Un sueño de amor

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Un sueño de Amor

I.E.C.A.

“INICIACIÓN EN CADA ALMA” Inés Elvira Carvajalino Arévalo


Fecha de creación: 1996 Primera edición física: 1996 Primera edición virtual: 2008 Segunda edición virtual: 2016 Diagramado por: Camilo Ahumedo ©Copyright Febrero de 2016 2


Un sueño de Amor

Inés Elvira Carvajalino Arévalo 3


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A ti, amado mío... y a todo aquel que está en la búsqueda de la UNIDAD.

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Introducción El ser humano, siempre se ha sentido incompleto; como si el haberse separado de Dios y del plano espiritual para vivir en este plano físico y material, le recordara constantemente que algo le falta. Busca el amor y la felicidad que siente haber perdido en algún momento, y pretende encontrarla en otro ser humano, generalmente a través de una pareja, alguien que complemente sus diferencias, anhelos y faltantes; alguien a quién generalmente denomina: “mi otra mitad”, “mi media naranja”.

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Pero la realidad es que lo que anhelamos se encuentra dentro de nosotros mismos, ya que somos seres “completos”, que convivimos con otros seres completos a lo largo de la vida, sencillamente para compartir un periodo de tiempo juntos; periodo de tiempo, que se convierte en un instante de eternidad, para luego retomar y continuar el camino de evolución, en forma individual. Esta pequeña historia es sólo el reflejo, del anhelo que cada uno de nosotros tenemos, respecto al amor y la felicidad; es una manera romántica, de describir un estado del alma, que busca su igual, en este mundo de diferencias. Es un canto de esperanza, para aquellos que aún no lo encuentran; y de consuelo, para aquellos que ya lo encontramos, y que por el ciclo permanente del “CONTINUAR”, ya no lo tenemos. 8


Es una oda al guerrero, que nunca deja de luchar por realizar su sueño; en este caso “amar y ser amado”. Es por lo tanto, un sueño de amor, que brota de mi alma hacía la tuya, para despertar sentimientos, que tal vez, tengas dormidos. Espero te permita soñar y expresar tus ilusiones y anhelos, sin olvidar que nunca nos perdemos. Con infinito amor, Inés Elvira

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Sueño de Amor Nacer a la vida, era una oportunidad para encontrarte de nuevo... Desde que recuerdo, mi corazón se reservaba para ti..., cuando pensaba en amar, sólo podía ver tu rostro incierto por el pasado sombrío, que en telarañas, me ocultaba tu sonrisa. Mi corazón, cegado por la oscuridad de una nueva vida, intentaba en vano reconocer el tuyo... ¿Cuántas veces, las campanas del amor, tocaron a mi puerta?, ¿Cuántas veces, abrí y creí hallarte?, ¿Cuántas veces, con tristeza comprendí que me engañaba?

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¿Cuántas veces, el rostro de alguien tomó tu forma?, ¿En cuántos labios, tu sonrisa creí ver y cuántas veces, con tristeza comprendí mi error? Te buscaba con afán mi alma, con la certeza absoluta, del existir cercano, aunque ausente. ¿En cuántos ojos, busqué la luz de los tuyos?, luz que con seguridad me permitiría reconocer tu alma... ¿En cuántas manos, entrelacé las mías, en busca de esa única certeza, que en un segundo, permitiera que mí esencia y la tuya se fundieran, en el encuentro pleno de dos almas, que como una fueron creadas, y que separadas, tan sólo sienten la falta de la vida? Amado mío: ¿Cuantas veces temí, el no encontrarte?, aunque mi alma sabía, con certeza que lo haría.

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¿Cuántas veces entonces, temí no reconocerte y que pasaras por mi vida, como un sueño, que jamás soné? ¿Cuántas veces me dije una y otra vez, que eso no sucedería? y entonces, una vez más, cuando la duda asaltaba mi corazón... ¿Cuántas veces pensé, que tal vez serías tú, quién no podría reconocer mi esencia, ni creer en el lazo, que nos ha unido desde siempre? ¡Tu esencia y la mía, eran una...! La esperanza de ese hecho, me animaba a continuar la búsqueda. ¿Cuántas veces, en el silencio de mi corazón de niña, cuando apenas, dos o tres años yo tenía, y abrazada a mi muñeca preferida, como único consuelo a mi vacío, sin saber cómo o por qué, salía a buscarte, en las estrellas de una noche clara o en el azul de un día soleado?

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¿Cuántas veces, sin saber siquiera que existías, pues mi conciencia de aquel entonces era poca, yo miraba el infinito del Universo entero y luego en silencio me volcaba, hacía el infinito de mi propia esencia, de mi existir lejano... donde dormidos recuerdos me traían, el sencillo sabor de tu dulzura? Siempre la esperanza de encontrarte, alimentó mis días. Siempre la ilusión de saberte cerca, llenó el vacío, que en mí sentía... Siempre, a pesar de la distancia, tu corazón y el mío, permanecieron juntos. Pasaron los años, y cuando el “amor” coqueto, a mi puerta venía..., yo sin saber por qué, lo rehuía, con la certeza plena de quien sabe, lo que es amar y ser amado.

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Pero la vida para ti y para mí, caminos diferentes nos tenía, en el fondo de mi alma lo sabía, y con la esperanza de encontrarte, lo acepté; no importaba que caminar juntos no pudiéramos, el sólo encontrarte en el camino, suficiente felicidad sería. El tiempo, labraba dos destinos; el tuyo y el mío! Destinos que algún día se unirían, y que en libre alegría vivirían, por el corto o largo paréntesis que la vida, en su dulce bondad nos brindaría. Mientras tanto, tú vivías, mientras tanto, yo vivía. En la búsqueda del otro permanecíamos, y con la esperanza del encuentro, subsistíamos. Telarañas

de

enredos

tu

forjabas,

telarañas

desencantos yo cosechaba.

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de


Fruto era de las pruebas que la vida, en lecciones de amor convertiría; y al final, de ellas brotaría, la sabiduría y la luz que por siempre haría, que tú y yo nos encontráramos por fin, en medio del camino. De tumbo en tumbo, caminábamos por la vida, en busca del amor perdido. Amor, que estaba destinado a ser recuperado, pues lo que es de uno, jamás puede ser perdido. Pasaron los años y cuando estabas próximo a cumplir tus cuarenta años, de pronto, en un mágico volar llegaste a mi nido. Fue entonces, cuando mi sueño en realidad se vio convertido, y por fin mis ojos y los tuyos se encontraron, en la tenue luz que los unía y que en simples promesas recorría, las semillas que el ayer dejó y que hoy en frutos de dulzura convertidas, hacían ese sueño realidad. 18


Al verte, mi alma reconoció la tuya; al escucharte, el silencio del vacío se quebró, para convertir mi corazón en melodía, que de gozo mi vida rebozó. Y al sentirte..., al sentirte, por fin mi energía y la tuya se fundieron, en la más bella y sublime unión, la de dos almas que por fin se encuentran, la de dos almas que jamás se han separado. Fuimos felices... le robamos a la vida mil instantes, que en eternidad, en nuestras almas convertimos. También sufrimos..., cuando los rumbos que nuestras vidas ya tenían, nos alejaban sin piedad, de lo vivido. El tiempo y el espacio, de nuevo separaban a éstas dos almas, que a pesar de todo, permanecían en su amor unidas...

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Crecimos, maduramos, comprendimos y por fin la vida, en un maravilloso regalo, volvía a unirnos. Estaba próxima a cumplir mis cuarenta años y de pronto, en un mágico volar, llegué a tu nido. Fue entonces, cuando mi sueño, en realidad se vio convertido; y por fin, mi mirada y la tuya se encontraron, en la tenue luz que las unía y que en simples promesas recorría, las semillas que el ayer dejó y que hoy, en frutos de dulzura convertidas, hacían ese sueño realidad.

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Esta vez, era más bello, el camino recorrido hacía ahora fuertes, a esas dos almas que se amaban tanto. El encuentro fue más dulce, pues la certeza del sabernos uno, hacía que “todo” pareciera vano y que la “nada” pareciera todo. Por fin sus ojos, en un sólo mirar se confundieron y en luz se transformaron; luz que ilumina ahora el sendero, de dos caminos que en uno, por amor se convirtieron.

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En la sencilla calidez del alma, se crea una cuna, que en su regazo vela, un amor que nunca perderse puede, pues lo que existe, jamås ha de perderse; tan sólo en dulce ofrenda, ha de transformarse. Ésta es la historia sencilla de dos almas, que vienen juntas, por el eterno ser de la existencia pura; dos almas que por siempre se han amado y el camino a recorrer unidas, en un simple querer han convertido.

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Es la historia del amor y la esperanza, que siempre espera encontrar su esencia, para entregar el amor soñado; y que ama lo que no ha perdido, porque tiene la esperanza, de encontrarlo siempre. Es la historia amado mío, del encuentro de tu alma y de la mía, que en el tiempo y el espacio, del existir eterno, hace realidad este sueño, del que nunca despertar quisiera.

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Es saber, que por siempre yo te he amado y es saber, que por siempre en tu amor existo. Es la historia de dos almas que han nacido, del amor del Padre que ahora en Madre, a la vida les despierta; y que por siempre, han decidido encontrar en ellas, la fuerza que la unión abriga y el apoyo que el amor prodiga. Es la historia amigo mío, de dos almas, que se aman desde siempre y que por siempre en su amor, permanecerán unidas. Es la historia que quiere que descubras que en algún lugar de la existencia eterna, un alma como tú esta esperando, que en mágico vuelo, su sueño en realidad conviertas.

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Esta pequeĂąa historia es sĂłlo el reflejo, del anhelo que cada uno de nosotros tenemos, respecto al amor y la felicidad; es una manera romĂĄntica, de describir un estado del alma, que busca su igual, en este mundo de diferencias.

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I.E.C.A. “Iniciación en cada alma” www.escuelaparaaprenderavivir.com


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