegios, en los medios de comunicación, etc. La idea era diluir el valor simbólico negativo que algunos suelen imprimir sobre los y las defensores de estos derechos sexuales. A nosotros nos tocó apoyar en la organización, gestión y ejecución de la celebración. A mí, específicamente, me correspondió ocuparme de la comunicación del evento. En primer lugar, investimos el evento con la metáfora de las brujas, y lo convertimos en un aquelarre, o sea una fiesta pagana. A partir de ese concepto desarrollamos las siguientes tácticas de comunicación, de las cuales rescato un par de flashmobs, y las invitaciones. Por un lado, los flashmobs fueron dramatizaciones improvisadas de juicios de brujas que realizamos de manera sorpresa en el pretil, a fin de llamar la atención hacia el evento. Por otro lado, las invitaciones fueron piezas informativas que se repartieron después de los flashmobs para divulgar los datos y atractivos principales del aquelarre. Ya a la hora del evento, colaboré con la confección de sombreros de bruja durante la actividad; además de ayudar a montar los distintos stands para las otras actividades del aquelarre.


Fiesta de brujas El desarrollo de esta actividad me ayudó a conocerme a mí mismo como profesional y como hombre. Como profesional, fue revelador poder maneras en que el ejercicio de la publicidad se podía aplicar a fines no comerciales. Yo no quedé complacido con la ejecución de las tácticas de comunicación que había pensado, pero sí creo que la ruta estratégica esbozada hubiera resultado eficaz de haberse ejecutado correctamente. En consecuencia, la actividad me sirvió para ver otros caminos que existen para ser publicista; caminos más difíciles de ejercer, sin embargo, dada la falta de capital y recurso humano. Esto, no obstante, lo hace más interesante por el desafío que plantea. En cuanto a conocerme como hombre, participar en la realización de la actividad me permitió ponerme un poquito más en los zapatos de una mujer, y acercarme a la situación tan específica de una mujer en relación con un aborto. Gracias a esto, pude conocerme más como hombre puesto que pude ver las distintas maneras en las que la sociedad me piensa en comparación con una mujer, de lo cual derivan muchas expectativas y estigmas sobre hombres y mujeres alrededor de temas como el aborto. Quizá lo más interesante fue reflexionar sobre la metáfora de las brujas que veníamos manejando. Me di cuenta de que así como con las brujas, muchas veces condenamos a quienes defienden el derecho al aborto no porque sabemos que esté, sino porque no entendemos porque estas personas piensan que está bien, a pesar de que eso podría implicar que compartiéramos su opinión. En ese sentido, es una casería de brujas como las de Salem, pues lo que motiva la casa no es un desacuerdo entre posiciones, sino la ignorancia sobre una posición.


Día de transgresión Después del aquelarre, unos compañeros y compañeras de psicología nos contactaron para apoyarlos en la gestión de un evento que pretendía romper estigmas sobre la población trans. Para este proyecto volví a colaborar con la comunicación, y esta vez quedé más satisfecho con lo que hicimos. En primer lugar, grabamos 2 o 3 spots publicitarios que circularan en redes sociales en anticipación al evento. Recuerdo incluso a compañeros y compañeras topándose el evento en Facebook mientras estaban hablando conmigo, y fue muy gratificante ver cómo sí se estaba logrando poner en contacto a la gente con lo que se llamaría "El Día de la Transagresión". Realmente para grabar esos spots moví cielo y tierra, puesto que no teníamos equipo de audio, lo cual me obligó a hacer un chanchullo en Canal UCR, donde trabajaba, para que me prestaran los micrófonos. En segundo lugar, también generé el concepto creativo de los materiales gráficos, y cubrí el evento el día que se realizó. A partir de esta cobertura se recopilaron testimonios de quienes vivieron el Día de la Trans-agresión, y se produjo una memoria que permitirá que quienes no lo vivieron, lo puedan conocer. Asimismo, asistí a actividades previas al evento principal para darles cobertura y difusión en redes sociales, a fin de que se generara expectativa para el día principal. Por ejemplo, cubrir la proyección de la película XXY. Esto permitió despegar el Facebook del TCU y darle tráfico. Dicha cobertura representó los posts de mayor relevancia para el TCU hasta ese momento. Recuerdo que fue durante este tiempo que se recibieron los primeros mensajes preguntando sobre el TCU 631; el mismo presidente de la FEUCR de entonces estaba interesada en hacer su TCU con nosotros.


Día de transgresión Esta actividad resultó ser un tanto decepcionante debido a que un montón de las cosas que los organizadores tenían planeadas, no se dieron: exposición de fotos, actividades en el pretil, etc. En ese sentido, resultó ser una experiencia importante como profesional en comunicación, dado que muchas veces la comunicación que uno genera no logra desplegar sus efectos debido a que otras fuerzas involucradas, la administrativa en este caso, no logran ser eficaces en sus esfuerzos. Hay que estar preparado para esto. Por otro lado, como ser humano, fue muy importante la oportunidad de acercarme una comunidad marginada, que hasta la fecha había estado al margen de mi vida: la comunidad trans. Tuve la oportunidad de entrevistar a dos personas trans, y eso fue importante porque entender cómo se conciben y por qué se conciben así. Gracias a eso, tengo claro de dónde viene su lucha, y las particularidades de ésta respecto al resto de la comunidad LGTBI. Eso claramente trasciende a mi campo profesional puesto que, como periodista, me permite discernir lo que es noticia para estas personas, e incluso como éstas pueden ser noticia por su historia. Además, influye mi quehacer profesional porque me mostró la importancia de manejar una comunicación inclusiva, dado los estigmas que de otro modo podrían perpetuarse.


Investigación científica Finalmente, la última actividad que realicé para el TCU incorporó un área profesional que honestamente no había contemplado como algo que fuera útil con facilidad para la acción social: la investigación. A partir de un estudio realizado por el CIPAC, se identificó una potencial faltante de formación en la carrera de Trabajo Social en el país respecto a la comunidad LGTBI. En consecuencia, el TCU asumió la tarea de realizar una investigación a fin de comprobar si habían indicios de una sensibilidad hacia temas relacionados con esta comunidad en las tres universidades que forman profesionales en trabajo social: la Universidad de Costa Rica, la Universidad Latina, y la Universidad Libre de Costa Rica (ULICORI). Para comenzar la investigación, realicé una matriz que serviría para sistematizar el análisis de los programas de las tres carreras en tres categorías: objetivos, descriptivos, y bibliografía. El análisis consistió en tomar un marco conceptual sobre temáticas LGTBI, y cotejarlo con los programas a fin de determinar si había presencia de indicadores que sugirieran que las carreras sensibilizan a sus graduados y graduadas sobre las problemáticas de este grupo vulnerable. A mí me correspondió analizar los programas de la ULICORI, y comprobé que los espacios para sensibilizar sobre la comunidad LGTBI son pocos el deber ser que plantea la carrera en sus programas. Sin embargo, existen. La única inquietud que me queda es si se están aprovechando dado que la mayoría de los indicadores encontrados en los programas remitían a temas generales como derechos humanos, de manera que es necesario que en la segunda etapa se profundice en busca de si en esos espacios se le está dando un enfoque específico a temas LGTBI.


Investigación científica Finalmente, la última actividad que realicé para el TCU incorporó un área profesional que honestamente no había contemplado como algo que fuera útil con facilidad para la acción social: la investigación. A partir de un estudio realizado por el CIPAC, se identificó una potencial faltante de formación en la carrera de Trabajo Social en el país respecto a la comunidad LGTBI. En consecuencia, el TCU asumió la tarea de realizar una investigación a fin de comprobar si habían indicios de una sensibilidad hacia temas relacionados con esta comunidad en las tres universidades que forman profesionales en trabajo social: la Universidad de Costa Rica, la Universidad Latina, y la Universidad Libre de Costa Rica (ULICORI). Para comenzar la investigación, realicé una matriz que serviría para sistematizar el análisis de los programas de las tres carreras en tres categorías: objetivos, descriptivos, y bibliografía. El análisis consistió en tomar un marco conceptual sobre temáticas LGTBI, y cotejarlo con los programas a fin de determinar si había presencia de indicadores que sugirieran que las carreras sensibilizan a sus graduados y graduadas sobre las problemáticas de este grupo vulnerable. A mí me correspondió analizar los programas de la ULICORI, y comprobé que los espacios para sensibilizar sobre la comunidad LGTBI son pocos el deber ser que plantea la carrera en sus programas. Sin embargo, existen. La única inquietud que me queda es si se están aprovechando dado que la mayoría de los indicadores encontrados en los programas remitían a temas generales como derechos humanos, de manera que es necesario que en la segunda etapa se profundice en busca de si en esos espacios se le está dando un enfoque específico a temas LGTBI. Esta última actividad fue reveladora porque me mostró un vínculo directo entre la investigación y la acción social; algo que mi escuela siempre promueve pero difícilmente logra evidenciar. En cambio, en esta ocasión fue claro cómo la investigación permitió no solo identificar un problema, sino también entenderlo, lo cual permite ejecutar acciones como las otras actividades publicitarias en las que participé a fin de resolver la situación eficazmente. Asimismo, esta actividad me puso a reflexionar sobre el nivel de sensibilidad que promueve mi carrera sobre estos temas, y honestamente creo que es muy poco pese a que la comunicación ha resultado un espacio de lucha y evolución crucial en los últimos años para la comunidad LGTBI. De hecho esta actividad me hizo pensar en posibles productos comunicativos que deben realizarse para atender a este público marginado... Veremos si logramos madurar la idea.


Tras haber realizado estas tres actividades que destaco de las múltiples en las que participé durante mi paso por el TCU 631, puedo afirmar que desarrollé un espectro más amplio como profesional, y una conciencia más profunda de mi realidad y mi persona. Fue una experiencia enriquecedora poder enriquecer a mi sociedad a través de un proceso que enriqueció de vuelta diversas dimensiones de quien soy y seré.




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