año 6 • número 31 • noviembre-diciembre 2013 • $40.00 mx $6 usd •
Ediciones y Producciones Escénicas
ISSN: 2007-3305
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CINE TOMA 31
Noviembre - Diciembre 2013
índice
la fuerza Cómica La catarsis de la risa y las carcajadas
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Ese gran pobre Charles Chaplin en diversos momentos Alejo Carpentier
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DESDE LA FIMOTECA DE LA UNAM Nostalgia de la risa loca Víctor Manuel Romero Cervantes
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El insurrecto hijo desobediente ¡Aquí está su pachucote… noooo! Rafael Aviña
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Mi misión es hacerlos reír como sea María Elena Velasco aborda a La “India María” Salvador Perches Galván
INDUSTRIA Los insólitos espectadores de 2013 La comedia, el gran imán de taquilla Mariana Cerrilla Noriega
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La economía como herramienta para la ciudadanía Liliana Mazure, cinco años al frente del incaa Luis Carrasco
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La nueva meca del cine nacional El diputado David Dorantes Reséndiz y la Ley de Cine en Querétaro Paloma Cabrera Yáñez
86
IN MEMORIAM Humorista, erudito y sabio Hombre-Cine Francisco Sánchez, crítico y escritor de cine (1939-2013) Perla Schwartz Skoorman
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¡Vámonos con Pancho Sánchez! Corrido para un cinéfilo Juan Antonio de la Riva
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FESTIVALES La Norteamérica fílmica reunida Segundo Baja International Film Festival, Los Cabos Alonso Aguilar-Castillo
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EN PORTADA: Fotogramas de la primera comedia muda mexicana, El aniversario del fallecimiento de la suegra de Enhart (México, 1913), de los hermanos Salvador, Guillermo, Eduardo y Carlos Alva, protagonizada por Enhart y Alegría, cómicos del Teatro Lírico, quienes imitaban al célebre actor francés Max Linder. Fotografía cortesía de la Filmoteca de la UNAM.
fe de erratas: En el número 29, que circuló durante julio y agosto de este año, el ensayo sobre la cinematografía del director manchego Pedro Almodóvar de la doctora María Antonia García de León, fue titulado, por decisión editorial, Un melodrama mal hispanizado, cuando el título original era La razón sentimental. Ante la protesta de la autora hacemos pública su queja y pedimos disculpas tanto a ella como a nuestros lectores.
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El pequeño Shakespeare El humor blanco de Roberto Gómez Bolaños Fabián de la Cruz Polanco
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El pueblo llenaba los cines Alfonso Zayas, rey de la ficheras y de las taquillas Gonzalo Hurtado
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Debe exponer un juicio duro, ácido y catártico Emilio Portes y el resurgimiento de la comedia mexicana Clara Sánchez
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Queríamos hacer una película familiar La confección del tono humorístico de Nosotros los Nobles Patricio Saiz
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Un retrato de la sociedad entre sonrisas 2013, año para el cine con humor y para el gran público José Juan Reyes
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El erotismo solar y la risa poética Michel Simon y la risa sagrada de Bodou y el Tío Jules Pedro Paunero
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Parte fundamental de la cultura citadina Trigésimo octavo Festival Internacional de Cine de Toronto Leopoldo Soto
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La gente no odia cuando ríe La risa es nuestro asunto Jerry Lewis
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Un gran evento festivo Primera Feria Mundial del Cine en México Juan Carlos Ventura
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La mecánica de la risa El caballero de sí mismo: Monty Python y el Santo Grial Alberto Chimal
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Bill Murray es una ilusión Apuntes para una hagiografía Ricardo Pohlenz
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SÓlo lo mejor del cine mundial lv Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional José Antonio Valdés Peña
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ESTRENOS Un niño en un cuerpo de adulto El despertar tardío a la sexualidad de Marcelo de Omar Yñigo Sergio Raúl López
106
Esta inercia tan obscura e inconsciente me salvó Diana Garay relata el encierro de Mi amiga Bety Sergio Raúl López
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PIZARRA
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Risas ante la adversidad
Directorio editorial Directora general: Ángeles Castro Gurria Director administrativo: José Sefami Director fundador: Flavio González Mello Subdirector general: Jaime Chabaud Subdirector editorial: Sergio Raúl López
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esde el número 29 de esta revista, que estuvo dedicado al melodrama, tuvimos el interés de ofrecer un tomo de la publicación al humor en el cine y nos pareció que estaría bien que apareciera en el de fin de año, en el último número de 2013. No es a propósito, pero como tendríamos que ponernos a llorar por cómo pintan las cosas, mejor reflexionamos un poco sobre lo que nos hace reír. Como dice el dicho:“El que mucho abarca poco aprieta, por lo que, al igual que en números pasados, nos faltó hablar de muchas películas, de muchos cómicos y de muchos directores; sin embargo, creo que, sin duda, encontrarán en estas páginas artículos interesantes y algunos apuntes sobre el humor en el cine. Los inicios del cine coincidieron con el auge de las carpas y del teatro de revista, de las famosas tandas en nuestro país. Dice Eric Bentley —en La vida del drama, Paidós, 1982— que los cómicos son aquellos actores que necesitan más del público, aquellos que requieren confirmar de manera inmediata si son aceptados o no. ¿Cómo lo hacen? A través de la risa. El público de la época del fortalecimiento de la industria cinematográfica en México ya había hecho crecer y consolidarse a personajes como Mario Moreno “Cantinflas”, Manuel Medel, Roberto “El Panzón” Soto, Jesús Martínez “Palillo”, Fernando Soto “Mantequilla”, Germán Valdez “Tin Tan” y Adalberto Martínez “Resortes”; así como a María Conesa, Mimi Derba, la mancuerna formada por Amelia Wilhelmy y Delia Magaña, mejor conocidas como “La Guayaba y la Tostada”, Antonio Espino y Mora “Clavillazo” y, más tarde, a doña María Elena Velasco la “India María”, a María Victoria, como cantante y actriz, y a muchos más que se me escapan: tiples, bailarinas, cantantes, magos y ventrílocuos, que hicieron posible mucho de nuestro cine en las primeras décadas del siglo xx y cuyo último refugio fue el Teatro Blanquita o la televisión. Todos ellos se hicieron de experiencia en la carpa, frente al público no culto, que era exigente en ese entonces —antes que la televisión los domesticara. Si un actor o una tanda no gustaba, lo sacaban del escenario a chiflidos y a gritos; en la carpa el público podía reírse de sí mismo, de sus infortunios, de sus penalidades, de su pobreza, de su mala suerte, haciendo escarnio de los políticos, de los líderes, de la policía, de los catrines, del poder. La carpa era un espacio para liberar su violencia, su agresividad, para disfrutar con bailarinas y cantantes, para reírse de hipocresías, convenciones e impostores. Gracias al contacto con este público, la mayoría de estos cómicos, cantantes y bailarinas pasaron sin mucho problema al celuloide, para disfrute de todos nosotros, y a muchos se los robó la televisión. Pareciera entonces que lo que vincula al cine con el gran público son los actores y que, en la actualidad, ese vínculo se efectúa mediante los actores de televisión, con todo lo que ello implica. En este número ofrecemos artículos sobre Charles Chaplin, Jerry Lewis, la “India María”, “Tin Tan”, Emilio Portes, con el fin de reflexionar sobre el humor que necesitaremos porque, a pesar del esfuerzo de décadas por mantener la producción de nuestro cine y los premios en festivales e, incluso, a pesar de las audiencia masivas que han logrado películas como No se aceptan devoluciones, Nosotros los Nobles y muchas anteriores, sigue siendo una pesadilla lograr la exhibición del cine mexicano. Una vez más, en el proyecto de presupuesto para el año 2014 se plantea reducir el apoyo para la cultura —un recorte de casi 4 mil millones de pesos, 23.84% menos que en 2013—, lo que afectará significativamente al cine nacional, en ámbitos que van desde la educación hasta los estímulos para la distribución. Se pretende que el del Centro de Capacitación Cinematográfica se reduzca en 43.2%, los Estudios Churubusco tengan 38.27% menos, y el Instituto Mexicano de Cinematografía una merma de 8.24%. Pareciera un chiste en el que poco a poco se va logrando escalar un cerro y, ¡pum!, a empezar de nuevo, a sensibilizar a los políticos de la importancia del cine, a decir frases que, de tanto repetirse, se sienten huecas. En fin, que creo que este número, que continua con los festejos del quinto aniversario de la revista Cine Toma, muestra la consolidación de esta publicación periódica; lograda gracias a nuestros colaboradores, todos y cada uno; a la terquedad y resistencia de José Sefami y de Jaime Chabaud, y al empeño, conocimiento e ingenio de su subdirector editorial, Sergio Raúl López. Ángeles Castro Gurría
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Consejo editorial: Armando Casas, Fernando Eimbcke, Roberto Fiesco, Leonardo García Tsao, Everardo González, Alfredo Joskowicz, Mónica Lozano, Lorenza Manrique, José Ramón Mikelajáuregui, Elisa Miller, Beatriz Novaro, Ignacio Ortiz y Víctor Ugalde. Arte y diseño visual: Erick Rodríguez Serrano Asistencia editorial: Paloma Cabrera Yáñez Publicidad: Hugo Wirth Jefe de distribución: Noé Martín Nieves Cano Distribución: Adriana Nájera, Sergio Sánchez y Daniel Castanedo Asistencia general: María de la Paz Zamora y Verónica Cruz Correos electrónicos: Redacción: cinetoma@gmail.com Diseño: erosvisual1@gmail.com Ventas: publicidad@pasodegato.com Suscripciones: Adriana Nájera adriana.pasodegato@gmail.com CINE-TOMA Año 6, Núm. 31, noviembre-diciembre de 2013. Es una publicación bimestral Editada por José Sefami Misraje: Eleuterio Méndez 11, Col. Churubusco-Coyoacán, C. P. 04120, México, D. F. Teléfonos: (0155) 5601 6147, 5688 9232, 5688 8756. Editor responsable: Jaime Chabaud Magnus. No. de certificado de reserva al título: 04 - 2008 - 080418121600 - 102. ISSN: 2007-3305 No. de certificado de licitud de título: 14265. No. de certificado de contenido: 11838. Ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Distribución: PasodeGato Sepomex, pp09.1673 Distribuido por dimsa en locales cerrados. Impresa por: Editorial Innova Año de Juárez 343, Col. Granjas San Antonio, C.P. 09070 Distrito Federal Este número se terminó de imprimir en octubre de 2013 con un tiraje de 10,000 (diez mil) ejemplares. El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores. Prohibida su reproducción total o parcial sin previa autorización.
AGRADECIMIENTOS: Fundación Televisa, Filmoteca de la UNAM. Dirección General de Publicaciones del Conaculta, Videocine, Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, Instituto Mexicano de Cinematografía, Iván Lipkies, Rossana Barro y María Elena Velasco.
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Filmoteca de la UNAM. El cómico de la gabardina, es decir, Mario Moreno Reyes “Cantinflas”, en el papel que habría de lanzarlo a la fama, en Ahí está el detalle (México, 1940), de Juan Bustillo Oro, enamorando a “Pacita”, la criada (Dolores Camarillo “Fraustita”), en la comedia de enredos que habría de consagrar a los humoristas mexicanos en la pantalla grande.
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LA FUERZA Cómica
La catarsis de la risa y las carcajadas
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unque se trata de un mero rumor que la morbosa prensa amarillista de la época, primero inglesa y luego internacional, repitió insistentemente, la anécdota vale como una broma modelo. El reporte relataba cómo lord Desborough informó a la actriz Mary Pickford en una cena en el Anglo Saxon Club de Londres que Charles Chaplin tuvo la ocurrencia de inscribirse en un concurso de imitadores de su forma de caminar como el pequeño vagabundo –si bien despojado de su bigote y de sus largos zapatones−, en una feria estadounidense. Apenas logró el vigésimo sitio. Aunque ni propio Chaplin ni su hijo relatarían jamás tan suceso, se volvió parte de la cultura popular, a veces colocándolo en tercer sitio otras en el cuadragésimo lugar. A las claras, el mimo de origen inglés logró tal arrastre popular gracias al cine, que no resultaba infrecuente que se encontrara con imitadores por doquier y con frecuentes competiciones. Pero lo que no le resulto nada gracioso ni digno de risa fue la cinta The Road Track (Estados Unidos, 1916), protagonizada por un mexicano, Carlos Amador, quien aparecía en los créditos como Charles Aplin. No sólo se ataviaba y actuaba como el personaje del vagabundo, sino que prácticamente imitaba las rutinas del exitoso Charlie, desde su primera caracterización cinematográfica en el filme Carreras de autos para niños (Kid Auto Races in Venice, Estados Unidos, 1914), de Henry Lehrman, por lo que el inglés impulsó un juicio en contra suya por plagio ante la Suprema Corte del Estado de California, que el mexicano finalmente perdería en 1925, por “fraude y engaño”. Más allá de las minuciosas pruebas periciales presentadas, de la deliciosa descripción de los atavíos de “Charlot” y de la defensa del imitador mexicano –que alegaba que los atavíos característicos de Chaplin eran, en realidad, del dominio público, pues numerosos actores cómicos habían echado mano de alguno u otro–, la deliciosa paradoja de esta boutade es que el especialista en hacer reír a millones de espectadores resultaba,
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fuera de sus disfraces y rutinas, un hombre cotidiano, con poco sentido del humor cuando se trataba de negocios. Y sobre todo, muestra la estatura humana de un genio de la pantalla grande. Cierto, ni el bombín, ni el bastón, ni la cara blanca, el mostacho breve, el corbatín de moño o el traje demasiado holgado, movían a risa. Sino la combinación de todo ello sumado a las rutinas hilarantes y desternillantes, al mimodrama en su máxima expresión fílmica. Chaplin no es sus imitadores, ni ellos son Charlot. Él mismo tampoco lo sería sin su disfraz. Y es el conjunto, la mezcla, la combinación, lo que nos mueve a la risa. Los resortes humorísticos son tan impredecibles como indefinibles. ¿Por qué alguien que resbala y cae mueve a risa y no el otro? ¿Por qué ciertos accidentes nos sorprenden y asustan y otros hacen que nuestra boca realice esa mueca característica de la risa? ¿Cuál es la manera correcta de realizar un pastelazo o una buena cachetada para provocar una carcajada? ¿En qué momento un buen insulto o un juego de palabras nos ofende y en qué otro nos da un placer contagioso y risueño? ¿Cómo realizar todo ello ante la cámara sin perder la espontaneidad y provocando risas entre el butaquerío? No existe una sola manera de definir los orígenes del humor. Quizás sirva aquella definición del filósofo germano Arthur Schopenhauer de que resulta de “la percepción de la incongruencia entre el objeto real y el concepto, pues ante el conflicto entre lo pensado y lo percibido, gana la percepción y la comprobación de este hecho causa placer y risa”. Territorio incógnito, pero plenamente gozoso, el del humor, en esa amplia latitud que va de la sonrisa pudorosa a la carcajada incontrolable, se manifiesta en miles de maneras y aparece en instantes inesperados. Y a esas rutas variadas, infinitas, están dedicadas las páginas que siguen. Sergio Raúl López
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