2 minute read

Mensaje para la Cuaresma 2021

Queridos Hermanos:

El 14 de marzo del año 2,020 es una fecha que todos recordamos en nuestro país, desde ese día la vida para los guatemaltecos ya no fue igual, cambiaron muchas cosas y también para la vida de la Iglesia fue un cambio abrupto que nunca nos imaginamos tener. Recuerdo muy bien ese día cuando el Señor presidente anunciaba en cadena nacional la suspensión total de las actividades de Cuaresma y Semana Santa, no sólo en materia de cortejos procesionales, sino también de las actividades litúrgicas que cada año celebramos como cristianos.

Advertisement

Después de casi un año de este hecho, seguimos con restricciones que siguen afectando las actividades de manera presencial en nuestra Iglesia, sin embargo, estamos convencidos que durante este tiempo nuestra fe se ha fortalecido mucho más. Debemos también ser muy conscientes que la pandemia vino a plantearnos situaciones donde posiblemente nos habíamos acomodado, y hacernos preguntas como: ¿qué es lo importante y necesario en la vida? ¿en quién ponemos nuestra fe? En este sentido, sin afán de equivocarnos podríamos decir que este ha sido un tiempo de prueba y elección para que podamos orientar nuestras vidas de una manera renovada a Dios, nuestro apoyo y nuestra meta.

La pandemia llegó en uno de los momentos con más convocación para nuestra Iglesia, conocedores de una Guatemala con un profundo amor por la religiosidad popular, nos tocó asumir la idea de una Cuaresma y Semana Santa distinta a la que estábamos acostumbrados a vivir. De esta manera se empezó a tomar conciencia que los templos estarían cerrados por las restricciones y por el cuidado de nuestra salud, en algún momento se quería estar de manera presencial en nuestras eucaristías, pero por obvias razones no se podía. Así que asumimos una frase muy escuchada en el Concilio Vaticano II por medio de la Constitución Dogmática Lumen Gentium: “ser Iglesia doméstica”, es decir, la familia se identificó como verdadera Iglesia y como parte del cuerpo de Cristo que formamos todos los creyentes, los padres tuvieron que asumir su rol como anunciadores de la fe para sus hijos sobre todo en la semana santa. Los medios de comunicación social eran ya un medio de evangelización, pero desde esa fecha se volvieron en parte importante de la dimensión pastoral de la Iglesia, gracias a ellos se ha podido llegar a muchas familias llevándoles consuelo, fortaleza y ánimo.

Después de todo este tiempo hemos asumido una “nueva normalidad” que nos hace ser más atentos a las medidas de bioseguridad, sin embargo, no podemos regresar a la normalidad de antes: corrupción en las estructuras de Gobierno, desnutrición, déficit en la educación, inseguridad, atropello a la vida humana. Si mantenemos esta normalidad de nuevo intacta, considero que no hemos entendido la lección que desde los ojos de la fe nos deja esta pandemia.

Quisiera invitarles a que asumamos este tiempo de cuaresma con la esperanza puesta en Jesús resucitado, y que esta esperanza nos lleve a seguir con ánimo y fuerza en la vida. Concluyó con las palabras del Papa Francisco en su Mensaje de Cuaresma para este año 2021: “Vivir una Cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios “hace nuevas todas las cosas” (cf. Ap 21,1-6). Significa recibir la esperanza de Cristo que entrega su vida en la cruz y que Dios resucita al tercer día, “dispuestos siempre para dar explicación a todo el que nos pida una razón de nuestra esperanza” (cf. 1 P 3,15)”

PBRO. CARLOS RODRÍGUEZ |Presidente y Guía Espiritual • Hermandad de la Escuela de Cristo

This article is from: