Obras Participantes Concursos ESPIRAL 2013

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Obras participantes Concursos Espiral 2013



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Índice 1. Mensaje

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2. Obras ganadoras categoría: Escuela de Nivel Medio Superior 2.1 Modalidad Ensayo Primer lugar

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2.2 Modalidad Cuento Primer lugar Segundo lugar Tercer lugar

11 23 27

2.3 Modalidad Poesía Primer lugar Segundo Lugar

31 33

3. Obras ganadoras categoría: Licenciatura 3.1 Modalidad Ensayo Primer lugar Segundo lugar

37 47

3.2 Modalidad Cuento Primer lugar Segundo lugar Tercer lugar

53 59 65

3.3 Modalidad Poesía Mención honorífica Mención honorífica Mención honorífica

71 75 77

4. Obras participantes

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A los estudiantes no nos es imposible encontrar en la Universidad algún espacio para exponer nuestros conocimientos, deseos, aportes, exigencias e inquietudes. Lo difícil es contar con un sitio de acogimiento para todos éstos, es decir, una plataforma en la que, sin importar la disciplina educativa de la que provengan las ideas, se apueste por el trabajo llevado a cabo por los alumnos. Una plataforma capaz de ofrecer la posibilidad a cualquier estudiante de acercar a la comunidad en general los contenidos concretos de las actividades desarrollados en sus programas educativos. Esto es, llevar más allá de las aulas las obras y textos generados en ellas. Labor que, precisamente, Espiral y su Coordinación de Creaciones Literarias ha tomado como compromiso, en tanto se ha trabajado para convertirse en uno de esos sitios donde se apuesta por la difusión y, en este caso, por la difusión literaria. Un área que brinda ese espacio y, asimismo, el apoyo necesario a quienes tienen el deseo de que sus textos sean expuestos, ya sea en una mesa como ponente y en la publicación de los mismos. Y tarea que, para esta ocasión, culmina con la impresión del conjunto de los trabajos recibidos para la convocatoria de Espiral correspondiente a los Concursos de Creación Literaria 2013 (Cuento, Poesía y Ensayo).

Coordinación de Creaciones Literarias Espiral: Foro Cultural Universitario

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Escuela de Nivel Medio Superior



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Modalidad: Ensayo - Primer Lugar Ranmses Salas Mendiola Estudiante de la ENMS de Guanajuato de 6º semestre

UN PAÍS RALO “El México de abajo no tiene nada… pero no se ha dado cuenta”. La larga travesía del dolor a la esperanza. 1994.

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on un tentativo plan de desarrollo que el presidente quiere construir para nuestro país, lo peor que puedo pensar es que sea quimérico y exiguo, que no salga del papel y de arengas y jamás se “palpe”. Se “siente” la verdadera realidad en que vivimos, la que el mandatario y su séquito está muy lejos de conocer. Aquí es cuando veo una paradójica situación de gobierno-pueblo y me parece preocupante. Como lo dice Amparo Casar: No sólo de grandes reformas vive el mexicano. Entonces, debemos involucrarnos en que nuestros gobernantes hagan su trabajo, con voluntad y capacidad, para rendir frutos y provecho. La participación que el presidente quiere de nosotros, de manera democrática, en la creación de su proyecto de nación, no me abstiene de creer que no es otra cosa que imagen y méritos que ganar y reconocer. Así que, como sociedad, nos queda esperar que las políticas neoliberales e individualistas sean, de repente, vigentes y aplicables, y sí, con sus respectivas cortinas de humo (a veces ocurre así), y todo esto solamente, para satisfacer a los montones de lánguidos políticos y accionistas extranjeros de quienes el presidente ofrece privilegios y cargos que sostengan su poder ejecutivo, más bien su empresa económica. Lamentablemente, no nos damos cuenta, la población de la clase media y de la clase baja, que estamos cegados por los productos de la televisión que ofrece la empresa del logo del sol; además en el panorama general nos hacemos la idea de “unidad”, de algo que nos mantiene juntos como nación (o patria, si es que lo somos), por ejemplo, con los masivos eventos de fervor deportivo. De aquí que, mencione la falta de respeto a las leyes características de la cultura contemporánea y, por tanto, ni gobierno ni sociedad, en estos términos, quitan la zozobra de la esperanza por sostener un gran territorio. Ahora, ¿Quiero sólo hacer una crítica negativa? No hago esto con tal intención, sino con el fuerte anhelo de que la gran masa haga un cambio paulatino de conciencia, empezando con pocos pasos y pequeñas acciones que hagan grandes diferencias en la vida cotidiana. A veces pienso que la situación del país es inefable y, por ello, imposible de arreglar, pero quiero determinación en los funcionarios y espero años de prosperidad para todos, también que se conozca, de manera holística, cómo y qué vivimos, e iniciar a trabajar en ello. 9



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Modalidad: Cuento - Primer Lugar María Fernanda López Barrera Estudiante de la ENMS del Centro Histórico de León de 6º semestre

GEN

H

asta ese día me di cuenta de lo que realmente estaba pasando en ese terrible cuarto, lleno de misterio y desolación. Hasta ese fatídico día pude darme cuenta de que todo había sido una farsa creada por esas horrorosas personas. Hasta ese monstruoso momento vi venir la muerte… Al principio de toda esta masacre genética vivida en este asqueroso lugar, yo tenía una vida normal, aquí en Alemania…, bueno, si es que podemos llamar normal a tener que refugiarse bajo la tierra durante la Segunda Guerra Mundial. Al tener yo tan sólo catorce años de edad, viví los estragos y horrores de la guerra de forma madura, pues no tenía caso que me aterrara y comenzara a correr como una desquiciada esperando la llegada de la muerte en cuanto una bomba o una bala me asesinaran; tampoco quería rezar, realmente no creía que a Dios le interesara lo que nos estuviera pasando, después de todo, nosotros mismos causamos esto. Así, estuve viviendo bajo tierra por un tiempo, tratando de ignorar las tonterías que se relataban acerca del conflicto bélico, “Simples rumores”, decía yo. Recuerdo uno de los chismes más frecuentes que mi madre contaba, fue el que marcó mi existencia… —Cuando los soldados paran su carrera, los tanques dejan de pasar haciendo retumbar la tierra y se dejan de escuchar los aviones surcar los cielos, la gente no debe salir de sus madrigueras. —Decía con terror mi madre. —¿Por qué? —Preguntaba mi hermana menor con mucho interés. —Porque si un soldado te llega a ver, desapareces. —Contestaba asustada mi progenitora. Seguí ignorando esas historias, los soldados estaban preocupados por ganar la guerra, no por secuestrar a civiles sin razón, después de todo, ¿para qué querrían a una simple persona vagabunda, muerta de hambre y perdida? Eran sólo rumores, supersticiones. Seguramente alguien había salido a buscar algo de comer, lo asesinaron y al no regresar todos creyeron que lo habían secuestrado. Lo que yo, en mi inocencia de adolescente, no sabía era que poco a poco todo iría cambiando. Había pasado un año ya desde el inicio de este problema bélico y no se veía el fin de la guerra. Ya no teníamos noticias de mi padre, soldado del ejército alemán, por lo que mi madre lo dio por muerto y le lloramos un tiempo. Mi hermana y mi madre seguían vivas y ahora se llenaban de pánico en cada momento y ya no parecían ellas, pues siempre estaban neuróticas y nerviosas. Yo seguía normal, tal vez porque mis cambios de humor como adolescente no me permitían ponerme a 11


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pensar en la guerra o tenía tanto desinterés por las cosas de los adultos que prefería encerrarme en mi mundo a intentar ser más feliz e ignorar los sollozos desesperados y lastimeros de mi madre. Finalmente, para terminar con mis días de paz interior, unos soldados alemanes encontraron nuestro escondite y de inmediato nos sacaron de ese agujero putrefacto, lleno de dolor y tristeza. Mi madre gritó como loca por mucho tiempo mientras que mi hermana pataleaba en brazos de un soldado. Dos hombres uniformados se me acercaron y yo no hice nada, si era la hora de mi muerte, qué más daba patalear, gritar, morder o insultar. Ya todo estaba predestinado. Los dos hombres se colocaron a mis lados, uno en cada lado, y me tomaron del brazo que les quedaba cerca para luego alzarme y caminar. Llegamos a la superficie y mis ojos se entrecerraron automáticamente por el contraste de luz que existía entre la cueva y la superficie. Cuando se acostumbraron a la luz, pude ver la desolación en su esplendor; no había vida en aquel campo muerto, tan sólo habían cadáveres de los soldados, enemigos y de mi país, que habían luchado valientemente hasta en sus últimos momentos. Sin embargo, en aquel camposanto sólo había eso, cadáveres, porque ya no existían esas bellas casitas de colores, todo se había ido al carajo. Los soldados que me transportaban seguían caminando con un rumbo fijo, ambos serios y sin necesidad de hablar, al parecer sabían lo que hacían. Lo más perturbador de todo el recorrido en que viajé, fue ver y escuchar a mi madre gritar como una loca. —¡Helga! —Gritó mi nombre con todas sus fuerzas. —¿Sabes por qué nos escondíamos? Porque estos asesinos iban a llegar por nosotros. Al principio de la guerra podíamos salir a buscar comida y acudir a los centros de acopio por alimentos, medicinas y más, pero cuando estos locos médicos de la eugenesia decidieron crear al hombre perfecto y comenzaron a matar gente para lograrlo, ya nada se volvió seguro. El miedo está en todos lados y sólo si te ocultas no te atrapan. También decidieron matar a todos los enfermos mentales y a los discapacitados. La miré con extrañeza, no podía creer eso. Según mi mentalidad de adolescente, sólo nos estaban llevando a un lugar más tranquilo, en el que nos resguardaríamos mientras se terminaba la guerra; eso era una brecha de esperanza en mi corazón, que me indicaba que la guerra terminaría pronto. Y cuando me encontraba meditando esto, los gritos desesperados de mi madre y de mi hermana me sacaron de mis cavilaciones y volteé a verlas con nerviosismo… La escena no era la más bella que antes pude haber visto: mi madre, llena de supersticiones que habían invadido la pobre mente infantil de mi hermana, trataba de zafarse de los agarres de los soldados que la custodiaban y mi hermana intentaba lo mismo; obviamente la fuerza de esos hombres no les permitían ni moverse, pero ellas seguían intentando, hasta que los soldados se molestaron ante los insistentes jaloneos de mis familiares y decidieron soltarlas, esto me sorprendió mucho, a tal grado de abrir mis ojos descomunalmente. Ellas corrieron en dirección de los hombres que me sujetaban, supongo que para liberarme, pero no llegaron a su objetivo, pues antes de lograr tocarme, cayeron al suelo, víctimas de unos disparos despiadados por parte de las armas de fuego de los soldados que las habían soltado. Al ver caer a mi madre y a mi hermana de esa forma, chorreando sangre y con la expresión de horror reflejada en el rostro, me 12


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llené de impresión y quedé en shock…, ya no escuchaba ni razonaba, sólo veía, en mi mente, una y otra vez el cuerpo inerte de mi madre y de mi hermana. No recuerdo en qué momento desperté del shock que me provocó el deceso de mis familiares, pero cuando lo hice, estaba en un lugar muy distinto al perteneciente al último recuerdo de mi mente. Este nuevo sitio era oscuro y olía de forma extraña, mal. Reaccioné de forma inmediata y me puse de pie, con dificultad, para poder inspeccionar el espacio deprimente en el que me encontraba. Mis cinco sentidos estaban alertas a cualquier objeto peligroso o a cualquier sensación que me permitiera saber dónde me encontraba. Así, lo primero que capté, fue el contacto de mis pies, descalzos, con el suelo— el cual no era más que tierra mojada y fría—, lleno de baches y terreno desigual que me hacían tropezar de vez en cuando y no me permitían apoyar con seguridad mis pies al caminar, pues siempre existía algo que me obligaba a detenerme, a caer o a golpearme. La oscuridad reinante en este maldito lugar no me permitía ver absolutamente nada, así que, cuando llegué a un extremo de la localidad, choqué con algo duro que me golpeó la cabeza y me obligó a retroceder, frotándome la parte herida y soltando una que otra lágrima por efecto del golpe. Una vez recuperada de ese accidente, me animé a tocar lo que parecían las paredes del sitio, sólo sentí una roca, quizá una pared de roca dura y rasposa. Seguí caminando, pero en dirección contraria y llegué, dando tumbos, hasta lo que parecía una reja, o al menos eso fue lo que mis manos me informaron, pues mis ojos eran inútiles en esas circunstancias. En el momento en que toqué el fierro de los barrotes oxidados de esa reja, comprendí lo que me estaba pasando y donde estaba. Tal y como mi madre me lo advirtió una vez, los soldados de mi país me habían raptado para no regresar jamás. Las imágenes de la muerte de mi madre y mi hermana se vinieron de golpe a mi mente y los ojos angustiados de mi progenitora, al morir, se me clavaron en el alma. Comencé a llorar, por primera vez en todo el tiempo que había durado esta estúpida guerra, pues sentía miedo, sentía desolación, desconsuelo y vulnerabilidad. Ahora estaba yo sola, en un lugar totalmente desconocido, ignorando cuál sería mi destino. Como nadie había regresado después de haber sido raptada por estos cerdos, yo no tenía ni la más remota idea de lo que me pasaría ahora, además, mi familia estaba muerta. Continué llorando por mucho tiempo, hasta que una voz ronca me habló, no sé de dónde, pues todo era negro y no veía nada. —Con llorar no harás que te saquen de este maldito lugar. —Me dijo esa voz ronca, expresando la infinita tristeza que la persona poseedora de esa voz tenía. —¿Quién es? —Pregunté como una idiota esa cuestión tan tonta que sabía yo no iba a tener respuesta, después de todo, ¿quién va a querer socializar cuando algo le va a pasar? —No importa eso ahora. —¿Dónde estamos? —En el infierno. —Soltó de golpe y lo más rudo posible aquel…, hombre, podía suponer por la dureza de su voz. —Esto es el maldito infierno, es el lugar alejado de la gracia de Dios y de la bondad humana…, si es que eso existe. 13


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No contesté nada, la declaración de esta persona desconocida me llenó de pavor, sentía más miedo y la desesperanza se apoderaba de mí. Otra vez lloré, pero ahora lo hice en silencio, para que el poseedor de esa voz no me escuchara y no me reprimiera una vez más. No podía evitar que las lágrimas cayeran, estaba aterrada y eso era lo único que podía sentir ahora. Noté que las manos se me mojaban cuando las lágrimas caían sobre ellas. Una voz de calma se escuchó en mi cabeza, diciéndome que debía tranquilizarme, que seguro ese individuo que hablaba quería asustarme más de lo que ya estaba o que sólo lo decía porque se encontraba deprimido. Así que limpié las últimas lágrimas que derramaron mis ojos y me acerqué más a las rejas, para poder hablarle claro a ese ser. Así que, moldeé mi voz para que no se notara que estuve llorando y, con la fuerza indescriptible que sentía en ese instante, hablé. —Déjate de tonterías y sentimentalismos, este lugar no es el infierno. Dime de una vez dónde rayos estamos. —Dije la última palabra sin aliento, experimentando miedo una vez más. —¿Qué no es obvio? Esto es un laboratorio eugenésico del que no saldremos vivos. — Gritó el personaje, haciéndome sobresaltar. —¿Eugenésico? —Pregunté confundida, realmente no sabía qué era eso. —¿Eres así de tonta? La eugenesia es una ciencia creada por el maligno para torturar a nosotros los hombres con la excusa de querer crear al hombre perfecto. —¿Hombre perfecto? ¿Y cómo pretenden hacer eso? —Matando a los imperfectos, castrándolos y a las mujeres…, obligándolas a parir gemelos perfectos. —Dijo esto con una pizca de horror en sus declaraciones. Enmudecí, ahora no sabía qué era mejor: si haberme quedado callada y no averiguar mi terrible futuro, tan sólo esperando el día en que decidieran terminar con mi patética vida; o este momento tan espeluznante en el que me he enterado de lo que sucederá conmigo, en cierta forma, pues aún tenía dudas de lo que me pasaría. Y una vez más lloré, como la débil humana que era. Y es que eso era cierto, sólo era una humana, así que no debía exigirme tanto al momento de sentir y de llorar, tenía que sacar todo el dolor que llevaba por dentro y que había reprimido. Las lágrimas cayeron una vez más, pero ahora yo daba gritos de dolor, del dolor del alma que sólo los afligidos conocemos. Al parecer estos sollozos desesperados no le gustaron a mi compañero, pues de inmediato se quejó y me gritó que parara, una vez más me dijo que llorar no solucionaría nada. Pero yo estaba destrozada, no tenía familia y seguro pronto moriría. —¿Qué tú no sientes? ¡Yo me estoy pudriendo en este infierno con todos mis pesares! Y a ti lo único que se te ocurre decir es que “con llorar no arreglo nada”. Dime entonces, maldito, ¿qué hago con la angustia y el miedo que siento? —Le grité mientras las lágrimas no paraban de salir. Estaba descargando mi frustración con ese pobre diablo del que yo no sabía ni su aspecto. —¡Cállate! —Me gritó finalmente el hombre. —¿Y tú crees que yo no tengo miedo de lo que pueda pasar conmigo? ¡Antes tenía un nombre, una familia y un futuro! Ahora no tengo nada, ni siquiera recuerdo cómo me llamo…, sólo sé que soy el número 15. Esos electrochoques eliminaron mi memoria conformada por los recuerdos 14


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anteriores a mi llegada a este maldito agujero. —Ahora me pareció que lloraba…, quizá debí evitar gritarle y recriminarle, pues le hice pensar en sus momentos en este lugar. —Lo siento…, no imaginé que… —No pude terminar mi frase, ni siquiera sabía si ese sujeto me escuchaba. Callé, era lo mejor y decidí hundirme en mis pensamientos a esperar la muerte. Estaba yo tirada en el suelo lleno de tierra fina, sin ningún tipo de esperanza y llorando como nunca lo había hecho, cuando dos soldados llegan a la cueva donde me encontraba, se pararon frente a mi reja y abrieron el enorme cerrojo que me evitaba la libertad y me sacaron sin ninguna clase de delicadeza, y una vez fuera me cargaron y me llevaron lejos de mi “casa”. Salimos de la cueva y la luz reinante me cegó por un buen rato. Cuando mis ojos dejaron de llorar y al fin pude abrirlos, vi que estaba en un lugar lleno de limpieza, como un hospital. Vi que frente a mí había un hombre con algo de calvicie, unos ojos azules intensos y con bata blanca. Me encontraba confundida, ¿dónde estaba?, seguro que en ningún lugar bueno. Entonces recordé lo que mi extraño compañero de cueva decía: “Estamos en el infierno”, tal vez ya era mi hora…, quizá ya me tocaba morir. Con los ojos reflejando la confusión que sentía, escuché la conversación que llevaban a cabo los soldados y el extraño hombre calvo. —¿Y dicen que ella fue la única que no entró en pánico al traerla aquí? —Preguntó el hombrecillo a los soldados, con una voz tan aguda que los oídos dolían. — Además dicen que tuvieron que matar a la madre y a la hermana, ¿No? —Así es, doctor Schneider. —Contestó uno de los soldados. —¿Va a matarla? —Preguntó, sin ningún remordimiento ni culpa en el rostro, el segundo soldado. —Es un espécimen interesante…, no pretendo matarla porque debo examinarla, viene de una familia de locos y ella no parece tener esa enfermedad. —Pues si necesita algo, no dude en llamarnos. —Dijo uno de los soldados y en seguida se retiró junto con su compañero. Me quedé sola con ese hombre extraño, sintiendo el miedo en cada músculo de mi cuerpo, ¿qué me iba a pasar? No sabía, pero las palabras con las que se refirió a mí (espécimen) me dieron miedo y yo no quería sufrir. Mis pensamientos fueron cortados cuando esa vocecilla ruidosa se escuchó por toda la habitación; ese hombre estaba cavilando en voz alta y lo único que se me ocurrió hacer, fue aguzar el oído y escuchar lo más que podía. —Familia loca…, pero la niña no. ¿Ella estará bien? ¡Imposible! La locura es hereditaria. Tal vez deben existir factores que le hagan disparar la locura; sí, eso es, tan sólo debo buscar factores que la pongan al borde de la demencia. —Alcancé a escuchar eso y me di cuenta que no eran buenas noticias para mí. Quedé petrificada sobre la mesa de operaciones, tan fría y rígida, sintiendo que gritaría al mínimo movimiento de ese monstruo. Me calmé, porque eso era lo que quería ese sujeto, verme enloquecida para comprobar sus repugnantes teorías de 15


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la muerte. Así que me quedé tranquila y quieta en la mesa. Se acercó a mí y me observó por largo rato; tomó un artefacto de aumento y me seguía mirando. Luego se alejó, saliendo del cuarto donde nos encontrábamos, y suspiré aliviada. Miré a mi alrededor y no había nadie, así que vi la oportunidad de escapar. Me bajé de la cama de metal y caminé hacia la puerta, estaba a punto de abrirla, cuando el doctor giró primero la perilla y entró al cuarto; me miró con inexpresión, pero en seguida comprendió que yo quería escapar. Con violencia, me tomó de un brazo y llamó a alguien…, no sé lo que pasaba, me encontraba asustada y no podía decir ni hacer nada. De pronto llegaron unas enfermeras y me tomaron de los brazos y las piernas. Traté de forcejear, pero estaba tan débil y asustada que no podía zafarme de los agarres. Las enfermeras me sujetaban bastante bien y el doctor hacía otras cosas que yo no podía ver pues una de las mujeres tapaba mi visión. Así, el doctor llegó con una mesa con rueditas en la que tenía un aparato que no supe descifrar lo que era; lo observaba y lo observaba sin que pudiera darme una idea de lo que era. Esta baratija era una forma rectangular con varias agujas, dentro de vidrios, que marcaban algo pues había números dentro de los vidrios que las cubrían. Unos cables salían del rectángulo antes descrito y terminaban en círculos —máquina de electrochoques—. Realmente nunca entendí lo que era esta cosa y me asusté al ver que ponían los círculos en mi cabeza. Entonces saqué fuerzas de no sé dónde y forcejeé con más entereza a tal punto que las enfermeras necesitaron sujetarme con mayor fuerza y el doctor tuvo que sostener mi cabeza con rudeza para que no la moviera. De pronto, el doctor accionó la máquina infernal, sin dejar de sujetar mi cabeza con una mano, y ya no sé qué pasó; se me nubló la vista, di una fuerte sacudida y todo se volvió blanco. Desperté asustada en un lugar oscuro, el suelo era de tierra y las paredes eran rocosas, una luz se veía a lo lejos y me dirigí hacia ella. Entonces vi unos barrotes de metal frente a mí. No sabía dónde estaba, ni qué pasaba…, no sabía quién era yo. Estaba asustada, no sabía nada, absolutamente nada, ni dónde estaba, ni quién era ni qué día era, nada…, la desesperación me invadió y comencé a llorar estrepitosamente. Entonces oí una voz que me hizo sobresaltar y que me obligó a hacerme un ovillo ante el miedo. —Ya te dije que con llorar no ganas nada. —Decía la voz con gravedad. No supe qué contestar, tenía demasiado miedo como para decir algo, además, ¿qué sabía yo del lenguaje? Ahora había perdido la memoria y no sabía cómo hablar. Lo único que se me ocurrió fue aullar de miedo y continuar en ovillo pues la voz se escuchó de nuevo. —El primer electrochoque siempre es el más fuerte y el que más daño causa, no me sorprenden tus aullidos. —Seguía hablando la voz sin que yo comprendiera algo. —Tienes suerte, sólo perdiste la memoria, muchos han muerto cuando les aplican la electricidad en el cerebro. Quizá esto que te pasa ahora sea momentáneo y luego de un tiempo vuelvas a ser como antes. Si “logran curarte”, entonces podrás formar parte de otros experimentos genéticos: te obligarán a tener dos bebés en un embarazo. Los gemelos de Mengele… Parecía que jamás se callaría, pero al fin cerró la boca y pude sentirme más tranquila. 16


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No comprendía nada de lo que pasaba y me eché en la tierra a dormir un poco, tenía un sueño terrible, la verdad no sé por qué desperté, lo que significaba que había estado dormida. Me quedé así por un buen tiempo, y sólo interrumpí mi sueño porque escuché mucho ruido. Me incorporé asustada y emití sonidos guturales, pues seguía sin recordar el lenguaje. Todos estos sonidos guturales eran la muestra de mi miedo y me arrinconé en un lugar apartado de las rejas de mi celda. Vi que pasaban unas botas negras, grandes y brillosas que se dirigían a una celda frente a la mía, yo moría de miedo en esos momentos. Con violencia sacaron a un muchacho del interior de la celda y vi cómo lo llevaban a rastras pues este chico no quería ser llevado. Hasta ese momento no sabía que había más presencias además de la voz que me hablaba; al instante pude darme cuenta que no estaba sola en ese enorme lugar y que la voz y ese muchacho no eran los únicos que me acompañaban en este sitio, pues escuché llantos, diferentes llantos…, sin duda alguna había más gente asustada. El chico se quería zafar de los agarres, sin conseguirlo, también gritaba desesperadamente, no sé qué decía. Finalmente se lo llevaron y un silencio sepulcral reinó en todas las celdas. Este momento lo pude haber comparado con un entierro —si es que hubiera tenido consciencia de lo que significaba eso en ese momento— pues nadie hablaba, sólo se podían escuchar los sollozos de muchas personas del lugar. Yo parecía una más de las personas asistentes al entierro, pues también lloraba, aunque no sabía qué era lo que causaba mi temor, además los sollozos de las demás personas me provocaban un sentimiento que me hacía llorar al igual que ellos. Yo seguía en estado animal sin comprender absolutamente nada de lo que sucedía a mi alrededor. La voz ronca de hace unos instantes inició la plática una vez más y, claro, yo no entendía lo que pasaba, pero escuchaba porque sentía tranquilidad. —Se llevaron a número Diez. —Hizo una pausa lastimera y luego de suspirar, continuó. —Les he dicho que no lloren, que en nada solucionará la llegada de su muerte. Hoy hemos visto que se han llevado a nuestro amigo Diez, ya dejémoslo por la paz y que Dios lo acompañe en su recorrido al más allá. —Quince. —Dijo una temblorosa voz femenina. —¿Tú crees que Dios se acuerde de nosotros? —De pronto, esa voz temblorosa y pacífica, cambió a una desesperada y extraña. —¡No, Heder! Ya te dije que nosotras aún no vamos a morir. —Hizo una pausa, como si escuchara la voz de alguien, pero yo no oí ni ruido. — ¡Heder! Deja el pesimismo para otro día. —Ocho, deja de pelear con tu consciencia. —Habló la voz ronca, que ahora sabía que se hacía llamar Quince. —Heder no es real, sólo está en tu cabeza. La tal Ocho se calló y yo agucé el oído para tratar de escuchar lo más mínimo que se dijera en esa cueva. Una risita nerviosa rompió el silencio. Me asusté, pero seguí escuchando. Al parecer era la misma persona, pero tenía una conversación consigo misma, aunque cambiaba sus tonos de voz para que parecieran diferentes. —¡Pero qué cosas dices Anne! —Dijo una voz dulzona. —Ya te dije que no lo van a matar, le van a celebrar su cumpleaños. —Habló una voz más grave. —Quince, treintaicinco una vez más está teniendo una conversación con su otro yo. —Gritó alguien, al parecer un adolescente. 17


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—Treintaicinco, Anne, no existe, eres sólo tú. —Trató de calmar la situación, Quince. —¡Anne existe, bastardos! —Gritó furiosa la misma voz que se moldeaba, pero ahora con un tono agresivo. —¡Ya salió la parte agresiva, la llamada Henrriette! —Habló Ocho. De pronto, aquel lugar ya no era el sitio silencioso en el que me había encontrado hace unos momentos, ahora parecía una plaza; las voces se escuchaban por todos lados y todas tenían su propia conversación. La única voz que no escuchaba era la de Quince, supuse que estaría preocupado por el alboroto que se estaba haciendo en el lugar. De las amables pláticas, pasaron a los gritos e insultos y hasta escuché unos golpes contra las rejas. De pronto, la puerta de metal que conectaba estas cárceles con el exterior, se abrió y vi la silueta de un soldado, me arrastré hasta el fondo de mi jaula con el temor saliendo en forma de lágrimas. El soldado sacó una vara de metal y la rozó contra los barrotes de las celdas mientras avanzaba, esto provocó que todos los rehenes genéticos guardaran silencio. El soldado inició la plática insultando a todos y gritándonos tantas malas palabras que alguien podría asegurar que se trataba de un vagabundo y no de un soldado. Un dolor de cabeza muy fuerte me llegó en ese momento y no pude escuchar lo que decía y, aunque yo no lo oyera, él se explayaba ahí afuera de las celdas. —¡Basuras mal paridas! —Gritó para iniciar su exposición. —Su estúpido amigo número Diez no resistió los balazos que le propinamos mis compañeros y yo. ¡Y digan que le salió barato! Si no hubiera mostrado un buen comportamiento el gas mostaza se hubiera encargado de él. Y cuando creo que ya todo está calmado. ¡Que vengo y me encuentro con una fiesta de fenómenos de circo! ¿Es que ustedes, desperdicios de la madre naturaleza, quieren que los mate ahora mismo? Nunca aprenden la lección… —No pudo continuar la frase, pues fue interrumpido. —¡Asesino! —Escupió con odio Ocho. Por toda contestación, la vara de metal que llevaba el soldado se estrelló contra los barrotes de la celda de número Ocho. Ella se retiró arrastrándose hasta el fondo de su jaula, tenía miedo, o eso supuse yo. —¿Tienes algo más qué decir, espurio? —Gritó iracundo el soldado. — ¡Recuerden que si se me revelan entonces yo los mato! —Continuó gritando ese despreciable hombre, mientras mis compañeros aullaban de dolor. —¡Cállense, bestias! —El coro de aullidos desapareció. —Así me gusta, ahora espero que dejen los insultos para ustedes mismos, porque ustedes son los abortos de la naturaleza, ustedes no son de raza. Bueno, no crean que venía a verles sus asquerosos rostros imperfectos, vengo a avisarles las divertidas actividades de esta semana: para número Ocho habrá sesión de electrochoques, número Quince irá a la sala de castración, número Veintitrés — este era el adolescente antes mencionado— tú morirás, Treintaicinco irás a la sesión de lobotomía y Cuarenta (dijo esto mientras me miraba) irás al cine. Después de que dijo todo esto, sonrió maléficamente y se largó de la cárcel mientras nos insultaba. Ya no se escuchó ningún ruido, todos estaban callados y yo no entendía lo que era el “cine”, así que traté de imaginarlo. Ese día había sido 18


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demasiado y ya no se escuchaba nada en este sitio perverso. Me acurruqué entre la tierra y esperé ahí, sola, a oscuras, abrumada por la desolación, con mucha confusión, sin poder recordar nada de lo que anteriormente había sabido, dejando que los malos pensamientos se apoderaran de mi mente, te preguntarás ¿qué esperaba? Bueno, esperaba el día siguiente para descubrir lo que sucedería a mi persona. Y es así, llena de miedos y frustraciones, como me “levanté” al día siguiente esperando lo que esos hombres tenían preparado para mí. Yo no quería tener problemas y estaba asustada por todo lo vivido el día anterior, por lo que me quedé muy quieta en mi jaula y trataba de respirar lo más silencioso posible, no quería que se notara mi presencia y es que el miedo se había apoderado de mí y tan sólo quería desaparecer de este lugar para que no me mataran o me torturaran. A pesar de mis miedos, pude pensar en algo que desde el día anterior me había intrigado: el cine. Me había estado preguntando lo que era, pues realmente no sabía si eso era un tipo de tortura o significaba la peor muerte posible. Escuché que la cerradura de la puerta que daba paso a nuestras cárceles se abría ruidosamente, me asusté pues sabía que era uno de los soldados que seguro venía por nosotros para hacernos la vida imposible. Aun con el vago recuerdo del lenguaje, emití un aullido de dolor y me acurruqué más en la tierra. Escondí entre mis brazos mi cabeza, qué tonta, eso no iba a detener a esos demonios. Entonces una voz ronca se escuchó y yo no entendí nada de lo que vociferaba, pero mis compañeros sí entendían, porque sus llantos se agudizaban o gritaban enfurecidos. —Bestias, vengo por ustedes para llevarlos a sus divertidas actividades del día de hoy. —Anunció feliz el soldado nazi mientras mis compañeros lloriqueaban. —Así que en un momento más llegarán otros soldados para llevárselos a todos. Como sea, veremos qué sorpresas tenemos para el día de hoy: Número Ocho te toca la sesión de electrochoques. —Y dicho esto, un soldado entró no sé de dónde y sacó a punta de golpes y maltratos a la pobre mujer trastornada, quien pataleaba para que la dejaran en paz sin conseguir un resultado positivo. —Bueno, ahora… ¡Ah! Número Quince a la sala de castración. —Dos soldados llegaron por el hombre de la voz que siempre había escuchado. —Bueno, ahora número veintitrés vas a morir. — Veintitrés gritaba asustado mientras las lágrimas caían torrencialmente de sus ojos; pataleaba, mordía y se aferraba a un barrote. Para hacer que se soltara, lo golpearon salvajemente con las culatas de sus armas y esto lo hizo caer al suelo lleno de dolor, entonces lo arrastraron hacia el cadalso, mientras no paraba de llorar. —Como sea, Treintaicinco a ti te toca la sesión de lobotomía. —También la sacaron mientras lloraba abundantemente. —Finalmente, cuarenta al cine. —Sentí un indescriptible miedo recorrer mi cuerpo por toda la espina dorsal, seguía sin saber qué era el cine y eso me asustaba pues una cosa que caracteriza al ser humano es el temor a lo desconocido. Un soldado me sacó violentamente de mi jaula, en ese momento recordé el lenguaje, pues pude gritar “¡No, suéltenme!” Y eso me puso bastante contenta. Sin embargo, era lo único que recordaba, porque todo lo vivido antes de mi llegada a este lugar había sido borrado. De esta forma, me llevaron hacia un lugar totalmente oscuro, en donde había un 19


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proyector y una silla. Con lujo de violencia, me sentaron en la silla y me gritaron las instrucciones, indicándome que debía ver la película hasta el final. El proyector inició su trabajo y yo sólo veía las perturbadoras imágenes que me ponían: la cinta inició con un hombre que caminaba sin rumbo por las calles gritando incoherencias, tenía una mano doblada hacia atrás y la lengua de fuera. Esta grabación se cortó pues de pronto apareció la palabra “Malo”, pero a penas y la percibí pues en menos de un segundo esa palabra desapareció y la grabación del hombre enfermo regresó. Duró así como por un minuto más hasta que se cortó la grabación otra vez y en esta ocasión apareció la palabra “Enfermedad”. Cuando esa palabra desapareció — también duró muy poco tiempo en proyección— apareció la imagen de una mujer alemana embarazada y eso fue todo lo que vi ya que una vez más se cortó la imagen y ahora apareció una frase: “Raza pura”, también este letrero duró poco y ahora aparecía la imagen de un hombre que poseía seis dedos en una mano, esa imagen pasó también y ahora siguió otra palabra “Inmundos”. Las imágenes horrorosas de gente deforme que actuaba extraño y otras más que gritaban desquiciadamente siguieron apareciendo en pantalla, cortadas por palabras y frases como “Raza pura”, “Muerte a los inmundos”, “Locura”, “Deformidad”, entre muchas otras más. Finalmente, la mujer embarazada de un principio apareció ante mis ojos, pero pariendo y vi que de ella salían dos niños, la imagen se cortó y surgió la frase “Raza pura”. Todas estas palabras y frases aparecían tan rápido que en ocasiones me quedaba la duda de si realmente las había visto o si solamente era una jugarreta de mi mente al querer poner palabras donde no las había. Como sea que haya sido esa película me cambió la perspectiva de mi realidad, me cambió el pensamiento. Luego de que la cinta terminó, me llevaron de regreso a mi celda y pude ver a algunos de mis compañeros tirados en la tierra, en su celda. Los soldados se fueron y yo quedé una vez más en la penumbra de mi jaula, con el nuevo pensamiento. Una vez que los nazis salieron del lugar de celdas, los otros iniciaron sus quejas y pláticas. —La sesión de electrochoques me ha dejado paralizada de mi mano izquierda, no la puedo mover. —Decía Ocho entre lágrimas. —Sentí que el mundo se hacía blanco cuando me dieron los choques. —Fuerza, Ocho. —Habló Quince. —Hoy me castraron…, sólo así evitarán que un pobre opositor como yo tenga hijos…, un imperfecto que va en contra de los ideales de la nación…, un traidor. —El hombre hizo una pausa en la que nadie habló, tampoco se escuchó un solo ruido, finalmente continuó. —Veintitrés murió… El silencio fue abrumador, nadie hablaba, se escuchaban los sollozos de algunos otros que seguramente estaban recordando al chico adolescente. —Me tocó lobotomía. —Dijo como ausente número Treintaicinco. —Ahora padezco incontinencia y…, ya me he orinado en mi ropa varias veces. —¡Cállense bastardos! —Grité llena de furia y odio hacia esos desgraciados quejumbrosos. —¡Ustedes los imperfectos deben morir, ser eliminados de la faz de la tierra! Todos quedaron atónitos ante mis declaraciones, lo supuse porque reinó el silencio abrumador. Posteriormente, escuché murmullos muy bajitos entre todos esos idiotas 20


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sin raza. Entonces el ahora castrado de Quince habló como porta voz de todos. —Anunciaron que irías al cine…, te cambiaron. —Dijo mientras el asombro se apoderaba de él. —¡Te dije que te callaras maldito imperfecto! —Quince, ella cambió…, la cambiaron. —Decía Ocho con la voz llena de terror. —No se preocupen, podemos hacerla volver en sí. —¡Dejen de darse estúpidos ánimos unos a otros! —Grité a esas basuras una vez más. —¿Acaso no se dan cuenta que somos las escorias de la naturaleza, la putrefacción de la vida y la imperfección de Dios? —No sabes lo que dices. —Trataba de hacerme cambiar de parecer el idiota de Quince. —Esa es la realidad, no somos dignos de pertenecer a este mundo, deben eliminarnos, sólo los de raza pueden permanecer aquí. —¡Todos somos humanos! —Gritó desesperado Quince. —No importa si tienes problemas mentales, si tienes alguna deformidad, todos somos humanos y no hay razas. Esa tontería de la raza fue un estúpido invento de los nazis para tener el pretexto de matar gente. —¡Ellos son los puros! —Grité a ese bastardo la realidad. —¡Ustedes lo impuros que no aceptan su destino tratan de culpar a otros de su imperfección! —¡No hay puros ni impuros! ¡Sólo somos personas, seres humanos! –Volvió a gritar Quince. —Además de ser un sucio opositor, eres un retrasado mental, ojalá te maten. — Sentencié a ese inmaduro bueno para nada con todo el odio que sentía hacia mí y hacia todos los que éramos impuros. La discusión no pudo continuar, unos soldados abrieron escandalosamente la puerta de metal que nos separaba de la civilización. Reían mientras hacían bromas extrañas. Los quejumbrosos dejaron de hablar y yo guardé silencio esperando escuchar las voces de esos soldados ordenándonos algo. Tambaleándose, esos hombres que eran tres, llegaron hasta mi celda y con mucha dificultad, me habló uno de ellos. —¿Tú fuiste al cine hoy? —Dijo el soldado con mucha dificultad, mientras se tambaleaba, olía excesivamente a alcohol al igual que sus dos compañeros. —Sí. —Contesté algo cohibida. —Maravilloso. —Dijo con una sonrisa en los labios. Me sacaron de mi celda y una vez que me tuvieron fuera de ella, me dieron una pistola y comenzaron a reír sonoramente. —Escucha, pues no lo repetiré una vez más. —Volvió a hablar con dificultad. —Estos imperfectos no pueden seguir en la tierra, mátalos como los perros que son y luego tráenos la pistola de vuelta. Tomé el artefacto con un poco de miedo, pero al recordar que era para eliminar a esos malditos imperfectos no dudé y caminé. Con pistola en mano, por el pasillo de las celdas, me detuve una vez que llegué a una jaula que tenía el número ocho en la parte superior de las rejas. Comprendí que ahí se encontraba esa loca de Ocho. 21


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Me acerqué aún más a la reja y pude escuchar que la muy estúpida rezaba para que no la matara, tenía mucho miedo y suplicaba por su vida. Cuando levanté el arma delante de la loca religiosa, los demás impuros iniciaron sus quejas de siempre y suplicaban que no realizara ese acto de “monstruosidad desmedida”, pero yo no iba obedecer a esos hombrecillos sin dignidad. Era mejor terminar con la vida de ellos para que dejaran de gastarse el oxígeno que los de raza pura sí sabrían aprovechar. Miré dentro de la celda de Ocho, era un cuadro totalmente deprimente que seguro hubiera conmovido a muchos, pero a mí no; ella estaba en un rincón, asustada, abrazando sus piernas mientras gruesas lágrimas caían de sus ojos. Cuando se dio cuenta de que ya le estaba apuntando, gritó y se cubrió la cabeza con las manos. ¡Ja! Como si eso la fuera a salvar de la muerte. Entonces, para ahorrarme todo ese teatrito lúgubre que se estaba formando a mi alrededor, jalé el gatillo y el disparo salió rapidísimo. Dejándome observar cómo el cuerpecillo de la loca se estrellaba contra la pared mientras la sangre brotaba de su pecho. Reí como una maniática al ver mi acción finalizada, entonces, me dirigí a la siguiente celda, la de Quince…, ese maldito. Llegué ante él y lo observé con sarcasmo, pero me molestó sobre manera su expresión retadora y de reproche. Me llené de odio y con una expresión macabra en el rostro jalé el gatillo hasta tres veces. El hombre se estrelló contra la pared de su celda, sangrando del pecho, brazo y cabeza. Sin embargo, sus ojos me seguían mirando con repulsión. Borré esa imagen de mi cabeza, hasta ese momento me percaté que los soldados alemanes reían con ganas. Caminé a la siguiente celda, la de Treintaicinco. Ella estaba calmada y eso me molestó, yo quería que sufriera. Cuando levanté el arma y la miré con una sonrisa, ella levantó su rostro y me miró, entonces me dijo “la muerte es el escape a la tortura de este mundo”. No sé si ese era el final de su frase, pues le disparé dos veces para que se callara y entonces pude ver cómo la sangre brotaba de su estómago y pecho, mientras caía al suelo y moría lentamente. Recordé que después de matar a todos debía ir con los soldados y entregarles el arma; me moví lentamente hacia esos hombres que no dejaban de reír de forma ensordecedora y verme como un objeto de juego. Le entregué el arma al soldado que me la había dado y a continuación me puso en la mano una daga. —El juego ahora consiste. —Dijo divertido el soldado que me había dado la daga. —En que te suicides…, eres basura, así que debes morir, al menos ahórrame el esfuerzo de asesinarte. Estaba muy complacida, al fin iba a dejar de contaminar el aire de los puros, tenía el privilegio de desaparecer para mejorar este mundo. Empuñé la daga en contra mía y, con fuerza, la clavé en mi abdomen. Hasta ese día me di cuenta de lo que realmente estaba pasando en ese terrible cuarto, lleno de misterio y desolación. Hasta ese fatídico día pude darme cuenta de que todo había sido una farsa creada por esas horrorosas personas. Hasta ese monstruoso momento vi venir la muerte… FIN

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- Segundo Lugar Edgar Iván Arias Palacios Estudiante de la ENMS de Guanajuato de 6º semestre

DOS RAZONES

A

manecía. Él como muchos otros despertaba, pero con la diferencia de que siempre, antes de dar el primer salto al suelo, buscaba entre el más allá de su pensamiento una razón para vivir el día, porque no sólo se trataba de vivir la vida simple y frágil, siempre debía haber algo, siempre algo más. Buscaba rápido en su historia, en su íntima persona. Los rayos del sol aún eran débiles. El gallo siempre lo despertaba, era su levantador, hubiera querido ser despertado siempre por aquel gallo. ¿Adónde vas, hijo? – Por ahí madre, éste será un buen día. -Hay hijo, tú siempre con tus ilusiones. Le respondía ella desde el interior de la cocina, soltando un pequeño trozo de vida, suspiraba. -Adiós, no tardo. Se escuchaba el golpe lento de la puerta, mientras se desvanecían sus palabras con el mismo aire provocado. En un lugar donde los sueños parecían esconderse detrás del miedo la tierra todavía remojada por esa brisa regalada por la mañana sentía el andar de un alma no tan pesada, porque los años pesan…, pero éste no conocía ni al tiempo, el pobre era ignorado, así entonces se iba a descargar el olvido a otros lugares. ¡A cómo le encantaba estar con mi abuelita¡ La pobre trabajó en el comercio durante más de 50 años, y ahora estaba ahí sentada, arrinconada, sin poder siquiera mover sus duros huesos, repleta de años por todo su cuerpo, esperando a que uno de sus hijos o al menos sus nietos fuera a visitarla para que vieran como se acababa la vida. Pero la esperanza a pesar de que uno tenga mucha se acaba, todo se acaba hijo, eso le decía mi madre a mi hermano Raúl, que quien sabe adónde iba. Solamente alcancé a escuchar que apenas cantaba el gallo de la vecina, y él, con gran entusiasmo y voz bajita miraba el techo del tejaban y decía - ¡Algo para levantarme, algo que valga este día¡. -Quien sabe que cosas se traiga, luego se salió de la casa. Desde que nuestro papá se fue, según ques que a conseguir trabajo pa´l otro lado, mi hermano Raúl, ya no era el mismo. Le gustaba jugar, ir con los amigos, pero ahora era serio, y su mirada parecía penetrar cualquier cosa, ahora era el hombre de la casa, pues ni hombre, pero pos así le decía mi mamá, él era mi hermano mayor. El día hacía lo suyo y dejaba pasar las horas, lentas y densas como cuando uno no quiere estar en un lugar, pero tiene que estar a fuerzas. -Hoy tiene que ser el día, hoy mero, hoy puede ser, ¡no! ¡Hoy tiene que ser! -¡Ánimo!, decía una voz lejana, a lo mejor era él mismo, era el eco de las montañas que le regresaban esperanza. Sus palabras resonaban en su perseverancia, y en su 23


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tranquilidad se escuchaba más convencido que nunca, y hasta sus pasos daban un trote alegre, pero a la vez callados, sin gravedad. Hay que luchar siempre por lo que tú más quieres, hay que intentarlo, no dejarle al ocio nuestras vidas, porque el ocio es malo hijos, ustedes tienen que ser gente de bien, porque yo así los he educado y no creo que de esta familia salga un ratero, un malviviente, ustedes fueron hechos de amor… Por un momento el tiempo se acercaba a Raúl, pero las palabras de su madre resonaban más que cualquier otra cosa en su pensamiento. El tiempo, ya no importaba para aquel entonces. -Me acuerdo de ti Sofía, cuanto quise que fueras mi novia pero nunca pude. Soy un cobarde, y tú no quieres de esos, tú eres hermosa, inteligente, mereces a alguien mejor, no un tipejo como yo, pero Sofía, Sofía, nadie te querrá más que yo, ¡por qué no pude!, ¡por qué no puedo!, ¡por qué a mí! -Ya olvídala Raúl-, alguien le daba un pequeño empujón en el hombro- mira como con voz graciosa-verás pa si no te acuerdas de mí, que cuando la veas te dirás, tanto estuve esperándola y sólo para eso. ¡Eres un imbécil!, tú qué sabes de mí, no eres yo, no lo entiendes, ella es a quien por una jodida razón he querido siempre.– Sólo lo dijo en su pensamiento y, mientras lo decía ahí, movía la cabeza de arriba a abajo como diciendo tienes razón. -Te vas hacer más viejo, mas nada, ya consíguete otra mujer. Agachó la cabeza y dijo: –Pos haber que pasa, imagínate hace 60 años que no la veo, ¿O serán 63?, bueno de lejitos una que otra vez, pero no es lo mismo verla así de cerquita, ver su piel suave, sus ojos grandes, sentir su aroma. Cada vez, al mencionar esas palabras, salía de sus ojos un brillo delgado, pero poco a poco entristecía su alma y el brillo se tornaba opaco. -Todavía recuerdo cuando mi padre me regaló por primera vez un tamborcito, uno que yo tanto quería, eso de pegarle al tambor como que era lo mío, quizás por herencia musical de mi abuelito, él tocaba muy bien el acordeón. Mi padre…, - los ojos se le empezaban a poner llorosos, como cuando a uno se le pasan las copas y el alcohol hace que nos pongamos sentimentales. -Nunca tenía dinero, siempre tenía deudas por todos lados, quizá ya hasta su alma estaba empeñada, pero eso sí , siempre nos compraba lo que queríamos, y más a mí, que soy el mayor, el primerito hijo de ese matrimonio, el primero, el más querido por él, ahí estaba siempre, apoyándome en mis tonterías, mi padre…, sin él no soy nada, a quien yo más quiero, -susurrando- pero no le digan a mi madre ni a mis hermanos, que pa´que quieres. Quizás era de noche, quizás como siempre era de noche en el corazón de Raúl, un lobo solitario, quien desde que se fue de casa, dejando una nota debajo de su almohada diciendo. Voy en busca de mi padre, sobre él quiero recargar mi brazo, mi felicidad, mi tristeza y traerlo aquí con ustedes familia, para ser como antes, como cuando íbamos al jardín, y jugábamos y éramos felices, tengo que encontrarlo, y a mi Sofía la mujer de mi vida, voy por ellos no tardo, no se preocupen por mí, no se preocupen, regresaré pronto. 24


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Mi madre llora aún su partida, a diario llora, llora ahí recostada sobre la cama, se está secando de tanto llorar, yo no sé qué hacer como el hombre de la casa; lloró por mucho tiempo, no sé cuánto, nadie lo sabe, ya el tiempo en nosotros no importa, ella un día se acercó a nosotros y nos dijo -hijos perdónenme, perdónenme por haberles mentido, su padre no se fue a otro lugar a buscar trabajo, el murió, murió cuando Raúl apenas tenía 8 años. Yo no quería lastimarlos, para mí era tan difícil decírselos. No se vayan a ir…, si tan sólo hubiera sabido que su hermano iba en busca de su padre, yo le hubiera dicho toda la verdad. -Hijo mío, que dios te tenga en su gloria. Los años pasan, en la vida los años pasan, ahí estoy seguro que sí. Raúl buscó a su padre, despertando a diario con las únicas dos razones que le devolvían la vida, pero el cuerpo sufre las consecuencias; ya no comía, ya no dormía, ya era un viejo loco, un pobre viejo que murió sin saber que su padre se había ido desde hacía mucho tiempo, y Sofía se había largado al otro lado del mundo con uno igual a él, miserable y cobarde. Nadie se lo dijo, nunca nadie se lo dijo, nada de nada, nadie se acercaba a él, nadie le hablaba o ayudaba, nunca nadie, quizás, quizás porque Raúl había muerto solo hace más de 80 años. FIN

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- Tercer Lugar Elías Candelario Francisco Barrón Conejo Estudiante de la ENMS de Irapuato

SACRÍA

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seiscientos billones de años luz existe otra tierra, se llama “La Gran Nación de Sacría”, aquel planeta surgió casi al mismo tiempo que nuestra tierra, con seres muy similares a nosotros que se hacían llamar Alus (hombres), aunque ese mundo conlleva ciertas diferencias. En aquel mundo, desde tiempos muy antiguos, los hombres y mujeres cedieron ante un solo gobierno, una sola lengua y una sola religión. Nadie sabe cómo ni por qué después de la titánica guerra de los dos mundos se perdieron varios conocimientos y hechos históricos, y, sin embargo, prevaleció una leyenda que explica el origen de todo lo que hoy existe. En el principio de los tiempos, después de que fuéramos creados, nuestros hermanos y hermanas se dividieron en 12 grandes imperios: Aldion, Saldio, Mecrión, Tanser, Aliris,Yaoneris, Kalfri, Mebre, Elis, Uman, Lopher y Sacrión, constantemente en guerra por la incansable lucha de conquistar al mundo. Durante mil quinientos años se mataron los unos a los otros, pero un día del firmamento descendió una hermosa mujer, más hermosa de lo que vosotros podéis imaginar, sus cabellos eran rojos como la sangre, su piel pálida y resplandeciente, y el color de sus ojos era como las avellanas. Su nombre era Asraham, diosa de todo lo que existe, señora de todos los conocimientos habidos y por haber, madre y creadora de todo lo que existe. La toda poderosa deidad, durante 100 años, unificó a todos los hombres en una sola religión, fabricó una sola moneda, inculcó las mismas costumbres y ética en todo Alus, y unificó a todos los imperios formando uno solo: lo llamó SACRÍA. Asraham reveló toda clase conocimientos a los mortales así se formó la raza perfecta del universo, antes de partir Asraham mostró a los Alus la otra tierra que había formado y dio a los Alus la siguiente encomienda: -Id y educad a los hombres y mujeres de aquella creación, enseñad lo que yo os he ensañado y fomentad la unión de cuerpo y alma. Habiendo dicho esto, Asraham abrió un gran agujero en el aire por encima de las aguas del mar Dilgran: -Tomad vuestros navíos y partid hacia la tierra. Cuando terminó, Asraham, se elevó nuevamente al cielo y se perdió entre los rayos del sol. Así los Alus entraron al vórtice creado por la diosa, del otro lado se encontraron a unas 200 millas de distancia de la costa, nuevas tierras aguardaban. Al momento de que pisaron suelo firme se maravillaron, contemplaron ante ellos grandes 27


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construcciones, casas, palacios, fraguas, cultivos; la Tierra poseía mucha similitud a Sacría. Se establecieron en una ciudad-estado de nombre Ática en una civilización denominada Grecia y gracias a los conocimientos de la diosa Asraham pudieron traducir su lengua en un santiamén. Pero los Alus se dejaron llevar por la codicia y las riquezas que abundaban en la tierra. No pasó mucho tiempo para que los Alus comenzaran a alardear sobre su superioridad, se nombraron a sí mismos los dioses de los habitantes de Grecia, al cabo de varios siglos los habitantes de Sacría formaron un poderoso imperio al que llamaron El Sacro Imperio Romano, fundado por los dos Alus, Rómulo y su hermano Remo. Se implantó un sistema político y militar similar al de su antiguo mundo, su intención era la de dominar la Tierra, pero no en nombre de la diosa de todo lo que existe, sino en nombre de sus propias blasfemias, pretendiendo ser dioses en tierra. Pero una mañana, mientras Asraham se bañaba en las cálidas aguas del mítico río Mortum, escuchó los gritos de las almas en pena. La deidad se exaltó al escuchar miles y millones de almas penando entre dos dimensiones, así que bajó su mirada al universo de los mortales y prestó atención a lo que habían hecho sus hijos e hijas, furiosa se dio cuenta de todo lo que pasaba. Perversión, sangre, robos, tristeza y humillación por todas partes de la Tierra; arrogancia, orgullo, megalomanía y blasfemias por todas partes de Sacría. La diosa reflexionó y pensó: -Acabaré con todos los imperios que blasfemaron contra mí. Ruina, pena e ignorancia invadirán a todos los hombres y mujeres del universo. Habiendo proclamado esto, Asraham, la diosa de todo lo que existe, tomó las almas de todos los asesinados y moldeó un feto decretando: -Este es mi hijo, Jesús, será un gran pensador y filósofo, proclamará la paz en mi nombre, sus ideas cambiarán la Tierra y crearán revoluciones. Futuros profetas seguirán sus pasos y crearán sus propias religiones, las enseñanzas de mi hijo fomentarán la paz y la sabiduría, pero al mismo tiempo sus seguidores proclamarán la guerra en su nombre. Este es Jesús y nacerá en la Tierra. Habiendo proclamado esto, Asraham, la diosa de todo lo que existe, tomó las armaduras y los sables de los guerreros caídos, moldeó un feto y decretó: -Este es mi hijo, Tsaner, será un poderoso guerrero y un brillante político en Sacría, proclamará la guerra y un solo gobierno, todo en nombre mío, sus ideas causarán la caída de todos los gobiernos y sus grandes conocimientos, tanto el de Sacría como los de la Tierra. Le otorgaré la poderosa espada de Los Nueve Lamentos, Escalibur, para los Terrícolas. Este es Tsaner y nacerá en Sacría. Habiendo proclamado esto, Asraham la diosa de todo lo que existe, tomó la sangre de todos los muertos en combate, moldeó un feto y decretó: -Esta es mi hija, Rubí, será una brillante científica y crítica, su apariencia física será igual a la mía y los mortales pensarán que soy yo, sin embargo, ella será la iniciadora 28


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del ateísmo, los hombres la codiciarán y las mujeres la envidiarán, tendrá miles de seguidores, se aliará con los Terrícolas y luchará contra Tsaner. Esta es Rubí y nacerá en Sacría, pero se aliará con la Tierra generando la gran guerra de los dos mundos. Habiendo proclamado esto, Asraham, la diosa de todo lo que existe, envió los fetos al universo de los mortales para que se desarrollasen. El primero, Jesús, destacó entre un pueblo de esclavos terrícolas llamados Judíos, proclamó la paz, la sabiduría y defendió los derechos de todos por igual, pero las ideas de Jesús trajeron como consecuencia el rechazo de las naciones tiranas. Por lo tanto, fue crucificado, a partir de allí comenzarían conflictos políticos y religiosos muy fuertes. Habiendo cumplido su labor, Jesús fue elevado a la gloría eterna. Siglos después en la gran y única nación del planeta Sacría, nacieron Tsaner, en una familia influyente de nobles; y Rubí nacida en una modesta familia de artesanos. Tsaner conmovió a todos con sus ideologías del nuevo orden universal, poseyendo la poderosa espada de Los Nueve Lamentos, levantó a todos los ejércitos de su planeta para invadir la Tierra y crear un nuevo Orden Universal. En dicho orden, no habría más hambre, guerras y tristezas, no habría pobres ni ricos, y la arrogancia de los gobernantes desaparecería, todo lo proclamaba siguiendo las enseñanzas que dictó Asraham milenios antes. Pero para alcanzar dicha utopía, primero debería derrocar los gobiernos de Sacría y de la Tierra. Rubí, por el contrario, pensaba en respetar las soberanías de los imperios, viajó a la tierra y formó una isla artificial llamada Atlantis, una central científica enorme, donde sólo entraban los pensadores más brillantes. Rubí estaba en desacuerdo con las ideas de Tsaner de dominar el universo y menos si era por el mandato de una diosa, ya que Rubí era atea. Así pues, para evitar el dominio del universo, Rubí, reunió a los mejores ejércitos de la Tierra para confrontar a Tsaner. De tal forma, después de varios años se dio la poderosa guerra entre estos dos grandes mundos, se mataron y asesinaron entre todos ellos. Finalmente, en la cima del monte Arben, en un continente sureño de Sacría, se confrontaron Rubí y Tsaner, los dos mostraron sus grandes poderes similares a los de cualquier dios ficticio. La última batalla que decidiría el curso del universo y de la humanidad. Finalmente, después de 46 horas de intensa batalla, Tsaner murió por manos de Rubí, se sentía orgullosa, pensaba que era la salvadora de la humanidad, sin embargo, el orgullo no le duraría mucho. Después de 5 años miró a su alrededor. La guerra trajo consigo más conflictos de los que había antes, el poderoso gobierno de Sacría estaba devastado, había hambre y llantos, el gobierno colapsó y, con ello, los conocimientos de Sacría. En la Tierra, guerras por comida y territorios, el imperio Romano cayó y con ello cayeron los grandes avances tecnológicos. Rubí lloró y no paraba de gritar que hubiese sido mejor que Tsaner creará el nuevo orden que tanto proponía. Pero instantes después, tanto en Sacría como en la tierra, se escuchó una voz del cielo en varios idiomas dependiendo del oyente. 29


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-Contemplad sus vidas, contemplad su nación, contemplad las consecuencias de sus actos, yo Asraham, creadora y madre de todo lo que existe, quería un universo unido, pero vosotros, vosotros mis creaciones rechazaron mi doctrina y acumularon riquezas materiales, si eso es lo que quieren, eso tendrán. Habiendo decretado esto Asraham levantó una gran ola y destruyó la Atlántida. -Si queréis ser libres y no ser adoctrinados míos, entonces no podéis usar los conocimientos y costumbres que os enseñé milenios antes, formad vuestras naciones, formad vuestras propias costumbres y formad vuestros propios conocimientos, yo Asraham, creadora y madre de todo, de ahora en adelante os daré la espalda. Después de oír esto la humanidad sentía un gran vacío, Dios los había abandonado para siempre. Rubí al escuchar esas palabras se suicidó enterrándose su espada en su corazón, en el lugar de su muerte se formó lo que después se conocería como El Vaticano. Esto daría inicio a la Edad Media en ambos mundos, Sacría y Tierra, dos planetas casi iguales separados por seiscientos billones de años luz. FIN

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Modalidad: Poesía - Primer Lugar Edgar Iván Arias Palacios Estudiante de la ENMS de Guanajuato de 6º semestre

Y NOS SOÑAMOS Soñamos en el mismo sueño y miramos hacia el mismo horizonte. Porque no hay tiempo para tener tiempo, hay que actuar. Ayer, como buscándote debajo de las ruinas de mi alma, quería tenerte. ¡Déjanos tiempo! ¿Por qué burlas a la vida? Déjanos aquí, amigo. Mujer; discreta tu apariencia y pequeña tu dulce boca, reales utopías juntos por siempre. Tiempo, no te detengas. Llévanos, pero a un lugar mejor. Adonde no se acabe la vida en un suspiro, adonde juegas con la juventud. Porque nosotros te hemos creado, ¿Sin nosotros, quien serías? ¿Sin ti..., qué hago yo amigo? Y este cuerpo, ¿Qué hago con él? Y en silencios de placer recorro tu suave rostro, tu suave rostro con la mirada absoluta por este endemoniado aroma tuyo, que no me suelta, que no me suelta. Esa verdad que no es y no acepto. Arrojándonos al mundo como hojas que caen del gran árbol, y no queremos caer. 31


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Que el viento sople a mi favor. Porque sabes que no existes, no existes tanto para ti mismo, pero te proclamas ante nosotros como si lo fueras. Vete amigo. No arrastres al cuerpo y a mi mente. Déjanos …, aquí. Pensamos con congruencia las miradas. Esperas paciente mi llegada y soñamos en el mismo sueño.

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- Segundo Lugar Denisse Alejandra Morales Guerra Estudiante de la ENMS de Guanajuato de 6º semestre

ESTE RECUERDO Este recuerdo me recuerda a ti, loco, insaciable, alegre, aventurero y me duele. Este recuerdo te lleva a ti en la frente, tatuado con una sonrisa de día y con mil lágrimas de noche. Este recuerdo sabe a ti, sabe amargo, a veneno, un veneno voluntario, sabe a ti caminando sobre mi boca, sabe a tu sed de lágrimas. Este recuerdo me recuerda que no quiero estar con nadie más que contigo y tampoco contigo. Este recuerdo me recuerda a ti, me recuerda a tus ojos, a tus suspiros, también cuando me despertaban tus miradas sonrientes sobre mi sueño, me recuerda a esas mañanas, cuando abría mis ojos y lo que veía, era tu cara dormida cerca de la mía. Este recuerdo es como tú, vaga sobre mí, me acaricia, me promete, me enreda en sentimientos, juega conmigo y me arrastra hacia tu suspiro, te aleja hace que deje de quererte, hace que te ame sin control, te juega en mi mente, me miente, te desmiente, rasga mis sentimientos, rompe la seda que los guarda y los libera como caricias. Este recuerdo me mira y se burla del amor, está calvo, pálido y herido, quiere que me duela tu ausencia lo mismo que le duele a él, rompe lazo a lazo mi muralla de lágrimas y me apuñala por las noches, se ríe cuando se da cuenta que sólo me ha herido, no quiere terminar conmigo, él depende de mí pero es muy orgulloso para decirlo, te revive, me ilumina, me apaga, juega con las cicatrices, me dice al oído que no te tendré, pero no me deja olvidarte. Este recuerdo me recuerda a ti. 33



Nivel Licenciatura



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Modalidad: Ensayo Primer Lugar Celina Michella Martínez Felipe Estudiante de la Lic. en Filosofía de 8º semestre

ASUNCIÓN DE LA EXISTENCIA SIN ASIDEROS COMO VITALISMO EN LA FILOSOFÍA NIETZSCHEANA INTRODUCCIÓN n el presente trabajo se intentará mostrar que la filosofía de Nietzsche, a través de su análisis y reflexiones genealógicas, le quita al hombre cualquier asidero metafísico, librándolo así del peso que toda noción absoluta, inamovible e incuestionable ejerce sobre la vida humana; pero al mismo tiempo, al privar al hombre de tal peso, lo enfrenta con su situación real y directa en su existencia, la cual puede llegar a parecer cruda y difícil de asumir. Sin embargo, la filosofía de Nietzsche no desembocará en un posible pesimismo, como ocurre con el pensamiento de Schopenhauer, sino que al contrario Nietzsche defiende una postura fuertemente vitalista, que afronta la vida no como el mayor peso, sino disfrutándola y amándola en todos sus aspectos, agradables y negativos.

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Para lo anterior explicaré las concepciones nietzscheanas sobre un ámbito que ha sido considerado esencial en la vida del hombre, el cual le otorga seguridad y confort, pero también problemas. Me refiero específicamente al campo de la ciencia. Después de ello, dilucidaré a grosso modo el sentido y la importancia del vitalismo de nuestro autor. También resulta importante elucidar, precedente a cualquier explicación, en qué consiste la genealogía y el perspectivismo nietzscheanos. GENEALOGÍA Y PERSPECTIVISMO Antes de comenzar es necesario precisar en qué sentido desarrolla Nietzsche su trabajo genealógico, así como los conceptos e implicaciones que éste conlleva; por otra parte, también es conveniente explicar el perspectivismo en el que se sitúa su reflexión filosófica. ı

Nietzsche, como bien señala Foucault , en su labor genealógica, utiliza en ocasiones el término Ursprug y en algunas otras los términos Herkunft, Entstehung, Ankunft, Geburt, pero algo que llama la atención es que a veces prefiere abstenerse de usar Ursprung, ¿por qué ocurrirá tal cosa? Para responder a esta cuestión conviene esclarecer primero lo que significan los términos alemanes mencionados. Ursprung quiere decir el salto originario, el origen, puede ser entendido entonces también como fundamento o esencia, ya que en la filosofía cuando se busca el origen, se hace referencia a la razón de ser, a aquello que hace a una cosa ser lo que es, aquello que le da fundamento. Mientras que Herkunft significa la procedencia, el lugar desde el que se ha partido para elaborar algo, en este punto ese algo quiere decir explicación, ıFOUCAULT, Michel, Nietzsche, la genealogía, la historia.

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concepción, etc. Por su parte Entstehung significa emergencia, punto de surgimiento de las distintas fuerzas que entran en juego a lo largo del proceso mediante el cual se define algo. Ankunft quiere decir descendencia, extracción, y Geburt significa nacimiento. Precisado esto, podemos ya entrever el motivo por el cual Nietzsche a veces rehúsa a servirse del término Ursprung, pues esto equivaldría a buscar una esencia, un comienzo inherente y fundamental de la cosa que se está investigando; más aún, equivaldría a suponer, pues, que esa cosa tiene una esencia y que el hombre la puede conocer. Ciertamente esa no es la intención de Nietzsche, pues él dará un paso atrás al poner en duda cualquier noción sostenida como fundamental, la misma idea de que las cosas poseen una esencia. Él socavará dichas creencias, esos actos de fe a los que suele someterse no sólo la gente en su vida cotidiana o supersticiosa, sino la misma filosofía, por ejemplo, en el terreno de la moral, llega al bien como ese origen esencial, sin poner en duda de dónde surgió la idea de que el bien es lo mejor para el hombre. Por el contrario, tanto Herkunft como los demás términos no tienen la connotación esencialista de Ursprung, ya que únicamente señalan la procedencia, emergencia, nacimiento, descendencia, es decir, el punto inicial desde donde se han perfilado las explicaciones humanas de la realidad. Cuando hablamos del origen (Ursprung) nos estamos situando en un horizonte metafísico, en un momento anterior a la temporalidad, a la corporeidad del hombre, antes del hombre. De manera distinta, cuando se habla de comienzo (Herkunft) se está implicando el sentido histórico de las concepciones humanas. “[…] El origen está siempre antes de la caída, antes del cuerpo, antes del mundo y del tiempo; está del lado de los dioses, y al narrarlo se canta siempre una teogonía. Pero el comienzo histórico es bajo, no en el sentido de modesto o de discreto como el paso de la paloma, sino irrisorio, irónico, propicio a 2 deshacer todas las fatuidades […]”

Hasta este punto ha surgido una duda, ¿por qué la filosofía, ese supuesto saber autónomo, crítico, racional y lógico, habría de desembocar en creencias?, ¿por qué la filosofía se detiene, en su cuestionar, en una idea sostenida por mera fe? La respuesta a esta pregunta sólo podrá ser aclarada cabalmente en el apartado posterior a éste, por lo tanto la dejaremos pendiente. Así pues, lo que sostiene la genealogía nietzscheana es que detrás de las cosas, en su comienzo, no hay esencia alguna. Cuando Nietzsche con su martillo ausculta los ídolos se da cuenta que por dentro están vacíos, huecos, no hay razón de ser fundamental, sino que nuestras verdades universales y absolutas se han mantenido en pie gracias al engaño, al azar y al olvido humano. A propósito de la labor de la genealogía nietzscheana, dirá Foucault: “Hacer la genealogía de los valores, de la moral, del ascetismo, del conocimiento no será por tanto partir a la búsqueda de su «origen», minusvalorando como inaccesibles todos los episodios de la historia; será por el contrario ocuparse en las meticulosidades y en los azares de los comienzos; prestar una escrupulosa atención a su derrisoria malevolencia; prestarse a verlas surgir quitadas las máscaras, con el rostro del otro; no tener pudor para ir a buscarlas 3 allí donde están «revolviendo los bajos fondos» […]”

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2Ibíd., pp. 2-3. 3Ibíd., p. 3.


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Cuando se investiga la procedencia, cuando el hombre busca la Herkunft, la cual ha de ser entendida con una estrecha relación al cuerpo, a aquello que da soporte a lo humano, no se intenta fundar lo que se está estudiando, más bien se pone en tela de juicio su fundamento, sus raíces y aquello que lo ha generado. Ahora que se ha planteado el sentido de la genealogía, pasaremos al perspectivismo nietzscheano. A éste le interesa resaltar que existe diversidad de puntos de vista, no hay una forma absoluta de percibir la realidad y por lo tanto tampoco pueden con plena legitimidad surgir valores o ideas con estatus de absolutas, verdaderas o inamovibles. Así pues, la construcción del edificio del conocimiento también es relativa, perspectivística. El perspectivismo de Nietzsche hace énfasis en la noción de que los hombres somos seres posicionados y situados en nuestro cuerpo, en nuestro contexto y en nuestra época histórica, este carácter es justamente el que provoca la multiplicidad de visiones que ostentan los humanos; además, la visión de un individuo particular en sí misma depende de la perspectiva en que esté situado, es cambiante. Por ende, no se puede ni siquiera hablar de verdades o valores aplicables en todo momento a un individuo, entonces mucho menos aplicables a todos los hombres. De lo anterior podemos decir que el perspectivismo es una condición vital en los humanos, es la forma en la que existen. Entonces es claro que las pretensiones de objetividad en los distintos ámbitos humanos, ya sea el de la ciencia o cualquier otro, no son más que deseos, pues, el hombre, por estar posicionado y referido en todo momento al perspectivismo no puede gozar de objetividad alguna. Es preciso, también, hacer notar que junto con la idea del perspectivismo se presenta la idea de la pluralidad de perspectivas, ya que cada persona tiene sus propias perspectivas, en plural, no sólo una perspectiva. Otra noción en la que conviene hacer hincapié junto con la del perspectivismo es la de interpretación, entendiendo que la perspectiva va acompañada de distintas interpretaciones. El hombre siempre se mueve en las esferas anteriores, así, por ejemplo, su conocer siempre será interpretación, lo que aportará consecuencias importantes en la epistemología. PROCEDENCIA DEL INTELECTO HUMANO Ahora revisaremos las concepciones nietzscheanas respecto al intelecto humano, la verdad y el conocimiento, sirviéndonos principalmente de lo dicho en Verdad y mentira en sentido extramoral y La gaya ciencia. Los hombres, comenta Nietzsche, un ínfimo punto en el universo, inventaron el conocimiento, fue una invención, un momento lleno de soberbia y falsedad. El intelecto humano con sus pretensiones de conocimiento absoluto es lamentable y arbitrario, ya que no es necesario, pero se considera como tal; tampoco tiene alguna misión ulterior en la vida humana, no tiene una teleología, no conduce a ningún más allá, en los distintos sentidos que puede ser entendido lo más allá, ya sea metafísico, esencialista, religioso, etc.; el intelecto existe, pero bien puede dejar de hacerlo y simplemente se cambian los parámetros mediante los cuales el hombre valora. Por su inteligencia el hombre se cree el animal más afortunado y el destinado 39


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a mandar, se cree facultado por encima de las demás especies, se considera el punto más importante del universo, como si éste girara alrededor suyo, pero, dirá Nietzsche, esa mosca que vuela por el mundo también se cree el centro de éste. No obstante, esta esfera cognoscitiva que le hace sentirse superior al hombre no es más que una creación y valoración humana, pues sólo existe para él, él es su inventor. El intelecto es lo que permite al hombre sentirse superior, cuando en realidad el hombre es efímero, desdichado y débil, comparado con el resto de la naturaleza; el intelecto, dice Nietzsche, es sólo un recurso que permite que el hombre siga viviendo, ya que mediante éste el hombre se engaña y se concibe con más ventajas y facilidades de las que verdaderamente posee, sin éste el hombre, acostumbrado a la mentira de ser el centro del cosmos, no viviría por mucho tiempo. Entonces, ¿podría existir en el hombre algo así como un impulso hacia la verdad? A propósito de ello Nietzsche considera que la misma diferencia entre mentira y verdad ha sido una invención humana. El hombre, en determinado punto, ha creado el lenguaje y, mediante éste, ha dado una significación uniforme para las cosas y justamente por esto se ha tenido que establecer la diferenciación entre lo que deberá ser considerado como verdadero y falso. Para Nietzsche no hay un impulso hacia la verdad, al hombre le es indiferente el engaño o la verdad, siempre y cuando éstos le sean benéficos o no le causen perjuicio alguno. En efecto, el problema no es que alguien mienta a un individuo, puede mentirle lo que quiera y sobre el tema que quiera, siempre y cuando no le haga daño. Del mismo modo, el hombre no posee una inclinación pura o natural hacia el conocimiento verdadero, sino únicamente a lo que le es útil de éste, a las consecuencias positivas que acarrea para la especie gregaria. Un aspecto esencial en la vida del hombre y también en relación al conocimiento es, desde la visión nietzscheana, el olvido, pues sin él no se podrían construir verdades, debido a que el hombre llega a considerar algo como verdadero merced al olvido de una cadena de costumbres y antropomorfizaciones que lo originaron. ¿Qué es entonces la verdad? Un ejército móvil de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas, adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, a un pueblo le parecen fijas, canónicas, obligatorias: las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son, metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora consideradas 4 como monedas, sino como metal.

El lenguaje forma parte necesaria en la construcción del conocimiento y por ello referiremos la concepción nietzscheana sobre él. El lenguaje no da cuenta del mundo que existe; es justo o razonable suponer que las palabras son efecto de estímulos nerviosos, pero de ahí a creer que esos estímulos nerviosos dan cuenta exacta de la realidad hay un gran trecho que de ninguna manera puede ser franqueable justificadamente. Si el lenguaje diera verdaderamente cuenta de la realidad, afirma Nietzsche, no habría tantos lenguajes distintos entre sí, los cuales son solamente acuerdos arbitrarios. Un ejemplo claro de esto puede verse en la designación de los NIETZSCHE, Verdad y mentira en sentido extramoral, p. 6.

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géneros en las diversas lenguas. Así, en el español, lo considerado más natural y verdadero es que los géneros de los artículos de las palabras sol y luna sean masculino y femenino, respectivamente, mientras que en el alemán es precisamente al revés, el artículo de sol es femenino (die Sonne) y el artículo de luna es masculino (der Mond), por lo cual se prueba la arbitrariedad imperante en el lenguaje y su desarrollo. El conocimiento y el lenguaje son extrapolación y metáfora, de manera que se forman las palabras haciendo concordar, mediante la extrapolación, al estímulo nervioso con la imagen que se percibe de la realidad. La formación de conceptos, necesaria para la comunicación, es ilógica, es el resultado de igualar lo que es diferente, pues el concepto trata de tener un mismo significado para muchas experiencias sobre un mismo asunto, las cuales son, por ser experiencias individuales, distintas cada una de la otra, recordando en este punto el perspectivismo sostenido por Nietzsche. Además, pondrá Nietzsche el ejemplo de construir el concepto de hoja, cuando se hace esto se están suprimiendo las diferencias múltiples y particulares que cada hoja presenta respecto a las demás, se actúa muy platónicamente al suponer que ese concepto es como un arquetipo que da cuenta de todas las hojas que existen, pero a la vez, por ser éstas distintas entre sí, serán como copias imperfectas del arquetipo conceptual de hoja. Lo que es digno de la mayor admiración en el hombre, nos dirá Nietzsche, no es el falso impulso hacia la verdad, sino la capacidad constructora del hombre, pues él edifica complejos y exuberantes edificios del conocimiento sobre los cimientos más débiles, pero debido a la naturaleza poco fuerte de éstos es preciso que los materiales con que se construye sean muy livianos, son, pues, usando las palabras de nuestro autor, edificios hechos de telarañas. “El hombre, como genio de la arquitectura, se eleva de tal modo muy por encima de la abeja: ésta construye con cera que recoge de la naturaleza; aquél con la materia bastante más fina de los conceptos que, desde el principio, tiene que producir de sí mismo.” 5 Así pues, ¿es la filosofía ese saber absoluto y supremo que mediante la razón del hombre nos conduce a la verdad?, ¿o es sólo un intento del hombre por situarse en un nivel preponderante dentro del mundo, autolegitimándose como el único ser racional capaz de encontrar leyes y verdades dentro de la contingencia? Asimismo, las metas que persigue el saber científico, su afán de volver medible lo desbordante, de poner cotos a la diversidad, como si todo pudiera ser clasificable en base a las necesidades a veces patológicas del hombre, ¿no son sólo negación del cambio, del devenir inherente a la existencia humana y a la naturaleza?, ¿no revelan, acaso, temor hacia lo desconocido y cobardía de afrontar la vida como es, prefiriendo esquivar esa lucha dolorosa a favor de la “tranquilidad”, falsa tranquilidad fundada en la ficción y el engaño? El afán de llegar a una verdad, de encontrar normas fijas, universales y necesarias parece ser la enfermedad de occidente. En el apartado anterior se planteaban y dejaban pendientes algunos interrogantes, a saber, ¿por qué la filosofía, ese supuesto saber autónomo, crítico, racional y lógico, habría de desembocar en creencias?, ¿por qué la filosofía se detiene, en su 5

Ibíd., p. 7.

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cuestionar, en una idea sostenida por mera fe? Lo anterior lo hace justamente por seguir en su falso nivel de superioridad, así como para evitarse el cargar con el peso de la existencia sin asideros metafísicos, ya que si desarrollara la labor genealógica y la visión del perspectivismo tendría que cambiar radicalmente su manera de ver la realidad, aceptar que el hombre se mueve en la epidermis de las cosas, que no hay razones fundamentales y esas son las condiciones de la existencia humana, no hay dioses ni valores absolutos, sino que todo es construcción humana. LA MUERTE DE DIOS En el parágrafo 125 de La gaya ciencia Nietzsche habla de la muerte de Dios, pero ¿qué significa en verdad la muerte de Dios? La muerte de Dios anuncia la pérdida de todo asidero metafísico, no sólo se refiere a Dios, sino a toda noción que sea fundamental para el hombre. Ni Dios ni valor absoluto alguno entran ya en la trama de la existencia, pero, como después dirá Sartre, no podemos sólo borrarlo y pretender que todo está permitido, no, es algo grave la muerte de Dios, implica la total apertura de los horizontes humanos, implica la tarea de asumirse con todas sus carencias, finitudes, contingencias y contradicciones. Pero, ¿es el hombre capaz de llevar a cabo un acto de tal grandeza?, ¿cómo podrá el hombre, que estaba acostumbrado a refugiarse en las pretensiones de necesidad y eternidad, vivir sin ellas, de qué manera podrá hacerlo? Sin duda amerita de un cambio completo de la forma de concebir la realidad, implica libertad y peligros, los cuales no todos están dispuestos a correr. La muerte de Dios significa, pues, pérdida de posicionamiento, es embarcarse y cortar amarras6, estar flotando en lo infinito, pérdida del centro gravitatorio que mantenía al hombre y a su realidad en el lugar que estaban. Significa pérdida de las nociones que daban sentido a la vida del hombre, ya no hay ni un arriba ni un abajo, ya no hay valores fundamentales, ya no hay bien y mal, ahora se halla el horizonte más abierto que nunca, y cuando esto ocurre el próximo paso es la nueva construcción de valores. Pero valores ya no universales, sino valores individuales, para lo cual la figura del niño mencionada en Zaratustra se vuelve indispensable, pues el niño es juego, risa, olvido, es esa capacidad de volver a comenzar cada instante, de no tomarse las cosas con seriedad. La muerte de Dios es primero un acto desgarrador, es privar al hombre de aquello que lo sostenía y lo mantenía en su lugar, pero después del desgarramiento vienen nuevas posibilidades; una nueva aurora se presenta para los destructores de las viejas tablas de valores, para los creadores. Efectivamente, los filósofos, los “espíritus libres”, con la noticia de que el “viejo dios ha muerto” nos sentimos como alcanzados por los rayos de una nueva mañana; con esta noticia, nuestro corazón rebosa de agradecimiento, admiración, presentimiento, espera. Ahí está el horizonte despejado de nuevo, aunque no sea aún lo suficientemente claro; ahí están nuestros barcos dispuestos a zarpar, rumbo a todos los peligros; ahí está toda nueva audacia que le está permitida a quien busca el conocimiento; y ahí está el mar, nuestro mar, abierto de nuevo, como nunca. 7 LÉVINAS, De la existencia al existente, p. 31. NIETZSCHE, La gaya ciencia, §343. Lo que conlleva nuestra alegría.

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VITALISMO “Y, naturalmente, no quieren pensar: como que han sido creados para la vida, ¡no para pensar! Claro, y el que piensa, el que hace del pensar lo principal, ese podrá acaso llegar muy lejos en esto; pero ese precisamente ha confundido la tierra con el agua, y un día u otro se ahogará.” 8

Al final de Verdad y mentira en sentido extramoral, Nietzsche hablará de la existencia de dos tipos de hombres, uno es el hombre racional y el otro el hombre intuitivo. Los dos buscan la mejor manera de afrontar la existencia, pero por caminos totalmente distintos. El hombre racional trata de hacerlo mediante la razón, los conceptos, la experiencia y la abstracción, intenta ser prudente ante la vida y, por lo tanto, se procura menores penas que el otro tipo de hombre. Pero también se procura menos goces, pues se priva de la felicidad que trae la espontaneidad con la que asume su vida el hombre intuitivo. Éste, en lugar de atenerse al ámbito de la razón, se muestra contrario a él, es irracional, la abstracción no le produce más que risa; él prefiere vivir en la alegría, en la apariencia, en la belleza, en lo efímero, en la tristeza, en el dolor, en suma, en todo aquello que conforma a la vida. Pero no todo es sencillo para el hombre intuitivo, ya que por no guiarse mediante el uso de su intelecto, a través de la precaución y la regularidad, cuando sufre, sufre de verdad, viviendo su dolor; de manera similar, cuando disfruta, disfruta con toda su vida y corporeidad del gozo. ¿Tenemos que aceptar que la finalidad de la ciencia sea procurar al hombre el mayor número de placeres posible y el menor desencanto posible? Pero, ¿cómo hacerlo, si el placer y el desencanto se encuentran tan unidos que quien quisiera tener el mayor número de placeres posible debe sufrir, al menos, la misma cantidad de desencanto; que quien quisiera aprender a “dar saltos de alegría” debe prepararse para “estar triste hasta la muerte”?9

El hombre racional es como el estoico que busca la ataraxia, la imperturbabilidad por medio del intelecto, soportando las desgracias sin dar muestra alguna de dolor, experimentando las alegrías sin dejar asomar la mínima sonrisa. Una existencia como ésta, racional y estoica, será una existencia anti-vital, a la cual más le valdría marcharse de una vez de la vida, porque ésta no es abstracción ni pensamiento, sino que es fuerza, energía, apariencia, sufrimiento, pasión, placer; no es humano vivir así, lo humano es que el rostro manifieste el dolor o la alegría que experimenta. Asimismo, la voluntad de verdad, de la “verdad a cualquier precio”10, es una conducta que despierta sospecha en Nietzsche, por una parte es como un impulso patológico que busca forzosamente encontrar razones fundamentales, verdades. Pero eso no es lo más grave, sino que además busca verdades a costa de lo que sea, a costa de la misma vida, de la vida que es lo más próximo al hombre, que es lo que es el hombre. Un ejemplo de esto es la figura de Sócrates, entendida por Nietzsche como negación de la vida, de lo que propiamente somos, seres vivientes. Es la expresión de un anti-vitalismo que prefiere morir a favor de la quimera de la verdad. Es negar la vida y el desear sobrepasar la apariencia que es lo único a lo que tenemos acceso, HESSE, El lobo estepario, p. 25. NIETZSCHE, La gaya ciencia, §12. Los objetivos de la ciencia. 10 Ibíd., prólogo, IV. 8 9

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querer encontrar verdades universales, certezas, nociones indubitables, es negar las condiciones de la vida, pues la vida, repito, es apariencia, entendida libre de cualquier sentido peyorativo. El hombre cree que el pensar rigurosamente y con seriedad implica un carácter imperturbable, en el que la risa y la alegría no pueden figurar, porque éstas son tomadas como algo falto de seriedad, lo cual es un prejuicio casi generalizado. Antes que defender el ejercicio del pensar entendido desde la seriedad, a la manera en que los sabios medievales se presentaban como esas personalidades imperturbables en las que la incapacidad de reír jugaba un papel esencial y era un requisito para ser docto, Nietzsche se enfocará en resaltar que la existencia humana, antes de ser pensamiento o abstracción es vida, es corporeidad. Nietzsche en muchos sentidos es heraclíteo, ya que considera que se amerita de la lucha, de la violencia, de la guerra, de los contrarios que forman la unidad, para el desarrollo de la vida, esa lucha es la que conforma la vida. Es justo precisar que la manera en que Nietzsche habla sobre la necesidad del mal, de la violencia, de la atrocidad, de la guerra, es interpretándola como el desafío de las normas establecidas, la puesta en duda del orden establecido a favor del desarrollo de la humanidad es una violencia en el ámbito del conocimiento y del pensar. En la vida se necesita de los destructores que son a la vez creadores de nuevas reglas. En la tesis del eterno retorno se muestra en gran medida el vitalismo nietzscheano, pues se hace énfasis en desear que la vida propia se repita infinitas veces justo de la forma como se ha vivido, desear que cada uno de los instantes que se han vivido se vuelvan a presentar de manera idéntica, lo anterior implica la plena autoaceptación del individuo, con sus virtudes, sus errores, sus triunfos y sus fracasos. Implica saber que la vida se compone de todo ello, significa aceptarse al grado de no querer cambiar aspecto alguno de la vida, pues todas esas pequeñas cosas nos han llevado a ser quienes somos. Con la tesis del eterno retorno se enfatiza la concepción nietzscheana del arrepentimiento como negación de sí, idea con la que Nietzsche estará en total desacuerdo, ya que él defiende la exaltación del individuo y de la vida, de la voluntad de vivir, mientras que el arrepentimiento, resultado de moralinas gregarias, es ejercer una violencia en contra de sí mismo, es negarse antes que aceptarse. Es preciso también aclarar, de manera muy general, el amor fati, amor al destino, el cual quiere decir amar la vida en sí misma, la vida como ese cúmulo constante de lucha y contradicciones, amar la vida como sea que se nos vaya a presentar en el futuro, en todas sus facetas, con su miel y su vinagre. Con el amor fati Nietzsche no dice que exista el destino, sino que hay que amar aquellos aspectos de la existencia que se nos presentan como necesarios11, a los que parece el hombre predestinado, a los que no puede huir, con lo cual se vuelve a hacer hincapié en la aceptación de la condición de la vida humana. Una personalidad debilitada, raquítica, apagada, que se niega a sí misma y reniega de sí misma, no sirve para ninguna tarea humana, y menos para la filosofía. […]Todos los grandes problemas exigen un gran amor y sólo son capaces de él los espíritus poderosos, enteros, seguros y firmes en sus cimientos. Constituye una diferencia considerable que un pensador se dedique a sus problemas hasta el punto de ver en ellos su destino, su angustia 44


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y también su felicidad, o que, por el contrario, los aborde de una forma “impersonal”, es decir, que sólo sepa abordarlos y captarlos con las antenas de un pensamiento frío y simplemente curioso.12

CONSIDERACIONES FINALES En efecto, la filosofía nietzscheana, a través de su constante labor genealógica y de considerar al hombre siempre un ser posicionado, llega a la idea de la muerte de Dios entendida como el desligue de cualquier noción pretendida fundamental. Así, también conduce a que el hombre cambie radicalmente su visión de la esfera racional y sus construcciones a través de las concepciones nietzscheanas acerca del intelecto, la abstracción y la razón, como creación humana que se ha mantenido en pie en base al engaño y el olvido, provocando todo lo anterior que el hombre se encuentre como flotando, que haya cortado amarras en relación a toda idea considerada esencial, que ahora ya no se atenga a valores absolutos, sino que se dé cuenta de su situación en la existencia. Si bien en un primer momento las diversas concepciones de Nietzsche provocan el desgarramiento por la pérdida de todo asidero metafísico, el pensamiento de nuestro autor no se queda en tal situación, sino que en lugar de ver en ello sólo un suceso doloroso ve una nueva aurora desplegándose ante los espíritus libres, decididos a asumir la existencia en las condiciones en que se le presenta al hombre, a saber, el azar, la lucha, la contradicción, sus diversos aspectos positivos y también los negativos. Consciente de que la vida no es sólo miel sobre hojuelas, sino que se compone de una gama de tonalidades, que el color negro permite captar el color blanco. Consciente de los peligros que implica la asunción de la existencia, pero sin presentar ante ella una actitud temerosa y pasiva, sino llena de vitalismo, de emoción, de fuerza, de energía, de pasión, de alegría por las posibilidades que se abren ante el hombre. BIBLIOGRAFÍA 1.- NIETZSCHE, Friedrich, Más allá del bien y del mal, Época, México, 1999. 2.- --------------, Aurora, Editores Mexicanos Unidos, México, 1987. 3.- ---------------, Humano, demasiado humano, Edaf, Madrid, 1998. 4.- HESSE, Hermann, El lobo estepario, Editores Mexicanos Unidos, México, 1986. 5.- LÉVINAS, Emmanuel, De la existencia al existente, Ed. Arena, Madrid, 2000.

FUENTES DIGITALES 1.- DE SANTIAGO Guervós, Luis E., Las ilusiones del conocimiento: Perspectivismo e interpretación, Revista Thémata, Núm. 27, 2001, pp. 123-139. 2.- FOUCAULT, Michel, Nietzsche, la genealogía, la historia, pp. 17. Consultado en: h ttp:// proyectoconstitucion2011.uniandes.edu.co/recursos/docs/Sobre%20investigacion%20historica/ Michel%20Foucault%20%20Nietzsche,%20la%20genealogia,%20la%20historia.pdf 3.- NIETZSCHE, Friedrich, Verdad y mentira en sentido extramoral, pp. 13. Consultado en: http:// www.lacavernadeplaton.com/articulosbis/verdadymentira.pdf 4.- --------------, La gaya ciencia, pp. 114. Consultado en: http://es.scribd.com/doc/6783393/LaGaya-Ciencia-Friedrich-Nietzsche 5.- --------------, Así habló Zaratustra, Alianza, pp. 204. Consultado en: http://www.enxarxa.com/biblioteca/NIETZSCHE%20Asi%20hablo%20Zaratustra.pdf Para ahondar más en esta concepción del amor fati como amor a lo necesario en la existencia, se puede consultar el artículo de Miguel Mantilla, publicado en la revista digital A Parte Rei, titulado Amor Fati y Voluntad de Suerte. Una nota sobre Nietzsche y Bataille. 12 NIETZSCHE, La gaya ciencia, §345. La moral como problema. 11

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- Segundo Lugar Sandra María del Carmen Rangel Vázquez Estudiante de la Lic. en Filosofía de 8º semestre

LA PREGUNTA POR EL HOMBRE: EL ESPEJO DE LA PARADOJA DE SU CONDICIÓN Introducción a pregunta ¿qué somos?, ha estado siempre presente en nuestra conciencia, aunque no seamos totalmente conscientes de ella. La necesidad de definirnos, de saber qué somos o quiénes somos nos ha aquejado no sólo como ser individual, sino que como especie humana la pregunta se ha vuelto muchísimo más compleja, en cuanto que nos asumimos como seres pertenecientes a una situación espacio-temporal específica que nos envuelve en el seno de sus parámetros de vida.

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La pregunta por el hombre, así como tiene infinidad de posibilidades de respuesta también sigue distintos caminos hacía una posible solución. Encontrar un posible acercamiento desde lo que soy como ser único, es decir, a partir de la mismidad, es una de las vías que podemos seguir; la otra refiere al hecho de que reconocemos que no estamos solos, que hay un otro que aunque comparte características similares a las mías no es yo y sin embargo me hace percatarme de mi condición de hombre. Pues bien, en este ensayo referiré a esta última vía siguiendo las tesis enunciadas principalmente por Ryszard Kapuscinski, en su obra titulada Encuentro con el Otro, para señalar la complejidad que implica el intentar definir lo que es el Hombre, la limitación de la respuesta, la paradoja de su indefinición y la importancia de la categoría de diferencia. Desarrollo Abrumados por la época en la que nos ha tocado vivir, bombardeados de infinidad de distractores, perdidos ante la multiplicidad de posibilidades de vida, de formas de vida, diría Rodríguez García: el hombre “se encuentra, antes de toda reflexión, en una situación determinada y no elegida”13. ¿Qué significa esto? ¿Qué consecuencias se derivan de ello? Ante la necesidad que tenemos de conocer lo que nos rodea, el contexto juega un papel vital para las soluciones que damos en relación a nuestras incertidumbres, llamaremos a esta situación contextual tradición. Puesto que, es dentro de ella dónde el hombre se confronta con su realidad, una realidad que le muestra no sólo su condición finita sino la presencia de Otro. Lo que entenderemos en este trabajo por tradición involucrará dos elementos que considero vitales para el correcto seguimiento de las ideas a desarrollar: el primero de ellos hace referencia al tiempo, un tiempo histórico entendido de manera lineal, dividido en épocas que expresan una cosmovisión de acuerdo a su momento de desarrollo; el segundo de estos elementos es el lenguaje, debido a la la importancia que éste ha tenido dentro de la historia del género humano, no sólo porque es lo que le ha permitido comunicarse sino porque tal vez sea por el lenguaje que no logramos entendernos en la complejidad de nuestras relaciones. RODRÍGUEZ GARCÍA, Ramón. Heidegger y la crisis de la época moderna. Síntesis, España, 2006. p 229

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Pues bien, una vez aclarados estos puntos podemos adentrarnos en la que me parece ser la frase primordial del libro de Kapuscinski y desde la cual partiremos, nos dice nuestro autor “es cierto que el Otro a mí se me antoja diferente, pero igual de diferente me ve él, y para él yo soy el Otro”14. Una vez que hemos reconocido la existencia del Otro dentro del marco en el que nos movemos surge la pregunta: ¿cuál ha sido la reacción del hombre en cuanto a ese encuentro? ¿Rechazo a lo diferente o aceptación ante lo que no soy yo pero que me reconozco a partir de él? Necesario es recurrir a la historia para poder entender algunas de las reacciones que generalmente se han suscitado. Es así que mirando al pasado nos encontramos con tres actitudes predominantes: el aislamiento, el conflicto bélico y las alianzas surgidas a partir del diálogo. El aislamiento surgido a partir de una especie de miedo, de no aceptación a lo que era distinto y que por ser diferente no se admitía como válido, alcanza su mayor prueba en la cultura China, pues vemos cómo para proteger lo conocido construyó alrededor de su territorio murallas para resguardarse. Las guerras por su parte muestran ese afán de querer conquistar lo no conocido para imponer formas de pensamiento, el sujeto no es capaz de asumir a los Otros como seres iguales a él, es decir, en cuanto humanos, sino que los objetualiza tomándolos además como inferiores, asignándoles calificativos como bárbaros, salvajes o ignorantes. Las alianzas en cambio abrieron un horizonte de posibilidades de encuentro y de diálogo que llevó al progreso de las culturas; no había rechazo ni sometimiento sino acuerdo, reconocimiento, el hombre se asumió como un ser-con, un ser en relación, el Otro dejaba de ser un ser desconocido, presentándose como un igual, como un reflejo. El origen de la reacción es claro, la época en la que se suscitó el encuentro, las formas de pensamiento, las relaciones sociales, todo tuvo que ver para la reacción tomada ante tal evento. ¿Por qué el Otro es capaz de provocar esas reacciones en el hombre individual? La respuesta sin duda es compleja, pero creo que algunos de los motivos son que se siente confrontado, se problematiza ante lo extraño, se desgarra ante la incomprensibilidad de la paradoja de lo que se le antepone, un Otro que al mismo tiempo es igual y diferente. “El Otro no es sino un espejo en el que se contempla- y en el que es contemplado-, un espejo que lo desenmascara y desnuda, cosa que todo el mundo prefiere más bien evitar”15

El problema del encuentro con el Otro se convierte entonces en un problema de carácter existencial, el sujeto que intenta definirse como hombre se da cuenta de que no es el único hombre, que hay muchos más que si bien son similares en algunos aspectos a su vez se tornan diferentes. El hombre individual sabe que es, que es hombre, y ante ese encuentro con el Otro ya no se preguntará por una única esencia inmutable y universal. El paso a seguir consistirá en aventurarse a una búsqueda de sentido y esa búsqueda sólo será posible dentro de las condiciones que limitan su horizonte; “el individuo no es en su origen un puro yo aislado de todo lo demás, que se complete y experimente a sí KAPUSCINSKI, Ryszard. Encuentro con el Otro. Anagrama. España, 2007. P 20 Idem. Supra Nota 2. P. 22

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mismo en la inmanencia de la propia conciencia. Solo en el conjunto de un mundo humano común llega el individuo a encontrarse a sí mismo”16. Denotamos entonces una paradoja más, solo en el mundo humano, el hombre se encuentra a sí mismo, “se define”, pero si se define solo dentro del mundo humano esto implicará ya una relación con algo y ese algo es precisamente el Otro. El Otro que soy Yo también de alguna manera comparte en su interior dos características que lo hacen ser como es: la primera presenta a su unicidad y personalidad; la segunda a su situación contextual, es decir, su tradición. La complejidad de ser Yo y el Otro en el mismo momento es sin duda algo que nos parece complicado comprender, más por las normas dictadas por la lógica tradicional aristotélica; pareciese que en nuestra condición de hombres vista desde esta perspectiva violamos el principio de no contradicción ¿cómo puedo ser dos cosas distintas en el mismo momento? La complejidad que presenta el hombre, el ser humano, rebasa las leyes de lógica, su existencia está plegada de paradojas que lo sumergen en incertidumbres al no poder definirse aun sabiendo lo que es. Ya en los primeros años de la historia del Hombre, Herodoto hacía referencia a la importancia de la figura del Otro para poder esclarecer algunas partes de la paradoja; aunque dentro del mundo Griego el bárbaro era todo aquel que no compartía la paideia y el lenguaje, cuya consecuencia era un balbuceo de cosas incomprensibles para los griegos, era reconocido como Otro, como un alguien. La importancia de ese Otro radica en el hecho de que el yo al que se le antepone (ese Otro) es necesario para el conocimiento de sí mismo, pues a partir del Otro ese yo se re-conoce como un reflejo de lo que él mismo es. La historia de la humanidad nos muestra que efectivamente el hombre se ha movido en el campo de la contradicción, siempre oponiéndose uno a otro, algunas veces resguardándose, otras con su afán de conquista, pocas veces reconociendo lo diferente. Será hasta el siglo XVIII cuando el hombre diferente a la figura impuesta17 comience a aceptar la presencia del Otro no como mero objeto de posesión, sino como un ser humano. El humanismo surgido en el siglo de las luces abre una nueva posibilidad dialógica, el Otro no es completamente ajeno, el Otro también tiene algo que decir, algo que expresar provocando que “paulatinamente el lugar del miedo al Otro se vea sustituido por el de la curiosidad y el deseo de conocerlo”18; es así como surge un nuevo reto a superar, la eliminación de los prejuicios. El Otro ya no será algo que esté solamente en algún espacio específico, viviendo a su manera y que por no comprender su forma de ver el mundo sea visto con desprecio o repugnancia. El Otro está ahí, no sólo como objeto de contemplación sino como Otro que tiene que decir algo, con el que se tiene que empezar a convivir para conocerlo. No obstante, en el siglo en el que se da la Ilustración, el problema sobre la definición del Hombre comienza a tomar un nuevo matiz; al introducirse las relaciones entre tradiciones distintas y aceptarlas como válidas (que ya es un gran paso) se CORETH, Emerich, ¿qué es el hombre?, Ed. Herder, España, 1991. P 82. Con figura impuesta me refiero al ideal de Hombre aceptado hasta ese momento, Hombre era sólo el europeo, pero el europeo educado, el racional, el que siempre se enfrentaba a los salvajes, a los incivilizados. 18 Ídem. Supra Nota 2. P 43 16 17

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pretende la universalización de lo que por Hombre debe entenderse, apareciendo nociones como la de “gobierno universal” y “ciudadano del mundo”. Pero ¿fue posible la universalización del concepto Hombre que pretendían los Ilustrados? Sin duda alguna se trabajó mucho para lograrlo, siendo los resultados hasta hoy cuestionables, más bien lo que se puso en evidencia fue la necesaria aceptación de muchos tipos de hombres, cada uno enmarcado dentro de su contexto cultural, definido mediante su lenguaje y con una cosmovisión de mundo diferente. Pero a partir de la cual los Otros Hombres podían reconocerse en el reflejo de esa otra existencia. Siguiendo con los planteamientos de Kapuscinski la intervención de Lévinas refuerza esta última idea, y es que “no solo se tiene la obligación de ir al encuentro del Otro, acogerlo y mantener con él una conversación, sino que también se debe responsabilizarse de él”19 pues ese Otro no es sólo un objeto de abstracción al cual se debe conocer y comprender; el Otro más que un nombre tiene un rostro, un rostro que si se contrapone al Yo que lo intenta asimilar le muestra el reflejo del espejo en el que se está mirando, es él mismo el que se contempla y se reconoce. Yo soy el Otro y el Otro soy Yo, reaparición de la paradoja, el Hombre individual se da cuenta de que es sujeto y objeto de lo que intenta comprender, percatándose de su condición de finitud que lo limita arrojándolo a la incertidumbre de su indefinición. No obstante, al darse cuenta de que no puede definirse completamente, descubre algo relevante para su existencia, descubre y reconoce la presencia del Otro: “Ya en el origen de la conciencia del yo está la presencia del tú, o tal vez incluso del nosotros. Solo en el diálogo, en la discusión y la contraposición, así como en la aspiración a crear una nueva comunidad, surge la conciencia de mí, yo como ser autónomo, diferente al otro. Sé que existo porque existe ese otro”20

El Hombre individual se vuelve autoconsciente, primero de su condición limitada, después de la infinidad de posibilidades que comparte gracias a la existencia del otro. Ya lo decía Aristóteles, el Hombre es un zoon logon politikón21, necesita de los demás para reconocerse como hombre; incluso desde antes el principio socrático del “conócete a ti mismo” indica, leyendo a fondo los diálogos platónicos, que el Hombre se conoce a sí mismo en cuanto que se asume como un ser en relación-con, con otro que lo ayuda a definirse. Y es que “nuestra comprensión es esencialmente una comprensión compartida”22, que no podemos deslindar de todos los elementos que la rodean, que no podemos separar del reflejo de su sombra, de un Otro Yo. Conclusión Pensar la realidad como única, inmutable, universal, es un absurdo para el tiempo que vivimos. Los hombres siempre hemos tenido la necesidad de conceptualizar todo para sentirnos protegidos, para que nada se nos escape ante nuestra conciencia, para dominar a “la naturaleza y el mundo”. Aferrados a nuestra idea de amos y señores de naturaleza hemos creído que podemos dominarla, pero seguimos olvidando que la naturaleza es la primera limitación para el hombre, pues le muestra su condición Conferencia KAPUSCINSKI, Ryszard. Encuentro con el Otro. Anagrama. España, 2007. P 56. Ídem Supra Nota 2. P 78 21 Con dicho término se hace referencia al animal que posee el lenguaje y la política, haciendo esta última referencia a la vida en sociedad. 22 TUGENDHAT, Ernst. Antropología en vez de metafísica.Ed. Gedisa. España, 2008. P 21 19 20

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finita; su ser para la muerte lo enfrenta constantemente a su estado animal, lo remite a su historia natural evolutiva. El otro “dominio” del Hombre ha sido su mundo, un mundo que tiene más una connotación social, de relación con, sin embargo es precisamente ahí en ese mundo donde todo comienza a escabullirse, a tornarse confuso, a molestar a la existencia individual. La presencia de Otro muchas veces puede pasar desapercibida por el Yo individual y egoísta que se esconde detrás de su vida solipsista, que intenta definirse en su soledad, que no lo lleva más que a un círculo vicioso en el que no logra resolverse nada. Sin embargo, la situación cambia cuando ese Yo individual se encuentra con otro, lo toma en cuenta, al inicio queriendo poseerlo para poder conocer cómo es que funciona. Y una vez que se da cuenta de que el Otro es tan igual a él sus pretensiones cambian, queriendo comprenderlo, se encuentran mediante un proceso dialogal, dándose cuenta inmediatamente de que son tan iguales que la diferencia grita ante su existencia. El diálogo con el Otro nunca será fácil pues lo que nos define es la diferencia, no podremos alcanzar definiciones que valgan para todos, en todas las situaciones, en todos los momentos, y es que del Hombre sólo podemos decir que es posibilidad, es resultado de una infinidad de posibilidades, su existencia está igualmente atada a las posibilidades de las cuales él decidirá por cual optar. Sin embargo, en esta decisión nunca estará solo, siempre estará confrontado por algo más, por un elemento que lo ayudará a reconocerse, que lo reflejará, que le mostrará en lo que se está convirtiendo. La figura del Otro siempre confrontará la realidad del Yo, mostrándole que efectivamente no está solo o aislado, basta con mirar el rostro del que se le aparece para descubrir su mundo en los ojos de alguien más. Bibliografía. -RODRÍGUEZ GARCÍA, Ramón. Heidegger y la crisis de la época moderna. Síntesis,España, 2006. -KAPUSCINSKI, Ryszard. Encuentro con el Otro. Anagrama. España, 2007. -CORETH, Emerich, ¿Qué es el hombre?, Ed. Herder, España, 1991. -TUGENDHAT, Ernst. Antropología en vez de metafísica.Ed. Gedisa. España, 2008

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Modalidad: Cuento - Primer Lugar Emmanuel Villagómez León Estudiante de la Lic. en Derecho de 1er semestre

LA CASA DE LOS GATOS

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iró en el apogeo de la memoria y se dio cuenta de que toda su vida culminó en un rotundo fracaso. El anciano fue un hombre triste al que le agobiaron los recuerdos de toda una vida llena de penas y carente de alguna gloria que mereciese invocar. Antes, cuando era más joven, mucho más de lo que es ahora pero bastante alejado del día en que nació, solía preguntarse en qué pensaría esa noche antes de dormirse y llegada la noche, lo único que le venía a la mente bajo la almohada era que esa tarde se preguntó lo que estaría pensando en ese mismo pedazo del presente en que se encontraba ahora. Algo parecido le sucedía, parte de su adultez se planteó como moriría, para su lecho de muerte evocó al yo pasado que se preguntaba por el anciano desolado y moribundo. Este nexo extraño podemos compararlo con una secante que corta dos líneas paralelas, el pasado evoca al futuro y el futuro evoca al pasado, como si pusiéramos dos espejos uno frente del otro. Es lógico pensar que a una vida tan paupérrima resulte un masivo arrepentimiento, no por lo que se hizo, sino por lo que se omitió y este hombre, desidioso hasta los huesos, omitió mucho. Omitió hasta el punto de no tener más que por compañía a estos gatos malnutridos, acurrucados en todo lo largo de su cuerpo. Todo inició cuando llegó a una conclusión, tomó un sobre y envió una carta solicitando los servicios de un Tanatólogo clandestino. La respuesta le fue inmediata y positiva, esto le puso de buen humor, sin embargo los requisitos que solicitaron le eran un hastío. Por ejemplo: no le importó tener que regalar la suma de sus bienes, pero fue molesto hacer el trámite del testamento. Rescató un poco para una pequeña donación al refugio de animales local, en donde, tras una complicada charla con los dueños ya que debía ser discreto con el asunto, pactaron que ahí radicarían todos sus felinos. Era también necesaria una evaluación médica completa, la cual él debía pagar. Entre sondas y escáneres los doctores revisaron hasta el último rincón de su cuerpo. La opinión profesional fue muy altanera, le sugirieron que su salud le daría hasta para dos décadas más, hecho irrelevante ya que el anciano no dimitió en su decisión. Cuando los papeles estuvieron en forma sólo faltó decidir la fecha y todo estaría listo, esto último se realizó de manera más personal mediante una simple llamada telefónica. Le sorprendió el extraño acento del Tanatólogo pero no le dio mucha relevancia. 53


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Despertó muy temprano esa mañana, vistió su mejor traje, uno de esos viejos pasados de moda, se revistió de una vieja colonia y por primera vez en varias décadas afeitó su barba y peinó los escasos pelambres plateados de su cabeza. Ya preparado para salir tomó un par de bolsas de comida para gato y las vació completas sobre el piso, un alud de al menos cuarenta gatos se abalanzó sobre el alimento. Salieron de todas partes, abajo de los sillones, de la cocina, algunos que vagaban en el patio trasero, su dueño les había dado la libertad total de invadir la casa a su antojo. La colección inició cuando Marta (la hermana del anciano), siendo una niña pequeña, en un acto de caridad trajo a casa un gato callejero al que llamarón Ladino. El anciano estaba seguro que en todos esos años el mismo gato continuaba presente entre la manada, pero la vejez le hacía desvariar y siempre que lo creía ver, ese gato blanco y rayado de ojos azules, un instante después se le perdía como si éste pudiera atravesar las paredes. El lugar no se encontraba en buenas condiciones, la casa olía a orina y eses, por todos lados había montañas de pelo, algunos gatos se encontraban desnutridos y sarnosos, atiborraban cada centímetro de esa casa, escasas tres habitaciones. Se quedó viviendo sin compañía humana después de que Marta se casó con un banquero de renombre que se la llevó a vivir al viejo continente. A veces le escribía cartas o le mandaba postales pero éstas se detuvieron hace ya muchos años. Los gatos eran entonces lo único que tenía en el mundo, de aquí que el número fuera tan extravagante. Y aunque pareciese por cómo vivían los animales que su dueño es un desatento, era todo lo contrario, simplemente la cantidad era tan grande que le resultaba imposible pagarles alimento decente y cuidados, cada cinco gatos es lo económicamente equivalente a un niño y la pensión mensual con que se sostiene es insuficiente. Al principio les daba de comer dos veces al día y los atendía de buena manera, eso cuando eran pocos, después las gatas se hincharon como globos y empezaron a echar gatitos al mundo. Entonces, los empezó a separar por género, pero los gatos eran tan escurridizos que simplemente se le salieron de control, después comenzó a deshacerse de las gatas. La actual manada era un grupo de gatos, todos machos, que no hacen más que destruir los tapetes, muebles y paredes. No satisfechos con destruir la casa a veces arañan al anciano, por ello sus brazos siempre están cubiertos de costras y cicatrices. Cuando salió de la casa tenía la intención de darse la última juerga de su vida, el Tanatólogo lo visitará al día siguiente y acabará de una buena vez con su sufrimiento. No era su primera vez, de joven intentó suicidarse, pero para cuando hizo el primer corte en la muñeca, se arrepintió de golpe, dejó de pensar en las tragedias que le acontecieron y se convenció a sí mismo de que su vida no era tan mala. Llegó a uno de los tantos burdeles de la ciudad donde no se animaron mucho por atenderlo, pero el dinero que trae encima le bastó a una pájara madura y bien dotada para prestar sus servicios. Él tal vez hubiera preferido darse un banquete con una mujer más joven y pueril, pero no conocía lugar donde proporcionarán ese tipo de servicios, sin mencionar que le daba vergüenza preguntarle a las madrotas que conocía. 54


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La pájara tenía piel de zambo y unos ojos negros como de obsidiana, su cuerpo era muy voluptuoso y el anciano quedó muy complacido, porque no se comportó indiferentemente en su trabajo como suelen hacerlo otras mujeres de esa profesión. Cuando salió de la cama se encontró en los pasillos del burdel y deambuló ahí por un rato, en medio de la caminata le extrañó ver a un niño arrastrando una tolva de juguete sobre el suelo, se asustó porque en un instante creyó que el niño no tenía más que negrura en las cuencas de los ojos, pero no le dio tiempo de revisarlo con cuidado porque inmediatamente la madre del niño, una de las tantas pájaras del burdel, lo tomó en brazos y se lo llevó, dejando la tolva de plástico en medio del pasillo. Salió del burdel y se subió a su coche, condujo por las calles de la ciudad que le eran familiares hasta que terminó en una cantina. Al entrar le dijo al cantinero que le sirviera una ronda de Superior a todos, cosa que animó a los presentes. Se sentó en una mesa del fondo y se quedó ahí todo el tiempo, así se emborrachaba él, exactamente como vivía, completamente aislado. Abstraído entre cerveza y cerveza no se dio cuenta que unos borrachos empezaron a pelearse por un desacuerdo fuerte: era el San Luis o el Irapuato ¿quién bajarían de división esta temporada?, pero a los cinco minutos que los detuvieron ya se encontraban llorando y demostrándose lo mucho que se estimaban con abrazos y palmadas, no faltó aquel que se les quedará viendo y dijera entre dientes: “Pinches maricones”, comentario que alcanzó a ser escuchado para generar una nueva pelea. Tampoco se percató que una señora vendiendo pedazos de pan azucarado entró a la cantina pidiendo limosna y evocando una de las tantas historias falsas que tenía en su repertorio de lamentaciones. Los borrachos terminaron por aventarle la canasta y sacarla de la cantina, El Gauchin, como le decían al dueño de la cantina, se divertía tanto con estas situaciones, su risa se encarnecía por toda su barriga. Todo ese humo de cigarro, todas esas conversaciones sin sentido, todas esas canciones rancheras una tras otra tenían cierta confección armoniosa. Belleza que no se puede explicar, es una especie de epifanía que nada más se puede apreciar cuando se está al borde del desmallo por el alcohol, en un estado de embriagues donde te sales de ti mismo para perderte. La concentración del anciano se rompió cuando un muchacho se sentó con él, le extrañó bastante, tenía el cabello castaño y una barba tupida, usaba lentes y llevaba un aire de desvelo. –Espero no le moleste mi presencia pero siempre intento evitar la bulla. El anciano no le tomó atención ni el joven a él, se quedaron en silencio por unos quince minutos, sentados uno frente del otro. –Este no es un lugar muy común para alguien tan joven. El muchacho volteó y le indicó hacia una mesa. –Ve a ese sujeto, el que está abrazado con su amigo llorando.–El anciano asintió– Bueno él es mi padre, siempre lo encuentro aquí pero él jamás me reconoce y yo nunca le hablo. –Hoy pensaba visitar a mi padre..., pero no se me da mirar tumbas. – ¡Ja! Y eso ¿por qué? –Supongo que por mi madre, cuando él se enfermó ella nos prohibió visitarlo en el 55


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hospital supuestamente porque no quería que le trajéramos la enfermedad a la casa y aun después de enterrarlo tampoco nos dejó visitar la tumba por miedo a que el cáncer la buscara. – ¿Y su madre de qué murió?– Respondió con algo de incredulidad en su voz. –De un ataque en el corazón, esa mujer tenía nervios de gato. El anciano se acabó hasta la última gota de cerveza y se despidió de su amigo. Se tambaleó camino al coche pero no pudo insertar las llaves así que prefirió tomar un taxi, ya en la entrada de su casa tuvo mejor suerte y pudo abrir la puerta, algunos gatos maullaron. Cuando entró a su cuarto ya se había quitado los pantalones, inmediatamente notó que el foco estaba fundido, se acostó de todos modos en la cama pero antes de que conciliará el sueño, recordó que el Tanatólogo llegaría en la mañana, así que no podía tardarse en abrirle o se iría. Buscó entre la oscuridad su despertador pero no lo encontró, pensó entonces que los animalitos habían estado toda la tarde desordenando su cuarto. Se puso de pie y le invadió un tremendo dolor en la cabeza, el mareo casi le provoca vomitar. Quiso dejarlo para la mañana, pero las instrucciones que le habían dado eran muy especificas, si tardaba en abrir la puerta darían por hecho que se trataba de una redada. Caminó hasta la cocina, sacó un foco de una cajonera y tomó un banquillo. En medio del pasillo uno de sus gatos le rondó entre las piernas, él simplemente lo hizo a un lado de una patada. De nuevo en su cuarto, se colocó debajo del foco, la luz del pasillo le servía de guía, plantó el banquillo en el suelo y se subió sobre éste, pero aun con todo y brazos estirados no lo alcanzó. Varios estirones le costaron pero al final pudo agarrarlo, sin embargo la embriaguez de su noche de juerga lo traicionó en el último momento haciéndolo perder el equilibrio, el anciano se tambaleó y cayó al suelo. El Dr. Otto Zimmerman se levantó muy temprano, hubiera preferido no hacerlo ya que presentía que éste sería un mal día. Su rutina era tan simple que ni siquiera se molestaba en peinarse y a veces se le podía ver con la camisa del día anterior, tomó un par de documentos de su escritorio y los colocó dentro su portafolio. Su maletín, por otro lado, estaba preparado desde la noche anterior, dentro había varios frascos de cristal, ligas y jeringas. El trabajo de ese día iba a ser muy sencillo, no había que ayudar psicológicamente al cliente, así que sólo bastaría con ir a asistir el suicidio. Muchos creerían que los servicios de Dr. Otto eran innecesarios, incluso él lo creía cuando recién inició su negocio clandestino. Pero para su suerte en esta ciudad abundaban mucho los cobardes e indecisos, sin mencionar a los que perpetuaron más de cinco intentos fallidos. Él lo consideraba un servicio que la ciencia médica siempre ha ofrecido pero que la moral había estigmatizado, lo llamaba: “la mordida de la otra serpiente”. De aquí que asistir suicidios no le causará el más mínimo remordimiento. 56


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Ya en el camino, dobló en una glorieta y en frente de una gasolinera encontró a Daniel sosteniendo dos vasos de café, él era su pupilo. Le enseñaba todo lo que se debía saber acerca de las ciencias médicas, lo instruía en todo, hasta en aquello que dejaron de impartir en las escuelas actuales, como la perfecta representación de cada vena, arteria y órgano del cuerpo en bellas y complicadas litografías. Daniel siempre odió tener que hacerlas puesto que una sola le costaba días enteros de trabajo. A sus quejas Otto simplemente contestaba: “La tecnología actual está enfocada en hacernos comprender menos y olvidar más”. Daniel subió al auto y le entregó uno de los cafés a Otto, conversaron todo el caminó y Otto se rió mucho al enterarse que la noche anterior Daniel visitó varias cantinas en busca de historias interesantes y que en una de ellas un anciano le platicó que su difunta madre temía que el cáncer le persiguiera desde la tumba de su esposo. Al llegar a la casa, Otto le indicó a Daniel que se diera un par de vueltas por la manzana y que él le avisaría en cuanto fuera totalmente seguro. Otto era muy precavido, no tenía ni un motivo para sospechar del cliente, incluso lo investigó a fondo, pero en su trabajo había que serlo, no quería pasar el resto de sus días pudriéndose en una celda por algo que no consideraba un crimen. Tocó tres veces a la puerta y nadie contestó, “carajo sabía que este iba a ser un mal día”, se fue sin esperar ni un segundo más. Caminó por la calle y llamó a Daniel desde un teléfono público, aprovechó que se encontraba cerca de una oficina de correos así que compró un sobre y un par de estampillas, después sacó una hoja completamente en blanco, escribió varias fórmulas estequiometrias en ella y la depositó en el sobre, como destinatario escribió con una letra gorda y manchada: Para el Dr. Alexander Schumacher. Cuando salió un aguacero invadió la ciudad, lo volvió a decir: ”éste no es un buen día”. La alarma sonó, el despertador retumbó en las cuatro paredes del cuarto, el anciano no recordó que antes de salir de casa había activado la alarma y puesto el despertador arriba del ropero para que los gatos no juguetearan con éste. No había muerto, desgraciadamente se golpeó la nuca con la esquina de la cajonera y se encontraba totalmente paralizado, únicamente el movimiento de sus ojos advertían que seguía con vida. Sus gatos empezaron a acurrucarse en él, haciéndole compañía, tenía gatos por todo el cuerpo. Si pudiera mover su mandíbula no dudaría en mascarse la lengua para desangrarse, pero esto le era imposible. Las horas pasaron y de un momento a otro los gatos se dispersaron asustados, cuando pensó que se encontraba sin compañía, advirtió la presencia de una única silueta en la habitación, era Ladino. Al anciano le pareció que éste media el doble de un gato normal. El animal se paseó alrededor y encima de él, examinándolo con sus enormes ojos azules. No se inquietó hasta que el felino comenzó a comerse su ojo. FIN 57



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- Segundo Lugar Ulises Gonzalo Bautista Vargas Estudiante de la Lic. en Letras Españolas de 8º semestre

PEDRO SABRENO

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l viaje de Pedro Sabreno se remonta a los tiempos de la búsqueda de igualdad y libertad. Para Pedro el único trabajo para sus manos eran las semillas que sembraba en la tierra, y para su familia cada gota de su sudor valía oro. Como era costumbre, Pedro se levantó temprano, tocó la frente de sus hijos y se encaminó a preparar el campo para su siembra. Y aunque también era costumbre que su esposa Josefina lo acompañara fuera de la casa, bendecirlo con un beso en la frente, él nunca sentía que su vida fuera rutinaria. Aquel día Josefina le preparó el desayuno, algunas tortillas y una taza con atole. Salió Pedro de su casa para dirigirse a sembrar el frijol pero algo lo inquietaba por dentro y de la lejanía notó que del cielo azul nació una nube negra que al llenar el cielo dejó caer el agua que contenía. Pedro se dispuso a buscar refugio en su casa pero así como llegó la lluvia llegó un viento abrumador, un viento tan fuerte que casi podía despegar del suelo sus pies. Después sólo un destello de luz vio… y el silencio llegó. Pedro despertó al día siguiente recargado de un árbol, adolorido y con su vista borrosa se dirigió a su casa. En el camino un vacío llegaba a su corazón, esto hizo que Pedro apresurara el paso. Al llegar vio que Josefina yacía afuera de la casa mirando a su hijo Juan, quien sentado en una roca miraba el horizonte dando la impresión que estaría ahí hasta que cayera el sol. Pedro se acercó lentamente y tomó la mano de Josefina. -Mi querida Josefina, dime ¿Qué te sucede?, ¿qué hace sentado ahí Juan tan solo?, ¿dónde está Samuel? Ella no pudo decir palabra alguna y sus lágrimas cayeron de sus ojos como una cascada a punto de secar. Pedro la sujetó con miedo y volvió a preguntar por Samuel. Fue entonces cuando se acercó Juan y dijo: -Papá, Samuel no está fue llevado por el ejército real. Pedro, con un suspiro sofocante, se alejó de Josefina y se fue a sentar donde estaba su hijo Juan. Fue entonces cuando recordó a sus antiguos amigos quienes partían de sus casas con la ilusión de una mejor vida, de tener igualdad y no sentirse oprimidos por los españoles; recordando las palabras de muchos que pasaron por su tierra, una pequeña brisa del aire le hizo escuchar de nuevo. -Pedro, vámonos de aquí, vamos a luchar por nuestros ideales, para destruir esta 59


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opresión. El cura Miguel Hidalgo nos guiará y con él, nuestra señora de Guadalupe nos cuidará en todo el camino. Así se dio cuenta que el cielo no era azul, que las tierras que trabajaba podían serle quitadas; que todo era seco y pobre. Sin esperar más, se adentró a su casa empacando algunas tortillas, agua, entre otras cosas. Dirigiéndose a su esposa y a su hijo les dijo: -Mi josefina, tú quien siempre has cuidado de mí, quien se levanta antes que el sol para darme el desayuno, lamento dejarte sola con este sufrimiento que crece dentro de ti, puedo ver en tus ojos cómo tu alma se quiebra por la pérdida de Samuel... Dando un suspiro Pedro continuo diciendo: - Juan, eres tú el consuelo para tu madre, y para mí la esperanza; cuídala en mi ausencia y yo pediré a nuestra señora de Guadalupe que los cuide porque me iré para volver con el otro pedazo de cielo que nos bendijo Dios a tu madre y a mí. Josefina sólo pudo decir: - Querido Pedro, confío que volverás con Samuel y descuida que Dios es testigo de este tormento, yo sé que te cuidará en todo camino. Con un beso y un fuerte abrazo, se marchó Pedro de su casa para comenzar su viaje a un destino incierto pero convencido que encontraría a Samuel. Tres días pasaron desde que salió de su casa y aún no ve alma alguna por su camino. Al caer la noche hace un pequeño techo con algunas ramas de abundantes hojas, y con un poco de esfuerzo prende una fogata para calentar un poco de café. Unos minutos más tarde se disponía a dormir y fue cuando extraños ruidos escuchó. Él sujetó un palo lo suficiente largo y grueso para protegerse pero fue grande su sorpresa cuando escuchó una voz que decía: -Calma amigo, sólo busco un poco de luz y de calor con tu fogata. Fue cuando vio salir de la sombra a un hombre de piel oscura sujetando un arma. Era alto, de pelo corto, aparentemente de 34 años y al juzgar por su vestimenta rota y desgastada parecía que había escapado de algún lugar donde era golpeado, sin pensar mucho supo que los causantes de aquel sufrimiento eran las mismas personas que le habían llevado a su hijo Samuel. Al bajar y soltar el palo que sujetaba desvió su mirada y al volver a mirar quedó sorprendido al ver que no venía solo. Aquel desconocido hombre se sentó frente al fuego para poder ver a los ojos de Pedro. -Hola amigo, yo soy Carciano… aquella mujer es María, mi esposa y mi hijo Francisco. Pedro saludó con un movimiento de cabeza como alabanza y diciendo, mucho gusto. Mientras que Carciano ponía más leños al fuego y así calentar sus manos, su hijo Francisco apoyó su arma en un árbol para así poder traer más madera para la fogata. María sacó algunos frijoles para poderlos calentar y comerlos con algunas tortillas, mientras que Carciano empezó a hablar con Pedro como si lo conociera de toda la vida. Le contó cómo era su vida en un lugar del otro lado del mar, de la pasión que 60


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él tenía hacia la música y del amor hacia las personas con las que vivía; continuo con una mirada fija y penetrante sobre la hoguera el relato de cómo llegó a cambiar su vida con la llegada de aquellos hombres malos. Pedro no contó suceso alguno sobre su hijo Samuel y dijo: -Amigo, yo soy Pedro, lamento lo que has pasado y comprendo tu dolor al ver caer tu mundo, pero después de todo eso aún están contigo, tu mujer y tu saludable hijo. Carciano sin oír más supo que Pedro sufría y era éste el motivo por el que él estaba ahí, en medio de la sierra con una fogata y solo en ese nuevo camino que desconocía pero en el que seguiría hasta dar con lo que lo hizo llegar ahí. Al día siguiente Pedro siguió con su camino junto con Carciano y su familia. Carciano con su música hizo sentir más vivo a Pedro, ese sonido alegre, motivador y liberador hizo que brotara una sonrisa de sus labios, así comenzó una plática entre los dos hombres para conocerse uno al otro. Pero fue interrumpido al escuchar los gritos y las descargas de los fusiles a unos metros de ellos. Carciano y Francisco sujetaron sus rifles para entrar a la batalla pero Pedro no tuvo intención de ir a luchar, buscaba a su hijo mas no entrar a una guerra. Siguió con su vista a Carciano y de lejos lo vio luchar junto a su Francisco, Pedro sin esperar más tomó de la mano a María y se resguardaron para poder evitar alguna bala que pudiera matarlos. Por más que quería Pedro buscar a Samuel en ese campo de batalla no pudo, sus ojos no podían creer cómo caían los cuerpos muertos al suelo, ni de las personas que agonizaban por sus heridas mortales y quedó más impactado al ver que, a pesar de esas heridas, aquellas personas mantenían esa fuerza por seguir sujetando su rifle y continuar con la batalla hasta que su alma abandonara su cuerpo completamente. Pedro quiso levantarse e ir en busca de Samuel sin importarle si se interponía en medio de la feroz batalla y en cuanto se disponía a levantarse la mano de María lo detuvo y dijo: -Sé que temes que tu hijo se encuentre ahí pero reza porque no lo esté. Deja que termine la batalla, por el momento no puedes hacer nada más que buscarlo desde aquí. Mientras que Pedro volvía a poner su cuerpo en tierra vio cómo Carciano y Francisco eran heridos mortalmente y María gritando sus nombres empezó a llorar con su cabeza sobre la tierra. Sin esperar más corrió para quitar del campo de batalla a sus nuevos amigos. Al llegar con Carciano éste le dijo: -¡Déjame! Ve por Francisco y no te preocupes por mí, yo sabía que moriría aquí…, este es mi destino, no el de mi hijo, ahora vete antes que te maten a ti también. Sin esperar más tomó a Francisco y se marchó de ahí dejando atrás a Carciano; María cubrió la herida de su hijo y siguió a Pedro. La noche fue larga al tratar de curar la herida de Francisco, después de eso el silencio se apoderó de la noche. A la mañana siguiente buscaron algún pueblo cercano y así llevarlo con un verdadero médico. 61


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Llegaron a Guanajuato y buscaron sin detenerse a alguien que los ayudara. Por fin una amable joven y su madre les dieron refugio y atendieron a Francisco. Pedro únicamente esperó que las dos amables mujeres les dieran el diagnóstico de la salud de Francisco para poder reanudar la búsqueda de su hijo. A la mañana siguiente salió y se encontró con filas inmensas que abarcaban toda su vista. Se acercó y preguntó adónde iban, y le dijeron: -Estamos luchando por la libertad y ya tenemos encerrados a esos bastardos en la Alhóndiga… ¡toma esto vamos por ellos! Pedro la sujetó y se quedó mirándola, minutos más tarde los ruidos de los rifles al disparar le hicieron recordar la muerte de Carciano, recordó a su hijo y la promesa que le hizo a Josefina. Sin esperar más corrió hacia la batalla donde ahora ya no era espectador, ya era parte del combate. Su instinto primitivo se apoderó de él y sin pensar disparó a cualquiera que fuese del ejercito real, a pesar que nunca había sujetado un arma esto no le impidió intentar dispararles. Una luz vio moviéndose lentamente hacia la puerta que detenía el paso a la liberación y la ansiedad de que dicha puerta fuera consumida por el fuego cada vez se hacía más inquietante. Por fin pudieron entrar, gritos e insultos surgieron de todos los indios reprimidos por mucho tiempo. Pedro al notar que su arma ya no disparaba tomó el machete de uno de los caídos y sin piedad comenzó a avanzar sin pensar en aquellas personas que mataría, al fin de unas largas horas la matanza terminó. En los ojos del cura Miguel Hidalgo se mostraba su dolor y decepción al ver esa matanza inhumana por los indios, pues nunca imaginó que un odio inmenso habitara en sus corazones. Pedro supo reconocer y sentir el dolor del cura Hidalgo y acercándose a él pidió que lo perdonara. -Lo siento hijo mío pero yo formé parte y encaminé a estos hombres a este pecado…, cuando lleguemos a reunirnos con nuestro señor él decidirá nuestro perdón. Sin más que decir el cura Hidalgo se marchó de ahí y dejó a Pedro con sus pensamientos. Él soltó el machete con el cual había matado sin piedad. Sin ánimos volvió a la casa donde dejó a Francisco y María. Al llegar se despidió y les pidió que se cuidaran. Pedro salió de aquella casa y emprendió de nuevo la búsqueda de su hijo. Sólo pasaron dos horas cuando su búsqueda fue interrumpida por una voz que le gritó que se detuviera. Pedro volteó rápidamente al reconocer la voz pero este movimiento unicamente causó que recibiera un golpe en la cara con el mango del rifle. Pedro con desilusión volvió a pararse al pensar que no era su hijo, y grande fue su sorpresa al ver a su atacante. -¡Samuel, hijo mío gracias a Dios que estás bien! Pedro trató de acercarse pero Samuel no lo reconoció, su cara mostraba que no era 62


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él, era como si estuviera hipnotizado y no reconociera nada. Samuel, no dejó de apuntarle con el arma mientras veía a Pedro llorar y pedirle que entrara en razón. Samuel gritaba que se callara. Fue entonces cuando lo golpeó en la cabeza nuevamente dejándolo inconsciente. Despertó Pedro una hora más tarde y con una tristeza que lo mataba por dentro, volvió a emprender el camino a su casa. No paró de caminar, pasaron los días y las noches y él seguía su camino, nada lo detenía. Un suspiro dio al reconocer el paisaje, al ver los prados y el color oscuro de la tierra. Al llegar a su casa vio a Josefina parada en el mismo lugar, parecía que nunca se había movido, sin decir mucho y ocultándole la cruda realidad le ofreció disculpas a Josefina por no poder cumplir su promesa. Josefina sólo le dio un beso y lo guió dentro de la casa donde estaba Juan jugando con los monitos de madera tallados por su padre. Al ver a su padre lo abrazó e inmediatamente le pregunto por Samuel, Pedro le acarició la cabeza y le dijo que no logró volver con él. Llegó la noche y se dispusieron a dormir, pero algo le interrumpió el sueño a Pedro, extraños ruidos escuchó, haciéndole recordar de cómo conoció a Carciano y de la tragedia que le había pasado al ir a buscar a Samuel. De un solo movimiento se levantó y fue a ver qué sucedía afuera. Al salir vio la silueta de una persona marcada por la luz de la luna y sin pensarlo preguntó gritando quién estaba ahí, pero no escuchó respuesta alguna quedando a la espera de que la luz de la luna revelara la identidad de aquel hombre mientras se acercaba más y más a él. FIN

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- Tercer Lugar John Reed Herrera Zubieta Estudiante de la Lic. en Antropología Social de 2º semestre

DE CÓMO HACER UNA FIESTA SIN INVITADOS, NI PASTEL.

L

a mañana entra resplandeciente por mi ventana, me golpea los párpados con sus alegres y despreocupados rayos. Abro los ojos y el tedioso techo blanco pareciera querer caer sobre mí. No quiero levantarme, ni comenzar el día, ni nada. Sólo quiero permanecer echado en cama hasta volver a quedar dormido o morir, lo que suceda primero. Pero una necesidad corporal me obliga a tener que levantarme del colchón: debo orinar. Me incorporo y lanzo una mirada de asco a mi caótica habitación. Por todos lados veo ropa tirada; libros apilados sobre el suelo; pelusas enormes, como ratones, que se pasean a libertad con ayuda de las corrientes de aire. Pongo los pies sobre el suelo y espero que su frialdad me despierte. Nada. Mi vejiga clama ser vaciada, se niega a ser ignorada por más tiempo. Cómo quisiera poder hacer lo mismo con mi cabeza, vaciarla por completo de tanta mierda. Me pongo en pie y camino semidesnudo al baño. Desde la entrada observo manchas de orina que no dieron con el retrete. Como costras se las puede ver en el suelo cubiertas de polvo. Hago una mueca de aversión y regreso a mi alcoba para ponerme unas chanclas. No porque quiera morir significa que haya perdido el asco de pisar meados secos. Vuelvo al baño y me paro a un costado del retrete, meto mi mano dentro de la ropa interior y me saco el miembro para poder orinar. La orina es expulsada con fuerza, haciéndome sentir una gran satisfacción, casi orgásmica. Al menos algo me sigue haciendo sentir bien, aunque eso sea mear. Me sacudo la verga para expulsar un tímido goteo; la regreso a su lugar, dentro del bóxer, y giro hasta quedar frente al espejo. Un tipo de veintitrés años, calvo, de cejas poco pobladas, barba que se rehúsa a crecer pareja, labios delgados y finos, mejillas rojizas y de ojos pequeños, me mira indiferente. Hasta brusco, podría decirse. Le sonrío esperando él haga lo mismo, pero en cuanto mi sonrisa decae, la suya también así lo hace. Luce triste y su mirada denota vaciedad. Yo también me he sentido así en ocasiones. Hoy, por ejemplo. Quisiera golpearle el rostro al tipejo, escupirle encima, no sé, lo que sea que haga cambiar su semblante de pasividad que muestra descaradamente, como si todo le diera igual. Golpeo el espejo con el puño derecho, quebrándose e hiriendo mi mano en defensa propia. Los trozos del espejo caen regados sobre el lavabo alrededor de mis pies; algunos incluso continúan adheridos a mis nudillos. Mi mano sangra y no puedo más que recoger los trozos que continúan regresándome la imagen de mi indiferencia al dolor propio. Abro la llave y dejo que el agua se lleve los pedazos pequeños cubiertos de sangre. Así me quedo por un buen rato, observando la sangre correr. Me duele la mano por lo mismo que yo he ocasionado. Cierro la llave del grifo y con la mano sana tomo el rollo de papel de baño, esperando que la publicidad 65


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sea cierta y las hojas sean suaves al tacto con mi piel herida. Presiono con fuerza y es entonces cuando el dolor se hace más intenso. Mi rostro se contrae, pero me aguanto las ganas de gritar como el machito que soy. Vaya farsa! Con la mano envuelta en papel higiénico, voy a la habitación, busco en una caja donde guardo los medicamentos, la botella de alcohol etílico. Regreso al baño, retiro el papel y estudio los daños: hay piel levantada y fresca. Abro la botella y respiro hondo hasta decidirme impulsivamente a verter el líquido esterilizante sobre las heridas. El ardor es insoportable, me hace doblar y maldecir con la mandíbula apretada con fuerza. “Por pendejo”, me escuché decir. Me incorporo con los ojos llorosos, sacudo la mano para que el alcohol se seque y la envuelvo con una nueva capa de papel. Camino a mi cuarto y me tiro sobre el colchón, que se encuentra sobre el piso, sin base, lo cual hace que la escena luzca más patética. Me hace querer darme un tiro. Me desnudo con la mano que tengo sana y…, ¡diablos, olvidé cerrar la puerta! No es que en realidad importe, es fin de semana y me encuentro solo en el departamento, pero hay algo sobre tener la puerta abierta que no tolero, me hace sentir observado y ahora no estoy para eso. Otra vez me pongo de pie y camino malhumorado a cerrarla, azotándola con fuerza en berrinche a mí mismo. Total, nadie habrá que se queje por el ruido. Una vez cerrada, vuelvo a sentirme cómodo. Me acerco a la mesa y tomo el hitter y la marihuana; el encendedor y los cigarrillos se encuentran sobre la caja donde guardo las películas, a un lado del colchón. Regreso a mi no ortopédica cama y me dejo caer encima. Doy varios respiros, como quien lo hace feliz de estar vivo, pero yo no soy más que un actor. El silencio de la habitación me exaspera, inspecciono mis al rededores en busca del control del estéreo, ¡ah, ahí está!, justo a un lado de la almohada. Me estiro hasta alcanzarlo y presiono play. El estéreo se enciende acompañado por el molesto ruido que hace su ventilador obstruido por el polvo. Lo ignoro y subo el volumen. Sólo falta encontrar algo en el mp3 que vaya de acuerdo para la ocasión. Doy con la carpeta del disco indicado, Kid A. Tomo la pipa y la relleno con marihuana; dejo la bolsa con la mota sobre mi mesa improvisada y agarro el hitter con mi mano herida. Observo cómo el papel ha absorbido la sangre, formando manchas disparejas que no tienen forma definida. Acerco el hitter a mis labios y con la otra mano tomo el encendedor: enciendo la llama y la acerco a la hierba seca, que gracias a mis inspiraciones, arde con velocidad. Continúo jalando humo hasta que mis pulmones no aguantan más. Retengo el humo sintiendo el efecto de la mota esparcirse por todo mi cuerpo, colmándome. Expulso el humo lentamente observando cómo choca con el suelo y se eleva hacia el techo. Repito dos, tres veces más hasta sentirme satisfecho. La sensación de vaciedad no se marcha, pero al menos estoy lo suficientemente drogado como para quedar dormido. Deposito el encendedor y la pipa en el piso y me acomodo correctamente en el colchón. Subo el volumen de la música y cierro los ojos, esperando que las melodías me hagan perderme hasta alcanzar la inconsciencia, quedando al fin dormido. 66


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Nuevamente despierto, ahora es la sed la que me ha traído de vuelta a la realidad con grosera brusquedad. Han pasado tres horas desde que me levanté por primera vez de la cama. Me incorporo y me percato de que la jarra a mi lado se encuentra vacía. Qué asco, ni siquiera estoy de humor para metáforas trilladas. Deslizo mi mano por entre el asa y me lastimo, había olvidado mi percance con el espejo. La tomo con cuidado y me pongo de pie. Un súbito mareo me hace tambalear, he debido pararme muy de prisa. Camino con renovada pesadez hacia la puerta, la abro y asomo la cabeza, inspeccionando el pasillo. No hay nadie, claro que lo sé, pero no quisiera sorpresitas de ningún tipo. Emprendo nuevamente mi camino hacia la cocina donde el garrafón de agua me espera. Llego a donde éste se encuentra y me inclino para verter su interior en la jarra; me incorporo y regreso al cuarto, cerrando la puerta tras de mí. Bebo directamente de la jarra, no estoy para convencionalismos inútiles y mucho menos para regresar a la cocina por un vaso, aunque fuese para llenarlo y dar gusto a la boba metáfora. Lleno, vacío, da lo mismo. Deposito la jarra en la mesa y tomo la cajetilla de cigarros, vacía. Hoy simplemente no es mi día. Con la idea de ir a la tienda por más cigarros, viene otra más perversa. Una clase de intuición que apenas y se percibe, pero la cual no tengo ganas de desenterrar por temor a la certidumbre. Mejor dejaré que el día me sorprenda. Agh! tendré que vestirme; por más que quisiera salir a la calle desnudo hay ciertas formas que no deben descuidarse, y una de esas es salir con varios trapos encima para evitar escandalizar a la sociedad. Salgo del departamento usando un pantalón deportivo y una sudadera; presiono el botón del ascensor y espero a que la porquería llegue hasta el sexto piso donde habito. Al fin alcanza altura y se abre, trayendo consigo a una señora obesa que me hace cara de fuchi. Entro y me pongo la capucha de la sudadera, detesto sentir la mirada de desconfianza de la señora que me mira a la cara y a la mano cubierta por papel ensangrentado, alternadamente, como si fuera a hacerle daño. No sabe del asco que me causa oler su nauseabundo perfume, entonces sí aceptaría que me mirase con desprecio; al menos así el sentimiento sería mutuo. Llegamos a la planta baja y salgo del elevador a paso veloz, dejando atrás a la Ñorahuelefeo. Alcanzo la rejilla que da al estacionamiento. Camino otro poco y ahora a abrir la reja que da a la calle. La condenada cerradura se niega a dejarme salir, lo cual me exaspera aún más; al fin cede. Llego a la tienda que es atendida por dos pseudo cholo-güeros, cruzando el boulevard. “Qué onda, güero”, me saludan. Paso al fondo y tomo del refrigerador dos six de Tecate, para mí solito; le pido unos Delicados de veinticinco, pago y de vuelta al edificio. Ya una vez en mi apartamento meto las cervezas en el frigobar, tomando una para el momento. Entro a mi cuarto, tomo la pipa y vuelvo a fumar, relleno y repito. Abro la cerveza y bebo de su frío y refrescante contenido, alegrándome que al menos algo de este día no me resulta decepcionante. Abro la cajetilla de los “jotillos” y extraigo uno, lo enciendo. Mi día comienza a mejorar, no faltaba más. Me senté en la cama y cambié la música por algo más alegre, un rico Blues vendría bien. 67


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Así se me fue la tarde, entre latas de cerveza, mota y tabaco. Y debo admitir que lo disfruté demasiado. Pero en algún punto, un oscuro sentimiento fue haciéndose cada vez más presente, creciendo en mi interior hasta que finalmente salió al exterior como el engendro ése en la película de Alien. Estalló, eso es lo único que sé. Lo que comenzó como una ligera melancolía se fue transformando en desamparo y desolación, convirtiéndose al fin en ira hacia mí mismo. Tengo veintitrés años y no he logrado nada además de haber estado en tres licenciaturas distintas, sin haber terminado una sola de ellas. Ya sea por la depresión o por la causa que ustedes gusten, mi paso por cada una de ellas está registrado en la administración escolar de la UG. Me comencé a odiar poquito a poquito al hacer un recuento de los últimos años, pensando en cómo me he dado la espalda a cada paso que doy, dejándome varado en la incertidumbre, auto saboteándome en cada una de mis facetas. Primero Derecho, luego Letras Españolas, luego Derecho de nueva cuenta, a falta de huevos para irme a Veracruz y presentar en Filosofía por la Veracruzana; volví a desertar de Derecho porque no quería sentirme frustrado al no haber estudiado “lo que yo quería”. Me largué a Veracruz sin apoyo familiar, pensando que valerme por mi propia cuenta era lo que necesitaba, pero eso sólo devino en una nueva y más profunda depresión, acosado en las noches por terribles pesadillas y durante el día por la terrible desolación que ignoraba drogándome en demasía hasta caída la noche, y así hasta regresar a Irapuato con la cola entre las patas. No lo logré, ni siquiera presenté el examen de admisión en la UV, que por segunda vez pagué con mi dinero. Ok, regreso y todo es armonía con mis padres, que perdonaron mi locura de ir a cagarla a otro estado. Mi padre me da su apoyo, “Anda, entra a Antropología Social como tú querías”. Va. Entro y el primer semestre pasa con honores, nueve punto tres de promedio general. “¿Ya vieron que no era porque soy estúpido que me salí tres veces de estudiar?”, pero entonces ¿qué pasó?, que este último semestre vuelves a sentirte incapaz de seguir respirando. Recuerdas lo que pasó hace un año en Xalapa, cómo te sentías, y te sumerges aún más en el hoyo. “No lo logré, fui con un objetivo, y no lo logré, ¡carajo!” ¿Cómo me lo explico sin que yo mismo me de asco por mi falta de decisión, por mi completa inconsciencia en ese entonces? Me pongo de pie y me tambaleo a causa del alcohol. Recorro la habitación con la mirada. “Sí, tengo una biblioteca de cerca de trescientos libros; mi índice de lectura es superior al de la media, con al menos veinte libros al año; tengo una ortografía casi perfecta y un léxico que muchos envidiarían, ¿y eso qué?”. Nada de eso importa. Un renovado y terrible odio hacia mí empieza a invadir mi mente, comienzo a llorar y golpeo la pared con el puño cerrado. De nuevo con la mano derecha. El sangrado vuelve a surgir sin que esta vez me importe detenerlo. Golpeo una y otra vez la pared, dejando manchas rojas como en una pintura de Pollock. Me tumbo sobre el suelo, consumido en llanto. Las manos me tiemblan y me siento deshecho por dentro. Logro serenarme un poco, la imagen que doy ante mí resulta irrisoria y comienzo a reír en carcajadas burlescas. Ni esto puedo tomármelo en serio. Soy una broma. 68


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Me levanto lentamente, abro la puerta y voy camino a la cocina. Ahí, como una imagen de salvación, veo el cuchillo. Sus afilados dientes reposan junto con los trastes limpios. “Menos mal, pienso, no tendré que lavarlo”. Lo tomo con la mano izquierda, observándolo fijamente en mi recorrido a la habitación. Entro y cierro la puerta con seguro. Me siento en el colchón y pongo a Pink Floyd en el estéreo, con repetición y todo, para que la música no pare de sonar incluso después de muerto. Si voy a hacer el corte final, quiero que sea con Pink Floyd. Deposito el cuchillo sobre mi improvisación de mesa y me preparo para el ritual. Del cajón donde guardo la ropa interior extraigo las sábanas, tomo una y la pongo a un lado de la mota. Prepararé un churro, el último before I die. Ya tenía la mota lista para una ocasión especial, claro que no tan especial como ésta, pero qué más da. Lo forjo gordito; parece una pequeña oruga reposando sobre la palma de mi mano. Lo enciendo y fumo de él. A cada toque, alguien de mi pasado viene a mi mente, gente sin importancia y tantos otros a quienes llegué a tenerles cariño. Todas las mujeres que llegué a amar desfilaban como en pasarela frente a mis ojos; desde Janeth, en primero de primaria, hasta mi querida Sofía. A todas las amé en diferentes formas y grados. También todos aquellos amigos que me acompañaron a lo largo de mis aventuras; podría escribir varios libros con todas las hazañas que realizamos juntos. Luego recuerdo que me olvidé de pagar la cuota mensual a la señora del mantenimiento. Río… las cosas en las que piensa uno en estos momentos, caray. Termino el churro y me siento lo suficientemente exhausto como para dormir por días; quizás al tercero despertaría, justo como Chuchín. Una sonrisa se dibuja en mi rostro; me siento de buen humor y hasta bromear me sale con naturalidad. Tomo el cuchillo y lo paseo entre mis dedos, indeciso sobre qué hacer con él. ¿Encajarlo en mi estómago y hacer un corte en diagonal al estilo harakiri?, ¿o quizás cortarme la garganta como lo habría hecho Harry Haller en su cumpleaños número cincuenta? Mmm…, no, lo mejor será algo tranquilo. Presiono la punta de la navaja contra mi antebrazo izquierdo. “Será al estilo emo, sólo que bien hecho y sin errores”, me dije. Estaba a punto de hacerlo cuando de pronto me entró una sed salvaje. Ni modo, me complaceré cuanto pueda antes de partir al otro mundo, antes de que mi voz sea acallada; que estire la pata, pues. Pongo el cuchillo a un lado mío, tomo la jarra con ambas manos y bebo hasta la última gota del líquido vital, ¡ja!, y pensar que es llamado así, “líquido vital”. Pues veamos qué tan vital será una vez que me desangre. Deposito la jarra en el suelo y vuelvo a lo mío. Es ya de noche y aún no he hecho “algo productivo”. Bueno, tomo el cuchillo y lo presiono contra mi piel, pensando en qué tipo de corte hacer. ¿Uno largo que recorra desde la muñeca, pasando por el antebrazo hasta el comienzo de los bíceps, o cortes transversales a lo largo del antebrazo? Decisiones, decisiones. ¡Sí, lo tengo! Presa de un impulso desgarro mi antebrazo con múltiples cortes, sin reparar en el insufrible dolor que esto me ocasiona, hasta que fui perdiendo las fuerzas de mi brazo derecho; se escapa la sangre que empapa el colchón. 69


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Una dulce somnolencia me comenzó a invadir. Deposité el cuchillo a mi lado y con la poca energía que me quedaba, me acomodé en mi lugar. Me recargué en la pared con las piernas cruzadas viendo directamente a la puerta. Esbocé una sonrisa para aquel que me encontrase. Dulce bienvenida. Y así como es de noche, volví a caer dormido. FIN

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Modalidad: Poesía - Mención Honorífica Lidia García Rangel Estudiante de la Lic. en Biología Experimental de 6º semestre POEMARIO Canto Callada, callada y oscura está la noche tan callada y tan oscura tan oscura y tan fría entran pedazos de noche por las ventanas luces a lo lejos muy lejos puntos iluminados en el cerro aquel y el cielo sigue oscuro oscura la noche tan callada tan fría y tan oscura la vista se confunde la penumbra y los árboles de noche son uno solo perros los perros le cantan a la noche oscura para pedir que los abrace. Interrupción Y caminaba bajo la lluvia, en círculos como los perros y con los zapatos llenos de lluvia, limpios de lluvia, de arena de lluvia y caminaba con los ojos volando, buscando formas que no encontraba y el alma se le mojaba de lluvia otra vez la lluvia y caminaba en círculos 71


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cada vez más grandes, repasaba formas bajo la lluvia nada …, la lluvia mojó sus ojos por fin y se humedecieron sus manos sus labios y sus pasos.

Volado Amor (al cuadrado) de vino son tus manos apresurada y diminuta en el infinito locos de sed mis labios confundidos atormentan tu presencia guirnalda enfurecida.

Muralla Mirando la esquina, esperando, buscándote entre sombras que cruzan. No te he visto partir al territorio donde pierdes tus voces y te haces llamar por otros labios…, que será de ti cuando la pesadilla fortaleza te vea repetir de mí.

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Es urgente Un temblor en la mano y se te cae la voz del oído para cuando quieras sentirlo te atraviesa la basura es tu garganta de poleo o tus amarillos relojes que o caminan o se enredan en peruanos con busto de señoras frondosas. La laringe con canastas de hierbas nacen hierbas de la canasta cuando repujas con blancas o de color del pensamiento amarillo rojo negro otra vez negro y amarillo de pantalones blancos garganta de poleo.

Antipático Déjame tus cortinas en antiparalelo de tus puertas abiertas, soplo, vil remanso de viento para encontrarte iglesia como eres, es tu silencio un manto donde pido milagros y cuelgo mis moribundas esperanzas esparce tus manos, serpentino es el camino abolido es el fecundo caminar de tus pasos..., caracola mujer. 73



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- Mención Honorífica Ana María González Armenta Estudiante de la Lic. en Artes Plásticas de 4º semestre

CAMINO En mi camino hay tormenta, llena de piedrecitas que cantan, felices, junto a sus amigas plumas, vuelan hacia mi torre reina y reina el silencio y reina la calma. Siento un gran amor, siento al reloj darse su tiempo y al tiempo darse la hora en que su corazón se apaga. La luz que ilumina el alma verde que en mi anida, donde renace el dolor, la confusión, la duda y la paz luego y el amor luego.

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- Mención Honorífica Alfonsina Vega Villaseñor Estudiante de la Lic. en Enseñanza del Español como segunda lengua de 4º semestre

NADIE LO SABE Nadie lo sabe, pero en la soledad nocturna…, aún te pienso; El tiempo se nos escurrió de las manos, y todavía no lo entiendo. Cada hora, cada minuto, cada segundo transcurrido asevera la distancia. ¿Dónde estás?, Te grito sabiendo que no responderás. Mi necia ansiedad quiere tragarse la distancia y volver a hablar, una vez más. ¡No, nunca, jamás! Que todo se acaba, Que nada nos salva. Nadie lo sabe, pero en las noches te sueño. La quimera más grande, quizá. Nadie lo sabe, Nadie lo sabe, …Y nadie nunca lo sabrá.

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OBRAS PARTICIPANTES Nivel licenciatura



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Modalidad: Ensayo Alejandro Garrigós Rojas Estudiante de la Lic. en Letras Españolas

THEATRE OF TRAGEDY: UN ESPECTÁCULO MUSICAL PARA 17 AÑOS

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a extinta Theater of Tragedy es hasta el momento una de las bandas musicales de la escena gótica más icónicas: su nombre permanece vivo en la memoria y en el gusto de una generación de amantes y aficionados del Gothic y del Doom Metal, subgéneros en los que la banda se movió con amplia solvencia y por los que son más recordados, si bien incursionaron en otros ámbitos musicales en un afán de renovar la estética de su música y sus letras. Y es que hablar de Teather of tragedy es hablar de una historia evolutiva tanto en lo musical, como en lo lírico y conceptual que, aunque duró sólo 17 años, produjo una considerable cantidad de material en diversos registros que llegan hasta -durante su momento más duramente criticado y cuestionado- un desenfadado Synth Pop. Con todo, no puede dejarse de entender la capacidad creativa de esta banda para afrontar con éxito diversos discursos poéticomusicales, para reinventarse y seguir manteniendo la calidad interpretativa que les ganó el respeto de la crítica especializada y de la industria musical, así como, a la postre, el apoyo y cariño de millones de admiradores alrededor del mundo. PROTOHISTORIA Formada oficialmente en Stavanger, Noruega, en 1993, se puede afirmar que Theatre of Tragedy es la maduración de un proyecto musical ya medianamente armando por los guitarristas Pål Bjåstad y Tommy Lindahl y el vocalista Raymond István Rohonyi, bajo el nombre de Suffering grief, a quienes se sumaría el baterista Hein Frode Hansen después de abandonar la banda en la que trabajaba (Phobia). Al momento de componer su primera canción “Lament of the perishin roses”, la banda cambia su nombre temporalmente a Le Reine Noir y poco tiempo después a Theater of tragedy, nombre con el que se quedará para siempre. Es entonces que Liv Kristine, la vocalista que se volverá uno de los elementos fuertes de la banda, es invitada para acompañar con su voz a Raymond István Rohonyi en algunas piezas. Pero, sin duda por la belleza de su voz y su calidad interpretativa, la banda decide incluirla permanentemente en su proyecto. En 1993 sale el Demo de la banda con 5 canciones, en el que se incluye lo que sería su primer éxito: “A Hamlet for a Slothful Vassal”, tema inspirado, desde luego, en Shakespeare, y posteriormente reeditado en su primer álbum de estudio al año siguiente. Este demo, que deja ya entrever algo de que será la futura banda, consigna claramente la búsqueda de un concepto propio, pues no se percibe una clara unidad estilística entre las canciones que lo componen. Son notables sus influencias del Doom/Death Metal nórdico, el cual versionan intentando imprimirle su propia marca, la cual sólo es evidente en “A Hamlet for a Slothful 81


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Vassal”. En general, el sonido de la banda es en algún modo primitivo: no ha salido de su protohistoria. SE ABRE EL TEATRO DE LA TRAGEDIA En 1995 sale a la luz su primer álbum de estudio, titulado simplemente Theatre of tragedy, bajo el sello alemán Massacre Records, una de las compañías discográficas de Metal del norte de Europa más importantes. A pesar de la calidad del disco, la nueva propuesta ya formalizada de la banda recoge una mediana -y en algunos lugares pobre- recepción por parte del público y la crítica, vendiendo 75,000 copias. Me refiero a una gran calidad del álbum porque su propuesta superaba con creces la propuesta de estilo, de concepto y de estética de las bandas con las que ahora competía: adoptando el canto gutural propio del Doom/Death, unía éste a un elemento que, sin ser propiamente inédito, no había alcanzado en ninguna banda las mismas alturas interpretativas. La contraparte de una voz femenina soprano, a la cual daba una importancia privilegiada: la voz de Liv Kristine (un estilo vocálico que sería copiado hasta la saciedad por bandas del mismo género a lo largo de Europa e incluso en América). El concepto de estos dos registros vocálicos en conjunto es fácil de advertir: se trata de la propuesta de una síntesis entre lo demoníaco y lo arcangélico así representados. El contraste entre la belleza y la bestialidad de estas dos maneras de cantar produce el efecto estético que ellos habrían de enarbolar como bandera en sus primeros trabajos, efecto que se refuerza por la lírica de los diálogos. Las canciones de este álbum, escritas por Raymond István Rohonyi en el inglés del renacimiento (Early Modern English, el cual usarían a los largo de tres discos), más que canciones, son poemas que acusan de un denso -está de más decirlogoticismo. Los dos elementos vocálicos alternan o cantan en conjunto según las exigencias del tema. Y estos poemas son muy crípticos, con frecuentes referencias al dolor, a la muerte y a otras entidades aciagas. Cánticos a veces extensos, llenos de sombra, pesadumbre y patetismo, en los que, sin embargo, la belleza y la ternura se insinúan o se revelan. Los riffs de las guitarras que acompaña estos cantos son monótonos, pesados, estridentes; las percusiones son fúnebres; y a veces un teclado de lúgubre acento, desolado, viene a introducirnos al espectáculo de esta negrura o a ambientarla: una orquesta que sume al sentimiento en un sopor tenebroso, pero aterciopelado y lleno de armonía y orden musical, en la que descubrimos, erizados, el misterio de una poesía de la perdición. A este respecto, los títulos de las piezas de esta compilación son por demás elocuentes: “Dying – I only feel apathy”, “Monotonë” (esta última meramente instrumental). Inolvidable, clásica, es la extensa canción “A distance there is”, hecha únicamente con tres elementos finamente trabajados: un violín, un piano y la arcangélica voz de Liv Kristine sobre una ambientación de lluvia. Una magistral interpretación de la más lánguida y espesa tristeza que produce una sensación de oquedad en el corazón de quien la escucha. Una canción que oprime y que recuerda la miseria de lo que ama sufriendo. En estos términos, con un exquisito gusto por lo mortecino, el teatro de la tragedia había abierto al público. 82


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LA OSCURIDAD DE TERCIOPELO QUE ELLOS TEMEN Su siguiente producción, Velvet darkness they fear, publicada en 1996, siguió el camino abierto por su antecedente, madurando el estilo, añadiéndole nuevos matices. Se advierte una obra algo más elaborada, pero que no pierde la continuidad con el anterior material. Fue grabado en Alemania, país donde la banda radicó y compuso con cierta frecuencia y donde gozó del reconocimiento y aprecio del público. Su recepción fue algo mayor, tanto dentro de su país natal como en Alemania y países vecinos, vendiendo algo más de 125,000 copias. Hoy, este álbum se considera, más que un clásico del género, una verdadera obra maestra, joya para los coleccionistas. Su portada nos ofrece importantes elementos semióticos para la lectura de esta obra: muestra a una voluptuosa mujer desnuda, con los pechos al aire, apenas cubierta con un extenso manto color púrpura en donde descansan dos flores, una rosa roja y un girasol. (Recordemos que el color púrpura es asociado tradicionalmente a la muerte. Y que la rosa y el girasol son símbolos de lo efímero de la belleza y de la monotonía de la existencia, respectivamente.) La lírica de este álbum es muy análoga a la del anterior: poemas oscuros, difíciles de interpretar y con ese fuerte gusto gótico, a veces espantable, de su producción anterior. Pero podríamos agregar que este tiene dentro de sí una notoria carga satánica, no tan velada en las difíciles letras de la banda como podría pensarse. Este gusto satánico viene dado en el espíritu de su letra, accesible en toda su amplia dimensión mediante una exégesis. El momento en el que la poética satánica de este álbum aparece en su máxima expresión es en el tema “And when He falleth”, el cual aboga por renunciar a la ciega fe cristiana, para vivir una vida en el hedonismo, desplazando la divinidad y la única filosofía posible al individuo mismo: “Be my kin free fro carnal sin, / Bridle the thoughts of thy Master”, “A masque of this to fashion: /Build thyself a mirror in which / Seer blest, thou best philosopher! / Solely wanton images of thy desire appear!”, lo que consistiría la caída de Dios. Este tema inserta un elocuente diálogo de la película La máscara de la Muerte Roja (1964) basada en el cuento homónimo de Edgar Allan Poe, en el que se critica severamente la fe cristiana a la que se acusa de ingenua y obsoleta, consistiendo una de las partes más bellas y emotivas de la canción. Nuevamente encontramos gran dramatismo en las letras, tensado entre dos voces que parecen antagónicas, pero que en realidad producen una síntesis. Ese dramatismo nos da el efecto de encontrarnos ante un verdadero teatro trágico, bárbaro, pagano, solemne y antiguo, pero interpretado musical y poéticamente desde la modernidad con todo el poder de las guitarras eléctricas y el efectismo de las ambientaciones del sintetizador. Una síntesis entre pasado y presente que por nada resulta chocante, sino que aparece al escucha precisamente como eso: como un trasporte musical, cercano a la ópera, lleno de evocaciones sombrías, y llevado a cabo con una cadencia lenta y penosa. Los dos grandes temas que este disco aportó a las actuaciones en vivo de la banda son: “Der Tanz der Schatten”, compuesta íntegramente en alemán, claramente influenciada por el sonido de La Neue Deutsche Härte (Nueva Dureza Alemana, un 83


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tipo de Metal muy característico de Alemania) y de la cual circuló como sencillo una versión remezclada, más melódica y extensa para clubes nocturnos; y “And when He falleth”. Al año siguiente apareció el EP A rose for the dead, formado de remezclas de temas de Velvet darkness the fear y una pieza que quedó fuera de él: el tema A rose the dead –que a la postre se convertiría en uno de sus temas más buscados en la web-, el cual tiene la estética y el estilo del material del álbum anterior, por lo que no aparecen muy evidentes las razones por las que este tema no fue incluido en él. Quizá estas razones sean meramente mercadotécnicas. Entre el material que contiene este EP está el remix electrónico de “And when He falleth”, una versión en inglés de “Der Tanz der Schatten” (“As the shadows dance”) y un cover de Joy Division: “Decades”. AEGIS: EL MOMENTO CUMBRE Aegis es el tercer álbum de estudio de la banda, publicado el 18 de agosto de 1998, el último escrito en inglés del Renacimiento y el cual consagró a la banda como una de las bandas más admiradas e influyentes de la escena gótica europea, llevándolos a conquistar público de cada vez más países y haciendo que su música se proyectara hacia otros continentes: Asia y América. Y es quizá el disco más popular de la banda aún en la actualidad, tal vez porque fue mejor entendido que sus trabajos anteriores, marcando su momento cumbre, y prodigándole gran cantidad de conciertos y presentaciones en festivales en diversos países europeos. Contuvo 10 temas y dura 50 minutos. Difiere de sus trabajos anteriores en algunos aspectos: las melodías tienen un tono más suave y atmosférico; la voz masculina se escucha menos áspera y agresiva, no pasando a veces de ser un profundo susurro cuya presencia se encuentra en un segundo plano con respecto a la voz de Liv Kristine, que en este disco suena particularmente dulce. Las guitarras suenan menos distorsionadas. El piano, el sintetizador y los teclados tienen un papel más prominente; de hecho, por el papel del teclado y los sintetizadores, en este disco hacen ligeros guiños con la música electrónica, si bien los fundamentos siguen siendo orgánicos. Y en general, la música es más melódica y menos pesarosa, aunque los ambientes creados siguen siendo oscuros. Con todo esto, podemos clasificar esta producción más dentro del Gothic Metal. Quizá este cambio de estilo musical se deba a un afán por abrirse paso en el mercado musical y conquistar a un público más amplio que el que ya habían conquistado con sus producciones anteriores compuestas en un género (el Doom/ Death Metal) bastante restringido en cuando a su afición. Con respecto a las letras, éstas tienen generalmente una estructura más próxima a la canción, con estribillos, puentes y coros. La poética de estas canciones no es tan abigarrada y es más accesible, aunque siguen siendo temas largos y complejos. Los temas provienen del folclor y la mitología europeas: así, “Aedea”, “Cassandra”, “Bacchante” y “Siren” refieren a la mitología griega; “Venus” –que contiene unos versos en latín- es de inspiración latina; “Lorelei” es sobre la leyenda alemana de un espíritu del agua llamado así; etc, siendo “Poppaea” el único personaje histórico en los temas de este disco. Por todo ello, puede advertirse ahora que este disco es algo más 84


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conceptual que los anteriores y que atendió a un diseño estructural desde sus comienzos. Los sencillos de este disco fueron dos: “Cassandra”, lanzado meses antes de que saliera el álbum, en abril; y “Virago”, lanzado en mayo de 1999; en ambos sencillos se incluían éxitos de sus producciones pasadas con el fin de que los nuevos admiradores conocieran su trabajo anterior. Del álbum circularon otras dos versiones: una edición limitada y otra versión exclusivamente para el mercado japonés, las cuales son rarezas en la actualidad. MÚSICA: LA REINVENCIÓN Conocido como Musique, aunque en realidad su nombre sea ‘mju:zik’ (la trascripción fonética de la palabra “music” según el Alfabeto Fonético Internacional), este disco, grabado en Sound Suite Studios de Marsella, Francia, producido por Erik Ljunggren (teclista de la banda noruega Zeromancer) y lanzado el 14 de noviembre de 2000 bajo el sello Nuclear Blast, representa un cambio abrupto en la estética y en el estilo de la banda, sustituyendo, sin más, la base orgánica de su composición por una electrónica y sintética. Si bien los sonidos electrónicos propios de la onda Industrial se insinuaron en su producción anterior, éste es un disco orientado propiamente hacía ella, de paso allegándose a un género no muy lejano en el gusto europeo de entonces: el Thecno Pop. Las piezas de este disco que parecen ser la transición entre su sonido anterior y éste son la áspera “City of Light”, seguida de “Retrospect” y “Reviere”, hasta llegar a “Crash/Concrete”, en la cual el sonido recuerda mucho al rock industrial y metálico de bandas del norte de Europa como Rammstein o Pain. Pero más de la mitad del disco tiene un sonido menos áspero (sin voces ni guitarras distorsionadas) y acusa construcciones menos elaboradas sobre una base de música de la era de la tecnología (Techno y Synth): “Fragment”, “Image” (que fue el primer sencillo de este álbum, y para el que la banda grabó su primer video musical, apareciendo entonces en rotación continúa en la cadena MTV Europe), “Machine” (segundo sencillo, también con un video clip, simple como el anterior), “Musique”, “Radio” y “Conmute”. Las dos últimas canciones del disco son algo raras. “Space age” tiene un sonido ambiental experimental y sus pocas líneas imitan la voz artificial de los robots; y “The new man” (el bonus track del disco) es una especie de Punk electrónico festivo. Efectivamente, la banda había dejado atrás sus ritmos funerarios, su goticismo, su poesía, su lírica del Renacimiento (desde entonces la banda cantará en un inglés moderno), todo lo que alguna voz lo caracterizó, la estética en la que creó una amplísima escuela, para iniciar una nueva etapa en su carrera: una etapa de expansión comercial y de invasión de los medios de comunicación. Por primera vez su música sonó en estaciones de radio no especializadas en Metal para insertarse en radiodifusores de gran amplitud de señal y en canales internacionales de música. En este afán expansionista, por ejemplo, nombraron originalmente a la canción “Spage age” en ruso: Космическая эра, recitando los nombres rusos Gagarin, Grechko, Leonov, Laika, Belka y Strelk dentro de esta canción, en un acto que puede interpretarse como un tributo a la investigación espacial soviética, pionera en la historia, con el afán de agradar al amplio mercado ruso. Eso, entre otras estrategias. 85


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Podemos observar que el concepto del disco está enfocado a la vida moderna: sus letras, simples, directas, significativamente cortas -como suelen ser las de la música Pop- así lo dicen; éstas aluden a la vida tecnológica, a la vida nocturna de actualidad -incluyendo sus peleas callejeras-, a la ciudad, a las máquinas, a la era espacial. El diseño del disco refuerza este concepto: es una imagen digitalizada de una especie de casco industrial o espacial. En 2009 este disco, digitalmente remasterizado, fue relanzado en una edición con tres piezas extras: “Quirk”, que es la versión original del tema “Image”, y dos remixes: uno de “Radio” y otro de “Reviere”, los cuales no suenan muy diferentes de sus originales. En 2000 también se publica un disco con 6 temas ya publicados con anterioridad, para los coleccionistas: Inperspective. En 2001 publican su primer disco en vivo: Closure: live. ASSEMBLY: HACÍA EL POP DE VANGUARDIA, ¿UN PROYECTO FRACASADO? Este es el segundo disco de la banda editado bajo el sello Nuclear Blast, disquera con la cual firmaran con el fin de tener mayor distribución en el mercado europeo; producido por Hiili Hiilesmaa (músico finlandés, vocalista de The Skreppers, y quien era reconocido por trabajar con bandas góticas de éxito como Apocalyptica, HIM y Moonspell), fue publicado el 16 de abril de 2002. Sigue una dirección de estilo muy próxima al del disco anterior, continuando la exploración de los sonidos sintéticos, mediante computadoras y cajas de ritmos. Según una crítica que trascendió, publicada en allmusic.com, este disco se escucharía como “Siouxsie & the Banshees atascado con Ace of base”, lo cual es una forma muy imprecisa e ineficaz para describir su sonido. Lo más que podríamos decir es que guarda mucha continuidad con el sonido de Musique, salvo que este nuevo trabajo está más orientado hacia lo Pop en cuanto a la estructura de las canciones y la accesibilidad y disposición de los ritmos. Fue evidentemente grabado con el fin de convertirse en música de moda en los clubes juveniles europeos. Las letras de las canciones se enfocan más en la individualidad que la tecnología con respecto al trabajo anterior, si bien las fantasías tecnológicas siguen estando presentes de manera importante, -algunas ya sumamente explotadas con anterioridad hasta haberse vuelto klishés (“Automatic lover”: recordemos el éxito radial homónimo de 1994 de Real McCoy). Existe además cierta erotización de la vida nocturna, evidente en canciones como “Automatic lover” y “Universal race”, en la cual se metaforizan las relaciones sexuales dentro de un tópico espacial, así como en la vestimenta que la guapa Liv Kristine utilizó para la promoción de este disco: ropa ceñida, de materiales sintéticos como el plástico y el látex. Infravalorado por un público que había aprendido a gozar de la música gótica de esta banda, plena de romanticismo, este disco vino a producir mucha inquietud e incluso enojo entre los seguidores de la banda por haberse desentendido de sus géneros iniciales, en los que fueron maestros. Incluso en la actualidad puede verse manifiesta esta efervescencia, vigente en muchos, en algunos tablones de mensajes del portal de videos Youtube.com, en los que público enardecido recrimina a la 86


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banda haberse olvidado de su primer público y de haber vendido su imagen y su música a otro tipo de escuchas. Quienes descubrieron entonces la música de esta banda o quienes se trasformaron a la par que su música la bailaron a veces en frenesí, pues este disco es sumamente bailable: la alegre “Superdrive” es la prueba más fehaciente de ello –un desenfadado Synth Pop que no es muy difícil de asociarse a jóvenes ravers, la cultura gay y el consumo del XTC (Xtacy)-. Música de club, “Euro”, para las masas de espíritu adolescente. Este álbum tuvo dos sencillos: “Envision” y “Let you down” para que el que la banda grabó su video más espectacular. Dentro de los sencillos, algunos remixes intrascendentes, está el remix de “Let you down” hecho por el D.J Rico Darum. El bonus track del disco fue un cover con sonido Disco de The supremes: “You keep me hanging on”. Al igual que Musique, este disco fue relanzado en 2009, junto a un remix de “Motion” por Metal Mind Productions, con un limitado tiraje de 2,000 copias. La portada de este álbum corrió a cargo de Thomas Ewerhard quien trabajaría ya en el diseño de las portadas e interiores de todos los posteriores discos de estudio de la banda. En 2003 se produce un suceso inesperado para los seguidores de esta banda: por haber formado una nueva banda -Leave’s eyes, agrupación con la que la cantante grabará cuatro álbumes- junto a elementos de Atrocity sin el consentimiento de sus compañeros, Liv Kristine es expulsada del grupo. En un comunicado colgado a su sitio web oficial, pagesoftragedy.com, la banda expresa, a causa de “diferencias musicales”, la salida de la vocalista que los había llevado a conquistar la fama y vender casi medio millón de copias alrededor del mundo. Por su parte, la cantante dirá a la prensa que fue despedida vía correo electrónico, sin oportunidad de platicar el asunto con ningún integrante del grupo. Sea como fuere, frente a las fuertes críticas recién acontecidas por los cambios en su música, el hecho de que las ventas de sus dos últimos trabajos no fueran las esperadas, y ahora por el despido de su vocalista, la banda se vio obligada a replantear su futuro, razón por la que se mantuvo poco más de cuatro años públicamente inactiva mientras decidía lo que deseaba producir en adelante. STORM: OTRO COMIENZO La cantante que habría de realizar la difícil sustitución de Liv Kristine fue Nell Sigland, entonces vocalista de un grupo emergente: The Crest; esto sin perjuicio de seguir también con ellos. Nell tiene un tipo de voz de soprano soubrette. Bajo el sello de Candlelight, producido por Greg Reely, y con duración de 44 minutos, Storm es publicado el 27 de junio de 2006. La banda había encontrado su nuevo sonido de una manera sencilla y viable: Storm es un intento de unir su pasado gótico con su época industrial. Los sonidos electrónicos siguen, pero las guitarras metálicas recuperan su importancia. La voz masculina vuelve a ser áspera y contrastante, si bien esta aspereza y este contraste se logran con una distorsión 87


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en la postproducción y no con el uso gutural. La batería vuelve a tomar un lugar digno. Los teclados recuperan su encanto saturnino, si bien de una manera discreta (el ejemplo más claro en “Fade”). Y, sobre todo, las melodías vuelven a aparecer sombrías, de una particular sensación nebulosa y gris -pero liviana- que sólo la música es capaz de trasmitir. Como siempre, las letras son creadas por Raymond J. Rohonyi, voz secundaria, encargado de los sonidos electrónicos y principal creativo dentro de la banda en toda su historia, importante eje. Con este disco la banda recupera la atención de los consumidores de Metal gótico e inicia una gira europea poco después de lanzar el primer y único sencillo de esta producción “Storm”, el cual tuvo un video promocional, de poco costo y producción, pero decisivamente “metalero”, en el cual la banda se muestra tocando enérgicamente sus instrumentos, vestida de negro y rodeada de una tormenta artificial. En sus nuevas presentaciones era necesario que la banda interpretara temas de sus primeros discos y Nell tuvo que hacer las veces de Liv, sin lograr una satisfacción auténtica en los aficionados de la banda, pues para aquellos primeros temas la voz de Liv era sencillamente más apropiada y eficaz: más rica en inflexiones y elevada. La edición “digi-book” de este disco añadió como bonus tracks dos temas a los diez primeros editados: “Highlights” y “Beauty in deconstruction”, además del remix de “Storm”, poco conocido, llamado “Tornado mix”. PARA SIEMPRE ES EL MUNDO: CERRANDO EL TEATRO Forever is the world es el séptimo y último álbum de estudio de la banda, grabado en Estocolmo, Suecia, producido por Alexander Moklebus (cantante de la banda Zeromancer) y publicado el 18 de septiembre de 2009 por AFM Records. Se trata de un disco calmado en todo momento, de temas más o menos progresivos y que experimenta con ritmos y efectos de sonido inéditos en la banda. Tenemos en él algunos momentos más o menos duros, como en “Deadland”, y crispados como en “Nine days wonder”, pero en realidad es un disco compuesto de melodías y canciones serenas. Los teclados tienen algunos momentos privilegiados, como en “Forever is the world”, pero son siempre suaves, ambientadores. Las guitarras suenan a veces reposadas, a veces radiantes de energía pero contenidas, llegado a sonar de manera espectacular gracias a su distorsión en la postproducción. Se percibe en todo momento una mezcla de sonidos esmerada, experimental por momentos, pero sin riesgos verdaderos; una mezcla que hace un uso considerable de elementos electrónicos, con el fin de reforzar las atmósferas y que es sin duda uno de los trabajos decisivos del álbum. Neil es solista en varios de los temas y la música permite en la mayoría de los casos que Nell Sigland coloree más las canciones con su modulación con respecto a las piezas del álbum anterior. En cuanto a la voz masculina, más que secundaria parece complementaria: su participación en este disco es menor, sonando por momentos gutural, eléctrica y vigorosa; por momentos tranquila y sobria. 88


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De este álbum fue sencillo el tema Deadland, el cual se considera el último en la carrera de la banda. En 2010 se lanzó el EP Addenda, el cual incluye versiones alternas de Forever is the World. “The breaking” es un tema que sólo se encuentra en la edición de vinilo de este álbum. Paralelamente, como uno de los últimos materiales disponibles a la venta, se publicó el 12 de marzo de 2010 el segundo disco en vivo de la banda: The tour edition, junto a un disco extra con remezclas y piezas inéditas. En un inesperado comunicado en su página oficial del 1 de marzo de 2010, la banda había ya anunciado a su público su despedida de la siguiente manera: Después de casi 17 años de existencia, Theatre of Tragedy ha decidido llamar al día del cierre. Esto no ha sido una decisión fácil de tomar y hemos pensado en esto por un largo tiempo. Finalmente, se llegó a este acuerdo durante la producción de nuestro último disco, Forever Is The World. Theatre of Tragedy llegará a su fin el 2 de octubre de 2010, exactamente 17 años después de que empezamos a hacer música juntos. Con los años todos nos hemos esforzado por combinar a Theatre con la vida cotidiana, pero al final ha resultado más difícil. Hemos llegado a apreciar la vida familiar y el empleo, lo que hace muy difícil continuar con esta vida de rock and roll en la carretera. Sabemos que algunos de ustedes probablemente estarán muy decepcionados, pero también esperamos que sigan escuchando nuestra música, que todos ustedes han aprendido a apreciar y amar tanto. ¡Queremos agradecer a todos ustedes por todo su apoyo durante los últimos 17 años! ¡Theatre of Tragedy no habría sido posible sin ustedes! ¡Asegúrense de asistir a los últimos shows de Theatre of Tragedy durante este año! El concierto final tendrá lugar el 2 de octubre en Stavanger, donde todo comenzó. Nuestra música va a vivir... Y para siempre es el mundo.

Para entonces, la banda inicia una gira de despedida por Europa, cuyas presentaciones fueron abiertas por la banda de Metal sinfónico Where angels fall. Y en junio de ese mismo año realizaron la única gira por Latinoamérica que incluyó conciertos en México, Ecuador, Perú, Argentina, Chile, concluyendo en Brasil. En septiembre de ese mismo año, la banda anuncia su deseo de lanzar un DVD compilatorio; pero a razón de que su discográfica se había retirado sin financiar esta producción, deciden hacer un llamado a sus admiradores para reunir la suma de 4,000 euros. La suma es conseguida, naciendo así el único DVD en la historia de la banda: Last courtain call. CONCLUSIONES Es así como llegamos al fin de esta ahora legendaria banda, que posiblemente nunca imaginó el alcance y proyección en el mundo que a la larga tendría su música. Como bien profetizaron en su despedida, su música sigue viva: sus primeros discos son material obligado para cualquiera que desee adentrarse a la música de la onda Goth. Fueron ellos los que evolucionaron el Doom y el Gothic Metal al darle prestigio y legitimar en dichos subgéneros lo que ahora se conoce como la fórmula “Bella y bestia” (la combinación vocálica de voz femenina, preferentemente soprano, junto a una voz masculina gutural), prácticamente instaurando esa tradición. Más que de simples músicos, Theatre of Tragedy fue una banda de hacedores de cultura, 89


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grandes artistas que comprendieron las exigencias del tiempo, reformulando su arte y evolucionándolo para ofrecer siempre materiales propositivos, novedosos, con la calidad que desde el principio los caracterizó. Por ello, sin duda, quienes conocemos bien esta banda, sabemos que tienen ya su lugar asegurado en la historia de la música.

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Modalidad: Ensayo Samantha Ramos Villanueva Estudiante de la Lic. en Letras Españolas

EL SILECIO Y LA ANGUSTIA COMO METAFÍSICA DE LA MUERTE EN LA POESÍA DE CÉSAR VALLEJO (…) Dije: “¿Está bueno, amigo?” “Está amargo- amargo,” contestó; “pero me gusta Porque es amargo Y porque es mi corazón.” Stephen Crane

A

dentrarse en la poesía de César Vallejo es, en un primer momento, autoflagelación; es entrar al reino del dolor y la tortura espiritual, no tener cabida en el cuerpo terrenal que nos aloja. Es ver el vacío de la vida y al cuerpo propio como mero contenedor de un alma que sufre y pena porque no recibe respuesta de su creador. Juan Pascual Gay en su ensayo Poesía y exilio en Tomás Segovia dice que el poeta es un hijo pródigo que siempre regresa aunque se halle en un constante partir, que sus raíces no lo inmovilizan sino que lo fundan firmemente en, este caso, el movimiento, dejándolo tan expuesto como a su poesía: enfrentándose a la vida, a la realidad. Vivir para la poesía o poéticamente, escribir poesía a pesar del mundo, son temáticas válidas para cualquier escritor, independientemente de su situación (exilio, auto-exilio, cárcel, etc.), por ello se necesita rescatar al silencio ante la palabra, porque aquello que no se dice o el vacío entre una palabra y otra es casi tan importante como la palabra misma. Octavio Paz afirma que un poema es creación, poesía erguida ante la vida, ante el hombre tal vez, porque el poema no es una forma literaria sino el lugar de encuentro entre la poesía y el hombre.23 Pero ¿qué pasa cuándo el poeta no se enfrenta a la vida solamente, sino a sí mismo a pesar de ella, y a pesar de la muerte? Vive sabiendo que la muerte es la única certeza, porque está cerca, siempre acechando; para un espíritu sensible, seguro, debe ser terrible pensarlo. César Abraham Vallejo nace en Santiago De Chuco, Perú, en 1892, siendo el menor de once hijos recibió muchos mimos y amor, por su carácter introvertido se interesa tempranamente en los libros.24 Siendo joven comienza a trabajar con su padre para luego irse una temporada a las minas de Quiruvilca, viviendo y padeciendo con los mineros; no sería sino hasta 1913 que ingresa a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de la Libertad en Trujillo.25 Hacia 1915, después de conseguir un puesto de profesor en una primaria comienza los cursos de Jurisprudencia, a PAZ, Octavio, Poesía y poema, en Lecturas universitarias. Antología Textos de lengua y literatura. UNAM, 1971. P. 142. FLORES, Ángel, César Vallejo. Síntesis biográfica, bibliográfica e índice de poemas, Premia editora, México, 1982, pp. 9-10. 25 Ibíd., pp. 10-11. 23 24

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la par que se reúne con amigos bohemios que leen a Whitman, Verlaine, y hasta a Kierkegaard. Pero ese mismo año fallece su hermano, más cercano en edad, Miguel. A quien le dedica el poema A mi hermano Miguel en Los Heraldos negros: Miguel, tú te escondiste una noche de agosto, al alborear; pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste. Y tu gemelo corazón de esas tardes extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya cae sombra en el alma. Oye, hermano, no tardes en salir. ¿Bueno? Puede inquietarse mamá.26

César perdió una mitad de su ser al morir su hermano, su niño interno juega como cuando estaban los dos en casa de su madre, el alma ensombrecida por la muerte se preocupa por no encontrar al corazón gemelo en las sombras y porque sufra también, que llore. El poeta se ve marcado por la muerte, el dolor de saberse incompleto en el mundo. Un romántico puro era el joven César, así lo dejó claro con su tesis para convertirse en bachiller en Filosofía y letras El romanticismo en la poesía castellana, donde habla del origen del término y luego critica el movimiento caracterizado por escritores como Heredia, Zorrilla, Espronceda. Concluye que el verdadero arte romántico debe ser sincero porque “es de lamentar que ahora nuestros poetas olviden esta gran cualidad que debe tener todo buen artista”. 27 Para finales de 1917 viaja a Lima con un bloc lleno de poemas: No lleva maletas. Un block con sus poemas que conforman el libro que publicará en la capital con el título de Los Heraldos negros es todo su equipaje.28 A inicios del siguiente año recibe una carta de Federico Esquerre informándole de las personas a quienes ama, a Vallejo lo persigue la culpa por estar vivo, esto y su lejanía de casa pudo haber detonado parte de sus reclamos hacia Dios. Para colmo, a mediados de ese mismo año, enferma de angina, fallece su madre María de los Santos Mendoza Gurrionero, Vallejo le escribe a su hermano Manuel: “Yo vivo muriéndome; y yo no sé a dónde me irá a dejar esta vida miserable y traidora, el día que esto haya terminado, me habré muerto yo también para la vida y el porvenir, y mi camino se irá cuesta abajo. Estoy desquiciado y sin saber qué hacer, ni para qué vivir. Así paso mis días huérfanos lejos de todo y loco de dolor.” 29

Hay, en este punto de la vida de Vallejo una sensación de pequeñas muertes, como de vivir distintas vidas intentando escapar, para ver el final como una sucesión inevitable de pérdidas y vacíos. El espíritu del poeta romántico vive en él y se refleja en sus poemas. VALLEJO, César, Obra poética completa, (Perú 1892- París 1938) en portal.perueduca.ed.pe/estudiantes/xtras/pdf Consultado 2, marzo 2013. FLORES, Ángel, op. cit., pp. 12-13. 28 Ibíd., p.19. 29 FLORES, Ángel, op. cit., p. 24. 26

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Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé. Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... Yo no sé. Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte.30

Acerca de la poesía, dice Gustavo Adolfo Bécquer que hay una que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra que huye; desnuda de artificio, desembarazada dentro de una forma libre, despierta.31 Así de auténtica es la poesía de Vallejo, a pesar del velo negro que pareciera cubrir el poemario Los heraldos negros, ese tipo de poemas en apariencia sencillos, sin mayores artificios formales pero cargadas de un simbolismo y un apasionamiento verdaderos aparecen iluminados, tan sinceros como él deseaba fuesen los poemas románticos que mencionaba en su tesis de bachiller. HECES Esta tarde llueve como nunca; y no tengo ganas de vivir, corazón. Esta tarde es dulce. ¿Por qué no ha de ser? Viste gracia y pena; viste de mujer.32

Podría ser no sólo tristeza y melancolía lo que le aqueja, sino un estado alejado de la gracia que se busca, el poeta desea alcanzar niveles superiores de belleza e iluminación que no pueden ser alcanzados en vida sino en tortuosos senderos místicos. Los golpes de la vida, la mujer impredecible que son los días “penosamente dulces”. Dice Américo Ferrari en su libro El universo poético de César Vallejo que el hambre espiritual, la carencia y la sensación de vacío son obsesiones constantes en su poética, así como la constante y antes mencionada dualidad coexistente vidamuerte, donde funcionan como unidad. Dice Ferrari: “Y es que la existencia y la muerte, como conflicto consciente, se anudan en el hombre, son en él, por él, para él porque el hombre es el único ser consciente de su ser, el único ser que asume su ser y lo piensa en la contradicción, y lo piensa en el no-ser. Vida y muerte son dos ritmos naturales, es decir, abstractas, si no hubiera hombres que viven de su muerte, que mueren de su vida.”33

Es, por supuesto, Vallejo un hombre y un poeta que vive su muerte, en vida; es aquel que vive afectado por una pulsión enferma que busca respuestas, en una persecución loca hacia la nada, hacia el vacío aparente de las cosas. Una vida con VALLEJO, César, op. cit. Consultado, 2 de marzo de 2013. BÉCQUER, Gustavo Adolfo, Lecturas universitarias. Antología Textos de lengua y literatura, UNAM, 1971, p. 145. 32 VALLEJO, César, op. cit. Consultado, 2 de marzo de 2013. 33 AMÉRICO, Ferrari, El universo poético de César Vallejo, Monte Ávila Editores, Caracas/Venezuela, 1972, pp. 107. 30

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puntos de vacío, el silencio donde se halla la significación primigenia de esas cosas, donde Vallejo va reconstruyendo lo azaroso de la vida e intenta dotar de sentido y carga espiritual sus cuestionamientos internos y, por ende, explicarse la vidamuerte, muerte-vida de su ser. Como en este fragmento de Los dados eternos. Dios mío, estoy llorando el ser que vivo; me pesa haber tomádote tu pan; pero este pobre barro pensativo no es costra fermentada en tu costado: ¡Tú no tienes Marías que se van! Dios mío, si tú hubieras sido hombre, hoy supieras ser Dios; pero tú, que estuviste siempre bien, no sientes nada de tu creación. ¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!

Reclama, señala, se queda con el dolor, mismo que, al fin y al cabo, en sus connotaciones religiosas, pretende llegar o alcanzar cierto tipo de iluminación o cercanía con el Dios mencionado. Se auto flagela por estar vivo y por eso mantiene una permanente concientización de su mortalidad y finitud terrena, el hambre espiritual no es otra cosa que ambicionar altos terrenos, alcanzar a la divinidad para preguntarle: ¿Por qué me has creado? ¿Para qué me quieres en esta tierra? Porque se sufre y patalea pero no se obtiene respuesta, es exigente el poeta con la divinidad porque la siente cercana. Dice, en una carta enviada a Pablo Abril en 1924, estando enfermo en la miseria absoluta y lejos de todo lo que conoce, en París: “Vuelvo a creer en nuestro señor Jesucristo. Vuelvo a ser religioso, pero tomando la religión como el supremo consuelo de esta vida. Sí. Sí, debe haber otro mundo de refugio para los que mucho sufren en la tierra. De otra manera, no se concibe la existencia, Pablo.” 34 Como vemos en Los anillos fatigados, el poeta cree pero también cuestiona: Hay ganas: de un gran beso que amortaje a la Vida, que acaba en el África de una agonía ardiente, ¡suicida! Hay ganas de... no tener ganas. Señor; a ti yo te señalo con el dedo deicida: hay ganas de no haber tenido corazón. (Fragmento)

Hay ganas de no haber sido creado por un Dios que no entiende cómo es ser hombre, cuyo corazón no es el mismo a pesar de haber sido creado a su imagen y semejanza, por ello se entra al terreno de la poesía, para entender y explicar desde el hombre para el hombre su propia condición de creatura abandonada a su suerte, en este punto la literatura salva, redime, construye belleza a partir del caos interno del poeta. FLORES, Ángel, op. cit., pp. 38-39.

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Charles Baudelaire afirmaba: “Así, el principio de la poesía es, estricta y simplemente, la aspiración humana hacia una belleza superior, y la manifestación de ese principio consiste en el entusiasmo del todo independiente de la pasión, que es la embriaguez del corazón, y de la verdad que es el pábulo de la razón.”35

El sueño silencioso, la embriaguez de sensaciones, el sueño de la muerte en la poesía o el sueño de la vida que se ve truncada por la angustia del vacío, vacío existencial. Es evidente a estas alturas que no tratamos aquí la realidad socio histórica del sujeto/escritor, sino la dimensión simbólica o metafísica del poeta, pero es pertinente mencionarlo aclarando que las conclusiones sólo se referirán al ámbito de las obsesiones y temas o isotopías dentro del poemario elegido. Por ello, tampoco ahondamos más en la vida de Vallejo, mencionar únicamente lo necesario de sus datos biográficos para contextualizar su estado mental y anímico al momento de escribir la obra antes citada. Porque consideramos que el hombre está tan presente en su poema que es imposible separarlos o decir que el autor se convierte en un medio del espacio poético, en este caso es imposible. El poeta español, nacionalizado mexicano Tomás Segovia asevera “yo nunca he escrito para hacer un poema o para tener una obra, sino para vivir más lúcidamente”36; seguimos en la misma loca persecución hacia la vida, la luz y el calor que emite, el cobijo de Dios, pero es justamente ese dolor y la angustia lo que lo hace universal, lo que le hace calar muy profundo en el alma de quien lo lea: VOY A HABLAR DE LA ESPERANZA Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente…37

Octavio Paz hablando de la creación afirma que el mismo acto de escritura pide (al escritor) como primer movimiento un desprenderse del mundo, casi como arrojarse al vacío, un vacío donde su mundo cotidiano desaparece, donde sus preocupaciones no son tales; el mundo se abre ante él, pero al mismo tiempo se evapora y llega entonces la hora de crear un nuevo mundo y volver a nombrar con palabras ese abrumador vacío exterior: mesa, árbol, silla, labios, nada. Pero las palabras también se han evaporado, se han fugado y el escritor se ve rodeado del silencio anterior a la palabra, el necesario y ritualizado silencio, es en ese momento maravillado por la oportunidad de renombrar, resignificar al mundo y, continúa Paz, las palabras no están ni dentro ni fuera, sino que son nosotros mismos, forman parte de nuestro ser. La palabra es nuestro propio ser.38 BAUDELAIRE, Charles, La poesía en Lecturas universitarias. Antología de lengua y literatura, UNAM, 1971, pp. 146. PASCUAL GAY, Juan, Poesía y exilio en Tomás Segovia, en Espéculo, Revista de estudios literarios, Universidad Complutense de Madrid, 2002. 37 VALLEJO, César, op. cit. Consultado, 2 de marzo de 2013. 38 PAZ, Octavio, Palabra y creación, en Lecturas universitarias, Antología de textos de lengua y literatura, UNAM, 1971, pp. 215-216 35 36

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Ahora, en Vallejo es innegable el abrazo del autor con su poesía, funcionan como unidad para entender la una y la otra, las obsesiones y el exilio ontológico del autor hacia el resto del mundo y sus fruslerías es palpable. Y cuándo nos veremos con los demás, al borde de una mañana eterna, desayunados todos! Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde yo nunca dije que me trajeran. De codos todo bañado en llanto, repito cabizbajo y vencido: hasta cuándo la cena durará.39

Comulga con el modernismo, por supuesto, Vallejo le debe a Darío, Herrera, Lugones por los “confites modernistas” que se llevó40. Pero sufre, es un hombre que se duele de los golpes que le ha dado la vida, pertenece pues a la vanguardia de la posguerra pero le da el “sazón” humano, dice Anderson Imbert: “Su emoción, sus sombras subconscientes, sus experiencias de pobreza, orfandad y sufrimiento en la cárcel, su protesta ante la injusticia, su sentimiento de piadosa fraternidad con todos los oprimidos, se levantan entre las grietas de la versificación.”41 Ahora, para concluir me ayudaré de Juan García Ponce quien apunta en su ensayo La imposibilidad de morir, que la muerte es algo inaccesible, en un terreno vedado para los vivos (173), pero existe un terreno libre, un espacio sin lugar preciso, el de las palabras donde vive la literatura (174); entonces el olvido se inserta como la única vía de salvación de nuestra condición de hombres, olvidando que somos mortales alcanzaremos la inmortalidad. Dice Ponce: “Nos damos cuenta de que el olvido de sí es una entrada al no ser que se parece en todo a la muerte. Los inmortales lo son porque habitan el espacio de la muerte.”42 El silencio en Vallejo frente a la muerte es más evidente que frente a Dios, todo lo que no se dice ante la palabra cobra sentido en la poesía, raíz que funda al poeta con sus principios terrenos. El poeta está lejos de casa y pierde seres queridos pero en la palabra sigue dialogando con sus difuntos, incluido él mismo, su muerte es la más esperada y difícil de ignorar; una de las tantas contradicciones o dualidades en la poesía de Vallejo sería que no olvida su propio ser y habita al mismo tiempo los terrenos de la muerte, terrenos donde respira, sobre todo, en la época de las pérdidas y su primera enfermedad. LA COPA NEGRA LA NOCHE ES una copa de mal. Un silbo agudo del guardia la atraviesa, cual vibrante alfiler. Oye, tú, mujerzuela, ¿cómo, si ya te fuiste, La onda aún es negra y me hace aún arder? VALLEJO, César, La cena miserable, en Obra poética completa. Consultado, 2 de marzo de 2013. ANDERSON IMBERT, Enrique, Historia de la literatura hispanoamericana, Fondo de Cultura Económica, México-Argentina, 1960, pp. 316-317. 41 Ibíd., p. 317. 42 PONCE GARCÍA, Juan, La imposibilidad de morir, en Las huellas de la voz, volumen 4. Fijaciones, México, 2001, pp. 173-188. 39 40

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La Tierra tiene bordes de féretro en la sombra. Oye, tú, mujerzuela, no vayas a volver.43

Hablaba de la unidad vida-muerte y al mismo tiempo de la relación contradictoria que se lleva dentro de la poesía. Añadiremos que las palabras nos relacionan con el otro espacio que mencionaba Ponce, el espacio de la muerte que define como espacio de ausencia, como negación de la vida44; es en este sentido que la conceptualización de la muerte y el color negro de los heraldos representan también el eterno conflicto y unidad entre los opuestos, como buen simbolista Vallejo se aprovecha de las dicotomías. Unidades que formula y así como la vida es negación de la muerte, lo negro es negación de la luz o los colores, pero conviven, no existe el uno sin el otro y puede ser que el punto de encuentro sea la palabra, rodeada de silencio y desesperación, aquella que persigue la luminosa belleza y el momento de embriaguez mística, aunque suponga recorrer tortuosos caminos, aunque suponga ser hombres que mueren de su vida como afirma Ferrari. “La angustia y el sentimiento del absurdo, la obsesión irresoluble e inexplicable en el seno de la realidad, determinarán en el poeta una elaboración particular del lenguaje. No podemos no tomarlo en cuenta en el umbral de un análisis de la escritura poética de Vallejo; el estudio de la evolución de las formas poéticas o de la sintaxis no adquiere su verdadera importancia sino en la perspectiva del sentido que toma el mundo en el espíritu del poeta, del sentido que el poeta confiere al mundo al escribir.“ (193)45

Como vemos, el dolor espiritual del hombre se refleja en la escritura sin tregua alguna, sólo desarmados frente a la angustia encontramos la verdadera literatura, a la par que la literatura vuelve su mirada hacia el espacio de la vida.46 El silencio como punto de indeterminación dotado de significado, que le otorga un peso especial a cada palabra y no a otra; palabras llenas de angustia por lo azaroso del mundo y la nula repuesta de la divinidad a la que se aspira; vivir la muerte en vida y buscando en la literatura la ascensión a estratos superiores donde no importe nada y el olvido le permita ser inmortal. Terminamos con el poema, a nuestro parecer, central de la metafísica de Vallejo: ESPERGESIA Yo nací un día que Dios estuvo enfermo. Todos saben que vivo, que soy malo; y no saben del diciembre de ese enero. Pues yo nací un día que Dios estuvo enfermo. VALLEJO, César, op. cit. Consultado, 2 de marzo de 2013. PONCE García, Juan, op. cit. 45 FERRARI, Américo, El universo poético de César Vallejo, Monte Ávila Editores, Caracas/Venezuela, 1972, pp. 192-193. 46 GARCÍA PONCE, Juan, op. cit., p. 182. 43 44

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Hay un vacío en mi aire metafísico que nadie ha de palpar: el claustro de un silencio que habló a flor de fuego. Yo nací un día que Dios estuvo enfermo.47

Y lamentablemente murió enfermo como su Dios interno, estaban graves los dos, y aún más lamentable es que luego de escribir Trilce y Poemas humanos dejó de escribir poesía. Tal vez se cansó de perseguir sombras y decidió vivir en el mundo con los hombres prácticos que no aspiran a la belleza divina o a saciar el hambre espiritual que le aquejó a un joven César.

BIBLIOGRAFÍA - ANDERSON IMBERT, Enrique, Historia de la literatura hispanoamericana, FCE, México, 1960, 420 pp. - FLORES, Ángel, César Vallejo. Síntesis biográfica, bibliografía e índice de poemas, Premia Editora, México, 1982, 146 pp. - FERRARI, Américo, El universo poético de César Vallejo, Monte Ávila Editores, Caracas/Venezuela, 1972, 355 pp. - GARCÍA Ponce, Juan, Las huellas de la voz. Volumen 4: Fijaciones, México 2001, 190 pp. - Lecturas universitarias, Antología de textos de lengua y literatura. Tomo 5, UNAM, Dirección general de publicaciones, 1971. - PASCUAL Gay, Juan, Poesía y exilio en Tomás Segovia, en Espéculo, Revista de estudios literarios, Universidad Complutense de Madrid, 2002. - VALLEJO, César, Obra poética completa (Perú 1892- París 1938), en portal. perueduca.ed.pe/estudiantes/xtras/pdf Consultado, 2 de marzo de 2013.

VALLEJO, César, op. cit.

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Modalidad: Ensayo Andrea Guerrero Rodríguez Estudiante de la Lic. en Mecatrónica

QUE HOY ENCUENTRES TU VALOR “Todo vacío produce sobre sí una fuerza de absorción proporcional a la intensidad del propio vacío, es decir que cuanto mayor es el vacío, mayor es la fuerza de succión que nace de su interior”. Miranda Lopera J.

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na mañana me levanté pensando en Heath Ledger, Jimi Hendrix, Kurt Cobain, Jim Morrison, Elvis Presley, Marilyn Monroe, Vincent Van Gogh, Virginia Woolf, Pedro Armendáriz, Lupe Vélez y Whitney Houston, y precisamente en cómo estas figuras públicas se extinguieron de este mundo y de sus propios estilos de vida por decisión personal. De acuerdo con el INEGI,48 en el 2010 se reportaron 283 suicidios en el estado de Guanajuato. 94 de ellos por jóvenes entre 15 y 24 años. 58 casos de 25 a 34 años y 54 en adultos de 35 a 44 años. Es evidente destacar que el mayor porcentaje de suicidios sucede en los jóvenes. A raíz de mis pensamientos y de la información que obtuve en el INEGI, fue entonces que me pregunté: ¿Por qué? ¿Cuáles son las causas reales que originan tales decisiones? ¿Cuál es la motivación principal de lo que se conoce como suicidio? ¿Por qué personas que tienen en apariencia una vida por delante eligen decirle no a la vida? Al observar a mi alrededor, encontré una posible respuesta, percibí falta de respeto entre las personas. ¿Cómo voy a respetar a un ser externo, si no tengo respeto hacia mi propia persona? ¿Cómo aprendo a respetar, si carezco de este conocimiento? De acuerdo con el Doctor en Psicología Viktor Frankl, autor de la logoterapia (un tipo de psicoterapia que trata de darle un sentido a la existencia humana), si no estamos dispuestos a respetarnos, entonces no estamos valorando lo que somos y a lo que venimos, carecemos de un sentido, y en la ausencia del mismo generamos un vacío existencial que necesita llenarse a toda costa. Pienso que el 95% de las personas en el mundo han experimentado vacío existencial, el otro 5% no se ha dado cuenta. El vacío existencial es un problema que creo no podemos darnos el lujo de ignorar; las noticias de asesinatos, suicidios en las calles anexas, amistades cercanas con problemas de adicción, son hechos que reflejan la complejidad de un asunto que se ha tratado de forma pero no de fondo. ¿Cuántos de nosotros hemos sido capaces de analizar la raíz del deterioro de la sociedad? ¿Cuántos se quejan? Muchos. Y ¿cuántos son los que se quejan y proponen soluciones? Creo que pocos. Por esta razón es que he decidido tomar una actitud proactiva y escribir mis reflexiones. El objetivo principal de este ensayo es exponer un acercamiento aproximado al www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/continuas/sociales/suicidio/2010/ suicidios_2010.pdf

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origen, la descripción y los efectos que generan el vacío, pero sobretodo, busco hacer conciencia de que todos en algún momento hemos experimentado esa sensación, motivar un cambio de actitud propio en cada lector. Es momento para que esa idea negativa, de que nos falta algo en la vida o de que no estamos conformes con lo que se nos ha dado, deje de limitarnos. En el mes de noviembre de 1945, el Dr. Viktor Frankl reconstruye totalmente su manuscrito de lo que fuera su primer libro: “El hombre en busca del sentido”49 y que le fue arrebatado al entrar al campo de concentración en Auschwitz. El Dr. Frankl es un claro ejemplo de que a pesar de sus adversidades se puede encontrar un sentido a la vida. Él mismo construye el concepto de vacío existencial, a raíz de sus propias vivencias (durante la Segunda Guerra Mundial) y lo transmite de generación en generación para que hoy en día sea un tema que se pueda plantear, cuestionar, analizar y solucionar. Según la física: “El vacío es la primitiva fuerza del Universo, de cuyo interior nació éste, ya que antes de nada lo que había era un vacío absoluto.”50 El vacío es una fuerza opuesta a la materia, la energía o la existencia de la propia realidad. Uniendo los planteamientos de Frankl con la física, se puede decir que el origen del vacío está en la mente y en el espíritu del ser humano. La existencia de un vacío es el indicador claro de una ausencia, de una carencia de sentido a la vida, convirtiéndose en un vacío emocional, en donde no se tiene definido el objetivo y el por qué de nuestra presencia en el mundo. Si el vacío interno tiene mayor concavidad, la razón de origen es más profunda, lo que provoca consecuencias más severas como la búsqueda de figuras emocionales que nos ayudan a cubrir ese vacío momentáneamente, en lugar de solucionarlo. Estoy en contra del vacío existencial por efectos que veo en la sociedad juvenil que me rodea: soledad, depresión, dependencia material y emocional, y desesperación que en la mayoría de los casos termina en suicidio. Octavio Paz nos resume la soledad como “el conocimiento y el sentimiento de que uno está solo, excluido del mundo” y que “no es una característica exclusivamente mexicana.” Todos los hombres, en algún momento de sus vidas, se sienten solos. Y lo están. Vivir es separarse de lo que fuimos para acercarnos a lo que seremos en el futuro. La soledad es el hecho más profundo de la condición humana. La depresión es la incapacidad de disfrutar. El ser humano se priva de apreciar, de valorar y deleitarse con las riquezas del mundo, que algún día probablemente ya no estarán presentes o ya no serán como las percibimos en la actualidad. La dependencia es la imposibilidad para desarrollar actividades de la vida diaria sin ayuda para su realización. Se divide en material y emocional. La primera se define como una vinculación adictiva hacia fármacos y medicamentos, bebidas alcohólicas, alimentos, objetos de valor económico (consumismo), juegos de casino o cualquier cosa tangible. FRANKL, Viktor, El hombre en busca del Sentido, Editorial Herder, Barcelona, 1991. SEARS W., Francis, Física Universitaria, Editorial Pearson, México, 2009.

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La segunda se refiere a trastornos enmarcados dentro de las dependencias efectivas hacia la pareja sentimental, los padres o cualquier persona que represente un afecto. Una estudiante de la Universidad de Guanajuato Campus Salamanca llegó a afirmar en una conversación casual que “su novio era la razón y el sentido de su existencia, su prioridad y que si llegaba a faltarle no podría vivir sin él”. Me pregunto si sus afirmaciones eran ciertas, empezando por la afirmación de que si llegaba a faltarle no podría seguir viviendo. La joven queda en segundo plano, en su pensamiento no hay lugar para ella. Este ejemplo nos permite plantear que el hombre apunta a algo que no es él mismo, es decir, deposita en otra persona la responsabilidad de solucionar el vacío. La desesperación es un efecto colateral causado por la depresión y por la dependencia. En casos particulares, de la dependencia surge la desesperación cuando algún afecto llega a desaparecer de nuestra vida. En el peor de los casos la desesperación desemboca en suicidios, asesinatos, delincuencia, desintegración familiar, prostitución, por mencionar los más significativos. Desde mi perspectiva, las razones principales por las que se genera el vacío existencial son: por la inconciencia, por el desconocimiento y valoración de uno mismo, por la falta de Dios en la vida, por el miedo que mata la motivación y abre las puertas del conformismo y la apatía que nos impiden visualizar una meta o un propósito. Estoy a favor de que los jóvenes universitarios tengamos un sentido en la vida que nos permita fortalecer la esencia de nuestro ser y la determinación para lograr nuestros ideales y metas. Considero que somos obreros del presente, pero los arquitectos del futuro, y si no crecemos como buenos cimientos entonces cualquier proyecto se vendrá abajo. Al hacer mención del futuro significa que ya pensamos en lo que me gustaría hacer o convertirme, dejamos la mentalidad conformista y de manera inconsciente generamos una esperanza. Nietzsche alguna vez comentó: “La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre.”51 Yo respondo con una de las frases citadas por Frankl en su libro: “Quién tiene un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo.” Por ello, propongo que para solucionar el vacío existencial se requiere caminar en un proceso con pasos firmes que describo a continuación. El primer paso es conocernos para valorar lo que somos. Sócrates alguna vez dijo: “Conócete a ti mismo.”52 Es vital hacer un análisis introspectivo de las cualidades con las que cuento, luchar para disminuir la lista de defectos, aceptando y buscando una posible solución y ante todo fortaleciendo nuestras debilidades. Una vez que me valoro internamente puedo comenzar a valorar a mi alrededor, pues ya practiqué la evaluación, y me es más fácil elevar lo bueno sobre lo malo. Hagamos conciencia padres, hijos, jóvenes, maestros, adultos, de que nuestra identidad y valía personal radica en lo que somos, difícilmente podremos perder lo que somos, pero sí las pertenencias materiales. Existencialismo, tomo 5, Enciclopedia Nuevos Logos 2000, Editorial Plaza & Janes, Madrid, 1992. SÓCRATES, El conocimiento de uno mismo, 470- 399 a.C.

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El segundo paso es valorar lo que tengo en casa, mis padres, las cosas que me han dado; su tiempo y su esfuerzo. Y hacer a un lado sus errores humanos. La gratitud es un peldaño para poder seguir escalando, el sentirme agradecido da un sentimiento de bienestar, por lo que crea en torno a mí un ambiente positivo. El tercer paso es creer y confiar en Dios. Filósofos influyentes del siglo XIX como Nietzsche y Jean Paul-Sartre descartan totalmente la necesidad de creer en Dios o en un ser supremo para encontrar el sentido de la vida. Pero, por otro lado, en el siglo XX el filósofo alemán Karl Jaspers, el teólogo Gabriel Marcel, físicos, matemáticos o astrónomos como Kepler, Copérnico, Galileo, Newton, Ampere, Gauss, Cauchy, Edison, Plank, Marconi y Einstein (reconocidos por la ciencia más que por sus ideas religiosas) se declararon a favor de un creador del universo comprometido con su mantenimiento. Incluso Alva Edison llegó a decir: “Mi máximo respeto y mi máxima admiración a todos los ingenieros, especialmente al mayor de todos: Dios.”53 Una vez logrados estos primeros tres pasos, visualicemos un horizonte sin fronteras donde podamos plantearnos una aspiración, una meta que conseguir, un ideal que conquistar. Al principio tenderemos a plantearnos propósitos inalcanzables, pero conforme vayamos avanzando dejaremos esos propósitos por otros mucho más sólidos y dinámicos. Es importante que en el viaje emprendido hacia la meta trabajemos la expresividad y la creatividad, que busquemos valores éticos para practicarlos, que le demos un realce al sentido del humor y la risa, a lo que nos gusta, que perdamos el miedo a ser valientes, y sobretodo que aceptemos el dolor y que aprendamos verdaderamente a transformarlo en crecimiento. En “La insoportable levedad del ser”54 Milan Kundera se pregunta si el vértigo es el miedo a la caída y responde que no, que es el deseo de lanzarse. Para enfrentar el vacío es necesario parar de correr, detenerse, asomarse al abismo y registrar el deseo profundo de dejarse llevar. La mayoría huye de esa sensación angustiosa, pero quienes la dejan entrar, aunque al principio difícilmente esto les provoque alegría, una vez que pasan del otro lado han recuperado para su vida un sentido personal y salen fortalecidos. El vacío interior nos permite encontrar el equilibrio emocional y encontrar un sentido, una dirección hacia donde caminar. Es momento de ocuparnos de la situación, cada segundo y día que invirtamos en la resolución de la problemática se regresará con mucho más frutos. No tengamos miedo. Es el momento de tomar conciencia de que podemos ser seres imperfectos, pero satisfechos y completos. Desconozco muchos temas de filosofía, tendencias existencialistas, desconozco los primeros psicólogos en plantearse el vacío, pero soy una estudiante de Ingeniería que al igual que muchos ha llegado a sentir un vacío en su vida, y que gracias al http://www.taringa.net/posts/imagenes/10076621/24-Frases-Teistas.htm KUNDERA, Milan, La insoportable levedad del ser, Tusquets Editores, México, 2002.

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plantearme las causas, consecuencias y posibles soluciones tratadas en el escrito, pude encontrarme a fondo para darme cuenta que soy un ser humano lleno de aspiraciones y propuestas, una de ellas manifestada en este escrito. Hay que reconocer que nos hemos sentido incompletos, pero éste es nuestro momento, mientras alcanzamos nuestro futuro, creamos de verdad que es posible un cambio de visión. Hoy es el día justo para comenzar a hacer lo correcto, a trabajar intrínsecamente para ofrecer lo mejor de ti. El sentirte satisfecho te da el poder sobre ti mismo y por ende sobre los demás. Es momento de ponerte a pensar, si has cuestionado, por lo menos una vez, la razón de tu existencia. Pregúntate: ¿Qué caso tiene habitar en la Tierra si soy consciente que mi destino ineludible será la muerte? ¿Qué importancia tiene la muerte si no me importa la vida? No permitamos que el suicidio continúe siendo una acción desesperada del vacío emocional que nace en la mente y que sobretodo vive en el corazón de todos los que habitamos en este mundo. Como dijo Obama, en su más reciente visita a México: “...mientras que el mundo moderno cambia alrededor de nosotros, es el espíritu de la juventud, su optimismo, idealismo y su voluntad por deshacerse de viejos hábitos, lo que guiará el mundo hacia adelante”.

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Modalidad: Cuento Andrea García Pérez Estudiante de la Lic. en Ingeniería en Alimentos

EL PRIMERO Y EL ÚLTIMO I racias por todo y perdóname por haberte hecho tanto daño. Al decirle esto me tomó entre sus brazos y me besó, me besó con pasión, con intensidad, con ganas de que aquel beso se prolongara hasta la eternidad y de que yo le correspondiera, que le dijera que todo había sido un mal chiste, que me arrepentía y que quería pasar el resto de mi vida a su lado, pero no. Habíamos terminado hace ya cuatro años y tenía tres años decidida a no volver a incluirlo en mi vida, ya no lo amaba, lo quiero mucho aún, eso es cierto, pero ya no lo amo, lo saqué de mi vida, aunque eso fue como amputarme un miembro, me acostumbré a vivir sin él, pero siempre lo recuerdo, aun a veces me hace falta, pero me dañaba más tenerlo.

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Así que esa tarde ni siquiera correspondí ese beso, ese beso que promete ser el último y que fue tan parecido al primero. II NUESTRO PRIMER BESO Lo recuerdo como si hubiese sido ayer, y aunque fue ayer el último beso, de aquel primer beso que voy a contar han pasado siete años, ocho meses y casi catorce días, él fue mi primer amor, mi primer amor intenso, el amor que me llevó a vivir como ahora vivo, el amor que me enseñó que la realidad y los sueños son tan lejanos como cercanos. Cierto es lo que dicen de que el primer amor nunca se olvida… Era la tarde del veinticuatro de diciembre de dos mil tres cuando me llegó un mensaje de texto en mi celular “celular, “¿puedes salir? Quiero darte un regalo de navidad.” Debo confesar que aún recuerdo aquella sensación de mil mariposas revoloteando en mi estómago, el temblor de mis manos y mis piernas, y de cómo tenía que idear todo un plan perfecto para escaparme de casa para verlo, tenía que prever hasta la más ridícula complicación, nadie tenía que darse cuenta de mi ausencia para evitarme problemas, cuestionamientos y castigos, pero era de una mente tan ágil, que yo misma me sorprendo de lo calculadora que era a mis catorce años. Después de planearlo todo en treinta segundos, contesté: “no me gustan los regalos de navidad, pero quiero verte, llámame.” Los detalles del cómo y porqué, prefiero omitirlos, sólo diré que terminamos frente a frente, solos, en una calle iluminada escasamente por una lámpara vieja del alumbrado público -¿Puedo besarte? Cuando me hizo esa pregunta pude ver delante 105


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de mí dos caminos y de la repuesta que estaba a punto de dar dependería toda mi vida, -no exagero cuando lo digo- y juro que pude ver todo, de haber dicho no, no estaría escribiendo. Así que, después de pensar decidí sentir, simplemente sentir y arriesgarme a actuar en contra de toda cordura. No hablo de este primer beso porque haya sido el mejor, el más bonito o el más apasionado, hablo de este beso porque es el beso que marcó mi vida. De hecho, debo confesar que en cuanto sentí que sus labios tocaron los míos me paralicé, y me paralicé de tal manera que no recuerdo ni siquiera haber respirado, recuerdo que pensaba tantas cosas; me sudaban las manos, me daba pena mi inexperiencia, me provocaba risa mi miedo, no quería que se separara de mí para no tener que volver a verlo a la cara. Me acarició la mejilla, soltó una pequeña sonrisa y me abrazó con fuerza. No pude volver a verlo los siguientes veinte minutos que estuvimos juntos. Ese beso abrió una puerta hacia un lugar al que nunca imaginé ir. III EL ÚLTIMO BESO Al final de nuestra relación, yo era muy diferente a la persona que lo besó por primera vez, ya no importaba idear planes perfectos, entonces ya no me interesaba si había complicaciones, cuestionamientos o castigos. Simplemente había decidido ser dueña de mi vida y no aceptar nada de nadie. Mis pensamientos y mis actos eran míos, tan míos que los guardaba dentro de mí, y una vez que pensaba o hacia algo no volvía a recordarlo jamás. Me hacía feliz soñar, y soñaba tanto que prefería dormir todo el día y aun despierta soñaba, soñaba con un futuro donde pudiera sacar aquellos pensamientos y contar aquellas acciones que tenía guardadas dentro, donde pudiera sonreír mientras contaba los planes perfectos que trazaba para escaparme de la casa, de la escuela, de mis clases de canto, todo para pasar veinte o treinta minutos al lado de aquel hombre que tanto amé. Pero la realidad me golpeaba cada vez más fuerte. Y fue esa misma realidad la que me hizo dejarlo y dejarlo para siempre. Fue difícil volver a planear mi vida después de vivir tres años girando en torno suyo, pero cuando un clavo saca a otro es más fácil. Y ayer después de años, años que significan cambios y experiencia, volví a encontrarme con él, como encontrarme con un amigo, al menos de mi parte. Pero él buscaba algo más, algo que yo ya no estoy dispuesta a corresponder y mientras le hablaba de lo que pienso y de lo que siento, le aseguré que no volvería a incluirlo en mi vida. -Busca a otra mujer. Le dije. -Cuando encuentre otra mujer con tu voz, con tu cara, tu cuerpo, tus virtudes y tus defectos, ese día encontraré el amor. Yo te amo. Ante esto lo único que pude responder fue: -Gracias por todo y perdóname por haberte hecho tanto daño. FIN 106


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Modalidad: Cuento Sergio Eduardo González Ramírez Estudiante de la Lic. en Filosofía

EL ÚLTIMO ADIÓS A ESE LUNAR

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unca creí que algo así pasaría, pero pasó. De pronto contemplé mi vida caer en picada. Perdí toda noción de autoestima y observé mi espíritu degradado a un punto obsceno. Puede parecer una excusa, pero en realidad no estaba preparado para soportar tragedia semejante. Cansancio fue todo lo que existió en esta relación enfermiza de la cual no recordaba el principio ni veía el final. Me afectaba tanto estar con ella, del mismo modo que no estarlo, porque nuestro trato era agotador un segundo y al siguiente se tornaba completamente reconfortante. Nuestra relación era básicamente un vaivén, subidas y bajadas, pues muy a menudo llegaba a un punto en el cual no aguantaba siquiera pensar en ella, sin embargo a los tres segundos de sentirle distante, me absorbía una soledad verdaderamente aterradora que poco a poco consumía mi interior, comenzando en los huesos, propagándose por mis venas, devorándome. Ahora entiendo que las cosas sucedieron tal y como lo hicieron únicamente por culpa mía, porque la celaba demasiado, pero lo hice porque la quería, porque la amaba. La amé desde aquella ocasión en la que la vi por primera vez. En dicho momento que me pareció eterno, pensé en romper la barrera que nos separaba, que me impedía tomarla en mis manos. Desde ese momento creció en mí una clase de resentimiento, de rencor hacia cualquiera que pensara en tenerla, cualquiera que la contemplara con ojos de deseo. Es cierto que la celaba, demasiado tal vez. Si lo hacía era porque no soportaba la idea de estar sin ella. Incluso llegué a considerar el tomarla, apartarla de todo, crear un espacio vacío en el cual nada hubiera más que nosotros dos. Imaginé, mejor dicho, soñé con la posteridad, la eternidad que nos esperaba en esa unión infinita. Llegó el momento en que por fin fue mía, obviamente, lleno de júbilo no pude callarlo. Lo pregoné a los cuatro vientos. ¡Cómo no hacerlo si ella era tan especial, tan perfecta! Fui el tipo más feliz del mundo…, por poco tiempo. Entre nosotros todo iba bien, hasta que sucedió lo inevitable. El momento se dio, en que mis celos malditos me superaron y no pude seguir tragándolos. ¿Por qué? Aún no lo sé. Simplemente perdí el control. Desconfiaba, mas no de ella. Desconfiaba de los ojos que la miraban, de las intenciones que hacia ella tenían, del mundo entero que la rodeaba. Y sin mayor aviso, una repentina y extraña sensación de calor en mi cuerpo, mis celos estallaron en una explosión de ira, provocándole así los peores instantes de su nada larga existencia. 107


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La siguiente imagen está en mi mente tan presente como si la observara en este preciso momento. Ella, tan espléndida como siempre, con ese magnífico brillo que la identificaba, se encontraba en el prado, con Joaquín. Parecían disfrutar un momento muy grato. Hurgando en la sucia conciencia de mi retorcida mente no encontré motivo alguno para que se diera dicho encuentro. Justo entonces mi sangre hirvió en mis venas, mi temperatura y mi ritmo cardiaco aceleraron de golpe. Sin palabras de por medio corrí hacia Joaquín, le aventé contra el piso y comencé a golpearlo. Le grité que no volviera a acercarse a ella, que no le pertenecía. Que lo volvería a golpear si lo hacía de nuevo. Ella ya no estaba ahí. Volteé a buscarla por todos lados y la vi, tenía un tono más pálido de lo habitual. Parecía atraída por una fuerza desconocida hacia la calle. Corrí hacia ella, no pude detenerla. Un rechinar de llantas y un sonido todavía más fuerte me dejaron congelado. El carro no alcanzó a frenar, ella fue arrollada. No pude detenerlo. Inundado en llanto corrí hacia ella. La tomé en mis manos. Las palabras salían con dificultad de mi boca. Me sentí destrozado. Lloré amargamente, como un niño. Ahora he venido a darle el último adiós. Estoy en el lugar donde sus restos estarán por mucho, mucho tiempo. Sigo llorando, lamentándome, pensando si las cosas pudieran haber sido de otra forma. Pero con estos pensamientos ya no puedo solucionar nada. El llanto sigue corriendo por mis mejillas. Desconsolado me despido: “Adiós querida mía. Siempre recordaré tu pequeño lunar, hermosa pelota de hule”. FIN

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Modalidad: Cuento Alejandro Garrigós Rojas Estudiante de la Lic. en Letras Españolas

GABRIEL Y EL ANCIANO

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abriel se encuentra solo en su casa de madera, abrazada por un denso y sombrío bosque de arbustos retorcidos. La noche es agradablemente fría y, junto al hogar, descansa la leña dispuesta a arder y calentar la morada durante el inminente invierno. El hermoso adolescente se ha sentado en la cama. Su tierna cara se ilumina con la luz de la enorme luna llena. Viste un pijama de algodón y sus cabellos se encuentran dulcemente revueltos. Todo el bosque experimenta una calma albina. Más allá se expande la nocturnal neblina brotando del suelo negruzco, empapada en el rocío de la medianoche. Más allá, la extensión de los poblados. Sentado sobre su cama, el adolescente ojea un libro de leyendas. Ha estado ocupado desde el crepúsculo leyendo narraciones de hombres que vuelven de la tumba, cuentos de princesas encerradas en un castillo de soledad en ruinas. En su ancha cama se extienden migas de galletas y otros libros de cuentos, abiertos; entre ellos, un extraño y antiguo libro forrado de cuero, cosido a mano y con grandes letras capitales dibujadas a mano, que recopila oscuros y tradicionales mitos locales. Su padre, la única persona con la que comparte la casa, le ha hecho estos regalos y se ha marchado –dejándolo un par de días solo, como cada mes- a la compra de provisiones al pueblo más cercano, allá, más allá del bosque todo lleno de secretos. Poco a poco, Gabriel empieza a sentirse intranquilo, empieza a sentir que algo va lentamente marchando mal en su organismo, como si las galletas que recién terminó de comer le hubieran causado empacho. Su sentido del oído se agudiza gradualmente al grado de que le es posible escuchar los ruidos más mínimos. Al mismo tiempo, empieza a percibir, entre todos, un zumbido que se hace cada vez más molesto, más taladrante. Repentinamente y sin razón aparente, las ventanas se golpean por un viento helado. En la distancia, los aullidos de los lobos se van multiplicando. Toda la habitación experimenta un súbito cambio. Las páginas de los libros se revuelven por este viento inusual, el aire se torna denso y complicado de respirar de tal modo que el sofoco posee a nuestro Gabriel, quien tose y tose. Su corazón se agita impetuosamente como un pájaro enloquecido, objeto de la confusión y los aguijonazos del pánico. Los finos vellos de su cuerpo se han erguido agudamente. Recuerda su aislamiento y una extraña certeza, más que un presentimiento, lo obliga a atrancar las puertas con sillas y cajones. Huye y se esconde en el baño. El pavor producido, el viento agitando las ramas y quebrándolas en el exterior lo estremece hasta el borde de la locura. Para este momento, las aves guardadas en sus jaulas ya se habían agitado frenéticamente durante prolongados minutos y habían muerto, debido a un estrés descomunal. Algo ha entrada en su casa. -Soy yo. 109


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(Una imagen es enviada a la mente de Gabriel, permaneciendo por una fracción de segundo, suspensa y tensa, como una fotografía). Pero Gabriel es incapaz de reconocer esa voz sin voz, susurrante, abatida y melancólica que le ha hablado; voz que Gabriel escucha, más no con sus oídos, sino dentro de su cabeza, en su mente. Horrorizado hasta lo inimaginable, grita hasta el mero límite de su voz. Desea creer que todo esto no es más que una perturbadora y cruel pesadilla. Quiere creer que se ha quedado dormido con la mente envuelta por un mar de tétrica fantasía, y que ésta le ha creado esta pesadilla; que todo esto es sólo una alucinación que terminará con el despertar, en el confort de su cama. El baño se ha tornado gélido, pero el cuerpo de Gabriel expira calientes sudores. El espejo del baño se empaña y escurre, debido al aliento de una entidad invisible. Gabriel mira dentro del espejo y la misma imagen se proyecta en su mente: un anciano que lo saluda sentado en una roca a la orilla de un río. La misma imagen aparece y desaparece en su mente mientras Gabriel mira el espejo, intermitentemente, velozmente. Gabriel queda un instante perplejo, aturdido por ese prodigio. Entonces, como acatando una orden, la bombilla que ilumina el baño explota; el fulgor rojo de la resistencia de ésta crepita y se extingue. Oscuridad absoluta. Es algo, como una sombra semihumana que se siente pesada, lo que a Gabriel acompaña. - Soy yo. Recuerda. Repite esa voz sin voz cansada y vieja, esa frecuencia telepática que va directo al cerebro de Gabriel. Entonces, un interés despierta en el adolescente; la duda abandona su frente crispada, evaporándose. De algún modo la voz le suena familiar y Gabriel empieza a calmarse, sintiendo arribar a él una ola de inmenso bienestar. Y lentamente se produce el placentero cambio. Uno a uno sus músculos van cediendo a una grandiosa sensación de paz, sumisos. Gabriel siente una oleada eléctrica que recorre su espina dorsal mientras en su mente se proyectan imágenes de cuando él era un niño, un niño pequeño. Y como ese niño pequeño es como ahora se siente. En su mente cruza una prodigiosa sucesión de imágenes, de una nitidez increíble. En ellas, Gabriel es sólo un crío con las mejillas sonrosadas de inocencia. Usa overoles de mezclilla y en su cabello se enredan las abejas. Camina las veredas que su padre ha forjado. Su piel es tersa lo mismo que el durazno. En la distancia su padre lo saluda con el sombrero y, con un blanco pañuelo, seca el sudor en su semblante y vuelve a sus faenas con el rastrillo en mano. Las mariposas diseminan el colorido polvo de sus alas por el ambiente; el arcoíris se tiende de montaña a montaña. Mientras Gabriel está bajo el influjo de este trance, el viento en el interior de la casa ciñe sus perfiles y la cosa en su baño se materializa junto a él, en la forma de un anciano. Un anciano vestido de negro y que usa bastón. El anciano cierra sus ojos y, bajo sus párpados, sus globos oculares tiemblan inconsistentes, como quien está profundamente enamorado. La cosa se advierte sumamente ansiosa. Sus labios resecos apunto de morder el cuello del adolescente extasiado se detienen víctimas de la culpa y el remordimiento. Persiste en el intento de posar su desértica boca en ese cuello joven, pero fracasa de nuevo. Sabe que no puede lastimarlo. Lo 110


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ama demasiado. Vuelve a intentarlo. No puede. Intenta tocarlo. No puede. Por más que alarga esas manos arrugadas y feas no se atreve a posarlas sobre el cuerpo de Gabriel. La pesada bruma del fracaso lo envuelve, lo aprieta, obligándolo a tirarse de rodillas sobre el mosaico sucio, como pidiendo disculpas. El cielo se ha nublado terriblemente. Las sombras devoran la luna de imprevisto. Debilitado, torpe y temeroso la cosa camina con la cabeza caída, como quien ha sido humillado. Huye del lugar. Pestilentes lágrimas escurren por sus mejillas mientras esconde la cara entre sus manos. Mientras el éxtasis sigue poseyendo a Gabriel, su cuerpo emite un brillo amarillo, como el de los santos dibujados en los vitrales de las catedrales. En su dorso, el placer fluye en rítmicas ondas, en forma de espasmos. Sigue viendo proyectada en su mente su memoria holográfica a la inversa: ve el potro que su padre le acaba de regalar la semana pasada, se ve a sí mismo peinando esas crines duras. Ve los circundantes sembradíos donde ha crecido, los patos salvajes emigrando siempre hacia el Sur, la esplendorosa magia de los estíos, el cielo gris de las largas borrascas. Y en esta sucesión, finalmente, lo ve a él. Sí es el mismo. El mismo anciano, pero hace años, cuando Gabriel era un niño, un niño frágil y curioso. Y el anciano lo está tocando. Está sobando su cuerpo de infante con esos dedos largos, lo está como midiendo mientras acaricia sus mejillas con esas afiladas uñas largas. Gabriel observa en sus visiones cómo el anciano acaricia su tierna entrepierna y, mientras esta memoria se proyecta en su mente, siente una descarga eléctrica jugando en sus genitales. Gabriel se toca y la electricidad fluye de sus genitales a su mano, para luego escapar atraída hacia donde pendía la bombilla quebrada ahora en minúsculos fragmentos intangibles. La descarga ha iluminado en su efímera duración el cuarto de baño de un color fosforescente, como una multitud de luciérnagas. Gabriel camina a la inversa por un camino en el bosque de sus recuerdos. Al fondo del camino el anciano le sonríe llamándole, sentado en una roca junto al río. Camina a la inversa por el mismo camino, el camino que conducía al anciano que a Gabriel cautivaba. Una mariposa roja. Gabriel estaba siguiendo a una mariposa cuando llegó misteriosamente hasta el extraño personaje. Gabriel ha recordado. A Gabriel le gustaba sentir esa energía que salía de los dedos pálidos y rugosos del anciano y le hacía sentir como en un sueño glorioso. El anciano descansaba en la misma roca, Gabriel iba a él y el anciano lo tocaba, todos los días, durante una extraña temporada. Fueron días plenos, llenados de magia, en los que Gabriel era depositario de misteriosos goces, revelaciones y gracias. El anciano no dejó un solo día de controlar sus emociones a su favor aun en la distancia, de dirigir sus sueños alimentándose de esa pura y virginal energía que le robaba y lo dejaba tiernamente agotado, durmiendo un sopor de ángel sobre la hierba húmeda. Días en los que el anciano habitó en su mente, haciendo un trabajo persistente y logrado, gobernando su vida mediante la fascinación. Hasta que un día el anciano le dijo al oído mientras le besaba: - Me iré. Pero vendré otra vez, para llevarte conmigo. Sí, Gabriel ha recordado. El anciano se fue con la tarde, encorvado, apoyándose en su bastón por la estrecha vereda mientras Gabriel lo observaba alejarse, llevando 111


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consigo el perfecto mundo de ensoñaciones al que lo había acostumbrado. Pero, ahora que el sigilo se le ha terminado de revelar, la negrura se instala violentamente en su frente y pierde todos los expandidos sentidos. No ve nada. Ve sólo una inmensidad negra. Y duerme un sueño sin sueños. A la mañana siguiente, Gabriel despierta tremendamente lúcido y descansado. Se sorprende de encontrarse recostado en el baño junto al retrete. Por el suelo se disemina el vidrio de la bombilla rota. Confundido, toca su entrepierna y cree recordar algo, pero no con claridad. Camina en su cuarto con pasos cortos, inspeccionando el lugar. En su cuarto las cosas lucen como cuando las vio por vez la noche anterior, excepto por algunos detalles: los cajones no están en sus gavetas pues se obstinan tras las puertas. Y sobre su cama los libros están cerrados, excepto uno; y en ese mismo libro el dibujo en tinta hecho a mano de un anciano vestido de negro y con bastón, parece mirarle a los ojos y sonreírle, sentado sobre una roca al lado de un río. Entonces Gabriel recuerda otra vez.

FIN

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Modalidad: Cuento Héctor Ricardo Mujica Licea Estudiante de la Lic. en Diseño Gráfico

LA REINA DEL HORMIGUERO

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o hace mucho tiempo, en un lugar lleno de diversidad de plantas y animales se encontraba un hormiguero donde vivía un pequeño héroe que salvó a una colonia entera de las exigencias de su reina. Las diminutas obreras parecían que no descansaban porque se les veía trabajar por horas y horas, algunas de ellas no soportaban la hora laboral y caían exhaustas. Entre ellas se encontraba Larry la más pequeña de las hormigas y la heroína de este cuento. Un día se agruparon para reclamarle a la reina que no trabajarían más hasta que les redujera algunas de sus horas de trabajo, a esto la respuesta de la reina fue clara: - Les reduciré su hora laboral a cambio de que me traigan una serie de cosas durante diez días. Por la respuesta que dio se mostró comprensiva, a lo que las obreras aceptaron su oferta sin pensarlo dos veces. La reina regresó a su dormitorio a pensar qué es lo que les pediría a las hormigas. Así esa misma tarde descansaron y empezaron el día siguiente. Y es aquí donde comienza la recolección de cosas. En el día 1, la reina ya tenía su plan bien elaborado, juntó a todas sus obreras y les pidió que para empezar con el primer día le llevaran algo de color azul, las hormigas se dispersaron yendo por todo lo que pudieran recolectar, al cabo de unos minutos la primer hormiga en llegar llevó unas moras azules; la segunda hormiga traía un pedazo de un lápiz de ese color; y la tercera cargaba una tapa de un plumón, y así fueron llegando varias hormigas con más cosas azules. El día 2 la reina les pidió algo de color amarillo, a lo que las hormigas no perdieron tiempo y fueron por todo lo que vieran de ese color, después de unos minutos las primeras en llegar llevaron: un pétalo de un girasol pequeño, un globo ya roto, un trozo de manzana y otras cosas. El día 3 la reina les pidió algo de color rojo…, la primer hormiga llevó un listón muy corto, la segunda una fresa algo fresca, la tercer hormiga cargaba una cereza. Así pasaron los días, 1, 2, 3…, 4, 5, 6, 7 y 8. En el día 9 la reina les pidió algo transparente, a lo que las hormigas le llevaron una gota de agua, un pedazo de plástico, una canica, un cristal brillante, entre otras cosas. La reina ya preocupada veía que las hormigas llevaban todo y más de lo que ella les pedía, pero ésta se mostraba desinteresada en cada cosa que le mostraban, cuando pensaba en qué cosa les podía pedir para el día final se dio cuenta de que no les había pedido algo muy importante. 113


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En la mañana del día 10 la reina les comentó que por ser el último día les pediría algo muy grande, tan grande como el hormiguero y a la vez tan liviano como una pluma. Las hormigas quedaron confundidas y aun así se fueron en busca de ese algo que fuera tan grande y a la vez tan liviano. Pasaron minutos y nadie había llevado cosa alguna, la reina no estaba dispuesta a acceder a las peticiones de las hormigas obreras, y Larry quien también fue en busca de algo que sorprendiera a la reina, vio que cerca del hormiguero ya no quedaban más que piedras, ramas, y otras cosas que no le servían. Parecía un desierto ya que todas las plantas que estaban a rededor del hormiguero desaparecieron. Larry se dio cuenta de que todo ya lo habían recolectado y por un momento pensó que la reina las estaba utilizando para terminar la recolección del año en esos 10 días. No le dio mucha importancia y empezó a recorrer un largo camino hasta llegar a un rancho donde se encontró con más de una cosa de gran tamaño. Trató de mover muchas de las cosas que encontraba, aparte de que estaba cansada y ya no podía regresarse por ayuda. Fue cuando de pronto vio que frente a él estaba un papalote, y estaba seguro de que le gustaría a la reina y serviría también para que les cumpliera la promesa de ser más comprensiva y reducir las horas de trabajo. La hormiguita trató de mover el papalote pero sus esfuerzos eran en vano, no había alguien que le pudiera ayudar, fue en ese momento que el aire levantó poco a poco el papalote que se elevó a una gran altura. Lo que hizo Larry fue agarrarse de donde pudo del papalote, al momento sintió miedo pero eso se le olvidó en un segundo. Tardó en controlar el papalote y cuando lo hizo lo dirigió hacia su hormiguero. -¡Estoy volando!, ¡estoy volando! Decía Larry muy emocionado. Aún faltaba tiempo para poder entregar el obsequio. A lo lejos Larry vio que todas las hormiguitas estaban desanimadas, peleando unas con otras, la reina sólo esperaba el momento para darles la mala noticia, cuando de pronto vió que en el cielo se iba acercando un papalote de muchos colores. Larry perdió el control del papalote haciendo que las demás hormigas fueran a ayudarla, la cola del papalote era muy larga se atoró en la rama de un arbusto seco, rápidamente las hormigas sujetaron los extremos del papalote hasta que pudieron bajarlo completamente y poner a Larry a salvo. La reina conmovida por la gran hazaña de la hormiguita cambió de parecer y cumplió su promesa. Desde ese momento las hormiguitas tuvieron tiempo de sobra para descansar después de un gran día de trabajo. “No importa que tan pequeño sea el esfuerzo siempre te dará buenos y grandes resultados”. FIN

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Modalidad: Cuento Marco Antonio Torres Torres Estudiante de la Lic. en Filosofía

PERSONIFICACIÓN I onó el despertador y como siempre tardó en levantarse más de lo debido, fue ahí cuando se dio cuenta que se había quedado dormido con el disfraz de retardo una vez más. Amaneció con el sentimiento de que había perdido algo pero no podía perder tiempo en sus cavilaciones matutinas, porque justo había visto pasar al conejo que siempre va tarde y sabía que su discurso, esta vez como cada mañana, iba dirigido a él. Rápidamente tratando de alcanzarlo corrió al baño, tomó una ducha, se arregló y se cambió el disfraz al de estudiante, tenía clase y ya iba tarde; salió y compró un desayuno mal balanceado en la tienda donde la muchacha de todos los días lo recibía disfrazada de “¿qué le voy a servir?” y antes de irse se cambiaba inmediatamente al monótono y vacío “que tenga un buen día”.

S

Todo el camino rumbo a la escuela no pudo sacar de su cabeza el pensamiento de que algo había perdido pero no sabía qué cosa era, y, obviamente, menos tenía idea de dónde podría encontrar tal objeto. Transcurrió el día, saludó a sus compañeros que portaban su habitual disfraz de eruditos, unos cuantos más lo acompañaban en su disfraz de estudiante y transcurrieron las habituales horas escuchando al sujeto que monologaba al frente del salón modelando una curiosa mezcla entre un mecenas y un Spinoza, o un Aristóteles, o un Kant, o un Gadamer, o un Hegel, o el filósofo muerto de su preferencia. Terminó el horario escolar y salieron para compartir puntos de vista mientras portaban un disfraz caracterizado por el tema literario que acababan de rentar en su tienda de disfraces favorita, la biblioteca escolar. Como le gustaba mostrar versatilidad en su vestir diario no soportó el encontrarse semejante a todos los demás. Salió a interpretar el personaje de un torpe estudiante de lenguas, para luego salir corriendo a otra función diaria donde interpretaría el papel de un cómico bailarín falto de talento, pero con suficiente capacidad rítmica y con un gusto por el escenario que contrarrestaría los múltiples errores que su personaje debía ejecutar al momento de bailar. Todos los momentos en los que la esclavizante dama rutina le daba un respiro los ocupaba para tratar de recordar lo que era el objeto que le hacía falta desde el momento de su despertar, justo estaba a punto de recordarlo cuando apareció la tierna figura de Ella cargando sus múltiples y bellos disfraces en una mochila multicolor. Apenas se lograba ver la punta de las zapatillas de un disfraz de dotada bailarina, el cual se acababa de cambiar por el de un diagrama que calendarizaba un sinfín de actividades que seguían perdiéndose en unos ojos cafés que lo distrajeron de su lectura. Caminaron de la mano pasando por el disfraz del profesor de danza titulado “nos vemos mañana”, que se cambiaba rápidamente al de padre, con todo y achaques a granel. Siguieron caminando topándose con personalidades disfrazadas del chico 115


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“¿buscan un buen lugar para cenar?”, y la señora “tamales a diez”, a lo que ellos sin titubear les contestaban con sus ensayados conjuntos de “no muchas gracias estamos bien”. Sentados en una banca Ella se disfrazó de un magnífico confesionario y él le siguió el juego convirtiéndose en un balde cargado de historias, pensamientos vagos y penurias; continuaron el juego intercambiando sus respectivas caracterizaciones e ignorando al conejo, que siempre va tarde, que pasó saltando entre ellos dos y tirándoles el jueguito. Huyeron de la turba que jugaba a ser ciudadanos decentes y comunes para llegar a la casa de Ella en cuyo portón su compañera ya portaba de nuevo su disfraz calendarizado. Estuvo a punto de preguntarle porque no quería seguir jugando y, de paso, si había visto algún objeto de su pertenencia, del cual él no se hubiera dado cuenta de su pérdida, pero se metió a nadar de nuevo en la figura tan repleta de símbolos fascinantes de su compañera que cuando volvió de tal espectáculo ya se encontraba sola en medio de la calle turbulenta. Caminó ignorando la pasarela de almas ausentes como la suya, madres apuradas y jóvenes cobardes caracterizados de asaltantes y adictos, los cuales llevaban años con el mismo disfraz debido a que cuando eran niños en la juguetería los reyes magos nunca pudieron encontrar su disfraz de superhéroe y habían crecido con la creencia de que debían sacar su propia caracterización de los desechos de la sociedad. A mitad del camino y con su capucha roja de criatura atormentada recordó por fin que su estado tan ausente se debía a que llevaba meses extraviado su disfraz favorito, el primero que recibió en su primera fiesta de disfraces cuando un sujeto jugando a ser médico lo tomó entre sus brazos y declaró ”aquí está su niño doctora”. Ya no recordaba la apariencia de ese pequeño disfraz pero sabía que cuando lo viera lo reconocería al instante. LLegó, se desnudó por completo y abalanzó veinte años de penas en la búsqueda de sin igual objeto, obstinado en encontrarlo al precio de su rutina. II Han pasado los días y su débil cuerpo se ha quedado sin fuerzas para seguir buscando, se ha resignado a que nunca volverá a ver ese disfraz más que en recuerdos fotográficos que no saben expresar su esencia, y en una memoria que, al igual que sus disfraces restantes, se deteriora con el tiempo. Desde entonces se ha dado cuenta que al ver su desesperación los otros disfraces se han unido unos con otros y lo ha entendido todo. Nunca volverá a portar su tan querido disfraz original, ahora tiene millones más de los cuales los más antiguos, al igual que el original, se han ido disolviendo en el polvo de la habitación. Y teme que si permanece en su obstinada búsqueda los disfraces se seguirán disolviendo y cuando quiera salir de la habitación todos sus miembros se caerán y se los llevará la turba. Hasta la fecha sigue confeccionando disfraces con los cuales se une en una cadena que espera nunca termine. Es gracioso como se han gestado las cosas, ahora su existencia se resume en una constante construcción para escapar de su total disolución, sin embargo, después de los días de búsqueda ha contemplado que en cierto punto los carretes de hilo se acabarán y él correrá la misma suerte que sus disfraces. FIN 116


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Modalidad: Poesía Sergio Eduardo González Ramírez Estudiante de la Lic. en Filosofía

¿CÓMO TE ATREVES? ¿Cómo te atreves a preguntarme si te quiero? Cuando con cada furtiva mirada tuya, mi cuerpo se tensa y se paraliza, como por el efecto del veneno de algún predador, trayéndome la idea de que mi muerte se acerca, y no me queda nada más que esperarla. ¿Cómo te atreves a preguntarme si te quiero? Cuando bien sabes que me desvivo por solamente poder respirar de tu aliento, prolongando aún más la agonía que me agobia, cada vez que no te encuentro al lado mío. ¿Cómo te atreves a preguntarme si te quiero? Cuando no hago más que repetirte que el sentido de mi vida es provocarte placer, hacerte feliz, aun dejando atrás hasta mi propia felicidad, archivando en los recuerdos mi propia vida. Dime, ¡cómo te atreves a preguntármelo! Acaso no está del todo claro que en realidad yo no te quiero, que en realidad yo te amo.

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Modalidad: Poesía Jorge Hernández Sánchez Estudiante de la Lic. en Filosofía

LIBRE DE TI Oye corazón creía que nos habíamos olvidado te asomas y te escondes te veo y te descubro en los rincones de la casa en los parques y en la calle en la alcoba en la luna en todas partes si necesitas algo tómalo yo reclamo para mí tu voz la que me servía de jaula para mis miedos para mis penas mis sinrazones mis delirios no hallo el modo de olvidarte de no sentirte no sigas escondiéndote para poder dejarnos sin ilusionarnos en el intento cuando comienzo a dejar de pensarte a descansar de ti de pronto estás sentada a lado mío.

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Modalidad: Poesía Diego Armando Ceballos Arriega Estudiante de la Lic. en Artes Escénicas VERANO El otoño por dicha y coincidencia se encontró al radiante verano; lo agobió por tanto calor. Mientras que en su interior, despertaba una extraña emoción. El otoño lleno de anhelo, vació en palabras su confesión: su más grande secreto. “Verano, ráptame de mí mismo, de mi naturaleza melancólica. Con tu voz, plena de fuerza melódica; rescátame de mi soledad mórbida. Deja mi suelo desnudo, remueve con tus manos todas y cada una de mis hojas. Con tu piel de arena blanca, reclama con yugo mis secas alabanzas.” El otoño se detuvo a indagar un momento, recuperándose de la opresión: su mayor tormento. ¿Cuándo se ha visto al verano entregarse al otoño, en una ventisca; en el feroz mes de mayo? El otoño sufre, impulsado de arrebatos continúa escribiendo; invadido por sentimientos que vuelven su valor pleno. “¿Sabes cómo aumenta mi hambre de afecto; la insolencia, al saber de nuestro amor 121


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prohibido y “estacionalmente” incorrecto? Pero, tenerte lejos me causa más que extrañarte. Tenerte cerca me causa más que desearte.” El otoño suplica; esperando que algún día, sepa el verano es autor de su pena y alegría.

“Si sucumbieras ante mi plegaria; podría morirme contento en ese instante, sin antes demostrar quererte hasta el desgaste. Verano, en tu infinita presencia me has cautivado. Sin saber en ti, que es lo que más veo; a fuerza de simpatía me vas enredando. Verano, tu fuerte brisa me hace desear; que mis hojas fueran un mar de tu propiedad. Olas que vuelves mareas, huracanes que me aniquilan sin tregua. Verano, con tus ojos color tequila; refrescas el desdén de mi fatiga y desdicha. Verano, me peligras cada vez que me regalas una sonrisa; provocando en mí, la clara evidencia al incendiar mis mejillas. Verano, me gusta tu presencia; es justa, totalmente exacta tu altura. 122


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Tu marcada ausencia se vuelve letal, al final del día cuando te veo marchar. Verano, muéstrate ante mí para irnos lejos; para hacer ese dulce viaje que hace falta en estos tiempos. Allá donde valientes amantes viven, sin pena cuando los miren.”

“Sin saber porque me has cautivado cálido verano, ven a mí; para poner fin a esta mediocre condena; rompiendo así, mi infame cadena. Verano, poséeme tal cual sol se apodera del árbol; hasta reverdecer déjame exhausto. Sin soltarme de tus brazos; agrava mi corazón con suspiros y emociones, mientras me impongo valientemente a cambiar mis colores. Verano, al sentir tu calor me vuelvo fuerte y radiante. Con la brisa de tu voz, siento el control quebrantarse. Verano, deseo que hable por mí un encuentro de suspiros entrecortados; para sentir así tu cabello hermosamente desaliñado. 123


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Verano, provócame con tu aroma. La mezcla exquisita de sudor que refresca y calma; mojando mi pecho cuando me abrazas. Pongo fin a esta pasión durmiente. Despiértame verano, ya no puedo ser paciente, quiero que salgas de mi recámara para hacer el día siguiente…”

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Modalidad: Poesía Alejandro Garrigós Rojas Estudiante de la Lic. en Letras Españolas

RESPLANDOR DEL ORO AMANERADO INVITACIÓN Rompe la expectativa y ven a posar desnudo para mí. Haz la fiesta de mis hormonas. Dame oportunidad de brillar entonces como una supernova posada ya para siempre sobre tu techo... Te quiero por lo que no tengo tuyo; e imagino: una lluvia plateada tras muchas cervezas, el pie amordazando mi boca, la bragueta palpitando en mi cara... La orgía con los más bellos de nuestros amigos, el cigarro tras la diaria muerte pequeña. Y, algún día, la cama conyugal sin riñas posibles por las sábanas ni hormigas que suban por migajas… Ven a imitar la lubricidad del perro conmigo. Ven a rodearme. Ven a darme cucharaditas de ti cuando enfermo, a exprimirte en mis caldos. A contar conmigo los cabellos de la noche y recobrar la inocencia en un juego de adultos. Hazme la vida posible. Ven escuchar de mí, al oído, palabras mágicas que te hagan querer tocar estrellas con la mano: mi poesía a la orilla del mundo…

LIMÍTROFE -Vuelvo a caer en las trampas de tu sonrisa. Vuelvo a ceder al resplandor de tu oro amanerado…Aún no sé si podré darte algún día mi diminuto tamaño envuelto en el mapa de mi cerebro, 125


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mis recortes de esperanza y la puerta aún cerrada de mi recto camino al bien, para que hagas con ello lo que quieras… Tampoco sé si bajo las mismas bóvedas incandescentes de tu altar, sigues proyectando tu sombra sobre mí o si es que para abrigar mis feminoides ocupaciones la he creado a semejanza de mi anhelo. Hay mañanas en que me visto con leve túnica de celofán, imaginando que camino hasta tu puerta y me dejo quedar allí, frente a tu sorpresa, como si fuese una canasta de frutas maduras de la estación o algo mejor que apurarías en el desayuno. No hay nada más cierto entonces que la necrosis de mis ojos que no te ven prender fuego a mis linos, una muñeca llorando espinas. Y el tacón roto. Pero, para enfrentar la irrealidad de estas y otras insolubles ecuaciones, no basta amarte aún más con lo que es compresible de mi sueño. Basta animarme a decírtelo en voz baja, con precaución y junto a una vela encendida.

ESAS MANOS QUE ME DESORDENAN No te lo había dicho; pero tus manos me crean teatro privado de ensueño y morbosas proyecciones. Me hacen pensar y pensar. Pensar en el amor: ¿Cuántas manos tuyas medirá mi espalda? ¿Cuántas palmadas tuyas bastarán en mis hombros para que así me confirmes tu afinidad? Hay veces que estoy más solo que siempre y te imagino y me sorprendo recorriéndome la piel, siempre hacia mi sur. 126


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Pero no, no es suficiente esto. Quiero estar tendido en tu cama y que dibujes con tu mano en mi cuerpo geografías imposibles. Y que allí, en sus pantanos lascivos y lechosos, en sus densas humedades, me hunda lentamente. Tus manos no son del todo ordinarias: son plantas carnívoras que aprisionan al insecto azul, la patria de musgo, un equinoccio de laxitudes… Su piel me habla secretamente de una ternura que no muere, cuyos atributos exactos -mango, guanábanasólo pueden revelarse en el delirio. Ya. Necesito que me toques. Sálvame así de la locura, de esta inquietud aniquilándome en la que sólo es segura una palabra: DESEO Pero tú… Pero yo… ¿Para qué la distancia? ¿Por qué no, simple y sencillamente, entregarnos a un duelo de caricias frenéticas, a una auscultación más desesperada por esperada, matándonos de placer de una buena vez?

ELOCUENCIA En un zapato tuyo quisiera vivir, minúsculo y ebrio de amor, como una abeja histérica que sólo sabría decir tu nombre, como un mosquito succionador de tu sangre… En él cruzaría el océano remando tenazmente hasta el borde de la desarticulación de mis brazos, hasta la tierra en que encuentre la estatua erguida de tu cuerpo, símbolo del poder y la fornicación violenta. ¿Por qué te amo tan bárbaramente que quisiera que fueras un virus para llevarte siempre dentro de mí manteniéndome enfermo, delirante de fiebres? Llevarte como un cuchillo que se clavara más y más en mi vientre con cada suspiro 127


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para recordarme la ley ineludible del amor. Pero ningún poema es suficiente para que decirte lo que sólo podría decirte lamiendo tus testículos sudados… No otra manera de ser. O soy de ti ¡o me extermino! ¡Que caiga una lluvia de fuego sobre toda bondad, que un agujero negro engulla todo el universo si nunca te vuelvo a ver…!

AMOR ASÍ Mi pensamiento ha adquirido las dimensiones del espanto y el castigo: es ya unas tijeras que podan mis mínimas capacidades, ya una silla eléctrica que se activa si vuelvo a pensar en ti. (¿Y el corazón? ¡Una bomba de tiempo…!) Hay días muy últimamente en los que me siento a la orilla mí mismo sólo para esperar verte pasar; en los que el aire, por mí enrarecido, apaga las pocas señales que me atrevo a encender buscando tu atención. Hay noches de plomo. Que aplastan... Quiero ir a donde tú vayas, seguirte como un perro babeante, pero cariñoso, que retoce dando vueltas a tus pies buscando tu mínima caricia. Y porque te amo a sangre fría… Salgo de mí, voy en tu persecución como una alondra queriendo disparar al cazador. Pero no pretendo asesinarte; sino sólo hacerte un poco de daño, por comprobar que existes.

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VOLUNTADES Si yo fuera un violín en tus manos, no me importa ser un violín triste, siempre que me tocaras con esa habilidad tuya de arrancar gemidos obscenos. Que no sólo rasgaras mis cuerdas: también carne y voluntad. Quiero vivir siempre dependiente de tu amor, porque eres mi única manera de relación con el mundo. Pero, a pesar de la liviandad con que hablo de tu esmegma, no me des palabras para volar a alturas ilusorias si no podré siquiera, de un paño abandonado junto al retrete, respirar el olor de tus genitales. ¿No ves que cuanto más me alejas más te amo? ¿Qué entre más ridículos seamos, pero juntos, es mejor? Ay, me digo poeta para decir sandeces; para comer golosamente, hincado, de tu mano que sabe premiar mis desorganizaciones… Pongan una esponja impregnada de tu sudor en mi boca, un ofrecimiento de licores rosados junto a la cama de clavos donde habremos de yacer. Seré, desde ahora y hasta que alguien me asesine por odio, tu muñeca sexual de plástico...

A TUS LABIOS Tus labios son tan finos que, parece, podrían quebrarse al besarme. Como de niño son, si bien los miro enmarcados en tan tremenda adultez, adiestrada por sí misma en violar con la lengua florecillas púberes, en beber su néctar escurridizo para así emborracharse… Y se me antoja lamer de ellos todo lo que me sea ofrecido: una saliva alcohólica, rastros de cocaína, 129


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un terrón de azúcar extraviado como nosotros. Que tus labios me devoren sin que tu atención repare en ello, tan naturalmente, como natural es el asesinato… O mejor aún: que me recorran a besos haciéndome reír más allá de los límites de la locura. (De tus labios quiero mamar todo lo que necesitaré antes de morir. Debido a ellos quiero morir.) Déjame en tus labios ensayar todo lo anormal que la libido pueda imaginar. Prémiame luego con un escupitajo. Y, si quieres, hazme cachitos para que, asado, tus labios me saboreen. Y luego me desprecien.

RELIGIÓN Eres mi dios de metales afilados y dulces espectáculos al alba, vigoroso caballo que embiste al viento y muerde el verano delicioso para compartirlo conmigo. Encarnación de la saciedad del libertinaje, falo altísimo, señor por quien me humillo, te amo hasta la punta más minúscula de tu cuerpo, hasta el rincón más oscuro... Semental, rey de mi sangre, relámpago de verdad en que me reconozco vivo, dueño al fin de tu látigo y tus admoniciones, del horno en que arde tu sexo a fuego lento. Contigo rompo la distancia y doblo alfileres de tiempo. Enciérrame adentro de tu cuerpo para vivir el trato duro de tus necesidades. Ténsame como cuerda alrededor tuyo. Clávame a tus muestrarios dispensadores de prodigios. Llévame como una costra que no puedas removerte sin sangrar. Creo en ti con ojos vendados, hasta el fin de mis tiempos, 130


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templo de luz en el camino de la prostitución, fuente de néctares y barnices que gotea adentro de mí y hace nacer rosas donde antes hubo ceniza…

PRINCIPIO DEL DISPLACER Qué delicia dormir en tu pecho. Qué callada sensación despertar en tus brazos, rosado y tibio por la luz del alba… Desearía pensar que, cuando estoy contigo, nada me lastima. Pero pronto me conmuevo y lloro, porque te amo hasta la tortura: me extraes los dientes sin anestesia, amputas mis gónadas con un abrecartas, pones un bozal en mi hocico para que no pueda quejarme... Saqueas mi cráneo para que no deba dejarte. Como bailarina manca de caja musical, girando en una pequeña órbita oxidada: así estoy siendo por ti... Daños irreversibles me produces. Mírame adherido a este hábitat disfuncional. ¿Acaso estamos así de separados? Todo el amor que a ti disparo en defensa propia, de tu pecho resbala, indiferente a mi celo y mi capricho. Orgulloso plancho tus camisas humedecidas con mis lágrimas, enjuago tus pies con mis lágrimas, sacio todos tus impulsos naturales de hombre: esos que te empujan a penetrar y desgarrar... No te pido nada a cambio; sólo mirarte mirarme de vez en cuando. ¿Cómo puedes después hacerme a un lado tan así, como a cabello caído junto al desagüe? 131


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DEL QUE VINO Y SE FUE SIN AVISO ¡Qué lejos estás, alma mía! Más lejos que la reconciliación con Dios, y la posibilidad siquiera de levantarme y permanecer de pie, para beber agua sin ahogarme. ¿Cómo olvidarte ahora, cómo olvidar esa angustia de saberte tan cerca de mi puerta y no poder correr a ti en medio de la gente que se espantaba de mi forma tan animal de besarte, de esa codicia con que enredaba mis brazos a tu cuello, de la pistola que no escondías, de tu extranjería y la chispa de nuestros ojos más viva que cualquier infierno? No. No puedo cruzar montañas de separación y arenas alternativamente heladas y quemantes sólo por volver a contar tus cabellos, cerciorarme de tu comodidad y ofrecerme para calmar tu sed. Allí donde las águilas ciernen su rapiña sobre la soledad del desierto, allí mi pensamiento va contigo, viajero que viniste como un torbellino a mi patria y te llevaste mi paz, mi virginidad... Si sabías que te irías sin remedio, ¿por qué te empeñaste en enamorarme así, en sonar engaños en mi oído? ¡Qué lejos estás, alma mía! Pero qué cerca, aquí, bienquisto, en mi mano sobando mis piernas con ardor... LA NOCHE DEL CORAZÓN Te has ido, brevedad de la inocencia del amor; y no puedo siquiera buscarte: todo entero me estás vedado. Querer desgarrar, con este pequeño cuchillo de mi voz, el corazón de la tiniebla por traerte, sería como pecar un millón de veces: imposible volver las enigmáticas páginas del libro del destino. 132


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No. Nada es suficiente. Ni la herencia legítima de tus zapatos de baile, el espejo donde aprendiste a peinarte, la cama con las sábanas intactas, la silla en la que practicabas la correcta postura del caballero, ni lo demás: todo lo que sin ti sobra. Oscuridad total. Se apagó hasta la última estrella, se ha congelado la atmósfera. El cielo está herméticamente cerrado. ¿Cómo vivir, si eras mi única forma de vida, la soldadura de mis huesos, la velocidad de mi sangre, mi única persona para conjugar el verbo amar, el universo detenido sólo para que pudiera jugar con él? ¿Cómo resucitar a las golondrinas del verano que han muerto contigo? ¿Cómo pensar en otra cosa que no sea mi propia muerte? ¿Cómo evitar querer seguir el cortejo de La Muerte, encantadora, ladrona de niños, destructora de hogares? Cuervos aletean en mi ventana queriendo entrar a devorar el cadáver andante que soy. Copa de sombras, voy derramándome amargamente. Y un demonio me hiere, si pretendo olvidarte. Esta soledad, esta ruina, este cansancio infinito, este grito horrendo hendiendo el vacío… No... Ya no quiero hablar… NOSTALGIA DEL SER QUERIDO Dejó ya su huella en la arena de la memoria. No pasó inadvertido entre los ojos en que su imagen se posó como un agua limpia. Cuando a veces solíamos llamarlo temprana o tardíamente había de responder. Una señal o menos y ya todo volvía a ser benigno… Cosas importantes faltan sin él que nos colmaba pero debía -normalmente- esperar. 133


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(Repartía a manos llenas su algarabía sin importar que, de manera evidente, fuera por no hacer tediosa la obligación…) Queremos volver a devorar esa pulpa de fruto veraniego traslúcido, tener para nosotros su semilla generosa: el centro de todo después de todo. Porque el deseo sólo es congruente consigo mismo… Basta ahora, para no traicionar la bienandanza, tocar gentilmente la mano que queda, compartir su vivo recuerdo como un pan solar, llenos de gozo, porque existió…

NOTA Y quiero que mi amante ahora seas tú. Que modeles mis afectos; y me guíes a tu cama para darme el beso de las buenas noches, cada noche. Discutir nuestros planes en una mesa la que estemos sólo los dos y donde tú tengas siempre la última palabra, la última cerveza. Mi opinión por tu voluntad deberá ser torneada. Por ti seré todo esponja. Porque eres como un chorro de semen que salpica mi fantasía. Oblígame. Haz.

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Nuestra gratitud a los miembros del Jurado Calificador en los Concursos Espiral 2013, por aportar su visión y apoyar el talento de los estudiantes; del mismo modo nuestro reconocimiento a quienes trabajaron con los participantes en concursos-talleres de esta edición: Dra. Inés Ferrero Cándenas, Dra. Asunción del Carmen Rangel López, Mtro. Juan Manuel Ramírez Palomares, Mtra. Marevna Mercedes Gámez Guerrero, Mtro. Nicolás Hernández Guillén, Mtra. Lila Solórzano Esqueda, Dr. Felipe Oliver Fuentes Kraffczyk, Lic. Juana Graciela López Rojas, Prof. Javier Contreras Vásquez, C. Diana Michelle Bouttier González, C. Ruth Xiomara Aguilar Rincón, C. Josué Elías Rosillo Galván, C. Samuel Rosales Márquez, Lic. María Graciela Parra Domínguez, Lic. Gabriela del Carmen Cano.

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