CPD#10: Los gobiernos locales

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Dr. Pablo Mieres.

INTRODUCCIÓN Este artículo pretende abordar tres tópicos en forma prioritaria: 1. Realizar un rápido repaso sobre la discusión de carácter más conceptual que ubica el desarrollo local en el marco de los procesos de mundialización e integración regional y en particular sobre las principales tendencias que aparecen en el debate académico latinoamericano sobre estos asuntos. En tal sentido, se pondrá énfasis en los principales cambios operados en los territorios en un contexto de globalización y en las condiciones y requisitos que se deberán tener en cuenta por parte del sistema de actores locales-regionales para que esos cambios puedan convertirse en una oportunidad para el desarrollo local. 2. En segundo lugar se analizará el rol de los gobiernos locales en este contexto. Se pasará revista a la situación actual y a los principales cambios que se deberían producir en la gestión pública local en el marco de la construcción de un nuevo relacionamiento entre el Estado y la sociedad civil. Se insistirá 1


en la concepción de una nueva forma de gestión a través de gobiernos locales proactivos y capaces de: •

articular en forma eficiente y eficaz los distintos niveles territoriales a nivel de gobierno (nacionales, provinciales-departamentales y locales).

tender puentes con la sociedad civil (incluyendo las empresas) para la concertación de políticas públicas y proyectos anclados localmente pero con proyección global.

3. Finalmente se pasará revista a algunas sugerencias y recomendaciones metodológicas y pautas para la intervención que pretenden contribuir a la generación de un entorno pertinente para la construcción de proyectos concertados entre las diversas lógicas de actor presentes en la escena local-regional. 3 Haciendo pié en la figura del gobierno local como agente de desarrollo, aportaremos a la reflexión sobre estrategias y herramientas que viabilicen su nuevo rol de mediador y promotor de propuestas que contribuyan a generar un “clima social cooperativo”, basado en la negociación y en el respeto a la diversidad.

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1. DESARROLLO LOCAL EN EL MARCO GLOBALIZACIÓN Y LA INTEGRACIÓN REGIONAL

DE

LA

1. 1. Breves elementos conceptuales sobre desarrollo local, municipios, gobiernos locales y competencias y funciones de las instancias locales Desarrollo Local: Podemos caracterizar a grandes rasgos el desarrollo local atendiendo a tres características que nos pueden ayudar a entender su sentido y orientación: a) múltiples dimensiones de análisis La propuesta de desarrollo local implica necesariamente considerar múltiples dimensiones interactuando en un territorio dado: económicas, sociales, políticas, institucionales y culturales. Son dimensiones que se condicionan mutuamente. El desarrollo local se plantea como una estrategia integradora a nivel territorial que incluye todos los aspectos de la vida local. En esa perspectiva, el desarrollo económico se articula con la 3


creación de empleo, la cohesión y la integración social, el mantenimiento y desarrollo de un referente de identidad que estructure y dé sentido a la vida y al proyecto de ese territorio específico. En última instancia que ayude a responder a una pregunta básica: ¿dónde queremos ir juntos como sociedad local? b) pluralidad de actores en un proceso orientado hacia la cooperación y negociación El enfoque del desarrollo local pone el énfasis en un nuevo proceso en el que diversos actores (gobiernos locales, empresas, organizaciones sociales) unen sus fuerzas y recursos para conseguir nuevas formas de cooperación con el fin de estimular las iniciativas locales y concretarlas. En esta perspectiva, llamamos actores, no solo a las personas o instituciones que desarrollan acciones directas en el territorio, sino también “a todas las estructuras, organismos y personas que por misión o acción tienen un lugar y un papel en los engranajes de los intercambios locales” 1 Son actores y agentes todos los que toman decisiones que afectan al territorio, incluso aquellos que operan desde los espacios nacionales e internacionales. Esto nos plantea que es prácticamente imposible en el marco de la globalización que existan procesos de desarrollo local pretendidamente autosuficientes porque pueden quedar efectivamente “fuera de la foto”. Siempre se deben producir en relación con las realidades globales de las que forman parte 1

Cachón Lorenzo: Mandamientos (10) para el desarrollo local desde las experiencias europeas, setiembre 1996. Ponencia en el Seminario: Políticas de Empleo y Gestión Municipal”. Montevideo, 1996.

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(nacionales, regionales, internacionales). Lo local y lo global se realimentan e interpelan mutuamente en cooperación y en conflicto permanentes. El desarrollo local posible, será entonces aquel que es capaz de buscar una inserción “competitiva” en lo global que maximice las oportunidades y minimice los riesgos de la globalización. c) un proceso que requiere actores - agentes de desarrollo Los procesos de desarrollo local y regional son exigentes desde el punto de vista de los recursos humanos y de las herramientas a utilizar. Tanto los actores directamente involucrados como los que potencialmente pueden vincularse a estrategias y proyectos con un aporte positivo, deben adquirir o potenciar los conocimientos y habilidades necesarias para encaminar estos procesos. De ahí el énfasis en la formación y capacitación a través de mecanismos formales (institucionales) e informales. En síntesis, podríamos resumir diciendo que el desarrollo local es un proceso orientado, con una dimensión voluntaria y organizativa de diseño y puesta en marcha de políticas y estrategias por parte de diferentes actores articulados en torno a un proyecto concertado territorialmente, a través de un esfuerzo de mediano y largo plazo que se sostiene en el fortalecimiento de las capacidades de las sociedades locales.

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Municipio y gobiernos locales Podríamos decir a grandes rasgos que cuando hablamos de Municipio nos estamos refriendo a una división político-territorial subnacional que en términos de escala sería la de menor tamaño si la comparamos con otros niveles territoriales como el departamento, provincia o región (según la denominación que toman en los diferentes países). Un Municipio puede admitir un gobierno local cuando los textos constitucionales y legales definen una estructura y delimitan la materia que corresponde a las autoridades locales (municipalidad, gobierno local), lo que permitiría darle efectiva consistencia político-administrativa a este nivel territorial, existente prácticamente en todos los países del mundo. Los problemas se pueden presentar cuando no se corresponde la existencia de una materia estrictamente municipal o local con el carácter eventual de los órganos titulares de dicha materia (ejecutivos o legislativos). Ello supondría que dicha materia, en caso de inexistencia de órganos locales debería ser asumida por las autoridades departamentales o provinciales, lo que confunde ciertamente su naturaleza. Por otra parte, no correspondería hablar de verdaderos municipios, de autoridades locales con legitimidad y representatividad suficiente, si las mismas no son de origen electivo.

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Competencias y funciones de los gobiernos locales: de roles tradicionales a roles modernos La ampliación de la agenda pública local ha implicado, universalmente, la asunción de nuevos roles para los gobiernos regionales y locales. Este fenómeno ha acaecido ya sea por el traspaso formal y efectivo de competencias desde el nivel central, como por la mayor presión de las demandas ciudadanas sobre el rostro indudablemente más visible del entramado público: el gobierno local. Ya no es suficiente que las municipalidades cumplan en forma eficiente y eficaz con la prestación de servicios públicos de infraestructura, saneamiento, recolección de residuos sólidos urbanos, etc. Para hacer frente a los retos de este nuevo escenario planteado en la región, los gobiernos locales deberán adoptar nuevos roles -lo que ya viene sucediendo en gran medida, por imperio de la realidad- para los cuales, necesariamente, habrán de prepararse. Las transformaciones mencionadas exigen a estas entidades un desempeño proactivo en el desarrollo de su territorio y en el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes. El rol de los municipios como agentes de desarrollo los obliga a incrementar los niveles de respuesta hacia su población. Entre los retos de los actuales gobiernos locales se encuentran el de favorecer y generar la dinámica integral del desarrollo, en la cual participe la diversidad de agentes y actores de la comunidad local. También se requiere su intervención como entidad 7


facilitadora e impulsora de las actividades de la comunidad, económicas y sociales, no debiendo, por ello, suplantar a los actores privados en la producción de bienes y servicios, excepto en aquellas áreas que considere de su interés estratégico. En efecto, las relaciones formales con otros órganos del Estado, convierten a los gobiernos locales en proveedores de información y articulación política con capacidad de insertar lo local en los planes globales. En contextos de alta incertidumbre como los actuales, no debemos perder de vista las ventajas de las cuales gozan los gobiernos locales para un desempeño incrementalmente exigente. Se encuentran en una posición inmejorable para poder configurar una matriz estratégica de desarrollo que contemple las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de sus comunidades, considerándolas como un todo, al tiempo que, por conformar un subsistema local dentro del entramado público, son concientes de pertenecer a un sistema global y estar, en mayor o menor medida, condicionados por factores de su entorno. Se debe lograr, por consiguiente, un buen grado de articulación entre lo global y lo local, en sus dos niveles: nacionaldepartamental/provincial y departamental/provincial-local, asegurando la existencia y funcionamiento efectivo de ámbitos de coordinación de las entidades sectoriales del gobierno central actuantes en el territorio, el manejo de la información así como la generación y consolidación de las redes territoriales. Ello favorece la posibilidad de pensar “macro” y actuar “micro”, sirviendo de puentes de intercomunicación entre ambos niveles. 8


1.2. Los desafíos de construir desarrollo local en un contexto de globalización El desarrollo local en las sociedades contemporáneas aparece como una nueva forma de mirar y actuar desde el territorio en el contexto de la globalización. El desafío para las sociedades locales está planteado en términos de insertarse en forma competitiva en lo global, capitalizando al máximo sus capacidades locales y regionales, a través de las estrategias de los diferentes actores en juego. “Pese a ello no es fácil dimensionar lo local por el hecho de que vivimos en una sociedad esencialmente centralizada. Siempre se ha hablado y pensado el desarrollo desde el centro. Han predominado los aspectos macro, desde enfoques e instrumentos de planificación global que no dan cuenta de las diferencias existentes en el territorio. Hablar hoy de “local” es también una respuesta a un determinado estado de la sociedad, en el que lo local como dimensión de lo social estuvo opacada por ese centralismo” 2 En coherencia con esas grandes tendencias, un gran número de intereses se vuelcan a lo local, desde lo económico, las políticas sociales, la intervención social y los ámbitos académicos. La valoración o el reconocimiento de lo local como pertinente, no significa que en un espacio claramente delimitado, todas estas aproximaciones coincidan. Más bien se trata de una diversidad de ópticas e incluso de tensiones entre algunas de ellas. Aún así 2

José Arocena: “El desarrollo local: un desafío contemporáneo. Editorial Taurus / Universidad Católica del Uruguay. Montevideo/ Uruguay. 2.002

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van configurando una escala, un espacio territorial desde donde impulsar nuevos enfoques y estrategias de desarrollo a medida de los territorios concretos. En tanto proceso orientado, el desarrollo local plantea una nueva articulación de actores territoriales. La cooperación entre actores públicos de diferente nivel institucional (locales, regionales, nacionales, internacionales), así como la cooperación entre el sector público y el privado, es un aspecto central del enfoque. Los actores locales deben desarrollar estrategias de cooperación y nuevas alianzas con actores extra territoriales para que los proyectos de desarrollo local sean viables. Frente a estas hipótesis que marcan una realidad dual, aparentemente contradictoria entre lo global y lo local, vale la pena preguntarse acerca de si es posible en este contexto pensar en estrategias territoriales de desarrollo económico y social en la región, que no utilicen solamente el mecanismo defensivo, reactivo. ¿Cuál es el espacio real para las estrategias de los actores locales y regionales? ¿Existen oportunidades para la reinvención social a partir de los territorios concretos? Las respuestas a estas preguntas no son fáciles. Pero una abundante y creciente literatura nos invita a la búsqueda de caminos complejos, a evitar las tentaciones derrotistas y a explorar desde las diferencias, desde los sujetos, las identidades. Precisamente, Federico Bervejillo apunta que: “las transformaciones contemporáneas pueden ser pensadas como una simultaneidad de desterritorialización y reterritorialización. Por la primera, se reconoce la emergencia de sistemas globales 10


que escapan a las determinaciones específicas de este o aquel territorio. Por la segunda, se confirma la territorialidad, en sentido fuerte, de los factores decisivos para el desarrollo de países y regiones. Los territorios aparecen así, a un tiempo cuestionados y reafirmados como ámbitos y sujetos del desarrollo”. 3 Esta mirada implica una lectura compleja, sistémica, capaz de articular las restricciones y potencialidades de cada territorio concreto con las determinantes globales. Estas tendrán un impacto diferencial en función de las capacidades endógenas para insertarse competitivamente en el escenario globalizado y para generar adecuados niveles de integración de los ciudadanos o, a la inversa, producirán fragmentación social y exclusión. En la realidad de la región, encontramos territorios “ganadores y perdedores” -para usar la imagen de Sergio Boisier- en función de su inserción global diferencial. Más allá de las diferencias internas en esos territorios, las tendencias en los próximos años no estarán fijadas solamente por la presencia o ausencia de políticas nacionales de desarrollo local, sino por la capacidad que los actores posean para jugar con sus “diferenciales endógenos” y sus capacidades de inserción externa, para operar estratégicamente no sólo a nivel nacional sino también a nivel regional y mundial.

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Federico Bervejillo: “Reinvención del territorio. Los agentes de desarrollo entre el conocimiento y el proyecto colectivo”. Artículo en el libro: “Desarrollo Local en la Globalización”. Javier Marsiglia (comp.). CLAEH. Montevideo, 1999.

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Frente a las tendencias contemporáneas a la globalización, surge la necesidad de afirmar y fortalecer las especificidades que se manifiestan en un territorio a partir de una nueva relación localglobal que articule categorías aparentemente incompatibles. En esta línea, es interesante abordar la problemática específica de los territorios transfronterizos, definidos como zonas de frontera que potencialmente pueden cooperar y complementarse entre sí, más allá de las competencias lógicas entre territorios que muchas veces coinciden en los mismos rubros productivos y modos de desarrollo. La búsqueda de complementariedades podrá constituir una nueva forma de relación entre territorios de países diferentes (“estados-región” como señala K. Ohmae) en la medida en que se produzca “un movimiento de servicios intensivos en conocimiento a través de redes de cooperación empresariales e institucionales, de modo que ello permita articular estrategias en torno a intereses y resolución de problemas comunes. Se trata de un sistema particular de relaciones, abierto, en el cual los elementos del sistema local y los internos de cada Estado deben conjugarse con lo transfronterizo” 4 . Este nuevo papel del territorio es parte de la respuesta de las sociedades locales y regionales a los retos de la globalización y la reestructuración. 5 Tiene estrecha relación con la identificación 4 Fernando Barreiro: El desarrollo transfronterizo: enfoque conceptual e hipótesis iniciales, mimeo, 1998. 5 Federico Bervejillo: «La reinvención del territorio», en Desarrollo local en la globalización, CLAEH, Montevideo, 1999.

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de espacios territoriales geoeconómicos pertinentes o aptos para un desarrollo competitivo y homogéneo. Si tomamos por ejemplo la suma de los territorios uruguayos y argentinos en ambas márgenes del Río Uruguay, se cuenta con un corredor transfronterizo con un potencial de desarrollo multiplicado por la integración, capaz de desempeñar un papel complementario con relación a los ejes de metropolización existentes sobre la margen derecha del Paraná (Rosario Buenos Aires - La Plata) y sobre la costa sur del Uruguay (Colonia - Montevideo - Punta del Este). Maximizar sus ventajas competitivas y minimizar sus limitaciones dependerá del esfuerzo que realicen los diferentes actores regionales para generar una estrategia de desarrollo concertada. Otro tanto puede decirse de diversas regiones latinoamericanas caracterizadas por la transfronterización y su estructura de oportunidades disponibles. Por ejemplo, el caso de la frontera México-Estados Unidos de Norteamérica (Tijuana-San Diego) o las zonas transfronterizas entre diversos países de Centroamérica. Se considera precisamente a la cooperación transfronteriza como una herramienta que permite avanzar en esa dirección. La clave de este tipo de cooperación es que ella surja de problemas que afecten a organizaciones de ambos lados de la frontera. Preparar el terreno para esto implica, en primer lugar, facilitar el intercambio de información de calidad entre los actores de ambos lados y, en segundo lugar, posibilitar que el tejido productivo e institucional se fortalezca y genere un posicionamiento diferenciado de la región. 13


Como señala Bervejillo, 6 se trata de un territorio reinventado, que resultaría de los nuevos saberes académicos, de las nuevas capacidades tecnológicas y de los nuevos proyectos colectivos. Esta otra forma de incorporar los conocimientos, tecnologías y formas organizativas es parte de una transformación que permite a la sociedad refundar la territorialidad del proyecto colectivo.

6 F. Bervejillo: op. cit.

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2. EL DEBATE ENTRE CENTRALIZACIÓN-DESCENTRALIZACIÓN EN LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS: ALGUNOS TEMAS DE LA AGENDA Los contextos socio-políticos e institucionales Señala Victory 7 que “la década de los ochenta ha estado marcada en América Latina por fuertes y conflictivos procesos de redemocratización política. En todos ellos la descentralización del Estado ha sido planteada como uno de los objetivos básicos, entendiendo con ello la traslación de competencias y el reconocimiento de la autonomía política a los municipios, la promoción de la participación ciudadana y el desarrollo económico local”. Sin duda que durante los años 90 esos procesos han avanzado fuertemente, como se ha señalado en la primera parte de este trabajo, desde el momento en que se han aprobado varias leyes de descentralización en los distintos países latinoamericanos. En la subregión del Cono Sur en particular, las reformas constitucionales implementadas entre los años 1988 y 1997 han 7

Catalina Victory: Gobiernos municipales y desarrollo local en Iberoamérica. En Revista Cidob D'afers Internacionals, 47, octubre 1999, Barcelona, España.

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potenciado el esfuerzo descentralizador en los cuatro países que conformaron inicialmente el Mercosur. Sin embargo, el centralismo predominante es un rasgo propio de los cuatro países, mas allá de su régimen de gobierno federal o unitario. Es notorio el predominio de una cultura centralista salvo en el caso brasileño, donde esta tendencia no es tan fuerte. Las reformas constitucionales recientes han jerarquizado el rol de los parlamentos a nivel nacional en relación a la temática de la descentralización, aunque esto no se ha traducido en la mayoría de los casos analizados en la aprobación de leyes que permitan profundizar los procesos en marcha. La opción por la descentralización en el marco de los procesos de reforma y modernización del Estado no ha contado con una visión integral y prospectiva. Se inician determinados cambios que no se continúan y quedan muchas veces supeditados a los vaivenes político-electorales. Existe una “tónica descentralizadora” en las reformas, pero éstas deberían permear con más énfasis las políticas públicas. La descentralización también ha operado como forma de democratización y de promoción de una mayor participación de la sociedad civil. Existen una serie de experiencias que son significativas, pero los procesos en marcha son aún incipientes y necesitan de un esfuerzo de concertación permanente a nivel de los diferentes actores para su fortalecimiento y consolidación. 16


A partir de las recientes reformas constitucionales se introducen interesantes cambios en la organización político-territorial del estado, sobretodo en los dos países unitarios (departamentos, municipios) lo que abre nuevas perspectivas para los municipios en cuanto al nivel de autonomía que les otorga. El crecimiento del número de municipios ha sido una constante en todos los países en los últimos años, salvo excepciones como el caso uruguayo. Existen diferentes programas de fortalecimiento municipal y de formación para la descentralización, vinculados a organismos del gobierno central o manejados directamente por las propias municipalidades y por los organismos que las representan (federaciones de municipios.) Se han desarrollado diferentes experiencias de descentralización a nivel sectorial (salud y educación en Paraguay, salud. en Brasil, etc.) que más allá de los resultados alcanzados, han facilitado el encuentro de diferentes actores en el territorio para repensar las formas de implementación de las políticas públicas. Finalmente, cabe señalar la relevancia de los procesos de descentralización en ciudades capitales y de gran tamaño, que más allá de los avances y retrocesos (Montevideo, Asunción, Buenos Aires, Porto Alegre) cuentan con un capital de aprendizaje de nuevas formas de intervención y de gestión de los asuntos públicos que merece ser destacado.

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Marco jurídico-legal Si analizamos en forma transversal los aspectos relativos al marco jurídico legal en los cuatro países de la región, se constata la aprobación de reformas constitucionales recientes que introducen cambios importantes de cara a los procesos de descentralización, en un lapso de pocos años (Brasil 1988, Paraguay 1992, Argentina 1994, Uruguay 1997.) A su vez estos avances constitucionales no se profundizan plasmándose en modificaciones sustantivas de la normativa vigente a nivel de los gobiernos subnacionales, particularmente los municipios. Se visualizan algunas inconsistencias entre el nivel constitucional y legal, pérdida de vigencia de algunas leyes antiguas que rigen parte importante de la materia municipal en alguno de los países. En el caso específico de Paraguay se evidencian vacíos legales, ambigüedades e intentos fallidos de reformas. En Uruguay la reforma constitucional aprobada por la ciudadanía en 1997 abre las puertas para la descentralización, pero hasta el momento falta voluntad política para legislar. Argentina a su vez, a través de su reforma constitucional reconoce el régimen autonómico, pero es posible notar grandes diferencias si analizamos la situación específica de las provincias. Allí también, como en los dos países mencionados antes, la labor legislativa no acompañó adecuadamente las reformas constitucionales.

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Brasil, más allá de su tradición y su fuerte intención descentralizadora expresada en la Constitución de 1988 (catalogada por algunos autores como “utópicamente descentralizadora”, que incluso propusieron cambios a incorporar para hacerla más realista) sólo se concretó en una directriz sectorial, la salud. Si en ese país se logró una mayor transferencia de recursos de la nación y de los estados hacia los municipios, no exenta de dificultades y de grandes diferencias y contrastes entre los estados de diferentes regiones del país. Marco financiero-fiscal Considerando los datos del Banco Mundial (2001), en Paraguay los gobiernos subnacionales están ejecutando el 6% del gasto consolidado del sector público, frente al 49% de Argentina, el 46% de Brasil y el 14% de Uruguay y el promedio de América Latina se ubica tan sólo en el 15%. Si consideramos sólo lo ejecutado por los gobiernos municipales, los porcentajes son aún menores. Más allá de las diferencias entre los países federales y unitarios, el nivel municipal capta un porcentaje muy poco significativo de los ingresos globales del Estado si lo comparamos, por ejemplo, con los parámetros que se manejan en los países europeos. Esto inhabilita a los municipios a jugar con más fuerza el rol moderno de promotor del desarrollo económico y social, operando en el terreno de los emprendimientos económicoproductivos y en el campo de las políticas sociales.

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Los textos constitucionales, más allá de que manejan el tema de nuevos recursos, salvo en el caso de Brasil, no disponen de una ampliación significativa de las fuentes de recursos municipales. Las experiencias de descentralización presupuestal y en particular casos innovadores como el presupuesto participativo en Porto Alegre, conviven con problemas de endeudamiento a nivel de los gobiernos subnacionales en los cuatro países y fuertes disparidades en los territorios en función de su participación en los PBI nacionales. El caso brasileño es paradigmático en este sentido. Las fuentes de ingresos son comunes en los cuatro países y las diferencias son más apreciables en el relacionamiento entre los distintos niveles territoriales. Experiencias como el “federalismo fiscal” en Brasil o la “Ley de Coparticipación” en Argentina, arrojan luces acerca de cómo canalizar propuestas específicas en torno a este tema. Por otro lado, es notorio en algunos países la debilidad de los sistemas de control a nivel de organismos especializados del Estado, lo que ha llevado a experiencias de contraloría ciudadana a través de expresiones organizativas de la sociedad civil.

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Rol de los actores en procesos de descentralización a nivel local. Analizando la participación y el papel que están jugando hoy los diferentes actores o “sistemas de acción” vinculados al proceso descentralizador vemos realidades que si bien difieren según los países en los énfasis o en las situaciones de partida, tienen dificultades y retos comunes en toda la región. Corresponde mencionar las debilidades existentes a nivel de la institucionalización efectiva de espacios que lideren y orienten el proceso descentralizador y que promuevan la participación articulada de los actores en los distintos niveles territoriales. Si bien se han creado en algunos de los países instancias de esta naturaleza, su relevancia como actores dista mucho de la que efectivamente deberían cobrar para estar a la altura de los desafíos de un proceso descentralizador. Su fortalecimiento o revitalización se impone hacia el futuro, así como también generar los “climas” y las condiciones a nivel político-partidario que lo viabilicen. Esta situación lleva a que los avances logrados en materia de descentralización no se correspondan aún con la readecuación institucional necesaria para dar impulso y sostenibilidad a estos procesos incipientes.

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Es importante reconocer la especificidad de roles de los actores considerando los distintos niveles territoriales, a nivel central/nacional, a nivel de los departamentos/provincias y en el nivel estrictamente municipal/local, poniendo énfasis en una correcta articulación entre los mismos. En el nivel local, los municipios en todos los países considerados adquieren mayor autonomía, pero salvo excepciones que han sido importantes como referentes en la región y fuera de ella, no se verifican procesos relevantes de participación social o éstos son básicamente consultivos. Vale destacar la importancia de las experiencias de participación generadas en algunas ciudades brasileñas que han sido ampliamente difundidas y positivamente evaluadas. Es posible observar intentos por asociar formas de democracia directa con mecanismos de democracia representativa. Señalemos que en el caso de las experiencias de ciudades capitales en los cuatro países se destacan esfuerzos en esta línea, algunos más sostenidos, otros con avances y retrocesos ( por ejemplo el caso de Asunción y de otros municipios en Paraguay). A nivel general en los países, se detecta la necesidad de lograr un mayor protagonismo de los ámbitos legislativos locales. Más allá del rol clave que éstos juegan en la aprobación de los presupuestos, el legislativo debiera tener mayor autonomía y capacidad pro-activa. Profundizar sobre el rol específico de los órganos legislativos locales y reforzar las funciones y responsabilidades de los ediles, concejales o “vereadores” es 22


otro desafío a encarar en los diferentes países, considerando las diversas tradiciones y momentos histórico-políticos. Investigar estas realidades y analizarlas para extraer lecciones comunes se constituye en un reto a abordar en el futuro inmediato. A continuación, pasaremos revista rápidamente a algunos aspectos clave sobre el rol de los diferentes actores a nivel municipal y en la articulación entre niveles territoriales en el proceso descentralizador: a) Rol del gobierno local. Fortalecimiento institucional de los municipios. 8 Para hacer frente a los retos de este escenario planteado, los gobiernos locales están adoptando nuevos roles para los cuales se requiere su fortalecimiento. Dicho fortalecimiento institucional es una etapa previa ineludible a las políticas de descentralización. La práctica muestra que éste es un desafío específico para cada contexto regional y local. Algunas de las carencias que se manifiestan a nivel municipal pasan por la ausencia de modernización de la gestión, la necesidad de nuevos mecanismos de concertación Estadosociedad civil, el insuficiente capital social acumulado por la comunidad local y el bajo grado de profesionalización de la gerencia pública local. 8

En este item incorporamos elementos de la ponencia de Marsiglia, Javier y Revello, Mº del Rosario, preparada para la UPD-OEA y presentada al Congreso de la CLAD, realizado en Buenos Aires en el 2001

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Las transformaciones mencionadas exigen a los gobiernos locales y provinciales/departamentales un desempeño con rasgos proactivos en el desarrollo de su territorio y en el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes. b) La participación y el papel de la sociedad civil en las políticas públicas a nivel local y regional. Si se observan las realidades locales donde ha sido posible impulsar experiencias de desarrollo local valoradas como exitosas, se debe admitir que el capital social existente en cada localidad ha sido un factor decisivo. La existencia de organizaciones locales, de redes de articulación, de tejido social consistente, genera condiciones más aptas para que se incremente la capacidad de gestión de los gobiernos locales. Los niveles de desempeño institucional se nutren en buena medida, de la participación activa de los ciudadanos a nivel regional y local. Experiencias como la del Municipio de Rafaela, en la Provincia de Santa Fé (Argentina) son un ejemplo ilustrativo de lo planteado. Todo proceso de descentralización requiere la organización y participación de los actores de la sociedad civil, que le servirá de soporte. En los cuatro países analizados, la constitución habilita a que los gobiernos locales puedan conjugar esfuerzos asociándose entre sí, formando “mancomunidades” o 24


consorcios locales. Lo anterior, constituye una línea estratégica a explorar en algunos casos y a profundizar en otros . Las nuevas formas de gestión de servicios públicos , así como la posible asociación con otros entes del Estado y con el sector privado conformando empresas mixtas, es un tema relevante para las municipalidades.. c) Relacionamiento entre los diferentes niveles de gobierno en procesos de descentralización y gestión de políticas públicas. En el marco de la descentralización, los gobiernos locales deberán diseñar sus políticas territoriales, teniendo en cuenta la configuración de competencias y responsabilidades que se establezcan entre los distintos niveles político-institucionales del territorio. Esto requiere un buen grado de articulación entre niveles territoriales, asegurando por ejemplo, la existencia y funcionamiento efectivo de ámbitos de coordinación de las entidades sectoriales del gobierno central actuantes en el territorio. Vale recordar que no todas las experiencias internacionales de descentralización y asunción de nuevos roles de los municipios han sido alentadoras. A vía de ejemplo, la municipalización de diferentes programas sociales, ha encontrado dificultades 25


concretas en países de la región, por ejemplo Paraguay en políticas de salud y educación. El estudio de estos casos a nivel de América Latina refleja la incidencia que tiene la carencia de acciones sistemáticas o de políticas de fortalecimiento institucional. En una realidad donde la debilidad de los municipios es innegable, este factor ha incidido tanto o más que la escasez de recursos financieros. El éxito de los procesos descentralizadores se vincula fuertemente a la creación de programas de capacitación e incentivos institucionales que apoyen la modernización de las administraciones regionales y locales. Como vimos en el caso de Paraguay, se verifican debilidades a nivel de la formación específica y adecuada de los actores para la gestión de la descentralización. Gestionar la complejidad del proceso descentralizador es un reto no suficientemente abordado aún en los países más allá de experiencias puntuales. Se requiere también integrar en la gestión las dos direccionalidades de las políticas, las que llegan desde el centro, operando con una lógica compensatoria y de reequilibrio territorial, y las que surgen desde lo local-regional, apuntando a la competitividad del territorio concreto y a la consolidación de sus ventajas comparativas.

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3. EL NUEVO ROL DE LOS GOBIERNOS LOCALES COMO PUENTES ENTRE EL ESTADO Y LA SOCIEDAD CIVIL a) Gobiernos locales, descentralización y sociedad civil. El centralismo imperante en nuestros países latinoamericanos (ya sean federales o unitarios en su régimen de gobierno) tiene sus efectos en las políticas públicas que son herederas de una lógica vertical y sectorial, construida desde una visión uniforme del territorio, ajena a las especificidades locales y con una fuerte impronta estatal. En la perspectiva del desarrollo local es imperativo, entonces, el esfuerzo orientado a fortalecer la sociedad civil en sus diferentes expresiones organizativas y los campos de autonomía y gestión de los municipios, generando una lógica horizontal y territorial alternativa en el diseño e instrumentación de las políticas públicas. Para ello es clave avanzar en el diseño de programas y proyectos que articulen diferentes actores estatales y privados en función de necesidades y aspiraciones configuradas espacialmente.

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En este marco, los procesos de descentralización aparecen desde la esfera política como funcionales a un esquema de gestión social que necesita del Estado “cerca de la gente” y de una sociedad civil espesa y rica en iniciativas y proyectos. En ese sentido, el municipio adquiere un rol particularmente importante por su inserción local y requerirá transformaciones relevantes en lo político-administrativo que lo habiliten a jugar un rol activo e innovador en este terreno. Para hacer frente a los retos de este nuevo escenario planteado en la región, los gobiernos locales deberán adoptar nuevos roles - lo que ya viene sucediendo en gran medida, por imperio de la realidad - para los cuales, necesariamente habrán de prepararse. Las transformaciones mencionadas exigen a estas entidades un desempeño proactivo en el desarrollo de su territorio y en el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes. El rol de los municipios como agentes de desarrollo los obliga a incrementar y diversificar los tipos de respuesta y la calidad de sus prestaciones hacia la población. Los desafíos seguramente se encuentran situados más en el ámbito de los gobiernos municipales futuros que en los niveles centrales de decisión. Entre los retos de los actuales gobiernos locales se encuentran el de favorecer y generar la dinámica integral del desarrollo, en la cual participe la diversidad de agentes y actores de la comunidad local. También se requiere su intervención como entidad facilitadora e impulsora de las actividades de la comunidad, económicas y sociales, no debiendo, por ello, suplantar a los 28


actores privados en la producción de bienes y servicios, excepto en aquellas áreas que considere de su interés estratégico. En efecto, las relaciones formales con otros órganos del Estado, convierten a los gobiernos locales en proveedores de información y articulación política con capacidad de insertar lo local en los planes globales. En el marco de la descentralización, los gobiernos locales deberán diseñar sus políticas territoriales teniendo en cuenta la configuración de competencias y responsabilidades que se establezcan entre los distintos niveles político-institucionales del territorio. Pero habrán de partir, además, de un diagnóstico de recursos (organizacionales, culturales, económicos, humanos y materiales) con los que cuenten para abordar los nuevos campos de actuación que dicha descentralización les confiera. b) Las redes sociales. En los últimos tiempos asistimos en la región a una cierta crisis de las instituciones tradicionales del sector público y a un cierto encantamiento con respecto a las redes sociales. Es claro, que la institución tradicional, ligada al modelo de políticas sociales heredero del Estado de Bienestar presenta problemas. A título de ejemplo, señalemos: la rigidez para los cambios, la tentación burocrática, los escasos estímulos al personal técnico, las distancias de los beneficiarios o población-objetivo de los servicios, la desterritorialización, etc.

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A esta visión se contrapone la idea de red social, muy ligada al paradigma sistémico y de la complejidad. Siguiendo a Elina Dabas. 9 las redes preexisten a cualquier tipo de intervención; no se contraponen necesariamente con la organización, sino que permite pensarlas como sistemas de relaciones que construyen significados en la interacción. Frente al pensamiento jerárquico de las instituciones tradicionales, lo que aporta la red es lo horizontal, las pautas de conexión, “lo heterárquico”. Un trabajo en redes a nivel territorial permite avanzar en procesos de concertación de actores, capaces de articularse en torno a proyectos colectivos. Distintas experiencias en la región han dejado aprendizajes interesantes en torno a la virtualidad del relacionamiento horizontal entre actores con lógicas y racionalidades diferentes que en función de la conciencia común de pertenencia a “su localidad” han generado iniciativas en diversos campos del desarrollo con resultados auspiciosos para la población. Todo proceso de desarrollo local y descentralización requiere como elemento central la organización y participación de los sectores de la sociedad civil, que le servirá de soporte. Los actores locales, en tanto forjadores de su ciudadanía local, deberán recorrer el camino que los conduzca hacia la gerencia eficaz de sus propios asuntos, y a la incidencia en la toma de decisiones en su ámbito más próximo: el local (gestión de proximidad).

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Elina Dabas: Redes sociales, familias y escuela. Edit. Paidós. Buenos Aires.

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En cualquier caso, es evidente que se debe aportar en la generación de las condiciones para que existan “vasos comunicantes” entre los diferentes actores, a través de la tarea de “mediadores” (técnicos, agentes de desarrollo local, ONG) que sean capaces de operar como catalizadores de las diferentes demandas y propuestas en torno a proyectos con objetivos comunes. Como señalábamos antes, esta apertura a diferentes voces y protagonismos lleva a una redefinición de lo que entendemos por espacio público y espacio privado y a dejar abierta la posibilidad de que desde la esfera privada puedan llevarse adelante servicios reconocidos como públicos –en el sentido de interés general de la sociedad- a través de determinados marcos jurídicos y controles de gestión. Se trata de avanzar en la concepción de lo público como diferente de lo estatal y en su aterrizaje en experiencias concretas. Generar –como plantea Nuria Cunill “círculos virtuosos entre el sector público estatal y el sector público no estatal”. Lo interesante es procurar que el territorio pueda operar como el espacio de articulación de esas interacciones entre los diferentes actores que tienen una voz en el campo de las políticas públicas.

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4. LA ARTICULACIÓN MUNICIPIO-ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL. CLAVES PARA UNA GESTIÓN ASOCIADA. 10 El municipio como actor político-administrativo tiene responsabilidad en la promoción de estos nuevos dispositivos organizacionales, pero en varias de las experiencias exitosas, hemos visto que la innovación proviene de las organizaciones de la sociedad civil. Los contenidos de la gestión son el producto de procesos de decisión que involucran tensiones, conflictos y concertación entre diversos actores, y que ponen de manifiesto el cruce entre aspectos técnicos y socio-políticos de la gestión. A nivel local deben gestionarse diversos aspectos vinculados a la estrategia de desarrollo del territorio:

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En este punto seguimos la línea de reflexión contenida en el artículo: “El desarrollo local un desafío metodológico: Javier Marsiglia, Graciela Pintos. En el libro: “Desarrollo Local en la globalización” (ob.cit)

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• Capacidades de los actores (organizativas, políticas, económicas, iniciativa) •

Recursos financieros, humanos y materiales.

Oportunidades, potencialidades.

Información estratégica para el territorio

Relaciones entre actores y con el entorno

Políticas, programas, proyectos.

La asociación que se pretende promover entre actores en un territorio tiene dos dimensiones indispensables para la autonomía y el desarrollo locales: La primera es la asociación vertical, es decir las relaciones entre las instituciones pertenecientes a los diferentes niveles de la administración pública. Esta asociación vertical debe ser capaz de negociar la coherencia entre las políticas centrales y las iniciativas locales del territorio, de gestionar recursos de las administraciones departamentales (provinciales) o nacionales en favor de la localidad (municipio) y sus necesidades y prioridades. La segunda, es la asociación entre actores a nivel horizontal teniendo el territorio como eje articulador. Esta asociación no se expresa siempre en organismos consolidados y formalizados. Existen mecanismos no formales que pueden canalizarla eficazmente, ya que en muchos casos no existen las condiciones para que los acuerdos se expresen a través de la creación de organismos permanentes y estables. Nos estamos refiriendo a órganos representativos de los actores locales 33


(organizaciones empresariales, sindicatos, centros de formación, ONG, etc) que podemos observar en los diferentes países con diversas denominaciones (Consejos Económicos y Sociales, Mesas de Concertación, Asociaciones Pro Desarrollo, Cabildos Abiertos, etc.) Las diferentes modalidades de concertación tienen su valor en la medida que sean capaces de asegurar una cooperación real y efectiva que supere la declaración de buenas intenciones. Para que ello sea posible la asociación se debe generar en torno a problemas que afecten los intereses y las motivaciones de los diferentes participantes. Si bien es necesario pensar en procesos de descentralización transferencias al municipio desde el gobierno central o de otros de menor nivel territorial- es también necesario pensar simultáneamente en procesos de desarrollo local. Si la descentralización se mueve básicamente de “arriba-abajo”, el desarrollo local opera mucho más “abajo-arriba”. Esto permite promover instancias de desarrollo más endógenas y sostenibles que la mera descentralización, pues se puede caer en el riesgo de estar siempre "demandando" nuevos recursos y no necesariamente actuar por el desarrollo a nivel local. Operando de esta manera, es posible evitar el riesgo del paternalismo y aportar a la generación de mejores condiciones para el desarrollo, fortaleciendo la capacidad de iniciativa de los actores locales.

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En esta misma línea es relevante avanzar en la determinación clara de las competencias entre los diferentes niveles de gobierno del territorio. Allí está uno de los “cuellos de botella” de los procesos de descentralización y de reforma del Estado en general. En este sentido, es importante la apuesta al fortalecimiento de lo municipal, pero debe hacerse sin olvidar la necesidad de avanzar en una correcta articulación entre los niveles nacional-regional-departamental o provincial-municipal. El nivel regional (no necesariamente provincial o estadual, sino referido a micro-regiones) aparece como un espacio territorial interesante, que puede sostener con la masa crítica necesaria la articulación de esfuerzos descentralizadores, ubicados hoy en otros niveles del territorio y facilitar la implementación de propuestas en algunos sectores específicos como la educación y la salud. Una situación especial la constituyen las regiones metropolitanas. En ellas se concentran hoy grandes focos de marginación social, de inseguridad pública y de pobreza y exclusión. Estas áreas concentran un déficit social considerable –más allá de las características particulares de cada país- por una ausencia prolongada de planes de infraestructura y de políticas integrales de combate a la pobreza. Cabe mencionar también que en las regiones metropolitanas la autonomía municipal contribuyó muchas veces a reforzar la competencia y no la cooperación, agravado por la ausencia de los gobiernos nacionales, tanto en la mediación en los conflictos como en la propuesta de políticas articuladoras y modelos de financiamiento. 35


El territorio “local” de referencia para la políticas y proyectos orientados al desarrollo local define las fronteras de lo posible en un contexto dado. Este puede cambiar por condiciones externas o propias del territorio y necesita de un marco de análisis estratégico que permita diagnosticar las principales fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas (Matriz FODA territorial). Este ejercicio debe ser compartido con los diferentes actores locales, para convertirse en un punto de partida para la implementación del proyecto de manera que permita reunir los más altos consensos posibles. De este análisis se debe recoger información sobre: -

El margen de acción de los actores.

-

El peso público o privado en la generación de las diferentes políticas, programas y proyectos.

-

El tipo de participación de los destinatarios

-

Disponibilidad alta o baja de recursos a nivel local para las políticas y programas a implementar u otras relacionadas.

-

Masa crítica de iniciativas y proyectos posibles en base al plan estratégico y operativo diseñado. Apertura a la inclusión de otras iniciativas, más allá del diseño del proyecto.

La intervención en este tipo de proyectos ya de por sí tiene una complejidad propia. Esta se vincula a una mayor exigencia y compromiso de los diferentes actores y la identificación de temáticas comunes en torno a las cuales construir los consensos y actuar en consecuencia. Para un marco de acción 36


que supone estos niveles de compromiso, la escala territorial en la que nos movemos (en tanto capacidad de decisión sobre acciones y recursos por parte de lo público) es determinante. Se requiere una escala pertinente, que asegure un mínimo de masa crítica de actores, de recursos y capacidad de decisión sobre el territorio local y de generar las articulaciones necesarias a escalas más amplias. En las organizaciones de la sociedad civil muchas veces encontramos capacidad instalada y un “saber hacer específico”, pero también debilidades para el diálogo y co-gestión de políticas, que en la medida que exista interés efectivo en asegurar su participación, desde el Municipio y otras instancias del Estado podría revertirse con acciones específicas orientadas a su fortalecimiento.

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CONCLUSIONES Del análisis de diferentes casos en la región puede extraerse la conclusión de que los marcos jurídicos e institucionales se encuentran desfasados con los procesos reales y sustantivos del desarrollo local y la descentralización. Existen experiencias más avanzadas que lo que dan cuenta sus legislaciones, así como otras hablan de un progreso difícil de verificar en la práctica. Enmiendas constitucionales no reglamentadas por ley, leyes que no se aplican, inducen a formularnos interrogantes acerca de las variables que inciden en la existencia de esa brecha entre la realidad y las normas que la regulan. Seguramente, en ciertos casos, los sistemas políticos no se encuentren maduros para asumir las creaciones institucionales innovadoras. Reformar al Estado requiere reconsiderar el papel que deberá asumir en el compromiso por la solidaridad, la equidad y el equilibrio territorial. Implica también el fortalecimiento institucional del municipio como instrumento idóneo para cerrar la brecha social que está abriendo en las comunidades la exclusión de diferentes sectores de la población, a la vez que asumir el papel de articulador y promotor de las expectativas y 38


deseos de la comunidad local a través de sus diferentes expresiones organizativas. Lo interesante es procurar que el territorio pueda operar como el

espacio de articulación de esas interacciones entre los diferentes actores que tienen una voz en el campo de las políticas públicas. Algunas de las preguntas que nos siguen desafiando son: ¿cómo generamos las condiciones para la articulación en ámbitos territoriales donde se conjugan relaciones de poder, intereses contrapuestos, pero también la potencialidad de la búsqueda de consensos en torno a un proyecto colectivo?.¿Cuáles son los caminos posibles que favorecen la construcción de esquemas de gestión concertada respetuosos de las diferencias? A continuación planteamos algunos retos y propuestas para avanzar en el proceso de descentralización, autonomía y desarrollo local que a nuestro juicio se deberían constituir en temas de la agenda para los próximos tiempos. En primer lugar haremos referencia a una serie de aspectos que surgen como relevantes a considerar para el fortalecimiento de la autonomía local: a) Otorgar mayor protagonismo al municipio en el proceso de descentralización. Apuntar a que el gobierno municipal tenga un lugar central en las reformas políticas e institucionales necesarias y se convierta en sujeto de mayor peso para la estrategia de descentralización y reforma del Estado.

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b) Fortalecer el sistema de financiación municipal y el control presupuestal, avanzando hacia un sistema transparente, eficaz y automático de distribución de recursos que garantice a todos los niveles de gobierno el cumplimiento de sus responsabilidades y la satisfacción de las demandas sociales. En línea con lo planteado en los trabajos elaborados en el marco de la REMI se debería tener en cuenta: •

La recepción directa por parte de los municipios de los recursos que les corresponden por ley.

La formulación e implantación de una política presupuestaria que establezca diferentes escenarios para manejar la incertidumbre de los ingresos a percibir y de los gastos a ejecutar.

La creación de contralorías ciudadanas (tal como se señaló para el caso paraguayo) y de prácticas participativas para la elaboración y ejecución presupuestal al estilo de lo que se está experimentando en varias ciudades de la región.

c) Es necesario diseñar un nuevo marco legal derivado de las interesantes innovaciones que aparecen en las recientes reformas constitucionales que permita actualizar la normativa vigente (Leyes Orgánicas Municipales, etc.). El nuevo marco legal debería contemplar:

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Una clara división de funciones entre las instancias de gobierno municipal, reforzando las competencias administrativas y de gestión de políticas para el ejecutivo y ampliando los mecanismos de control y de iniciativa a cargo de los órganos legislativos (Juntas Municipales, Concejos, etc.).

La introducción de normas que regulen el desempeño de los nuevos roles municipales vinculados al fomento de las políticas de desarrollo económico y social a nivel territorial.

La inclusión de la sociedad civil a través de mecanismos que incentiven la participación de la ciudadanía y que permitan la concreción de acciones concertadas en el territorio.

d) El fortalecimiento de instituciones y agencias estatales de nivel nacional que diseñan metodologías y políticas, acompañan y gestionan los procesos de descentralización, y que dedican recursos para la formación de gestores municipales e implementan otras acciones orientadas al desarrollo municipal. e) Institucionalización de procesos e instrumentos de planificación (planes estratégicos, planes de ejecución, con etapas y objetivos intermedios.) Es importante establecer si existen mecanismos de planificación territorial, capaces de brindar un marco de coordinación a las distintas políticas sectoriales en función de objetivos de mediano y largo plazo. 41


f) Al mismo tiempo que se avanza en el reconocimiento jurídico de la autonomía municipal, es posible constatar en las realidades locales la necesidad de afrontar una demanda creciente de respuestas a los problemas de la comunidad sin contar en la mayoría de los casos con las atribuciones y recursos para poder resolverlas. Esta es una de las principales limitaciones constatadas por las asociaciones de municipios, expresadas -entre otrosen el documento aportado por la Federación Argentina de Municipios 11 , en el cual se proponen diferentes alternativas a profundizar. g) El asociativismo municipal y la cooperación. Considerado como una herramienta para resolver problemas en una dimensión regional, a partir de esfuerzos y recursos concurrentes, se considera clave estimular la cooperación e intercambio de experiencias de gestión entre municipios de cada país y con municipios de otros países. El federalismo en la Constitución brasileña, afirmó nuevas formas de asociación intermunicipales, tanto en las ciudades grandes como en las pequeñas. Se hacen operativas estas formas de cooperación en consorcios, convenios a través de normas de derecho privado. y otros mecanismos para resolver problemas de interés local. Se destacan por ejemplo algunos consorcios temáticos, (especialmente fuertes en el área de la salud en el caso de Brasil) y formas de asociación para el desarrollo 11

Documento elaborado por la Sección Nacional Argentina de la REMI.

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sostenible. A nivel regional, existen mecanismos de relacionamiento como Mercociudades en el MERCOSUR, el programa URB-AL con la Uni贸n Europea, el trabajo con distintas fundaciones internacionales interesadas en la tem谩tica local, entre otros.

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BIBLIOGRAFÍA

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Alburquerque, Francisco: “Cambio estructural, desarrollo económico local y reforma de la gestión pública”, en “Desarrollo Local en la Globalización”. Javier Marsiglia (comp.). CLAEH, Uruguay, 1999.

Arocena, José: “Por una lectura compleja del actor local en los procesos de globalización”. Artículo en el libro:”Desarrollo Local en la Globalización”. Javier Marsiglia (comp.) . CLAEH, Uruguay, 1999

Arocena, José: “El desarrollo local: un desafío contemporáneo”. Editorial TAURUS- Universidad Católica del Uruguay. Montevideo, Uruguay, 2.002.

Barreiro, Fernando: “El desarrollo transfronterizo: enfoque conceptual e hipótesis iniciales”. Mimeo, 1998. Barcelona. España (s/d)

Bervejillo, Federico: “Reinvención del territorio. Los agentes de desarrollo entre el conocimiento y el proyecto colectivo”. Artículo en el libro: “Desarrollo Local en la Globalización”. Javier Marsiglia (comp.). CLAEH. Montevideo, 1999.

Cunill Grau, Nuria: “La reinvención de los servicios sociales en América Latina. Algunas lecciones de la experiencia”. Reforma y Democracia, No. 13, febrero de 1999. Caracas, Venezuela.

Dabas, Elina: “Redes sociales, familias y escuela”. Edit. Paidós. Buenos Aires, 1995.


Marsiglia Javier y Pintos Graciela: “El desarrollo local como desafío metodológico”. En el libro: “Desarrollo local en la globalización”. Marsiglia, Javier (comp.). CLAEH, Montevideo, Uruguay. 1999.

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Nota sobre el autor Dr. Pablo Mieres. Doctor en Derecho y Ciencias Sociales y Graduado en Sociología para el Desarrollo. Director de la Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad Católica del Uruguay. Docente universitario de la Universidad Católica del Uruguay y de la Universidad de la República de Montevideo. Fue Diputado durante el período 2000-2005. Integró la Mesa de la Comisión Parlamentaria Conjunta del MERCOSUR por la Sección Uruguay desde 2001 a 2004 Participó de diferentes encuentros con el Parlamento Europeo entre 2001 y 2004.

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