Revista Fuerzas Armadas Edición 232

Page 1

Marzo 2015

PUBLICACIÓN MILITAR ESPECIALIZADA DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA DE COLOMBIA - VOL LXXXVIII- EDICIÓN 232


Fundada en 1909

Uni贸n, Proyecci贸n, Liderazgo

Nacional

Edici贸n 232

2

.edu.co


Fundada en 1909

Unión, Proyección, Liderazgo

Conózcanos

Oferta Académica

Programas de Extensión

Investigación

Publicaciones

Noticias

Contáctenos


Editorial Mayor General

Ricardo Gómez Nieto

Director Escuela Superior de Guerra

Historia, memoria, identidad y futuro L

a historia produce conocimiento y elementos de crítica para entender la existencia. La memoria produce identidad. La historia busca controlar la subjetividad y producir resultados ciertos, hasta donde sea posible. La memoria bordea los caminos más difíciles de la historia, pues carga con un fardo de emociones y sentimientos que, según el uso, pueden ser promotores de unidad y solidaridad o fuente permanente de desintegración y enfrentamiento. Para que sea positiva y aporte a la reconciliación, en el caso colombiano, la memoria requiere del acompañamiento de la investigación rigurosa de la historia, de su vigilancia y de su crítica con miras a que las identidades configuradas confluyan en reconocimientos mutuos y en una dinámica de “nunca más”. Colombia tiene una experiencia para no olvidar. La violencia de los años cuarenta y cincuenta no fue objeto de tratamiento apropiado. Su recuerdo fue barrido y ocultado debajo de la alfombra.

El solo nombre con el que se recuerda la matanza, “La Violencia”, así no más, denuncia la intención de desconocimiento. Cuando un trabajo pionero de los temas que nos ocupan hoy, “La Violencia en Colombia”, apareció para revertir, y denunciar, la tendencia al olvido, se levantó una polvareda que casi logra ahogar el intento, y de paso, llevar al traste más de una carrera, de lo cual da testimonio el inolvidable General Álvaro Valencia Tovar. No hubo justicia, ni siquiera simbólica para los culpables de desatar los enfrentamientos y los sentimientos de impotencia de las víctimas supervivientes no fueron, seguramente, la menor de las causas de la pervivencia de las frustraciones y de los odios. La sociedad debe guardarse de las explicaciones simplistas y de las anteojeras ideológicas que deforman la visión como los lentes mal recetados. Víctimas hay en Colombia de todos los tamaños y colores. Las hay entre los campesinos desplaza-


dos, aterrorizados y acallados. Las hay entre los miembros de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional; entre los funcionarios civiles del Estado. Las hay entre las capas sociales altas de los secuestrados y asesinados, como entre los pobres lanzados al turbión del desarraigo y la desprotección. Las hay por causa de sus identidades políticas y las hay por aquella proteica razón colombiana del “de malas”, del que resulta incómodo por estar donde un oponente no lo necesita. Por lo uno o por lo otro, de manera directa o indirecta, una enorme cantidad de colombianos han sufrido los horrores de una guerra inútil, que no ha sembrado nada diferente al rechazo que produce hoy entre la casi totalidad de la ciudadanía. Todo lo anterior para pedir equilibrio y objetividad. Si bien la subjetividad no se puede eliminar, sí se puede encauzar y controlar. Los recuerdos permanecerán y convocarán solidaridades que no necesariamente se han de convertir en excluyentes. También pueden ser espejos para entender a los otros y propiciar más los abrazos que la amargura y el rechazo. Historia refinada y memoria cruda pueden ser aliadas si se asumen con rigor y buen tino. Para las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, un trabajo serio de memoria e historia resulta necesario. Han tenido una cuota de sacrificio sin igual. Se han enfrentado a enemigos arteros y al rigor de una naturaleza dura. Se les ha exigido más que a nadie: su sacrificio se lo piden unas instituciones de las que deriva su legitimidad; se lo exige una sociedad angustiada por la inseguridad; y lo estimula una obligación profesional inexcusable, un espíritu de cuerpo que las preserva del desistimiento. Firmes al lado del orden constitucional, leales al Estado de derecho y la idea de una sociedad libre y a un orden democrático. La memoria las debe librar de ser doblemente víctimas: víctimas de la guerra y víctimas luego de una reconciliación, que si resulta inacabada, las convertiría en chivo expiatorio de las culpas de todos. La Fuerzas del Estado no piden impunidad. Están listas a enfrentar las malas prácticas de los miembros de sus filas que no hayan acatado las leyes y las normas del honor institucional. Pero no pueden cargar, porque la mayor parte del tiempo, y

“Para las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, un trabajo serio de memoria e historia resulta necesario. Han tenido una cuota de sacrificio sin igual. Se han enfrentado a enemigos arteros y al rigor de una naturaleza dura.” con la mayor parte de su personal han combatido limpia y lealmente, con responsabilidades ajenas. La justicia, por esencia, no puede ser unilateral y acomodaticia. Si lo fuera, se convertiría en semilla de infortunios nuevos, en obstáculo para la paz y la reconciliación. Esa es la razón para pedir rigor científico y calidad en el trabajo arduo, el cual, en aras de reconstruir un período largo (larguísimo si se compara con la duración media de las guerras contemporáneas) de la historia nacional. Arduo por la multiplicación de los afectados. Arduo por las versiones encontradas de los protagonistas que las presentarán con encono. Arduo por la dispersión de las fuentes, los lugares y las situaciones. Arduo, en fin, por el dolor que arrastrarán al reconstruir los horrores vividos. Pero eso sí, necesario para tener una base en la cual posar la reconstrucción moral de todo un pueblo tocado por el infortunio. La Fuerzas Militares y la Policía Nacional están listas a dar lo mejor de sí mismas en la tarea de la memoria histórica. Si han sido grandes y no han desfallecido en una guerra durísima, les será fácil encontrarse a sí mismas en la construcción de la verdad y de la paz.


Edición 232

C

o

EDITOR Mayor General Ricardo Gómez Nieto Director Escuela Superior de Guerra CONSEJO EDITORIAL Brigadier General del Aire Juan Marcos Perdomo Robledo Subdirector Escuela Superior de Guerra Coronel Oscar Orlando López Delegado Jefatura de Acción Integral Conjunta General de la Reserva Activa Fabio Zapata Vargas General de la Reserva Activa Manuel José Bonett Locarno

De la Memoria Histórica y la Historia del Conflicto Armado en Colombia: Conceptos fundamentales en el camino hacia el postconflicto PRIMERA ENTREGA Por: Teniente Coronel José Luis Esparza Guerrero Articulador de la Línea Estratégica de Memoria Histórica Comando Estratégico de Transición

Mayor General de la Reserva Activa José Roberto Ibáñez Sánchez Mayor General de la Reserva Activa Juan Salcedo Lora Vicealmirante de la Reserva Activa José Ignacio Rozo Carvajal Brigadier General de la Reserva Activa Adolfo Clavijo Ardila Coronel de la Reserva Activa PONAL Héctor Álvarez Mendoza

La guerra en la sala, el baño, la habitación y la cocina Por: Armando Borrero Mansilla Docente e investigador de la Escuela Supeior de Guerra

COORDINACIÓN EDITORIAL Coronel FAC Nancy Stella Cárdenas Blanco Jefe de Comunicaciones Estratégicas ESDEGUE JEFE PUBLICIDAD Y MERCADEO Sargento Primero CIM Omar Muñoz Torres SUSCRIPCIONES Auxiliar Administrativo 5 Adriana Suárez Rodríguez CORRECCIÓN DE ESTILO Blanca Marlene Huertas Acero DISEÑO E IMPRESIÓN Lucía Castro Moreno Imprenta y Publicaciones Ejército Nacional ARCHIVO FOTOGRÁFICO Oficina de Comunicaciones Estratégicas ESDEGUE Oficina Comunicaciones Estratégicas CGFM Oficina Línea de Memoria Histórica COET Academia Colombiana de Historia Material de fuentes electrónicas

La defensa nacional para la seguridad del Estado

Por: Coronel (RA) Manuel Guillermo Martínez Pachón Docente Investigador de la Escuela Superior de Guerra

Revista Fuerzas Armadas Correo electrónico: revistafuerzasarmadas@esdegue.mil.co Carrera 11 No. 102-50 Of. 209 – Telefax: 6206536

Las ideas expuestas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de las directivas de la Escuela Superior de Guerra y los Altos Mandos Militares. La Revista de las Fuerzas Armadas autoriza la reproducción de los artículos publicados, siempre y cuando se otorgue el crédito respectivo en la bandera de la publicación y como nota referencia en la presentación del mismo. Carrera 11 No. 102-50. Escuela Superior de Guerra. Of. 209. Telefax: 620 6536,Teléfono: 620 40 66 Extensiones 21067 y 20618, www.esdegue.edu.co

Nuestros héroes también son víctimas 2ª parte Alcance y evolución jurídica

Por: Jean Carlo Mejía Azuero MCL - PhD Abogado investigador, consultor y asesor internacional.

n

t


e

n 6 14 22 29

i

d

o

Fuero militar y obediencia debida

Por: Mayor General (RA) José Roberto Ibáñez Sánchez Director de la Biblioteca Central de las Fuerzas Militares “Tomas Rueda Vargas“

La supremacía marítima: factor estratégico para el auge de las hegemonías históricas Por: Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres Docente Departamento Armada ESDEGUE

El impacto del lenguaje en la dialéctica del conflicto: El debate sobre su reconocimiento en Colombia Por: Brigadier General (RA) Luis Fernando Puentes Torres Abogado Especialista en Inteligencia Militar

La Sociología Militar en Colombia: un mundo de oportunidades para las FF.MM. Por: Erick Behar Villegas Docente universitario y candidato a doctorado en la Universidad Ludovico Maximiliano de Múnich

36 44 52 60


De la Memoria Histórica y la Historia del Conflicto Armado en Colombia: Conceptos fundamentales en el camino hacia el postconflicto Primera Entrega Teniente Coronel José Luis Esparza Guerrero Articulador de la Línea Estratégica de Memoria Histórica Comando Estratégico de Transición

Foto: Archivo SLP Jesus Castañeda COET Monumento Héroes Caídos en Acción. Calle 26

Edición 232

8


9 RESUMEN Esta primera entrega del artículo se ocupa de la “memoria histórica”, una corriente ideológica e historiográfica de la Escuela de los Annales o nueva historia. Plantea una perspectiva que examina la conceptualización y los orígenes de la historia y la memoria; su desarrollo, el marco jurídico dentro de la justicia transicional hacia la verdad. En una segunda entrega, se señalarán algunos aspectos para el caso colombiano: antecedentes, vivencias de memoria y paz, la articulación y actividades que desarrolla la Fuerza Pública para finalmente sugerir diversas reflexiones finales. Palabras clave: Historia, memoria, memoria colectiva, memoria histórica, justicia transicional, comisión de la verdad, conflicto, postconflicto.

A manera de introducción. Hoy cuando los medios de comunicación nos hablan de historia del conflicto, de la memoria histórica, del Centro Nacional de Memoria Histórica y su informe denominado ¡Basta ya!, de la Comisión Histórica y su participación en los diálogos de paz en la Habana, y de una futura Comisión de la Verdad; tal vez no entendemos el significado de todas estas acepciones. Más aún, no tenemos claridad del trasfondo, no identificamos abiertamente estos nuevos elementos que resultan absolutamente fundamentales ad-portas de una eventual etapa de postconflicto, en la

Revista Fuerzas Armadas

que se deberá reflejar con justicia, la misión que han desarrollado las Fuerzas Militares y la Policía Nacional a lo largo de la historia, y el papel que cumplen en la memoria del conflicto.

El concepto de Historia. La historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y como método el propio de las ciencias sociales1. Debemos decir que la historia y memoria tienen relaciones estrechas, la primera se apoya y nace de la memoria2. En nuestra percepción académica común sabemos de la historia por sus edades: Antigua, Media, Moderna y Contemporánea desde su concepto de universalidad3. Así mismo teorizamos que en Colombia se desarrollaron seis épocas de la historia; la Precolombina, el Descubrimiento, la Conquista, la Colonia, la Independencia y la República4. 1 CARR, Edward H. (1985). ¿Qué es la Historia? Barcelona: Ariel 2 NORA, Pierre ¨No hay que confundir memoria con historia¨, en el periódico La Nación de Argentina. Paris, 15 de marzo de 2006. 3 TUÑÓN DE LARA, Manuel (1985). Por qué la Historia. Barcelona: Aula Abierta Salvat 4 GRANADOS, Rafael María (1978), Historia general de Colombia: Prehistoria, descubrimiento, conquista, colonia, independencia y república. Bogotá: Imprenta departamental Antonio Nariño.


Es importante determinar que para estudiar la historia, esta se apoya entre otros saberes en la historiografía, la cual es la llamada “Ciencia de la Historia”, que es el registro escrito de la historia, la memoria fijada por la propia humanidad con la escritura de su propio pasado5.

Memoria histórica Esta se enmarca en la corriente historiográfica de la Escuela de los Annales descrita en el gráfico. Sus inicios se enmarcan en la memoria colectiva del filósofo y sociólogo marxista francés Maurice Halbwachs. De su obra “Les cadres sociaux de la mémoire” se destaca el trabajo de la Psicología Social, especialmente en la formulación de una teoría a partir de la memoria individual que conlleva a la ‘memoria colectiva’, la cual refiere a recuerdos de un grupo o sociedad que transmite y construye en un vínculo psicosociológico entre el presente y su pasado y debe circunscribirse en la opinión pública para reivindicar a víctimas y desconocidos6. Este desarrollo influye en autores de los años sesenta bajo la reflexión esencial de la relatividad del conocimiento y el conflicto de interpretaciones de la historia particularmente en el francés, Pierre Nora, considerado padre de la memoria histórica: 5 Diccionario de la lengua española (22.ª edición), Real Academia Española, 2001 6 HALBWACHS, Maurice: La mémoire collective. Presses Universitaires de France, Paris, 1939 Foto: Archivo SLP Jesus Castañeda COET

Edición 232

10

“La memoria es vida encarnada en grupos, cambiante, pendular entre el recuerdo y la amnesia, desatenta o más bien inconsciente de las deformaciones y manipulaciones, siempre aprovechable, actualizable, particular, mágica por su efectividad, sagrada. La historia en cambio es representación, reconstrucción, desencantamiento laico de la memoria, destrucción del pasado tal cual es vivido y rememorado, traza consciente de la distancia entre el hoy y el ayer.7” Algunos historiadores han abordado las formas constructivas de la memoria colectiva y sobre los planteamientos más recientes que reivindican el ‘derecho a la memoria’, en síntesis, plantean que Historia no es memoria, ambas trabajan sobre la misma materia, el pasado y el presente, pero desde reglas específicas que las enfrentan, las ponen en situación de crítica recíproca8. Señalaremos qué es memoria histórica contrastada con la historia en el siguiente recuadro:

7 RILLA, Jose en el prólogo del libro: Pierre Nora en Les lieux de mémoire, Ediciones Trilce, Montevideo, 2008 8 KRZYSZTOF, Pomian «De l’histoire, partie de la mémoire, à la mémoire, object de l’histoire» en Revue de Métaphysique et de Morale, nº 1, 1998, pp. 63 a 110 (cit. en P. Ricœur, ver nota 11).


11

El concepto de memoria, surge en el siglo veinte como producto paralelo de las revoluciones y del auge de los nacionalismos que forzaban su fuerza política en la historia. En su momento, Nietzsche, condenó esta “fiebre por la historia” y reclamó un “olvido que permita vivir, ver las cosas sin la carga pesada de la historia, esa fiebre histórica sirvió para inventar tradiciones nacionales en Europa, para legitimar al Estado - nación imperial y para brindar cohesión cultural a las sociedades en pleno conflicto tras la Revolución Industrial y la expansión

9 CHARTIER, Roger ¨El malestar de la historia, en Estudios de historia cultural. Madrid, 4 de marzo de 2015. 10 NORA, Pierre, Les lieux de mémoire (Los lugares de la memoria). París, Gallimard. 1984 11 NOTHISEN Thomas, WOEHREL Matthias & KORMANN Anthony. Carnet d’un voyage d’étude à Auschwitz. Les chemins de l’histoire. Paris, 28 de May 2011 12 CARR, Edward H. (1985). ¿Qué es la Historia? Barcelona, Ariel. 1985

Revista Fuerzas Armadas

colonial”13. Otros como el francés Ernest Renan plantearon: “el olvido, e incluso diría que el error histórico es un factor esencial en la creación de una nación, y de aquí que el progreso de los estudios históricos sea frecuentemente un peligro para los nacionalismos”. La memoria colectiva e histórica encuentran razones para afianzarse entre los explotados, contra los totalitarismos se aferra en las corrientes de izquierda de toda índole y ante la crisis de identidad posterior a la Segunda Guerra Mundial para el caso francés donde se origina. La memoria, dicen quienes a ella se afianzan, opera como puente que articula dos orillas diferentes, sin em-

13 HUYSSEN, Andreas. Después de la gran división. Modernismo, cultura de masas, posmodernismo. Pablo Gianera, trad. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2006 pág. 26. Citado por JELIN Elizabeth en ¿De qué hablamos cuando hablamos de memorias? en su libro Los trabajos de memorias de la colección Memorias de la represión en http://www.memoriavisible.com/2011/05/elizabeth-jelinfragmentos-de-una-biografia/


“… la historia y memoria tienen relaciones estrechas, la primera se apoya y nace de la memoria” bargo, las conecta. Al hacerlo nos permite, recordar aquello que se borra del pasado, o bien se conona en él, precisamente por sus incómodas resonancias con el presente14. La memoria genera polémica, se determina una nueva fiebre, la de la memoria, así, Tzvetan Todorov determina que se abusa de ella, no oponiéndose pero sí recalcando que se usa con intereses propios de ideologías políticas y buscando que las víctimas y los crímenes sean vistos como únicos e irrepetibles15. El principal argumento en contra, surge de quienes recalcan que todo conocimiento es objetivo y subjetivo a la vez, (objetivo porque corresponde a la realidad y subjetivo porque está impregnado de elementos pensantes implícitos en el acto 14 JELIN Elizabeth. ¿De qué hablamos cuando hablamos de memorias? en su libro Los trabajos de memorias de la colección Memorias de la represión en http://www. memoriavisible.com/2011/05/elizabeth-jelin-fragmentosde-una-biografia/ 15 TODOROV, Tzvetan. Los abusos de la memoria. Barcelona: Paidós, 2000.

Edición 232

12

cognoscitivo)16. En la polémica surgen apreciaciones como: “Yo creo profundamente en la diferencia entre la historia y la memoria; permitir que la memoria sustituya a la historia es peligroso. Mientras que la historia adopta necesariamente la forma de un registro, continuamente reescrito y reevaluado a la luz de evidencias antiguas y nuevas, la memoria se asocia a unos propósitos públicos, no intelectuales: un parque temático, un memorial, un museo, un edificio, un programa de televisión, un acontecimiento, un día, una bandera”17. En este aparte es importante señalar e invitar a los lectores a examinar estudios de memoria sobre la Francia de la Postguerra Mundial, de la Shoah u holocausto judío, la transición del nazismo a la actual democracia alemana (inclusive su unión), la transición del franquismo a la democracia en España, la caída de la URSS, los gobiernos militares de Argentina, Brasil, Chile, Guatemala, el caso de la guerra civil salvadoreña y del conflicto interno peruano y lo señalado de Marruecos, Indonesia y Sudáfrica. Es imperativa su investigación y lectura.

16 BEHAR R. Daniel; Metodología de la Investigación, introducción a la Metodología de la Investigación. México D.F., Editorial Shalom, 2008 17 JUDT Tony. Pensar el siglo XX, citado por Fernando Savater, Ética por los suelos - La memoria que cada cual guarda de lo que ha vivido nunca puede ser sustituida por decreto, en periódico El Correo, Bilbao, 5 de octubre de 2013.


13 Marco Jurídico de la Memoria Histórica Para hablar de verdad en el ámbito de la memoria histórica se debe iniciar por señalar que es la “justicia de transición” en este orden se predica que esta abarca “toda la variedad de procesos y mecanismos asociados con los intentos de una sociedad por resolver los problemas derivados de un pasado de abusos a gran escala, a fin de que los responsables rindan cuentas de sus actos, servir a la justicia y lograr la reconciliación”. Esos mecanismos pueden ser judiciales o extrajudiciales, tener distintos niveles de participación internacional y comprender “el enjuiciamiento de personas, el resarcimiento, la búsqueda de la verdad, la reforma institucional, la investigación de antecedentes, la remoción del cargo o combinaciones de todos ellos18”. Desde la perspectiva anterior resulta oportuno mencionar cuál ha sido la concepción de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos acerca del derecho a la verdad, y señala que: “es el deber de memoria que tiene un doble carácter el cual no solo se predica respecto de las víctimas y sus familiares, sino respecto de la sociedad como un todo con el fin de lograr la perpetración de la memoria histórica”. Por su parte la Corte Constitucional Colombiana ha reiterado que el derecho a la verdad, encuentra su sustento en los principios 1 al 4 para la protección y promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad19, y encuentra su fundamento en el principio de dignidad humana, en el deber de memoria histórica y de recordar, y en el derecho al buen nombre y a la imagen.

18 Informe del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, “El Estado de derecho y la justicia de transición en las sociedades que sufren o han sufrido conflictos”, 3 de agosto de 2004 19 Conjunto de Principios actualizados para la protección y la promoción de los Derechos Humanos mediante la lucha contra la impunidad. Documento aprobado por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas durante su 61° período de sesiones en el año 2005 o principios Joinet. 19Ibídem

Revista Fuerzas Armadas

“El concepto de memoria, surge en el siglo veinte como producto paralelo de las revoluciones y del auge de los nacionalismos que forzaban su fuerza política en la historia”. El Derecho a la verdad tienen una dimensión individual que implica que las víctimas y sus familiares conozcan la verdad sobre los hechos, los responsables y las consecuencias de lo sucedido y una dimensión colectiva, que, significa que la sociedad debe conocer la realidad de lo sucedido, su propia historia, la posibilidad de elaborar un relato colectivo a través de la divulgación pública de los resultados de las investigaciones, e implica la obligación de contar Foto: Archivo SLP Jesus Castañeda COET


“Como reflexión para esta primera parte, debemos escribir que historia y memoria son componentes absolutamente importantes del devenir de la Fuerza Pública los cuales permitirán legitimar ante las generaciones futuras nuestro papel en el conflicto”. con una “memoria pública” sobre los resultados de estas investigaciones sobre graves violaciones de derechos humanos. El Alto Tribunal Constitucional ha resaltado la importancia y la obligación del Estado de adelantar investigaciones criminales con el fin de esclarecer la responsabilidad penal individual y la verdad de los hechos, sino también la importancia de mecanismos alternativos de reconstrucción de la verdad histórica, como comisiones de la verdad de carácter administrativo, que en casos de vulneraciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos, deben servir a los fines constitucionales antes mencionados20. Como reflexión para esta primera parte, debemos escribir que historia y memoria son com20 SENTENCIA C-715 DE 2012, MP. Luis Ernesto Vargas Silva, Bogotá D.C., trece (13) de septiembre de dos mil doce (2012) Foto: Archivo SLP Jesus Castañeda COET

Edición 232

14

ponentes absolutamente importantes del devenir de la Fuerza Pública los cuales permitirán legitimar ante las generaciones futuras nuestro papel en el conflicto. Es imperativo entender que no se puede comparar el conflicto colombiano con lo ocurrido en Argentina, Chile, El Salvador y otros. Harvard ha mencionado que por ejemplo, en temas de víctimas y reparación integral, en donde un componente es la verdad, (pues justicia, verdad, reparación y garantías de no repetición tienen una mirada multi comprehensiva e interactuante), Colombia se puede comparar en términos generales con los casos de Perú, Guatemala, Indonesia. Nada más, y por extensión a los casos de Marruecos y Sudáfrica. Así que esto merece una ponderación21.

BIBLIOGRAFÍA. ¾ Art. 143, Ley 1448 de 2011: Del deber de memoria del Estado. ¾ Art. 8, Ley 975 de 2005:Se entiende por reparación simbólica. ¾ BEHAR R. Daniel; Metodología de la Investigación, introducción a la Metodología de la Investigación; Editorial Shalom; México DF. 2008 ¾ BRETT, S., BICKFORD, L., RÍOS, M., ŠEVEENKO, L. Memorialization and Democracy: 21 http://www.semana.com/nacion/articulo/victimas-segun-harvard/409227-3


15 State Policy and Civic Action, Informe de la conferencia realizada en junio de 2007 en Santiago de Chile y organizada por Flacso-Chile, el International Center for Transitional Justice y la Coalición Internacional de Museos de Conciencia en Sitios Históricos [http://issuu. com/flacso. chile/docs/memorialization_democracy]. Fecha de consulta 14 de enero de 2015. Citado por Stela Shindel en Inscribir el pasado en el presente: Memoria y espacio urbano en Política y Cultura, primavera 2009, núm. 31, pp. 65-87 ¾¾ BURKE, P. Formas de hacer historia (Obertura: La nueva historia, su pasado y su futuro). Madrid, Alianza, 2009. ¾¾ CARR, E. ¿Qué es la Historia? Barcelona, Ariel. 1985 ¾¾ CERLAC, Centro Regional para el Fomento del Libro de América latina y el Caribe 2014. ¾¾ CHARTIER, R. ¨El malestar de la historia, en Estudios de historia cultural. Madrid, 4 de marzo de 2015 ¾¾ Diccionario de la lengua española (22.ª edición), Real Academia Española, 2001 ¾¾ Disposición No 048 del 26 agosto de 2014, CGFM: “por medio de la cual se establecen instrumentos Jurídicos de Justicia Transicional en el marco del Artículo 22 de la Constitución Política y se dictan otras disposiciones ¾¾ DURANDIN, G., Mentira en la propaganda política y en la publicidad, PaidosIbérica, Madrid, 2011

Revista Fuerzas Armadas

¾¾ HALBWACHS, M.: La mémoire collective. Presses Universitaires de France, Paris, 1939 ¾¾ HALBWACHS, M. Les cadres sociaux de la mémoire. Paris. 1925. Librairie Félix Alcan, Première édition, 1925. Collection: Les travaux de l’Année sociologique. Paris: Les Presses universitaires de France: . Nouvelle édition, 1952, 299 pages. Collection: Bibliothèque de philosophie contemporaine. ¾¾ HUYSSEN, A. Después de la gran división. Modernismo, cultura de masas, posmodernismo. Trad. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2006 pág. 26. Citado por JELIN Elizabeth en ¿De qué hablamos cuando hablamos de memorias? en su libro Los trabajos de memorias de la colección Memorias de la represión en http:// www.memoriavisible.com/2011/05/elizabethjelin-fragmentos-de-una-biografia/ ¾¾ JELIN Elizabeth. ¿De qué hablamos cuando hablamos de memorias? en su libro Los trabajos de memorias de la colección Memorias de la represión en http://www.memoriavisible.com/2011/05/ elizabeth-jelin-fragmentos-de-una-biografia/ ¾¾ KRZYSZTOF, P. De l’histoire, partie de la mémoire, à la mémoire, object de l’histoire, en Revue de Métaphysique et de Morale, nº 1, 1998, pp. 63 a 110 (cit. en P. Ricœur, ver nota 11) ¾¾ NORA, P. No hay que confundir memoria con historia¨, en el periódico La Nación de Argentina. Paris, 15 de marzo de 2006. ¾¾ NORA, P, Les lieux de mémoire (Los lugares de la memoria). París, Gallimard. 1984

¾¾ FULLOLA, J., NADAL, J. Introducción a la prehistoria. La evolución de la cultura humana. Barcelona: 2005. UOC. P. 210

CURRÍCULUM

¾¾ GRANADOS, R., Historia General de Colombia: Prehistoria, Descubrimiento, Conquista, Colonia, Independencia y República. Bogotá. 1978 Imprenta departamental Antonio Nariño Teniente Coronel José Luis Esparza Guerrero: Oficial activo del Ejército Nacional especialista en Inteligencia Militar. Ha hecho estudios de Maestría y posgrado en temas relacionados con Seguridad y Defensa Nacional. Especialista en docencia universitaria de la Universidad Militar Nueva Granada. Magister en Inteligencia estratégica de la Universidad de Jaume III (España). Ha adelantado estudios en Defensa, en el Colegio de Interfuerzas de Francia. Actualmente es el articulador de la Línea estratégica de Memoria Histórica en el Comando Estratégico de Transición. Comando General de las Fuerzas Militares.


La guerra en la sala, el ba帽o, la habitaci贸n y la cocina Armando Borrero Mansilla

Docente e investigador de la Escuela Supeior de Guerra

Foto: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=85939

Edici贸n 232

16


17 Imagínatelo: Estás sentado en el salón de tu casa, que conoces a la perfección; es el espacio en el que la familia se reúne para ver la tele después de cenar…Y, de repente, esa pared desaparece con un rugido ensordecedor, la habitación se llena de polvo y escombros, y un soldado tras otro va saliendo de la pared, gritando órdenes. No tienes ni idea si es a ti a quien están buscando, si han venido a quitarte la casa o si tu casa simplemente estaba en su camino hacia otro lugar. Los niños gritan presas del pánico…¿es posible siquiera imaginar el horror experimentado por un niño de cinco años cuando, cuatro, seis, ocho, doce soldados, con las caras pintadas de negro, ametralladoras apuntando en todas direcciones, antenas sobresaliendo de sus mochilas haciéndoles parecer enormes bichos alienígenas, revientan tus paredes y se abren camino de ese modo?1

La deconstrucción del espacio urbano para el combate El relato lo hace Aisha, una mujer palestina entrevistada en el Palestine Monitor tras el ataque del Ejército de Israel al campamento de refugiados palestinos de Balata (Nablus) en marzo del 2002. Lo trae a colación Eyal Weizman en su libro, abajo citado, A Través de los Muros. Este es solo una muestra de los relatos estremecedores que produjo la acción militar descrita por quien la comandara, el General Aviv Kochavi, como un ejercicio de “geometría inversa” ¿De qué se trata? A lo largo de la historia la guerra ha sido, generalmente un ejercicio lineal, geométrico, con paralelas y transversales, con ideas de adelante y atrás, derecha, centro e izquierda, vanguardia y retaguardia, avance y retirada. Hasta la guerra de guerrillas, que tantas nociones echa abajo, mantiene, sin embargo, la linealidad a su manera. La emboscada no es una ruptura de la noción de 1 Weizman Eyal, A Través de los Muros, Errata Naturae, Madrid, 2012, pag. 40

Revista Fuerzas Armadas

linealidad. Si bien las guerrillas manejan el espacio de una manera no convencional, su maniobra no subvierte la idea geométrica y, en la medida de su avance, cuando lo logra, a formas de combate más cercanas a la guerra convencional, se introduce en la lógica de los ejércitos de todos los tiempos. Por otra parte, también, la historia muestra que se ha combatido en los poblados y hasta dentro de grandes ciudades. Pero no fue nunca la forma principal y si se dio, fue dentro de la lógica del movimiento clásico: eliminar una fortaleza que obstaculiza el paso, conquistar una ciudad que es el remate de maniobras que buscaban llegar al locus del poder enemigo o sitiar ciudades para neutralizar guarniciones. Sin embargo, las grandes batallas fueron, casi siempre, batallas a campo abierto en dimensiones que la guerra moderna amplió hasta abarcar áreas inmensas. Aún la guerra en las ciudades siguió una lógica geométrica condicionada por la “sintaxis” que dicta el trazado urbano con sus avenidas y barrios ¿O qué otra cosa quiso el Barón Haussman cuando trasformó a París con una idea subyacente, la de permitir el Foto: http://diario.latercera.com/2012/01/27/01/contenido/mundo/8-98565-9-lahistoria-del-francotirador-mas-letal-de-la-guerra-de-irak.shtml


“Si bien las guerrillas manejan el espacio de una manera no convencional, su maniobra no subvierte la idea geométrica y, en la medida de su avance, cuando lo logra, a formas de combate más cercanas a la guerra convencional, se introduce en la lógica de los ejércitos de todos los tiempos”. empleo de la artillería a lo largo de las avenidas y bulevares? La guerra de barricadas estaba en las mentes de los protagonistas de las sucesivas revoluciones francesas. En el siglo veinte la guerra golpeó las ciudades con la entrada en escena del Poder Aéreo, pero hay todavía un elemento de impersonalidad entre el atacante de carne y hueso, y la víctima anónima, distante, solo pensada como posibilidad. Los bombardeos indiscriminados de la segunda guerra mundial se hacían para golpear la retaguardia material y moral del enemigo, dentro de la lógica de la batalla geométrica y lineal. El espacio de la guerra se había ampliado, pero no se había subvertido. Lo nuevo de la guerra urbana del siglo XXI, es la invasión del espacio reservado a la intimidad. Nuevamente ¿de qué se trata, entonces, esto de las “geometrías inversas”? Tal vez sea más fácil introducir al concepto con una descripción de situaciones reales. El conflicto palestino-israelita es fértil en ejemplos. En un campamento de refugiados, siempre construidos de urgencia, sin la lógica de los poblados diseñados bajo normas de urbanismo y sujetos a ordenanzas de las autoridades locales, pero sí con la lógica de la provisionalidad, el entramado urbano es del tipo de callejuelas irregulares, intrincadas, con recovecos que obedecen a la necesidad inicial de ocupar en vivienda, el máximo de un espacio escaso. La resistencia palestina ante una situación en la que cabe esperar que las Fuerzas de Israel ataquen sus campamentos, prepara su defensa en el espacio que los favorece: barricadas y trincheras Edición 232

18

en las calles, que estrechas y sin buena visibilidad para el contrincante, acrecientan la ventaja táctica que siempre tiene el defensor. Ellos están “adentro” El enemigo atacante está “afuera” y sabe que el costo de una aproximación por las callejuelas es muy elevado. Entonces, en lugar de una progresión dictada por el pensamiento convencional, lo intenta mediante la reorganización del espacio urbano. El avance se hará “por dentro”. Se rompen muros, se ingresa en una casa, se rompen luego las paredes medianeras, se ingresa en otra casa, y así sucesivamente: martillos gigantes y granadas son los instrumentos para penetrar y avanzar. Ahora, el que estaba “afuera” está adentro, y el resistente palestino que estaba “adentro” queda afuera. La ventaja táctica del defensor se pierde en buena medida. El palestino que tenía el escudo humano, lo pierde, y lo gana el Ejército israelita. El interior es trastocado en exterior, el punto de llegada, la casa, se transforma en vía de salida y, también, el lugar privado deviene público como canal de movilidad. El espacio ha sido puesto de cabeza. Pero no únicamente el espacio urbano se reorganiza. También, se rompe la linealidad. La aproximación no sigue una sola dirección. Se penetra por muchos puntos al tiempo, en direcciones diversas. Se aplica el concepto de “enjambres” para atacar en simultánea. El defensor no puede prever las líneas del ataque. El atacante sale de cualquier parte. El asunto es ominoso: la guerra puede entrar en contacto con una persona, en términos de relación cara a cara, mientras está en la ducha. En este momento, la teoría aparece para explicar el caos aparente.

El papel de la teoría ¿Determinante o justificación a posteriori? Como fuente de las estrategias y tácticas descritas, aparecen las “geometrías inversas” de Deleuze y Guattari y la teoría matemática de los fractales. La primera, para plantear una reorganización del espacio en términos de interpretación subjetiva de los espacios (de manera deliberadamente elemental, una avenida “lleva” a algún lugar, o puede interpretarse como que “no lleva” porque está prohibido cruzarla). La segunda, para dar cuenta


19 de las características de los fractales que cumplen las formaciones militares utilizadas en estrategias y tácticas de “enjambre”, en las cuales cada grupo es similar, tanto en escalas grandes, como en escalas pequeñas. Las tropas se dividen en grupos relativamente autónomos, que en materia de comunicación, puesto que se comunican horizontalmente, rompen los conductos regulares típicos de los ejércitos. Los grupos no se pueden representar con los elementos de la geometría clásica –euclidiana- como sí se podría intentar con el despliegue de las unidades en una batalla clásica y tienen una naturaleza fraccionaria, a diferencia de las unidades establecidas en el modelo hasta ahora conocido. La teoría del caos, ya intuida, aunque sin llegar tan lejos, por Clausewitz (conceptos de “fricción” y de “niebla”) se hace presente para describir el método. La mejor manera de verlo en la práctica es ir a las palabras de los protagonistas. En una entrevista que los generales Aviv Kochavi y Nadav Harel concedieron a Eyal Weizman el año 2004, explican cómo lo hicieron. La transcripción tiene pasajes como el siguiente:

Todo es cuestión de interpretación (…) El enemigo interpreta el espacio en términos tradicionales y yo no estoy

Revista Fuerzas Armadas

“Ellos están “adentro” El enemigo atacante está “afuera” y sabe que el costo de una aproximación por las callejuelas es muy elevado. Entonces, en lugar de una progresión dictada por el pensamiento convencional, lo intenta mediante la reorganización del espacio urbano”. dispuesto a obedecer su interpretación y, al hacerlo, caer en sus trampas. Yo no quiero caer en sus trampas, yo quiero sorprenderle. Esa es la esencia de la guerra. Yo tengo que vencer. Tengo que surgir de un lugar inesperado. Y eso es lo que intentamos hacer. Por eso optamos por el método de atravesar los muros. Al igual que un gusano se abre camino a bocados, emergiendo en algunos tramos y después desapareciendo, nosotros, en efecto, comenzamos a desplazarnos desde el interior de las viviendas (palestinas) hacia el exterior de manera inesperada y por lugares en los que no Foto: http://www.abc.es/especiales/guerra-civil/


Foto: http://www.theprisma.co.uk/es/2013/03/03/reel-irak-la-guerra-no-detiene-la-cultura/

se podía anticipar nuestra presencia, llegábamos por detrás y caíamos sobre el enemigo, que nos esperaba detrás de una esquina. Dado que era la primera vez que se probaba este método a tal escala, aprendíamos durante la propia operación cómo ajustarnos al espacio urbano relevante y, del mismo modo, cómo ajustar el espacio urbano relevante a nuestras necesidades. Tomamos esta práctica microtáctica (de atravesar los muros) y la convertimos en un método y, gracias a este método, fuimos capaces de interpretar el espacio de otro modo. Lo original no es la sorpresa (buscada desde siempre en todas las guerras) sino el método. Produce sospecha, eso sí, el echar mano de la teoría crítica postmoderna para presentarla como el princi-

“El asunto es ominoso: la guerra puede entrar en contacto con una persona, en términos de relación cara a cara, mientras está en la ducha”. Edición 232

20

pio antecedente de la táctica empleada. Cuando apenas transcurre el primer capítulo del libro de Weizman, un lector mediamente avisado sospecha que más parece una justificación a posteriori del método elegido. Un Comandante, puesto en el dilema de Kochavi, hubiera podido llegar a lo mismo, de manera intuitiva o analítica, al observar el cuadro de la situación. ¿Si hay barreras en las calles, por qué no atravesar los muros, avanzar y sorprender? Más adelante, en el último capítulo, Weizman lo plantea: durante la revolución de 1848 en París, la reconquista gubernamental de las calles, implicó que un General al mando de tropas coloniales (tiralleurs) se planteara la cuestión en estos términos: ¿son las barricadas demasiado resistentes como para ser superadas por los tiralleurs? En ese caso entraremos en las primeras casas alineadas en cualquier lado de la calle, y es aquí donde el detonador constituye una gran ventaja. Subiremos al piso superior y reventaremos sistemáticamente todas las paredes. De este modo conseguiremos atravesar la barricada”.2 Como se ve, la idea es la misma, antes de Deleuze, Guattari, Derrida y compañeros. La deconstrucción del espacio urbano preexistió a la reflexión filosófica.

2

Op. Cit. Pags. 89-90


21

Revista Fuerzas Armadas

Sorprende de todas maneras la sofisticación del recurso en los Oficiales de las IDF (Israel Defense Forces) El General Kochavi, en particular, escogió buscar un diploma en filosofía cuando tuvo la oportunidad de obtener una licencia militar para realizar estudios en la Universidad. Su razonamiento para hacer la selección, estribó en las relaciones estrechas de la filosofía con el arte y con la vida militar. La teoría crítica postmoderna le da un albergue elegante a la mucho menos elegante tarea de invadir la intimidad de la población civil, para lograr una ventaja decisiva en la batalla urbana.

“Con la guerra instalada en el armario de la ropa blanca o en el fogón de la cocina, no queda sustento alguno para lo que alguna vez fue un indicador de civilización”.

Antes de pasar a otra consideración importante, vale comentar lo que podría ser una conclusión apresurada de lo descrito. Alguien puede pensar que el método tiene un talón de Aquiles: una vez empleado se convierte en algo conocido por el contendor, que tomará medidas para hacerlo una maniobra sin viabilidad. Pero no es tan fácil. Las contramedidas son onerosas para los defensores. Para bloquear la maniobra tendrían que convertirse a su vez en los verdugos: invadir las casas de sus hermanos para convertirlas en fortines y exponerlos más, todavía, a los peligros de ser un blanco para todos los contendores. El precio en apoyo, en legitimidad, en solidaridad y en integración social, se pone en el nivel de lo impagable.

Sin embargo, no es la teoría lo que más interesa en función de las consecuencias y derivaciones del método desarrollado y empleado. El gran problema está en el golpe que asesta al derecho de la guerra, ya bastante maltrecho por causa de las transformaciones de la guerra en los últimos tiempos, especialmente por el auge de la irregularidad tras la Segunda Guerra Mundial.

El golpe al derecho de la guerra: ¿Estocada final y cremación?

Cuando se apela al combate desde los recintos sagrados de la vida privada, se convierte a los civiles en víctimas sin remedio. Los no combatientes son un estorbo difícil de remover y por eso se los maltrata, pero al mismo tiempo son un escudo, en calidad de compatriotas y parientes de

Foto: https://sentirjoven.wordpress.com/2013/02/20/quo-vadis-obama/enduring-freedom/


“Pero los instrumentos del combate urbano, más limitados, han dado rienda suelta a la insania: el terrorismo se salió del nicho limitado en el que vivió y ahora se pasea orondo por el centro mismo de los hogares, los antes idealizados lugares del descanso, del encuentro y del calor familiar”.

viola de entrada. Si se escoge un método como el descrito, se toma la decisión de echarlo a un lado.

quienes combaten en su nombre. Tampoco es posible ofrecerles protección. Son maltratados y humillados, se les expone al fuego sin contemplaciones, se les pone en la situación de estar en medio del combate, expuestos a la violencia de los enemigos y a la de los propios.

Hace un siglo comenzó la Primera Guerra Mundial y el mundo era, todavía, un mundo mayormente rural. Hoy, las sociedades son urbanas. Las pocas que no lo son, cumplen, por excepcionales, el papel de testigos de un mundo que ya no puede sobrevivir. El escenario de la política se trasladó a la sociedad urbana y en consecuencia la guerra pugna por instalarse allí. La tragedia de Siria, la de la franja de Gaza, los sucesos de las ciudades del este ucraniano, el caso de Grozny en Chechenia, con la tremenda carga simbólica que arrastra una destrucción planeada sin maquillaje alguno, semejante a la destrucción de Cartago en la antigüedad, (solo faltó el ritual de echar sal sobre los cimientos) Sarajevo y Sbrenica, dan la medida de lo que está en juego. Por espeluznante e increíble que parezca, es la realidad de los tiempos.

¿Cuáles principios del derecho de la guerra pueden quedar en pie? Ninguno que los proteja. Solamente queda en pie el que los amenaza: el principio de “la necesidad militar”. Los principios protectores de distinción, proporcionalidad y congruencia quedan sin piso para sostenerse. El derecho de la guerra no cuenta, porque se le

¿Cómo cuidar el edificio de un derecho tan trabajosamente construido y, cómo salvar esa conquista tan preciada de la cultura occidental, cuando se combate entre los pobladores, todos los pobladores, sean niños, ancianos, amas de casa, trabajadores, hombres y mujeres del común, a quienes se expone sin contemplación alguna a los rigores

Foto: http://www.urgente24.com/212044-10-anos-en-irak-la-guerra-de-los-100-mil-civiles-muertos

Edición 232

22


23 de la potencia de fuego de los ejércitos contemporáneos? Con la guerra instalada en el armario de la ropa blanca o en el fogón de la cocina, no queda sustento alguno para lo que alguna vez fue un indicador de civilización. La población no combatiente se reduce al papel de sobrante incómodo en el tinglado de la lucha sin reglas que crece en la medida misma del desarrollo de lo que se puede denominar “la guerra anómica”, la guerra sin ley de las geometrías inversas y recompuestas, de los fractales en movimiento, de la deconstrucción de los escenarios, paradójicamente, los más complejos alcanzados por la humanidad. El arma atómica puso ante los ojos de la humanidad, el suicidio de la especie entera. El terror llevado al absoluto, hizo imposible la utilización del instrumento. Pero los instrumentos del combate urbano, más limitados, han dado rienda suelta a la insania: el terrorismo se salió del nicho limitado en el que vivió y ahora se pasea orondo por el centro mismo de los hogares, los antes idealizados lugares del descanso, del encuentro y del calor familiar.

CURRÍCULUM

El método hace imposible cumplir con las obligaciones que impone el derecho a los combatientes. La situación en la que son puestos los civiles, cuando sus hogares son averiados o destruidos para convertirlos en puntos de paso y apoyo para el combate, conduce a convertirlos en rehenes, conducta expresamente prohibida para las partes de un conflicto. Secuestrados en su propio hogar, maltratados y torturados (para la seguridad del invasor y para evitar el estorbo que significan, se los ata, se los encierra, se los golpea o hiere si se resisten o dificultan la operación, y se los amenaza) se convierten en testimonio vivo de la violación de las normas que se desprenden del Acuerdo IV de 1949 (Acuerdos de Ginebra) y de los desarrollos posteriores que presiden las reglas del combate. Estas reglas imponen a los combatientes luchar solo contra combatientes, atacar únicamente objetivos militares, respetar a las personas

Revista Fuerzas Armadas

y los bienes civiles, y limitar las destrucciones a lo estrictamente requerido por la misión. Igualmente prohíben: intimidar, castigar colectivamente, tomar rehenes o secuestrar, maltratar y torturar, aplicar justicia fuera de la ley, dificultar o impedir acciones de ayuda humanitaria a la población civil, saquear los bienes de la población civil, asesinar o desaparecer personas, y amenazar con cometer estos actos.3 El método de usar las edificaciones como vías no permite cumplir con lo anteriormente enumerado. Hace cien años el canciller alemán declaró, ante la violación de la neutralidad belga, que “la necesidad no tiene ley”. El débil límite que separa la civilización de la barbarie en la guerra, había sido borrado. Un siglo después es la necesidad, autodefinida por el atacante, la que queda en pie. El título del libro del general francés Claude Le Borgne, lo dice todo: La Guerra ha muerto…Pero todavía no lo saben.4 3 Sobre el particular, consúltese la obra del Coronel (EJC) Javier Alberto Ayala Amaya, Apuntes sobre Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, Escuela Superior de Guerra, Bogotá, 2014, especialmente el capítulo XIV “Reglas de Comportamiento en el Combate”, pags. 263 y 264. 4 Le Borgne, Claude, La Guerra ha Muerto…Pero Todavía no lo Saben, Ediciones Ejército, Madrid, 1988

Armando Borrero Mansilla : Docente e investigador de la Escuela Supeior de Guerra. Sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia con estudios de Posgrado en Ciencia Politica de la Universidad de los Andes, Especialista en Derecho Constitucional de la Universidad Externado de Colombia, Magíster en Seguridad y Defensa Nacional de la Escuela Superior de Guerra y Diplomado en Manejo de Recursos para la Defensa y Seguridad Nacional del Centro Hemisférico de Estudios para la Defensa y Seguridad, de la National Defense University (Washington D.C). Se ha desempeñado entre otros cargos, como Consejero Presidencial para la Defensa y Seguridad Nacional, profesor de la Universidad Nacional de Colombia. Decano de la Facultad Pedagógica Nacional. Miembro de la Comisión Especial para la Policia Nacional y miembro del Consejo Directivo del Instituto de Estudios Politicos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional.


La defensa nacional para la seguridad del Estado ”Solamente las democracias fuertes y la libertad de acción, son garantía y soporte de los intereses nacionales y por ende de la Seguridad del Estado”. Coronel (RA) Manuel Guillermo Martínez Pachón Docente Investigador de la Escuela Superior de Guerra

Foto: http://poderiomilitar-jesus.blogspot.com/2013_10_22_archive.html

Edición 232

24


25 1.Visión general El Estado Moderno es una Institución Social de naturaleza Política, cuyos fines están ordenados y reglamentados jurídicamente en la Constitución Nacional. Es decir, el Estado es una Institución políticamente organizada por una Constitución, que regenta sus funciones para garantizar el Orden, la Justicia, el Respeto y la Libertad, como principios de la Convivencia Pacífica. Dirigido por un Gobierno elegido democráticamente por sus nacionales, responde por las relaciones sociales e institucionales, sin descuidar el esfuerzo de una sociedad dispuesta a combinar las capacidades físicas y económicas a través de un adecuado empleo de los recursos, para fortalecer y proyectar el país hacia el futuro, en función del desarrollo y el bienestar nacional. Sin embargo, los problemas de los Estados son tan complejos, que bien podría afirmarse, que todo acto en la vida de las naciones compromete la convivencia pacífica de los pueblos y desde luego la “Seguridad del Estado”, por lo tanto, obliga a entender: quién, qué y dónde se originan los conflictos y cuál es el comportamiento de los pueblos para mantener obligatoriamente un sistema efectivo de protección como compromiso general que debe avalar la Seguridad del Estado; esta última, descrita como una actitud permanente para garantizar el “progreso y el bienestar de todos”, soportada en la Defensa Nacional, de acuerdo con normas jurídicas nacionales e internacionales y sustentado en alternativas estratégicas, concertadas entre quienes a través de una organización estable, le permiten al conductor político, tomar decisiones como un propósito nacional en función de la convivencia pacífica. Esa estructura se soporta en dos instituciones fundamentales: la primera, la Jurídica, garante de las relaciones entre los habitantes del Estado, para hacer viable el orden político, económico y social. La segunda, las Fuerzas Armadas del Estado, conformadas por las Fuerzas Militares, dependientes para su empleo del Poder Político, permiten la defensa de las instituciones y obligan a hacer de ellas, un elemento lo suficientemente disuasivo

Revista Fuerzas Armadas

frente a las pretensiones de aquellos adversarios que impiden el normal desarrollo. La otra institución, es la Policía Nacional, organización de carácter preventivo, representa la salvaguardia de la convivencia pacífica y del orden público. Estas Fuerzas en concordancia con la Jurídica, son impulsadoras estratégicas del progreso de la sociedad y proyectan por sus actuaciones al Estado hacia un protagonismo en el exterior. Pero mientras en el contexto de las naciones existan diferencias conceptuales entre Estados o de estos con sus nacionales, revelarán la presencia de antagonismos, que comprometen los intereses de los pueblos y vulneran la estabilidad interna y externa, haciéndose más sensibles, cuando se transforman en amenazas cuyo valor dependerá de la acción que los actores le impriman a cada situación en particular, vulnerando la seguridad.

2. De las Amenazas Las disputas presentes, generalmente por problemas territoriales, la desigualdad económica y las diferencias entre regímenes políticos, como las controversias sociales provocadas por el narcotráfico, el contrabando, el tráfico de armas, las migraciones y hasta la misma corrupción, son

Pero mientras en el contexto de las naciones existan diferencias conceptuales entre Estados o de estos con sus nacionales, revelarán la presencia de antagonismos, que comprometen los intereses de los pueblos y vulneran la estabilidad interna y externa, haciéndose más sensibles, cuando se transforman en amenazas cuyo valor dependerá de la acción que los actores le impriman a cada situación en particular, vulnerando la seguridad.


En el entorno continental, la fragmentación regional, los desequilibrios económicos, la carencia de una cooperación para fortalecer un sistema de seguridad común, fallas estructurales en las organizaciones de los Estados, tensiones entre etnias, debilidad en la gobernabilidad y escepticismo democrático, pueden generar deseo de expansionismo territorial, ideológico o imposiciones económicas. problemas que degradan las relaciones y crean circunstancias de hostilidad, en contra de la convivencia pacífica y ponen en riesgo la seguridad del Estado afectando el desarrollo nacional. Las amenazas, provienen de varias estancias, muchas de ellas nacen del mismo Estado como las crisis de gobernabilidad, la agitación social y política, el bajo crecimiento económico, la deuda externa, la falta de oportunidades sociales y económicas, la inestabilidad de fronteras y las pretensiones de fuerzas antagónicas, con efectos en el Orden Interno y el Orden Público, que originan los conflictos y desestabilizan el Orden Constitucional y desde luego el Estado. Algunas desde el exterior, atentan contra la integridad territorial y la libertad de Acción, para someter la independencia y la Soberanía Nacional, sin olvidar el dominio global, como una intención de las grandes esferas de poder, que prestos a las vulnerabilidades de la sociedad, por democracias débiles, tensiones sociales, violación a los Derechos Humanos, el terrorismo los delitos trasnacionales, aumentan las disidencias entre los Estados. En el entorno continental, la fragmentación regional, los desequilibrios económicos, la carencia de una cooperación para fortalecer un sistema de seguridad común, fallas estructurales en las organiEdición 232

26

zaciones de los Estados, tensiones entre etnias, debilidad en la gobernabilidad y escepticismo democrático, pueden generar deseo de expansionismo territorial, ideológico o imposiciones económicas. Otras, con capacidad de causar una catástrofe económica, política o social, de consecuencias nacionales e internacionales, simplemente utilizando un ordenador portátil conectado a Internet, desde cualquier lugar. Son retos que se aprecian cada vez más, porque inciden en el comportamiento rutinario de la población y directamente en quienes tienen bajo su responsabilidad el control de los recursos y la administración del Estado, por lo tanto estos escenarios obligan a un análisis constante de la situación, para planear aquella estrategia que garantizará el diseño de un sistema de Defensa Nacional, acorde con las circunstancias de tiempo, modo y lugar, capaz de eliminar los riesgos potenciales. Es decir, no solo las amenazas que suponen el enfrentamiento bélico, ponen en peligro la estabilidad del país. Aquellas que atentan contra la industria nacional, la armonía en las Relaciones Internacionales, el comercio exterior, el uso inadecuado de los recursos naturales, la conservación del régimen constitucional, el respeto a los derechos individuales o el deterioro sistemático del medio ambiente, también exponen el patrimonio y los intereses nacionales, obligando a emplear fuerzas de características multidisciplinarias, no menos importantes, sin necesidad de emplear directamente las Fuerzas Armadas. Otras amenazas, que sin la voluntad de un agresor potencial, ponen en riesgo la Seguridad del Estado, son todas aquellas causadas por sismos u erupciones volcánicas, terremotos, los tsunamis o epidemias, de consecuencias impredecibles, por lo tanto, causantes de grandes daños a la infraestructura del país y a la comunidad en general. La prevención de tales catástrofes, obligan a preparar y mantener, organizaciones, como la Defensa Civil o la Cruz Roja, con funciones específicas, que les permita coordinar las diferentes entidades y concentrar esfuerzos, para mitigar los daños.


27 3. De la Seguridad del Estado, naturaleza y características La Seguridad del Estado, aval del desarrollo y la convivencia pacífica y parte del patrimonio nacional, se concibe como una situación protegida bajo la dirección del Gobierno Nacional. Demanda, desde luego, una acción de carácter disuasivo, fundamentada en las instituciones y en una actitud positiva de sus nacionales para persuadir las pretensiones de las posibles amenazas. Existe Seguridad cuando prevalece firmemente la estructura de las instituciones del Estado, conforme a la Constitución, a las leyes de la República y a los tratados y convenios internacionales: se consolida con la legitimidad del Gobierno y con la justicia cuando le permite imprimir un sentimiento de tranquilidad, confianza y de estabilidad interior, que perdurará, si se consolida y mantiene la esperanza de impulsar hacia la prosperidad la actividad económica y social, a través de la convivencia pacífica. ¿Qué es entonces la Seguridad del Estado?. Es “Una situación permanente de responsabilidad Ins-

Revista Fuerzas Armadas

El análisis de los peligros que afronta el patrimonio espiritual y material del Estado, es un proceso permanente, depende de los recursos disponibles y de la situación política. titucional, donde se mantienen protegidos los intereses nacionales, de interferencias y perturbaciones substanciales, ante cualquier tipo de agresión interna o externa”. Es una situación que depende de la situación política predominante y de las pretensiones de posibles adversarios. Responsabilidad del Gobierno Nacional, que exige combinar la voluntad nacional, con las capacidades físicas, haciendo uso de su autoridad y apoyado en la subordinación de los ciudadanos, emplea la solvencia física, económica, social, política y militar, para proteger, mantener y consolidar el Desarrollo Nacional, a través de los Instrumentos de Acción del Estado, en aras de fortalecer esa sociedad políticamente organizada.

Foto: http://americamilitar.com/discussion/1895/la-infanteria-de-marina-de-colombia-cumple-78-anos-en-servicio#gsc.tab=0


4. La Defensa Nacional El principal objetivo de la Defensa Nacional es la Seguridad del Estado y se fundamenta en la capacidad del país, en la realidad nacional y en el comportamiento de las amenazas, tres dimensiones que expresan el marco estratégico compuesto por todo lo que rodea la situación como: los intereses nacionales y las posibles amenazas los bienes a proteger y los posibles daños al patrimonio nacional las circunstancias de tiempo, modo y lugar para atender las situaciones de crisis el objetivo del adversario, sus capacidades, limitaciones y la estrategia que podría utilizar para lograrlo la disponibilidad del Poder del Estado para contrarrestar las amenazas y superar los posibles daños Foto: http://www.ejercito.mil.co/?idcategoria=285339

Edición 232

28

el comportamiento de las alianzas internacionales, en cada situación, en particular. los efectos en la región, comportamiento de la población en general y la opinión púbica. El análisis de los peligros que afronta el patrimonio espiritual y material del Estado, es un proceso permanente, depende de los recursos disponibles y de la situación política. El acierto en el conocimiento de los peligros, permite definir la prioridad en el empleo del Poder Nacional y la forma de enfrentar las crisis, estableciendo los deberes a nivel diplomático, económico, social y militar, bajo la responsabilidad de la dirección política, reflejados en planes y programas flexibles, elaborados con anticipación y revisados permanentemente, para atender las potenciales amenazas, sin olvidar la relación que puede existir entre ellas. Tres situaciones, enfrenta la planeación de la Defensa Nacional, que hacen que ella sea relativa y coyuntural, porque su conducción y ejecución dependen de las presiones en los momentos de


29 la crisis y de los riesgos que se puedan asumir, en circunstancias de tiempo modo y lugar. La primera, busca conservar el orden interno, en función de ejercer el control territorial y garantizar la protección de la población y sus recursos, como de las instituciones del Estado, sin olvidar mantener la capacidad de reacción. La segunda, en el orden externo, expresa la capacidad disuasiva, para mantener la Soberanía, la Independencia e Integridad del Territorio Nacional. La tercera, implica preparar el Poder Nacional para atender posibles siniestros y desastres naturales. Las tres se sustentan en una Acción Integral que compromete a todas las fuerzas morales y materiales de la nación, bajo condiciones económicas, sociales, políticas y militares La Defensa Nacional como la Seguridad del Estado, se soportan a través del liderazgo político, las fuerzas económicas, la ciencia y la tecnología, las Fuerzas Militares, la Policía, la Justicia, la capacidad y la voluntad nacional, sin olvidar las alianzas, convenios y compromisos internacionales, que en ocasiones pueden coadyuvar o declararse neutrales en las situaciones de crisis que comprometen dos o más Estados. La posición geográfica y la extensión territorial, aunque son consideradas como fortalezas del Poder del Estado, también son causantes de antagonismos, que pueden terminar en un conflicto. Otros tipos de amenazas, no menos importantes, obligan a proteger sectores como la industria nacional, la competitividad en el comercio exterior, la infraestructura del Estado, los recursos naturales, la conservación del régimen constitucional, la salvaguardia de los derechos y libertades, como el amparo del medio ambiente, debilitados con los “ciberataques” tarea en que los servidores, del sector económico en general y las agrupaciones internacionales deben dar prioridad para consolidar el desarrollo del concepto integral de la Seguridad de los Estados. La distribución del poder interno y la dinámica que implanta la globalización, fortalecen el desarrollo de los países, pero también los exponen a situaciones de riesgo cuando son extremadamente vulnerables por la pobreza o la marcada diferencia del valor de las monedas en la región, exponiendo las economías vecinas al contrabando

Revista Fuerzas Armadas

La posición geográfica y la extensión territorial, aunque son consideradas como fortalezas del Poder del Estado, también son causantes de antagonismos, que pueden terminar en un conflicto. y especialmente, la estabilidad fronteriza, es entonces, responsabilidad y compromiso del Poder Político lograr el desarrollo nacional y el bienestar social, de acuerdo con la preparación y la proyección de las capacidades del Estado, materializados en la Defensa Nacional para su seguridad,

4.1. Aéreas Estratégicas de la Seguridad La estabilidad política, la solidez económica, la integridad física del territorio y sus recursos, la libertad de acción y la seguridad social, son áreas Foto: http://www.pulzo.com/nacion/ataque-contra-campamento-de-alias-romana-deja-3-guerrillerosmuertos-61696


Foto: http://www.ejercito.mil.co/?idcategoria=252473

que deben tenerse en cuenta por su incidencia en las realidades socioeconómicas y en las relaciones internacionales, por aquellas autoridades de quienes depende el control de los recursos y la administración del Estado. Esas áreas se analizan teniendo en cuenta las posibles amenazas a los intereses nacionales y de la necesidad de proteger el patrimonio nacional, cuyas bases obligan a hacer uso de todos los recursos que materializan la capacidad del Estado, creándose un vínculo entre los fines, la política nacional y los recursos del país, para establecer las capacidades del Estado,

Estado para proyectar el Desarrollo y la Convivencia Pacífica de sus nacionales, bajo condiciones políticas, económicas, sociales y militares, que permiten conservar y mantener la armonía y los derechos fundamentales de los ciudadanos y así cumplir con los fines que le impone la Constitución. Propender por la estabilidad política, la solidez económica, la integridad física, la libre determinación y la seguridad ciudadana, áreas específicas, que mediante la Acción Integral, determinan los objetivos del Poder Nacional y facilitan la gobernabilidad de esta institución políticamente organizada.

CURRÍCULUM

En síntesis, el Poder Político, soportado en un orden constitucional, cuida de la Seguridad del Coronel (RA) Manuel Guillermo Martínez Pachón: Oficial de la Reserva Activa del Ejercito Nacional. Docente Investigador de la Escuela Superior de Guerra desde 1982, en las Catedras de Estratégia Geopolitica, Acción Unificada y Operaciones Conjuntas; y Evolución del pensamiento estratégico; en todos los programas académicos que realiza la Escuela Superior de Guerra. Es Maestro Honoris Causa en Seguridad y Defensa, nombrado por el Ministerio de Educación Nacional, a través de la Escuela Superior de Guerra. Especialista en Altos Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional, en el Centro de Estudios Estratégicos de España, entre otros estudios. Ha sido Jefe del Departamento de Estrategia de la Escuela Superior de Guerra, Secretario de la Junta Interamericana de Defensa en Washington, Secretario del Consejo Superior de Defensa. Ha publicado libros como “La politica de la guerra“, ”El empleo del poder para la seguridad del Estado”, “Bases para el planeamiento estratégico”, “Planeamiento de las operaciones conjuntas“, “La defensa nacional para la seguridad del Estado “ entre otros. Edición 232

30


31

Revista Fuerzas Armadas

Nuestros héroes también son víctimas 2ª parte

Alcance y evolución jurídica Jean Carlo Mejía Azuero MCL - PhD

Abogado investigador, consultor y asesor internacional.

Foto: Archivo SLP Jesus Castañeda COET


1.Un nuevo transicional

contexto: Justicia

Desde el año 2005 con la expedición de la Ley 9751 de Justicia y Paz, Colombia entró de frente en el campo de la aplicación de estándares de justicia transicional2, reconocidos en todo el mundo cuando se trata de pasar de una dictadura a una democracia o cuando se termina un CANI o una guerra civil3. El caso nuestro es realmente atípico, pues no 1 Diario Oficial No. 45.980, Congreso de la República 25 de Julio de 2005 2 Sobre este tipo de desarrollos de la Justicia Transicional y sus diferentes fases y genealogía, consultar el artículo de TEITEL Ruti. Genealogía de la Justicia Transicional. Artículo traducido al castellano por el Centro de Derechos Humanos, Facultad de Derecho, Universidad de Chile. Santiago 2003.Título original: “Transitional Justice Genealogy”. Publicado en Harvard Human Rights Journal, Vol. 16, spring 2003. Cambridge, MA, pp. 69-94. 3 CUERVO R. Jorge Iván; BECHARA GÓMEZ Eduardo. HINÉSTROZA ARENAS Verónica. Justicia transicional. Modelos y experiencias internacionales. A propósito de la ley de justicia y paz. Primera edición, noviembre del 2007. Universidad Externado de Colombia. Bogotá D.C., Colombia.

Foto: Archivo SLP Jesus Castañeda COET

obstante existir todo un andamiaje para lograr la negociación con los grupos armados al margen de la ley desde la famosa Ley de orden público, la 418 de 19974, prorrogada hasta la Ley 1421 del 20105, se expidió un nuevo marco normativo en ese año que incluyó estándares de verdad, justicia y reparación. Sin duda alguna lo que estamos atravesando en la actualidad con las negociaciones con las autodenominadas Farc, y los eventuales diálogos con otro grupo armado ilegal, se desprende de la Ley 975 y sobre todo de la línea jurisprudencial de la Corte Constitucional que nace con la Sentencia C-370 del 20066, tal y como ha sido reconocido por el mismo gobierno.7 Así, el tema de la justicia transicional en torno a las Fuerzas Armadas, pero esta vez en su posición de víctimas, describe dentro de un contexto de justicia transicional y mediante la Sentencia C- 575 del 20068, al declarar la constitucionalidad del Artículo 5º de dicha norma, varias conclusiones importantes que en adelante se desglosan. A. Los grupos al margen de la ley en un conflicto armado no internacional, que no corresponda a una guerra civil, no pueden de ninguna forma equipararse a las Fuerzas estatales desde el punto de vista penal. Levantarse contra el Estado nos lleva a la ilegalidad. El delito político no es ya un delito de altruismo. B. Cualquier ataque que afecte la vida, integridad física, integridad moral, psíquica o emocional de 4 Diario Oficial 43201, Congreso de la República 26 de diciembre de 1997 5 Diario Oficial No. 47.930, Congreso de la República 21 de diciembre de 2010 6 Corte Constitucional. Sentencia C-370 del 2006. M.MP.P. Manuel José Cepeda Espinosa, Jaime Córdoba Triviño, Rodrigo Escobar Gil, Marco Gerardo Monroy Cabra Álvaro Tafur Galvis, Clara Inés Vargas Hernández. 7 Intervención en el proceso de constitucionalidad del acto legislativo 01 del 2012. Expediente D-9499. Presidencia de la República. Oficina del Alto Comisionado para la paz. Ofi13-0023745/JMSC 31120. 4 de marzo del 2013

Edición 232

32

8 Corte Constitucional, Sentencia C-575 del 2006. M.P. Álvaro Tafur Gal vis. http://www.secretariasenado.gov. co/senado/basedoc/cc_sc_nf/2006/c-575_2006.html#1


33 un servidor público, generado por miembros de un grupo al margen de la ley dentro de un CANI, puede constituirse en una grave infracción al DIH. C. Queda totalmente protegida la visión de héroe a través de la perspectiva de víctima y dentro de un contexto especial que nunca había previsto el legislador en punto de regulación de los derechos y beneficios de los héroes. D. En ningún grupo de víctimas puede manejarse criterios reduccionistas o excluyentes, pero sí diferenciales, sin que se afecte la visión amplia de reparación. Así que una indemnización de manera alguna puede entenderse como reparación integral, y esto ya se ha dicho en escenarios de justicia transicional. E. Debe emprenderse lo más pronto posible toda una campaña informativa que lleve a los héroes – víctimas militares, a hacerse presentes en los procesos que se adelantan contra miembros de los grupos paramilitares o de guerrilla, pues como se vio, a partir del 2013 se decidió priorizar el tema de las víctimas de las autodenominadas Farc y Eln.

2. La víctima de la Fuerza Pública en el escenario de la ley de víctimas y restitución de tierras Todo militar y policía, así como sus familiares en los términos fijados por la Ley 1448 del 20119 y la jurisprudencia, tienen derecho a la verdad, a la justicia y la reparación integral, medidas de satisfacción y garantías de no repetición. Desde la anterior perspectiva, podrían caber mínimo dos interpretaciones respecto al tratamiento eventual de las víctimas militares y policiales: una eventual vulneración del principio de igualdad, amén de la visión reduccionista de las víctimas militares, al concederles tan sólo medidas de satisfacción y garantías de no repetición

9

Op.cit.

Revista Fuerzas Armadas

“El caso nuestro es realmente atípico, pues no obstante existir todo un andamiaje para lograr la negociación con los grupos armados al margen de la ley desde la famosa Ley de orden público, la 418 de 1997, prorrogada hasta la Ley 1421 del 2010, se expidió un nuevo marco normativo en ese año que incluyó estándares de verdad, justicia y reparación”. una interpretación posterior a la Sentencia C- 579 del 2013 sobre el marco jurídico para la paz, que podría posiblemente evidenciar que los derechos a la verdad, justicia y reparación integral también como lo hemos sostenido, pueden ser aplicados por el contexto de la Ley a las víctimas de las Fuerzas Armadas. En los siguientes gráficos se pueden evidenciar las dos interpretaciones. En nuestro concepto la Sentencia C-253A/12, establece unos principios trascendentales a saber, y que sin duda alguna tiene que ser aplicables a las víctimas uniformadas y civiles de la Fuerza Pública: Principio de buena fe, Principio de igualdad, Principio de aplicación diferencial de la Ley, Principio de progresividad.


“Queda totalmente protegida la visión de héroe a través de la perspectiva de víctima y dentro de un contexto especial que nunca había previsto el legislador en punto de regulación de los derechos y beneficios de los héroes”.

Edición 232

34

Conclusión Los miembros de la Fuerza Pública sí se encuentran incluidos como víctimas en términos de la Ley 1448 del 2011. Se deben aplicar los principios de gradualidad, progresividad y sostenibilidad para que el Ministerio de Defensa Nacional y las demás entidades y organismos encargados de intervenir en la


35

Revista Fuerzas Armadas

reparación de víctimas puedan hacer las reformas necesarias habida cuenta que el régimen especial de las Fuerzas Armadas no está diseñado para atender las exigencias de un contexto de justicia transicional.

el Centro de Derechos Humanos, Facultad de Derecho, Universidad de Chile. Santiago 2003. Título original: “Transitional Justice Genealogy”. Publicado en Harvard Human Rights Journal, Vol. 16, spring 2003. Cambridge, MA

Estamos ante dos posibles interpretaciones sobre el alcance de los derechos que tienen las víctimas de la Fuerza Pública en virtud a lo expuesto en el Artículo 3º de la Ley 1448 del 2011. Nuestra posición ha sido ampliada en virtud a lo expuesto en la reciente sentencia C- 579 del 2013, con la cual no contábamos cuando nos pronunciamos en anterior ocasión. Desde esa perspectiva tendremos la interpretación reduccionista, que precisa que las víctimas directas e indirectas de las FF.AA. solo tienen garantías de no repetición y medidas de satisfacción y que además su reparación debe entenderse como económica de acuerdo con el régimen especial del Ministerio de Defensa. Y una segunda posición que tal y como fue explicada reconoce que el parágrafo precisamente debe entenderse dentro de un contexto general de víctima en el sentido de justicia transicional y de acuerdo con la evolución jurisprudencial. Queda pues la solución en manos de la misma Corte Constitucional que deberá pronunciarse en torno al tema amén de la segunda demanda incoada en relación al Marco jurídico para la paz.

¾¾ MEJÍA AZUERO Jean y CHAIB DE MARES Kelly. Derecho Humanitario. Editorial Panamericana. Equion Energy 2012.

Bibliografía Fuentes editoriales y académicas ¾¾ CUERVO R. Jorge Iván; BECHARA GÓMEZ Eduardo. HINÉSTROZA ARENAS Verónica. Justicia transicional. Modelos y experiencias internacionales. A propósito de la ley de justicia y paz. Primera edición, noviembre del 2007. Universidad Externado de Colombia. Bogotá D.C., Colombia. ¾¾ FISAS Vicenc. Procesos de paz y negociación en conflictos armados. Editorial Paidos. Serie Estado y sociedad. Número 119. Barcelona España. Año 2004. ¾¾ TEITEL Ruti. Genealogía de la Justicia Transicional. Artículo traducido al castellano por

¾¾ MEJÍA AZUERO Jean y CHAIB DE MARES Kelly. Derecho de la Guerra. Editorial Panamericana. Equión Energy. 2012. ¾¾ MEJÍA AZUERO Jean. El militar, el Policía y sus familias como víctimas del conflicto armado. http://www.esdegue.edu.co/sites/default/files/ El%20militar%20el%20polic%C3%ADa%20 y%20sus%20familias%20como%20 v%C3%ADctimas%20de%20conflicto%20 armado.pdf

Foto: Archivo SLP Jesus Castañeda COET


“… una indemnización de manera alguna puede entenderse como reparación integral, y esto no solo ha sido dicho en escenarios de justicia transicional”. Fuentes jurídicas ¾ Corte Constitucional. Sentencia C-579 del 2013. M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljud ¾ Corte Constitucional. Sentencia C-370 del 2006. M.MP.P. Manuel José Cepeda Espinosa, Jaime Córdoba Triviño, Rodrigo Escobar Gil, Marco Gerardo Monroy Cabra Álvaro Tafur Galvis, Clara Inés Vargas Hernández. ¾ Corte Constitucional, Sentencia C-575 del 2006. M.P. Álvaro Tafur Galvis. http://www. secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/cc_sc_ nf/2006/c-575_2006.html#1

Foto: Archivo SLP Jesus Castañeda COET

Edición 232

36

¾ Corte Constitucional. Sentencia C-781-12 de 10 de octubre de 2012, Magistrada Ponente Dra. María Victoria Calle Correa. ¾ Corte Constitucional. Sentencia C-462-13 de 17 de julio de 2013, Magistrado Ponente Dr. Mauricio González Cuervo. ¾ Corte Constitucional. Sentencia C-253A-12 de 29 de marzo de 2012, Magistrado Ponente Dr. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo. ¾ Corte Constitucional. Sentencia C-250-12 de 28 de marzo de 2012, Magistrado Ponente Dr. Humberto Antonio Sierra Porto. Corte Constitucional. Sentencia C-052-12 de 7 de febrero de 2012, Magistrado Ponente Dr. Nilson Pinilla Pinilla. ¾ Corte Constitucional. Sentencia C-225 del año 1995. M.P. Alejandro Martínez Caballero. ¾ Tribunal penal Internacional para la Antigua Yugoslavia. Caso del Fiscal v. Dusko Tadic. IT-941-ar72, Decisión de la sala de apelaciones sobre su propia jurisdicción, 2 de octubre de 1995.


37 ¾¾ Tribunal penal Internacional para la Antigua Yugoslavia. Caso del Fiscal v. Tihomir Blaskic, IT -95-14ª, decisión de la sala de primera instancia del 29 de julio del 2004. ¾¾ Diario Oficial. Año CXXVI. N. 39143. 15, Enero, 1990 ¾¾ Diario Oficial 45.714. Congreso de la República. Octubre 27 de 2004.

Revista Fuerzas Armadas

prioridad-en-justicia-y-paz Consultado el 23 de abril del 2014. ¾¾ h t t p : / / w w w . i c c n o w . o r g / d o c u m e n t s / Lubanga_Judgment_Summary_14_March_2012. pdf ¾¾ h t t p : / / w w w . i c c - c p i . i n t / i c c d o c s / d o c / doc1438370.pdf

¾¾ Diario Oficial No. 45.777. Congreso de la República. Diciembre 30 de 2004

¾¾ http://www.rcnradio.com/noticias/farcadmiten-autoria-en-asesinato-de-policias-entumaco-125411.

¾¾ Diario Oficial No. 45.980, Congreso de la República 25 De Julio De 2005

¾¾ http://www.curistoria.com/2008/01/winstonchurchill-nunca-tantos.html

¾¾ Diario oficial 4 6 3 4 6. Congreso de la República. Julio 31 del 2006.

¾¾ http://www.milvictimasdelconflicto.org/ siempre_colombia_libro.pdf

¾¾ Diario Oficial 47.223. Congreso de la República. Enero 5 de 2009.

¾¾ http://www.elespectador.com/impreso/ judicial/articulo-308948-victimas-de-otra-orilla.

¾¾ Diario Oficial No. 47.930, Congreso de la República 21 de diciembre de 2010

¾¾ Diario Oficial No. 48.096. Congreso de la República. Junio 10 de 2011 ¾¾ Diario oficial número 48.413Congreso de la República 26 de abril del 2012. ¾¾ Diario Oficial 48.852. Congreso de la República. Julio 15 de 2013.

Páginas web. ¾¾ http://www.cremil.gov.co/?idcategoria=9317 ¾¾ http://www.anzoategui-tolima.gov.co/index. shtml

CURRÍCULUM

¾¾ http://www.verdadabierta.com/component/ content/article/80-versiones/4287-losguerrilleros-en-justicia-y-paz. Consultado el 23 de abril del 2014. Víctimas de farc y eln nueva prioridad en Justicia y paz. http://www. verdadabierta.com/victimas-de-farc-y-eln-nuevaJean Carlo Mejía Azuero: Abogado y doctor en Derecho. Asesor y consultor en Derechos Humanos y Derecho Internacional Hmanitario. Docente de doctorado y maestría e investigador socio-jurídico en Seguridad y Defensa, Justicia transicional y Responsabilidad social empresarial. Ha sido consultor de la ONUDC, de la OEA FESCOL, de la Organización Internacional para la Migración “OIM“, entre otros. Consultor de la Vicepresidencia de la Repúlica, Programa Lucha contra la impunidad. Ha sido becario de varios organismos internacionales y nacionales. Se desempeñó durante varios años como Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Militar Nueva Granada y Presidente de la Asociacion Colombiana de Facultades de Derecho. Par acadéico del Ministerio de Educacón Nacional. Asesor de empresas privadas y públicas en responsabilidad social empresarial, especialmente en Principios coluntarios en Seguridad y Derechos Humanos


Fuero militar y obediencia debida Mayor General (RA) José Roberto Ibáñez Sánchez Director de la Biblioteca Central de las Fuerzas Militares “Tomas Rueda Vargas“

Foto: http://www.elespectador.com/noticias/politica/fuero-militar-unas-horas-de-ser-aprobado-articulo-391815

Edición 232

38


39 El fuero militar y la obediencia debida tienen su fundamento histórico en los primigenios orígenes la República romana, es decir en uno de los primeros modelos de democracia, aun cuando únicamente regía para los hombres libres, pues los esclavos no eran sujetos de derecho. El Derecho romano consagró estas dos instituciones como instrumento esencial para mantener la disciplina de las Legiones, y así logró conformar el aparato militar más eficiente del mundo antiguo. Tal como lo afirma Savigny. Estas dos instituciones se mantuvieron durante la Edad Media, dando origen a otros fueros para el Rey, la nobleza, la Iglesia, el parlamento, entre otras instituciones. Particularmente, España fue el país de los fueros, varios de los cuales se trasplantaron a América durante la conquista y la colonia, como el fuero militar, que se mantuvo en la Guerra de Independencia, reestructurado sobre los nuevos fundamentos democráticos. El fuero militar y la obediencia debida no son creaciones de Colombia, sino instituciones universales, fundamentales de los Estados modernos con miras a prevenir y evitar los excesos en que incurren en todas las guerras, tanto los ejércitos vencedores como los vencidos. Pero lo primero que debemos advertir, es que nacieron y tienen su fundamento exclusivo en la guerra, no son aplicables en otros escenarios humanos. Porque la guerra es un fenómeno social especial y solo quienes lo conocen pueden comprenderlo y hacer justicia en tal situación.

En contexto Las privaciones, el trabajo arduo durante largos períodos, el constante peligro de muerte, demandan del soldado condiciones excepcionales de responsabilidad, honor, liderazgo, obediencia, valor, abnegación y otras que no son conocidas en la vida ciudadana. Lo dijo el Presidente Alberto Lleras en 1958 en su magistral intervención del teatro Patria: El ejército, los ejércitos vienen a ser entonces, el mas alto, puro y noble servicio nacional, no se entra a ellos por la paga, ni por ningún estímulo pequeño, sino porque

Revista Fuerzas Armadas

“Particularmente, España fue el país de los fueros, varios de los cuales se trasplantaron a América durante la conquista y la colonia, como el fuero militar, que se mantuvo en la Guerra de Independencia, reestructurado sobre los nuevos fundamentos democráticos”. se va a servir de la manera más peligrosa y por que se va a vivir en función de la gloria, con una constante perspectiva de muerte; Para que?. Para que los demás vivan en paz, siembren, produzcan y vivan tranquilos y sus hijos sientan que la patria es un sitio amable y bien guardado. Es el oficio más abnegado, porque no espera compensación inmediata reconocimientos ininterrumpidos. La mayor parte del tiempo las Fuerzas Armadas, no hacen sino estar, existir, precaver, con su sola presencia: que no ocurra nada mal, ni Foto http://www.ejercito.mil.co/?idcategoria=285339&pag=2


invasiones ni asaltos, ni guerras; pero si algo ocurre y hasta ahora siempre ha ocurrido, el soldado tiene que ir a poner el pecho para defender a los que están detrás de él; semejantes tareas solo tienen paralelo menos en el peligro con las vidas marcadas del los monjes y de los santos1. Lo anterior significa que la vida en campaña moldea la acción y circunstancias del soldado en condiciones de liderazgo, disciplina y obediencia absoluta, en constante sacrificio, hasta el de su propia vida. La disciplina se constituye en el bien supremo del fuero militar, en su objeto jurídico prioritario, sin que a los jueces ordinarios les sea dado juzgar a los militares que delinquen en la guerra, porque son desconocidas en el medio ciudadano, en la administración normal de la justicia, y en aras del 1 Intervención del expresidente Alberto Lleras Camargo, el 9 de mayo de 1958 ante los Oficiales de las Fuerzas Armadas (Teatro Patria, Bogotá). Cfr. FF.MM. de Colombia (Ejército Nacional), Primer Congreso Ética y Liderazgo, pilares de fe en la causa y el liderazgo ético del militar en el contexto del conflicto armado / Bogotá, 18 a 21 de octubre de 2011 (primercongresoeticayliderazgo.blogspot.com/)

Foto: http://news.liv.ac.uk/2013/09/19/the-liverpool-view-taking-the-axe-to-legal-aid/

Edición 232

40

ejercicio recto, ecuánime e imparcial de la justicia, los militares que cometen delitos por causa y razón de la guerra, deben ser juzgados, por Tribunales Castrenses, como lo consagran casi todos los regímenes legales y democráticos del mundo, Colombia no puede ser la excepción. El fuero militar y la obediencia debida son excepciones al principio general de la igualdad ante la ley, por cuanto los jueces y tribunales ordinarios al estar impedidos para juzgar a los militares por los delitos previstos en la norma, dan como contrapartida, la garantía del Estado de Derecho, de salvaguardar la disciplina y los intereses militares encargados de protegerlo.

Teorías y efectos Hay varias teorías sobre el fuero militar, las más importantes son las de la Tipicidad y la Causalidad. Tipicidad Los Tribunales o Jueces Militares solo conocen de delitos típicamente militares, como son los de traición a la patria, rebelión, sedición, asonada,


41

Revista Fuerzas Armadas

Foto: http://www.pulzo.com/nacion/expectativa-por-respuesta-de-corte-recurso-de-nulidad-contra-fallo-sobre-fuero-militar-29191

desobediencia, ataque a superiores e inferiores, insubordinación, abandono del servicio, del centinela y otros propios de la guerra. Causalidad Al tenor del Artículo 221 de la Constitución Nacional es la que impera en Colombia, donde los Tribunales y Jueces Militares solo conocen de delitos cometidos por militares en servicio activo que tengan relación y causa en el servicio, es decir en la guerra o en la preparación para la guerra. Si el delito no tiene este origen, el militar en servicio activo no goza de fuero militar, como tampoco goza de él, el militar en situación de retiro. La aplicación práctica del fuero militar en el país, ha tenido varios inconvenientes. El primero de carácter constitucional, por cuanto al extenderlo la Constitución del 1991 a los miembros de la Policía Nacional, cuyo carácter preventivo y naturaleza civil es manifiesto, lo ha desarraigado de su esencia primigenia, ya que un acto del servicio de un miembro de esta Institución tiene que ver más con el ejercicio de control de la sociedad que protege, que con hechos de guerra; esto no significa que la Policía Nacional, que ha realiza-

do paralela labor de sacrificio y heroísmo con las Fuerzas Militares en aras de salvaguardar el orden público, quede desamparada, pues cuando enfrente cuadrillas armadas y organizadas militarmente, trátese de guerrillas, paramilitares o narcotraficantes, la Institución debe estar amparada por el fuero militar. El cuestionamiento se da en el resto de hechos que tienen que ver con su trato a ciudadanos comunes, que nada tienen que ver con situaciones bélicas. Lo mismo sucede con los militares en servicio activo que a pesar de tal condición, cometen delitos comunes, es decir, sin relación de causalidad con el servicio, lo cuales están tipificados en el Código Penal común, caso en el cual deben ser juzgados por la jurisdicción ordinaria.

“… la vida en campaña moldea la acción y circunstancias del soldado en condiciones de liderazgo, disciplina y obediencia absoluta, en constante sacrificio, hasta el de su propia vida”.


“La obediencia debida se refiere a la excepción de responsabilidad de los militares, por infracción a una ley derivada de una orden superior, caso en el cual, dicha responsabilidad corresponde al superior que emite la orden y no al subalterno que la ejecuta”. Tamaña contradicción constitucional se ha prestado para que en la Institución a veces se haya interpretado de manera distorsionada el fuero militar y aplicado la Justicia Penal Militar en contravía de su espíritu, como cuando se ha otorgado a militares en servicio activo por delitos contra la propiedad, contra el patrimonio público o hasta contra la libertad sexual, entre otras conductas, porque se ha entendido que la comisión de un delito común dentro del cuartel se convierte en delito militar, criterio que no es válido.

Otra contradicción constitucional, se refiere a la aplicación del principio de la obediencia debida para los militares, pero no para la Policía. Cuando fuero militar y obediencia debida son instituciones inseparables, tienen el mismo origen, persiguen el mismo fin, y el bien jurídico que tutelan es la disciplina como condición esencial de la existencia de la Fuerza Militar. La obediencia debida se refiere a la excepción de responsabilidad de los militares, por infracción a una ley derivada de una orden superior, caso en el cual, dicha responsabilidad corresponde al superior que emite la orden y no al subalterno que la ejecuta. Situación inaplicable en el medio ciudadano, donde la responsabilidad por la comisión de un delito es de carácter individual. Pero la obediencia debida no es absoluta, tal como lo aclara la ley a través del Reglamento de Régimen Disciplinario para las Fuerzas Militares, cuando expresa: “si de una orden superior puede derivarse la comisión de un delito, quien la recibe lo advertirá al superior y si este insiste requerirá la orden por escrito”. Sin embargo, ha sido señalada en Colombia como la obediencia ciega de los subalternos a las órdenes militares, sobre el presupuesto de la mala fe de quienes las emiten, sin tener en cuenta

Foto: http://www.larepublica.co/asuntos-legales/el-abc-del-fuero-militar-que-pas%C3%B3-debates-en-el-congreso_27757

Edición 232

42


43 que han sido preparados espiritual y moralmente para ejercer el mando sobre fundamentos responsables y éticos. Así, es incomprensible que este principio no cobije a la Policía Nacional al menos cuando se trate de delitos originados en enfrentamientos contra cuadrillas armadas y organizadas militarmente. Por fortuna, los policías colombianos son valerosos y heroicos y no se ha presentado caso alguno de uno de sus miembros, que frente a las cuadrillas de bandoleros armadas y organizadas, se haya negado a cumplir una orden, que bien podría hacerlo sin infringir la Ley Penal Militar ni la Constitución Nacional. También se convierte en excepción de aplicación de la jurisdicción penal militar cuando se trate de delitos que conlleven graves violaciones a los derechos humanos, como los delitos atroces o de ferocidad y de barbarie. Tal como lo estableció el conocido “Pacto de Roma”, norma supraconstitucional, que desde entonces ha sido acatada y respetada en Colombia.

Consideraciones varias Otro factor que ha incidido en la avalancha de críticas al fuero militar, ha sido la aplicación de todas las formas de lucha que ha empleado la subversión para combatir al Estado, como “la guerra jurídica”, basada en las “estrategias judiciales de ruptura” planteadas por el autor francés Jaques Vergès en su libro Estrategias judiciales en los procesos políticos, que desde entonces se convirtió en texto necesario de consulta para la subversión armada en los países en vía de desarrollo, particularmente en Colombia, donde la suspicacia criolla y la debilidad del Estado le dieron un margen amplio margen de aplicación. Efectivamente, Verjès advirtió cómo, tanto en Estados con estructuras sociales, políticas y económicas débiles como en regímenes de facto o de fuerza, quienes subvierten el orden público establecido cuentan con la posibilidad de invertir el sistema de valores y pueden terminar convertidos de acusados en acusadores. Porque la justicia, concebida para regular las relaciones sociales, las violaciones individuales a la

Revista Fuerzas Armadas

“… los policías colombianos son valerosos y heroicos y no se ha presentado caso alguno de uno de sus miembros, que frente a las cuadrillas de bandoleros armadas y organizadas, se haya negado a cumplir una orden, que bien podría hacerlo sin infringir la Ley Penal Militar ni la Constitución Nacional”. ley, no puede resistir un asalto general contra el Estado, sin que este se desmorone. La razón de Estado es válida cuando el Estado es fuerte, pero si es débil la crisis sobreviene. Por eso en los países desarrollados, la ruptura difícilmente se da, por la invalidez de la argumentación subversiva frente a las bondades, estabilidad del Estado. Razón por la que el mundo hace treinta años no se alarmó cuando aparecieron “suicidados” en las cárceles alemanas los miembros de las “brigadas Foto: http://www.ejercito.mil.co/?idcategoria=285339&pag=2


“El Estado por tanto, debe reconocer que las circunstancias especiales del conflicto colombiano determinan a quienes lo defienden con las armas de la Nación de manera crítica y difícil”. rojas” o cuando en Italia dichos subversivos fueron exhibidos enjaulados y encadenados. Hechos que de haber ocurrido en países tercermundistas habrían sido francamente escandalosos para las distintas organizaciones protectoras de los Derechos Humanos. Dichas estrategias pretenden convertir los delitos comunes en delitos políticos, orientando el proceso, no a la explicación de la responsabilidad por los hechos criminales, sino a la impugnación tenue o brusca, total o parcial del orden establecido, sin considerar la gravedad, ferocidad o barbarie de tales hechos, sino a su conexión con las motivaciones de la lucha revolucionaria. Entonces

la débil voluntad del Estado por hacer respetar sus reglas, se ve enfrentada a la voluntad decidida de quienes pretenden derribarlo, cediéndoles la iniciativa y la publicidad nacional e internacional. Así en Colombia se han multiplicado los casos en los cuales se han tergiversado los hechos delictivos de la guerrilla acomodándolos a las condiciones de conveniencia social y política que permitan impugnar de alguna forma la autoridad del Estado, especialmente la militar, como presentar a guerrilleros abatidos en combate como pobres labriegos, víctimas del poder militar. Obviamente, militares y policías sin excepción, están obligados a actuar lícita y moralmente, sin otro aliciente que el cumplimiento de su deber, sin tener incentivos inapropiados; fruto del creer que el conflicto que padecemos los colombianos, es solucionable solo por la vía de la represión, cuando en él se han acumulado tantos factores de descomposición que conviene combatir en sus causas. La Fuerza Pública, edificada sobre la disciplina, y la moral, no puede ser objeto de retribuciones en dinero por el cumplimiento de su deber, estímulo

Foto: http://www.elespectador.com/noticias/judicial/onu-reitera-preocupacion-reforma-fuero-militar-colombia-articulo-427838

Edición 232

44


45

Revista Fuerzas Armadas

Foto: http://www.webinfomil.com/2015_01_01_archive.html

del todo nocivo para los militares, que viven un apostolado permanente, con sentido patriótico y profesional. Los estímulos económicos transforman la Fuerza Pública en mercenaria, repudiable en un Estado democrático. Los que sí se deben revisar son los salarios y prestaciones sociales de militares y policías, para garantizar su suficiencia en aras de satisfacer las necesidades primordiales, personales y familiares y blindar la Institución contra la infiltración de dineros mal habidos. El Estado por tanto, debe reconocer que las circunstancias especiales del conflicto colombiano determinan a quienes lo defienden con las armas de la Nación de manera crítica y difícil. Si se les arrebata el fuero militar, como ya se ha cumplido en gran medida ¿con qué moral y alicientes pueden comprometerse y arriesgar sus vidas en defensa de la soberanía nacional y del orden público interno, cuando este compromiso puede llevarlos a la cárcel de manera injusta?

CURRÍCULUM

Fruto de algunas fallas en la Justicia Penal Militar, pero sobre todo de estrategias de ruptura pla-

neadas por la izquierda, a nivel periodístico se ha presentado el fuero militar, como una forma de encubrimiento. Bajo los supuestos, de que investigadores y juzgadores son partes en el proceso y consecuentemente carecen de equidad; o que, el predominio del espíritu de cuerpo, la subordinación jerárquica, la obediencia y la lealtad, limitan la probidad e imparcialidad de la justicia castrense. Lo anterior, es razón para que el fuero militar haya sido restringido en lo penal y disciplinario, en perjuicio de la moral institucional, de la eficiencia en el combate y de la justicia para quienes con valor y sacrificio defienden el Estado. Sin tener en cuenta que cualquier hecho de armas puede ser tergiversado y presentado de manera contraria para hacer llevar a sus participantes ante tribunales civiles integrados por juristas que nada saben de las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que actuó o de las argucias y coartadas de los guerrilleros, proliferando con el único objeto de neutralizar y desmoralizar a los militares.

Mayor General (RA) Jose Roberto Ibáñez Sánchez: Director de la Biblioteca Central de las Fuerzas Militares “Tomas Rueda Vargas“. Oficial de la Reserva Activa del Ejercito Nacional. Ha desempeñado cargos importantes como: Secretario General del Ministerio de Defensa Nacional, Jefe de la Delegación Militar de Colombia en los Estados Unidos, y Delegado ante la Junta Interamericana de Defensa. Es miembro del Consejo Editorial de la Revista Fuerzas Armadas.


La supremacía marítima: factor estratégico para el auge de las hegemonías históricas “En el océano se decide el destino de las potencias mundiales”. Almirante Alfred T. Mahan, estratega naval Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres Docente Departamento Armada

Foto: Ejercicio RIMPAC - 2014, con la participación de la fragata colombiana ARC “ALMIRANTE PADILLA“

Edición 232

46


47 La marcada diferencia entre las naciones que usaron el mar como factor estratégico para sustentar el poderío del Estado sobre aquellas que basaron su fuerza en la tierra, dio origen al no muy conocido concepto de Talasocracia. La etimología de este vocablo –al igual que el de otras formas de poder como la democracia o la aristocracia– proviene de las raíces griegas thalassa, (mar), y kratos, (poder, gobierno). Es decir, el gobierno de una potencia marítima. La supremacía oceánica de las grandes talasocracias históricas permite comprobar que el control del mar ha sido un factor determinante para el desarrollo y poderío de los mayores imperios que han existido sobre la faz de la tierra: el Imperio ateniense y el Mare Nostrum del Imperio romano en la Edad Antigua; las grandes ciudades Estado marineras de la Edad Media como Venecia y Génova; los imperios portugués y español en la Edad Moderna de los grandes descubrimientos; y los imperios coloniales de la Edad Contemporánea como el británico y el francés, son la prueba irrefutable de la gran influencia del mar en el surgimiento y auge de los imperios más grandes de la historia de la humanidad.

Revista Fuerzas Armadas

El gran estratega naval norteamericano, Almirante Alfred Thayer Mahan, sintetizó muy bien este concepto en su extensa obra al afirmar que “el Poder Marítimo es la base vital del poderío de un Estado, cuando este se sustenta de forma apropiada por un correspondiente Poder Naval como elemento indispensable de la grandeza nacional” (Mahan, 1890). La influencia del mar en el Ciclo Marítimo Virtuoso de una nación (Till, 2007: 44), ha estado presente en la evolución de la humanidad desde tiempos inmemoriales. Este ciclo de actividades presentado por el historiador y profesor inglés, Dr. Geoffrey Till, está compuesto por un Poder Naval que tiene como función la de proteger y disuadir; un comercio marítimo que potencia la economía del Estado; unos recursos marítimos para su aprovechamiento y cuidado; y una supremacía marítima que permite el reinicio del Ciclo Marítimo con los tres anteriores componentes. Todos estos confluyen continuamente en el ciclo cerrado que muestra la Figura 1, llevando a que los Estados mantengan su comercio marítimo y exploten sus recursos, protegidos por un Poder Naval que garantiza la supremacía marítima.


“… los imperios portugués y español en la Edad Moderna de los grandes descubrimientos; y los imperios coloniales de la Edad Contemporánea como el británico y el francés, son la prueba irrefutable de la gran influencia del mar en el surgimiento y auge de los imperios más grandes de la historia de la humanidad”. Grandes talasocracias históricas » En la Edad Antigua El tiempo de los grandes imperios que basaron su influencia en el mar se remonta a la Edad Antigua, época histórica cuyo inicio está marcado por el surgimiento y desarrollo de las primeras civilizaciones y culminó con la caída del Imperio romano en el siglo V de nuestra era.

La primera de las grandes talasocracias históricas es conocida como la Civilización Minoica. Se desarrolló entre los años 3.000 y 1.400 a. C. en la isla de Creta y fue una de las primeras civilizaciones en aparecer en Europa. Gracias a su posición estratégica al oriente del mar Mediterráneo, al sureste de Grecia y al sur del mar Egeo, Creta deEdición 232

48

sarrolló fuertemente su comercio al estar ubicada en el centro de la comunicación marítima entre Asia, Europa y África. La civilización Minoica ejerció durante 1.600 años gran influencia política y cultural en el área que se muestra en la Figura 2. Fundamentalmente, basó su crecimiento y poderío en la supremacía de su Poder Marítimo que supo desplegar a lo largo y ancho del mar Egeo sin adversarios que se lo contrarrestaran. La forma de desarrollar esta influencia a través de la hegemonía marítima la conceptualiza de nuevo muchos siglos después el Almirante Mahan en sus escritos, al aseverar que la “supremacía en el mar es parte integral de la destreza comercial y militar de una nación” (Mahan, 1890). Es decir, el control del mar como factor estratégico fundamental para el auge y poderío de un Estado. El concepto estratégico del mayor combate naval de la antigüedad representó un cambio de la guerra en tierra, del estratega de la batalla de Maratón, Milciades, a los planes de la guerra en el mar del Almirante Temístocles. Así, después de la derrota persa se creó una alianza con varias islas del mar Egeo, lo que transformó a Atenas en un verdadero imperio naval. Tras la decadencia del Poder Marítimo del Imperio ateniense surgió el Mare Nostrum romano –como fue llamado el mar Mediterráneo por más de 600 años (entre los siglos I a. C. y V d. C.)–. Conocido también como el “lago romano” por la total ausencia de un rival marítimo y por la seguridad que brindaba la flota naval del imperio, se convirtió rápidamente en la principal vía de transporte entre las posesiones romanas del sur de Europa, el norte de África y el occidente de Asia, así como la gran arteria del tráfico comercial del imperio. Aunque el Imperio romano fue esencialmente de base territorial, la importancia del control del mar Mediterráneo fue decisiva para el desarrollo y auge de la talasocracia romana.

» En la Edad Media Las poderosas e influyentes ciudades-estado marineras como Venecia y Génova o la Liga Hanseática se convirtieron en las grandes talasocracias de la Edad Media.


49 Las Serenísimas Repúblicas de Venecia y Génova fueron por casi un milenio las principales potencias económicas de su época. Venecia fue el mayor centro comercial de Europa de la Edad Media gracias a sus poderosas flotas mercante y naval. La teoría del Poder Marítimo como doctrina enseña a través de una fórmula conceptual los componentes que potencian la supremacía marítima de un Estado (Ver Figura 3)1.

Revista Fuerzas Armadas

“El concepto estratégico del mayor combate naval de la antigüedad representó un cambio de la guerra en tierra, del estratega de la batalla de Maratón, Milciades, a los planes de la guerra en el mar del Almirante Temístocles”. El Poder Marítimo (PM) de una nación es la capacidad que tiene el Estado para crear, desarrollar, mantener, explotar y proteger los intereses marítimos del país tanto en tiempo de paz como en guerra (Solís, 1997). Está compuesto por los Intereses Marítimos (IM) que esta posee y explota, y por un Poder Naval (PN) que protege esos intereses. Para que ese Poder Marítimo sea efectivo y beneficioso sus elementos deben estar dinamizados por la Conciencia Marítima de la nación, como se puede apreciar en la Figura 3 (El Poder Marítimo y sus elementos). El Poder Naval, a su vez, se compone de la Fuerza (los buques

1 Texto de Estrategia Marítima - Escuela Superior de Guerra. Foto: Fragata de la Armada Colombiana ARC “ANTIOQUIA“.


“Aunque el Imperio romano fue esencialmente de base territorial, la importancia del control del mar Mediterráneo fue decisiva para el desarrollo y auge de la talasocracia romana”. de guerra) y de la posición que estos tengan en el espacio marítimo bajo su responsabilidad. Su agente dinamizador es la Voluntad Estratégica que debe tener la alta dirigencia política del Estado para utilizarlo cuando sea requerido.

»» En la Edad Moderna El tercero de los periodos en los que tradicionalmente se divide la historia del mundo occidental2 2 Esta división de la historia fue instituida por el profesor alemán Cristóbal Cellarius en su obra Historia Antigua.

transcurrió entre los siglos XV y XVIII y se caracterizó por una evolución del pensamiento en la mayoría de los campos del conocimiento y del arte, en oposición con la era del ‘oscurantismo’ que definió a la Edad Media. En esa extraordinaria época de creatividad y genialidad florecieron dos de los imperios marítimos más grandes de la historia de la humanidad: el Imperio portugués y el Imperio español. La talasocracia, pues, en su máximo grado de expresión. El imperio que marcó la Edad Moderna fue el gigantesco Imperio español. El primer imperio global de la historia con posesiones en los cinco continentes, alcanzó en su momento de máxima expansión 20 millones de km² de extensión gracias a la pericia y la audacia de sus corajudos hombres de mar. El Poder Marítimo español sostenido por un formidable y casi invencible Poder Naval reinó con muy poca oposición en los mares del mundo, llevando el idioma español y la religión católica a lugares tan disimiles como América, Japón o Filipinas. Encabezados por el gran Almirante y descubridor Cristóbal Colón los insignes navegantes españoles le dieron forma a un nuevo mundo. Marinos ilustres como Juan Sebastián Elcano, los hermanos Martín Alonso y Vicente Yañez Pinzón, Alonso de Ojeda, Vasco Núñez de Balboa y Rodrigo de Bastidas navegaron, descubrieron y nombraron tierras y mares a lo largo y ancho del globo terráqueo. El dominio y el control del mar ejercido por las flotas mercante y naval españolas fueron durante trescientos años el soporte y el sustento del magnífico Imperio español.

Foto: Archivo Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres Fragata ARC “CALDAS” operando con el Grupo de Batalla Washington”

»» En la Edad Contemporánea La Revolución francesa de 1789 define el inicio de este periodo histórico que aún no termina y mantiene su acontecer hasta la época actual. Desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX el imperio más extenso de toda la historia (alcanzó a tener 458 millones de personas –la cuarta parte de la población mundial– y aproximadamente 34 millones de km² de superficie) dominó la tierra basando su poderío en la indisputable supremacía marítima que ejerció en Edición 232

50


51

Revista Fuerzas Armadas

Foto: Archivo Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres Portaaviones USS “Washington” con la fragata ARC “CALDAS”

los mares del mundo la muy profesional, organizada y disciplinada marina inglesa3.

modernas. Colombia, a falta de una mejor visión, figura de primero entre ellos.

La hegemonía desplegada por el Imperio británico fue la puesta en práctica del pensamiento del diplomático y pensador inglés Sir James Cable, quien sostenía que “el uso o amenaza de uso del Poder Naval limitado, no entendido como acto de guerra, aseguraba ventajas y evitaba pérdidas a la nación que lo sabía utilizar” (Cable, 1977).

Estados Unidos –la talasocracia más grande de la historia en términos de poderío naval– tiene muy bien diseñada una estrategia marítima que potencia su estatus como supremo hegemón universal. A este respecto afirma el Almirante Michael G. Mullen, Jefe de Operaciones Navales (20052007) de la marina norteamericana:

Los ejemplos presentados que explican, que evidencian y que soportan la preponderancia del mar como factor estratégico para el éxito de las políticas y la consecución de los intereses nacionales de un Estado no siempre son conocidos o comprendidos. Y mucho menos el concepto de talasocracia es puesto hoy en práctica por la mayoría de los líderes políticos de las naciones 3 El Almirante Mahan fue un profundo estudioso de cómo el Imperio británico llegó a dominar grandes espacios marítimos y terrestres desde Canadá hasta los EE.UU. pasando por las Antillas, Australia, el sur de África y la India, basado en una ofensiva comercial en ultramar y en el respaldo de la marina inglesa.

“El Poder Naval, a su vez, se compone de la Fuerza (los buques de guerra) y de la posición que estos tengan en el espacio marítimo bajo su responsabilidad. Su agente dinamizador es la Voluntad Estratégica que debe tener la alta dirigencia política del Estado para utilizarlo cuando sea requerido”.


“El complejo medio ambiente estratégico del siglo XXI demanda una gran integración de fuerzas, organizaciones y procesos y una estrecha sincronización en las acciones. Claramente vivimos en la cúspide de una nueva era, una era dominada por la incertidumbre, el cambio y la guerra irrestricta. La manera en que desarrollemos nuevas habilidades, en que profundicemos las alianzas y ampliemos la visión del poderío marítimo redundará decisivamente en nuestra capacidad para reducir la incertidumbre y enfrentarnos al cambio4”. Unas breves estadísticas confirman el real compromiso de los gobernantes y jefes militares estadounidenses para asegurar su dominio irrestricto de las aguas bajo su control y responsabilidad: la marina de los EE.UU. es más grande en términos del tonelaje de su flota naval que las siguientes trece marinas combinadas; posee la mayor flota 4 Tomado del preámbulo de la Estrategia Marítima de los EE.UU. para el siglo XXI.

Foto: http://americamilitar.com/discussion/1765/arc-narino-nuevo-buque-de-la-armada-nacional#gsc.tab=0

Edición 232

52

de portaaviones del mundo con diez en servicio, uno en construcción y dos en reserva; tiene 317.000 hombres en servicio activo y más de 100.000 en la reserva; y opera en sus Comandos alrededor del mundo 288 buques y más de 3.700 aeronaves. Nunca un Imperio, un Estado o una alianza de naciones tuvieron tanto Poder Marítimo y Naval para controlar los océanos y mares del mundo.

Conclusión La real influencia que el mar tiene sobre el desarrollo de una nación está dada por la adecuada formulación y la subsecuente aplicación eficaz de una estrategia marítima nacional, dado que el entorno geográfico que le da el mar a un Estado tiene significativa influencia en las decisiones políticas de este (Duvauchelle, 1996). La implementación oportuna de una sustentada estrategia marítima en la consecución de los intereses nacionales de cualquier Estado moderno, es considerada por los pensadores estratégicos con-


53

Revista Fuerzas Armadas

temporáneos como fundamental para el éxito de un proyecto nacional y de las políticas internas y externas de un Estado del siglo XXI.

¾¾ Mahan, A. T. (1890). La influencia del Poder Marítimo a través de la historia, 1660-1783. Barnes & Noble Publishing.

Así como la estrategia se considera el ingrediente esencial para hacer que la guerra sea políticamente efectiva o moralmente sostenible (Betts, 2000), una muy bien estructurada estrategia marítima permitirá tomar aquellas medidas que se consideren necesarias para proteger la soberanía, salvaguardar la vida en el mar y proteger los recursos naturales de una nación moderna. Las continuas amenazas sufridas por diferentes países a su soberanía –entre ellos principalmente Colombia– así lo demuestran.

¾¾ Medina, Neil y Roa, Juan Carlos. Estrategia Marítima, Conceptos y Correlaciones. Escuela Su-perior de Guerra. Trabajo de Fuerza, Bogotá: 2006. Revisión Febrero 2013. ¾¾ Solís, E. CALM (1997). Manual de estrategia. Valparaíso: Academia de Guerra Naval ¾¾ Till, G. (2007) Poder Marítimo una guía para el siglo XXI. Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales.

El Almirante y estratega naval alemán Wolfang Wegener reflexionaba acertadamente sobre el tema: “Para la futura grandeza del Estado, debemos aprender a ver los asuntos de esta tierra con el concepto político mundial, es decir marítimo, en lugar de hacerlo con el concepto continental”. Ya va siendo hora, entonces, de que la nación colombiana comience a pensar y actuar de esta manera.

Referencias bibliográficas ¾¾ Betts, R. (2000). ¿Es la Estrategia una ilusión? Seguridad Internacional. Volume 25, No.2. ¾¾ Cable, J. (1977). Diplomacia de cañoneras: empleo político de Fuerzas navales limitadas. Instituto de Publicaciones Navales, Centro Naval. ¾¾ Duvauchelle, M. C. (1996). La Geopolítica y la Oceanopolítica. Revista de Marina. ¾¾ Estrategia Marítima de los EE.UU. para el siglo XXI, tomada de una presentación de la materia Estrategia Marítima de la Escuela Superior de Guerra.

CURRÍCULUM

¾¾ Green, P. (1970). The year of Salamis, 480479 BC. (Vol. 1970). Weidenfeld & Nicolson.

Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres: Oficial de la Reserva Activa de la Armada Nacional. Candidato a Doctor de la Universidad Alfonso X el Sabio de Madrid, España. Magister en Seguridad y Defensa Nacionales. Ingeniero Naval Electrónico y profesional en Ciencias Navales (Escuela Naval de Cadetes); Especialista en Comando y Estado Mayor Escuela Superior de Guerra; Diplomado en Gerencia de Proyectos (Universidad Militar Nueva Granada); estudios de Seguridad Civil Transatlantíca (Centro Europeo de Estudios de Seguridad en Garmisch-Alemania); Curso Superior de Mando (Universidad de Defensa Nacional - Beijing, China). Su trayectoria cumple entre otros desempeños: Consultor en la compañía israelí Global CST, en Estrategia Nacional y Operacional, coordinador operacional de la campaña Salto Estratégico. Comandante de Base Naval ARC “Málaga“, de la Flotilla de Superficie del Pacífico, entre otras. Actualmente es docente investigador de la Escuela Superior de Guerra.


El impacto del lenguaje en la dialéctica del conflicto: El debate sobre su reconocimiento en Colombia Brigadier General (RA)Luis Fernando Puentes Torres Abogado Especialista en Inteligencia Militar

Foto: Comunicaciones Estratégicas ESDEGUE

Edición 232

54


55 Reflexiones iniciales La guerra por ser una dialéctica de voluntades hostiles queda consignada como un debate cruento y netamente político, de hecho, al decir de Clausewitz: “…y como todo acto político, incorpora su propio lenguaje y este es siempre un ámbito de elección, por muy condicionada que pueda estar”1. Llamar a una actividad violenta como: guerra, disturbio, confrontación, conflicto, crisis o terrorismo, es esencial por las consecuencias jurídicas y políticas que plantea su denominación, por ejemplo, un detenido puede ser un prisionero, un terrorista o un criminal en función del nombre que se le dé al conflicto o, mejor aún, de aquel que la comunidad acepte. Como resultado de ello, conceptos geopolíticos fundamentales ya cimentados han adquirido nuevos significados. Palabras, ideas e imágenes generan los discursos sobre los que se vertebran los conflictos. Con el lenguaje se apela tanto a lo racional como irracional, mediante el lenguaje se construyen cadenas de ideas y narraciones sobre las que se va a articular la violencia, que encuentra a su vez, en el lenguaje su vehiculización y justificación. Pero las guerras no se libran solamente en el terreno de las armas o en los campos de batalla convencionales, “…pues en las formas de nombrar, ocultar o desplazar realidades se permite representar a la nación de una manera determinada, El componente lingüístico que pertenece al poder de un Estado indivisible, desempeña un papel crucial en las definiciones de los términos asociados a la paz y al conflicto”2, por ello se advierte en la formación de esos conceptos políticos, un manejo que si eventualmente no sabe orientarse, puede 1 CLAUSEWITZ, Karl Von. De la Guerra. Madrid: Ediciones del Ministerio de la Defensa, España. 1999. p.178 2 URIBE DE HINCAPIÉ, María Teresa. LÓPEZ LOPERA, Liliana María. Las palabras de la guerra. Un estudio sobre las memorias de las guerras civiles en Colombia. Medellín: La Carreta editores. 2010, p. 25.

Revista Fuerzas Armadas

“Con el lenguaje se apela tanto a lo racional como irracional, mediante el lenguaje se construyen cadenas de ideas y narraciones sobre las que se va a articular la violencia, que encuentra a su vez, en el lenguaje su vehiculización y justificación”. convertirse en un arma de la confrontación hostil, conocida como la “guerra semántica”3. Palabras e ideas juegan un papel trascendente en todos los conflictos, particularmente en los procesos revolucionarios. El lenguaje se utiliza para confundir a los enemigos, reunir y motivar a los amigos y ganar el apoyo de los espectadores vacilantes. Pero el lenguaje dirige o mal dirige los esfuerzos militares; su retórica afecta a la estrategia en la medida en que enmascara el tipo de conflicto y dificulta la aplicación de las medidas más convenientes. Y rehuir a la semántica del conflicto puede implicar también su sobredimensionamiento4. Este tipo de enfrentamiento se desarrolla principalmente en escenarios o ambientes académicos y mediáticos y tiene una incidencia directa sobre el ámbito político, pues resulta una útil herramienta para atacar la legitimidad de la confrontación que se libra en el combate armado. Y uno de los derechos inherentes a la soberanía del Estado, es el arbitraje semántico frente a los conceptos polémicos de la vida pública. Si el soberano no ejerce este derecho, las palabras más ambiguas y peligrosas pueden ser manipuladas por las facciones sediciosas, hasta poner en peligro la preservación del Estado. Así, el discurso político se 3 PUENTES TORRES, Luis Fernando. “La Guerra Invisible”. En: Revista especializada Fuerzas Armadas. Escuela Superior de Guerra. Colombia.Vol. LXXXIV. Ed. 218, junio 2011, p.60. 4 AZNAR FERNÁNDEZ-MONTESINOS, Federico. Entender la guerra en el Siglo XXI. Madrid: Editorial Complutense ECM, España, 2011. p.48.


convierte en una estrategia para asegurar un poder ideológico tanto interno como externo. A nivel interno, su efecto persuasivo debe atenuar y minimizar la percepción que tiene la sociedad civil en torno al impacto del conflicto5. En el análisis crítico del discurso político propuesto por Teun van Dijk, se hace énfasis de este esquema a partir de los siguientes principios: (i) La comprensión de las relaciones entre el lenguaje, la ideología y el poder se hacen posibles mediante un modelo interdisciplinario que integre referentes de la filosofía del lenguaje, la ciencia política, la lingüística y la psicología política. (ii). En los escenarios de carácter político, el lenguaje es una estrategia de dominio, control social y modificación de sistemas de creencias y (iii). Las técnicas discursivas como la persuasión y la disuasión tienen efectos en la formación de valores, creencias, actitudes e ideologías6.

la atenuación, el eufemismo, la lexicalización y la polarización para proscribir del lenguaje público, la referencia a un ‘conflicto armado interno’ y bajo el nombre de ‘amenaza terrorista’, substituirla”7. Por supuesto en el caso colombiano, está en juego más que una definición y en ello radica el problema. “Si se tratara de una labor de aclaración emprendida por filósofos del lenguaje, solo estaría comprometida la validez de los enunciados. Además, este tipo de trabajos generalmente es apreciado como un esfuerzo erudito y especializado, aunque con muy limitados efectos prácticos”8. Sin embargo, el debate sobre el conflicto armado colombiano no tiene nada de neutral ni se agota en las palabras, pues del concepto aplicado se derivan consecuencias jurídicas, militares y políticas, tanto a nivel nacional como internacional. En una situación de violencia como la colombiana la ausencia de claridad conceptual sobre ciertos temas cobra una inusitada importancia. Los problemas generados por los términos, por las palabras en realidad, permiten que se genere militar y policialmente un escenario de zozobra en la práctica. Sin duda eso ha sucedido con el lenguaje utilizado respecto al conflicto en Colombia. La Guerra es la máxima expresión de la política, por lo tanto en términos simplificados se circunscribe al lenguaje. La palabra en una situación de violencia asimétrica tiene alcances superiores pues logra en ciertos escenarios equiparar e incluso superar los espacios perdidos en lo bélico9.

“… el papel semántico del gobernante está en la definición de esos términos jurídicos y políticos actuantes en su gestión”. Y el papel semántico del gobernante está en la definición de esos términos jurídicos y políticos actuantes en su gestión. Y un ejemplo de esa aplicación reside en el debate propiciado por el Gobierno colombiano en torno al concepto de conflicto armado, con la pretensión de esclarecer si este constituye un apelativo válido para designar la situación de crisis interna que involucra al Estado como un todo. “Pues en el análisis del ‘discurso político’ se hace posible establecer que en la semántica oficial se han utilizado técnicas como 5 RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Carolina. “¿Conflicto armado interno en Colombia? Más allá de la guerra de las palabras”. En: Revista Colombia Magistro. Bogotá: Ed. Universidad Santo Tomas, v.4 fasc.7 2010, p.113 6 MEERSOHN, Cynthia. “Introducción a Teun Van Dijk: Análisis del Discurso político”. Cinta de Moebio. En Revista de Epistemología de las Ciencias Sociales, Chile. 2013, No. 24, p.28. Edición 232

56

Si bien existe un amplio marco epistemológico que analiza el estudio comprensivo de la relación lenguaje-política, la selección de los antecedentes 7

RODRÍGUEZ, Carolina. Op. Cit., p.113.

8

Ibíd. , p.114

9 MEJÍA AZUERO, Jean Carlo. El dilema del Soldado, Todo está por hacer en Derecho Internacional Humanitario. 12 julio 2011, p.1. en: www.jeancarlomejiaazuero. blogspot.com. [consultado el 24 sept. 2012]. (*) Para Aristóteles en su análisis filosófico sobre las guerras griegas, estos dos términos tenían una marcada correlación moral, que traduce el querer del pueblo para comprometerse a hacer la guerra como empresa belli.


57 aquí descritos asume como criterio el estudio del comportamiento de las palabras en situaciones de conflicto y terrorismo. Las prácticas discursivas generadas por los distintos gobiernos que han manejado el conflicto colombiano, evidencian el entrecruzamiento de los lenguajes empleados con móviles muy disímiles como: retaliación, exterminio del enemigo, clemencia y filantropía, indulto, humanización, reconciliación e inclusión social. Sus textos destacan el espíritu instigador, apaciguador, conciliador, persuasivo o disuasivo de la palabra, según exacerbe o contenga el animus belli y justifique moralmente la cuestión belli. (*) El marco interpretativo presta siempre un buen servicio a quienes controlan o quieren controlar los términos. La polisemia o variedad conceptual resulta un instrumento muy útil para ello, pues el unilateralismo hace coincidir la definición académica con la definición operacional, de modo que, por ejemplo es terrorismo lo que yo defino como tal y son terroristas los que yo coloco en la lista de terroristas. “Terrorista puede ser un adjetivo o un sustantivo, una persona, una situación, un proceso o una estructura. Con la palabra terrorista se incluyen realidades muy heterogéneas de modo que su definición condiciona al resultado, cuando el resultado deseado no condiciona la definición.10” La palabra terrorista tiene así problemas de definición, discrecionalidad, comprensión, extensión y manipulación, por lo que no cabe más solución que el análisis empírico y puntual de los casos. Y eso entre el caos y la maraña que trae la guerra no es tarea fácil ni neutral. Su uso además, reduce la forma principal para el abordaje del problema restringiéndolo solo al ámbito militar y político. Todo lo anterior, permite establecer que el uso de la expresión conflicto armado interno por parte del Gobierno no está sustentado en la construcción de categorías analíticas y descriptivas que permitan comprender la situación del país. “De hecho, la definición de este concepto no responde a un marco jurídico para referirse a un determinado estado de cosas, sino a posturas éticas e intereses políticos reivindicados como ejemplares y deseables. Así, el conflicto no constituye una categoría teórica 10 p.50.

AZNAR FERNÁNDEZ-MONTESINOS. Op. Cit.,

Revista Fuerzas Armadas

“La palabra terrorista tiene así problemas de definición, discrecionalidad, comprensión, extensión y manipulación, por lo que no cabe más solución que el análisis empírico y puntual de los casos”. sino axiológica, mediante la cual se estigmatizan las posturas ideológicas de la oposición y, en general, de quienes se pronuncian desde un marco de referencia diferente al léxico oficial”11. De otra parte, la definición de la situación interna en términos de una “amenaza terrorista” hace que los grupos que desafían la autoridad del Estado sean percibidos como máquinas de guerra desprovistas de legitimidad y apoyo social, pues 11

RODRÍGUEZ, Carolina. Op. Cit., p.115. Foto: Comunicaciones Estratégicas ESDEGUE


no representan a ninguna porción significativa de la población ni cuentan con su respaldo12. La imputación de terrorismo estigmatiza al oponente armado, lo convierte en el enemigo y lo degrada moralmente, diezma el apoyo de las bases populares al moldear las actitudes y creencias de la sociedad civil hacia la condena y el rechazo. Las disputas político-académicas en torno a la adecuada y a la justa denominación del actual conflicto colombiano son movimientos de fichas en el juego estratégico de comandar el recuerdo o el olvido, a través de visibilizar e invisibilizar eventos y aspectos de los mismos, y de definir con ello el significado de los acontecimientos y la orientación última de las narrativas históricas sobre nuestra identidad nacional13. 12 PIZARRO LEONGOMEZ, Eduardo. Una democracia asediada: Balance y perspectivas del conflicto armado en Colombia. Bogotá: Grupo editorial Norma, 2004. p.205. 13 OROZCO ABAD, Iván. “Reflexiones impertinentes: sobre la memoria y el olvido, sobre el castigo y la clemencia” In: Rettberg A (ed.) Entre el perdón y el paredón. Preguntas y dilemas de la Justicia Transicional. Bogotá: Ediciones Uniandes, 2005, p.172. Foto: Comunicaciones Estratégicas ESDEGUE

Edición 232

58

El reconocimiento de la existencia del conflicto en Colombia El conflicto colombiano no es la excepción que confirme la actitud de renuencia de los Estados al reconocimiento expreso de su existencia, pues hasta ahora en su manejo se ha querido ver solo la ventaja política que conlleva este acto potestativo, toda vez que nuestros anteriores mandatarios y especialmente la administración de Álvaro Uribe Vélez adoptó la firme posición de abstenerse en reconocer el Statu quo de conflicto armado interno: …aquí no hay conflicto, aquí lo que hay es terrorismo. Porque se ha hablado por muchos teóricos del conflicto colombiano y muchos, a partir del reconocimiento de que es conflicto, tratan de justificar –o cuando menos- de explicar la acción de los violentos. Es bien importante, que sea en esta cátedra, donde reafirmemos el concepto de que aquí no hay conflicto, sino una agresión de terrorismo contra un pueblo y contra unas instituciones democráticas.


59 Vengo a animarlos a ustedes para que profundicen ese concepto, para que ayuden a hacer pedagogía en la Nación entera, para que esto trascienda las fronteras de la Patria, para que demos la batalla conceptual en todos los escenarios de la comunidad internacional, para que hagamos entender al mundo que aquí no estamos en presencia de un conflicto, que aquí estamos es obligados a enfrentar un desafío terrorista contra las instituciones y contra el pueblo14. La posición del expresidente Uribe, aunque pareciera contradictoria, es a todas luces de concepción política y se pudiera entender ante la necesidad coyuntural del momento; ahora bien, a pesar de esa renuencia a aceptar el conflicto interno, lo cierto es que desde el punto de vista jurídico, ya existe un reconocimiento tácito del conflicto en Colombia. De hecho, las altas Cortes ya han sentado amplia jurisprudencia al respecto15. Pero para poder determinarlo desde esas instancias ante los ordenamientos internacionales es necesario considerar las características para cada conflicto en particular. “Para efectos de establecer en casos concretos si una determinada confrontación armada ha trascendido al umbral de gravedad necesario para ser clasificado como Conflicto armado interno, la jurisprudencia internacional ha recurrido a dos criterios: (i) la intensidad del conflicto y (ii) el nivel de organización de las partes”16, aspectos analizados en la caracterización del conflicto colombiano. 14 URIBE VÉLEZ, Álvaro. Discurso pronunciado en la Catedra Colombia en conmemoración de los 95 años de la Escuela Superior de Guerra, Aula máxima Universidad Militar Nueva Granada, 05 de mayo de 2004. Archivo General Presidencia de la Republica. en: www.presidencia.gov. co/Discursos/Archivo. [Consultado el 21 de septiembre. 2011]. 15 COLOMBIA. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencias C-225 de 1995, C-291 de 2007, C-578 de 1995, C-177 de 2001, C-400 de 2003, entre otras, en: www.secretaria.corteconstitucional.gov.co/, [consultada 21 febrero 2012] 16 COLOMBIA. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-291 (25, abril, 2007). Expediente D-6476, Magistrado Ponente: Dr. Manuel José Cepeda Espinosa. Accionante: Alejandro Valencia Villa. Gaceta de la Corte Constitucional No. 2231- 07 de octubre 2007.

Revista Fuerzas Armadas

“La imputación de terrorismo estigmatiza al oponente armado, lo convierte en el enemigo y lo degrada moralmente, diezma el apoyo de las bases populares al moldear las actitudes y creencias de la sociedad civil hacia la condena y el rechazo”. El otro problema que surge al tratar de entender las implicaciones del reconocimiento de la existencia del conflicto armado interno, está en el hecho de creer y hacer creer que al producirse esta manifestación expresa del Estado, de facto se está otorgando el estatus de beligerancia para los alzados en armas, lo que supondría otras consecuencias que inciden en la política interna y externa del Estado. Al respecto, la Doctora Mangas Martin dice en su libro: Aunque hoy la constatación de la existencia del conflicto armado interno, es decir de una situación de hecho, es una situación distinta al reconocimiento de beligerancia, que se relaciona con una calificación jurídica de la parte rebelde, sin embargo, aceptar tal situación de hecho entraña una barrera psicológica para los Estados. Quizá el temor a los equívocos que podría dar el reconocimiento de una situación de hecho resida en la confusión sobre los efectos del reconocimiento de la beligerancia. Si tales efectos, son importantes en el campo del Derecho internacional clásico, y en especial del Derecho de los Conflictos armados, sin embargo, como señala Oppenheim17, el cumplimiento a la normativa de derechos humanos fundamentales o el DIH, no dependen del reconocimiento de beligerancia18. Sobre este mismo aspecto se puntualiza en el Informe de la Comisión de la verdad conformada 17 OPPENHEIM, l. y LAUTHERPACHT, H . “International Law”,Vol. II, 7a. ed., London, 1952, p. 211. 18

MANGAS. Op. Cit., p. 21.


“Debe entonces analizarse también el marco normativo legal a aplicar y las implicaciones jurídicas, políticas y principalmente las del orden militar circunscritas ante el evento del reconocimiento formal del conflicto por el Estado colombiano”. para examinar los hechos del Palacio de Justicia, sucedidos en Bogotá el 04 de noviembre de 198519. No sobra tener presente, dados los profundos debates generados -y aún vigentes en ciertos círculos en el país- que la aplicación del DIH no entraña de manera alguna el reconocimiento del estatus de beligerante a los grupos armados irregulares, ni el estatus de combatiente a los integrantes de dichos grupos, ni el de prisioneros políticos o de guerra a quienes resulten capturados por las fuerzas de seguridad20. Así mismo, la aplicación del DIH, tal como lo establece el Estatuto de Roma21, no afecta en modo alguno “la responsabilidad que incumbe a todo gobierno de mantener y restablecer el orden público en el Estado y de defender la unidad e integridad territorial del Estado por cualquier medio legítimo22. Otros criterios más exigentes, para establecer la existencia de un conflicto armado han sido invocados con frecuencia por algunos sectores de la jurisprudencia y doctrina en los organismos y altas Cortes internacionales, pero esta misma jurisprudencia ya ha descartado expresamente que se trate de requisitos necesarios para clasificar una 19 GÓMEZ GALLEGO, Jorge Aníbal. et al. Informe final de la Comisión de la verdad sobre los hechos del Palacio de justicia. Colección textos de jurisprudencia. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2010, p.27. 20 JUNOD, 1986, citado por la Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú, Introducción, p. 24. 21 ESTATUTO DE ROMA. Artículo 8,3 sobre los Crímenes de Guerra. 22

GÓMEZ GALLEGO, et. al. Op. Cit., p.27 Edición 232

60

determinada situación en esta categoría. Así es por lo que se había sugerido como necesario: (a) que haya un reconocimiento explícito de los grupos enfrentados como insurgentes o como beligerantes, (b) que la disputa haya ingresado a la agenda del Consejo de Seguridad o la Asamblea General de las Naciones Unidas, (c) la existencia de una organización semiestatal a nivel de los grupos armados que enfrentan a las autoridades de jure, o (d) el ejercicio de autoridad estatal de facto sobre determinadas porciones del territorio por los grupos armados en cuestión. Sin embargo, el Tribunal Penal para la Antigua Yugoslavia, basándose en un cuidadoso estudio del estado del Derecho Internacional Humanitario, afirmó expresamente que no es necesario que estén presentes estos factores para efectos de considerar que una confrontación armada determinada está sujeta a las leyes de la guerra23. Y finalmente, para dirimir la controversia que suscita el reconocimiento expreso de la existencia del conflicto armado por el Estado colombiano en el marco del Derecho Internacional de los Conflictos Armados, la misma sentencia constitucional que declaró exequible el Protocolo II adicional a los Convenios de Ginebra, para la protección de las personas sometidas a conflictos internos o no internacionales, concluyó: Es claro, en fin, que para efectos de la aplicación del Derecho Internacional Humanitario, la existencia de un conflicto armado se determina jurídicamente con base en factores objetivos, independientemente de la denominación o calificación que le den los Estados, gobiernos o grupos armados en él implicados. También cabe subrayar que la existencia de un conflicto armado “no surtirá efectos sobre el estatuto jurídico” de los grupos armados (Art. 3 Común). Una condición para el reconocimiento de insurgencia o beligerancia es que el grupo armado irregular haya aceptado y aplicado el DIH24. 23 COLOMBIA. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-291 de 2007. MP: Manuel Cepeda Espinosa. 24

Ibíd., p.27.


61 Lo cierto es, que para muchos, la percepción de este acto formal del jefe de Estado colombiano al reconocer el conflicto, buscaba tan solo lograr el requisito necesario para obviar previsibles obstáculos frente al trámite de la Ley de víctimas25 en su paso por el Congreso de la República, uno de los proyectos bandera del gobierno Santos para buscar un proceso de negociación con los alzados en armas, en el cual se ha comprometido sin escatimar esfuerzo, ni querer entender aún, lo que en realidad esto conlleva para el Estado colombiano. Reconocer que el pasado se caracteriza por dinámicas de violencia implica encarar y rechazar la naturalización de la guerra, recuperar la indignación frente a ella, romper el círculo perverso de la explicación que se convierte en justificación, y condenar sin atenuantes las atrocidades y sus responsables. Es preciso reconocer que la violencia que ha padecido Colombia durante muchas décadas no es simplemente una suma de hechos, víctimas o actores armados. La violencia es producto de acciones intencionales que se inscriben mayoritariamente a estrategias políticas y militares, y se asientan sobre complejas alianzas y dinámicas sociales. Desde esta forma de comprender el conflicto se pueden identificar diferentes responsabilidades políticas y sociales frente a lo que ha pasado26. Pero resultaría entonces inútil adelantar este ejercicio académico, si los objetivos que se analizan en la intención del gobierno al reconocer expre25 COLOMBIA. ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN. Ley 1448. (10, Junio, 2011). Por la cual se dictan medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del Conflicto armado interno y se dictan otras disposiciones. [Consultado el 22 de Enero de 2012] en: www.archivogeneral.gov.co/index.php?idcategria=4419.

CURRÍCULUM

26 CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA. Informe ¡Basta ya! Colombia: Memorias de guerra y dignidad. Op. Cit., p. 31.

Revista Fuerzas Armadas

samente el conflicto, se circunscriben solo al campo social, dejando de lado las implicaciones de los demás ámbitos que están involucrados como un todo en el terreno de la confrontación armada. Debe entonces analizarse también el marco normativo legal a aplicar y las implicaciones jurídicas, políticas y principalmente las del orden militar circunscritas ante el evento del reconocimiento formal del conflicto por el Estado colombiano. Establecer las dimensiones reales de la violencia producida por el conflicto armado es una tarea que enfrenta numerosas dificultades. Por una parte, la recolección y el procesamiento de la información se inició tardíamente en el país, debido a la falta de voluntad política para reconocer la problemática y afrontarla, y porque el mismo conflicto armado no se ha contemplado en su verdadera magnitud27. Y como corolario de este recuento descriptivo sobre la figura del reconocimiento del conflicto colombiano, resulta muy pertinente considerar la premisa hoy ya revaluada del doctrinante del arte de la guerra Clausewitz28 en el análisis de los conflictos bélicos, que enmarcaba a la guerra como algo connatural a los Estados, en razón a que la verdadera lucha a muerte no producía coexistencia ni reconocimiento sino que significaba simplemente que: “la existencia de uno, dependía de la destrucción del otro”. Por eso hoy día, ha cobrado vital importancia el argumento que pregona que en la guerra solo hay dos alternativas: “matar o morir” y que es preferible lo segundo si se consigue con honor, que lo primero sin los suficientes méritos en el campo de combate. Por fortuna también, la política y sus teorías de negociación, hoy se imponen al interés de triunfar en el campo de combate.

27

Ibíd., p.31.

28

CLAUSEWITZ, Karl Von. Op. Cit., p.327.

Brigadier General (RA) Luis Fernando Puentes Torres Abogado (Universidad Militar Nueva Granada) con especialización en Procedimiento Penal, Constitucional y Justicia Militar; titulado en Antropología Forense, Biología Forense e Investigación Criminal y Criminología (Universidad Complutense de Madrid); Magister en Seguridad y Defensa Nacional / Derechos Humanos y Derecho Internacional aplicable a los Conflictos Armados DICA (Escuela Superior de Guerra). Actualmente, candidato al Doctorado en Derecho Internacional (Universidad Alfonso X El sabio).Ha sido Director Ejecutivo de la Justicia Penal Militar; Director de la Defensoría Militar Integral DEMIL; Secretario General y Asesor Jurídico del Cuerpo de Generales y Almirantes de la Reserva Activa de las Fuerzas Militares de Colombia; Director de Maestrías y Docente de la Escuela Superior de Guerra y de otras instituciones de Educación Superior. Autor de diversos artículos que abordan la temática de Derechos Humanos y Defensa y Seguridad.


La Sociología Militar en Colombia: un mundo de oportunidades para las Fuerzas Militares “Todas las civilizaciones le deben su origen al guerrero” (John Keegan) Erick Behar Villegas*

Docente universitario y candidato a doctorado en la Universidad Ludovico Maximiliano de Múnich Foto: Comunicaciones Estratégicas ESDEGUE

Edición 232

62


63 Resumen La Sociología Militar es una disciplina que brinda un potencial de comprensión profunda de la institución para la aplicación de políticas en beneficio de las Fuerzas Militares en Colombia. Mientras sí ha habido esfuerzos relacionados con esta disciplina en esta nación latinoamericana, el impacto no ha sido sistemático. Por ello este artículo brinda una introducción a la Sociología Militar y a su relación con otras Ciencias Sociales afines como la Antropología Militar, para generar un panorama de lo que se ha escrito en Colombia y así proponer un estudio sistemático e institucionalizado de la Sociología Militar en el país.

Introducción Hablar de Sociología y de otras Ciencias Sociales a veces asemeja a una vista de museo. Se admira la complejidad de una obra expresada en su superficie, se ignoran otras obras y luego se parte con la satisfacción de haberse educado un poco más y con una conclusión que canta: ‘qué interesante!’ En este artículo propongo tomar la disciplina de la Sociología Militar como una herramienta que transciende la visita del museo intelectual. Propongo que los interesados en Ciencias Militares en Colombia aprovechen sistemáticamente las oportunidades que brinda esta disciplina. Inicialmente, se presentarán sus aspectos centrales para luego ofrecer un panorama de esta corriente de estudios en Colombia. Finalmente, se generará un marco de recomendaciones para promover la Sociología Militar Sistemática e institucionalmente en Colombia. Conviene indicar por su parte, que cualquier contexto sociopolítico de la historia de Colombia ofrece un campo de análisis para la Sociología Militar. En el presente, la idea de un posible posconflicto genera una disyuntiva histórica que puede transformar el rol de las FF.MM. Las consecuencias para las familias, los militares activos y retirados, los aspirantes y en general para toda la familia militar exigen una serie de análisis sistemáticos para saber aplicar políticas públicas. La

Revista Fuerzas Armadas

Las consecuencias para las familias, los militares activos y retirados, los aspirantes y en general para toda la familia militar exigen una serie de análisis sistemáticos para saber aplicar políticas públicas. Sociología Militar ofrece esta posibilidad si es aplicada sistemáticamente.

Sociología (Militar) Anthony Giddens (1989, 27) define la Sociología como “el estudio de la vida social humana, de los grupos y sociedades” y niega que sea necesariamente una ciencia como la biología o la física. Uno de los primeros sociólogos, Max Weber, veía la esencia del estudio de la sociedad en el concepto de la ‘acción social’ (soziales Handeln), i.e. la acción que se orienta al comportamiento de otros (Weber, 1922, 12). Si vamos más allá de ideas de Comte, Durkheim, Saint Simon y otros fundadores, nos encontramos con la Sociología como una flexible disciplina que analiza, entre otros, la interacción humana, las organizaciones y la cultura. Con la Segunda Guerra Mundial nace la Sociología Militar, materializada en la extensa obra liderada por Stouffer, The American Soldier, que fuera ordenada por el Ejército de EE.UU en 1942 (Caforio, 2003; Segal y Burk, 2011). El objetivo de la obra consistía en entender el mundo y las actitudes de soldados americanos durante y después de la guerra. En todo caso, la guerra no era nada nuevo para la Sociología. Para A. Comte, la primera autoridad de los grupos sociales primitivos fue el guerrero; las primeras herramientas fueron las armas; la cooperación social se basaba en unirse para la guerra (Caforio, 2003, 8). Como lo resume Kruse (2010), la sociedad en sí se deriva de la guerra. Luego de la obra de Stouffer, se ramifica el interés por los temas militares. M. Janowitz (1979 en Nuciari, 2003, 63), quizá uno de los


Foto: Comunicaciones Estratégicas ESDEGUE

más influyentes sociólogos de lo militar, clasificó los campos de estudio de la nueva disciplina en tres: 1) la organización militar y la profesión, 2) las relaciones cívico-militares y 3) las guerras y conflictos particulares. Janowitz (1960, 9) veía como fundamental la comprensión de la guerra para poder teorizar sobre conflictos sociales. Su famosa teoría de la convergencia contrastaba con la idea de divergencia de S. Huntington, quien veía la profesionalización de los militares como clave para garan-

Con un florecimiento posterior de teorías, la Sociología Militar se volvió un espejo de la evolución de los ejércitos occidentales. Sus dos polos de pensamiento, Estados Unidos y Europa, alimentaron empíricamente el canon de conocimiento de la disciplina. Edición 232

64

tizar el control de lo civil sobre lo castrense. La vía media, o síntesis hegeliana de este debate, fue propuesta por C. Moskos (1986), conocido por el modelo I/O (institucional/ocupacional). Moskos, quien había estudiado al Ejército americano en la Guerra de Vietnam, veía al mundo militar occidental entre dos polos: el institucional (e.g. ser militar por vocación) y el ocupacional (e.g. ser militar por carrera personal, similar a los civiles). Con un florecimiento posterior de teorías, la Sociología Militar se volvió un espejo de la evolución de los ejércitos occidentales. Sus dos polos de pensamiento, Estados Unidos y Europa, alimentaron empíricamente el canon de conocimiento de la disciplina. Ahora se estudiaba el rol de la mujer, la situación de los veteranos, los orígenes sociales de los militares, las tensiones con los gobiernos civiles, problemas familiares, las diferencias culturales, entre otros aspectos. Con la llegada de los ejércitos voluntarios en los 70 en EE.UU y unas décadas más tarde en Francia (1997) y Alemania (2011), la Sociología Militar seguía evolucionando. Hoy en día, think tanks americanos como RAND y el Instituto de la Bundeswehr en Strausberg


65 (Alemania), constituyen centros de pensamiento que incorporan esta disciplina para estudiar y proponer ideas relativas a las FF.MM.

¿Sociología y Antropología de lo Militar? Las Ciencias Sociales no son herméticas; se fortalecen en la interdisciplinariedad. Por ello cabe resaltar que entrelazado con la Sociología Militar, existe un campo, en ocasiones polémico, que se conoce como la Antropología Militar. C. Lutz (2009) distingue entre la antropología al servicio de las FF.MM. y aquella que ve la institución castrense como objeto de estudio. Esta última analiza, p.ej. el tema de la cultura militar con instrumentos etnográficos típicos de la antropología clásica. E. Ben-Ari (2012), por ejemplo, emplea observación participativa dentro de estructuras militares en Israel. El tema de la antropología al servicio de las FF.MM. ha generado profundas divisiones entre antropólogos que trabajan para un gobierno dado y aquellos que se rehúsan a poner sus conocimientos al servicio de los militares. El caso del Human Terrain System (HTS) en EEUU ejemplifica esta división. En él, antropólogos acompañan y asesoran a la tropa en temas culturales para suavizar el contacto con la población civil. El Ejército alemán también emplea antropólogos en sus misiones. Más allá de la inevitable polémica, lo importante para las FF.MM. colombianas es tomar conciencia del potencial que ofrecen estas disciplinas entrelazadas. Lo anterior implica que la Sociología Militar y las Ciencias Sociales afines son instrumentos que se pueden utilizar neutralmente, a favor o en contra de nuestras Fuerzas. En este hecho radica el potencial que tiene las FF.MM. colombianas de absorber los instrumentos de estas disciplinas para conocerse mejor y tomar decisiones que beneficien a las Fuerzas. Como lo afirma Jaimes Pinillos (2007, 97) “las Ciencias Sociales y especialmente la Sociología Militar permiten al mando ampliar sus conocimientos acerca del comportamiento de sus integrantes y en consecuencia facilita la toma de decisiones”.

Revista Fuerzas Armadas

Estamos quizá frente a un problema de coordinación mas no de contenido, pues diversos estudios demuestran que algunos temas típicos de la Sociología Militar americana ya han sido tocados en Colombia.. Colombia y las pocas huellas de la Sociología Militar No sería exacto decir que Colombia es ajena a esta disciplina, pues tanto institucional como académicamente ha habido esfuerzos por promocionarla. Sin embargo, la falta de sistematización y apoyo institucional extendido no han permitido una presencia más fuerte en el país. Foto: Comunicaciones Estratégicas ESDEGUE


Con unas FF.MM. altamente aceptadas por la población1, visibles por su tamaño y su rol en la defensa del país, resulta curioso que aquello que se escribe del mundo militar no se condensa en una Sociología colombiana de lo militar.

Sin embargo, los temas se abordan sin llegar a constituir proyectos de gran alcance empírico. Esto abre una interesante puerta al futuro de la academia militar colombiana. A pesar de los proyectos de la ESMIC, no se ha podido sistematizar la presencia de la Sociología Militar más allá del aula máter del Ejército. Estamos quizá frente a un problema de coordinación mas no de contenido, pues diversos estudios demuestran que algunos temas típicos de la Sociología Militar americana ya han sido tocados en Colombia. Mientras Atehortúa (2007) relata la profesionalización militar en Colombia en la primera mitad del siglo XX, E. Pizarro (1987) concentra su estudio sobre la profesionalización militar en la época de La Violencia, mostrando al Ejército como un actor político fundamental a partir de 1948. A. Borrero (1990) resalta la relevancia del tema de Defensa Nacional y critica el aislamiento de las FF.MM. del resto de la sociedad. Según Borrero (1990, 77), las “relaciones cívico-militares ofrecen un mundo de problemas de estudio […] que exigen tanto explicaciones globales como estudios especializados” (77). Hablando de una mirada civil a las Fuerzas Armadas, Blair Trujillo (1993) ejemplifica estas explicaciones globales. Jaimes Pinillos (2007), escribiendo para la UMNG, analiza e interpreta el sentido de la Sociología Militar y sus efectos sobre la sociedad civil. Pero es ahí donde encontramos lo global y nos empezamos 1 EL TIEMPO, marzo 7 de 2015. Fuerzas Armadas, con imagen favorable según encuesta. Link: http://www. eltiempo.com/politica/gobierno/fuerzas-armadas-con-imagen-favorable-alta-segun-encuesta/15354035 Edición 232

66

a preguntar por lo específico ¿Qué se ha escrito en este sentido? Hace unos 5 años, la Escuela Militar de Cadetes (ESMIC) ofrecía una especialización en “Sociología de lo Militar”, con cohortes que se acercaban a diez estudiantes. Desde la revista Armas y Letras de la misma Escuela, se abogaba concretamente por la integración de una “Sociología Militar para todos” y se exponían conceptos centrales de la disciplina (Forero de Moreno, 2013, 16). Un logro fundamental es haber fomentado tesis de grado en la intersección de esta área con la historia militar (cf. Osorio Villada; Figueroa Pedreros y Bermúdez Romero). Los proyectos de la Escuela Militar de Cadetes eran una respuesta a esta carencia de estudios específicos. Como complemento a los proyectos de Sociología Militar del Ejército, también hay que resaltar que temas de relevancia como el género y el rol de la mujer, sí se han abordado en la academia militar (Montaña Mesa, 2013). Sin embargo, los temas se abordan sin llegar a constituir proyectos de gran alcance empírico. Esto abre una interesante puerta al futuro de la academia militar colombiana. A pesar de los proyectos de la ESMIC, no se ha podido sistematizar la presencia de la Sociología Militar más allá del aula máter del Ejército. Si miramos la tercera categoría de la Sociología Militar según Janowitz, i.e. aquella que estudia guerras y conflictos específicos, Colombia está abundantemente documentada. El fuerte énfasis en la historia militar ha permitido a académicos colombianos una profunda visión de guerras específicas. Dos ejemplos claros son la obra del Coronel L. Villamarín (2013) sobre la guerra sicológica en distintos países en su colección de Sociología Militar y la compilación de las guerras en Colombia de R. Pardo (2004). Pero la primera categoría de Janowitz (la organización y el profesional militar) no ha tenido el mismo éxito ni interés. Por ello se presenta a continuación un marco de recomendaciones y posibles beneficios que conllevaría la institucionalización de la Sociología Militar en Colombia.


67 Perspectivas y beneficios de la Sociología Militar Colombiana Las perspectivas se consolidan en los temas que podría tratar una Sociología Militar colombiana. Algunos ejemplos de EE.UU. y Europa dan cuenta de la variedad temática como en adelante se desglosa. Identidad y perfil profesional del militar (Dörfler-Dierken et al, 2010) Transición de vida militar a vida civil (Heikenroth et al, 2002) Comportamiento en tiempo libre y actitud de soldados (Werkner, 2001) Percepción de sociedad civil sobre FF.MM. ((Bulmahn, 2012) Temas de género (Koeszegi et al, 2014) Incorporación y motivación (Bachman et al, 2011)

Revista Fuerzas Armadas

Cualquier aproximación no puede ser una simple copia de la Sociología Militar de Europa o Estados Unidos, pero las obras ya escritas pueden funcionar como guías metodológicas. El caso colombiano tiene potencial en temas de desminado, militares y policías heridos en combate, la situación social y psicológica de sus familias, la transición a la vida civil después de años de servicio, la realidad en centros hospitalarios y sus cambios, la percepción sobre la simbología militar utilizada, el bilingüismo, las diferencias culturales entre las Fuerzas, las relaciones entra policías y militares, los temores a la reducción de personal en el posconflicto, la educación de los hijos de los militares, las redes sociales, entre muchos temas. Lo clave es sopesar la importancia de los temas para tomar decisiones en aras de ayudar a las Fuerzas. Por los cambios tecnológicos que nos conectan más día a día, soldados, suboficiales y oficiales han entrado en una era de individualismo nunca antes visto. Desde su celular tienen influjos masivos de información en sus mandos, abandonando Foto: Comunicaciones Estratégicas ESDEGUE Foro Regional de Seguridadd


El caso colombiano tiene potencial en temas de desminado, militares y policías heridos en combate, la situación social y psicológica de sus familias, la transición a la vida civil después de años de servicio, la realidad en centros hospitalarios y sus cambios, la percepción sobre la simbología militar utilizada, el bilingüismo, las diferencias culturales entre las Fuerzas, las relaciones entra policías y militares, los temores a la reducción de personal en el posconflicto, la educación de los hijos de los militares, las redes sociales, entre muchos temas. así el clásico hermetismo del militar. El anonimato brindado por las redes sociales obliga revisar la visión del militar que no opina, dado que las masivas interacciones en redes como Facebook permiten ver el fondo y la forma de lo que preocupa al militar y a sus familias. Dejar de lado estos temas eleva el costo de oportunidad de políticas estatales para las FF.MM.

Conclusiones Cierro este escrito con la propuesta de institucionalizar la Sociología Militar en Colombia en una cooperación cívico-militar de universidades. Concretamente me refiero a la creación de un departamento académico dedicado a esta disciplina en cooperación con alumnos y coordinadores de escuelas de formación superior de las FF.MM. como la ESMIC, EMAVI, ENAP, ESDEGUE, entre otras. La producción intelectual de este departamento se debe materializar en una revista científica indexada y especializada en la Sociología y Antropología Militar, recibiendo contribuciones de cientos de académicos de América Latina y el mundo. Edición 232

68

Bibliografía ¾¾ Atehortúa, A. (2007). Militaires et civils: modernisation et professinalisation de l’armée en Colombie: 1907-1958. Paris. EHESS. ¾¾ Bachman, J; Segal, D; Freedman-Doan, P; O’Malley, P. (2011). Who Chooses Military Service? In Segal, D. and Burk, J. (2011). Military Sociology (4 vols). London. SAGE Publications Ltd. ¾¾ Ben-Ari, E. (2012). Israeli Soldiers, Japanese Children: Fieldwork and the Dynamics of Participant-Observation and Reflection. En Hazan, H. y Hertzog, E. (eds). Serendipity in Anthropological Research. Surrey. Ashgate. ¾¾ Blair Trujillo, E. (1993). Las Fuerzas Armadas: una mirada civil. Bogotá. CINEP. ¾¾ Borrero, A. (1990). Militares, Política y Sociedad. Revista Colombiana de Sociología – Nueva Serie. Vol. 1, Nr. 1. Enero-Junio. Pp. 77-87. ¾¾ Bulmahn, T. (2012). Wahrnehmung und Bewertung des Claims „Wir. Dienen. Deutschland. Image der Bundeswehr sowie Haltungen zum Umgang mit Veteranen. Ergebnisse der Bevölkerungsumfrage 2012. Strausberg. Sozialwissenschaftliches Institut der Bundeswehr ¾¾ Caforio, G. (ed) (2003). Handbook of military sociology. New York. Springer. ¾¾ Dörfler-Dierken, A. y Kümmel, G. (eds) (2010). Identität, Selbstverständnis, Berufsbild. Implikationen der neuen Einsatzrealität für die Bundeswehr. En Identität, Selbstverständnis, Berufsbild. Schriftenreihe des Sozialwissenschaftlichen Instituts der Bundeswehr. Vol. 10. Wiesbaden. VS Verlag für Sozialwissenschaften ¾¾ Figueroa Pedreros, E y Bermúdez Romero, O. (2011). Análisis de la Campaña Libertadora desde la perspectiva de la Sociología Militar. Escuela Militar de Cadetes José María Córdova. Tesis de grado, dirigida por Hernández Niño, Nicéforo.


69 ¾¾ Forero de Moreno, I. (2013). Una Sociología Militar para todos. Revista Armas y Letras. Escuela Militar de Cadetes José María Córdova. Bogotá, Nr. 57, Junio. Pp.16-18. ¾¾ Giddens, A. (1989). Sociology. Cambridge. Polity Press. ¾¾ Heikenroth, A.; Frantz, W. Spangenberg, S.; Klein, P. (2002). Unteroffizier und Beruf. Strausberg. Sozialwissenschaftliches Institut der Bundeswehr. ¾¾ Jaimes Pinillos, H. (2007). Eclosión de la Sociología Militar. Revista Educación y Desarrollo Social. Vol. 1, Nr.1. Pp. 94-103. ¾¾ Janowitz, M. (1960). The professional soldier, a social and political portrait. Glencoe. Free Press. ¾¾ Koeszegi, S; Zedlacher, E; Hudribusch,R. (2014). The War against the Female Soldier? The Effects of Masculine Culture on Workplace Aggression. Armed Forces & Society. Vol.40 Nr.2. Pp. 199-225. ¾¾ Kruse, V. (2010) Krieg und Gesellschaft in der frühen soziologischen Theorie. Auguste Comte, Ludwig Gumplowicz, Franz Oppenheimer, Herbert Spencer, Werner Sombart en Apelt, M. (2010). Forschungsthema: Militär. Militärische Organisationen im Spannungsfeld von Krieg, Gesellschaft und soldatischen Subjekten. Wiesbaden. VS Verlag für Sozialwissenschaften. Pp. 27-47. ¾¾ Lutz, C. (2009). Anthropology in an Era of Permanent War, Anthropologica Vol. 51 Nr. 2, pp. 367–379.

Revista Fuerzas Armadas

Trends in Armed Forces: An Update. Armed Forces & Society. Vol. 12. Nr. 3. Pp. 377-382. ¾¾ Nuciari, M. (2003). Models and Explanations for Military Organization: an updated Reconsideration. Caforio, G. (ed) (2003). Handbook of military sociology. New York. Springer ¾¾ Osorio Villada, M. (2011). La Sociología Militar como elemento determinante en las Fuerzas Militares. Escuela Militar de Cadetes José María Córdova. Tesis de grado, dirigida por Forero de Moreno, Isabel. ¾¾ Pardo. R. (2004). Historia de las Guerras. Bogotá, Vergara. ¾¾ Pizarro, E. (1987). La profesionalización militar en Colombia (II). El periodo de La Violencia. Análisis Político. Nr. 2, Septiembre. Bogotá. IEPRI. Universidad Nacional de Colombia. ¾¾ Segal, D. and Burk, J. (2011). Military Sociology (4 vols). Londres. SAGE Publications Ltd. ¾¾ Villamarín, L. (2014). Guerra Sicológica: victoria de la mente sobre la espada. Colección de Sociología Militar. Ediciones Luis Alberto Villamarín Pulido. ¾¾ Weber, M. (orig.1922). Wirtschaft und Gesellschaft. Ulm. Voltmedia ¾¾ Werkner,I. (2001). Freizeitverhalten und -interessen junger Soldaten im Vergleich zum Freizeitangebot der Bundeswehr. Reporte Nr. 72. Strausberg. Sozialwissenschaftliches Institut der Bundeswehr.

¾¾ Montaña Mesa, P.A. (2013). Evolución histórica del papel de la mujer en el Ejército colombiano. Revista Armas y Letras. Escuela Militar de Cadetes José María Córdova. Bogotá. Nr. 57, Junio. Pp.35-36.

CURRÍCULUM

¾¾ Moskos, C. (1986). Institutional/Occupational Erick Behar Villegas: Economista licenciado en Ciencias Sociales (Universidad de Bochum, Alemania); con maestrías en Ciencias Administrativas (Rennes, Francia) y (Augsburgo, Alemania); candidato a doctorado (Universidad Ludovico Maximiliano de Múnich), disertación: Sociología y Antropología Militar aplicadas a redes sociales en tres países. Actualmente, es docente de las universidades Externado y CESA. Co-autor del libro Management Intercultural Franco Alemán así como de varios artículos de revista y prensa. En sus investigaciones hace uso de siete idiomas que habla y escribe para acopiar bibliografía y generar perspectivas distintas. Asesora a empresas privadas, universidades y organismos del sector público en diversas temáticas en Colombia


Fundada en 1909

Unión, Proyección, Liderazgo

Maestría en Derechos Humanos y Derecho Internacional de los Conflictos Armados Registro Calificado Res. MEN 10334 de 2010. Cód. SNIES 90906

Inscripciones abiertas

ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA Carrera 11 No. 102-50. Of. 327, Bogotá Conmutador: 620 40 66 Extensión 21067 - 20618 Teléfono Directo 629 49 90 dirmaestria@esdegue.edu.co Edición 232

70




Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.