Editorial
La Moda es mucho más que un fenómeno social. Es cultura y es arte. Como lo es el cine. En la historia del cine hay vestidos que han marcado más que la película y son más recordadas por sus estilismos que por otra cosa. Son vestidos que han quedado guardados en la retina de nosotros -los espectadores- y nos acompañan siempre. La moda los ha fusilado millones de veces, algunas con acierto y otras no tanto. Las editoriales de moda se inspiran temporada tras temporada en ellos. Edith Head es la responsable de algunos de esos vestidos más míticos del cine clásico de Hollywood, prendas que hicieron soñar a las generaciones del pasado y aún lo consiguen en nuestros días. No sé si se la podría considerar como la mejor diseñadora de vestuario de la historia de Hollywood, pero por calidad, tenacidad y longevidad profesional no cabe duda de que ha sido una de las más grandes. A ella le gustaba colaborar con el actor en la creación del personaje, hacía actuar a los vestidos, le gustaba imaginar ropa que creara personajes y que contara historias. Su trabajo iba bastante más allá de hacer un boceto y plasmarlo en tela. Otra figura atemporal es Balenciaga. Hablar de él, es hablar de un estilo eterno, de alta costura, de feminidad y el lujo por los detalles. Es hablar de arquitectura, de escultura y siluetas perfectas. Son los dorados años de la moda, a los que volvemos con añoranza frente al low cost que invade las calles de las grandes urbes como una plaga que ha de ser erradicada. Es el signo de un tiempo cuyo combustible es la novedad y la velocidad, y que sin embargo, siente la curiosidad nostálgica por lo clásico. Esa dualidad más palpable que nunca ha inspirado a La Mode. Bienvenidos al presente, al pasado y al futuro.
Annette Gausí
CONTENIDOS
Objeto de deseo: 2.55 Channel 10
Edith Head 12
De boda: Grace Kelly 24
Balenciaga 26
6 La Mode 2016
CONTENIDOS
El verano de nuestra vida 24
Vestidos de cine 36
She is FANtastic 40 Extras 47 7 La Mode 2016
STAFF
La Mode Directora ANNAÏS GAUSÍ
Redactora Jefe
Directora de moda
Director de arte
MARÍA J.C. MORENO
COURTNEY LOVE
J. MASCIS
Jefa de belleza
Jefa de producción
Jefa de diseño
ISABEL DE VALOÍS
ANA GIL
GRACE CODDINGTON
Produccción
Redactora jefa de moda
Editora gráfica
ALEX J.C.JIMÉNEZ
DIANA VREELAND
CARMELA GARDÓN
Asistente de redacción
Estilista senior
Maquetación
DAVID J.C.JIMÉNEZ
HELENA BOHAN CARTER
Estilista LUCRECIA BORGIA
La Mode PUBLICIDAD Directora de marketing · ISA LEDESMA Directora general · ROSA MORENO RUIZ MADRID
Calle Fuencarral, 32. Tel. 9172870000 · Fax 9145678900
Coordinadora · VICTORIA ESPINOSA Directora comercial · JONI MITCHELL Subdirectora de publicidad · MAR BERMÚDEZ Directora de publicidad Internacional · NURIA MATEO Directora comercial digital · WANDA JACKSON Jefa de publicidad · PRISCILLA PRESLEY Depósito legal M-0506-2016
ISSN:1234-958M 2016
8 La Mode 2016
MARÍA J.C.MORENo
COLABORADORAS
Frenchy
Sandy
Rizzo
Vive en Estados Unidos pero estudió Estética y Peluquería en la Universidad Complutense de Madrid. Años después entró en la Escuela Americana de Cine y Televisión de California. Gracias a esto ha tenido varias incursiones en la dirección artística, tanto en la publicidad como en Ficción. Actualmente trabaja también como ilustradora en revistas de tirada Nacional e Internacional.
Esta fotógrafa sevillana, se fue a Londres a vivir un año y redescubrió la pasión que ya de pequeña le había inculcado su madre, durante sus paseos por el parque de María Luisa. Con esa inspiración regresó a España y dio una vuelta de 360º a su vida. Ha publicado en las revistas más prestigiosas del mundo, sus retratos y editoriales de moda a los que imprime un personalísimo aire cinematográfico.
Nació en Roma. Es periodista de formación y escritora y poeta de vocación. Fue redactora jefa de las revistas Harper`s Bazaar Italia y Vogue España, subdirectora de Another Magazine y Esquire. Entre sus novelas figuran Summer nights, o Fredy my love (ambas con la editorial Lumen). Desde hace dos meses vive en Pensacola junto a su perro Kenickie
Ilustradora
Fotógrafa
9 La Mode 2016
Periodista
2.55 43 La Mode 2016
OBJETO DE DESEO
E
l 2.55 de Chanel, el modelo más emblemático de la maison, nació en febrero de 1955 –de ahí su nombre–. La diseñadora lo creó para liberar a las mujeres de la esclavitud de los bolsos de mano inspirándose en las bolsas que llevaban los soldados. Es una pequeña cajita de piel acolchada de 20 centímetros de largo. Por dentro está forrado de una piel color borgoña (el color del uniforme que llevaba Coco en el orfanato) y tiene tres prácticos bolsillos de fuelle, dos más anchos en los extremos y uno más pequeño en el centro para guardar la barra de labios. La doble solapa de cierre tiene un bolsillo camuflado bautizado con el ilustrativo nombre de ‘secreto’ y la cadena de metal y piel se desliza sobre dos ojales dorados para graduar su medida. Cada detalle, cada pieza tiene una razón de ser, como todas las creaciones de Coco Chanel. Para darle aún más personalidad a la pieza –“deben tener percha”, exigía
ella–, se estampa la icónica ‘doble C’ en el interior, como si de un escudo se tratara, y se incorpora en el cierre a modo de broche dorado de oro fino. Cada temporada, el 2.55 se reinventa con nuevos materiales, tejidos, colores y tamaños. El director creativo de la firma, Karl Lagerfeld, incluso lo metamorfosea en mochila, riñonera o neceser, demostrando así la versatilidad de uno de los diseños más prácticos y bellos de la historia de la moda. El cierre del actual 2.55 incorpora ahora una ‘doble C’ chapada en oro de tres micras, y su piel acolchada adquiere a veces formas distintas a la tradicional cuadrícula. Un pequeño pueblo a las afueras de París concentra toda la producción mundial de esta emblemática pieza, que atesora 18 horas de trabajo y entre 6 y 15 personas involucradas en su proceso de creación, que consta de más de 180 etapas, todas indispensables y completamente artesanales. En definitiva, un complemento femenino que trascerá en la historia de la moda.
11 La Mode 2016
Edith Head Sin formación en arte y diseño, autodidacta, con una enorme
intuición y un grado de sensibilidad para captar lo que las estrellas y directores querían, la convirtieron en una auténtica leyenda en las décadas doradas del cine americano. Texto de Rizzo Fotografía de Sandy
43 La Mode 2016
43 La Mode 2016
E
s sin duda la diseñadora de vestuario más famosa de la historia del cine. Vistió a la mayoría de estrellas del cine clásico, tanto en la pantalla, (participó en 1.131 películas), como fuera de ella. Sus diseños se convirtieron en una solución segura para la mayoría de actrices, cuando tenían compromisos tanto profesionales como personales. Su estilo es discreto, capaz de sorprender tanto en los modelos más sencillos como en los más opulentos. Trabajó prácticamente con casi todos los grandes del cine. Incluso estando en plantilla de dos de las productoras más importantes de la historia -Paramount y Universal- era requerida por otros estudios para vestir a sus estrellas. Dice la leyenda que cuando ganó su primer Óscar, al llegar a casa tras la ceremonia, se puso a hacerle un traje al dorado premio, para que no estuviera desnudo. La pasión por su profesión y capacidad de trabajo caracterizó la vida de Edith Head. Es la mujer con más estatuillas de la historia, ganó en 8 ocasiones y fue nominada 35 veces. Edith Claire Posener nació en San Bernardino, California el 28 de Octubre de 1897. Hija de padres judíos, se quedó con su madre Anna, al separarse ésta de su marido, la cual se casó posteriormente en 1905 con el ingeniero Frank Spare. Pasó una infancia caracterizada por los continuos cambios de residencia, debidos al trabajo de su padre adoptivo. Años más tarde cuando se le preguntaba sobre esos primeros años de su vida, solo se acordaba de su estancia en Searchlight, Nevada. Pero sin duda, uno de los aspectos de los que más orgullosa estaba de aquella época, era que gracias a su padrastro heredó su fe católica. Curiosamente Edith se licencia en Filosofía y Letras, con honores en francés, por la Universidad de California, en Berkley. Ganando en 1919 un Máster en Lenguas Romances por la Universidad de Stanford, dos años después tras su paso por el Bishop School en la Jolla, pasaría a ser profesora de francés en una escuela para chicas en Hollywood, allí para poder aumentar su salario se ofreció a dar clases extras de arte, cuando lo único que 14 La Mode 2016
oficialmente había estudiado de esta disciplina era en su época del instituto. Para mejorar sus conocimientos de dibujo, los cuales eran muy rudimentarios, se matriculó en clases nocturnas en el Chourniard Art College. Allí conocería a su primer marido, Charles Head, el cual era el hermano de una compañera de clase. Este matrimonio no duró mucho, aunque no se divorciarían hasta 1936. Ese apellido jamás desaparecería de su nombre, incluso lo conservaría como nombre artístico cuando se casó con el que fue el hombre de su vida, el diseñador de decorados Wiard Ihnen. Tras un breve paso por el mundo publicitario entró en Paramount, curiosamente fueron unos dibujos de sus alumnos los que le sirvieron como carta de presentación, aquellos diseños serían para Los Diez Mandamientos. Pero su talento no tardó en surgir, así se hace cargo del departamento de vestuario tras la renuncia de Travis Barton, con el que inicia su carrera en el cine, (posteriormente conocido como Howard Greer) en 1938. La viveza y personalidad de sus diseños la convirtieron rápidamente en una personalidad dentro del ambiente de Hollywood. Esas gafas negras, y ese peinado contribuirán al mito. En la época del cine clásico se trata de forma muy inteligente la forma de presentar a las estrellas. Hay una regla en la que cuando la película se sitúa en una época contemporánea, se huye de la moda más inmediata. Pues se supone que una película puede tardar casi dos años desde que finaliza su rodaje hasta su estreno. Edith se adecua perfectamente a esto. Por
“Ser una mezcla de psiquiatra, artista, diseñadora de moda, costurera, historiadora, canguro y agente.” ejemplo, ella intentaba evitar los estampados, optando la mayoría de las veces por los tejidos lisos, creando un estilo inconfundible. Naturalmente sabe perfectamente relacionarse con las estrellas. Ella entra en su mundo, pero a última hora casi siempre termina imponiéndose. La relación de amistad con las actrices llegará a salir del mero trabajo cinematográfico, pues sus colecciones son deslumbrantes. Con muchas de ellas entabló una relación de amistad, su secreto para conseguirlo según decía: “ser una mezcla de psiquiatra, artista, diseñadora de moda, costurera, historiadora, canguro y agente”. Cuentan que antes de diseñar el vestuario de una película hablaba con
las actrices durante días para intentar captar aquello con lo que ellas más cómodas pudieran encontrarse. Tenía claro que una actriz jamás se pondría aquello que no le gustara. Sin embargo tal era la seguridad en su trabajo, unido a su fuerte carácter, que tuvo numerosos conflictos con algunos directores o actrices, como sucedió con el director Mitchell Leisen. Edith Head diseñaba desde camisetas, incluso hasta trajes de novia, como el que lució Natalie Wood en su boda. También es destacable su labor como escritora y articulista, en revistas como Vogue. Puso de moda el pareo o el sarong, dio forma al estilo masculino, ajustó trajes, alargó y acortó vestidos, utilizó las joyas como complemento, puso plumas y lentejuelas…en definitiva creó un estilo propio. Es difícil concretar en una carrera tan extensa, y laureada, sus diseños más importantes. En una entrevista en 1958 hablaba sobre su profesión “Lo que hacemos es una mezcla entre magia y camuflaje. Logramos que el público crea que cada vez que ve a un actor en la pantalla es una persona diferente”. Así, en Eva al Desnudo (1950), a Bette Davis le habían tomado mal las medidas de los hombros y se le caían los tirantes, además el escote cuadrado no le favorecía nada. En un alarde de ingenio Edith Head decidió que mostrara los hombros y le puso un broche, convirtiéndose en uno de sus diseños más destacados. Aquel estilo decadente que luce Gloria Swanson, como Norma Desmond, en El Crepúsculo de los Dioses (1950) es obra de ella. Quién se puede olvidar de la sobriedad del vestuario de Marlene Dietrich
en Testigo de Cargo (1957). Esa elegancia que lucen aquellos timadores, encarnados por Robert Redford y Paul Newman en El Golpe (1973). Pero sin lugar a dudas, una de sus colaboraciones más fructíferas, fue en las películas de su amigo Alfred Hitchcock. Los vestidos de Grace Kelly en La Ventana Indiscreta o en Atrapa a un Ladrón son inolvidables, la sofisticación de Tippi Hedren en Marnie La ladrona (1964), ya no solo en el impresionante vestuario, hasta en los complementos. Incluso no debemos olvidar los diseños que hizo para el último film del maestro británico, la incomprendida por muchos, La Trama (1976). Aunque sin dudas sus creaciones más memorables serían las que luce Kim Novak en Vértigo. Curiosamente fue aquí, durante el rodaje de este maravilloso y complejo film, el cual por cierto, ya encabeza las listas de las mejores películas de la historia del cine, donde se puso a prueba la paciencia de la diseñadora, años más tarde confesaría lo siguiente: “Yo no suelo meterme en líos pero trabajar con Kim Novak, para su papel en Vértigo, puso a prueba todo mi aguante psicológico”.
“Yo no suelo meterme en líos pero trabajar con Kim Novak, para su papel en Vértigo, puso a prueba todo mi aguante psicológico”
Algunas de sus creaciones han dado lugar a modas posteriores. Así, muchas mujeres han querido tener una falda plisada como la de Audrey Hepburn en Vacaciones en Roma (1953), o el traje blanco de Elisabeth Taylor en La Senda de los Elefantes (1954). Naturalmente, su fama no tardó en crear enemistades en ese mundo. Sus detractores, la mayoría de sus compañeros de profesión eran de sexo masculino, le pusieron el pseudónimo de la “reina de las blusas”. Su clara postura contra la sindicación, en el campo del diseño de vestuario en los estudios es conocida. Edith defendió siempre el sistema de estudio clásico, el que posibilitó que una persona como ella con una formación académica, brillante, pero alejada del campo
17 La Mode 2016
EN ESTA PÁGINA Audrey Hepburn y Edith Head durante el rodaje de Vacaciones en Roma.1953
EN LA SIGUIENTE PÁGINA Sofía Loren y Edith Head. 1956
18 La Mode 2016
19 La Mode 2016
EN ESTA PÁGINA: Gloria Swanson y Edith Head durante el rodaje de Sunset Blvd. 1950
EN LA SIGUIENTE PÁGINA: Edith Head en el paseo de la fama. 1974
artístico, pudiera demostrar a la larga, sus capacidades. Lo que ocurría es que el sistema de acreditación tendía a olvidar el trabajo de muchas personas que estaban en plantilla o que ocasionalmente colaboraban. En Desayuno con Diamantes, la propia Audrey Hepburn le impuso colaborar con su amigo Givenchy a lo cual accedió de mala gana, pero le dejó relegado a la sombra, ni apareció en los títulos de crédito ni le mencionó tan siquiera cuando ganó el Oscar. Tras la venta de Paramount a finales de los sesenta entrará a figurar en la plantilla de la Universal. En 1974 fue galardonada con una estrella en el paseo de la fama de Hollywood. Estuvo trabajando hasta dos semanas antes de su muerte en 1981, a los 84 años, de una extraña enfermedad sanguínea. Cuentan que incluso estuvo saludando a los turistas del tour del estudio Universal. El legado de Edith Head siempre estará entre todos los aficionados, críticos, profesionales de la industria del cine, y cada vez más debido a las numerosas exposiciones sobre sus creaciones, publicaciones, documentales, etc., entre los amantes de la moda y el arte. q
“You can have
anything you want in life,
if you dress for it”
Edith Head
DE BODA Grace Kelly y Rainiero de Mรณnaco 19 de abril 1955
FotografĂa
de Sandy Texto de Eve Harrington
B LEN CI G
A
A
La simplificaciรณn de la forma.
A
C
ristóbal Balenciaga fue testigo de los cambios en la moda impulsados por Coco Chanel. Sus propios comienzos como aprendiz de sastre en San Sebastián datan de las mismas fechas en las que Chanel empezaba a diseñar sus sombreros en Royallieu, y sus primeros viajes a París como jefe de la sección de confección de les Grands Magasins du Louvre coinciden con las primeras apariciones en la prensa de moda de Coco Chanel. “Además, la reina Victoria Eugenia era clienta de Chanel en Biarritz, y un importante icono de moda en la España del momento. Tuve ocasión de asistir al cambio en la moda introducido por Chanel viendo a la reina y a las mujeres que seguían su estilo, en el mismo San Sebastián”. Pero tendría, además, ocasión de admirar aquellas novedades de Chanel en la “exposición” de sus diseños que se celebró en el Hotel María Cristina de la capital guipuzcoana en septiembre de 1972. No existe constancia de cuándo se produjo este primer encuentro entre ellos; numerosos testimonios dan cuenta de que a lo largo de sus prolongadas trayectorias profesionales mantuvieron una relación de amistad, aunque sufriera algunos altibajos, algo que no tuvieron reparos en confesar públicamente. Chanel se refería a usted como “el único a quien admiro”. Usted manifestó en el Times de 1971, la revolución en el vestir que habían supuesto las innovaciones introducidas por Chanel. “Fue una mutua admiración profesional, ella quitó todo el exceso y la parafernalia imperante”. Es en este punto donde radica la verdadera influencia de la couturière francesa en la obra de Balenciaga. El modisto descubrió en el estilo de Chanel que, en la eliminación, estaba la clave de la verdadera elegancia. El propio carácter y la educación humilde del modisto contribuyeron a la sobriedad de sus diseños, pero la moda que Chanel lanzó al comienzo de la década de 1910, y de cuyo éxito Balenciaga fue testigo, influyó considerablemente en la formación de su propia estética. Pocos diseñadores de la alta costura francesa supieron captar y plasmar este principio de simplificación como lo hizo Balenciaga.
En este sentido, puede decirse que la visión balenciaguesca de la moda es profundamente chaneliana. Hay quien, como por ejemplo Madsen, define las creaciones del modisto, especialmente las de la noche, como demasiado formalistas, en el sentido de que podían tener excesivo volumen o presencia escultórica. Pero, incluso en este apartado donde aparece el Balenciaga más visual, no es posible clasificar su moda como barroca. De la misma forma que no lo eran los vestidos de noche, profusamente adornados en pedrería e inspirados en la iconografía rusa de los ballets de Diaghilev, que Chanel lanzó en la primera década de los años veinte. “Estas masas”, analiza Jean-Marie Floch, “siguen siendo espacios claramente delimitados, que en modo alguno ponen en cuestión el ordenamiento clásico de la silueta general”. La estética de ambos estuvo basada, sobre todo, en la simplicidad y en la pureza de líneas; el adorno era un concepto secundario, un añadido que sólo resultaba equilibrado gracias al uso de grandes piezas de tela que permitían armonizar bordados y pedrerías. Esta jación por la linealidad y por aislar las formas, son características propias de la visión clásica en el mundo del arte; por esta razón, no en vano se considera a ambos creadores como grandes clásicos de la moda del siglo XX. La diferencia fundamental entre ellos radica en la técnica. Mientras Chanel, a pesar de que había aprendido a coser en su juventud, no era capaz de terminar una prenda con sus propias manos (una carencia que era criticada por sus propias empleadas), y salvaba su limitación añadiendo sutiles detalles como ribetes o complementos que le identificaran, como las perlas, usted se enfrentó a la costura desde la raíz “Tuve desde el comienzo una idea clara de que la perfección técnica de la costura era el gran complemento: gran parte de la belleza de un vestido radicaba en su acabado perfecto”. Por otra parte, Chanel no hizo una moda con la finalidad de ensalzar los atributos físicos de la mujer, algo que sí hacía la exagerada línea S de fines de siglo XIX. Con aquella vestimenta, veía a la mujer apresada en el
28 La Mode 2016
43 La Mode 2016
“
Chanel y Balenciaga, simplificaron la moda de sus
contemporáneos. Cultivando cada uno su propio estilo, pero compartiendo el concepto de eliminación, abstrayeron las posibles imperfecciones físicas de la mujer y transformaron su cuerpo en un ideal. Al hacerlo, crearon al margen de los estándares de belleza de su época y se convirtieron en los grandes clásicos de la moda del siglo xx.
”
vestido sin posibilidad de escape, algo que iba en contra de su espíritu libre. Por ello, la ausencia de curvas y el talle bajo de sus vestidos, el uso de colores más sobrios en contraste a los tonos pastel de Worth o Doucet y, a los fauvianos de Poiret, supusieron la equiparación de la estética femenina a la masculina. En ese proceso, Chanel trataba de proyectar una mujer más intelectual, más autónoma y, por lo tanto, más libre; más sujeto y menos objeto, en definitiva. El Little Black Dress o pequeño vestidito negro lanzado por Chanel en 1926, sintetiza ambos conceptos: el de una moda más intelectual y más democrática, más universal en definitiva, para hacer distinguida a cualquier mujer. “El modelo proporcionaba a las mujeres un vestido apto para cualquier ocasión, fácil de copiar y súmamente versátil”, afirma Balenciaga. En el Little Black Dress, la sensualidad femenina se difumina para dar paso a un ideal de belleza que corresponde a una mujer que es atractiva por encima de sus características físicas. Con esta innovación, la couturière se adelantó también al nuevo aire de los tiempos, que llegaría con el crack de 1929. Tras los años del charlestón, de la moda alegre y desenfadada de los locos años veinte, Coco Chanel anuncia con su vestido negro, un estilo más sobrio y modesto, más inspirado en la estética de las empleadas del hogar y de las dependientas que, en los años siguientes, sería considerado tan revolucionario y nuevo como los brillantes vestidos de la década precedente. El estallido de la II Guerra Mundial, y la vinculación de la couturière a un oficial alemán, le mantuvieron apartada del circuito de la moda durante quince años. Durante ese período, Balenciaga se erigió como el modisto que hacía suya la máxima de que en la eliminación estaba el secreto de la elegancia. La que fuera editora jefe de Harper’s Bazaar, Carmel Snow, la subrayó de manera significativa tras la presentación de la exitosa colección de Balenciaga del verano de 1953 con aquél rotundo: “Es el triunfo de la simplicidad”. En la primera colección del modisto vasco en París, presentada en agosto de 1937, hubo un especial despliegue de vestidos negros, un concepto que Chanel había introducido una década antes y que seguía siendo considerado como un valor seguro entre las elegantes clientas de alta costura. “Desde mi primera colección parisina, mostré en todas las sucesivas, al menos un Little Black Dress cuyo distintivo radicaba en su perfección técnica y en el acabado, que yo mismo ejecutaba. Quería simbolizar, el concepto simbiótico entre excelencia técnica y belleza”. Pero además, Balenciaga cultivó el concepto chaneliano de simplificación para crear su propio estilo. “Centré mi trabajo en lograr volúmenes y formas poco usuales, a través de la eliminación de costuras, convirtiendo las que consideraba necesarias en signos de distinción”. Mientras la simplicidad
43 La Mode 2016
en Chanel, como en la moda masculina, permitía ser distinguido a través de detalles sutiles, generalmente complementos como las perlas o los zapatos combinados, Balenciaga basó la distinción de sus creaciones más genuinas en una silueta minimalista, que fue depurando hasta llegar al máximo nivel de simplificación a finales de la década de 1960. Cuando Dior lanzó su New Look en febrero de 1947, con sus cinturas mínimas y enormes cantidades de tejido, Balenciaga se diferenció de aquella línea con su novedosa línea Barril que representaba el concepto opuesto. Se descubre en esta decisión de Balenciaga una concepción chaneliana de la moda. “Mientras Dior representaba con su mujer una vuelta al estilo Worth de la emperatriz Eugenia, con sus talles minúsculos y voluminosas faldas, yo en contraste, diseñé chaquetas con espaldas en piezas enteras que hacían invisible la cintura y las combiné con faldas rectas”. Así, mientras la mujer dioriana remarcaba el busto y la cintura como los valores esenciales femeninos, Balenciaga
los difuminó para interpretar a una mujer más alejada de un rol tan explícitamente sexual. Como Chanel había huido del encorsetamiento de la mujer de la Belle Epoque, Balenciaga decidió desvincularse de la moda del New Look y crear patrones que ofrecieran a las mujeres una mayor libertad de movimientos.
“Nada es más misterioso que la simplicidad que no puede ser descrita ni copiada”
33 La Mode 2016
CRISTOBAL BALENCIAGA
EL VERANO DE NUESTRA VIDA
ROCK HUDSON - MOTEL FLAMINGO 1957
34 La Mode 2016
EL VERANO DE NUESTRA VIDA
AVA GADNER - SAINT TROPEZ 1955
35 La Mode 2016
Vestidos de
CINE Por Frenchy
Cuando el cine viste bien, la película lo agradece y los espectadores más; claro que ese ‘bien’ va más allá de la sofisticación o el gusto, de la belleza de un tejido o de lo bien armado de un vestido; ese ‘bien’ hace escenario y ambiente, ubica al personaje en la historia y en el mundo y cabe que lo grabe para siempre en nuestra memoria. Eso es exactamente lo que ocurre con el vestuario de cine que hemos elegido para éste monográfico sobre los años 50. Están grabados en nuestra memoria, asociados a una actriz o a un actor, y a una película, a la magia del cine clásico y a Edith Head, la modista más célebre de Hollywood y la mujer que más Oscars atesora todavía hoy, ocho en total, y nada menos que 35 nominaciones. Claro que por aquel entonces -en los cincuenta y hasta el 67- el Oscar de vestuario eran dos, uno en blanco y negro y otro en color lo que, cierto es, duplicaba posibilidades. ¿Quién no recuerda a Audrey Hepburn en la piel de Sabrina? cómo olvidarla vestida de princesa en una silenciosa confesión acerca de sí misma, de quien era… Y Grace Kelly atrapando a un ladrón. Bette Davis al desnudo o Tippi Hedren en Los Pájaros... Son vestidos que han marcado momentos irrepetibles en la historia del cine, forman parte de los inolvidables junto al famoso vestido blanco de Marilyn Monroe o el Givenchy que luce Audrey Hepburn frente al escaparate de Tiffany’s, pero los que hemos escogido para este monográfico sobre los años 50 tienen un denominador común: Edith Head. Edith sabía vestir películas, tenía esa visión absoluta de cómo el atuendo debe hacer al personaje y encajar en el entorno con absoluta naturalidad, ese era su valor y no sólo sus diseños, de hecho, algunos de sus vestuarios más celebrados no son diseños propios, sino de importantes diseñadores europeos como Sonja de Lennart o Hubert de Givenchy q
she is FANtastic
Zsa Zsa Gabor 1952 40 La Mode 2016
EX
TR
“Si Dior es el Watteau de la costura (lleno de matices, chic, delicado y oportuno), entonces Balenciaga es el Picasso de la moda porque, como el pintor, Balenciaga guarda un profundo respeto por la tradición y posee un depurado estilo clásico que subyace a todos sus experimentos con lo moderno”. Cecil Beaton, 1954 Un visionario verdaderamente atemporal en el mundo de la moda, Cristóbal Balenciaga dedicó toda su carrera a la búsqueda de la perfecta elegancia, a la simplicidad de las formas, la sobriedad y la elegancia. En esta magnifica obra, los resultados de esa búsqueda se presentan a golpe de fotografias de sus diseños. Sublime. q
Eva al desnudo. Sunset Blvd. La ventana Indiscreta. Sabrina. Un lugar en el sol. Los diez Mandamientos. Decenas de películas icónicas del siglo pasado tenían una cosa en común: el diseñador de vestuario. Edith Head (1897-1981). Acumuló un récord de 35 nominaciones al Oscar y 400 créditos en el cine a lo largo de una carrera de más de cincuenta años. Nunca antes la vida del diseñador más influyente de Hollywood había sido analizada tan a fondo. Ha sido posible gracias a un minucioso y exhaustivo estudio basado en los Archivos de la Academia de las Artes y las Ciencias de Hollywood. Este libro reúne una espectacular colección de bocetos inéditos, ilustraciones a color, pruebas de vestuario, atrezzo... Imprescindible. q Chanel, icono de la moda más importante del siglo XX, revolucionó el vestido de la mujer. Su extraordinaria vida -poco convencional- desde la pobreza extrema a un nuevo tipo de glamour, ayudó a forjar la idea de la mujer moderna. Esta biografía muestra cómo Coco se convirtió en sinónimo de un estilo rebelde y progresista. Ingeniosa y fascinante, musa y amante de los artistas más célebres del siglo, como Picasso, Dalí, y Stravinsky. Sus cartas de amor - recién descubiertas- revelan la verdad acerca de sus hábitos, de sus flirteos con las drogas, sus relaciones lésbicas, y su amante alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Novela conmovedora, que explora los orígenes, el poder creativo, y el sufrimiento secreto de esta mujer excepcional y, a menudo mal entendida.q 41 La Mode 2016
AS