Diario de ruta barrio día 1

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Eduardo, José Manuel y yo, después de dejar organizados los grupos en la Escuela, comenzamos a caminar por el Casco Histórico, paseamos por la Calle Almedina comentando lo importante que es ser conscientes de la situación de desvalidez que acompaña a las personas que no conocen los entresijos del proceso de Gentrificación. Eduardo conoce experiencias cercanas en el barrio del Albaicín, en Granada. Comentamos los aspectos comunes con los compañeros de la Escuela de Arte de Granada y su proyecto "Capital y terruño". También hablamos de los alumnos, de la mayor o menor implicación de los mismos, de la ilusión de algunos. Es satisfactorio, cuando planteas una experiencia real que consideras que puede servir para acercarse, no sólo al punto de vista profesional, sino además al personal, darse cuenta de que somos personas y nos mezclamos en todo lo humano que tenemos en común. Caminando por las callejuelas cercanas a la Tetería, en la calle Cepero, nos encontramos al Grupo 4: Elena, Marta, Mari Ángeles y Emilia. Al continuar por la calle Almedina hasta el Gobierno Militar, observamos al Grupo 5 que iban hacia la plaza: Sara, Dani y Lucía, y al Grupo 1: Alejandra, Rocío, Pablo, Fran V, Chema y Mary, que hablaban en un bar con uno de los vecinos del barrio, muy amable.

Elena, tomando notas por la calle Almedina


M. Ă ngeles y Emi organizando la ruta


En la plaza nueva de la calle Descanso


Mary, Fran V y RocĂ­o haciendo entrevistas en la plaza de la Alcazaba/ Ambos grupos con los profes


Alejandra en acción Eugenia, amiga y vecina del barrio, nos acompañó para acercarnos a los vecinos que ella conocía mejor, aportando información y su experiencia a los grupos de la zona de la Almedina, la Alcazaba (Mesón gitano) y del barrio de San Antón.


Eugenia con Eduardo y José Manuel / Marta fotografiando la Calle Descanso

Eugenia vive en el barrio desde hace dos años, y ha pasado ya por tres viviendas, pues tuvo que abandonar la Calle Clarín por problemas de derrumbamiento de su vivienda, un segundo alquiler en zona de San Antón, desde donde documentó el comienzo de las obras del Mesón Gitano, hasta la Plaza Cepero.


AledaĂąos de la Calle Medalla/ Chema haciĂŠndole una foto a Nani


Todas estas zonas cumplen con las dolencias habituales del diagnóstico de gentrificación: Calle Clarín, derrumbe por abandono que justifica la intervención municipal, Plaza Cepero, degradación de la zona por consumo y venta de drogas y delincuencia, introducidas o marginadas para justificar la intervención de las Administraciones. Sin embargo, pocos periodistas, arquitectos y páginas de opinión contemplan un aspecto esencial, y es el modo de vida vecinal en estos barrios. Los que hemos vivido en urbanizaciones, a las afueras, apilados en plantas de pisos, en los que debes cambiar tu lugar de estancia habitual por la zona de trabajo a la no puedes ir sino en coche, no conocemos la convivencia de quienes se encuentran paseando por su barrio de toda la vida, de quienes saben la vida del de al lado y cuentan con su apoyo y conversación en cualquier momento, tampoco los momentos de charla en una plaza sin coches a la hora de la puesta del sol, sentados en sillas en la puerta, o en los escalones, sin necesidad de bancos de diseño antimendigos.


Eduardo, JosĂŠ Manuel, Jaime y el Grupo 1, hablando con las vecinas


La misma carretera es ya frontera de los vecinos de las nuevas edificaciones, por ejemplo en la que yo vivo en la calle Almedina, habitada por personas de clase media adineradas que hacen vida de casa y trabajo (con los que no he hablado más de cuatro palabras juntas en seis meses) y cuyos hijos van a colegios de pago y no se mezclarían nunca con los niños que corren por las callejuelas del "otro lado".

Calle Almedina

Algunas tardes he visto, con Eugenia, jugar al bingo a madres, niñas, niños, adolescentes, abuelas y primos adultos, todos juntos, sentados en la acera. Eso es algo que ya no ocurre entre familias ni entre vecinos. Y cuando el Casco Histórico esté habitado por gente que no se conoce, o incluso que habla distinto idioma, estas situaciones se perderán más aún en la memoria.


Eugenia y Gracia, su antigua vecina, se reencuentran Entre las cosas que mรกs hemos podido disfrutar de estos momentos, se encuentra la conversaciรณn con personas, y el acceso a lugares desconocidos para unos aunque no tanto para otros. La abuela de Chema, que vive por la zona, nos abriรณ las puertas de su casa y nos recibiรณ muy amablemente, explicando su punto de vista sobre el barrio.


Alejandra fotografía a Rocío mientras entrevista a la abuela de Chema

Por otro lado, el Grupo 2: Leo, Patri, Mae y Alba, volvían de la Plaza Pavía con numerosas entrevistas, entre las que hemos de destacar la de Francisco, que vive a pie de obra del Mesón Gitano hace 8 meses (le quedan hasta 2 años) sin que e hayan podido proporcionar un alquiler provisional. Estuvimos hablando con él, que no paraba de repetir que le parecía muy bien todo, y también esto que estábamos haciendo. Personalmente, no puedo dejar de pensar que Francisco no sabe que no va a poder continuar viviendo en su casa cuando hagan la carretera y la Escuela Taller que está proyectada a pie de Alcazaba.


Momentos de la entrevista a Francisco


Francisco y Alba


María del Mar y Jaime. Obras de la Alcazaba

Por último,caminando por Cruces Bajas, encontramos a un vecino que nos habló de la figura del alcalde de barrio, y nos manifestó su opinión política.


JosĂŠ Manuel y el contraste de fachadas en la calla JimĂŠnez Aquino


El jubilado del sello de Franco y el cartero que sólo llamó una vez Al segundo día, caundo volvimos a pasar, seguía tomando el sol en la puerta, y, esta vez menos tímido, nos dijo: "Hablad con los viejos, hombre". Sin duda una experiencia.


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