Obras ganadoras 2014

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Primera edición: 2015 ESPIRAL: Foro Universitario Universidad de Guanajuato Rectoría del Campus Guanajuato Fracc. 1 El Establo s/n Guanajuato, Gto. México espiralfavordeinterrumpir@gmail.com Este libro no puede ser fotocopiado o reproducido total o parcialmente por ningún medio o método sin la autorización por escrito del editor.


“Ya me sobrará tiempo para descansar cuando me muera pero esta eventualidad no está todavía en mis proyectos”. - Gabriel García Márquez



ÍNDICE POESÍA | Escuela de Nivel Medio Superior La herencia de la guerra | Elías Candelario Francisco Barrón Conejo Metafórica realidad | Grecia Citlalli Pérez González Soy viento | José Luis Zorrilla Zánchez Fracaso a medias | Grecia Citlalli Pérez González

CUENTO | Escuela de Nivel Medio Superior Transmutación | Daniela Gabriela Castillo Violante La falsa creación de lo maravilloso | José Luis Zorrilla Sánchez Princesas, volcanes y un príncipe muy lento | José Luis Alvarado del Pino La van | Laura Angélica Olmos Rodríguez

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Hablar de amigos | José Luis Zorrilla Sánchez

71 73 79

FOTOGRAFÍA | Escuela de Nivel Medio Superior

83

CORTOMETRAJE | Escuela de Nivel Medio Superior

95

ENSAYO | Escuela de Nivel Medio Superior El significado del alfa y el omega | Elías Candelario Francisco Barrón Conejo


CORTOMETRAJE | Licenciatura

101

FOTOGRAFÍA | Licenciatura

109

POESÍA | Licenciatura

127 129 139 143

Pulsiones | Samantha Ramos Villanueva Poemario | Mario Alberto Villanueva Rodríguez Guanajuato, mi ciudad | José Antonio Rodríguez Ojeda

Pasión | Iván Palafox

145 147 155 159 163

ENSAYO

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CUENTO | Licenciatura Dualidad progresiva | Octavio Torres Armenta Pequeña crónica de la extinción de mi conciencia Estética unisex “Renacimiento” | Jacquelín Guzmán Magaña

La metáfora del ser. Hacia una personificación ontológica en la palabra | Samanta Ramos Villanueva La muerte de Borges, la vida de Borges | Ricardo Chávez La angustia en el llano | Alberto Vázquez Rosales

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POESÍA ESCUELAS DE NIVEL M ED I O S U PER I O R


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1er lugar

LA HERENCIA DE LA GUERRA ELÍAS CANDELARIO FRANCISCO BARRÓN CONEJO

Po esía |

ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

La reina que mira al norte, al batir de las alas, y en sus ojos no hay que importe el sufrimiento de las almas.

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OBRAS GANADORAS

La reina que marchita el final de su vida, su vida perdida en su luz extinta. La reina que mira al norte, al batir de las alas, y en sus ojos no hay que importe el sufrimiento de las almas. La reina de placer que reina en el reino sin tiempo, m谩s no hay tiempo de hacer el castillo del reino. La reina de las flores, la reina de los nardos, que luce la sangre y su vista a dado. Y la reina de los hongos que a sus enemigos abati贸, en adornos de rosas sus cuerpos convirti贸.

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2do lugar

METAFÓRICA REALIDAD G R EC I A CITLALLI PÉREZ GONZ ÁLEZ

Po esía |

ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

Las piernas se estiran, tan fuertes y frías sostienen, caminan y corren y caen en cruces de puentes por miles de días pasando desiertos que alucines traen.

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OBRAS GANADORAS

Entre cajas llenas de agua recuerdos ahogados y fotos y faltas, crecieron las medias lunas en fragua con sueños de cama y coníferas altas. Las piernas se estiran, tan fuertes y frías sostienen, caminan y corren y caen en cruces de puentes por miles de días pasando desiertos que alucines traen. De pronto hay sollozos en medio de un sueño que miran, atrapan y ruegan piedad sombras reclamando aquel mundo de ensueño desprecian la espera en la eternidad. Hirieron los fuegos, hirviendo agua y cal que quema los huesos y come acidez las hadas bien saben de mar y de sal camuflando hogueras por su calidez.

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3er lugar

SOY VIENTO JOSÉ LUIS ZO R R I L L A Z ÁNCHEZ

Po esía |

ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

Soy el blanco y el negro, soy un anciano y soy el estruendo que lo tira, lo tumba, y lo hago de nuevo cuantas veces me apetezca.

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OBRAS GANADORAS

Que soy la espada y a la vez el escudo, yo lo seré mientras duro vivo en esta hazaña. Soy el blanco y el negro, soy un anciano y soy el estruendo que lo tira, lo tumba, y lo hago de nuevo cuantas veces me apetezca. El amarillo del sol, del árbol las hojas, yo mismo soy la sombra que del sol me cubre, y aquella voz que dice cuando me voy, cuando me duermo y a qué hora despierto, también eso soy.

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Tal vez soy uno o ninguno. De color rosa, soy la venda, que a mis ojos ciega, poco o mucho, de la violencia. Como humanos nacemos, algunos como animal se van, yo soy el punto intermedio guardando en mi pecho el factor animal.

Po esĂ­a |

ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

Color rosa y dolor negro, el olor a rosas y la imagen negra del no saber que me espera, si es algo bueno o igual de color negro. Rozando almas, soy viento, soy el agua clara y transparente que hidrata a algunas personas cuando parece que son sus Ăşltimas horas. Soy viento que va pasando a travĂŠs de cuerpos y a la mente de estos. Soy los gritos de los incomprendidos que pasa de mente en mente por los siglos, soy su voz de lucha, soy ese sonido estridente que hace recordar a la gente, a los que quisieron ser diferentes y cambiaron la manera de ver, como funciona nuestra mente. 20


OBRAS GANADORAS

Soy la vida que dura y perdura, que pasa de una generaci贸n a otra, soy el viento que siempre se escucha.

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Mención honorífica

FRACASO A MEDIAS G R EC I A CITLALLI PÉREZ GONZ ÁLEZ

Po esía |

ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

Tampoco he dejado de lado cenizas, jamás el volcán perderá relevancia, que todo a su paso lo va haciendo trizas por dentro y por fuera, verbera de ansia.

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OBRAS GANADORAS

Aún no he sido tuya en el mar, aún no ha acabado mi vida; será hasta en la costa tu amor arrendar, será cuando deje de haber despedida. Tampoco he dejado de lado cenizas, jamás el volcán perderá relevancia, que todo a su paso lo va haciendo trizas por dentro y por fuera, verbera de ansia. Aún no consigo alejar pesadillas, aún no he logrado realmente olvidar; será cuando acortes distancia por millas, será cuando logres mi piel cultivar. Quizá ni siquiera detengo temores: los odios, los gritos y elucubraciones, adentro en mi mente a más que demores cayendo en pestañas deseando reacciones. Aún no he tocado tus fibras sensibles, aún no has mirado mi furia a los ojos; será si es que escurren labios irascibles, será hasta que queden tus pómulos rojos. No existen motivos por qué disculparse desangro las capas que sanan y rotan por una canción que no debió armarse se alargan mis nervios, que giran y explotan. Aún no has cambiado una mínima parte aún no anestesias; inyectas dolores ¡será cuando calle y decida dejarte! ¡será cuando cubras mi tumba de flores!

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CUENTO ESCUELAS DE NIVEL M ED I O S U PER I O R


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1er lugar

TRANSMUTACIÓN DANIEL A GABRIEL A CASTILLO VIOL ANTE

C uent o |

ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

A veces aparecía un destello que se apagaba después de unos minutos. Contemplaba la nada.

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OBRAS GANADORAS

Desde las vacaciones, vivo, respiro, voy al baño, como, duermo: ¡BIOLOGÍA! El concurso terminó por consumirme totalmente. Recuerdo que entrando a clases, al regresar, la anémona me dijo: “¡Estás alucinando! ¡Sólo ves disparates y pronto me volverás loca!”. Peor era con ella, apenas en la primera clase ya nos estaba escribiendo retículos endoplasmáticos y aparatos de Golgi junto con letras y nuevas fórmulas para resolver aquel nuevo concepto; no entendía entonces por qué lo decía.

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C uent o |

ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

Todavía me faltaba estudiar o terminar de repasar las últimas clases del Reino Animalia que mi ave había resumido para mí. Curiosamente, por obviedad, teníamos tiempo libre entre cambios de horarios y la maravillosa primera semana de clases. Era extraño pues veía a las mismas caras de siempre, las jirafas, las vacas, los koalas, los osos, los lobos, los tapires, los puercoespines, los jabalíes, los pingüinos, los gorilas, gatos monteses, los caballos, los colibríes, las águilas, los quetzales, los cocodrilos, las ranas, las tortugas, las serpientes y las boas. Todos se veían tan iguales, se mantenían en su completo estado normal. Llegué a ver las coníferas, los ficus, los obeliscos, y otras plantas vasculares, llamándoles por su nombre científico. Creo que sí terminé afectada, pero no, la anémona no tiene razón, aún no me pierdo: ¡Estoy bien! En el concurso me sentí como si me hubiese drogado con metanfetaminas durante esos 4 o 5 días y, en algunos, mi nivel de sueño bajó hasta quizás un 10%, me creía jirafa. Rendí al máximo esos 4 o 5 días y la ciudad sede fue perfecta. El hotel tenía cada ser vivo asombroso, me encantaron sus cascadas y sus laureles de la India de como hace 100 años. Sin embargo en los días de mi regreso a casa sentí la resaca. Al regresar había felicitaciones por todas partes, las hojas soplaban y daban giros, pero más que nada me sentía dentro del océano. Me encontraba sumergida en el abismal silencio de mi mente, “todo se ve azul, azul marino, oscuro, sin fin, no hay luz alguna que me diga dónde termina, pero sí pequeños cristalitos que brillan un poco, destellan en medio de este fondo…”. Estaba ahí en la nada, flotando, atrapada; donde veía pasar las cosas, los arrecifes a lo lejos, algunos cardúmenes o pequeños grupos de peces de distintos colores, que parecía que cada día podían alternarlos, todo daba vueltas y se sentía el movimiento de la corriente sobre mi cuerpo. 28


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Debajo de mí había un vacío mayor: no se escuchaba nada y cualquier movimiento era tan distante que comenzaba a sentirme atrapada… pero el movimiento de la corriente, el vaivén me mantenía esperando: -“No me falta el aire, es como si me hubiera perdido en mis pensamientos o como si me encontrara en un sueño. Es tan extraño porque no se siente nada, nada más que la enorme soledad que me abraza y enfría…”. A veces aparecía un destello que se apagaba después de unos minutos. Contemplaba la nada. - “Siento como si estuviera dentro de una jaula de cristal, nada entra ni sale de aquí. Puedo observar todo pasar, hay tantas cosas, como pequeños peces y creo que pude distinguir una medusa a lo lejos, ¡un calamar con sus tentáculos cazando también! Es extraño, no se siente… ¡nada!” Sé que había una voz llamándome desde la distancia de mis distorsionados sueños en donde acudía a un salón de clases con lémures, una jirafa, alguna hiena que se transformaba en guepardo y dragones de comodoro. Todos, por supuesto, sentados en bancas, hablando, estudiando y viendo S’s raras que parecían retículos o cisternas sin su otra parte para cerrar. Era donde se encontraba la voz llamando mi nombre; diciéndome cosas lindas y tratando de hacer algo, que desconocía, como si quisiera regresarme a la realidad. Sinceramente, no sé de qué mundo real podía ser la referencia. Un par de días después creo que en sueños la anémona me seguía diciendo: -¡Despierta! ¡Ya tienes que regresar! ¡Nunca debiste obsesionarte tanto! De hecho, además de aquellas inquietudes de su parte y el intrigante interés, en aquellos momentos noté algo y comencé a analizarlo: “Un delfín frente a mí sentado y, si lo pienso 29


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bien, una anémona en un salón, con animales terrestres, me parece bastante fuera de lugar. ¿Cómo le harán para respirar? ¿No se asfixiarán con el aire? ¿La anémona tiene pulmones como si fuera un pez pulmonado? El delfín que tengo frente a mí se ve bastante liso todavía, suave y terso; de todas formas comienzan a notársele un poco las marcas de resequedad, aunque es poco para lo que lleva fuera, ¿no le calará todo este ruido? Y la luz…aquí hay mucha más luz que dentro del océano. ¿Traerá peces de lonche?”.

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ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

A su vez, noté que ambos me observaban mucho y se dirigían a mí de una manera muy peculiar, con confianza; como si me conocieran. Creo que debía ser así, en los sueños los mayores desconocidos son tus conocidos y hasta íntimos; no existía una mejor explicación o al menos no una tan sencilla y aceptable. El delfín en lo particular me sonreía con la mirada al mismo tiempo que yo lo observaba perturbado; me intentaba hablar, yo de alguna manera no me conectaba ni con él ni con el grupo restante, apenas era capaz de comprender los dibujitos de retículos o era capaz de observarlos mientras mi mente poco a poco se drenaba y creaba un espacio en blanco. Al despertar, todo aparentaba normalidad; ondas cian, suaves movimientos externos y largas horas perdidas. De hecho, comencé a notar ciertas alteraciones; como que todo se coloreaba más claro y detallado; arrecifes de coral, con tonalidades exuberantes. Por otra parte, ahora sentía que alucinaba como en los sueños: Vivía en fantasías somníferas a todo momento, palmeras a lo lejos junto con otras coníferas y algunos matorrales, verdes, dándole un desvanecido jade a las ondas azules. - “Ahora creo que me estoy perdiendo más de lo normal, veo plantas en el mar, plantas terrestres, dentro del agua.

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Quizá me esté fallando la vista y yo volviéndome loca como suele suceder. De seguro es ese cambio de luz repentino.” Recuerdo también que en ocasiones, en mis ratos de ocio, mi mente comenzaba a divagar de una extraña forma: “Si entonces quisiéramos dividir una vaca entre trescientos hipopótamos bailando sobre una montaña rusa marina hecha de corales… entonces una parvada de peces querría entonar unos discordes violinísticos que ensordecerían al león rey de las hienas que se lo comieron cuando era pequeño. Así que la vaca volaría con traspiés de bicicleta y llegaría muy alto berreando su sonata compuesta por la golondrina muda que se murió antes de conocer a su pato porque su rosal se deprimió y acabó siendo helecho. El hecho de que durmiera tras largas noches de 90 días y una tarde con el salto del canguro que trae a su bebé koala en la almohada de Artemis… De esta forma el orangután se bebería al jaguar y la enredadera pintaría rastros de laberintos que nunca se formaron porque el elefante los pisó saltando con sus 4 patas…”. No sabía de dónde salía ni por qué era, pero todo fluía de una forma tan interesante… supongo que estaba aburrida… -“Es hora de comenzar a explorar porque comienzo a quedarme estancada en la monotonía. Aprovecharé este cambio que llegó sin mucha anticipación, debo ver qué hay, qué es todo. Todo parece verse tan interesante y atractivo”. En este extraordinario día, junto con aquel resuelto pensamiento, inició mi movimiento. Traté de nadar en busca de exploración, pero mi caja de cristal invisible no me dejaba moverme y tampoco la podía sentir por más que estiraba el brazo, como si la caja tuviera sus caras a una distancia considerablemente alejada para no poder alcanzarla y yo estuviera amarrada en el centro; aun creando movimientos, ¡mi caja seguía sin permitirme avanzar! Me recordó a esos sueños en los que por más que 31


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ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

corres no avanzas; pero yo no corría de nada ni hacia nada, sólo quería moverme y dejar de observar, ser parte del movimiento y no sólo que el ondeo me transportara. Ahí, empecé a darme cuenta de cosas más grandiosas: Tenía una aleta en forma de delfín pero con escamas, como de un pez: significaba que era una sirena. Un cúmulo de palabras sin fin se avecinaron en mi mente, y resonaban a tal punto que prácticamente sentía escucharlas desde afuera: “No entiendo por qué sigo en el mismo lugar, a la misma distancia de todo, estoy moviendo mis músculos con todas mis fuerzas y sigo aquí. Hacia abajo se ve obviamente todo más oscuro pero hay unas luces que brillan de forma intermitente, blancas, tenues, quiero ir hacia allá y lo que sea que esté sucediendo no me permite hacerlo. ¿Qué es eso? Parece una cola y se mueve a la par de la señal que mi cerebro manda hacia las piernas. No puede ser mía. Yo debería saber que lo es y, en cambio, acabo de notarlo, o todo el tiempo debió haber sido mía y si así es, cómo no verla… sentirla. Después de tanto tiempo que llevo aquí observando… tal vez sea eso, que sólo analizaba todo lo demás y esto pasó desapercibido. Quizás. Pero de qué me preocupo si lo importante es que me fijé, y, ¡es lo más genial del mundo! ¡Soy una sirena, queda claro! ¡Debo celebrar! Aunque veo curioso un aspecto: Mi cola es de tono índigo, como el antiguo color que notaba aquí abajo. Posiblemente ella me ayude para ahora sí tratar de explorar…”. En sueños, seguían presentándose esas extrañas visiones repetidas con el delfín y la anémona. En algunos ratos platicaba con otros, pero aspectos ambiguos y pocos trascendentes. Igualmente, los seres marinos continuaban pidiendo que ya me tranquilizara, y es que tenían razón; sólo que no podía hacerlo justo en aquellos momentos puesto que veía que los pendientes salían y salían: ¡Cada vez había más cosas por hacer! Mientras terminaba alguna, otra se agregaba. Eran sueños bastante pesados. Me hacían sentir atiborra32


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da, sin tiempo, que perdía todo y no alcanzaba para poder realizar alguna simple tarea en absoluto. Aquellas criaturas marítimas seguían preocupadas; y en esas ocasiones que me llegaba a relacionar con otros, también me lo hacían saber. No sé qué tan mal me veía, o se me notaba en aquella fantasía pero yo deseaba más que nada terminar, finalizar todo eso que era mi obligación llevar a cabo y de una vez por todas tener la oportunidad de cambiar de sueño. Por supuesto, parecía que sucedería todo lo contrario. Sin embargo, encontré algo bueno, me hablaba mucho con el delfín que se sentaba delante de mí, teníamos cosas en común pero también había cosas que me desesperaban, supongo que era porque me mortificaba más ver la situación del no-avance. Él estaba presente, como si me conociera, como si supiera mucho de mí, era muy paciente conmigo y trataba estar ahí, incluso más tiempo del que a cualquiera hubiese aceptado, ¡él era la voz que me hablaba! Aparentemente todo iba mejorando, de a poco. En sueños mis relaciones se iban tornando menos tensas y en las profundidades, la luz se iba aclarando más, todo se veía mejor, más colorido, aunque se notaban esos tonos verdosos, cada vez más intensos. Paso a paso, bueno, pataleo a pataleo, podía ir moviéndome más, acercarme a esos grupos de diversos nidarios con otros grupos de distintos peces, de muchos matices. Arrecifes de colores. ¡Gran luz! ¡Tanta vida! Por todas partes movimiento y, yo, quieta, luchando contra las cadenas imperceptibles que me mantenían atrapada; pero a la vez, sabía que lo iba logrando, sabía que cada vez los tenía más cerca, podía llegar a mí la sensación de los movimientos de las corrientes y de las pequeñas ondas que los demás movimientos marinos formaban. En mis sueños, a ratos todo parecía volverse un agujero negro de incertidumbre y estrés, al mismo tiempo que sucedía lo 33


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mismo en el fondo azul. Sin embargo, como he dicho, se sentía distinto, se sentía mejor momento a momento. Recuerdo que de pronto el instante ideal, el de la ruptura de la monotonía, arribó sin avisar. En mis sueños, como una clase de premonición, en la repetitiva clase de los retículos con extrañas letras y números, me di cuenta de que tenía que hacer algo, tenía que moverme, realizar un intento, participar, hablar, quizá gritar…

C uent o |

ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

Y lo hice, tuve la sensación de soltarme, de liberarme. No supe de qué, como si la presión con la que todo mi cuerpo cargaba se hubiese ido bajando. Sencillamente, charlé con el delfín y con la anémona. Recibí consejo de ambos. En resumen, comentaron que debía dejar aquello del concurso atrás, ya había sido suficiente tiempo cargando con él. Las cosas empezaron a ajustarse. Comenzaron a atarse cabos, al mismo tiempo que deseé querer cambiarlo de alguna forma u otra. A su vez, al despertar en el fondo, todo se veía tan fascinante y bello, se notaba más atractivo que nunca.“¡Brillante! ¡Colorido! Es como un sueño, ¡y todo está tan cerca de sentirse! ¡Oh! Veo una luz… más lejos, cerca de donde normalmente veía las luces tintinear. Tengo que llegar a ella, es como si me hablara y atrajera hacia ella…” ¡Quería ver todo! De cerca, a detalle, sentirlo con mis manos. En aquellos instantes, una voz dijo que tenía que intentarlo, dejarme llevar y liberarme; la misma voz que en ocasiones repetía mi nombre y que yo ya había identificado como la del delfín. Entonces, no supe cómo, pero mi cuerpo inició una lucha contra esas ataduras constantes que, en ese momento me di cuenta, habían sido creadas por mi mente. Yo misma había construido

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ese fuerte que me abstrajo de todo lo demás, aquella muralla que me cerró a todo. De cualquier forma, todo mi cuerpo se retorció y pataleó mucho tiempo antes de que pudiera liberarme de mí misma. Sentí cómo lentamente cada músculo parecía despegarse de otro, no desmembrarse, sino tomar movilidad; como si me desatara, estirara, con cada fibra de cada parte de mi cuerpo, hasta que sin más ya era completamente libre. ¡Podía moverme de verdad! Mi cola (incluso la había olvidado parcialmente), hacía movimientos con tal facilidad y agilidad que era sorprendente. Y esa voz… ¡seguía hablándome, seguía diciendo que iba bien, que fuera hacia ella, que explorara! ¡Que había muchas cosas por ver! Por disfrutar… Cierto era, y dispuesta estaba para descubrir todo aquello que se había quedado esperándome tantos días, mas ahí estaba la luz brillante en el fondo. La luz que con su sólo destello me atraía, creaba un extraño cosquilleo dentro. No podía dejarla de lado, ¿y si desaparecía y ya no volvía a presenciarla de cerca? Nadé. Nadé hacia ella con el entusiasmo encendido, más que nunca, una emoción que hacía mucho no llegaba… Y sí, cada pequeño espacio que me iba aproximando, me llenaba más. La veía tan cerca, tanto, que ya no sólo era un destello, sino algo deslumbrante que te enceguece. La sentía, tenía la capacidad de, tocarla. Me fui adentrando en ella. Dentro… muy hondo en su luz…

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2do lugar

LA FALSA CREACIÓN DE LO MARAVILLOSO JOSÉ LUIS ZO R R I L L A SÁNCHEZ

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ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

Un día normal como cualquier otro, el gallito despertador con forma de sol, despertó a toda la gente con la cordial sonrisa de siempre, me tomé una tacita de café como siempre y le di un beso a mi madre antes de salir de la casa.

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Es difícil creer cómo llegué hasta aquí, simplemente no lo entiendo, ¿cómo es posible que de pronto me encuentre con dos cuerpos a mi lado, dos cuerpos inertes y yo con una pistola en mano? Todavía no sé cómo es que tu vida que siempre ha sido de color rosa, de repente cambia a gris, y de pronto ocurre un cambio en el sistema y de la nada vuelve a ser rosa, todo es de nuevo como lo era en un inicio, pero el sistema cambia de programación; entonces todo es de nuevo violento, oscuro, sádico, sangriento en la batalla eterna de la mente contra el corazón, la mente ataca con bombas, cañones y demás armas, el corazón se defiende y pelea a cuerpo desnudo, con pasión, sudando gotas de sangre de un guerrero ciego, defendiendo el ideal de una falsa felicidad, y me doy cuenta de que siempre ha sido así.

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ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

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Yo nací un martes de junio de 1990, mis padres decían que cuando nací tenía una mirada insólita, una mirada tan sorprendida por las maravillas de la vida, que el mismo Dios olvidó ponerle un poco de miedo para que supiera la doble cara de la vida. Ahora comprendo a que se referían mis padres, ahora entiendo la frase que me decía mi madre a diario: “tú estás tan sorprendido con el lado bueno del enemigo que no sabes nada de la tormenta con la que te enfrentas todos los días”; mi madre era un ama de casa, dedicada a satisfacer el hambre de buenos sentimientos del corazón y las necesidades que su mente pedía para mantener en pie a su esclavo cuerpo, aunque en aquellos tiempos su mente era una esclava de mi corazón, todo funcionaba de una manera tan rítmicamente hermosa, que jamás hubo alguna mancha negra en mi primer vida. Cuando era niño todos nos levantábamos con una sonrisa amarilla y nos dormíamos cuando ésta cambiaba a blanca; yo solo veía y sonreía con esa sonrisa que a veces tenía hoyitos, veía con mis ojos azules que según mi mamá parecía que seguirían vivos después de la muerte y que eran de un azul más bonito que el del mar, un azul único en el mundo y con un brillo, que afirmaba mi madre, era más fuerte que el del mismo sol, y que mis ojos eran las joyas más raras y preciosas que Jesús había inventado porque ellos transmitían vida y eran hasta capaces de resucitar a los muertos con facilidad. Mi padre trabajaba en una fábrica, no sé qué puesto tenía pero sé que por su trabajo jamás faltó el pan en mi casa; él trabajaba desde las 5 a.m. hasta las 10 p.m., todos los días, inclusive los festivos, así que casi no lo vi en el transcurso de mi vida; sin embargo lo recuerdo perfectamente gracias a su sonrisa que era más blanca que la nieve, tan suave como el algodón y dulce como el azúcar. La sonrisa de mi padre era su aspecto más particular, aquello que hace que no olvides a las personas, tal como mis ojos lo eran en mí.

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Crecí en un lugar maravilloso, mágico, parecido al paraíso, llamado México; era tan sereno ese lugar que escuchabas como el mismo sonido surgía del silencio, no recuerdo que alguna vez hubiera existido alguna pelea o que alguien estuviera enojado con otra persona y le guardara rencor; la gente era tan tranquila como el lugar donde vivíamos, eran tan pacíficos como el cielo y su color azul, todos nos saludábamos sin conocernos; siempre había con quienes platicar sin necesidad de discutir, nadie era invisible ahí, todos teníamos un lugar y nadie pasaba desapercibido; todos éramos diferentes pero a la vez iguales, en el sentido de que nadie era más que otro; en ese lugar los carros, los aviones, los grandes edificios y toda la tecnología jamás afectó la tranquilidad de nuestro pueblo. Al igual que los otros fui a la escuela, me gradué de la universidad y tuve una formación académica como todos la debíamos recibir. A los 21 años sorpresivamente conocí a una chica, entonces empecé a sentir un incomprensible sentimiento que los humanos identificamos con el color rojo; para mí ese color también representa dolor, pero un dolor dulce, el dolor que está presente en la alegría, el dolor de morder los labios de alguien. Mi lugar favorito era un pequeño parque que estaba cerca de mi casa en la cual vivía con mis padres y mis cinco hermanos. En ese parque yo podía ver todo tipo de árboles así como de gente, pero lo mejor de ese lugar era que siempre se veía un arcoíris; había también un arce japonés rojo, un castaño amarillo y uno verde (del cual por cierto nunca supe el nombre pero cuya forma se asemejaba mucho a la de un corazón); mi favorita siempre fue una jacaranda azul violeta que me encantaba, no porque mi color favorito fuese el azul, sino porque cada vez que me acercaba a admirarla tenía la sensación de que todo iba a estar bien; también había uno que siempre llamo la atención de mi curiosidad, un árbol tan atractivo y místico que muchos iban a ese parque solo para verlo, un árbol azalea de color blanco, tan blanco como la sonrisa de papá, con las puntas de las hojas de 39


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color rosa, era tan puro y perfecto que me dio la impresión de que era una más de las joyas de Dios.

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ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

Cuando estaba en el parque y sentía un poco de viento fresco que movía mi cabello, volteaba al suelo y comprobaba que había una pequeña montaña de hojas de cada árbol y sabía que la hora del arcoíris se aproximaba. El viento comenzaba a alborotar las hojas, éstas reían de felicidad porque su acto estaba por iniciar; las hojas se elevaban despacio en el aire y comenzaban a bailar fundiéndose las unas en las otras, creando magia y, así, parecía que cada una de ellas era de muchos colores a la vez, era un acto tan visualmente seductor que me costaba trabajo apartar la vista de esas hojas de bellos colores. Ese espectáculo fulminaba con la presencia del sol, siendo su paso más brillante cuando las hojas pasaban justamente enfrente de él y se formaba el arcoíris. Todos los días, a la misma hora, iba a esa cita con mi amigo, el cual me decía que todo iba a estar bien y así presenciaba ese hermoso y majestuoso acto de la divinidad, que era mi vida. A los 23 años tomé la decisión de que a partir de entonces viviría atado al compromiso representado con un anillo, el matrimonio, fue así que comencé con todos los preparativos para la gran celebración y empecé a fundirme lentamente en la euforia que esto ocasiona: checando que platos eran más lindos, que manteles hacían ver más guapas a las mesas y un sin fín de cosas; a pesar de ello jamás deje de ir a ver a mi amigo del parque, el que me decía que todo estaría bien, excepto un día, un día en el cual algo que jamás hubiera deseado que pasara, ocurrió. Un día normal como cualquier otro, el gallito despertador con forma de sol, despertó a toda la gente con la cordial sonrisa de siempre, me tomé una tacita de café como siempre y le di un beso a mi madre antes de salir de la casa. Ese día iba un poco más feliz de lo normal debido a la cercanía de los próximos 40


OBRAS GANADORAS

eventos pues al siguiente día me casaba. Primero me dirigí a la florería de Ramón, que estaba en la avenida principal, para comprar flores para mi amada Elaiza; era viernes y toda la gente estaba en la avenida comprando sus abarrotes y todo lo que necesitaban para sus casas; como me percaté de la felicidad que llevaba en mi ser ese día, decidí que todo el mundo se contagiara de mi felicidad y entonces les dediqué a todos una sonrisa esperando que fuera igual que la de mi padre. Esa tarde me reuniría en casa de mi suegra con Elaiza para discutir los detalles que faltaban de la boda;era poco antes del mediodía y fue así que comenzamos a hablar, sentados sobre un sillón, sobre cómo deberían de vestirse los saleros, el orden de los cubiertos para que se vieran en formación y la gente supiera cual usar para cada cosa, cómo serían distribuidos los pingüinos que servirían la comida y cosas ínfimas hasta que ella me recordó algo que no había pasado por mi mente hasta ese momento. -Ya tienes tus votos, ¿verdad, Samuel? -Claro querida- tuve que mentirle un poco. Cuando salí de ese lugar me fui prácticamente corriendo a mi casa para sentarme sobre la incómoda silla que le hacía juego al escritorio que estaba en mi cuarto, pasaron horas y horas sin que mi pluma plasmara algo en el papel en blanco que tenía frente de mí. Fue justo en el momento en el que me decidía a tirar la toalla y ya comenzaba a hacerme a la idea de que tendría que componer algunas bellas palabras en el momento del altar, cuando “algo” prendió mi cerebro con pasión directa del corazón y dejé que durante un largo tiempo los únicos protagonistas de mi vida fuéramos, yo, las palabras que escribía, la pluma y el papel. A las siete de la tarde, cuando yo me hallaba escribiendo sin fin, una ventisca abrió mi ventana, pasó por mi cabeza y trato de decirme o recordarme algo al oído pero yo no la escuché 41


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ni le di importancia pues pensé que era el viento que sentía todos los días. Ya a altas horas de la madrugada, cuando prácticamente en el mundo no había más que las estrellas que brillaban en lo alto, con una tacita de té en la mano, mirando por mi ventana tratando de recordar algo que tenía que hacer pero que no hice, me fui a dormir.

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En mi sueño, lograba visualizarme a mí mismo viéndome en un espejo, la imagen se aproximaba cada vez más de cerca hasta que descubrí que lo que estaba en el espejo no era mi reflejo si no que era otra imagen; era yo al lado del árbol azul que siempre me tranquilizaba tanto, pero éste iba perdiendo poco a poco las hojas; después me di cuenta que la imagen de mis sueños era una proyección que mi mente creaba de mi persona pues mi cara estaba de un lado completamente pálida y con la piel cuarteada, como si yo también estuviera marchito. Algo me despierta, siento que me estoy moviendo, abro los ojos de una forma mínima pues es lo único que puedo abrirlos, hay mucha gente que camina alrededor de mí, creo que me llevan en una cama con ruedas; lo que alcanzo a percibir es que voy en un pasillo blanco, que no tiene fin ni inicio, es infinito. Vuelvo a caer en mi sueño, está vez sólo me veo observando en el espejo, estoy llorando profusamente, en el espejo hay solamente oscuridad. Despierto de nuevo. Creo que estoy muerto, no hay nada aquí a excepción de una cama de la que acabo de levantarme, todo es blanco, incluso mi vestimenta es blanca, es blanca sin profundidad, sin fin; creo que estoy en el limbo ya que esto no me parece que sea ni el cielo o el infierno, no, no es nada de eso, es algo pero no estoy seguro. De pronto se abre un hoyo y entra alguien por ahí, es una figura delicada, suave y linda, pero no tanto como la de mi amada Elaiza. -¿Cómo se siente?- me dice ella a mí. -¿Dónde estoy?, ¿Acaso, he muerto?- pregunto. 42


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-No, nada de eso, verá, déjeme explicarle, pero siéntese por favor. Intento hacerlo pero siento que el cuerpo me pesa demasiado, inclusive algunos huesos me duelen un poco al momento que lo muevo, volteo a ver mis manos, ¿qué es esto?, esta no es mi mano, este no soy yo, este no puede ser mi cuerpo, este cuerpo lleno de surcos en toda la piel no es posible que sea el mío; no sé cómo llamarle a ese costal de puros huesos y piel que creía yo, era un cuerpo fuerte y lleno de vitalidad pues ahora ya no lo es. Camino desesperadamente hacia atrás sin tener control de mis acciones, estoy completamente aturdido. Mi corazón está a punto de estallar, siento como si fuera a salirse de mi pecho, no logro tranquilizarme, me da la impresión de que voy a explotar. Me encuentro en un cuarto carente de iluminación donde solo hay una pequeña luz que apunta hacia una parte de mi cuerpo,el lugar está lleno de personas con batas blancas discutiendo entre sí, uno de ellos se da cuenta que estoy despierto, se acerca a mí y pregunta: -Señor Coz, ¿puede oírme? -¿Dónde estoy?- sigo tratando de encontrar una explicación a todo esto, trato de moverme y me doy cuenta que no puedo¿por qué estoy atado? ¡qué alguien me explique! ¿qué hago aquí? Es así que la señorita que había visto antes se acerca a mí y me empieza a explicar la situación. Para empezar este lugar es un hospital psiquiatra para gente que tiene problemas mentales muy avanzados, estamos en el año 2093, al parecer en el año 2070 hubo una gran guerra en el país y como en toda guerra se perdieron varias personas, entre ellas yo.

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Durante 20 años han estado experimentando con mi cerebro y los de otras personas, borraron toda la información y los recuerdos que había para empezar a crear nuevos datos en mi mente, en contra de mi voluntad. Todo lo que viví en realidad jamás pasó. Lo único que es cierto es que tengo cinco hijos y me he casado, pero a mi familia no le interesa qué es lo que me ha pasado y tampoco quieren saber nada de mí, así que en teoría estoy solo.

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Mi nombre no es Samuel Villa como le hicieron creer a mi mente, mi nombre real es Víctor Coz y soy dueño de grandes empresas a nivel mundial. Desconozco completamente cómo es que encontraron el lugar en el que experimentaban con nosotros y quién fue el que nos llevó al hospital. Los médicos dicen que no podemos salir hasta determinado tiempo ya que puede ser un choque muy grande de realidades para nosotros; no se dan cuenta de que el simple hecho de despertarnos ya lo ha sido. No sé cómo es que tengo que sentirme con todo esto, no tengo idea si estoy triste, deprimido, esta noticia me ha desconcertado tanto, creo que me cuesta trabajo pensar por mí mismo, simplemente estoy confundido, creo que la verdad a veces destruye vidas, pensaría que es mejor vivir en el mundo de fantasía que los otros crean para ti. Vivir aquí es estar con tu cuerpo moviéndose por puro instinto, haciendo las cosas que se necesitan para sobrevivir únicamente; los demás parecen estar más idos que yo, incluso hay algunos que mueren y los doctores tardan en darse cuenta de lo sucedido pues simplemente los cuerpos dejan de moverse, es como si se desconectaran completamente cuerpo, mente y alma; le pregunté a la doctora Lilian,la mujer a la que vi anteriormente, por qué pasaba esto y dijo que es porque la mente deja de funcionar.

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La primera vez que me vi en un espejo,desde que desperté, me percaté de que había perdido toda esperanza de ser quien era antes y aquellos ojos que eran azules ahora eran negros, quizá era esto a lo que se refería el sueño aquel en el que me veía a mí mismo mirando un espejo. Ya he pasado varios meses aquí, en este agujero blanco donde todo es ínfimo y banal, nada sobresale en este lugar y todo es lo mismo; solo ha habido algo distinto en estos días y fue la plática que tuve ayer con la doctora Lilian: -Dígame señor Coz ¿ hay algo que quiera decirme de la vida que crearon en su mente? -Todo era color de rosa. -Ya veo, todo era muy bonito, ¿algo más? -Iba a casarme y olvidé reunirme con un amigo en el parque el día antes de que despertara aquí, nada más. A partir de entonces hubo preguntas como: “¿se siente triste?, ¿le molesta algo?, ¿se siente mal por eso?, ¿quiere seguir platicando de esa “vida”?” y así el resto de la plática; yo solamente contestaba que no sabía, porque de verdad así era y es hasta ahora pues continuo ignorando si tengo la capacidad de pensar por mí mismo. Existe un piso, el que es más alto, al que no nos permiten subir a los pacientes e inclusive solo a algunos doctores les tienen permitido el acceso; en todo el tiempo que llevo aquí jamás he visto la luz del sol, no hay ventanas y los médicos nos tienen completamente prohibido el salir. Un día intente subir a ese piso más alto porque tenía intención de ver el sol pero los guardias del lugar me hicieron regresar por el camino por el que había subido; después de eso hablé con la doctora Lilian y me dijo que haría lo posible porque me dejarán salir un día. Ya llevo más de un año en este lugar. El día que sali, todo en verdad me pareció impactante, no sé por qué tenía la esperanza de que el país fuera como lo crea45


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ron en mi mente; lo que veo ahora no se parece en nada a mis recuerdos: todo el mundo va mirando abajo, con sus celulares mandando textos hasta a las personas que tienen enfrente, nadie se saluda ni se dirigen la mirada; todo el paisaje lo abarcan automóviles, pavimento y grandes edificios; las personas solo son de relleno, indiferentes, pues pasan por los callejones y aunque ven a gente armada golpeando a otros, quitándole sus pertenecías, no se hace nada.

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Una vez vi como mataron a algunos hombres en un asalto y algunas otras ocasiones vi como jóvenes, mujeres adultas, niñas, e incluso hombres también, estaban recargados contra los muros siendo manoseados por otros víctimas de esas mentes tan perversas y de baja moral. Dudo mucho que con tantos pitidos de los autos se pudiera escuchar el surgimiento del silencio, no vi en ningún momento algún niño jugar, correr o sonreír; el sol brillaba igual que siempre pero la gente oscurecía el día, no recuerdo haber visto algún parque o una familia reunida y eran pocos los árboles que había; fue así que quedé tan asqueado del mundo actual que creí que resultaba ser mejor la rutina que se vivía todos los días en esa jaula blanca en la que estaba. Sospecho que después de casi dos años empiezo a hacer uso de mi mente y tengo una idea un poco más clara de lo que siento. Recientemente recuerdo mucho a la chica que me provocaba ese lindo sentimiento rojo y también a mi amigo que siempre me decía que todo estaría bien; creo que siento nostalgia, estoy triste, tengo el firme deseo de recuperar algo, aunque sea lo más insignificante de lo que era anteriormente mi vida. Me encuentro subiendo al lugar prohibido, para mi suerte los guardias están idiotizados viendo un programa de televisión y esto me facilita el acceso. Al final de un pasillo hay una puerta de la que salen muchas luces, me acerco a ver qué es lo que es 46


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con la esperanza de que sea lo que busco pero no lo es; es un cuarto con muchas pantallas que proyectan la imagen de todas las personas que hay en el hospital, caigo en cuenta de que hasta ahora siempre nos han tenido vigilados; dentro del cuarto hay un hombre gordo, con una pistola en su cinturón, dormido en una silla y doy por hecho que su trabajo es vigilar las pantallas, cosa que obviamente no hace. Escucho que alguien viene y cierro la puerta para esconderme, son dos voces discutiendo algo, es entonces que oigo claramente lo que dicen y me doy cuenta de que en estos casi dos años me han estado mintiendo. Nadie me ha dicho lo que en realidad es este lugar y lo que me han hecho a mí y a todas las personas que estamos aquí y con las que han estado jugado al modificar nuestras mentes, es así que tomo la pistola del hombre gordo y hago lo que tengo que hacer. Llegó al punto que se me hace difícil creer cómo es posible que de pronto me encuentre con dos cuerpos a mi lado, dos cuerpos inerte y yo con una pistola en mano pues ¿cómo es posible que el color de tu vida cambie tan radicalmente? Me tiro al piso decepcionado de mí mismo al no entender cómo es que yo hice algo como esto; aunque ellos, los que jugaron con mi mente por 23 años y cuando desperté hicieron algo peor, lo merecían; entonces me pongo a divagar en mis pensamientos y apunto la pistola en dirección para volarme los sesos pero llego a la conclusión de que tengo dos opciones: matarme o morir en vida. Hasta ahora no sé cuál de las dos opciones prevalece.

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3er lugar

PRINCESAS, VOLCANES Y UN PRÍNCIPE MUY LENTO JOSÉ LUIS A LVA R A D O DEL PINO

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Durante la noche se empezaron a escuchar gritos de desesperación y pánico, se asomó sobre el balcón que estaba en su cuarto y que apuntaba a la playa y solo pudo ver un bulto negro.

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En los tiempos donde la gente solía filosofar sobre el origen del universo y la finalidad del hombre, en medio del pacífico se extendía una inmensa isla llamada Kailaón la cual tenía una calurosa playa, 245 hectáreas de espesa selva y un gran volcán situado a un costado de la isla. En medio de toda la maleza, pero lo suficientemente lejos del volcán, se encontraba la nui-hale que era una especie de gran palacio hecho de ramas, bambú y hojas; en este lugar gobernaba el rey viudo Nui-makua, quién era un obeso, feo y maloliente hombre moreno que usaba una gran toga de manta decorada finamente con diseños de conchas marinas e hilo de oro, con una corona hecha de oro macizo e incrustaciones de todo tipo de piedras preciosas.

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Él tenía una hija llamada Kaikamahine aunque prefería que le dijeran simplemente “Kakis”, ella era extremadamente bonita, morena, con el pelo largo negro hasta el final de la espalda, una uniceja bastante cargada y gorda (no como su padre claro) pero sí estaba bastante rellena; Kakis siempre usaba una falda hecha de cuentas azules encontradas en los rincones más profundos del océano y una blusa de manta muy escotada; cualquier plebeyo del pueblo caminaría hasta Australia solo por darle un beso, pero era claro que como era una princesa solo podía casarse con un príncipe. Un día la princesa salió a caminar cerca de la playa para recolectar conchas de mar, cuando de pronto algo le llamo la atención; era una piedra rosa brillante que colgaba de una cadena hecha de plata, la recogió y regresó inmediatamente al palacio, se puso sus zapatos preferidos y buscó al brujo del pueblo que vive un poco apartado de la comunidad, en una choza pequeña y muy oscura, entró y dijo: -¡Okalakupua!, ¡Okalakupua! Mire lo que he encontrado hoy que estaba caminando en la orilla del mar-, de entre las sombras salió un anciano encorvado que se apoyaba en un bastón de madera muy chueco, se acercó hacia ella, tomó el artefacto, lo examinó fijamente y pronunció muy seguro: -esto es un lumimoe, un viejo artilugio que utilizaban los agüisos para adivinar el futuro, según ellos estas piedras al abrirse dicen una pequeña profecía que indica un poco de lo que pasará próximamente-. Los agüisos eran una comunidad que vivía debajo del agua, no lejos de la casa de Kakis, eran muy parecidos a ellos a excepción de que podían respirar bajo el agua, tenían a su rey y a su reina pero no se llevaban muy bien con el rey de Kailaón. -¿puede abrirlo?-, preguntó ella -¡oh, pero claro que sí!-, contestó él, tiró el dije al suelo y con un movimiento rápido de su bastón, éste se abrió y se escucharon las siguientes palabras:

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“la princesa ha encontrado la piedra, la bruja ha hechizado el pueblo del agua, en la forma menos esperada un heredero al trono aparecerá, y en el volcán el hechizo romperá” Kakis y Okalakupua se quedaron escuchando esto fijamente para que luego cada uno se preguntara que trataba de decir, “la princesa ha encontrado la piedra” pues eso es más que obvio, ¿“la bruja ha hechizado el pueblo del agua”?, ¿eso que trata de decir?, pero ninguno lograba identificar lo que significaba lo demás. Después de mucho analizar sin lograr llegar a nada Kakis se marchó a su casa, comió un buen plato de almejas y se retiró a su habitación, se acostó en su cama y durmió. Durante la noche se empezaron a escuchar gritos de desesperación y pánico, se asomó sobre el balcón que estaba en su cuarto y que apuntaba a la playa y solo pudo ver un bulto negro moviéndose a lo largo de la arena mientras unos guardias completamente armados lo escoltaban dentro del edificio; Kakis rápidamente se puso sus pantuflas y bajó al pasillo principal en donde la sombra empezaba a tomar forma y dejaba ver a una gigantesca tortuga color lapislázuli; llena de pánico, pero al mismo tiempo curiosidad, la princesa decidió caminar para tratar de adivinar de qué se trataba cuando de pronto su padre la tomó del brazo y le indicó que se regresara a su cuarto con un grito molesto. No podía dormir, solo daba vueltas de un lado al otro en la cama de plantas, se acomodaba de una manera y otra y no lograba conciliar el sueño pues sus ganas de saber más de esa criatura la tenían inquieta. Así que, dando pasos de hormiga y tratando de que nadie la oyera bajo y bajo muy despacio hasta el calabozo, que más que calabozo era solo un pequeño cuarto con una reja de palos, se acercó y llamó delicadamente para evitar la atención de los guardias: -¡anda, ven! No seas tímido, 51


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no te hare nada- del fondo del cuarto una silueta se movía; generando un ruido bastante raro como de patas de tortuga, se hizo presente de golpe y Kakis apenas tuvo tiempo de reprimir un grito de susto, vio a la criatura y comprobó lo que había deducido, se trataba de una tortuga, pero a la princesa eso era lo que menos le importaba y trato de hablar con él. -¿Cómo te llamas?, ¿Quién eres?, ¿Qué eres?- preguntaba sin recibir respuesta alguna pues al parecer esa criatura trataba de hablar pero no podía expresar palabra alguna, fue entonces que recordó que en la gran biblioteca había visto un libro que se llamaba: “hablar con tortugas o tiburones”, salió de ahí y se fue a la biblioteca a buscar el libro, finalmente lo encontró y regresó a la celda. En el libro venía señalado cómo adivinar lo que está tratando de decir una tortuga o un tiburón mediante las señas, sonidos o gestos que hacen. Pasó con él una buena cantidad de tiempo pero fue bueno pues logró traducir que él era el príncipe de los agüisos, que su nombre era Keikipua, que el pueblo donde vivía fue congelado por una bruja que llegó en una burbuja gigante, fue así como Kakis comenzó a sentirse más convencida de que el lumimoe estaba diciendo la verdad; después de ese momento y ya más tranquila se fue a dormir sin antes asegurarle a Keikipua que todo saldría bien. A la mañana siguiente Kaikamahine se despertó hambrienta y llamó inmediatamente al sirviente para que le trajera el desayuno pero no recibió respuesta, volvió a llamar pero siguió sin recibir respuesta; molesta se levantó y fue al cuarto del rey para reclamarle que el sirviente no le había llevado a la cama el desayuno y cuando entró a su cuarto pegó un grito que casi se escuchó hasta Marte pues descubrió que su padre se encontraba congelado. Salió despavorida a la calle sólo para darse cuenta de que esa bruja había encantado a todo el pueblo, buscó por todos lados a alguien que hubiera podido escapar del hechizo pero fue 52


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inútil, todos estaban helados, todos excepto el mago; casi instantáneamente Kakis llegó a la choza del mago y le preguntó sobre el pueblo. Luego de una plática sobre la bruja Keluha y su odio hacia los pueblos con agua el mago le indicó que debía acabar con la profecía, para ello tenía que dirigirse con el príncipe al volcán y una vez en la cima debería de darle un beso mientras ambos se arrojaban a la lava y así el hechizo se rompería; el mago advirtió además que era importante que la princesa fuera montada sobre el caparazón de la tortuga. -Pero eso me matara, ¿no?-, preguntó espantada la princesa -¡claro que te matara!, a ti y al príncipe pero lo vale la vida de sus pueblos, ¿no?-, dijo un tanto burlesco el brujo, -pues sí, afirmó la princesa con tono de tristeza pero no pensaba en otra cosa más que en el bienestar de todos los del pueblos, tanto el suyo como el de los agüisos; llegó al nui-hale y abrió la puerta que encarcelaba al príncipe y luego de una rápida explicación de lo que tenían que hacer el príncipe coincidió en que valía más el pueblo y sus familias que su propia vida. Fue así que se encaminaron hacia el volcán, Kakis iba encima de Keikipua, el viaje tardó muchísimo, casi tres semanas, pues Keikipua tenía que cargar con el peso de las proviciones y además el de Kakis, sin contar que como era una tortuga caminaba aún más lento, pero eso al príncipe no le molestaba pues desde el primer momento que vio a Kaikamahine sintió que cayó en otro hechizo. En la punta del volcán los dos se vieron directamente a los ojos y con señas y ruidos se dieron a entender que les hubiera gustado conocerse más, hablar más y haber salido más; saltaron casi emparejados y durante la caída Kakis tomo la cabeza de la tortuga y la beso con todo su amor, no le importó que el príncipe siguiera teniendo forma de animal; de pronto el beso se empezó a tornar brilloso, salían estrellas y fue así que el cuerpo de la tortuga se empezó a convertir en el de un hombre fornido, moreno, y alto que tenía una diminuta ropa 53


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interior. El beso siguió y fue entonces que una fuerza los jaló hacia arriba y los sacó del hoyo de piedras derretidas; era la bruja que conmovida por el amor que rápidamente llegaron a sentir el uno por el otro los liberó del hechizo y los salvó.

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Los príncipes muy alegres regresaron al pueblo y presentaron a la hechicera, no como la mala sino como una heroína. Al poco tiempo el rey Nui-makua se enamoró de la bruja y la invitó a dar un largo viaje por el mundo, a este viaje los acompañaron los reyes agüisos, dejando cada uno el pueblo en las manos de sus respectivos hijos; los príncipes se casaron y decidieron unir los pueblos en uno solo: “Kailaonsos”, luego tuvieron tres hijos y vivieron felices por siempre (hasta que un tsunami destruyera los dos pueblos, borrándolos del mapa).

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Mención honorífica

LA VAN L AUR A ANGÉLICA OLMOS RODRÍGUEZ

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Mi corazón palpita acelerado en cosa de nada, ¿muerta yo? ¿muerta de verdad, verdad?

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Esa no es forma de despertarse, nadie tiene derecho a zangolotearte como si fueras un bulto, ¿Qué pasa con estas madres de ahora? Me niego a levantarme, pero noto que no es mi cama, mi suave cama y tampoco son mis amadas almohadas las que me acompañan, ni es mi madre la que me habla, pero no quiero abrir los ojos, tan calientita que estoy y tan rico que es dormir, así que abrazo con más fuerza mi almohada hasta que gime y me empuja como si mi abrazo le causara dolor.

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-¡Qué cosa más loca, debo de seguir soñando, una almohada llorona, ni que fuera mi hermana!, pero la almohada se escabulle de mis brazos y eso si me espanta ¡orales que buena onda! ¿Cómo le abran hecho mis hermanos para esta broma?-No tengo opción alguna más que la de abrir mis lindos y cansados ojitos.

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-¡Guau!- se supone que acabo de despertar y estoy dando de tumbos en una vieja combi, un guapo muchacho largucho (creo que es guapo por el perfil que alcanzo a ver) va manejando la camioneta, no va muy rápido, pero tampoco tan lento como para acercarme a verle la cara bien, y pues ¡ya que! veamos a donde me lleva mi mente esta vez. En el lado contrario a donde yo dormía viaja una pareja (parecen novios) solo que tienen el rostro angustiado, ella tiene un ojo morado y el esconde las manos, como si no quisiera que se las viéramos, - Hola, me atrevo a decir-total si es un sueño no pasa nada ¿verdad? - Hola; contesta con voz tímida y susurrante la muchacha; ¿a ti que te paso? -¿a mí?- ¿que se dice en un sueño?, me quedo pensando, mmm ¡rayos! - No tengo idea de porque estoy aquí-respondo lo más honesto posible dadas las circunstancias, pero me da la pauta para preguntarle a ella. - ¿tú que haces aquí?- Mirando el piso para disimular la tristeza me dice: - Morí ayer por la noche, aún no saben mis padres y no han reclamado mi cuerpo por eso estoy aquí, mientras no se derrame llanto sincero sobre mi cuerpo no será posible cruzar al siguiente plano. Cuido mucho que mi quijada siga en su lugar ya que del asombro amenaza con caérseme. ¿What? De milagro logro mantener la compostura, pues su tristeza es muy profunda para 58


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mis comentarios o bromas, así que miro a su compañero y le guiño un ojo para que me diga que pasa con él. Ella lo mira y lanza un suspiro tan profundo que siento ganas de llorar solo de verle la carita tan desamparada; mientras ella me contesta me dedico groseramente a observarlos a ambos; ella viste una blusa de encaje amarilla paja, pantalón obscuro pero se nota que está manchado de lodo, barro o algo parecido, su blusa que al principio me pareció hermosa, veo que tiene una manga rota y la parte del frente se encuentra salpicada de rojo obscuro ¿sangre quizás?, su piel es casi transparente aunque se nota que es morena y tiene el pelo largo y lacio, cae sobre sus hombros y llega hasta su pecho. Él por su parte es más desordenado en su apariencia, viste pantalón de mezclilla azul, el cual también se ve manchado de lodo, lleva una sudadera verde obscuro con capucha, tenis y su mirada es como de enojo y pesar. -Él no quiere hablar, está molesto porque no nos han buscado. Salimos desde el sábado a una fiesta y nuestros familiares no nos encuentran, piensa que es muy obvio el lugar donde están nuestros cuerpos, pero no es verdad; se suponía que íbamos a una fiesta y en realidad nos fuimos a una cabaña en la sierra, el amigo que nos la presto ha estado fuera, así que no sabe que nunca llegamos a la cabaña; nuestro auto se volcó en un barranco, no es muy hondo, solo la mala fortuna de caer mal y ¡pum! se acabó nuestra vida. Él se llama David y está enojado porque él iba manejando ¡gran cosa, cuando te toca, te toca! Hay algo en su expresión que me da escalofrío, ya me quiero despertar, pero los pellizcos nunca funcionan, en eso veo con asombro un bultito que no había percibido antes (mi almohada je je); es una pequeña de algo así como 3 años, sus ojitos son obscuros y vivaces, tiene una sonrisa preciosa, el pelo negro cortado como periquita y la piel translucida también, aunque ella parece cera, pues es demasiado blanca, para mi sorpresa me toma de la mano y se acurruca en mí. 59


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- Hey chamaca, hoy no trabajo como niñera-le digo en el tono más amable que mi confusión me permite, pero ella se repega más a mi cuerpo. -Hola-susurra y mi corazón se derrite. -Hola preciosa, ¿sabes porque estás aquí?- Ante mi sorpresa con una voz alegre y muy pero muy clara me cuenta que tiene 3 años, su mami la quiere mucho y le iba a celebrar una fiesta, pero una semana antes su mami llegó muy cansada de trabajar porque es enfermera y atiende a muchas personas y se quedó dormida sin darle de comer a ella. Ella sabía dónde mamá guardaba las galletas y fue por ellas, tomo un bote y logro trepar a una silla y de ahí al gabinete donde estaban las galletas -¡todas las galletas para mi solita! estire mi manita pero no las alcanzaba, me estire más y me resbale, caí de espalda, me dolía respirar, aquí mira, aquí me dolía-me dice llevando mi mano a su tierno pechito-pero luego de un rato se me quito-como no pude ni llorar-se quedó sin aire pienso yo-luego me fui a acostar con mamá porque me dio mucho sueño y me dormí con ella. -Luego me acuerdo que me sentí mal, me dolía la barriga y eso que no me comí ninguna galleta; pero esta vez sí llore, mi cabecita también me molestaba y mi mami no sabía porque me pasaba eso, pensó que era algo de mi pancita, porque me dio un delicioso masaje son su manita suave y también me dio un riquísimo té… pero luego luego lo vomite, me llevo al médico pero no sabían que tenía, me dio medicina que sabía muy feo y regresamos a casa. Esa noche hizo calor como nunca, mi mami me puso en mi tinita con agua y fue delicioso lo fresco que sentí; lo malo es que me sacaba del agua y otra vez, hacía calor, luego empezó el vómito ¡hay que feo se siente! ¡el sabor parece que todavía sigue en mi boquita! Mami me llevó de nuevo al doctor y me hicieron estudios, recuerdo ver a mi mami que me sonreía pero sus ojitos estaban muy tristes, debajo de ellos se veían una manchas obscuras, como cuando llega de trabajar y dice ¡vengo muerta! así estaban sus ojitos 60


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cuando los médicos hablaron con ella, vi como se llenaban de lágrimas y me enoje, ¿por qué le dicen cosas feas a mi mami?, mi mami se acercó a mi cama y me dio el beso más hermoso del mundo, me alzo en sus brazos y me quede dormida, volví a despertar, creo que fueron 3 días así de raros, no sé qué signifique pero me paso algo en mi cabecita, me rompí el cran… cran algo y no me iba a curar, por eso mi mami no dejaba de llorar, decía que era su culpa pero ella no sabía que yo quería galletas, además papá nunca le ha ayudado y ella solita hace todo, ¿cómo puede una mami tan linda como la mía pensar que es su culpa?... Pero por eso estoy aquí, ya entendí que morí pero mientras mi mami no deje de sufrir no puedo irme, todas las noches la van pasa por mi casa y me dejan bajar un rato para abrazarla y pedirle que no sufra, pero creo que sufre más, el problema es que no me quiero despedir de ella… es la única mami que tuve… y la quiero mucho. Con un nudo en la garganta la abrazo y me quedo callada, -Lamento haberte apretado tan fuerte-atino a decirle-pensé que eras mi almohada. -¿tu almohada? Ja ja ja ja ¿a poco tú tienes almohadas que se muevan?-Me dice con una risa cristalina que me remueve emociones, ninguna criatura de esta edad debería morir, no han sentido la maravilla del amanecer, son pocas las veces que han bailado bajo la lluvia o peor aún, quizás nunca lo hicieron. La congoja se apodera de mi ser, y quiero bajarme de esa “van”, quiero despertar, me urge despertar porque siento la necesidad de ver y abrazar a mi madre y a mi latosa hermanita, quiero despertar… y nada pasa, así que me acerco dando tumbos con el chofer (que por cierto si es guapo, lindo ojo azul, pelo castaño claro perfectamente cortado, dientes perfectos en una sonrisa perfecta, labios dignos de que los bese). -perdón pero ¿cómo logro despertar? Hay demasiada tristeza y “muerte” allá atrás, ya no quiero oír más historias de esas, ¿cómo me bajo mínimo si no puedo despertar? El niño guapo 61


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me mira solemne y me dice tranquilamente, -lo siento no puedes avanzar a menos que descubran mañana tu cuerpo y lloren en él, hasta entonces te quedarás aquí. Mi corazón palpita acelerado en cosa de nada, ¿muerta yo? ¿muerta de verdad, verdad? Naaah es un sueño, que llorar ni que nada, me voy a despertar y nadie me creerá mi sueño jalado. La van sigue avanzando y en vista de que el guapo me ignora vilmente y que no quiero oír más de “mis compañeros de viaje” me dedico a observar por la ventana; está amaneciendo, las luces del alba le dan un tono mágico a las casas que encierran la carretera por donde vamos, parece que el camino es empedrado porque damos más brincos que hace un momento y los árboles a lo lejos se ven lánguidos y somnolientos, casi casi como yo, la van acelera y veo con horror que se mete en lo que parece un cerro, peñascos por todos lados ¿dónde quedo la ciudad y las casitas? y ¿por qué de nuevo todo es obscuro si ya iba a amanecer? De pronto se abre la puerta y sube una niña como de 9 años, se ve desalineada, un poco sucia de su uniforme, el pelo se le ve un tanto chamuscado y de hecho huele a quemado, me da miedo preguntar, pero lo raro es que ni falta hace, la pequeña es tan desparpajada que ella misma cuenta su triste historia aunque para ella parece ser una aventura, quizás no se haya percatado de lo que pasa. -Hola-dice mostrando su boca chimuela-me llamo Camila y al parecer hoy no iré a la escuela ¡suave! ¿cómo te llamas?-me dice mirándome fijamente como si fuera mi igual y para colmo se sienta junto a mí con ese olor tan penetrante y desagradable; mientras habla me fijo en ella sin ningún pudor, si ella me habla tan igualada, ¿por qué no verla yo a lo descarado?, su uniforme me parece conocido, de esa escuela que es muy hermosa de instalaciones pero deficiente en cuanto a disciplina; su carita se encuentra bastante sucia, tiene el pelo desaliñado y fuera de lugar, las puntas se le ven tiesas, como cuando te dejas la plancha más tiempo del necesario, es baja 62


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de estatura y extremadamente delgada, sus calcetas se ven añejas y son de las que aprietan para afuera, sus zapatos negros han visto sus mejores días, ¡solo trae uno puesto! No me había percatado de eso, sigo en mi escrutinio cuando escucho su vocecita altanera. -¿ya terminaste o me doy vuelta?- ¡Ups! Que delicada pienso, pero no digo otra cosa que no sea un -lo siento-, ella se ríe de manera escandalosa y me dice que no pasa nada, que era broma. -fíjate que hoy ha sido un día muy especial-dice-mi mamá nunca me lleva a la escuela y hoy si lo hizo, ayer me castigo muy fuerte porque no hice todos los deberes que me encomendó: lavar los trastes, tirar la basura y esas cosas que no le gusta hacer a ella, ¡claro como tiene nuevo novio! no quiere la casa desordenada y pues me regañó y pegó por no hacer eso; pero hoy se levantó de buenas (siempre se levanta de buenas cuando su novio se queda a dormir en casa) y me dio de almorzar, solo había frijolitos pero calentados por ella sabían a gloria, ¿te gustan los frijoles? Me dice de pronto, -para nada- contesto rápidamente, como si me los estuviera ofreciendo y los tuviera que aceptar-¿frijoles yo? No, yo desayuno cereal. -Bueno pues tú te los pierdes, como te decía me llevó a la escuela luego de almorzar, me dio un beso y me dijo que me quería mucho y se fue, yo entre a la escuela pero no me gusta mucho estar ahí, así que en el recreo me escape junto con mi amiga Mica y nos fuimos a mi casa; cuando llegamos estaba cerrada y yo no tenía llaves, pensé en brincarme como otras veces pero me pareció escuchar a mi mamá adentro así que nos fuimos a casa de Mica pues ella sí tiene llaves porque su mamá trabaja hasta tarde y su papá igual, así que llegamos, empezamos viendo tele y comiendo lo que hallamos (la mamá de Mica cocina muy rico) y nos acabamos la comida de todos; nos dolía la panza y no parábamos de reír, pero pronto estábamos aburridas por lo que subimos a la azotea, de ahí dijo Mica se ve toda la ciudad que es muy bonita, ya arriba yo me aburrí, no le veía lo bonito por ninguna lado y empe63


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cé a querer pegarle a Mica con un tubo que halle tirado, le dije: “juguemos a la piñata, ¡tú eres la piñata! Y la perseguí por toda la azotea, ¡que divertido! Mica me decía que parara, ella es un poco gordita y estaba toda colorada, se veía muy chistosa. Luego ella se quedó quieta, estaba cerca de la orilla y pensé que sería fácil pegarle, no pensé darle fuerte, es mi amiga, pero ella se agacho en el último momento y el tubo choco con algo, de pronto estaba yo volando por el aire, solo sentí algo caliente que recorría desde mi mano hasta mi pie, era mucho calor, dolía conforme avanzaba, cada vez era más intenso, como cuando te cae chile en una cortada, pero peor y luego ya todo dejo de doler. Lo más gracioso fue ver la cara de Mica, su pelo estaba parado como si fueran espinas y su cara, ¡hubieras visto su cara! ¡Era tan graciosa! tenía los ojos tan grandes que parecía que se le salían y la boca abierta que me imagine que una mosca podría entrar y salir todo lo que quisiera y ella ni cuenta, con decirte que hasta quise darle unos “tubasos” pero no pude agarrar el tubo y me dio pena luego de verla llorar y gritar, la verdad también llore y grite, solo que ella no me escuchaba. Supongo que mi mamá ya debe de saber lo ocurrido, pero pues…no sé si le importe lo que me pasó. Dicho lo cual se cubre la cara con sus brazos flacuchos y llora con desesperación. Me quedó callada pues su historia me impacta y lo único que quiero es irme de ahí, no logró despertar y me niego a creer que me morí, así de fácil, nadie se muere por que sí, siempre hay un motivo, siempre hay una razón, pero yo me fui a dormir temprano, sí me dolía la cabeza pero ¿a quién no le duele luego de estudiar para pasar cálculo integral? Sí, lo sé a los geniecillos o mejor conocidos como nerds, ellos no sufren dolor de cabeza con nada de las matemáticas; pero yo no soy un genio, así que no creo que ese dolor de cabeza me haya traído hasta aquí, ¿qué hago? ¿Cómo despierto?, el guapo chofer me mira y me pide que me calle, debe concentrarse en el camino y mis quejas lo distraen. 64


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-¡qué pena me da tu vida!-le digo indignada y rompo a reír como idiota por lo irónico de mi comentario. No quiero saber nada de los pasajeros de la van y me concentro en el sonido del motor, el sonido es constante y se le suma tenuemente un sonido de lluvia ligera, más que lluvia parece una suave brisa; ese golpeteo en el techo me arrulla un poco, conforme me relajo el frío se instala en la van y se siente hasta los huesos; primero pruebo a frotarme los brazos y percibo la piel de gallina bajo las yemas de mis dedos, me abrazo las piernas haciéndome un ovillo intentando calentarme, pero es inútil, el frio se mete hasta el fondo de mi alma y me hace tiritar, primero suavemente y luego tan escandalosamente que mis dientes golpetean más fuerte que la lluvia. Cierro los ojos buscando evadir esa “realidad” porque la tristeza es tan intensa que pareciera que alguien tomó mi corazón y lo está apretando tanto que duele el solo hecho de respirar; las lágrimas fluyen libremente por mis mejillas, casi como las gotas de lluvia que resbalan por el cristal de mi ventana, de repente siento una mano extrañamente cálida tomando mi hombro y una dulce voz llena de calma que me pide me tranquilice; sin abrir los ojos deseo que sea mi madre que viene a levantarme para la escuela pero no abro los ojos porque la voz a pesar de lo hermosa que es, no es la de mi madre. Hago acopio de valor en mi angustia y abro los ojos. Ahí frente a mí está una anciana de voz de terciopelo, su pelo es gris y bastante largo, como si nunca lo hubiera cortado, le llega más allá de la cintura; lleva sobre una bata de hospital un mandil morado obispo, se ve rara la señora por su vestimenta pero tiene el rostro arrugado más radiante que haya visto; su sonrisa me muestra que tiene unos dientes pequeños y algo amarillos pero ¡los tiene todos! ¿Cómo lo logro? Yo ya tengo una muela cariada y reparada y ¡solo tengo 17 años!, ella se ve como de mmm más de 80, eso, seguro. Ella me mira y me dice tranquilamente: 65


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-¿me puedes ayudar? -Claro ¿qué necesita?-le contesto de inmediato, -fíjate que mi familia se puso muy mal cuando deje de respirar y se hicieron bolas, unos gritaban, otros lloraban, mi muchacha teresita se desmayó, ¡Dios quiera que no se le haga un chipote de la caída!-la señora se santigua y sigue con su relato-luego el doctorcito les dijo que ya me podían arreglar y pues se fueron hacer lo necesario, que si la sabana bendita, mi vestido, la misa, el café y todo eso pero pues nadie se acordó de peinarme ¿me puedes hacer una trenza? No me gusta tener el pelo enredado y verme toda greñuda ¿qué van a pensar las personas que me vean? -Claro que la peino, permítame-ella me da una peineta que lleva en el pelo- ¡qué lindo pelo tiene señora!-digo. Ella no me contesta nada, mientras la peino ha sacado de la bolsa del mandil un rosario de cuentas y murmura y murmura oraciones para “sus muchachas”, ¡qué grande es el amor de madre, que aún muertas no dejan de rezar por sus hijos! Mientras entretejo su pelo me percato que la lluvia cesó, pero no sólo eso ¡los novios ya no están! Pero si la van no se ha detenido, ¿cómo bajaron? ¿Los habrán encontrado al fin? Mis demás acompañantes están cada quien en su mundo: la pequeña se ha vuelto a dormir, esta vez lejos de mí (seguramente no quiere que la vuelva a apretar) y la niña Camila se mueve de un lugar a otro, como si ninguno le gustara. La dulce señora me ha llenado de paz y no entiendo el por qué, quizás me recuerda a mi abuela, ella nos dejó hace unos 3 años y todavía la echo de menos, era como esta señora, con una mirada transparente, de esas que te penetran el alma pero no te incomodan, con su andar cansado pero con eterna sonrisa, siempre tenía un beso para mí y nunca, pero nunca la escuche quejarse aun cuando supo que su fin estaba cerca mantuvo esa altivez de su generación y dispuso encargos a cada una de sus hijas pues quería que a pesar del dolor se 66


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hiciera mole para su funeral, -¡que todos coman!-Fue la indicación que dejó, así que con un nudo en la garganta comimos con ella en su ataúd vigilante de que todos se comportaran como ella pidió. ¡Extraño a mi abuela! Nació en el siglo pasado y le tocó comer nopales, usar molcajete, un petate para dormir, el metate para moler, cocinar con leña, trabajar de sol a sol mientras fue fuerte y sé de buena fuente que nunca, pero nunca se quejó, ni de su vida, ni de sus hijos; su fe siempre mantuvo en alto su frente y su corazón libre de rencores, bendita mi abuela ¿habrá andado paseando en esta van?, en estos pensamientos he terminado la trenza y la señora me da las gracias y se recorre un poco para seguir con su letanía. Insisto, me quiero despertar, no puedo estar muerta, nadie me ha informado de una van después de morir, siempre dicen que si la luz, que si el túnel y la luz al final del túnel, que si esto, que si lo otro pero, ¿una van? Por primera vez, desde que inició este sueño loco, la van se ha detenido. Estamos cerca del agua, pues la escucho correr, el guapo se baja y abre la puerta mientras que me dice que baje. Sí, me quiero bajar, pero en mi casa, no en este lugar olvidado de la mano de dios, esta obscuro; no, definitivamente no quiero bajar aquí, no señor de ninguna manera, lástima que nunca dije ni media palabra y como borreguito baje de la van; era un lugar muy desolado, algunos arbustos se ondulaban al viento, la luz del amanecer pretendía iluminar un poco el paisaje; esta vez no caí en pensar que amanecía, ya antes me lo había parecido; sin embargo era bueno que la luz se filtrara y dejara ver donde pisaba pues el chofer me guiaba hacia la orilla de un barranco. Íbamos bajando lentamente, muy lentamente, no se veía el final pero conforme avanzábamos se escuchaba con más nitidez el agua, ¿era el mar?, luego de varios minutos, que a mí me parecieron horas, el agua ya estaba a la vista, era transparente pero se notaba algo misterioso en ella, bajo la superficie algo parecía danzar, quizás eran hierbas, algas o algo parecido. 67


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Mi guía se quedó quieto y me indicó que yo avanzara, él se quedaría detrás de mí. El plan era muy sencillo y simple pues sólo tenía que sacar lo que había bajo el agua y entonces quizás me dejaría marchar ¿marcharme? ¿Pues no que estoy muerta? ¿Entonces si es un sueño?, el ingrato chofer se rió tan alegremente que hasta la panza se me retorció de coraje ¿qué le pasa a este? -Relájate, como te dije al principio del viaje has muerto, nadie se percatado de ello y por esa razón sigues en la van, si me ayudas te daré permiso de visitar a tu familia, no tuviste oportunidad de decirles adiós, de disculparte por acabar con las galletas, inclusive las que no eran para ti. -¡Upss! ¡Eso si da pena!-Está bien, dime que tengo que hacer y lo haré-digo esto con seguridad pero el vuelco en mi estómago me hace querer vomitar y un escalofrío recorrió mi espalda hasta mi nuca. De repente él toma mi mano y me pide que entre en el agua; el agua que antes era transparente ahora se torna verdosa, pero no obscura, puedo ver el fondo todavía, debo tomar esa maleza que se ve en el fondo y jalar con fuerza, necesitamos de ella para poder concluir el viaje de la van de esta ocasión. Así que sin más preámbulos meto mi mano y toco la maleza, se siente resbalosa, suave y abundante, al primer intento no logro sacarla, está muy adherida al fondo y para complicarlo todo, el agua se pone cada vez más fría, empiezo a temblar nuevamente. Eso me enoja, me quiero ir ya, tengo que saber si de verdad he muerto o solo es una pesadilla, me apoyo fuertemente en mis dos pies y jalo con mucha fuerza ¡lo logré! Está en mis manos “la maleza”, es el pelo resbaloso de una mocosa de 5 años más o menos, toda hinchada y con la piel cuarteada, pienso que es por el tiempo que tenía sumergida, me mira atentamente sin ningún pudor y me brinca al pecho, doy un traspié, grito y caigo al agua, con la niña encima de mí.

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¡Me quiere matar, si no estaba muerta ahora lo estaré! Pienso mientras manoteo para darme cuenta de que el agua me llega al pecho a pesar de estar sentada. ¡Bien, muy bien muerta de vergüenza! ¡Es oficial soy muy nena!, el guapo chofer me ayuda a ponerme en pie y toma en brazos a la pequeña; esta vez es él quien me cuenta la historia de la sirenita (así decido nombrarle yo). -Salió de paseo con su grupo de escuela, fueron a una playa cercana, desafortunadamente los adultos a cargo se distrajeron tomando alcohol que no notaron que faltaba ella, ella era muy curiosa, se alejó de la playa siguiendo una mariposa, se resbaló y cayó en el agua, al no saber nadar terminó ahogada. La marea la alejo varios kilómetros del accidente por eso nunca encontraron el cuerpo, tengo mucho tiempo buscándola, pero no lograba sacarla del agua, ella es mi hermanita, hace ya 10 años del accidente. Cuando yo morí supliqué para manejar la van y desde entonces no he dejado de visitarla, pero nadie lograba arrancarla del lecho donde estaba, te estoy muy agradecido, así que cumpliré mi palabra y te llevare a ver a tu familia. Al regresar a la van vi que la “sirenita” estaba mejorando la apariencia de su piel, como que al subir se fue escurriendo de su cuerpo el agua y ya casi era normal. Pensaba eso cuando la van arrancó de manera brusca y la velocidad aumentó como si el viento fuera nuestro motor; las calles que antes apreciaba perfectamente se ven como líneas de colores mal trazadas, me da miedito, pero que puede pasar ¡ni modo que choquemos y me muera!... una gran escala de colores me deslumbra, siento como mi cuerpo se fragmenta, una gran fuerza me impulsa hacia arriba y afuera de la van-¿Qué pasa?-Grito angustiada y el miedo atenaza mi garganta y ningún sonido sale nuevamente, solamente el llanto moja mi rostro… y mi almohada… mi almohada… mi cama… mi vida… Solo un segundo de paz antes del grito exagerado de mi madre ¿Qué no piensas ir a la escuela? 69


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Nunca mi madre me vio levantarme tan rápido y tan feliz de la cama, la abrase y la bese con gusto, hasta a mi hermana latosa la vi con alegría, la abrace y gire con ella en brazos, hasta que la geniecillo rompió el encanto. -¿Qué tienes en la mano? ¿Rompiste una de mis muñecas? -¿Estás loca? ¿Para qué quiero tus muñecas? -Mira tu mano y dime que tienes, ¿a ver? Dime

Mal día para tener pesadillas, tremendo pellizco me dio mi madre en el brazo que me hizo soltar unas lagrimitas ¡muerta vas a estar si no te apuras! ¡Y ni dios padre te salva! El mejor y más agradecido pellizco de mi vida, por lo demás prefiero no saber, o no quería saber, pero fue titular en los periódicos el hallazgo de una osamenta de una niña perdida hacía más de 10 años en la playa, extrañamente el esqueleto estaba completo y recostado en una roca. No, de verdad no quiero averiguar qué fue lo que sucedió.

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No podía creerlo, en mis manos estaban cabellos rubios, sedosos y brillantes, no eran muchos pero si lo suficiente para que la latosa lo notara. Al instante recordé todo lo soñado, los novios, la pequeña, Camila y sobre todo a la “sirenita” un escalofrío recorrió mi cuerpo y un sudor frío bañó mi frente. -¡mamá!-grite angustiada-¡mamá! ¿Estoy viva? ¿Verdad que esto no es un sueño?

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ENSAYO ESCUELAS DE NIVEL M ED I O S U PER I O R


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1er lugar

EL SIGNIFICADO DEL ALFA Y EL OMEGA ELÍAS CANDEL ARIO FR ANCISCO BARRÓN CONEJO

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Si alguna vez ha pasado por tus oídos un predicador de una religión cualquiera, al preguntarle la ubicación de dios, te responderá que dios tiene lugar en todo lo que nos rodea y llega a afirmar que se encuentra dentro de ti.

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Todos los domingos, sin falta alguna, las familias llegan (algunos con goce, otros debido a ese pesado sentimiento de obligación) a las puertas de una capilla católica; otros cuantos individuos se reúnen en reducidos e improvisados templos cristianos y en muy escasas ocasiones contemplamos a las religiones protestantes dar sus platicas en apartados rincones de los vecindarios, cautivando a sus seguidores con sus “maravillosas” pláticas. Sin embargo, viene importando poco, casi nada, pues aunque el 80% de individuos que profesan la fe católica (tan solo en mi país), agregando la insignificante cantidad que representa el 10% de las religiones protestantes dentro de los Estados Unidos Mexicanos, solo es por resultado de su cultura.

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No interesa si tú tienes gravado en tu alma, tu mente, incluyendo (algunas veces) en tu cuerpo los términos como: musulmán, budista, hindú, católico, mormón, cristiano, judío, creyente pagano, etcétera… porque detrás de todas y cada una de las etiquetas mencionas anteriormente, se lleva consigo una carga necesaria para la existencia de las creencias, carga a la que diariamente intitulamos como dios.

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Pero… ¿Qué es dios? ¿En dónde y cuál fue la causa de su origen o su nacimiento? Durante los capítulos de la historia humana definir a dios ha sido una ardua labor que ha dejado tras de sí largas disputas y conflictos entre naciones, entre los que hemos considerado como sabios y maestros de las ciencias y hasta pleitos vulgares entre los hombres comunes. El tema de dios es delicado en demasía, sobre todo porque la noción de su significado cambia a lo largo de nuestra historia, por ejemplo: los primeros homos sapientes no especulaban de dioses, si no de espíritus, mismos que con amor hacían funcionar las leyes de las naturaleza a las que el hombre no tenía más remedio que someterse; con el lento pero seguro paso de los años las personas alimentadas por su folklore y sus etnias deformaron esos espíritus, transformándolos en seres que tienen conocimientos de todas las ciencias habidas y por haber y que además están presentes en todo lo que nos rodea, como diría Aristóteles; retomando a grandes íconos de las religiones monoteístas, como Abraham, hubo quienes le otorgaron dichas virtudes y propiedades a un solo ser, una esencia inacabable, omnipotente y que es responsable de la creación del universo y todos sus habitantes, según las palabras de Descartes; y en la actualidad, si te adentras en los diccionarios escritos u electrónicos, la mayoría de la ocasiones encuentras esta definición “ser supremo y conservador del universo”.

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Con lo anterior hago un llamado a los alumnos más “destacados” en la rama de filosofía y teología, incluso a los escuincles que no superan la adolescencia y andan metiéndose (como buenos borregos) en conceptos tan complejos como el ateísmo, para decirles que puedo afirmar que la definición de dios, no es diferente a la que el español y la ciencia me han dado de energía. Según la física, nuestro universo fue creado por un detonar de proporciones inconmensurables provocado por la acumulación de obscenas cantidades de energía comprimidas en un punto muy pequeño; la misma física nos dice que antes de la muerte del universo, este en vez de expandirse, comenzará a comprimirse a sí mismo, provocando su colapso y liberando hacia la nada las mismas cantidades obscenas de energía. ¿Por qué digo esto? Por el popular dicho religioso que cita “Él es el alfa y el Omega, Él es el principio y el fin”; antes del universo hubo energía y seguirá habiendo después de que este desparezca. Otro caso curioso se encuentra en los versos del credo católico: “Engendrado, no creado. De la misma naturaleza del padre por quien todo fue hecho”. Para la física es algo que resulta imposible el hecho de crear energía, lo único que se puede hacer es generarla a partir de la naturaleza propia de la misma, aplicándola en diferentes versiones para provocar otra, como dijo Newton, “la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”. Si alguna vez ha pasado por tus oídos un predicador de una religión cualquiera, al preguntarle la ubicación de dios, te responderá que dios tiene lugar en todo lo que nos rodea y llega a afirmar que se encuentra dentro de ti. Si has cursado la educación primaria, lo primero que te enseñan en las ciencias naturales es que la energía está presente en todo y en todos, hasta los cuerpos que resultan inmóviles, tienen una característica que es escrita como energía potencial. 77


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Otra cosa que cabe mencionar sobre dios es que tiene la capacidad de transcender las leyes de la física y la lógica, de tal manera que crea un milagro. Para la ciencia los milagros son cosa imposible, pero tienen cierta verdad, algo que nuestros ojos conciben como una realidad, sería un espectáculo de ilusionismo; los ilusionistas hacen hazañas impracticables para las masas, que bien tienen una explicación lógica, pero dicha explicación está oculta en las sombras de los pensamientos de estos artistas y por ende le llamamos magia; en palabras de Agustín de Hipona, “los milagros no son contrarios a la naturaleza, sino solo contrarios a lo que conocemos como naturaleza”. La física es la ciencia que estudia la naturaleza de las cosas, por lo tanto, las paradojas de la energía, no trascienden las leyes de la física, sólo de lo que conocemos como física. Para las religiones, dios es lo más sagrado que puede existir, ¿Qué significa sagrado? Sagrado se le atribuye a algo que es la base de todo lo que puede llegar a tener lugar en el mundo real, es incorruptible, perdurará para siempre, además de que sin esa “cosa sagrada” no podríamos vivir y es perfecto; esto no remite (vuelve el perro arrepentido) a la energía, misma que es la base de nuestro y otros universos; no puedes corromper a la energía, simplemente puedes transformarla dentro de sus leyes naturales, como ya he dicho, la energía perdurará por siempre y en sí es perfecta. A todos esos ateos fanáticos que niegan la existencia de un dios y toda la masa de sacerdotes y predicadores de todas las religiones, me atrevo a decir que dios existe, pero no es un ser con conciencia capaz de controlar y decidir el porvenir de todas las criaturas en los universos existenciales, dios es simplemente la energía en todas sus versiones.

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2do lugar

HABLAR DE AMIGOS JOSÉ LUIS ZO R R I L L A SÁNCHEZ

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Me accidento y duro como una semana en el hospital, van varios a verme, algunos me dicen que me cuide pero sé que solo lo dicen por compromiso.

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Me levanto, me voy al desayuno con Fulano; llego al trabajo, me encuentro con Perengano; Sultano me llama y me invita a salir en la noche; voy a comer al restaurante donde seguro me encuentro a Merengano y Fodongeano; regreso a la oficina y ya llegaron Perenganito y Merenganito; antes de salir de trabajar me llama a su oficina Amargadito (mi jefe); me reĂşno con Sultano y no falta que nos encontremos a Fulana, Mengano, Pengana y demĂĄs, total que al dĂ­a veo como veinte amigos.

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Fulano, en el desayuno, habla de un chico que se ha suicidado; Merengano (que esta vez nos acompaña) dice que ha escuchado que el joven hizo esto porque su novia lo dejó. Pasa el tiempo y yo solamente los escucho hablar y en mis pensamientos me pierdo hasta que recuerdo algo que leí una vez y se me ocurre mencionarlo:

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ESCUELAS DE NIVEL MEDIO SUPERIOR

-Según tengo entendido-digo al casi al final del desayuno-el muchacho no era muy integrado a la sociedad, tenía muy pocos amigos, e incluso creo que no era muy unido con su familia, a esto se le llama suicidio social, esto es cuando el individuo no está integrado de muy buena manera a la sociedad, creo que lo leí en una teoría de una tal Durkheim. Llego a mi oficina y me encuentro con Perengano quien me pide que lo ayude cubriéndolo unas horas en el trabajo; recuerdo que cuando yo le pido un favor a él siempre tiene un pretexto y no puede ayudarme, pero le digo que sí, después voy a la oficina de Amargadito y me dice que necesita que haga un proyecto y demás en beneficio “propio” y no de la empresa; él jamás me ha dado un aumento ni me ha hecho un favor, pero yo siempre tengo que corregir lo que el “jefe” hace mal y ayudarlo en lo que sea porque sino me despide, que gran amigo es, de verdad. Esto es todos los días, favores y favores y más favores. Me accidento y duro como una semana en el hospital, van varios a verme, algunos me dicen que me cuide pero sé que solo lo dicen por compromiso, otros lo dicen de corazón y otros ni siquiera lo dicen, el único que está al pendiente de mi salud es Sultano. Ya de regreso a mi casa, pongo el Claro de luna de Debussy y comienzo a reflexionar intensivamente: “algunos dicen ser tus amigos, cuando apenas cruzas palabra con ellos, otros lo dicen de corazón pero no te ayudan mucho, al final son po82


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cos los verdaderos amigos, se cuentan con los dedos de las manos; mejor amigo solo es uno, pero este puede resultar ser tu peor enemigo, así que lo preferible es que cuando hables de amigos, solo te refieras a ti mismo como tu mejor amigo�.

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FOTOGRAFÍA ESCUELAS DE NIVEL M ED I O S U PER I O R


Karla Itzel Sรกmano Galvรกn | 1er lugar



Karla Itzel Sรกmano Galvรกn | 2do lugar



Ana Jacqueline Segovia Guzmรกn | 3er lugar



Ana Jacqueline Segovia Guzmán | Mención honorífica



Karla Itzel Sámano Galván | Mención honorífica




CORTOMETRAJE

ESCUELAS DE NIVEL M ED I O S U PER I O R


Amanda | 1er lugar

Felipe Andrés Elías Durán


M铆ralo en la siguiente direcci贸n de internet: http://goo.gl/hUCvcY


No está padre | 2do lugar

María Guadalupe Llano Duarte, Myriam Alejandra Pantoja Villaseñor y Fanny Castaño Medina


M铆ralo en la siguiente direcci贸n de internet: http://goo.gl/QqtqFV



CORTOMETRAJE

LICENCIATURA


Mi última cita | 1er lugar

Francisco Corona Palmerín, Angel Ávila, Carolina Gómez Alfaro y Daniela Hernández


M铆ralo en la siguiente direcci贸n de internet: http://goo.gl/YzkeIo


Un día, todos los días | 2do lugar

Gabriela Nataxa García González


M铆ralo en la siguiente direcci贸n de internet: http://goo.gl/chE4qa


Anoche tuve un sue単o | 3er lugar

Daniel Baltazar Mendoza


M铆ralo en la siguiente direcci贸n de internet: http://goo.gl/tkt4Jo



FOTOGRAFÍA LICENCIATURA


No somos muñecas | María José Flores Flores | 1er lugar


Daniela Nieto Enriquez | 3er lugar


Diana Garc铆a G贸mez | 2do lugar



Amairani Gabriela Jacob Rodríguez | Mención honorífica



Karen Patricia Aguilar Ramírez | Mención honorífica



Alan González Estrada | Mención honorífica



Niño de Casamance | Guillermo Uralde Ramírez | Mención honorífica



Detrás de todo | Janet Flores Pérez | Mención honorífica



No es un juego de niños | Theressa Selene Mota Múñoz | Mención honorífica


Tras la ventana | Dayana Yolotzin Ríos Vargas | Mención honorífica



POESÍA LICENCIATURA


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1er lugar

PULSIONES SAMANTHA R AMOS V I L L A N U E VA

Po esĂ­a |

L I C E N C I AT U R A

Me duele verte absorbido por algo que no sea yo, verte salir de mi espacio para entrar a uno que no me incluye, porque te sigo, te veo y huyo luego, como siempre.

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EXOGÈNESIS Los poetas poseen polvo de estrellas cuelgan de sus meñiques constelaciones, hojas de naranjo y piedras de río. Poseen el poder de tejer sueños, aleteo de negras alas de mariposa desterrada ebrios de vino tinto joven. El poeta atardece en su pluma hace vibrar naciones para calarle los huesos a dios. Los poetas como amargo cacao nacen acerinos para ser reconocidos. Poseen la energía abisal de cadáveres estelares, luz robada de la luna nueva. Los poetas incrustan los ojos En espejos estrellados En corazones rotos En labios desportillados.

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Encumbrados en arias, sonetos e interminables adioses, saben que no se pertenecen y aúllan y mueren asqueados porque a pesar de todo sus manos son prueba de la existencia del amor. Amados poetas míos desgasten sus lenguas en besos, los dientes en alcohol, el corazón en la batalla. Secos quebrados renacerán siempre del propio fuego

Po esía |

L I C E N C I AT U R A

Poetas obscenos y deliciosos sean pues brujos…, asesinos…, pervertidos. Absurdos e irreales. Aballen muros.   sean sus palabras voz de almas calladas      olvidadas. Muerdan incisivos las palmas del viento / cantando afásicos al exotismo, lo voluptuoso, al bamboleo de su embriaguez achaquen el delirio inmutable y aporreando al dios o demonio que los guarde  …intuyan… Superioridad de artista mediocre aspirando las cenizas de los grandes Sean demonios  Verdugos    Su propio infierno.

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En sopor escriban   En melancolía    En la tumba. Secretos que el cielo y el mar nunca se han dicho Mientras te miro dormir Destellos de luna llenan tu piel de aspecto espectral, hueles a hojas de limón. Mientras las estrellas mueren mi tiempo se detiene frente a la espesura de tu belleza onírica. La claridad en tus párpados cerrados y el reluciente ámbar de tu piel… mi tiempo desaparece frente a la negrura de tu belleza onírica. Arrancaré tu corazón con mis propias manos Asesinaré tus ilusiones de un tajo, te desollaré con mis dientes. Con tu crepúsculo en mis ojos no veré tu alba, tu áurea palabra. El diablo está sonriendo…, no hay más, el infierno está por dentro   has quedado atrapado… en silencio tan lúgubre aullando una luna triste. Pero no puedes dejarme ni evitar amarme…, siéntate en medio de mis pulsiones antes atrapadas. al reverso de mis ojos guardo tu corazón arrancado late como si fuera mío. Has quedado atrapado…

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I. Materia oscura. Carcajadas del inframundo no me dejan dormir, retumban como olas suicidas bajo mi cama, horadándome la almohada. Ya no soy sino una sombra triste y patética…, te he perdido porque nunca te tuve, rasguñé un doloroso amor que me mostró una senda sin retorno, que más que rescatarme de mí misma, me ha encerrado y dejado sin sol, sólo una luz palpitante sin centro. No sé quién eres o eras, me perdí al perseguir una idea absurda o una fantasía ruidosa y descolorida. Aquella noche, frente a los amigos de los amigos nada era claro ni decente, yo no era quien suponían, si lo pienso bien ninguno de nosotros resultó ser quien dijo ser y la bebida que fluía del más amargo manantial nos bañó con mentiras y caricaturas de todos nosotros. Pero estábamos solos, te vi a los ojos y parecías tan necesitado como yo de escapar y reinventarte, por supuesto que nos íbamos a creer todas las mentiras. Para cuando mi mano por fin hizo contacto con tu piel ya era demasiado tarde para callar o detenernos, cuando sentí el dulce sabor del peligro en mis labios ya no me importaba preguntar tu nombre. La mañana fue luminosa e impertinente, mi cuartucho estudiantil tenía un aroma diferente y no quise creer que podría acostumbrarme a él, pero lo hicimos y lo hicimos bien, todo era como debía ser, excepto por los secretos y la intimidad, nada se sentía bien si de decir la verdad se trataba, los juegos mentales eran cada vez más crueles y nadie lograba adivinar si era cierta la historia o no, podría ser de una película o de otra persona, podría ser inventada o sacada del libro del baño. Poco importaba. Pero de lo que estoy segura es de que debimos haber salido alguna vez, debimos hablar con la voz original y no con las grabaciones en nuestras cabezas ni con sensuales voces sacadas de la radio; debimos dejar que los rayos del sol entraran de vez en cuando para desnudarnos y rascar 13 4


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profundo, estoy segura de que pudiste haber resultado un buen hombre. “Perdí la cuenta” dijiste, “yo también”, pensé. No recuerdo el día ni la hora o la estación del año, entre tus brazos el calor se iba volviendo insoportable y el tiempo estaba tapado siempre con tu ropa o con la enceguecedora certeza de que daba lo mismo saber la hora y el día, igual todo iba a terminar en tiempos de frío y desesperación. Como de hecho sucedió, recuerdo que era cerca de mi cumpleaños. Si el golpe inicial fue demoledor y nos dejó sin reservas para años y secos para cualquier otro beso, el golpe final rompió la tierra en varias partes y mis muebles se descarapelaron por el ventarrón violento que les golpeó; nunca hubo gritos, nunca hubo vasos rotos o tenedores plásticos violentos, sino que poco a poco el silencio y la oscuridad nos dejaron sin temas de conversación, nos dejaron solos otra vez y comprendimosPoema que de alguna manera habíamos vuelto al instante anterior, el justo anterior de haber cruzado miradas. De pronto comprendí cómo sucedió, cómo es que no era la primera vez y cómo era momento de regresar a nuestras vidas, o de conseguirnos una verdadera, luminosa y genuina, fue horrible verte llorar y no desear ni un poco saber el porqué. “Hasta pronto” dijiste, “hasta nunca”, pensé. Quiero ahora exterminarte con mis manos, desaparecer para no recordarte. Deberíamos comenzar desde un punto ciego…, un corazón suspendido en el aire…, en llamas. Debimos hablar siempre en voz alta en vez de preferir los susurros, pudimos conocernos y tener un jardín. Si los días me encuentran contigo voy a sonreír y besarte, lo pensaré pero seguro no lo haré, mejor despellejarte para ponerme tu piel y sentir como tú, ver tus recuerdos, mejor comeré tus ojos para que veas también mi interior, a decirte que te amo a pesar de la locura y las mentiras, quiero lograr que existas, en mi piel y mi mundo, para que no te vuelvas a ir. 13 5


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Esta vez sí preguntaré tu nombre. Con coraje -y amor por supuesto- te voy a abrir una llaga en el corazón para sacarte impurezas y entrar en su lugar. He comenzado a curarme para evitarte penas, de verdad, hasta comencé un diario y anoto sueños y pesadillas, llevo cuenta de las horas y los días desde tu adiós silencioso. Luego pienso en colocar una bomba dentro de tus pulmones para que vueles en pedazos y poder reconstruirte para mí. Serás otro, el mismo, el mío. Serás luz y sombra moldeadas a tu corazón y al mío, necesitas algo de ayuda, creo que nunca debí inventar ese tonto nombre en aquel desaparecido bar rodeados de los amigos de los amigos. Debo sacarte en la siguiente exhalación. La locura se apodera de mi cuando tu vida se vuelve ajena y lejana a la mía, sobre todo por las noches y cuando el muerto viene a tocar la guitarra que dejaste, sobre todo cuando el gato busca tus pies y al toparse con los míos los muerde. La locura hace demasiado ruido como para dejarme dormir, intento pensar en el futuro y la burlona del cuadro que hicimos me hace sentir inferior, desalmada y en penitencia. Me duele verte absorbido por algo que no sea yo, verte salir de mi espacio para entrar a uno que no me incluye, porque te sigo, te veo y huyo luego, como siempre. Mi corazón lastimado pide…, implora amor, con lágrimas calientes, con mi alma pisoteada te espero. Eres mi tiempo, te tengo para luego perderte, tu boca me llama desde la oscuridad de una cama mallugada, una cama ya ocupada por otro que siempre buscará ser tú, que siempre intentará complacerme para verme feliz, pero que haga lo que haga nunca desplazará el aroma al que me he habituado; porque no importa cuánto lo intente, siempre desearé ser otra y reinventarme para hallarte sólo y patético en un bar extraño rodeado de gente extraña que ni siquiera preguntará mi nombre.

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II Las estrellas de tu cuerpo Una a una las recorro Imprimo tu esencia en los labios A leche, a café A poema y tristeza. Tu corazón no palpita Como todos los demás Es más como una canción Una sonata con dolor pasional Caminas en las líneas De mis manos Resbalas, te aprisiono, escapas… SINESTESIA Dejaste una pesadez en mi pecho tomaste mis manos y luego quedé colgada en tu mirada mirada- pícara mirada- burlona mirada- pedernal mirada mía, que viene de lejos. Lo sabes y te odio, mirada fresca, mirada sedimentada. Ya no recuerdo nada más, si aquella noche vine y fui, si estaba o no donde debía. Poco importa si mis impulsos sedados, saltantes, cortantes, solventes. no sé, pero tu poema era una mierda pueril. Me sorprende pues que la poesía no sea sucia, oscura, demoledora como tu mirada. Ya contra mis principios, ya hacia tus piernas 137


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nunca había sentido tan cercana una vida ajena la extrañeza de un desconocido. Cuando amanezca espero verte caminando en tu calle como si fuera la mía verte comprar en mi barrio y cruzarnos que exhales un hola ya prendido en mi pecho luego que quitaste punto a punto los hilos de los que pendía aquella arraigada indiferencia para el mundo. Ahora el calor sube desde mis rodillas y desearía haber robado más tiempo para disfrutarte.

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Sé que al despertar habrá un costal de vicios como siempre, pero la diferencia, por esta vez, será la vergüenza con que mirarán las fotos familiares en casa y la risa hogareña, fatal de mis viejos demonios. Para cuando repunte el día, habrá ya, sentado en mi pecho el peso de lo dicho y lo no dicho de lo inexpresable e imposible, de lo insinuado. Acarreaban aquellos demonios amados bolsas y bolsas con piedras filosas piedras- pícaras piedras- fuego voltean a verme fijo, la misma mirada burlona, mirada mía, la que viene de lejos.

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2do lugar

POEMARIO MARIO ALBERTO V I L L A N U E VA RODRÍGUEZ

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¿En dónde estamos? ¿Qué somos o fuimos?, no importa; la vida es un dulce suspiro, una trágica idea y un camino eterno.

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VUELAN FLORES

De camino hacia tu casa, en tus piernas y tu espalda; creciendo lentamente mariposas que te abrazan; y estos celos, por no tener alas, o ser pupa que crece y se alimenta de tu savia. Floreces cálida, emergiendo entre néctares aún desconocidos, que anhelantes pasos guíen lo que el futuro nos depara. Que no crecimos juntos o que nos separa una gran distancia, eso no cuenta cuando el cuerpo muere de ansias, de frío y de soledad no compartida. Y aunque sea tarde de algún viernes, o esté lloviendo. No lo sé, aun no comprendo que pasa con la vida, cuando uno no se va riendo. Y como tonto viendo, paso a paso te alejas y deja de ser cierto lo que se cuenta; y sola se queda la tarde, sola como otro recuerdo.

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CAJA DE GATOS Apretados, cansados; fastidiados de mirarse las colas contra las caras. Apelmazados se tiran ideas ingenuas y bizarras, se debaten y objetan, mueren y regresan al principio de la juerga. Peludas bolas de complejos, inmisericordes acusaciones bordeadas en garras de placer seudomasoquista. Gatos, muchos gatos disfrazados de complejos, en bolitas masticables de sabores; una caja de cereal de gatos.

NOCTURNO Errados pezones, erarios del cielo, estrellas perdidas en la blancura de tu pecho. Disuelve con lentitud en tu cuerpo mi ansia, calma lento mis ganas de amarte. Que descanse en la lánguida noche tu cuerpo y mi cielo.

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SABES Celebremos el silencio, las risas y tus sueños. Caminemos por el cielo, de la mano y sonriendo. Sabes... no entiendo, eres un ángel; o estoy aun tan ciego. Te quiero, me quieres, no toco tu pelo, me buscan tus dedos y los miro en silencio, saboreando feliz el brillo de tu sonrisa. ¿En dónde estamos? ¿Qué somos o fuimos?, no importa; la vida es un dulce suspiro, una trágica idea y un camino eterno. Al amor no lo entiendo, es un animal tan oscuro, tan liso que no se atrapa con las manos. Y ahí voy de nuevo tras de él, corriendo y deteniendo el paso al verlo, por miedo; si no lo conozco, cómo poder abrazarlo; tendríamos que charlar primero.

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GÉNESIS Dios debe de estar sordo y ciego, le pegó la edad y comenzó a desvariar; fabricó animales raros, blancas criaturas lisas y sin escrúpulos, que se arrastran bajo dos dolientes pies. Sólo un viejo al enloquecer, bajo un ataque de demencia senil le daría la razón a tan vanos seres. Después de ser tan bueno y regalarnos la muerte prematura y el amor eterno. No creo equivocarme al decir que perdió la razón y el camino, si al barro le dio vida y del barro extrajo la belleza.

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3er lugar

GUANAJUATO, MI CIUDAD JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ OJEDA

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Mi jerga carece de palabras para explicar lo que mí silencio habla

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La noche es luz para su admiración, el cielo pizarrón para su color; cantos alegres que en sus callejones se escuchan su arquitectura adorna a la luna. Esas canciones de los bohemios llenan de alegría a la indigente progenitora que en la calle muere, pocos le dan limosna sonrojan corazones, les regalan auroras a esos enamorados, que engendran besos que se antojan. Foráneos abundan por sus calles, atónitos por ese tesoro descubierto escondido entre los cerros, más no muerto; historias que sus habitantes apetecen contar hay mucho de que charlar, Guanajuato cuna de la libertad. Hasta los inexpertos gozan de su primor viajan y viven ahí para estudiar, algunos manipulados por redes del alcohol y otros con su belleza prefieren soñar no olvidan que sus metas hay que alcanzar. Mi jerga carece de palabras para explicar lo que mí silencio habla mi experiencia me dice, que faltan versos a este poema para presumir la magia con la que sus jardines se riegan; llegará el día en que viejo tenga que estar pero seré feliz si Guanajuato mi vida la vio pasar. 14 5



CUENTO LICENCIATURA


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1er lugar

DUALIDAD PROGRESIVA O C TAV I O TORRES A R M E N TA

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El cadáver del hombre está sentado en su habitual mecedora, cómoda como las solían hacer antes, todavía meciéndose.

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Estoy solo con mis pensamientos. La madrugada es el único momento apto para escribir. Quizá es el tiempo en que mi cabeza tiene las ideas al tope. Quizá sólo se trata de mi negación a dormir. Sería un mentiroso si dijera que tengo insomnio, pues sería una burla hacia aquellos que sufren de tal desgracia declarar eso. No, no tengo insomnio. Me he vuelto un esclavo de mis pensamientos nocturnos. Soy súbdito de una sensación de intranquilidad cuando más quieto necesito mantenerme.

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Mi respiración no es uniforme y suave; mis ojos no me muestran la oscuridad cuando los cierro, sino que me muestran figuras y colores y música. La voz en mi cabeza, que no siempre es la mía, me susurra y me grita al mismo tiempo; me dice cosas que quiero escuchar y otras cosas que preferiría borrar de mi memoria. No tengo paz. Pero no tengo insomnio. Todos estos padecimientos parten de una idea que llegó a mí hace poco tiempo. 12 días para ser exacto. Soñé con escribir un libro, sin importarme su éxito, sus ventas o su reconocimiento. Soñé con crear una historia que cautivara a las personas que se decidieran a leerlo, que resaltara sus emociones más superficiales y cavara hacia sus sentimientos más ocultos. He soñado con crear un mundo dentro del mundo, compactado en quizá 100, 200, 300 o quién sabe cuántas páginas. He tenido la fantasía de crear vida y muerte a partir de una sucesión muy larga de palabras, puntos y comas. He imaginado cómo le doy pasado, presente y futuro a un sinfín de personajes, así como darles emociones, rasgos físicos, relaciones, pobreza y riqueza, amor y odio, felicidad y angustia. Soñé con convertirme en Dios. Pero soñar puede traer más que fantasías consigo. Hay veces en que el anzuelo de la posibilidad y el subconsciente logra picar algo no deseado, ya que la mente es un mar infinito de ideas y recuerdos, y hay veces en que ese anzuelo pica algo que comúnmente denominamos pesadillas. A mí me gusta referirme a ellos como espectros mentales, fantasmas, incluso. Fantasmas de cosas que hemos vivido o creemos que fue así, cosas peculiares que a cada quien le erizan la piel, dejándola con una textura brusca que raspa al tocarla. Mis espectros me mostraban una versión muy diferente a la que quería llegar. Soñé con no poder mover mis manos para agarrar una pluma o teclear una palabra. Me aterroricé al pensar que mis personajes carecían de todo lo que yo les quería regalar. Sudor frío me empapaba cuando desperté, pensando que las personas leerían tan sólo el título de mi obra y preferían leer sobre vampiros altruistas, hombres 15 0


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lobo sin apetito e historias sobre vendedores grandes. Soñé con que, efectivamente, era Dios…y estaba muerto. Soñé páginas en blanco. Por eso decidí dejar de soñar. Por eso niego el dulce abrazo de Morfeo cuando ninguna luz o ruido deberían ser suficientemente fuertes para despertar mi interés en el mundo. Estoy solo con mis pensamientos, en una cama que probablemente es demasiado grande como para dormir sin otra compañía que la de mis pensamientos. Son casi las 3:00 am, y la luz de mi ordenador es la única que brilla en esta habitación fría y oscura, pero tan caliente en otros tiempos. Mis dedos hacen el trabajo, las palabras se forman letra tras letra, letras tras coma, letra tras punto y mis ojos hacen el arduo trabajo de revisar que la gente pueda entender esas figuras leíbles que formo en el idioma que creo entender. 4:00 am, las primeras dos páginas empiezan a llenar un documento que hace una hora era tan blanco como me gustaría que mi mente estuviera para poder dormir tranquilo; dos páginas que parecen una lectura tan corta, me hacen pensar en lo difícil del trabajo del escritor. Claramente subestimé el oficio o pasión, como algunos prefieren llamarlo. Pero mis dedos siguen formando palabras, casi contra mi voluntad, ¿de dónde salen todas las ideas que empiezo a plasmar en papel electrónico?, no lo sé, pero no pienso detenerme ahora. 4:30 am, tres páginas completas, sin un interlineado considerable ni un tamaño de letra espacioso se muestran ante mí. Siento que mi mente se fugó por completo mientras escribía, porque no recuerdo ni una pizca de lo que el teclado quizás sí. Arrastro la barra en la pantalla, pues no puedo ver el texto completamente, así que debo explorar sus contenidos y hacer un esfuerzo extra por entender lo que aquí está pasando. Llego a la página uno, al extremo superior y empiezo a leer. El texto dice:

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“John llega a la escena del crimen, desvelado y de mal humor. El alcohol barato no deja tan buenas sensaciones incluso durante plena sesión de embriaguez. Era de esperarse, 2 libras por una botella de un litro no podían ser un buen augurio, pero John es un hombre de acción, no de superstición. Una noche de nostalgia con los chicos de su antiguo departamento era inevitable pues se había postergado ya por varias semanas debido a motivos de casos urgentes. Eran buenos tipos. Hank y Terry eran buenos tipos pero su gusto en bebidas, cigarros y mujeres podía catalogarse como algo criminal. John los arrestaría en un segundo, si resolución alguna y así evitaría el mal gusto de que el caso pasara por el congreso. John pasa su mano por sus ojos para despejar un poco su cabeza, reenfocándose a su trabajo. A pesar de una noche sin sueño, John disfraza su estado con su clásico estilo de cabello peinado hacia atrás de manera tal que sus penetrantes ojos cafés, nariz gruesa y amplio mentón hagan no permitan que las personas se acuerden de él al día siguiente en caso de tener que interrogarlos; John también porta una vieja chaqueta de piel negra, suficientemente ajustada para mostrarles que a sus 43 años aún podría contender por el título mundial de boxeo. El cansancio de sus ojos y el sueño escapan como amantes indiscretos que están a punto de ser descubiertos en pleno acto. El cadáver del hombre está sentado en su habitual mecedora, cómoda como las solían hacer antes, todavía meciéndose. Sus ojos están abiertos, pero la vida que contenían hace horas que ya no está. Es cuestión de lógica, piensa John, no puedes vivir tanto tiempo si una hoja de carnicero se ha dado el lujo de pasar por tu corazón y se queda ahí para saludar a los oficiales la siguiente mañana. El humor de John sólo empeoró al igual que su día.” … Es completamente extraño para mí leer los primeros renglones del relato pues no me llevo bien con las historias de policías y suspenso; de repente, como un golpe a mi nuca, el sueño llega sin avisar y sin poder apagar siquiera mi ordenador, caigo pro15 2


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fundamente dormido, en un sueño negro y silencioso. Despierto a las 11:00 am. Por fortuna para mí es domingo y dormir hasta tarde no es un motivo de despido. Me limpio la saliva seca que reside en el extremo derecho de mi boca al igual que las lagañas formadas en ambos ojos, todo con la misma mano, olvidándome de cualquier regla matutina de higiene, si es que realmente existe eso; miro fijamente la pantalla de la computadora, completamente negra. “Se acabó la batería”, es lo que pienso, “debe estar hibernando”. Me pongo de pie para buscar el cargador de la computadora, me tomo la molestia de conectar ambos extremos de éste, vuelvo a sentarme en mi cama y presiono el botón de encendido. No lo cuento pero supongo que un minuto pasa antes de que pueda volver a manipular el aparato. Reviso si tengo mensajes en mis correos o perfiles de redes sociales, que no frecuento demasiado por temor a que la estupidez colectiva se apodere de mí también; ¡nada! ni una invitación a juegos que nunca me tomaré la molestia en revisar. Suspiro de alivio e intento retomar la tarea de leer lo que escribí en la madrugada. Empiezo de nuevo: “John llega a la escena del crimen…”, enseguida recuerdo que no he comido en varias horas y me comprometo a cumplir las obligaciones que tengo conmigo. Cierro la computadora sin dudarlo, dejando mi lectura en suspensión, “en suspenso” pienso y suelto una risa que suena demasiado idiota para mi gusto. “Sólo tú te ríes de tus chistes, amigo”. Me traslado a la cocina, nada mal para un hombre que vive solo y abro mi refrigerador. Para ser alguien solitario mi refrigerador está casi lleno, aunque estoy seguro de que algunos productos ya pasaron su mejor momento y sería mejor tirarlos. Tomo un empaque de leche, cierro el refrigerador, agarro un plato hondo y una caja de cereal que la televisión dice, es saludable para mí. Combino todos los elementos de la ecuación y voilá un desayuno completo para un tipo flojo como yo. Aunque suelo comer en silencio, sentado cómodamente en el sillón que se ubica en mi sala, siento curiosidad de prender un viejo televisor que un tipo me dio en oferta con el sillón. El canal en el que me quedé la última vez sigue 15 3


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en pie y las noticias con toque sensacionalista son tan ruidosas como siempre. Bajo un poco el volumen y me siento a disfrutar de mi desayuno de campeones; mi mente realmente está en blanco pues dejo que mis reflejos hagan el trabajo de alimentarme al acercar una cuchara con cereal y leche a mi boca y así ésta se pone a masticar. Repetir y acabar. Pasan unas tres o cuatro notas y antes de ir a comerciales la presentadora (Lydia Carter, si no mal recuerdo) introduce la siguiente nota: “un hombre fue encontrado muerto en su departamento después de que su mejor amigo entró con su juego propio de llaves para poder pasar la madrugada en el sofá de sobra, después de una buena noche de borrachera; esa idea se fue al demonio cuando un cuchillo de carnicero le saludó y que termino clavado en el pecho de su amigo, que aún tenía los ojos abiertos, como si también lo estuviese esperando”. Me quedo pasmado, con suerte de haber acabado mi cereal a tiempo pues de lo contrario me estaría atragantando de manera no muy digna. Espero a que los comerciales, que siempre se me hacen eternos, pasen y el programa vuelva a donde se le dio la gana dejarme. Lydia Carter resume la nota dando lugar a los reporteros que se encuentran en el complejo habitacional donde sucedieron los hechos. Mi cara de estupefacción debió ser notoria pues después de un rato sentí cómo mi boca estaba toda retorcida cuando el programa finalizó. La verdad es que mi mente no parece grabar lo que pasó después de los comerciales. Vuelvo inmediatamente a mi cuarto, abro mi computadora portátil de forma brusca y empiezo a leer esas tres páginas que siento, me atormentarán un buen rato. “John llegó a la escena del crimen…”. Esta vez leo por completo todo el texto, tres páginas que relatan el inicio de una investigación sobre un asesinato en una comunidad ficticia aunque ubicada en Londres. Leo y vuelvo a leer líneas de las que no estoy seguro haber entendido. Mi corazón ace15 4


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lera su ritmo de forma tan repentina que llego a sentir el golpe de adrenalina. Noto que estoy leyendo en voz alta, mis palabras temblorosas, rozando el tartamudeo. “Maldita sea, John” digo al final de la tercera página. Recuerdo algo de la nota televisiva: el asesinato probablemente ocurrió alrededor de las 5:00 am. Una idea brota en mi mente y decido cambiar mi ropa, cepillarme los dientes y rasurar la poca barba que tengo. Espero nerviosamente moviéndome de mi cama al sofá, del sofá al baño, del baño a la cocina. Dan las 5:00 de la tarde cuando alguien toca de manera casi violenta mi puerta, cuatro toques rápidos, seguidos por la frase “Señor Cunningham, soy el oficial David Sandfield, abra la puerta, por favor”. No tardo en cumplir esa petición con tono de orden y combinando en mi rostro amabilidad y confusión pregunto cuál es el problema. Mi corazón empieza a golpear mi pecho cuando, afuera de mi apartamento, veo a un hombre en sus cuarentas, de cabello peinado hacia atrás, ojos cafés, nariz gruesa y amplio mentón. El oficial Sandfield no se anda con rodeos “Necesito que me diga donde estuvo entre las 4:00 am y las 8:00 am de esta mañana, señor”. “Maldita sea, John” es lo único que puedo pensar antes de invitar al oficial Sandfield a pasar.

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2do lugar

PEQUEÑA CRÓNICA DE LA EXTINCIÓN DE MI CONCIENCIA CARLA ANABEL TORRES CASTELL ANOS

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El aire sopló con fuerza, cantaba una canción familiar que intentaba ignorar; pero me atraía hacia él. Las sombras tomaban lentamente pequeñas gotas de color, cada vez más gotas de color; densas, gruesas, escarlatas.

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El sol tocaba suavemente la piel, la acariciaba; el viento soplaba. Era una simple brisa, casi un suspiro. Yo lo veía todo, e imaginaba, desvariaba de curiosidad; de morbo. Movió ligeramente el hombro y mi corazón se aceleró. Esperé extasiado; por más señales, pero solo fue un espasmo, un leve esbozo de agonía, un deseo de mi trastornada mente, solo eso.

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Di un paso al frente; sin quitarle la vista de encima. Lo observé detenidamente, retrocedí. Quedé hipnotizado por esos pastizales dorados, por el enceguecedor resplandor de las rocas blancas y la inmensidad del desierto; jamás me había sentido tan insignificante. Era un grano de arena; era el zopilote en su hombro y la muerte girando el reloj. Las cenizas impregnan el aire, anuncian la combustión del verano, conservan el color de las brasas; fecundan la tierra. Le arrebatan la vida. Escribí en la arena, cuando el zopilote lo picoteó; me acerqué deprisa. Llevaba el cabello corto, oscuro, anónimo. Pantalones de mezclilla y una camisa blanca impregnada de extrañas sombras que no lograba identificar. Volví a escribir en la arena.

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Me parezco al otoño, tiro mis hojas y quedo desnudo; nadie me mira, nadie lo hace, ¡cosecho! Cosecho los males y los convierto en fruta. Mi producto vacío, mis entrañas podridas en la inmensa monotonía de la realidad. El aire sopló con fuerza, cantaba una canción familiar que intentaba ignorar; pero me atraía hacia él. Las sombras tomaban lentamente pequeñas gotas de color, cada vez más gotas de color; densas, gruesas, escarlatas. Debía mirar a otro lado, tenía que hacerlo. Ahora el cielo era diferente comenzaba a implosionar; el aire se detuvo y él era grotesco, monstruoso y aterrador, pero familiar. Solo era un inocente, grité.

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En un instante de luz, todo se fue, se desvaneció. Floto, y me observo con los ojos llenos de lágrimas. ¿Quién es?, ¿Qué es?, la incredulidad me aplasta y la realidad me repele. Me escondo en la nostalgia, a llorar por siempre y ahí yace mi espíritu, en estas palabras dibujadas con arena; alimentado de recuerdos, atormentados de preguntas; llorando mi futuro, olvidando mi presente y reviviendo mi pasado.

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3er lugar

ESTÉTICA UNISEX “RENACIMIENTO” JACQUELINE GUZMÁN MAGAÑA

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Estocada tras estocada la mutilación se hace evidente y la victima sabe que no puede defenderse, se agazapa en silencio bajo el cuchillo desgarrándose en una pelusa húmeda, en un grito.

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El ceremonial se lleva a cabo en un establecimiento de gran abolengo, merecedor corte a corte del respeto familiar y de cada uno de sus cabellos. Tras la silla hidr谩ulica se yergue el peluquero, que delicado y presto le pone la capa al cordero. Alinea el reflector y el espejo, la frente en alto, el cuello recto. Cada cabello se acomoda en su posici贸n primigenia, siguiendo su direcci贸n natural sin fijadores, broches o arreglos.

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El peluquero contempla los contornos de la cabeza y solemne entrega a la navaja su presa. Estocada tras estocada la mutilación se hace evidente y la victima sabe que no puede defenderse, se agazapa en silencio bajo el cuchillo desgarrándose en una pelusa húmeda, en un grito. El paciente, con la humanidad descuartizada hasta el folículo, habría de esperar la esterilidad que llega después del exterminio.

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El agua limpia nudos y otras impurezas. Las tijeras rozando el oído abren un hueco y las formas vuelven al germinar, regresa el escalofrío, corte a corte in crescendo. El peluquero alterna tijeras, navajas y peines. Con una suave caricia se degrafila el fleco. Después se revisa el terreno entero: patillas, copete y cuello. Se descubren los ojos, con el bledo sacuden los restos, y el rostro se descubre nuevo al otro lado del espejo. Se levanta el cliente resurrecto, sacuden la silla y el peluquero me ofrece el asiento.

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Mención honorífica

PASIÓN I VÁ N PA L A F OX

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Fue entonces cuando el balón se puso en marcha de nueva cuenta en una final en el estadio municipal y todas las familias de la región disfrutaron de la trasmisión del mejor partido que jamás se hubiera jugado en esa cancha desde su fundación, a lo largo de 50 años de tradición futbolera.

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A veces no se puede entender porque la gente toma decisiones tan incoherentes que después cuesta trabajo explicarlas; el caso es que el partido no comenzaría hasta que llegara Don Pedro, el narrador oficial de cualquier evento deportivo de la comunidad de San Sebastián y sus alrededores desde los tiempos de la Revolución. Era la final estatal entre los Leones Blancos, locales en estas tierras, y los Buitres Negros de la Ciudad Cooperativa. Los locales llegaban por tercera vez consecutiva a dicha instancia, sin poder conseguir levantar el trofeo y participar en el torneo nacional.

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La primera vez se sintió como una derrota por culpa de la soberbia, más que por inexperiencia, soberbia que invadió al equipo completo al ponerse la balanza a su favor. Con una anotación al minuto treinta y cinco y con la expulsión meritoria de uno de los centrales del equipo rival, los Topos de Tierra Caliente, nadie imaginaba que el título se le fuera de las manos en esa ocasión. Pero nadie contaba con que precisamente ese día nacería la leyenda del «Chiquilín» Ortega, que con un triplete en la segunda mitad daba la vuelta al encuentro y los Topos viajarían al norte del país para jugar el torneo nacional después de veintitrés años que Tierra Caliente no disputaba dicho certamen.

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Con el recuerdo aún presente de dicho encuentro, los Leones Blancos salían a realizar los ejercicios de calentamiento, un poco inquietos y nerviosos. La sombra de aquella leyenda seguía presente en la cabeza de la mayoría del plantel de San Sebastián. No fue menos trágica la final del año anterior, en donde, ahora de visita, el campeonato se decidió en una fatídica tanda de penales. Fue en la deportiva municipal de la ciudad de Río Grande en donde se disputó esa larguísima tanda. Los Cañeros ya presumían varios títulos estatales en sus vitrinas pero desde que la nueva administración había tomado las riendas del equipo, eran más los fracasos que se sufrían en aquella ciudad fronteriza. Se ejecutó la cantidad récord de treinta y dos disparos, dieciséis por bando en una sesión que brillo por la mala ejecución de sus cobradores, más que de las destrezas de los guardametas. Mientras un jugador estampaba su tiro en el poste derecho, el rival parecía demostrar que era capaz de lo mismo pero en el poste contrario. Llegaron más balones a las tribunas, que a los guantes de los arqueros. Dicen que fue entonces cuando la mente fatigada del portero veterano, el «Pelón» Rodríguez, terminó siendo víctima del 16 6


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engaño del jugador cañero, que de manera sorpresiva, no daba crédito de haber pateado el tiro ganador. El retraso del narrador del partido no hacía más que incrementar el nerviosismo del equipo que se dirigía de nueva cuenta al vestidor para la última charla técnica, antes de salir nuevamente al empastado para celebrar el cotejo que reafirmaría o derrumbaría el mito de la maldición que caía sobre el equipo blanco. Se llegó incluso a pensar en que posponer el juego ayudaría un poco a tranquilizar los nervios de los jugadores; algo que al presidente de la liga estatal no le agradaba del todo. El Licenciado Quintero Ruiz-Martínez no iba a permitir que el partido decisivo del certamen se jugara sin transmisión en vivo a las comunidades colindantes de San Sebastián. Cualquier evento que se jactara de ser importante no podía pasar desapercibido por los cientos de radioescuchas de la región, mucho menos cuando pesaban dos derrotas en años consecutivos; siendo así que en todos los hogares de las cercanías, en donde no se hubo conseguido boleto para entrar al estadio municipal, la radio mantendría informada la población que se encontraba al pendiente desde el inicio del encuentro ya que no simplemente estaba por disputarse otra final más, sino que ahora el rival en turno representaban a la ciudad vecina por lo que las burlas podían sufrirse al día siguiente en la jornada laboral. Alterado y al borde de un colapso de histeria, el Licenciado no paraba de vociferar improperios a diestra y siniestra en la espera de que alguien notificara a Don Pedro que, o llegaba en los próximos cinco minutos, o no volviera a pisar San Sebastián el resto de vida que le quedaba al anciano. El Licenciado no gozaba de una buena reputación en el pueblo, pero era algo a lo que ya se había acostumbrado. Nadie sabía en que se basaba su «título» de «Licenciado», pero él, con orgullo, tenía enmarcado sobre su escritorio dicho documento validado por una Universidad «reconocida» de cierta isla desconocida. Fue debido a ese 16 7


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sentimiento que percibía del pueblo, que el Licenciado, al no tener noticias de Don Pedro, sintió como si todo San Sebastián se hubiera puesto en su contra. En eso un muchacho agotado y haciendo agua, llegaba con la noticia de que al narrador oficial lo habían internado en el hospital de la comunidad de Los Domínguez por una infección en el dedo gordo del pie; no sé sabía si fue el derecho o el izquierdo, pero el Licenciado manifestaba de manera airada que si no le habían avisado con anterioridad era porque todo formaba parte de un complot. Nadie se le acercó en los próximos minutos, evitando así algún daño colateral provocado por algún puñetazo, por sus agitaciones llenas de rabia o por la saliva que emanaba de sus gritos iracundos.

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El único que se acercó al Licenciado fue Don Ribelino, con la firme propuesta de que él podía hacerse cargo de la transmisión del encuentro. Muchos dicen que fueron las circunstancias las que orillaron al Licenciado a permitir algo que en otras condiciones resultaría gigantescamente ridículo. Otros dicen, que de conocer de lleno las consecuencias de las cuales se hablarían aun cuando sus nietos hubieran colgado los tenis, el Licenciado no se hubiera atrevido si quiera a considerar dicha propuesta. Fue entonces cuando el balón se puso en marcha de nueva cuenta en una final en el estadio municipal y todas las familias de la región disfrutaron de la trasmisión del mejor partido que jamás se hubiera jugado en esa cancha desde su fundación, a lo largo de 50 años de tradición futbolera. Nunca se hubiera imaginado la entrega por parte de los jugadores de ambos equipos ya que por lapsos los jugadores parecían profesionales jugando en el máximo circuito. El partido parecía estar lleno de oportunidades para los dos bandos. El magistral control del balón aparente de los Leones era tan solo igualado por la velocidad de los contragolpes de los Buitres; 16 8


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cada uno de los jugadores parecía tener dominio pleno de su zona y los choques y disputas por el esférico recordaban los de algunos partidos de las eliminatorias de la selección nacional en campos visitantes. Era tanta la dinámica del juego que apenas Don Ribelino buscaba, en sus recuerdos de juventud, fuerzas para poder continuar con la narración de tan trepidante encuentro. Y es que Don Ribelino, al igual que Don Pedro, ya había visto pasar sus mejores años, pero ambos aún conservaban la pasión que se necesitaba para el trabajo que por distintas circunstancias, los dos desempeñaban con singular alegría. Llegado el medio tiempo y tras desaforados encuentros entre los jugadores, se supo, por los rumores de los espectadores, que era el pie derecho del cual padecía Don Pedro, al parecer de un juanete mal atendido. Una vez que estaban los equipos en los vestidores mientras transcurría el descanso reglamentario de quince minutos, el Licenciado se encontraba meditando y reflexionando sobre la decisión que había tomado cuarenta y cinco minutos antes. Al mismo tiempo parecía estar asimilando, o al menos considerando, las consecuencias que esto le traería. En realidad no le importaba mucho la salud del anciano (tanto el que estaba internado como el que lo suplía en el palco de transmisión) pero comenzaba a presentir que su reputación se vería gravemente afectada después del partido. Sin tomar una resolución al respecto, no le quedó más que esperar lo que viniera; total, el partido estaba por reanudarse. Ambos equipos saltaron al campo de manera simultánea, apenas delante del árbitro central, preparados para continuar con las hostilidades. La segunda mitad no decayó en intensidad alguna, inclusive se percibía a través de la voz de Don Ribelino, que los jugadores sabían que estos minutos eran los decisivos 16 9


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para conocer quien levantaría la copa. La pelota aún no ingresaba en ninguna de las redes, pero la emoción seguía a la orden del día. Tanto era el interés por el insólito partido que la audiencia llegó a marcar niveles similares que los finales de radionovelas de aquellos tiempos.

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Estaba por concluir el cotejo cuando de manera dramática, después de una descolgada impresionante, cayó el primer y único tanto del partido a favor de los locales. El ruido que se desprendía de los radiotransmisores era tanto que hubo familias que no sabían a ciencia cierta quien estaba a punto de ganar el campeonato. Una vez conociendo los hechos que Don Ribelino apenas podía concretar en palabras, la felicidad fue desbordada en el pueblo a tal grado que los futuros padres estaba considerando llamar a sus primogénitos como el anotador del tanto de la victoria: Bonifacio «El Cachas» González. De manera irónica fue precisamente por ese partido que nadie se volvió a llamar de esa manera en lo que quedó de existencia de San Sebastián. Le gente salía de sus casas algunos iban en dirección del estadio municipal y otros se dirigían al jardín ubicado en el centro del pueblo, en donde se solían festejar hechos de la presente magnitud. La sequía, la pobreza y la delincuencia pasaban a mejor momento ya que el futbol y los Leones Blancos de San Sebastián pasarían a formar parte de todos los encabezados de todos los periódicos que circulaban en la región. Eso pasaría pero no por los mismos motivos. El Licenciado, resignado, decidió, por fin, que no tenía caso subir al palco de transmisión y de igual forma resolvió que al día siguiente presentaría su renuncia a la Comisión, misma que se aceptaría sin miramiento. Don Ribelino por su parte, con la satisfacción del deber cumplido, tomó sus cosas (un sombrero, un abrigo y un paraguas) y bajó del palco de transmisión. Al contrario de lo que pudiera pensarse, no fue a festejar con los campeones 170


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sino más bien tomo rumbo directo a su casa que se encontraba a las afueras de San Sebastián. Esta decisión es de esperarse, ya que tiende a volverse insoportable tanto bullicio y aturdirse con mucha facilidad el oído de un ciego en medio de los festejos del equipo visitante.

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CATEGOENSAYO RÍA LICENCIATURA NIVEL


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1er lugar

LA METÁFORA DEL SER. HACIA UNA PERSONIFICACIÓN ONTOLÓGICA EN LA PALABRA SAMANTHA R AMOS V I L L A N U E VA

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El uso particular del lenguaje determina al usuario o al poeta, el sentido viene caminando de la mano con la sintaxis y al lado de ciertas y sopesadas palabras, no otras, cuyo sentido lo aporta el usuario.

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Sentado en este día de la historia Diciendo para él que es posible moverse Que es posible soltar esta fe en el vacío A la que tanto apego tenemos todavía Diciendo pues calladamente Que la hoja está ya siempre empezada Ya empapada de mundo (…) Tomás Segovia

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Comienzo suponiendo que estamos de acuerdo en que los tropos son figuras de reformulación semántica y que, por ende, son un desvío del grado cero1; para Barthes la lengua no es otra cosa que una línea que trasgredir para hallar la sobrenaturaleza del lenguaje: es el área de acción, la definición y la espera de un posible2, uno que lleve al lenguaje hacia su potencialidad. Es en la escritura donde más evidentemente la palabra adquiere sus diferentes matices, porque por sí misma, diría Tinianov, no existe.

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La palabra fuera de la oración no existe. La palabra separada no implica condiciones que prescindan de la frase, sino que se encuentra en condiciones distintas frente a la palabra de la oración. Cuando pronunciamos la palabra separada, ‘la palabra del diccionario’, no obtenemos la ‘palabra absoluta’, sino simplemente una palabra en condiciones nuevas con respecto de las que nos propone el contexto. 3 Aquel grado cero nos permite jugar con el lenguaje, en tanto escritores, en tanto lectores o simples usuarios del sistema, pero hay que considerar que toda digresión aquí la tomo como libertad, aunque sea por ése momento en que se le otorga a la palabra la posibilidad de permutar su propia categoría gramatical; Tinianov le llama indicio fundamental de significado a la presencia que nos autoriza considerar “única” a la palabra cada vez que se usa, pero dice también que ese indicio se puede desdoblar, puede multiplicarse gracias al matiz léxico de la palabra misma para colocarla, según el contexto discursivo en el que se quiera usar; la lengua funciona según referentes, por ello, es importante primero aclarar que las palabras solas tienen poco qué decir si no se dicen con una intencionalidad, desde el tono, hasta siendo usada para armar una alegoría digna. 1 Neutralidad o uso normal del lenguaje, forma vacía y carente de intencionalidad. 2 Barthes, Roland. El grado cero de la escritura. Siglo veintiuno editores. 1973. Pp. 17. 3 Tinianov, Iuri. El problema de la lengua poética. Siglo veintiuno editores. 1975. pp. 55. 176


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Eco, en su Lector in Fábula nos dice que hay una construcción compartida entre el escritor y el lector, cooperando para actualizar al texto con el lector presente, real; distingue entre texto cerrado y texto abierto, el primero orienta al lector hacia la lectura ideal, diseñada, como en la fábula; el segundo admite una mayor apertura hacia posibles y múltiples interpretaciones exigiendo mucho más trabajo al lector. Es esta lectura abierta la que contiene la posibilidad de libertad, pues finalmente, la intencionalidad de las palabras, pero también de la lectura, ayuda a entender un discurso cualquiera, no sólo el escrito. Octavio Paz afirma que un poema es creación (las palabras que la forman), poesía erguida ante la vida, ante el hombre tal vez, porque el poema no es una forma literaria sino el lugar de encuentro entre la poesía y el hombre4; pero también del hombre consigo mismo, frente a su propio mundo y frente a sus propias maneras de apropiarse de él, es entonces cuando la palabra poética, en su función primordial, puede nombrar un sin fin de cosas con nuevos nombres. Pero entonces, ¿todo discurso es metafórico?, propongo que todo discurso lo sea, en tanto aporte algo de conocimiento de sí mismo al sujeto que enuncia ese discurso metafórico, sea en un sarcasmo en la vida diaria o en el poema más cuidado. Paul Ricoeur afirma que una metáfora nos dice algo nuevo acerca de la realidad, digo que sea de la propia realidad, porque es desde allí de donde provienen los referentes principales de las metáforas que armamos en nuestro discurso diario o como lo llama Ricoeur la expresión metafórica, porque como habíamos dicho, la oración es la que predica con metáforas, no la palabra por sí misma, por ello hablamos siempre desde el plano semántico, desde La metáfora viva. En éste libro, el autor se ocupa de la metáfora porque ésta comporta una innovación de 4 Poesía y poema. Octavio Paz en Lecturas universitarias. Antología Textos de lengua y literatura. UNAM, 1971. P. 142. 17 7


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los significados ordinarios, es novedad y creación. Es un enunciado que constituye una predicación no pertinente en relación con la referencia habitual de los términos, un error calculado que genera nuevas referencias5.

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El poeta español, nacionalizado mexicano Tomás Segovia asevera ‘yo nunca he escrito para hacer un poema o para tener una obra, sino para vivir más lúcidamente’6; es entonces la metáfora viva no solo aquella categorizada en contraposición a la muerta y en desuso, sino que vamos a verla como la personificación ontológica de la metáfora que es creada, crece y cambia, aquella que muda de significación cada vez que se lee, aquella cuya única marca o indicio fundamental es el cambio, la transformación y las nuevas interpretaciones aportando una visión refleja del individuo que la enuncia y de regreso le susurra algo de sí mismo. La hallamos en el camino de ida y vuelta, en la relación que propone Eco durante una lectura abierta; es en principio la lectura que hacemos de nosotros mismos y lo que lleva de nosotros el discurso, como en todo circuito de comunicación. Dice Pedro Salinas: No habrá ser humano completo, es decir, que se conozca y se dé a conocer, sin un grado avanzado de posesión de su lengua.Porque el individuo se posee a sí mismo, se conoce, expresando lo que lleva dentro, y esa expresión sólo se cumple por el medio del lenguaje. (…) Hablar es comprender, y comprenderse es construirse a sí mismo y construir el mundo.7

5 González Oliver, Adelaida. Paul Ricoeur: creatividad, simbolismo y metáfora en hum.unne.edu.ar/revistas/postgrado/3/ricoeur_gonzalez_oliver 6 Poesía y exilio en Tomás Segovia. Dr. Juan Pascual Gay en Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. 2002. 7 Salinas, Pedro. El hombre se posee en la medida que posee su lengua en Lecturas universitarias. Antología Textos de lengua y literatura. UNAM, 1971. P.34. 17 8


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El lenguaje, como vemos, en cuanto se posee más allá de su grado cero y sobrepasa nuestros límites, estructura el pensamiento de modo tal que nos permite aprehender la realidad, permite tener conciencia del poder de la palabra y sus expresiones metafóricas como personificaciones ontológicas que dejan que parte de nuestro mundo se refleje gracias a nuestras referencias, no sólo para creando referentes sino creando conciencia de nuestra propia realidad; si el hombre transgrede y se pierde en los vericuetos de la posibilidad de metáforas vivas, también logra poseer su propia potencialidad, brinca sobre su propio grado cero ontológico, llevándolo a otro nivel de conciencia de sí. Manipular con conocimiento de causa la palabra nos hace poseedores de nuestro propio sentido, logrando comprender la parte viva del lenguaje que somos. Continúa Salinas: la palabra es espíritu, no materia, y el lenguaje, en su función más trascendental, no es técnica de comunicación, hablar de lonja: es liberación del hombre, es reconocimiento y posesión de su alma, de su ser. 8 Estamos pues ante una realidad en su sentido ontológico, la búsqueda de la libertad mediante las representaciones del propio lenguaje, mediante la construcción, conciente o inconsciente, de metáforas. Para ello se necesita rescatar también al silencio ante la palabra, aquello que no se dice o el vacío entre una palabra y otra es casi tan importante como la palabra misma, detenerse o demorar el momento de libertad para que valga, sea duradero, que su nacimiento sea un rescate un verdadero decir, no palabras vacías. El uso particular del lenguaje determina al usuario o al poeta, el sentido viene caminando de la mano con la sintaxis y al lado de ciertas y sopesadas palabras, no otras, cuyo sentido lo aporta el usuario, regala algo de su mundo al formar ésas oraciones y no otras. En este sentido, el grado cero o vacío bartheano aplicado al hombre es una neutralidad ontológica, pensando a 8

Ídem. p. 35 17 9


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la metáfora vista como invención y brote de nuevas relaciones de sentido9 que obedece a una visión siempre particular de las cosas; eso es lo que hacemos a diario, construimos significantes para darle sentido a las cosas que vemos, que aprendemos, leemos, recordamos, soñamos, bebemos, comemos, escribimos, escuchamos, olfateamos, etc. La metáfora nos ayuda a explicarnos las cosas del mundo cuando no basta una palabra o un solo sentido, es la expresión del trabajo del lenguaje, que mediante el extrañamiento o la semejanza busca símbolos que nos acerquen de manera didáctica a la conceptualización del mundo que nos rodea, pero también para expresar algo de nuestra propia conceptualización a los demás sujetos. Escribe Manuel Asensi en su ensayo La metáfora en Paul Ricoeur: un debate entre hermenéutica y deconstrucción, que la información transportada por la metáfora- discurso es una información plena, de redescubrimiento de la realidad, heurística10, puro acontecimiento que dice una verdad sobre el ser y sobre el mundo. Es justo el mínimo momento de libertad / trasgresión que menciona Barthes, el que más información y significación aporta al lector en la escritura (bajo éstos preceptos no formalistas), al poeta en su poesía y al usuario en su discurso diario, a sí mismos y a los demás; es así que se pueden construir sentidos portadores de un conocimiento y visión personalísima de la realidad, pues es en esa representación del mundo, en la metáfora creada, donde se halla el hombre y su reflejo o propia humanidad ante su personificación ontológica construida con las palabras y sus silencios. Es al otro lado de la normalidad donde nos espera nuestra verdadera esencia.

9 Ricoeur, Paul. Teoría de la interpretación. siglo veintiuno editores. España, 1995. pp. 64- 65. 10 Hallar, inventar. RAE. 18 0


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Bibliografía

Barthes, Roland. El grado cero de la escritura. Traducción: Nicolás Rosa. Siglo veintiuno editores. España. 1973. Ricoeur, Paul. Teoría de la interpretación. Traducción de Graciela Monges Nicolau. Siglo veintiuno editores. España, 1995. Tinianov, Iuri. El problema de la lengua poética. Traducción: Ana Luisa Poljak. Siglo veintiuno editores. Argentina 1975. Asensi, Manuel. La metáfora en Paul Ricoeur: un debate entre hermenéutica y deconstrucción en cdigital.uv.mx/bitstream/2.pdf consultado mayo 23. González Oliver, Adelaida. Paul Ricoeur: creatividad, simbolismo y metáfora en hum.unne.edu.ar/revistas/postgrado/3/ricoeur_gonzalez_oliver consultado: mayo 23. Lecturas universitarias. Antología de textos de lengua y literatura. Tomo 5.UNAM. Dirección general de publicaciones. 1971. Poesía y exilio en Tomás Segovia. Dr. Juan Pascual Gay en Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. 2002. Consultado enero 12.

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2do lugar

LA MUERTE DE BORGES, LA VIDA DE BORGES RICARDO C H ÁV E Z

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En nuestra postura, intentemos aceptar al texto como un mundo aparte mientras dura nuestra lectura, interpretarlo gracias a nuestro almacén léxico pero no contaminarlo de nuestra realidad.

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Intentemos asesinar a Jorge Luis Borges, el autor. Comencemos por poner los pies sobre el mundo literario, en una dimensi贸n que no est谩 conformada por nuestros cuerpos y nuestra realidad sino por la invenci贸n po茅tica del lenguaje. Dejemos por un lado el pensamiento de creer en lo que nuestros ojos ven y permitamos que las palabras de un texto nos dejen descubrir infinitas combinaciones de signos.

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Para llevar a cabo la muerte de Borges, nos serviremos del texto “El otro”, el cual es integrado en El libro de arena publicado en 1975. En este cuento se narra la historia del encuentro de dos personas en edades y forma diferentes pero que en esencia son la misma, es decir, se presenta la persona joven y la adulta de un mismo ser. El narrador de la historia es el adulto, y éste comienza por introducir al lector dándole una explicación sobre los hechos que conforman su relato. Se puede interpretar que el sujeto de este discurso es un escritor, pues en las primeras líneas del texto justifica que el hecho del que hablará no lo escribió inmediatamente ya que, su primer propósito fue olvidarlo; éste es el primer indicio de su oficio como escritor, párrafos adelante se expresará más claramente que esta interpretación es acertada. Posteriormente, el narrador describe cómo fue el acercamiento con el joven personaje, relata las primeras similitudes que encontró con él, y los mismos elementos que ambos comparten de su vida: el nombre, la calle y la misma casa, los conocimientos culturales, la información sobre la misma familia entre otras cosas. La problemática que continúa a partir de estas grandes semejanzas es que, posiblemente, todo lo que acontece es un sueño pues surge la cuestión de por qué si eso es real el mayor Borges no recuerda el encuentro. Utilicemos la referencia directa del cuento para ubicarnos en esta problemática: - Si usted ha sido yo, ¿cómo explicar que haya olvidado su encuentro con un señor de edad que en 1918 le dijo que él también era Borges? No había pensado en esa dificultad. Le respondí sin convicción: - Tal vez el hecho fue tan extraño que traté de olvidarlo1. Sin embargo, nuestro narrador llega a la seguridad de que el hecho para él fue real, después de haberse despedido de su otro; él piensa en la clave de este encuentro: 1 Borges, Jorge Luis. “El otro” en El libro de arena. Madrid: Alianza Editorial, 2000. P. 15 18 4


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He cavilado mucho sobre este encuentro, que no he contado a nadie. Creo haber descubierto la clave. El encuentro fue real pero el otro conversó conmigo en un sueño y fue así que pudo olvidarme; yo conversé con él en la vigilia y todavía me atormenta el recuerdo. El otro me soñó, pero no me soñó rigurosamente2. Con base en esto podemos inferir que se relata una posible combinación de la realidad del personaje con la dimensión de los sueños, pues lo que es para uno el sueño, es para el otro la realidad. Entonces hablamos de un acontecimiento que es imposible en nuestra realidad física y comprobable, nosotros como lectores debemos aceptar el discurso literario como una serie de acontecimientos verosímiles, no podemos juzgar por imposible este hecho si no es de nosotros los espectadores el mundo textual. Si reflexionar en la imposibilidad de que estos hechos que leemos puedan suceder en nuestra realidad ya nos advierte que el texto es una invención, encontramos entonces dos aspectos importantes para dar pauta a nuestro intento de asesinato: la historia y el discurso. Para Tzvetan Todorov en su texto “Las categorías del relato literario” (1974), “es historia en el sentido de que evoca una cierta realidad, acontecimientos que habrán sucedido, personajes que, desde este punto de vista, se confunden con los de la vida real”3, y ciertamente encontramos esa confusión con la vida real, primeramente porque el lector tiene la referencia directa del Borges autor, porque, si es de nuestro interés, conocemos aspectos de la vida del escritor y con esto estamos propensos a la confusión de la realidad con la textualidad. 2 Íbidem, Supra Nota 1. p. 19. 3 Todorov, Tzvtan. “Las categorías del relato literario” en Roland Barthes, Análisis estructural del relato. México: Premià Editora, 1987. p 163. 18 5


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“Pero la obra es al mismo tiempo discurso: existe un narrador que relata la historia y frente a él un lector que la recibe”4, es decir, esa historia que está basada en los signos de la realidad, está contada por alguien más que no es la persona, sino el personaje que hace contacto con el narratorio.

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A nuestro personaje, que en este texto tratamos de darle una vida singularizada, definámoslo primeramente como un narrador homodiegético, es decir que es la voz la cual “a la vez que narra, participa en los hechos como personaje o como testigo u observador”5. El narrador de este cuento se muestra desde un plano en el cual es el mismo sujeto de su historia relatada. En palabras de Luz Aurora Pimentel de su texto “Teoría narrativa” (1995), a este tipo de narración se le clasifica como autodiegética, y sucede “cuando el narrador y el héroe son la misma persona”6. Efectivamente, en “El otro”, encontramos que el propio narrador es el personaje de su historia, los hechos que relata son los que acontecieron en su existencia. La narración a la que nos encontramos presenta la problemática de la asimilación con el autor, sin embargo, ambos no deberían de ser asimilados ya que “el narrador es una posición sintáctica en tanto que enunciador de un acto discursivo; pero también es un rol narrativo que se define, no sólo en la elección pronominal, sino en términos de una relación de participación con respecto a la historia que narra”7. Por la parte que corresponde al autor, debemos considerar que su participación en la obra se limita en la escritura, pues de acuerdo con Roland Barthes en “La muerte del autor” (1968), En cuanto un hecho pasa a ser relatado; con fines intransitivos y no con la finalidad de actuar directamente sobre lo real, es decir, en definitiva, sin más función que el propio ejercicio del 4 Ídem. Supra Nota 3. 5 Beristain, Helana. Diccionario de Retórica y Poética. México: Porrúa, 1985. p 360. 6 Pimentel, Luz Aurora. “Teoría narrativa” en Aproximaciones. Lecturas del texto. UNAM, México, 1995. p 17. 7 Pimentel, Ídem. 18 6


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símbolo, se produce esa ruptura, la voz pierde su origen, el autor entra en su propia muerte, comienza la escritura8. Es justamente desde este punto de vista con que se pretende asesinar al Borges escritor, pues su función es externa a lo literario, es decir -y aunque suene cruel-, no debería importarnos su vida, dejar atrás el pensamiento de si los mismos hechos encontrados en el texto son idénticos a los que él ha vivido. Sin embargo, el autor tiene también ciertos aspectos literarios a los cuales recurrir en busca de perseverar su persona en la literatura. Uno de esos recursos es la autobiografía, la cual, según palabras de Philippe Lejeune en su libro El pacto autobiográfico (1986), “para que haya una autobiografía (y, en general, literatura íntima) es necesario que coincidan la identidad del autor, la del narrador y la del personaje”9. Ciertamente en “El otro”, podemos aplicar este concepto autobiográfico, pues la presencia real de Borges la indicaríamos en la adjudicación del narrador a la persona, el cual muestra a un personaje en el que se denotan las características bien sabidas de su vida. Pero no todo el texto trata aspectos biográficos, entonces los elementos que son ficcionales le quitarán la propiedad de texto autobiográfico. El otro recurso del que se valdría el autor, sería el de la autoficción, el cual ha sido abordado principalmente por Serge Doubrovsky en Autobiographie/Verité/Psychanalyse (1988), donde expone que “L’autofiction, c’est la fiction que j’ai decidé en tant qu’écrivain me donner de moi-même, y incorporant, au sens plein du terme, l’expérience de l’analyse, non point seulement dans la thématique mais dans la production du texte”. 1011 8 Barthes, Roland. “La muerte del autor” en Nara Araujo. Textos de teorías y crítica literaria: del formalismo a los estudios postcoloniales. México: Universidad Metropolitana. Unidad Iztapalapa, 2003. p 339. 9 Lejeune, Philippe. “La poética de la autobiografía” en El pacto autobiográfico. Trad. Ana Torrent. Madrid: Megazul-Endymion, 1986. p 52. 10 Herrera Zamudio, Luz Elena. La autoficción en el cine. Una propuesta de definiciones basada en el modelo analítico de Vincent Colonna. Pag. 22. 11 Traducción mía: 18 7


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Con esta definición, Doubrovsky cambia la perspectiva que se estaba tratando con anterioridad sobre la autobiografía, puesto que ya no es la identidad entre el autor y el personaje, sino que se está dando una transformación, la del autor, ya que éste está entrando como personaje a un campo literario partiendo de un autoanálisis para rescatar los elementos característicos de la persona real. Aun así, no olvidemos que, aunque el deseo de Borges autor haya sido el de autoficcionalizarse, al lector se le propone de igual manera desechar estas posibilidades para darle un total sentido de singularización a la obra literaria, algo así como demeritar todo elemento del mundo real para toparnos con algo que nos invita a ser parte de un lenguaje desautomatizado para concebir cada palabra como extraña de nuestro mundo y única de la literatura.

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La destrucción del autor por la vida del personaje es lo que se propone, quitarle la persona a los personajes en casos como los de este cuento de Borges, pues tampoco es posible aplicar esta acción en todo texto, no en todas las obras literarias pudiéramos encontrar referencias directas al autor que las escribe. El procedimiento para esta destrucción comenzaría con una semejanza al pensamiento de análisis que ya habían propuesto primeramente los formalistas rusos, en el cual se tomará en cuenta la literalidad de un texto. Posteriormente, se deberían tener presentes tanto a los factores externos como los internos. Ya habíamos mencionado que el principal factor externo es el autor; y dentro de los internos, se enfocaría una búsqueda hacia los elementos del discurso que pudieran estar inmiscuidos con una realidad que como lectores conocemos, para después, en un análisis argumentativo, desaparecer toda referencia con nuestro mundo-lector. Como hemos visto, el elemento más probable en aparecer es el nombre del autor, a lo cual se plantea la siguiente cuestión: ¿y si el personaje “La autoficción, es la ficción que decidí darme a mí mismo como escritor, incorporando, en el pleno sentido del término, la experiencia del análisis, no solamente en la temática sino en la producción del texto.” 18 8


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de nuestro cuento se llamara en lugar de Jorge Luis Borges, Jacinto Cenobio, y todo lo demás que compone a este nombre quedara igual?, ¿también haríamos referencia a Borges como autor? Es decir, seríamos tan tercos para rebuscar tanta objetividad al personaje de nuestra lectura, o dejaríamos envolvernos dócilmente por la desautomatización de nuestro lenguaje. Para aclarar más esta idea, nos serviremos de las palabras de Viktor Shklovski en “El arte como artificio” (1917), donde expone lo siguiente: Para dar la sensación de vida, para sentir los objetos, para percibir que la piedra es piedra, existe eso que se llama arte. La finalidad del arte es dar una sensación del objeto como visión y no como reconocimiento: los procedimientos del arte son el de la singularización de los objetos, y el que consiste en oscurecer la forma, en aumentar la dificultad y la duración de la percepción12. Si reconocemos entonces a Jorge Luis Borges como escritor, más que como un personaje-narrador, eliminaríamos la sensación que mencionaba Shklovski, le daríamos aún más vida a lo objetivo que al arte. ¿Tendría caso leer algo que ya conocemos como realidad en lugar de leer algo cuya esencia apenas comenzaríamos a interpretar? Para concluir, se considera oportuno mostrar, en palabras del narrador de nuestro cuento propuesto, cómo existen situaciones en que pareciera que el narrador considera más su papel en la literalidad que la consideración del lector sobre el mundo narrado. - Si esta mañana y este encuentro son sueños, cada uno de los dos tiene que pensar que el soñador es él. Tal vez dejemos de soñar, tal vez no. Nuestra evidente obligación, mientras tanto, es aceptar el sueño, como hemos aceptado el universo 12 Shklovski, Viktor. “El arte como artificio” en Teoría de la literatura de los formalistas rusos, Antología preparada y presentada por Tzvetan Todorov, Siglo XXI editores, Argentina, 2004. p 60. 18 9


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y haber sido engendrados y mirar con los ojos y respirar13 (Borges 10).

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En nuestra postura, intentemos aceptar al texto como un mundo aparte mientras dura nuestra lectura, interpretarlo gracias a nuestro almacén léxico pero no contaminarlo de nuestra realidad. Asesinar a los autores no debería interpretarse como una acción mínima de desaparecer a la literatura, sino más bien se trata de reforzar el placer de lo literario: al comenzar nuestra lectura se inicia la matanza de su autor.

13 Borges, Jorge Luis. “El otro”, en El libro de arena. Madrid: Alianza Editorial, 2000. p 10. 19 0


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Bibliografía • Barthes, Roland. “La muerte del autor” en Nara Araujo. Textos de teorías y crítica literaria: del formalismo a los estudios postcoloniales. México: Universidad Metropolitana. Unidad Iztapalapa, 2003: 339 – 345. • Beristain, Helana. Diccionario de Retórica y Poética. México: Porrúa, 1985. • Borges, Jorge Luis. “El otro”, en El libro de arena. Madrid: Alianza Editorial, 2000. • Herrera Zamudio, Luz Elena. La autoficción en el cine. Una propuesta de definiciones basada en el modelo analítico de Vincent Colonna. Tesis doctoral, Universidad Autónoma de Madrid, 2007. • Lejeune, Philippe. “La poética de la autobiografía” en El pacto autobiográfico. Trad. Ana Torrent. Madrid: Megazul-Endymion, 1986: 49 – 149. • Pimentel, Luz Aurora. “Teoría narrativa” en Aproximaciones. Lecturas del texto. UNAM, México, 1995: 257 – 287. • Shklovski, Viktor. “El arte como artificio” en Teoría de la literatura de los formalistas rusos, Antología preparada y presentada por Tzvetan Todorov, Siglo XXI editores, Argentina, 2004. • Todorov, Tzvtan. “Las categorías del relato literario” en Roland Barthes, Análisis estructural del relato. México: Premià Editora, 1987: 161 – 197.

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3er lugar

LA ANGUSTIA EN EL LLANO ALBERTO VÁ ZQ U E Z ROSALES

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Si Rulfo aborda temas más complejos de los que simplemente describe a primera vista, ¿cómo aparecen estas figuras dentro del cuento?

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Exploremos la obra de uno de los más grandes escritores mexicanos: los cuentos de Juan Rulfo. Estos reflejan una sociedad de mediados del siglo XX aquejada por las múltiples situaciones desarrolladas en ese tiempo; encontrados en El llano en llamas, estos textos han mimetizado las circunstancias de aquellos días, trascendiendo a través de la literatura hasta nuestros días.

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Si bien la obra de Rulfo es poco prolífera, contiene aun así una gran diversidad de elementos innovadores para su tiempo, como lo dice Sergio López Mena dentro del prólogo de una edición de El llano en llamas: “la disminución o eliminación del narrador omnisciente, la ausencia de la actitud aleccionadora y la retórica libresca, la elaboración del discurso desde la perspectiva del personaje […] la superposición de planos narrativos, el diálogo, el monólogo interior”1. López Mena nos señala que esta técnica ya había figurado en escritores norteamericanos y europeos, en México enuncia el trabajo de Mariano Azuela dentro de La luciérnaga, sin embargo “no fue comprendido por la crítica”2.

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Dentro del mismo prólogo que mencionamos, encontramos el aspecto del lenguaje, el cual juega un papel muy importante en cada uno de los cuentos, pues representa a los protagonistas contextualizados en determinada región del país. En este caso en el sur de Jalisco, lugar donde se desarrollaron las historias de Rulfo, quien también es originario de esta región. López Mena lo describe así: “un lenguaje que se llegó a creer que el autor tomaba de la realidad, retratando el habla y las situaciones de los campesinos del sur de Jalisco, pero que más bien constituye una recreación y no una copia”3. Si bien estos elementos son distinguibles en todos los cuentos de Rulfo, podemos verlo aún más claramente en “Nos han dado la tierra”, contenido en el libro que ya hemos citado. Rulfo utiliza este cuento para hacer una crítica de la injusta distribución de las tierras, de la inseguridad existente en esos días, de la prisa del Estado por repartir a quienes no tenían nada para así evitar nuevos levantamientos; 1 Rulfo, Juan. “Nos han dado la tierra” en El llano en llamas. 2ª ed. México: FCE, 1980. p 18. 2 Íbidem. 3 Rulfo, Juan. “Regionalismo y universalismo”, “La realidad, la literatura y el lenguaje” y “La técnica de Rulfo” en El llano en llamas. Prólogo de Sergio López Mena. México: Biblioteca Escolar Plaza y Janes, 2000. p 14-15. 19 4


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asimismo, a través de una lectura más profunda, Rulfo nos revela estilos de vida y situaciones de angustia en los nuevos propietarios de los latifundios. Ahora bien, si Rulfo aborda temas más complejos de los que simplemente describe a primera vista, ¿cómo aparecen estas figuras dentro del cuento? Los elementos distintivos se encuentran dentro de los personajes ya que éstos a través de sus diálogos y monólogos revelarán todo aquello que ya hemos expuesto. Para esto consideramos oportuno tomar como herramienta la teoría literaria de Luz Aurora Pimentel, quien dentro de su libro El relato en perspectiva, presenta varios modelos existentes, a la vez que propone otros para la interpretación de los relatos. Acudiendo específicamente al capítulo cuarto, titulado “La perspectiva: un punto de vista sobre el mundo” abordaremos la focalización interna y algunos planos para desarrollar un análisis pertinente que demuestre lo que atentamente se menciona. Antes de comenzar con el análisis, contextualicémonos en el cuento. Éste relata la historia de un grupo de personas que avanzan sobre un inmenso llano, el cual tienen que atravesar para llegar a un pueblo. Al principio el pueblo parece no existir, pues de su cansancio han llegado a pensar que no encontrarán nada al final de éste: “Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin orillas, que nada habría después; que no se podría encontrar nada al otro lado, al final de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Pero sí, hay algo. Hay un pueblo”4. Éste se les otorgó en el reparto de tierras (fenómeno ocurrido en la primera mitad del siglo XX); el llano es incultivable, no hay agua, ni vegetación y hasta –como lo dicen los peregrinos— los animales le temen. Después de revelar el lugar donde se encuentran, el narrador describe a sus acompañantes y de cómo se han ido quedando a lo largo del camino; existen algu4 Rulfo, Juan. “Nos han dado la tierra” en El llano en llamas. 2ª ed. México: FCE, 1980. p 9. 19 5


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nos diálogos entre ellos y muchos monólogos internos por parte del narrador. Por último llegan al pueblo del que hablaron al inicio del texto. Es aquí donde se dispersan y termina el cuento. Una vez contextualizados, prosigamos con la lectura del cuento el cual atiende al reparto agrario como principal temática. Aunado a esto podemos deducir que el texto es una alegoría a la angustia previa al reparto de tierras, en el suceso en sí y después de ser repartidas. Por angustia entenderemos las peripecias padecidas por la gente del campo, aquellos que lucharon por el derecho a la tierra y quienes apoyaron su causa. ¿Cómo lo observamos? Recurramos al texto. Comienza describiendo el llano por el cual transitan; describiendo quienes han quedado de todo el contingente con el que iniciaron, sólo han quedado cuatro: “Somos cuatro. Yo los cuento: dos adelante, otros dos atrás. Miro más atrás y no veo a nadie. […] Hace rato, como a eso de las once, éramos veintitantos; pero puñito a puñito se han ido desperdigando hasta quedar nada más este nudo que somos nosotros”5. Atendiendo a nuestra lectura el llano puede significar la historia, el tiempo sobre el cual transcurren los hechos; el inicio de la caravana puede significar el inicio de las luchas por la tierra, pues podemos intuir que quienes han quedado hasta ese momento, iniciaron con el mismo interés de quienes desertaron. Los desertores representarían las bajas, producto de los encuentros violentos, ya que el llano es violento y ha causado las bajas. Pero, no sólo han perdido personal sino pertenencias: “Antes andábamos a caballo y traíamos terciada una carabina. Ahora no traemos ni siquiera la carabina”6. Con estos dos elementos podemos remitirnos a la imagen de los revolucionarios, como dentro de la novela Pedro Páramo: Pardeando la tarde, aparecieron los hombres venían encarabinados y terciados de carrilleras. Eran cerca de veinte. 5 6

Ídem. Supra Nota 1. p 9. Ídem. Supra Nota 1. p 11. 19 6


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Pedro Páramo los invitó a cenar […]. —Patrones —les dijo cuando vio que acababan de comer—, ¿En que más puedo servirlos? — ¿Usted es el dueño de esto? —pregunto uno abanicando la mano. Pero otro lo interrumpió diciendo: — ¡Aquí yo soy el que hablo! —Bien. ¿Qué se les ofrece? —Volvió a preguntar Pedro Páramo. —Como usté ve, nos hemos levantado en armas. — ¡Y! —Y pos eso es todo. ¿Le parece poco? — ¿Pero por qué lo han hecho? —Pos porque otros lo han hecho también. ¿No lo sabe usté? Aguárdenos tantito a que nos lleguen instrucciones y entonces le averiguaremos la causa. Por lo pronto ya estamos aquí. —Yo sé la causa —dijo otro—. Y si quiere se la entero. Nos hemos rebelado contra el gobierno y contra ustedes porque ya estamos aburridos de soportarlos7. Dejando de lado las palabras similares que encontramos en ambos textos, podemos ver la relación propuesta a través del ícono de la “carabina” —principalmente—. Respecto al caballo podemos asociarlo con el medio de transporte más popular en aquellos tiempos; una persona que no andaba a caballo no tenía muchas oportunidades de subsistir tanto en un viaje como en una guerrilla; el caballo y la carabina como un dúo necesario. Ahora bien, regresando a “Nos han dado la tierra”, comenzamos a ver los resultados poco justos para los demandantes: “vuelvo hacia todos lados y miro el llano. Tanta y tamaña tierra para nada. Se le resbalan a uno los ojos al no 7 Rulfo, Juan. Pedro Paramo. Edición especial por la conmemoración del cincuenta aniversario de la novela. México: RM y Fundación Juan Rulfo, 2005. P 102-103. 197


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encontrar cosa que los detenga” 8. El reparto es injusto, ya sea por irregularidades en el sistema o fines particulares, el reparto no es justo para todos. Después de esto encontramos el momento en que el “delegado” llega con las escrituras para repartirlas Nos dijeron: —del pueblo para acá es de ustedes. Nosotros preguntamos: — ¿El llano? —Sí el llano. Todo el llano grande.

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Nosotros paramos la jeta para decir que el llano no lo queríamos. Que queríamos lo que estaba junto al río. […] pero no nos dejaron decir nuestras cosas. El delegado no venía a conversar con nosotros” 9. Hacia el final del texto podemos ver como la resignación forma parte ya de la mentalidad de los peregrinos; reflejan la angustia frente una nueva lucha, no por tener una tierra sino como habrán de manejarla. Melitón, uno de los caminantes lo expresa dentro del cuento en manera de soliloquio, pero compartiéndolo con quienes lo acompañan: “—Ésta es la tierra que nos han dado. / Faustino dice: — ¿Qué? / Yo no digo nada. […] Melitón vuelve a decir: — Servirá de algo”10. Quizá esta resignación puede ser aquella “Búsqueda y momentáneo hallazgo de nosotros mismos. […] Ser uno mismo es, siempre, llegar a ser ese otro que somos y que llevamos escondido en nuestro interior, más que nada como promesa o posibilidad de ser.”11, esto lo entiende Melitón cuando después de tanto transitar por el llano (todas las 8 9 10

Ídem. Supra Nota 1. p 11. Ídem. Supra Nota 1. p 12. Ídem. Supra Nota 1. p 12-14.

Las líneas oblicuas representan la estructura del diálogo. Cambiando de renglón en el texto original. 11 Paz, Octavio. “Nuestros días” en El laberinto de la soledad, posdata y vuelta al laberinto de la soledad. 3ª ed. México: FCE, 1999. p 188. 19 8


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peripecias de la revolución y demás movimientos armados), aspirando a conseguir ‘algo’, termina siendo insuficiente su lucha, pues, sólo lo ha colocado automáticamente en otra: subsistir. Con estas observaciones dentro del texto podemos continuar hacia el análisis conseguido bajo el texto de Pimentel. Primeramente ubiquémonos en uno de sus siete planos, el correspondiente al espaciotemporal. Este plano restringe la focalización a una visión privativa de un sujeto, por lo tanto desconocerá todo aquello que no se encuentre en su campo de focalización. Dentro de “Nos han dado la tierra”, este plano funciona adecuadamente debido a que la focalización resulta ser una “focalización interna fija”, la cual atiende a la voz del narrador a través de un personaje (no importando que esté en tercera persona). Atendiendo a esto, lo cual está expuesto en el texto de Pimentel y aprovechando los mismos términos expuestos allá, comencemos a adentrarnos en el texto. El narrador es una de las cuatro personas que caminan sobre el llano; nunca hay una intervención de algún narrador omnisciente o ajeno a los actantes del cuento; cede la voz en algunas ocasiones, pero sólo para uso del diálogo. Estas características las podemos observar desde el comienzo del cuento: “Hemos venido caminando desde el amanecer. Ahorita son algo así como las cuatro de la tarde. Alguien se asoma al cielo, estira los ojos hacia donde está colgado el sol y dice: / —Son como las cuatro de la tarde. / Ese alguien es Melitón.”12, como vemos el narrador está caminando con quien supone la hora; ahora, a pesar de estar cediendo la voz hacia otra persona, al final regresa al narrador primario, quien se identificará como “yo”: “Junto a él (Melitón)13, vamos Faustino, Esteban y yo”14. 12 Ídem. Supra Nota 1. p 9. 13 El Paréntesis es mío, solo tiene la finalidad de señalar quien es “él”. Dentro de la obra no aparece este paréntesis. 14 Ídem. Supra Nota 1. p 9. 19 9


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Respecto al plano espaciotemporal, podemos encontrar la formulación de argumentos a partir de preguntas: “¿Quién diablos haría este llano tan grande? ¿Para qué sirve, eh?”15. Así mismo lo vemos en sus diálogos internos, los cuales son muy abundantes, pues contará la historia desde una charla consigo mismo la mayor parte del tiempo: Yo pienso: “Melitón no tiene la cabeza en su lugar. Ha de ser el calor el que lo hace hablar así. El calor que le ha traspasado el sombrero y le ha calentado la cabeza. Y si no, ¿Por qué dice lo que dice? ¿Cuál tierra nos han dado, Melitón? Aquí no hay ni la tantita que necesitaría el viento para jugar a los remolinos”16.

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Sus razonamientos, señalados con comillas, revelan al mismo tiempo una tesis sobre la conducta de Melitón, sin embargo de no ser lo que el supone, admite su ignorancia frente a lo que pudiera ser; no conoce más allá de su campo de focalización, para él sólo está el abrumador calor. De igual manera, podemos ver su ignorancia frente a la lógica del reparto agrario: “—Pero, señor delegado, la tierra está deslavada, dura. No creemos que el arado se entierre en esa como cantera que es la tierra del Llano. Habrá que hacer agujeros con el azadón para sembrar la semilla y ni aún así es positivo que nazca nada; ni maíz ni nada nacerá”17. Nuevamente el narrador conoce parcialmente su situación dentro del relato. Estos puntos nos llevan a presentar otro plano que viene a colación, el “plano perceptual”, el cual consiste en el aprovechamiento de los sentidos del hombre dentro del relato. Rulfo hace uso de estos sentidos dentro de su narración con el fin de hacer trascender la angustia de los personajes. A medida de gradación desde un principio nos pone sobre un calor inmenso: “Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni 15 16 17

Ídem. Supra Nota 1. p 10. Ídem. Supra Nota 1. p 13-14. Ídem. Supra Nota 1. p 12-13. 200


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una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye el ladrar de los perros”18. Encontramos un calor que atormenta, no porque lo dice, sino porque contrasta un árbol como sinónimo de sombra; no encontrando a éste, el narrador incrementa la gravedad de la situación cuando ni siquiera hay aquello que produce un árbol, la semilla; una vez que hayamos entendido esta situación, comprendamos que es aún más decadente cuando ni siquiera hay rastro de que alguna vez haya existido ahí un árbol o vida, “ni una raíz de nada”. Inmediatamente nos expone un lejano alivio, interpretado por el sentido que quizá tiene más alcance o puede percibir su objeto a mayor distancia, el oído; los perros cumplirían un sinónimo de sociedad, de vida, ya que es un animal doméstico, existe donde hay humanos. A lo largo del texto podemos encontrar más situaciones en las que los sentidos juegan un papel importante para el condimento del tema desarrollado. Todos estos elementos que ya hemos descrito, atienden a un plano característico en la obra de Rulfo: “el plano ideológico”. En este plano, las ideas están estructuradas para causar la impresión de un tema en específico, e igual estas apoyan a la interpretación del cuento. Como ya lo mencionamos, una crítica al reparto de tierras es lo que encontramos en el cuento aquí presentado. Sin embargo, al principio del trabajo mencionamos que no simplemente atendía a esto y que podemos encontrar otras características de la época, como son: la situación de seguridad en los caminos y los viajeros, la metodología de reparto de tierras para sosegar al pueblo, costumbres o situaciones sociales del momento y la angustia de los involucrados en este tema. Respecto al asunto de las tierras parece que ya hemos mencionado lo necesario; frente a la angustia consideramos también haber dicho suficiente como para no seguir profundizando en él; respecto a los dos restantes podemos iniciar con el problema de la situación nacional frente a la inmensa migración interna que padece el pueblo de México y las peripecias de éste. 18

Ídem. Supra Nota 1. p 9. 2 01


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Después de una revolución, es lógico que una nación quede devastada y que el paso hacia la prosperidad sea lenta, no sólo hay pérdidas humanas, las vías de comunicación quedan devastadas, la calidad de vida no es muy favorable para la mayoría de la sociedad, así que el camuflaje se vuelve un instrumento muy rentable. Dentro de “Nos han dado lo tierra”, lo podemos ver cuando hace alusión a la carabina que han perdido, después de mencionar que la perdieron, el narrador nos expresa: “Yo siempre he pensado que en eso de quitarnos la carabina hicieron bien. Por acá resulta peligroso andar armado. Lo matan a uno sin avisarle, viéndolo a cada hora con la ‘30’ amarrada a las correas”19. Con estas líneas Rulfo nos expresa que: Alguien les quitó la carabina, probablemente el estado en su afán de desarmar al pueblo para evitar una revuelta y conformar sus fuerzas armadas; resulta peligroso andar armado, debido al vandalismo existente tanto en los caminos como en las ciudades, asimismo existe un recelo de los comunitarios hacia sus pertinencias. Lo anterior lo sostenemos debido al remitente del revolucionario con el mundo a su merced —como lo vimos con la cita de Pedro Páramo—, del otro lado, a pesar de ser complicado traer una carabina, el narrador da noción de extrañarla lo cual nos demuestra un aprecio hacia las pertenencias. Aunque todo lo contextualiza desde un sólo punto, nosotros como lectores podemos intuirlo debido al consentimiento del contexto. Respecto al punto restante, es pertinente hacer una advertencia respecto a la interpretación que estamos a punto de proponer. Hacia el final del llano y del cuento, el mayor diálogo entre los cuatro peregrinos, revela algo que carga Esteban consigo. Algo que el narrador no se había percatado de que iba con ellos, por lo que interroga a Esteban respecto a ello. Nos referimos a la aparición de la gallina de esteban la cual figura así: 19

Ídem. Supra Nota 1. p 11. 202


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Yo no me había fijado bien a bien en Esteban. Ahora que habla, me fijo en él. Lleva puesto un gabán que le llega al ombligo, y debajo del gabán saca la cabeza algo así como una gallina. Sí, es una gallina colorada la que lleva Esteban debajo del gabán. […] —Oye, Teban, ¿Dónde pepenaste esa gallina? —Es la mía —Dice él. —No la traías antes. ¿Dónde la mercaste, eh? —No la merqué, es la gallina de mi corral. —Entonces te la trajiste de bastimento, ¿no? —No, la traigo para cuidarla. Mi casa se quedó sola y sin nadie para que le diera de comer; por eso me la traje. Siempre que salgo lejos cargo con ella. 20 Lo primero a entender en esta cita, es la figura de la gallina. Si seguimos atendiendo al plano ideológico, podemos deducir que la gallina no sólo representa un ave de corral, pues, tomando también las palabras de Ricardo Piglia, “un cuento siempre cuenta dos historia”21, y dado que las ideas deben estar acomodadas para llevarnos a esa interpretación dentro de la segunda historia; suponemos que en la gallina se concentran las pertenencias básicas de Esteban, así como su familia y todo aquello con lo que pudo cargar para un viaje de esa naturaleza. Dentro de la primer pregunta suponemos que se refiere a un objeto material más allá de un animal, pues a pesar del característico lenguaje de Rulfo, podemos entender por pepenar como sinónimo de reciclar, recoger de algún sitio, regularmente del suelo o la basura, por lo tanto si fuese un animal, éste no se hubiese dejado pepenar con tanta discreción que no se hubiesen dado cuenta hasta casi el final del viaje. Por lo tanto puede ser un objeto, un utensilio, herramienta o algo similar. En el caso de la segunda pregunta, es la única que atiende a que sea un ave, pues, la palabra mercar 20 Ídem. Supra Nota 1. p 14. 21 Piglia, Ricardo. Teoría del cuento. Scribd, 2013. Disponible en línea en: http://es.scribd.com/doc/76738314/Piglia-Teoria-del-Cuento p 3. 203


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enmarca a la gallina como una mercancía adquirida, sin embargo Esteban lo desmiente diciendo que no la mercó y que es de su corral, lo que alegóricamente nos dice que es de su propiedad, esto se reafirma en la tercer pregunta del narrador cuando le pregunta si la trajo a medida de bastimento, lo cual también lo niega Esteban. Sin más preguntas por parte del narrador, la voz regresa al dueño de la gallina para explicar porque la lleva consigo; expone una protección de él hacia ella, nos revela también que no es la primera vez que carga con ella y que la lleva porque su “casa se quedó sola”. Una interpretación a este último dialogo es que carga con su familia; Rulfo consagra en Esteban y la gallina no solo a dos seres, sino a una familia, la cual es acreedora de tierras, pero éstas están lejos del lugar donde radican, por lo tanto ven conveniente mudarse para subsistir o quedarse y perecer; van hacia sus tierras para trabajarlas y poderse mantener, de quedarse donde estaban no habría nada que pudiese alimentarlos. Se dan cuenta al final del trayecto debido a la discreción con la que se movieron mientras duró el movimiento armado, la parte difícil, el llano. Con esto cobra más sentido aún la idea del llano como ese tiempo conflictivo que vivió el país y sus ciudadanos; el deshacerse de la carabina representa la discreción que les permitió subsistir; la perdida de los caballos significan todas esas pertenencias que perdieron durante el proceso de revolución (y más guerras); la gallina (otro animal como alegoría a pertenencias como el caballo) representa las pocas cosas que lograron conservar hasta el final del llano; el pueblo representa la utopía a la cual aspiran los peregrinos, los cuales serían la sociedad mexica existente en la década del cuarenta (cuarentas, alegoría a los 4 personajes) posiblemente la década que marcaría el inicio de un nuevo orden social. Si atendemos a estos puntos tenemos una serie de ideas correctamente trabajadas y establecidas dentro del discurso de “Nos han dado la tierra”. Éstas revelan en primera instancia el problema con las tierras, y en segunda, una sociedad infartada en 204


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proceso de reanimación. En otras palabras, un plano ideológico dentro de éste cuento. A pesar de ser éste un tema muy recurrente dentro de la literatura mexicana, la diferencia radica en la genialidad de representar los hechos, Rulfo sorprende con una “focalización interna fija” y un “discurso directo”. Él mismo dentro de su texto “El desafío de la creación” expondría que, “el tratamiento que se le da a un cuento nos lleva, aunque el tema se haya tratado infinitamente, a decir las cosas de otro modo”22. Con esta interpretación hemos tratado de defender cada punto de la lectura a través de los modelos expuestos por Pimentel dentro del cuento trabajado. Por lo tanto, consideramos pertinente este análisis en la búsqueda de un entendimiento más amplio de “Nos han dado la tierra”.

Bibliografía • Paz, Octavio. “Nuestros días” en El laberinto de la soledad, posdata y vuelta al laberinto de la soledad. 3ª ed. México: FCE, 1999: 188 • Piglia, Ricardo. Teoría del cuento. Scribd, 2013. Disponible en línea en: http://es.scribd. com/doc/76738314/Piglia-Teoria-del-Cuento • Pimentel, Luz Aurora. “Mundo narrado IV La perspectiva: un punto de vista sobre el mundo” en El relato en perspectiva. México: UNAM; Siglo XXI, 1998: 95 – 103 • Rulfo, Juan. “Regionalismo y universalismo”, “La realidad, la literatura y el lenguaje” y “La técnica de Rulfo” en El llano en llamas. Prólogo de Sergio López Mena. México: Biblioteca Escolar Plaza y Janes, 2000: 13 -16, 18 • Rulfo, Juan. “Nos han dado la tierra” en El llano en llamas. 2ª ed. México: FCE, 1980: 9 - 15 • Rulfo, Juan. Pedro Paramo. Edición especial por la conmemoración del cincuenta aniversario de la novela. México: RM y Fundación Juan Rulfo, 2005: 102 - 103 • Rulfo, Juan. El desafío de la creación. Ciudad Seva, 1997. Disponible en línea en: http:// www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/el_desafio_de_la_creacion.htm 22 Rulfo, Juan. El desafío de la creación. Ciudad Seva, 1997. Disponible en línea en: http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/el_desafio_de_la_creacion.htm p 13. 205


Obras Ganadoras Concursos Espiral 2014. Se termin贸 de imprimir en mayo del 2015




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