revista aire / nĂşmero 10 Diciembre 2013
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Revista ProyectoAire | Aire 2.0
¿Qué es Proyecto Aire?
Es una revista digital que aborda la temática de la sustentabilidad socioambiental, creada con el objeto de difundir y promover ideas, acciones y productos con valor, de y para la comunidad. Este proyecto es realizado por un colectivo de trabajo compuesto por profesionales de distintas áreas, motivados por la necesidad de abordar las problemáticas inherentes al consumo y sus impactos políticos, culturales, sociales y ambientales. Los contenidos de ProyectoAire se producen partir de artículos periodísticos propios y de terceros (publicados por Webs y Blogs, principalmente), divulgando investigaciones científicas, debatiendo y promoviendo mediante entrevistas y publicidad a los nuevos actores, productos y espacios afines.
¿Para qué ProyectoAire? Para desarrollar y promover acciones que permitan al lector acceder a nuevos conocimientos y prácticas. Difundiendo ideas, nuevos espacios de consumo y producciones alternativas a las imperantes. Para reflexionar, investigar y criticar aspectos de la realidad del consumo y el contexto de la producción material y simbólica. Para articular los proyectos y potenciar los mensajes de todos aquellos que proponemos y trabajamos en la construcción de un mundo mejor.
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Hacemos RPA
► Dirección: José Muñiz ► Edición: Daniela Dimov ► Coordinación Periodística: Santiago Nogueira ► Redes Sociales: Giuliana Cervi / Rubén López / Magalí Figus ► Diseño: Antonella Bottegal
► Corrección: Ma. Emilia Terrén / Vanesa Carcasona Yanina Audisio / MDF Producciones ► Colaboraron en este número: Carlos Diez / Axel Springer / Julia Varela / Rosario Marina / Alejandro Schachter ► Arte de Tapa: ROMPO
índice temático contenidos.
04. EDITORIAL 06. LA COLUMNA VERTEBRAL Chicas Nacionales y Geográficas.
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NOTA DE TAPA | DE ROTAS CADENAS: AUTOGESTIÓN
p.10 Legalícenla. p.12 ¿El Patrón?: La Asamblea p.16 Viabilidad económica y Financiera de las empresas autogestionadas p.19 Diez años de la cartonería más colorinche del mundo p.23 Acostumbrarse es morir: FM La Tribu p.26 Autogestión, ¿consecuencia de una búsqueda estética?
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Revista ProyectoAire | Editorial
EDITORIAL // Según el artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que vio la luz el 10 de diciembre de 1948, el trabajo es un derecho universal. “Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.” Sin embargo, habiendo un derecho que lo universaliza y al cual las diversas naciones adhieren e incluso incorporan en su carta magna, ¿qué ha fallado en distintos Estados para que el pleno empleo continue siendo una meta inalcanzable? Las infinitas ecuaciones matemáticas que envuelven la dogmática economía que el neoliberalismo nos legó, indican que diversas variables de la más dura abstracción derivan en los embates que representa para los Estados alcanzar políticas de pleno empleo. No obstante, esto tal vez podría resumirse con una simple operación: “2/2=1”, que indica que si la distribución es equitativa, no debería existir un deficiencia de empleo. Esta temática ha desvelado a muchísimos académicos en estos últimos 250 años, pero ha cobrado especial vigor en los últimos 40. La suma de esta exposición pretende mostrar que la lógica de la acumulación que surge del sistema de producción dominante -el sistema de producción capitalista- tiene la necesidad para sustentarse de las asimetrías
entre hombres, entre clases, y entre los distintos órdenes de la división de poderes de un país. Así, pareciera que todo se reduce a una sola razón circunscripta a “la riqueza” y ese complejo entramado de actores y procesos sociales, económicos, productivos, pero sobre todo, políticos, que la sostienen. De no ser así, caería. Bajo estos conceptos, veríamos entonces el principio del fin de la explotación del hombre por el hombre, la depredación sin sentido de los recursos por las generaciones actuales y venideras, la disolución de las leyes que confeccionaron los grandes capitales y, en consecuencia, caerían las cárceles por la falta de necesidad del robo como medio de acceso social a lo material; los vicios que compensan las leyes y la educación; asistiríamos lentamente a la transición de una cultura de exclusiones vía privaciones, para ingresar en una vía de inclusión y posibilidades de igualdad para todos. Pero nada de esto se da así. Tiempo atrás, las revoluciones, lucha armada mediante, podían intentar aliviar algunas de estas necesidades. En la actualidad, las revoluciones parecieran darse transformando las vías institucionales de una sociedad, por lo que se puede inferir que las alternativas serán aquellas propuestas que nos aproximen a las transformaciones culturales en aquellos lugares en los que históricamente la cultura de los pueblos se manifiesta: en el arte, en la lengua, en el alimento, pero sobre todo, en la forma en la que se alcanza cada una de las piezas que constituyen el rompecabezas cultural, es decir, a partir del trabajo. En este número, exploraremos una particular forma de organizar el trabajo (y la vida) y, en consecuencia, las relaciones sociales: la autogestión, proponiéndonos cuestionar el clásico concepto de trabajo, tan arraigado en la sociedad capitalista, que naturaliza y cristaliza las relaciones de explotación, injusticia y dominación social. José Muñiz | Director
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Revista ProyectoAire | La columna vertebral
► La columna vertebral de Santiago Nogueira | twitter: @tengokawana_
Hoy presentamos:
Chicas Nacionales y Geográficas. Estoy atravesando los últimos días de mi relación con la televisión por cable. Esta, que nació hace muchos años, llegó a su fin. Las causas de la separación son confusas, pero creo que es lo mejor, al menos para mí. A ella, no creo que le importe; en los últimos meses descuidó mucho nuestra relación. Sabiendo que nuestro tiempo juntos tiene su fecha de vencimiento pautada, nos relajamos y tratamos de disfrutar de la mejor manera estos últimos momentos. Es así que empiezan a aflorar nuevas maneras de estar juntos, que de algún modo, endulzan la amargura del adiós. Su mala predisposición para algunos contenidos me llevó a desviar mi atención hacia otros, que nunca antes me interesaron. A veces, el descarte no deja de ser una manera de llegar a mejores lugares. Una mañana, me presentó a una amiga: las producciones de Nat Geo. Yo, tan social; ellas, tan salvajes. Fue amor a primera vista. Ese amor de opuestos, tan irresistible, con la suficiente incorrección política para compensar sus pecados capitalistas. Sé que ellas, en breve, también se van. Si las quiero mantener con vida, voy a tener que salir a buscarlas a otro lugar, de alguna otra forma. Descubrimiento de la naturaleza mediante la artificialidad de la fibra óptica, ¡qué forma triste de experimentar la cruel supervivencia de los animales en sus ecosistemas! Ellas, las chicas de la National Geographic, me hicieron ver la naturaleza que se perdió a mi alrededor. Las formas dominantes de la cultura se nos hacen tan extrañas que su revisión crítica nos las revela fríamente calculadas. Chau, televisión. Voy a seguir mis instintos. Encontré nuevas formas de entender la sociedad.
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DE ROTAS CADENAS: AUTOGESTIÓN
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LEGALÍCENLA ► por SANTIAGO NOGUEIRA / JOSÉ MUÑIZ El modelo autogestivo de producción ya no se limita a la supervivencia económica ni a hacerse cargo de los fracasos capitalistas. Silenciado y amenazado, es otro ejemplo cultural de alternativa legítima y factible a los modelos dominantes. Hoy, la lucha esencial se orienta a consagrar un orden jurídico que lo incluya y regule la actividad. Es hora de un nuevo despertar. Para empezar, un poco de historia. En nuestro país se identifican tres instancias claves que aplican al proceso de la transformación del trabajo a partir de factores de mercado y del orden político. En primer lugar, los permanentes intentos por desmembrar las organizaciones de base de los trabajadores, cristalizados, al final de la década del 60 y principios de la década del 70, en la elaboración de un plan sistemático de eliminación de todos los referentes y referencias que los históricos movimientos tenían en su acervo político; plan sostenido por el Estado en connivencia con la burguesía. Posteriormente, ya superado el proceso de coerción, se reconoce una nueva camada de pseudo dirigentes que se encargará de dilapidar el nombre del sindicalismo en la Argentina. Luego, con el proceso de desindustrialización a partir de la sustitución de la producción nacional por importaciones, la implementación de la doctrina neoliberal llegó a fuerza de sangre y medidas económicas, con fuerte impacto en las clases populares. Finalmente, la deslocalización de la producción en busca de nuevos mercados que permiten reducir los costos de la mano de obra, la precarización de las leyes laborales y la pauperización de las organizaciones de base terminan por crear el escenario ideal que pondrá en jaque para siempre la función y el rol del trabajo para el conjunto de la sociedad. La salida de la figura protectora del Estado, el deslizamiento de su rol de garante de derechos que regulen la actividad de la sociedad a los fines de mantener el orden y el equilibrio entre los diversos actores, facilitó que el sector privado asuma la potestad sobre el conjunto de la sociedad. Es clave comprender que en los largos 30 años que han transcurrido desde que comenzó a gestarse esta nefasta transformación, se ha trabajado desde diversos lugares para lograr la implantación de políticas que dejan de tener como base de discusión la resolución de problemáticas locales, para convertirnos en un conjunto de recursos (humanos, naturales, sociales, políticos y culturales) a disposición
de los grandes mercaderes globales en connivencia con las oligarquías locales. Cabe preguntarnos entonces, ¿Se ha reconfigurado la imagen de las empresas, siendo que estas pasaron a dominar con su discurso la escena, los medios de comunicación, la política y los hogares, posicionando de este modo al empresario y a los diversos tecnócratas en una figura equivalente al Estado y a sus organizaciones, con la aplicación del miedo al desempleo (equivalencia de la pérdida de la dignidad, herencia de otras generaciones) y la persecución y segregación a quien no se alinea, como criterio aglutinador (más allá de que las ciencias empresariales utilicen eufemismos) con la intención de exponerse como una pseudo nación?
AUTOGESTIONAR O HACER SOCIAL No puede negarse que, aún en nuestros días, los principios y acciones de la economía de mercado se irradian sobre el conjunto de la sociedad. Pero entendemos que existe otra trama, una red con nudos sólidos que además de resistir, puede contraatacar. La multiplicidad y diversidad de emprendimientos productivos que se configuran bajo la lógica de la autogestión constituye el argumento más sólido para esgrimir que resulta, actualmente, mucho más que una estrategia de resistencia. Actualmente, autogestionar no es resistir; por el contrario, es demostrar que otra lógica es sustentable en el tiempo y es capaz de forjar nuevas conciencias para una nueva época social. Desplegada en todos los campos y actividades sociales, la autogestión, al tiempo que se realiza como praxis, se legitima como un nuevo paradigma de producción que se rige por otros principios políticos y visiones del mundo. El sentido de la autogestión pareciera residir en la intención de transformar no solo la actividad física en sí que hace al trabajo, sino también las conciencias de las personas y su entorno. Trabajar y transformar parecen estar fusionados en una misma operación, intervenida además por la necesidad
Autogestión | Revista ProyectoAire
de conocer todas las etapas que hacen al proceso productivo, y de poder formalizar esa experiencia para ser transmitida y socializada. Trabajar, transformar y hacer camino al andar. Quienes inician un proceso de autogestión no reniegan de su condición de actores políticos, pero no hay tiempo para la teorización de la acción: nuevamente aquella se conforma mientras se hace. En la autogestión no hay tiempo para perder, ya que el fortalecimiento del paradigma está íntimamente relacionado con la necesidad de transmitir a la sociedad la viabilidad de este modo de ser. Intelectual, material y social: son las 3 dimensiones del trabajo sintonizado en autogestión. Impactando en diferentes sectores con variadas necesidades coyunturales y estructurales, este mundo está definitivamente anclado en la cuestión social: su objetivo es mejorar la vida de sus integrantes. Autogestionar es poner el cuerpo, asumir el control sobre el sentido del trabajo para asignarle un sentido práctico, legítimo y sustentable. De este modo, la autogestión se hace cultura, se hace sociedad. Emergen y se consolidan identidades, se asignan roles y funciones, se generan nuevos hábitos y conocimientos productivos y políticos... en fin, la vida subjetiva y objetiva se potencia y enriquece. La transformación social deja de ser utopía para empezar a ser una posibilidad concreta.
NUEVOS TRABAJADORES, NUEVAS LEYES El orden y estado de las cosas, el ideal de la dinámica social, debiera verse reflejado en el aspecto legal de las sociedades. Pero aquello... puede fallar. Actualmente las cooperativas de trabajo, que enmarcan a la actividad autogestionada, se rigen por una ley aprobada durante el gobierno de facto de Lanusse, que atenta contra los trabajadores, haciendo pasar por frágil y precario un quehacer que es sólido y organizado. Actualmente, la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT) lucha por la sanción de un proyecto de ley elaborado desde las bases mismas de las entidades que la conforman. El asesor legal de la CNCT, Andrés Quintana, nos comenta que “el proyecto tiene dos objetivos; por un lado, busca la promoción y por otro lado, el cooperativismo siempre fue discriminado, sobre todo en algunos sectores específicos, porque fue utilizado por el capitalismo como una herramienta de flexibilización laboral. Más que nada en los ‘90, cuando ante la pérdida de margen de ganancia de los empresarios, se flexibilizaba una parte de su desarrollo
empresarial y se convertían en cooperativas, pero que no cumplían con los principios ni con los valores del cooperativismo de trabajo”. El trabajador autogestionado es un trabajador autoregulado, es él quien construye su propio orden. La organización bajo la lógica y sentido de su necesidad lo distingue del trabajador obediente a un capitalista. Pero aquella potencialidad de transformación se ve amenazada por lo descrito previamente: un orden jurídico que no reconoce, o dicho de otra manera, que asigna y dictamina procedimientos que van contra sus valores e ideología. Dice Quintana: “El cooperativismo de trabajo, como empresa, debe tener un proceso organizativo. La virtud es que el trabajador tenga el respaldo de las leyes que defienden a los trabajadores, los horarios convenidos y, a su vez, tenga un beneficio adicional que tiene que ver con ser socio de la cooperativa. Esa fue la primera discusión: ¿de qué hablábamos cuando decíamos trabajador autogestionado?, de qué forma se promueve, cómo es esa entidad formada por personas, donde la gran diferencia con las sociedades sin fines de lucro es que lo que domina son las personas y no el capital. Y donde lo que se tendría que estimular sería la participación”.
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¿EL PATRÓN? LA ASAMBLEA
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► por JULIA VARELA
La ley que hoy rige a las cooperativas de trabajo fue aprobada durante el gobierno de facto de Alejandro Lanusse, el 2 de mayo de 1973, y no termina de enunciar qué es lo que significa que una persona trabaje cooperativamente. Con frecuencia se tiende a asociar al trabajo cooperativo con el trabajo precario, desorganizado o frágil. La Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT) armó un proyecto de ley para saldar algunos vacíos y, si bien todavía no tiene estado parlamentario ni ampara a las cooperativas de posibles desalojos en espacios recuperados, se considera como un aporte a la discusión. ¿Qué significa no tener patrón? ¿Dónde manda la asamblea de asociados? ¿Cuáles son los derechos que debe tener un trabajador cooperativo? A fin de despejar estas dudas, entrevistamos a Andrés Quintana, asesor legal de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo. ¿Cómo está integrada la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo? La Confederación está integrada por más de treinta federaciones de cooperativas de trabajo de todo el país. En un principio, tiene un desarrollo territorial, por lo que hay federaciones de Corrientes, de Misiones, de Córdoba, de Jujuy y otras federaciones que son nacionales como FECOOTRA, FACTA y Manuel Belgrano. Pero también tenemos atravesadas las agrupaciones sectoriales; porque ocurría que las federaciones territoriales tenían una cooperativa textil, una metalúrgica, una de comunicación. Entonces, armamos redes distintas, como la red gráfica, la textil, la metalúrgica, diarios y revistas, de comunicación audiovisual, etc. Hay muchas cooperativas que tienen una doble asociación; pueden estar en una federación territorial y, a su vez, en una sectorial. Hay algunas federaciones que tienen matrícula y otras que la están tramitando dentro del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), pero en total la CNCT está compuesta por unas 36 federaciones.
¿Cuál es la situación legal de las cooperativas de trabajo hoy por hoy? La ley madre que rige a las cooperativas hoy por hoy es la 20.337, sancionada en 1973 durante el gobierno de facto de Lanusse. En su texto, el cooperativismo de trabajo se menciona en tres o cuatro artículos y la legislación que afecta directamente a las cooperativas está compuesta por resoluciones de organismos de contralor, que pueden ser el INAES, fundamentalmente, o el ANSES, cuando se resolvió el tema de la seguridad social. Frente a este vacío, la Confederación, como un ejercicio de discusión y capacitación con las distintas federaciones, pensando cuál era la legislación que iba a promover el cooperativismo de trabajo, elaboró un proyecto de ley. Ese proyecto tiene dos objetivos: por un lado, busca la promoción y, por otro lado, el cooperativismo siempre fue discriminado, sobre todo en algunos sectores específicos, porque fue utilizado por el capitalismo como una herramienta de flexibilización laboral. Más que nada en los ‘90, cuando ante la pérdida de margen de ganancia de los empresarios se flexibilizaba una parte de su desarrollo empresarial y se convertían en cooperativas, pero que no cumplían con los principios ni con los valores del cooperativismo de trabajo. ¿Qué fue lo primero que se discutió al elaborar el proyecto? El primer paso que se dio fue debatir sobre qué sujeto estamos hablando. Porque al hablar de poner un saco sin tomar medidas, es muy difícil que se llegue a un buen resultado. Se desprenden un montón de leyes nacionales que mencionan al cooperativismo de trabajo, pero no la toman con el desarrollo real sobre quién estamos hablando, que es el trabajador autogestionado. Porque algunos toman la relación entre la cooperativa y el trabajador como un vínculo de trabajador autónomo. En el otro extremo, se la analiza como si fuese una relación de dependencia. En realidad, no es
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ninguna de las dos cosas. Lo que sí tiene son aspectos distintivos de cada una. Cuando se analiza, se ve que hay algunas tipificaciones que hacen al trabajador autónomo que están dentro del trabajo autogestionado y la relación entre la cooperativa y los asociados. Pero cuando ese análisis se realiza de manera un poco más profunda, a las claras se ve que la relación no se da de ese modo. El trabajador cooperativo es alguien que tiene una dependencia con respecto a un orden, pero ese orden es dado por él mismo y puede cambiarlo. Muchos fallos han avalado la relación de dependencia con respecto a que el trabajador cooperativo no toma decisiones solo o que percibe un ingreso todos los meses. Pero forma parte de ese proceso de organización. El cooperativismo de trabajo, como empresa, debe tener un proceso organizativo. La virtud es que el trabajador tenga el respaldo de las leyes que defienden a los trabajadores, los horarios bajo convenio, y a su vez, tenga un beneficio adicional que tiene que ver con ser socio de la cooperativa. Esa fue la primera discusión: ¿de qué hablábamos cuando decíamos “trabajador autogestionado”? De qué forma se promueve, cómo es esa entidad formada por personas donde la gran diferencia con las sociedades con fines de lucro es que lo que domina son las personas y no el capital. Y donde lo que se tendría que estimular sería la participación.
¿Cuáles son los puntos centrales del proyecto de ley de cooperativas de trabajo? ¿Dónde se avanza sobre la ley de 1973? En el proyecto hay un par de normas que pretenden la participación obligatoria en las asambleas, dado que es muy difícil generar participación, pese a que se exige todos los días participar en su fuente de trabajo, pero no es obligatorio ir a las asambleas. La asamblea es el día más importante del año en una cooperativa. También se incorpora un elemento novedoso, que es un ingreso mínimo de asociados y un piso de derechos y buscamos también algunos mecanismos que permitan mayor control en el uso de la figura de cooperativas, más que nada con su uso como herramienta de flexibilización. Para eso, establecemos un mecanismo para que la autoridad de aplicación, que es el INAES, fije ciertos parámetros. Sabemos que es muy difícil sanear el sistema cuando el Ministerio de Trabajo aplica multas a las cooperativas fraudulentas, y es un error, porque esas multas son parte de los costos, y la siguen pagando los trabajadores explotados. Lo que hay que hacer con una cooperativa fraudulenta es quitarle la matrícula, democratizarla o dársela en serio a los trabajadores. Otro de los aspectos centrales tiene que ver con la jubilación. Al ser trabajadores autónomos ma-
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yormente, pagan monotributo o monotributo social. El social es una ventaja, una opción que se le da a las cooperativas más vulnerables, pero el monotributo es un castigo. Y lo que queremos es lograr equiparar sus derechos con los trabajadores en relación de dependencia respecto de los aportes jubilatorios o las obras sociales. El monotributo es un castigo porque está compuesto por tres elementos. Uno es la seguridad social, el otro es el componente jubilatorio y el tercero es el aspecto impositivo, que tiene dos gravámenes: ganancias e IVA. El asociado a una cooperativa de trabajo que cobre menos de 15.000 pesos no debería abonar ninguno de esos dos gravámenes. Creemos que el dinero destinado al tercer aspecto podría ir a la seguridad social o a la jubilación y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Estamos trabajando con el Ministerio de Trabajo y con una federación, FECOOAPORT, de las cooperativas de estibadores del puerto de Mar del Plata, que lograron en 2010 la resolución 1.444, donde se equipara en los aspectos jubilatorios a los socios cooperativos y a los trabajadores en relación de dependencia, pasando la edad de jubilación de los 65 a los 55 años.
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En los tribunales laborales, muchos juicios se perdían por desconocimiento o por jerarquización de normas. Pero a partir del fallo Lago contra Salvia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, quedó saldado el punto que hacía referencia al socioempleado. Se trataba al socio cooperativo como un socio-empleado por el artículo 27 de la Ley de Contrato de Trabajo y esto implicaba que estaban en relación de dependencia. Ahora eso está saldado, pero siempre es bueno tener un marco normativo con las reglas claras, que promueva la participación. ¿El proyecto contempla en algún lugar las relaciones que las cooperativas tienen con sus lugares de trabajo? ¿Podría ayudar en algún punto a las cooperativas que están en riesgo de ser desalojadas, como la 22 de Mayo, de la fábrica metalúrgica IMPA? Cuando se empezó a discutir este proyecto todavía no se había sancionado la reforma de la Ley de Quiebras. Se discutió mucho respecto de incorporar estas modificaciones, que después fueron plasmadas en la reforma, y llegamos a la conclusión de que era muy difícil. Hace 30 años que se está intentando modificar la ley de cooperativas
de trabajo; si avanzábamos sobre otras leyes sensibles, como ser la Ley de Quiebras, eso habría sido más difícil. Primero, creo que los compañeros del IMPA tienen un desconocimiento de la ley de expropiación, no llevado adelante sobre legislaciones locales. La decisión política que se tomó fue que se necesitaba un marco de regulación para el funcionamiento de la cooperativa, para garantizar algunos derechos, pero no se avanza en legislaciones locales, ni en resoluciones definitivas como podría ser la ley de expropiación nacional, que algunos han planteado, pero se dejó de lado. Esto es una ley nacional, y el caso de la expropiación afecta fundamentalmente a la ciudad de Buenos Aires. Con el veto del Jefe de Gobierno y el desconocimiento de tantos años de autogestión y de lucha de los trabajadores, creemos que lo de IMPA va por otro carril.
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VIABILIDAD ECONÓMICA Y FINANCIERA DE LAS EMPRESAS AUTOGESTIONADAS
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► por ALEJANDRO SCHACHTER
Uno de los principales desafíos a la hora de llevar a cabo una experiencia de autogestión consiste en construir una organización que sea sostenible en términos económicos y financieros. Este tipo de experiencias, pertenecientes al campo de la economía social, conviven y coexisten con el sector privado capitalista (y también con el estatal), bajo un sistema social donde predomina el capital. Por lo tanto, para desarrollarlas y consolidarlas se impone conducir procesos de generación, apropiación, adaptación y acumulación colectiva de recursos monetarios (por ejemplo, dinero) y no monetarios (por ejemplo, medios de producción e infraestructura). Si bien el objetivo de este tipo de organizaciones no es la obtención del máximo lucro sino la reproducción ampliada de la vida de las personas, la falta de foco en los resultados económicos y financieros puede poner en riesgo la continuidad de la empresa.
CAMBIO DE PARADIGMA En primer lugar, la importancia de este desafío se relaciona con que, en muchas ocasiones, quienes deben comandar la gestión de estas organizaciones no están acostumbrados a ocupar roles de dirección, situación que se verifica frecuentemente en las empresas recuperadas. Por lo general, se trata de operarios especializados que deben pasar a cumplir una función muy distinta, por lo que resulta necesario un cambio de mentalidad y capacitación en áreas tales como planificación, marketing o contabilidad. En esta instancia, suele ocurrir un interesante proceso de aprendizaje, donde los trabajadores con mayor formación gremial actúan como disparadores de discusiones e intercambios que apuntan a la concientización necesaria para la nueva etapa.
Los integrantes del consejo de administración de la Cooperativa Alcoyana definen la clave para el cambio de mentalidad con mucha precisión: “Tenemos que ocuparnos de que se entienda que todos somos dueños y, por lo tanto, todos somos responsables y beneficiarios de lo que hacemos en la fábrica”. Podríamos parafrasear esta idea agregando que la autogestión de la empresa por parte de los trabajadores lleva a una resignificación de la idea de propiedad privada. El hecho de tomar el control del proceso de creación de valor hace que los trabajadores redefinan su relación con los medios de producción, los cuales ya no aparecen frente a ellos como “capital”; por lo tanto, el trabajo objetivado deja de ser un elemento hostil, poderoso e independiente de ellos. En consecuencia, se genera un mayor grado de participación por parte del trabajador, al salir de su función específica y poder introducir iniciativas propias.
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CAPITAL DE TRABAJO, COMERCIALIZACIÓN Y FINANCIAMIENTO Una vez superado lo que podríamos llamar el “cambio de paradigma” de pasar de la defensa del puesto de trabajo a la gestión de un crecimiento sostenible, encontramos diversos aspectos que deben ser atendidos, tanto en lo referido a la disponibilidad de capital como a la comercialización y al financiamiento. En esta línea, destacamos que una dificultad recurrente que debe tenerse en cuenta, y que suele darse en las primeras etapas, es la disponibilidad de capital de trabajo. Las empresas recuperadas, usualmente, cuentan con escaso capital para iniciar su actividad y poder sostenerla a través del tiempo, ya que se han formado como una continuidad de empresas que, por situaciones problemáticas, han caído en quiebra. Con frecuencia ocurre que, efectivamente, existe cierta dotación de capital, pero el deterioro causado por el abandono o la falta de mantenimiento y la obsolescencia, fruto de largos períodos de desinversión, obliga a recurrir a costosas tareas de reparación, acondicionamiento y modernización. Igualmente, no debemos soslayar que, por lo general, los avances tecnológicos en la industria también suelen traducirse en reducción de puestos de trabajo, lo cual es inadmisible en este tipo de organizaciones. En lo que refiere al capital inicial para comenzar la operatoria de las empresas recuperadas, también resulta fundamental, en muchas ocasiones, la posibilidad de la expropiación. El Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas la identifica como una salida viable, basándose en la Constitución Nacional y la Constitución de la Provincia de Buenos Aires, donde se destaca que “pueden ser objeto de expropiación todos los bienes convenientes o necesarios para la satisfacción de la utilidad pública, cualquiera sea su naturaleza jurídica, pertenezcan al dominio público o al dominio privado…”. Una vez que se cuenta con el capital, se deben poner en marcha las actividades, para lo cual es necesario conseguir y consolidar los canales de distribución y comercialización necesarios para sostener la operatoria. En este punto pueden presentarse dificultades iniciales para las empresas recuperadas, a raíz de la mala reputación generada en las redes comerciales de la empresa, fruto de los malos manejos de la administración anterior.
Asimismo, se deben sortear, especialmente en grandes conglomerados urbanos, los obstáculos vinculados con la importancia de las grandes tiendas y supermercados, que imponen sus condiciones al resto de la cadena productiva. Para contrarrestar esta situación, consideramos que una alternativa viable podría ser la conformación de alianzas con otras organizaciones de la economía social especializadas en asuntos comerciales o en la producción de bienes y servicios complementarios, a fin de lograr una mayor incidencia y visibilidad en el mercado. Otra cuestión que hace a la viabilidad económica y financiera de estas organizaciones es la del financiamiento. Usualmente, las experiencias autogestionadas son consideradas de alto riesgo en los análisis de las entidades crediticias privadas, lo cual reduce sus posibilidades de acceso al financiamiento. En este sentido, resulta fundamental el rol de la banca cooperativa y la banca pública, las cuales, a partir de una visión integral del negocio, pueden evaluar de un modo cualitativamente distinto a estas entidades. Cabe mencionar que en las cuestiones de financiamiento también puede ser significativo el apoyo estatal en forma de subsidios (los cuales en nuestro país se ejecutan a través de los Ministerios de Trabajo y de Desarrollo Social), o bien la asistencia financiera entre las propias empresas
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recuperadas (una empresa recuperada en funcionamiento puede aportar financiamiento o donaciones para una nueva iniciativa que presenta dificultades para comenzar a operar).
SOSTENIBILIDAD EN EL MEDIANO PLAZO Los aspectos mencionados (capital inicial, canales de distribución y comercialización, financiamiento) resultan cruciales para las primeras etapas de organización de las empresas autogestionadas. No obstante, en caso de sortear positivamente estas cuestiones, luego entrarán en juego otras particularidades de la gestión que podemos denominar “de segunda generación” y que deben ser tenidas en cuenta para garantizar el desarrollo de la empresa en el mediano plazo. En este punto se plantea la posibilidad real de la autogestión en el marco de un sistema capitalista. Tal como lo expresa Andrés Ruggeri, se trata de un sistema que posee determinadas reglas, las cuales presionan sobre los tiempos de trabajo, la rentabilidad y la capacidad de tomar decisiones estratégicas, marcando la agenda productiva y las necesidades de capitalización. Sin embargo, entendemos que la sostenibilidad de estos emprendimientos no depende solo de la eficaz inserción dentro de las reglas de juego del sistema capitalista sino también, y en una gran medida, de que se respeten las características básicas de la economía social, a fin de garantizar la continuidad de la lógica reproductiva y no lucrativa de las empresas de autogestión.
En esta línea, y siguiendo a Gonzalo Vázquez, no es posible explicar el sostenimiento actual de estos emprendimientos y sus trabajadores en base a una lógica exclusivamente mercantil. Este autor propone la noción de sostenibilidad plural, dentro de la cual se destacan las siguientes dimensiones: reciprocidad (redes familiares, vecinales y de amistad que proveen aportes no monetarios, como bienes personales utilizados para la producción colectiva), redistribución (estos emprendimientos deben ser reconocidos socialmente como prácticas legítimas, a partir de lo cual toda la sociedad, a través del Estado, debería contribuir
con recursos fiscales que posibiliten su desarrollo) y planificación (política estatal de regulación, que corrija desequilibrios e irracionalidades producidas por el libre mercado). A modo de cierre, consideramos que en la trayectoria de un emprendimiento de autogestión deben considerarse las distintas fases a afrontar para consolidar la organización. Como vimos, esto requiere de una visión integral, que contenga ciertamente las necesidades económicas y financieras pero que, en un enfoque de mediano plazo, pueda comprender la lógica diferenciada de la economía social y la importancia del Estado como responsable del marco regulatorio imprescindible para la sostenibilidad de estas experiencias.
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DIEZ AÑOS DE LA CARTONERÍA MÁS COLORINCHE DEL MUNDO ► por ROSARIO MARINA
La Osa le da la teta a su bebé. Con una mano lo sostiene, con la otra agarra un pincel. Lo mete en el rojo y pinta una tapa de cartón. Alejandro, a dos pasos, parado, pegando el interior de un libro, le hace morisquetas al nene. De lunes a sábados están ahí, en La Boca, a una cuadra de la Bombonera, armando y pintando libros. La cartonería, como le dicen ellos, nació en 2001 pero La Osa y Alejandro se sumaron años después. Ella vivía en Solano y trabajaba de cartonera. Él estaba en Chile y hacía changas. Eloísa Cartonera es una cooperativa que lleva editados más de 200 títulos de autores como César Aira, Ricardo Piglia y Rodolfo Fogwill. Después de Washington Cucurto, el fundador del proyecto, el escritor más comprometido con la editorial quizá sea Manuel Alemian. “Él es un ejemplo de escritor porque no solamente edita sino que viene, fabrica los libros y después sale, se carga los libros al hombro y va y los distribuye”, dice Alejandro. “Agarra el colectivo y se va con la caja. No sé si otro escritor hace eso. Es un mártir de la literatura, realmente”.
Manuel tiene casi todos sus libros editados en Eloísa y acaba de sacar sus obras reunidas. “Uno de comic, uno de cuentos y uno de poesía”, repasa Manuel. “Y se agotaron todos”, dice orgullosa La Osa. El bebé de Miriam -La Osa- tiene seis meses y tarda mucho en dormirse. En su carrito descansa un libro de tela. Cuando ella cartoneaba, su destino no parecía estar tan cerca de la lectura. Había dejado el secundario porque tenía que salir a trabajar. Los libros significaban, en ese momento, plata para comer. Un día, mientras cartoneaba en La Boca, decidió entrar en la editorial. Habló con la gente y la invitaron a trabajar. Hoy dice que valió la pena cambiar el carro por el cartón. Aunque la plata de esta cooperativa no les alcance para vivir, Alejandro y La Osa van todos los días, de dos a seis de la tarde, a rodearse de cartones en la editorial más colorinche del mundo; como dicen en su página. Apenas llegan a sostenerla, no saben cuánto entra ni cuánto sale. En el equipo son seis personas, pero los que trabajan sobre el libro son solo ellos dos. Los otros
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cuatro hacen otras tareas: distribuyen, atienden un puesto que tienen hace unos meses en Avenida Corrientes, venden en ferias. Al principio, en 2005, Manuel publicaba su poesía en Eloísa Cartonera, pero no le daba mucha importancia. Eso fue los primeros años. No confiaba en que el proyecto continuara después de la crisis. Cuando vio que sí, se sumó. En menos de diez minutos, La Osa ya hizo tres tapas. Manuel sigue con la primera. Es minucioso, se dedica a cada una como una obra de arte. Los libros se secan en el piso de adentro. Algunos debajo de la mesa donde trabajan, otros más cerca de la puerta. Los que hay que sacar más rápido van a la vereda. Alejandro es chileno. No sabe inglés, por eso el grupo de extranjeros que vienen a visitar la primera editorial cartonera en el barrio de La Boca, trae una traductora. Igual se lo escucha confiado. Habla poco, ya sabe qué decir. La chica conoce la cooperativa, los conoce a todos. Siempre viene con algún contingente nuevo. Las mujeres rubias se sacan fotos con La Osa y su bebé, pero no pintan. Compran uno o dos libros y se van. Están de paso. En la editorial, a diferencia de otras, no llevan un registro de la cantidad de libros que venden. Van a ferias, ponen su stand, están abiertos al público en la editorial misma en la calle Aristóbulo del Valle, y en Corrientes y Paraná, un puesto de diarios donde venden sus productos, quizás los libros más baratos del mercado. Y no es un decir. Quince, veinte, veinticinco pesos. Los cuadernos eloísos, los únicos que no son pintados a mano, salen a veinticinco. La autogestión les funciona. “En lo económico hay épocas mejores, otras peores. No da plata. Todos hacemos otras cosas aparte de esto. Da plata pero no te genera ganancias. Te permite sostener el proyecto y ganar un poquito. Lo principal es que el proyecto se sustente y se sigan editando libros”, explica Alejandro, sin despegar las manos del cartón y la pintura. Aunque su rutina parezca simple, detrás de todo esto hay muchos premios. Uno de ellos, el primero, es el que más les gusta: un muñeco periodista hecho de cucharas. Se los dio la escuela de periodismo TEA. Otro, con el que consiguieron euros pero no les parece tan artístico, fue el Premio Principal Príncipe Claus. Es un pedazo de acrílico con cartón que vino desde Holanda, y los premió por ser una organización de enfoque progresivo y contemporáneo dentro de un tema cultural. En general, los beneficiarios son de África, Asia, América Latina o el Caribe. La fundación subrayó la innovación, creatividad y calidad de la editorial. El trabajo no es lineal, no es como una cadena en
una fábrica. Es de acuerdo a los pedidos, o a lo que tengan ganas de hacer. El cartón, por ejemplo, lo cortaron la semana pasada. Un libro no se hace en un día, salvo que haga falta hacerlo. “No es que yo entro a las dos y a las seis tengo el libro. Es más dinámico”, dice Alejandro. Les cuesta bastante conseguir cartón. Hay algunos cartoneros que ya conocen, pero no van siempre los mismos. Tienen dos o tres regulares, pero a veces no llegan, entonces no hay cartón. Les pagan por caja, no por kilo. Por una caja les dan lo que a ellos les pagan por un kilo: 0,25 centavos. En un kilo entran cuatro o cinco cajas. La Osa fue la única que arrancó como cartonera y después se quedó a trabajar en la cooperativa. Alejandro se vino hace cinco años y un día. Así lo dice. La Osa dice que él empezó en Eloísa Cartonera por amor, pero Alejandro no explica nada más. Él trabaja, además, en otra editorial, esa sí más comercial, donde edita poesía. “Nunca tuve nada que ver con editoriales, son accidentes en la vida. Solo acá en Argentina trabajé de esto”. Salvo la gente que lo empezó, el proyecto se sustenta a base de inclusión. Uno llega, charla, toma un mate, pinta una tapa y se queda. Pintar es relajante, despeja la mente, no parece que uno estuviera trabajando. Cada tapa es distinta, porque cada instante es distinto. De felicidad alguno, de tristeza otro. De buena onda todos. “Acá si visitás y no hacés nada es el lugar más aburrido del mundo. La gente se queda porque hace algo. La mayoría de las personas que se quedó, se quedó así. Lo demás son visitas”, dice Alejandro. En 2003, Cucurto viajó con Javier Barilaro a intentar vender sus libros a Chile. Pero fue imposible, el precio del papel se había disparado. Por eso pensó, junto con sus compañeros, qué pasaría si compraban el cartón a los cartoneros que recorrían Buenos Aires y unas resmas de hojas A4 para armar artesanalmente libros muy baratos. “En ese momento, con los precios disparados, la única manera de seguir imprimiendo era usando el cartón que recogíamos de la calle. Eloísa surgió con lo que teníamos a mano”, dice su fundador. La editorial que tenían se llamaba Ediciones Eloísa. Con este cambio, pasó a ser Eloísa Cartonera. Su base fue, desde el inicio, la autogestión. El primer taller estuvo en Almagro. Cinco años después se mudaron a La Boca. Y lo que los distingue: los dibujos artísticos, collages e imágenes coloridas en sus tapas de cartón. Piglia dijo, en su momento, que Eloísa era parte de “estas nuevas redes que se están creando en la Argentina, un modo en que los escritores encuentran formas de conectarse con las nuevas situaciones sociales”. Fogwill la describió “como
recordatorio de la condición lumpen y marginal de toda buena literatura”. La Legislatura porteña los declaró sitio de interés social y cultural en 2009. A ellos no les significa mucho, pero están seguros que en algún momento los va a ayudar. Solo les dieron un diploma. Hace unos días ganaron otro premio: Democracia 2013 de Caras y Caretas. En la premiación van a estar con Lula Da Silva en el Congreso. “Cosas que pasan en esta cartonería”, se ríen. Por imitación. Así nacieron las más de 100 editoriales cartoneras que hay en el mundo. Primero fueron las de los países limítrofes. Después al interior de Argentina, y al final ya les perdieron el rastro, tienen vida propia. “Es como decían: el peronismo sin Perón, esto sería la cartonería sin Eloísa Cartonera”, dice Alejandro. Al principio, la gente les pedía permiso, y ellos se ponían contentos. A las primeras las ayudaron a formarse. La de Brasil por ejemplo, en 2006, donde algunos de los integrantes de Eloísa fueron a la Bienal de San Pablo y les enseñaron a armarse. En Argentina, acompañaron a la editorial de los presos del penal de máxima seguridad de Florencio Varela. Empezaron a dar talleres porque un abogado de La Plata se los propuso y les dio el acceso. Iban los presos con mejor conducta. Era un premio ir a hacer el taller. Llegaron, incluso, a hacer uno de armado de libros, donde entraron con un cuchillo. Después los presos siguieron haciendo los libros y ahora tienen su propia editorial. Hace unos meses, las de Europa hicieron un congreso en Barcelona. Lo curioso: son países donde no hay cartoneros. Es más la inspiración de que sea un libro hecho de cartón, pero ni hablar de cooperativa ni nada. Se copian solo la forma de hacer el libro.
Las que empezaron, la brasilera, la chilena y la paraguaya eran más parecidas a Eloísa. De alguna manera estaban relacionadas con los cartoneros. Las más actuales son estudiantes o escritores que tienen la inquietud de publicar y no pueden acceder a una editorial comercial. Cada caso es distinto. Hay algunas dentro de una cárcel, otras dentro de una facultad del Estado, como la de Córdoba; hay gente, incluso, que le da tanto énfasis a lo artístico que las tapas parecen cuadros. “Nosotros le dedicamos todo nuestro tiempo y energía a eso. Esto es a lo que nos dedicamos. Si hacemos otras cosas es por una cuestión económica. Otras cartonerías no. Tienen su trabajo, estudian, y en su tiempo libre hacen esto. Para ellos es un hobby, o una inquietud”, explica Alejandro. La editorial brasilera la fundó una artista plástica que trabaja con hijos de cartoneros que aprenden a hacer los libros, tienen talleres de fotografía, de literatura. La de Paraguay tiene mucha producción, saca libros en guaraní, en portuñol. Hay para todos los gustos. El 17 de octubre cumplieron 10 años. En vez de organizar una megafiesta, hicieron eventos chicos durante todo el año. No son muy fiesteros, así que prefirieron las presentaciones. Para ellos fue un año de conmemoración. Armaron una colección especial, donde publicaron las obras reunidas de algunos autores, entre ellos la de Manuel Alemian, el mártir de la literatura. Como sello de su carisma llamaron a la colección Amigos de la Carto. Con unos minutos, entre mates, acrílicos y cartón, es fácil sentirse amigo de Eloísa Cartonera. ► Web: www.eloisacartonera.com.ar ► mail: bellezacartonera@hotmail.com
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ACOSTUMBRARSE ES MORIR: FM LA TRIBU ► por JULIA VARELA
Enrique Symns hizo el primer concurso de la radio, pero había un solo oyente que podía acertar la consigna. De noche, frente al micrófono por el que se metía una molesta y persistente interferencia de FM 100, Enrique apretaba el botón de la sevillana liberando la navaja del mango. Era una de esas de malevos, algo gastada por la dura tarea de destapar botellas. -¿Qué es lo que suena y quién me lo regaló?, arremetía. Dos minutos después del tema de Lou Reed, otra vez, “Chac, chac”. -¿Qué suena y quién me lo regaló? Ring del teléfono. - Hola, habla Skay de Congreso. Es una sevillana de color caoba, está muy gastada y te la regalé yo. Symns sonríe. Su primer llamado y el primer concurso de La Tribu estaban resueltos. Ganó Skay Beillinson, guitarra de Los Redondos1. Fm La Tribu es una radio comunitaria, alternativa y popular. Es, como dicen en Almagro, una casa con parlantes. Fm La Tribu es una radio, es un centro de capacitación y producción, es una isla de producción audiovisual, un bar, una plataforma digital que distribuye bajo software libre todo lo que producen y ancla los tentáculos en su territorio, en el corazón de Buenos Aires. La Tribu es una de las radios comunitarias más an-
tiguas de la Argentina. Transmite desde el 88.7 del dial para toda la ciudad, y desde internet, para todo el mundo. Para muchos otros medios, es la que acompañó procesos, la que prestó archivos y la que montó equipos y antenas. Ayudó y vio crecer. La Tribu cumple 25 años en junio del año que viene y los va a festejar bailando, como con la canción que hicieron para festejar los 20. “Amor no es impuesto, trabajo, basura. No hay amor en la reja ni en la cerradura. No tiene amor el jefe ni el sueldo. Amor es negar que existen los dueños. Qué contradicción la figura del amo: yo siento el amor si juntos lo odiamos. Amor es tener amigos y tiempo, quemar rutinas, andar más lento. Amor es la radio de mi barrio. Acción, resistencia, festejar veinte años. Una fábrica de fallas. Una tribu bailando. Y este sistema se va acabando. Frecuencias, alertas, interferencias. Tu voz y la mía son las herramientas. Violencia, clausura, mentira, control se quedan afuera de nuestra canción. Posesión, imposición no tienen amor. No dejes que reine la confusión. Sin amor hay un pozo, un clavo, un cero, topadora, silencios, millones de peros. Desesperan, reprimen, explotan, destruyen. En sus venas la sangre no fluye. Amor es tener ideas y fuerza, un barco que parte, una persona que vuela. Amor es hacer una contraescuela.”
1 La Tribu: Comunicación Alternativa. Libro homenaje por los 10 años de la radio.
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-Yo no sé para qué vine...estos premios nunca me gustaron, ¡los sanguchitos no tenían mayonesa!se quejó Alejandro, cuando la cámara de Esto pasa en La Tribu lo filmó en la salida del Teatro Nacional Cervantes. Ese jueves a la noche era la entrega de los Premios Eter y su radio tenía tres nominaciones. -¡Vamos a ir a los tribunales federales, a la Corte Interamericana, para que se escuche nuestro reclamo!, agregó Rafa. Nunca habían sido tres. Esta vez, la radio integraba la terna junto con Metro y Vorterix por la Producción Integral del Aire; Sonidos Clandestinos competía con Basta de Todo (Metro) y Una Vuelta Nacional (Radio Nacional), por el mejor programa de la tarde; y Vuelta cangrejo se enfrentaba a La Vuelta de Zloto (Del Plata) y Metro y Medio (Metro), como los mejores programas del regreso. Pero no se llevaron ni una sola estatuilla de vuelta a la casa con parlantes. -Pensar que todo lo que nosotros lo hacemos por pasión, ellos lo cobran.- dijo días más tarde, Analía, miembro del equipo de Vuelta Cangrejo. -Para el año que viene, para los 25; -Rafa se tiene fe. El 19 de junio de 2014, se acercan al cuarto de siglo. La radio nació cuando un grupo de estudiantes de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires y militantes del Frente Amplio Estudiantil Santiago Pampillón, decidió crearla alquilando un departamento en Gascón esquina Sarmiento, en Almagro. El consorcio del edificio desconfiaba del argumento de un grupo de jóvenes, entre los que estaban Ernesto Lamas, Hugo Lewin, María Cabrejas, Ivana Erlichmann, Viviana Rybak y Débora Gornitz, de que allí funcionaría un taller de radio y locución, y que por eso iba a haber mucho movimiento de gente. Tiraron abajo una de las paredes del tres ambientes y construyeron el estudio. Con la antena escondida en la terraza, mucho sigilo al entrar, los micrófonos atados a botellas de ginebra y sin decir al aire desde dónde transmitían, en 1989 comenzó a latir FM La Tribu.
RADIO SIN OYENTES FM La Tribu no tiene oyentes. No hay quien prenda la radio y no pueda dialogar con ella de alguna manera, discutir, proponer, llamar o darse una vuelta por la casa. Por eso la radio te interpela, uno deja de ser oyente y pasa a ser interlocutor. Cuando el que escucha solamente escucha, la comunicación es una cosa lineal, y quien está del otro lado, una cabeza con orejas que se cree todo lo que anda dando vueltas. Esa fue una de las primeras teorías
de la comunicación, cuando se escribía teoría a partir de estudiar de los sistemas telefónicos. Con el paso del tiempo, se comenzaron a contemplar otros elementos; a veces el que escucha no coincide con lo que se dice, y no sale por la calle gritando a los cuatro vientos lo que le dijeron hace un rato. Básicamente, porque el que escucha no es una cabeza con orejas. El que escucha siente, piensa, reflexiona, sus pies pisan una tierra que, muchas veces, es distinta a donde está emplazada la radio. Ninguna radio tiene oyentes. Pero hay otras radios que prefieren que la gente siga siendo una cabeza con orejas, que no discuta, que ni siquiera hable un poco más fuerte que el volumen de la trasmisión. Las radios, y todos los medios de comunicación en general, no tienen oyentes. Tienen interlocutores. En La Tribu lo dicen bien clarito en cada vuelta de tanda; apagá La Tribu y hacé tu radio.
CANTADO Y ESCRITO EN EL CUERPO El 20 de octubre de 2010, las patotas de la Unión Ferroviaria asesinaron a Mariano Ferreyra. El Colectivo La Tribu, Calican Records y la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI), decidieron rendirle un homenaje. Se propusieron recopilar a diferentes artistas, haciendo canciones a partir del asesinato de Mariano Ferreyra, así nació Cuerpo. “El asesinato de Mariano Ferreyra es una bisagra para nuestra sociedad en los modos de interpretar las actuales formas de poder, la militancia, las utopías”, sostienen. Y Manu Chao, Mariana Baraj, 4 Pesos de Propina, Vicentico, Orquesta Típica Fernández Fierro, Calican Groove, entre otros, les pusieron la voz y las palabras. “Fue saliendo la idea de no hacer un homenaje a Mariano, sino empezar a pensar y repensar a todos los Marianos que están vivos; en pensar en las articulaciones del poder; entre patotas y policías; en pensar el rol del Estado; en pensar cómo los medios realzan a los muertos: por ejemplo, ahora con el tema del juicio, todos los periodistas están hablando de Mariano pero inmediatamente después cuestionan y se tiran contra cualquier delegado que está de paro. El disco surge con la necesidad de empezar a repensar este tipo de cosas… Desde La Tribu elegimos hacer un disco porque nos parece que tiene más que ver con Mariano”, dijeron desde El Colectivo a Revista Marcha en una entrevista realizada el 13 de agosto de 2012.
SER COMUNITARIA Radios truchas, clandestinas, precarias. Eso fueron durante mucho tiempo, las radios comunita-
rias. En nuestro país, antes de la renombrada Ley de medios (LSCA), pocas radios tenían una licencia que las habilitara a funcionar. Después de la dictadura, la Ley de Radiodifusión (22.285) firmada por Videla, repartía el espectro radioeléctrico entre medios públicos y privados. Entonces, las radios comunitarias (aquellas que no conciben a la comunicación como una mercancía que puede generar dinero, sino como un derecho humano elemental, como el derecho a la vivienda digna), quedaban afuera del mapa. Eran radios que existían, pero que no eran contempladas por la ley. Empezaron a llamarlas, durante mucho tiempo, radios truchas. Pero las radios comunitarias, alternativas, populares, participativas, son mucho más que truchas. Son medios que están abiertos a la comunidad, en los que no hay que ser locutor ni tener títulos para poder salir al aire, y en los que su barrio se les mete por la ventana. Son alternativas porque como no cobran publicidad de nadie, no le deben el aire a nadie y pueden decir lo que quieran. Entonces, buscan la manera de revertir el discurso dominante, el hegemónico. Y son populares, porque, casi siempre, ese discurso que no le conviene al poder, beneficia a los de abajo, y las radios lo defienden. La Tribu enreda sus raíces entre diferentes organizaciones sociales como el Frente Popular Darío Santillán, Mocase VC, H.I.J.O.S, Correpi, Metrodelegados, entre muchos otros. Es parte activa de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) y la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER), lo que la hace estar en interacción constante con otras radios de todo el continente y el mundo. Además, La Tribu articula con la Red Nacional de Medios Alternativos, las luchas por una ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que permita el desarrollo y reconocimiento de radios comunitarias, alternativas y populares, en el 33% del espectro radioeléctrico. Por eso llevan adelante la campaña 365D,(http://365d.org/), para que se cumpla de manera completa la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, fomentando la desinversión de todos los grupos de multimedios que no cumplen con la norma; la implementación del plan técnico que posibilite el reordenamiento del espectro y que se llame a concursos públicos, para que todas las emisoras y canales comunitarios puedan participar y obtener las licencias que les corresponden.
FESTIVAL CARTÓN Este año, durante el 20 y el 26 de agosto, la casa
con parlantes organizó el 3º Festival de animación Cartón, coordinado por FM La Tribu y el programa Va De Retro. Durante los siete días del festival, se expusieron 64 obras audiovisuales, de 14 países distintos. Hubo además, muestras, talleres, teleconferencias y una feria de cómics independiente. El jurado estaba conformado por María Verónica Ramírez, Diego Rolle, Sergio Langer, Claudio Andaur y Pau Daveloza. Después de una semana intensa, eligieron como mejor Corto Animación Tradicional/CGI y Gran Premio del Jurado a Negro de Wal; como mejor corto Flash, a Apple Pie de Pablo Polledri; y como mejor corto Stop Motion-Collage, a Nuestra arma es nuestra lengua de Cristian Cartier Ballve; tres realizaciones argentinas.
EL AIRE NO TIENE DUEÑO. LA TIERRA TAMPOCO La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (26.522) fue producto de 29 años de luchas de las organizaciones vinculadas a la comunicación. Ahí se plantea el espectro radioeléctrico se divide en 3 y que los medios comunitarios entran en el 33% correspondiente a los “sin fines de lucro”. -Nosotros no estamos en contra de la ley, ni mucho menos, pero sabemos que hace falta seguir mejorándola, dice Diego Skliar, conductor de La Mar en Coche, el magazine diario de la mañana y parte del colectivo editorial de La Tribu. El 33% de los medios sin fines de lucro mete a los medios comunitarios a competir con medios de fundaciones, como la Fundación de Coca Cola o la Uocra. -La discusión sobre el saqueo y el extractivismo va más allá de los bienes comunes-, afirma. -Hay saqueo en el trabajo, políticas extractivas en las relaciones sociales, de un sistema capitalista que se expande y que lleva consigo todo lo que encuentra, agrega.
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AUTOGESTIÓN: ¿CONSECUENCIA DE UNA BÚSQUEDA ESTÉTICA? ► por CARLOS DIEZ Un colectivo artístico, que a partir de un nombre crea una marca para combatir a las corporaciones. A partir de una búsqueda de lo estético, descreyendo de la dependencia de los grandes sellos, y aprovechando las nuevas tecnologías, surge Laptra. En 2004, con la edición del primer simple de El Mató a un Policía Motorizado, toma forma un proyecto que consistía inicialmente en editar su propia música de manera casera, bajo sus propios estándares, y difundirla a través de internet. Hoy, después de nueve años de trabajo y experimentación, Discos Laptra es reconocido como uno de los sellos discográficos independiente más influyentes del país, que facilita a los artistas pertenecientes al colectivo los servicios de registro y edición musical, centralizando también las tareas de booking, management y prensa. Javier Sisti Ripoll (107 Faunos) cofundador del sello junto a Santiago Motorizado (El Mató a un Policía Motorizado), nos cuenta cuál es el ideario detrás del sello. ¿Hay algún acercamiento consciente al concepto de Autogestión? Absolutamente, pero de una manera difusa, con un pie en el idealismo y otro en la coyuntura, siempre con fuertes convicciones estéticas. Las bandas que escuchábamos y nos parecían más interesantes, eran producidas y distribuidas por sellos pequeños. Amábamos el “Lo–fi” (del inglés lowfidelity), creíamos en el poder de nuestras canciones y nos causaban gracia los grupos que grababan un demo. ¿Qué tenés que demostrar a quién? Era algo que no entendíamos. Nosotros grabábamos discos. Quizá fuéramos un poco pretenciosos, pero creíamos en el control total de la obra, y creíamos, incluso, que se podía hacer algo significantivo para la cultura de nuestra época desde afuera del sistema de producción industrial.
Cuando empezamos, armamos el sello como una parodia a la burocracia cotidiana que se vive en una ciudad como La Plata. A eso y al lenguaje de las corporaciones. Fijate, el logo de Laptra es un logo corporativo genérico y el nombre es una sigla que no significa nada. Lo que es llamativo es cómo la lógica de la burocracia y las empresas fueron copando el circuito de la música, sin resistencia ni apropiación irónica en ninguno de los casos. Ahora se habla de “modelo de negocios”, nosotros hablábamos en términos de “contracultura”. Empezamos con ánimo lúdico y espíritu de pandilla, estábamos en contra de todo. Ahora todos se mueren de ganas de tocar en el Senado. ¿Cómo se cruzan las aspiraciones individuales en un proyecto que intenta ser social y artístico? Tenemos una manera de funcionar bastante particular. No somos un proyecto eminentemente social. O sea, proponemos un modelo de organización alternativa, que es un acto político y en
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algún sentido produce sociabilidad. Somos un grupo grande, pero la direccionalidad, el modus operandi y la estética del colectivo grupal están bastante claras. Tenemos una retórica bien definida. Así que en general no surgen problemas grupales, las obligaciones y los derechos que tiene cada uno al pertenecer al colectivo están bastante claros. Obviamente, hay diferentes niveles de compromiso y de poder de decisión, pero somos completamente horizontales. ¿La forma de trabajar de Laptra reproduce la lógica de otros sellos o intenta establecer un nuevo paradigma? Ninguna de las dos cosas. No funcionamos como los demás sellos, pero nunca tuvimos la intención de establecer un nuevo paradigma. Todo lo que hicimos es producto de nuestra experiencia, no nos basamos en ningún modelo y no pretendemos ser un ejemplo para nadie.
especie de mutante. Personalmente, considero que ser músico y estar al tanto de cómo funcionan todas las instancias del “negocio” está bastante bueno. ► Web: www.laptra.com.ar
¡Conocé un poco más de Laptra! Te dejamos, para que escuches, las bandas del sello: ► 107 Faunos ► Antolín ► Atrás Hay Truenos ► Bestia Bebé ► El Mató a un Policía Motorizado ► Go-Neko!
¿Cuál es el nivel de autonomía que tiene una banda al momento de pertenecer o participar en Laptra y qué beneficios obtienen? Las bandas que ingresan a Laptra son elegidas por una especie de curaduría colectiva. El nivel de autonomía de la banda es 100%. Y en cuanto a los beneficios, no hay ninguno en especial, son cosas bastante abstractas. Apoyo espiritual, experiencia participada, logística, sumarse a algo que ya viene andando.
► Hojas Secas
¿Son compatibles en Laptra, ser una empresa y ser partícipes del proceso de las bandas? No somos exactamente una empresa, somos una
► Niño Elefante
► Javi Punga ► Los Japón ► KoyiKabutto ► Las Ligas Menores ► Mapa de Bits ► Mi Pequeña Muerte
► Reno y los Castores Cósmicos
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revista aire / nĂşmero 10 Diciembre 2013