29 Es Taekwondo Magazine

MAGAZINE Nยบ 29 abril 2017

En memoria de JORDI MARTINEZ BANZO, LA YAYA

JORDI MARTÍNEZ BANZO, MAESTRO DE MAESTROS

JORDI MARTÍNEZ BANZO

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MAESTRO DE MAESTROS

JOSE TORRALVO Escribir estas líneas no es fácil, porque difícilmente voy a poder describir la grandeza de su persona y lo que significó para varias generaciones. Su figura

transciende

a

cualquier

valoración que pudiera hacer de su vida deportiva, tanto como competidor como de entrenador. Más allá de cualquiera de sus innumerables triunfos, más allá de la formación de tantos y tantos cinturones negros maestros o campeones, queda su legado de inmensa humanidad y cariño para todo el mundo del Taekwondo.

Jordi fue grande como competidor, fue grande como maestro y aun lo fue más como ser humano. Lo demuestran todas las muestras de afecto y cariño que hacia su persona todavía están vigentes en cada uno de los que tuvieron la suerte de poder conocerlo y compartir parte de su vida.

No hay mayor reconocimiento ni mejor elogio que la gente del Taekwondo, ese mundo al cual el dedico toda su vida, le recuerde y lo lleve en su corazón.

Jordi Martínez Banzo, La Yaya, era el mejor referente que cualquiera podía tener para ser un gran Taekwondista.

El espejo donde poder mirarte para avanzar y crecer sin temor a

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equivocarte. Su carisma era enorme, su clase y elegancia también, una leyenda del peso ligero que dio verdaderos recitales en el Pabellón de los Deportes de Barcelona.

Lo vi pelear en muchas ocasiones y en toda disfrute de un gran espectáculo, nunca decepcionaba su confianza en sí mismo era total. Él era uno de mis referentes, dominaba el tapiz de cabo a rabo, apabullaba a sus adversarios con un remolino de giros, saltos en tuit chagui, puños al pecho o dobles o triples Dolyos sin bajar la pierna. Un competidor grandioso que tenía recursos e inteligencia para enfrentarse a cualquiera y salir victorioso.

Esa es la impronta que dejo Jordi Martínez Banzo en mi memoria y que permanecerá en ella para siempre.

Hace diez años que Jordi ya no está entre nosotros, un 18 de marzo del 2007

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el maestro realizo su ultimo combate. Con arrojo y valentía peleo como un auténtico jabato como un guerrero de leyenda hasta su último suspiro.

Hoy le recordamos como lo que fue es y será para todos nosotros. Un Maestro de maestros, un Guerrero y un Caballero del Taekwondo.

Descansa en Paz

ANTONIO VITURTIA GARCIA (VITU) Yo era un niño movido y de pequeño con 7 años mi padre nos apuntó a mi hermano y a mí al Gimnàs Esplugues.

Allí había un ambiente muy competitivo y familiar al mismo tiempo, dirigido por dos grandes Maestros, Jesús Tejedor y Jordi Martínez dos cracks en sus respectivas materias, Jordi era el icono a seguir ya que era un guerrero en un gimnasio donde predominaba el combate y a Jesús le tocó la parte difícil, la parte técnica y de perfeccionamiento de poomsae donde con el paso de los años me he dado cuenta de la importancia de ésta.

Los dos fueron los que me enseñaron los valores que llevo conmigo.

Jordi es mi padre del Taekwondo, mis padres me educaron sobre la vida como luchar y Jordi me reforzó mucho el carácter e hizo que viera el Taekwondo como una forma de vida, una pasión.

Desde hace 33 años he tenido entrenadores, profesores, seleccionadores pero Maestros como él se puede contar con los dedos de una mano y sobran.

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A mí personalmente me enseñó unos valores tanto dentro como fuera del tatami

que

siempre

tengo

presentes e intento transmitir a mis alumnos, creo que al igual que

yo

cada

compañero,

alumno de Jordi sea de la escuela que sea, se ha llevado un

pedazo

de

éste

gran

MAESTRO y gran PERSONA en su interior.

Recuerdo la alegría que me daba

verlo

en

los

campeonatos una vez retirado de las clases, cuando lo veía él me acercaba la mano y yo me tiraba

a

abrazarlo

y

achucharlo y se reía con esa sonrisa tan característica y con sus ojos achinados debajo de esas gafas tan peculiares.

Me acuerdo mucho de cuando se reía cuando yo hacía alguna travesura...

La verdad es que Jordi marcó mi infancia e incluso el rumbo de mi vida.

Doy gracias por haberme enseñado a ver las cosas de la forma que las veo, de ver el Taekwondo como una herramienta de educación y una forma de vida y no de un deporte. No encuentro palabras para expresar lo que siento y el agradecimiento que tengo a esta persona por marcar así mi vida, lo que si sé es que la mayoría de los alumnos de Jordi se sienten un poco como yo, y eso nos hace que cuando nos vemos se ilumine una luz llena de recuerdos en nuestros ojos donde nos hacía sentir únicos y haga que tengamos esa afinidad entre nosotros.

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JESUS SANCHO Me piden que escriba sobre Jordi, sobre lo que significó para mí, sobre cómo era y... es complicado.

Hace ya más de treinta años Jordi daba clases en un pequeño gimnasio ubicado en un entresuelo justo en frente de mi casa (Gym Badal), yo les veía desde la ventana de

mi

habitación. Yo tenía

muchos

problemas, buying, obesidad, nunca había practicado ningún deporte debido a mi asma, pero me animé a probar una clase, y aunque en ese momento no me di cuenta, mi vida dio un giro de 180 grados. ¿Qué me aportó Jordi? Me cambió completamente exteriormente,

interior me

enseñó

y a

sacrificarme, a luchar dentro y fuera del tatami, a tener fe en mí mismo, me inculcó el amor por las artes marciales, mi forma de vida.

Gracias a Jordi conocí a los mejores amigos que nadie puede tener, mis amigos (vosotros ya sabéis quién sois, os quiero) amigos de esos con los que se forja un vínculo a base de sangre, sudor y a veces lágrimas, de fines de semana de competición, de dolor, de viajes, de agujetas. Es difícil de

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explicar pero vosotros sabéis a qué me refiero, amigos de verdad, dentro y fuera del tatami, ayer y hoy, y siempre con Jordi a nuestro lado.

Es imposible expresar con palabras la enorme deuda que tengo con él.

Es de todo conocido el tremendo guerrero que era Jordi, sus logros deportivos, su destreza en combate. Pero yo prefiero recordar el enorme ser humano que era, divertido, cercano, trabajador, comprometido... a veces despistado, siempre a nuestro lado, cada día, cada fin de semana, sacrificándolo todo por nosotros para ayudarnos a crecer.

Con los años he tenido el privilegio de entrenar con algunos de los mejores maestros del mundo, tengo fotos con todos ellos y hoy me he dado cuenta que con el mejor maestro del mundo no tengo ninguna foto, con mi maestro.

Pero no importa, no necesito fotos con él, una parte de él siempre va conmigo a todas partes, haga lo que haga, siempre.

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MARI ANGELES CORRAL Con apenas 16 años le conocí.

No tenía ni idea de quien era él, me dijeron que era entrenador, MAESTRO, que había ganado muchas medallas a nivel regional y nacional.

Al iniciarme en este mundo marcial, me fui cerciorando de que lo que en realidad Jordi me aportaba eran valores y, sobre todo, PASIÓN. Era un entusiasta de este maravilloso arte y te lo transmitía de tal forma… No podías vivir sin los entrenos.

La pasión que nos contagiaba se apoderaba de cada uno de nosotros y hacía que el taekwondo fuera de lo más importante en nuestras vidas.

Quisiera destacar que para mí Jordi no fue tan solo un entrenador, sino que también se convirtió en un amigo y maestro de la vida.

Influyó a todos sus alumnos tanto en el ámbito deportivo como en el humano.

Doy gracias por haber tenido la suerte de que formara parte de mi vida. Jordi fue un gran deportista, un gran amigo y una gran persona.

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ELIZABETH SAN NICOLAS PALOS La verdad no sé por dónde empezar, ya que yo aterrice en su gimnasio porque quería pasar de grado y donde estaba no podía.

Jordi me acogió como una más de sus alumnos, y todos sus alumnos como una compañera más, jamás me hicieron sentir incomoda,

es

más,

los

considero MIS

compañeros y sé que puedo contar con ellos, al igual que ellos conmigo.

A Jordi lo tuve como entrenador de la catalana, y vi como trataba a sus alumnos.

Mi mejor amiga, Nuria Carballo, entrenaba con Jordi, y siempre veía como se preocupaba por sus estudios y eso siempre me gustaba, era su Maestro y se preocupaba por ella.

Te cuento todo esto, porque la verdad que para mí fue muy importante.

Qué pena que no este, lo mucho que lo echo de menos, la verdad, con él todo te lo hacía fácil Recuerdo la presión por ganar campeonatos, y él me dijo cuando quieras dejarlo, sal la última vez y disfruta.

Así lo hice, sin apenas entrenar salí, y me lo pasé tan, tan, tan bien como hacía años y siempre recuerdo ese campeonato en especial y sus palabras....Disfrútalo.

Cuando el falleció fui a por el 3er. Dan, en su memoria, este cinturón siempre será muy especial para mí.

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11 Recuerdo que una vez llevé algunos alumnos a entrenar a Esplugues, por que alguno se quería

pegar

en

un

campeonato y no estaba nada preparado,

más

que

nada

para que abriese los ojos, y fue buenísimo. Cuando llegamos, nos recibió Jordi y les indico el vestuario a cada uno, pero a una de las chicas (que parecía un chico, aparte de llevar el pelo corto, las formas, y no era la primera vez que le pasaba) la mandó al vestuario de los chicos, que risa cuando me lo contó, no podíamos parar de reír la verdad es que no me acorde avisarlo, la risa fue impresionante.

Un Maestro y muy buena persona, nunca lo olvidaré, es ahora y estoy escribiéndote esto con lágrimas en los ojos. Es muy injusto que no este.

Siempre que veo a mis compañeros, veo todo el legado que él ha dejado y se lo orgulloso que estaba, son muy buena gente, me encanta encontrarme con todos ellos.

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MONICA HORTA MARTINEZ Mi hermana y yo empezamos con Jordi de muy pequeñas 5 o 6 años, en el gimnasio Hwa Rang Do en la calle Laurel de Hospitalet. Entiende que no puedo ser muy imparcial a la hora de hablar de él, ya que para mí era mi tío, amigo, consejero, confidente y maestro, mucho para resumir en pocas palabras.

Después de estar por los bloques de la Florida, nos fuimos a Sagrera al Artes marciales, y de ahí al Cataluña en la calle Córcega y finalmente al Espulgues, la de vueltas que dimos, gracias a él, conocí a gente con la que aun después de 35 años nos seguimos viendo y me alegra saber que la vida les va bien y les tengo mucho cariño, ¡tengo tan buenos recuerdos de aquellos años.!

Si tuviera que escoger una palabra que describiera a Jordi "maestro " sería sin duda... "pasión" Pasión por el deporte que enseñaba y al que dedicaba horas y horas, mas fines de semana, y que complementaba con su trabajo y familia, suerte que siempre lo apoyaron.

Jordi "tío" la palabra que lo describiría muy bien seria confiable, cachondo y súper divertido.

En las reuniones familiares estar él, era una apuesta segura de que habría buenas risas con sus chistes malos o alguna anécdota de su despiste, que en una ocasión,

le llevaron a estar en un velatorio de un familiar y

equivocarse de sala y darse cuenta a las 3 horas y después de haber dado el pésame a una gente que decía que no le sonaba, o las veces que

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aparcaba el coche y luego nunca encontraba, jijiji, de esas hay muchas y muy divertidas.

Y través de él y del Taekwondo conocí al que es mi marido y les enseñamos a nuestros hijos lo importante que es, hacer del deporte un estilo de vida.

Luchador e incansable, siempre hasta el final, nunca se rindió.

GERARDO GUILLEM FERNANDEZ No sé por dónde empezar hay tantas cosas.....!!!!!

Solo

decirte

que

mi

desvinculación del TKD, fue entre otras cosas por la falta del Jordi. Creo que si hubiera seguido no hubiera sido igual, hubiera echado de menos lo vivido deportivamente con él.

Lo

conocí

sobre

el

año

79

o

el

80,

aproximadamente, yo ya era competidor del gimnasio Do San Lee, cuna de varios campeones de la época, en los entrenos federativos de la Catalana ya me atraía su forma de pelear y de ser.... "La Yaya".

Hice buena amistad con él, siendo yo también seleccionado en el peso de Garrido, estando presente como competidor junto a él, en el encuentro Castilla,

Corea, Catalunya, (aún me emocionan aquellos grandes

recuerdos) y pudiendo después viajar junto a Jordi, a mi primer Campeonato Nacional a Madrid donde fui testigo de la entrega por parte del Consejo superior de Deportes, de la medalla que le concedieron al mérito deportivo.

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Forjamos una buena amistad y a mí vuelta del servicio militar me fui con él al Gimnasio Esplugues donde no solo a nivel deportivo me fue muy bien, si no que conocí a la madre de mis hijos, jajajaja.

Muchos viajes por muchas partes del territorio Nacional, Campeonatos y Campeonatos donde no solo se ganaba por constancia y sacrificio, teníamos a un líder, consejero y hasta padre, eso os lo aseguro.

Donde te movías con él, era reconocido y su repuesta siempre era casi la misma " Hola Richie, como va......" (Muchas veces no sabía ni quién le saludaba, pero eso queda entre nosotros) jajaja aun siendo un líder era muy despistado.

Lo más anecdótico que quizás te valga es que nos escogieron junto a Torner para hacer un programa de promoción del TKD olímpico, sobre el año 87 más o menos, antes de las Olimpiadas de Barcelona, en la televisión (lo guardo en VHS)

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Nos dijeron si podíamos hacer un combate para ser grabados, y así fue. En una de mis correcciones le alcance con un Dolyo, en toda la cara a la altura de la oreja, pararon la filmación para que se recuperara, quedo un poco aturdido, jijiji eso no fue lo peor. (Sale grabado). Lo peor fue que después de preguntarle si estaba ya bien, y confirmando Jordi que sí, le hacen una entrevista con una serie de preguntas tácticas de puntuación y demás, aparte de tener la oreja completamente roja como un tomate, a las preguntas contestaba, lo que no tenía nada que ver con la entrevista, jajajaja. (aún no se había recuperado) y así lo colgaron en la televisión.

Aun en la calle me decía: " Menuda ostia me has dado Richie, no oía nada, solo tuuuuuuuuu¡¡¡¡". Os aseguro que me dolía más a mí que a él, pero no olvidare esa movida.

OSCAR LANZA Bueno la verdad es que para mí Jordi como para muchos de los alumnos de mi generación significó la figura de un segundo padre al que le podías pedir opinión como si fuera un amigo más acerca de temas que no tuvieran que ver con el deporte como asuntos de tu vida personal etcétera.

En lo deportivo me llamó la atención desde jovencito el respeto que se había ganado con personas de otros clubes que yo ni conocía pero que cuando le veían era como si estuvieran tratando con un ser superior, aquel trato que yo directamente no entendía de jovencito años después pude comprenderlo al ver por escrito su currículum deportivo resultaba que había sido una eminencia como competidor y que simplemente yo había

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tenido la suerte de caer en su gimnasio y no en otro por la cercanía de no tener que cruzar una calle muy transitada del barrio (elemento muy importante para los padres que desconocen el mundillo y tienen que apuntar a su hijo al gimnasio cuando es pequeño y va a tener que empezar a ir solo), vaya carambola!.

En lo que más puedo estar agradecido es que dejó un legado en el barrio con hombres como Luis Herrera y Pedro Muñoz que han permitido que la práctica de este deporte no se extinga en la zona de Esplugues donde él nos entrenó y donde nos conocimos todos los que para mí siempre serán como unos hermanos, con cada entreno, con cada gota de sudor derramado y con cada campeonato se fue forjando una unión entre nosotros que a día de hoy puedo sentir a cada compañero como parte mi familia.

NURIA CARBALLO IZQUIERDO Soy Nuria Carballo, alumna de Jordi desde los 10 años hasta los 24 que lo dejé.

Para mi Jordi fue más que un entrenador, un amigo y podría decir como un segundo padre para mí. Mis padres estaban siempre trabajando y no pudieron nunca ir a verme por lo que Jordi era mi tutor y me acompañaba a todos los campeonatos

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tanto regionales como nacionales. Jordi no solo se preocupaba de mis resultados dentro del tapiz sino que se preocupaba de que tuviera un buen equilibrio emocional en mi vida personal y sobretodo de mi futuro académico. Me animó a estudiar siempre y me regañaba si suspendía algo.

Era disciplinado pero a la vez muy divertido, en un campeonato me dejaron seminconsciente y me llevaron a enfermería, al despertarme estaba frente mío con una bebida y diciéndome: que señorita, nos vamos de fiesta?, siempre me hacía reír y quitaba hierro al asunto.

En otro campeonato, yo tenía a Lee de coach y Jordi se puso justo detrás de él, Lee no paraba de decirme: bandal, bandal…pero Jordi me indicaba Neryo, por lo que hice neryo. Gané ese combate pero Lee se enfadó mucho conmigo y me dijo que no le hacía caso y yo le contesté: mi entrenador es él, él me ha formado, usted no me conoce…y me fui corriendo hacia Jordi a darle un fuerte abrazo.

Era tan humilde, que en 14 años nunca me llegó a decir donde había llegado él en este mundillo. Me estoy enterando ahora.

La última vez que lo vi fue en su casa que nos invitó a cenar a unos cuantos para celebrar que estaba mejor, al despedirnos me dio un abrazo que aún lo siento. Él sabía que estaba peor y no quería que lo viéramos mal, siempre quitando importancia a las cosas y con esa sonrisa. Sé que él ha tenido un montón de alumnos y que yo era una más, pero para mí él fue el único y aún recuerdo las tertulias que teníamos después del entreno donde le contaba mis cosillas y él me aconsejaba como un padre.

Una gran persona que nunca podré olvidar

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JAVIER RAMIREZ GARGALLO (TOBY) Jordi y yo vivíamos en la misma calle de un barrio de L’H. En esa época los críos nos pasábamos media vida en la calle y, aunque era 10 años mayor que yo, nos conocíamos y teníamos colegas en común.

Eran habituales las peleas callejeras, que el fuerte abusara del débil, todos queríamos ser grandes y “cachas”.

Jordi me demostró que un tipo con aspecto casi enfermizo (él era delgado y paliducho) no tenía por qué temer a los mayores y musculosos.

Os cueto una anécdota de cuando yo todavía ni me afeitaba: Su cuñado Jaime, un tipo conocido en el barrio, siempre iba alabando las cualidades

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de Jordi y entre ellas lo dificilísimo que era darle un golpe que pudiese hacerle daño. Así, se apostó una ronda en el bar para todos los que se encontrasen allí que fuesen capaces de darle un golpe en el estómago que no pudiese resistir. Evidentemente alguien recogió el guante, uno de los brutos del barrio, “Corele” creo que le llamaban, que tenía unos antebrazos como los muslos de Maradona, y no solo resistió el golpe, sino que ni siquiera se movió un centímetro, y no solo una vez. “Corele” alegó que no le había dado con todas sus fuerzas por miedo a hacerle daño, sino que le dio un segundo puñetazo, pero esta vez con todas sus fuerzas por miedo a hacerle daño. La segunda vez le dio un segundo puñetazo con todas sus ganas, pero con el mismo resultado, dejando a todos los presentes con la boca abierta y la copa pagada.

Así aprendí que lo que veíamos en las pelis de chinos no eran efectos especiales. Y así intentando imitarlo empecé a amar este deporte nuestro y una relación de amistad y admiración que perdurará siempre.

Hubo muchas anécdotas posteriores, muchas hazañas deportivas, pero este fue mi inicio. GRACIAS JORDI

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FRANCISCO GARRIDO. Pues Jordi además de compañero de fatigas éramos amigos así que imaginaros. Pero ha pasado mucho tiempo ya y la memoria falla pero si os puedo decir siempre tenía esas ganas de pegarse o entrenar y esa seguridad en sus capacidades.

Lo habitual en él era verlo fumar su pitillo y el carajillo antes de cualquier combate incluidas finales, vamos como si la cosa no fuera con él.

Compáralo con hoy en día que todos se toman los complementos vitamínicos etc, es una anécdota más.

Y si se lesionaba preparando un campeonato pues salía igualmente con o sin lesión.

Claro que en aquella época todo eso lo veíamos normal.

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JOSE ANTONIO FIRVIDA DIAZ Gran persona, compañero y amigo. Con su fuerte empatía cautivaba a todo el mundo.

Tuve la suerte de empezar a practicar taekwondo en el mismo gimnasio donde él estaba.

Recuerdo la primera vez que lo vi; nunca se me olvidara. Yo aún no había empezado en el gimnasio y fui a ver lo que por aquel entonces era el campeonato de Cataluña de karate, y participaban tanto clubs de taekwondo como de karate, aun no existía la separación de federaciones. Bueno, el caso es que yo ya anonadado solo de entrar en el Palacio Municipal de los deportes de Barcelona, de repente me encuentro sentado con mi gran amigo, también compañero que fue Ángel Martínez en el parquet del mismo.

Y aparecen en escena dos competidores, uno era el maestro Rafael Serrano, y el otro, con casi la mitad de peso, era Jordi. ¡me dejo estupefacto! de la valentía con la que propuso el combate...INCREIBLE...

No lo volví a ver hasta que vino del servicio militar y yo por aquel entonces creo que tenía ya el cinturón verde.

Recuerdo que llego y mi maestro le dijo que había un chavalito que se manejaba bastante bien, que hiciera combate conmigo, ahí nos pusimos, y con gran suerte, y por la falta de entreno de Jordi, le alcance un dollyo, en el ojo, el cual se le puso de todos los colores, pero fue la primera y la última vez que pude alcanzarlo.

Jordi era el rey de la zorrería en combate, poseía cualidades innatas de luchador y explotaba al máximo sus cualidades físicas para dar todo y lo

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dio todo, y así consiguió ser uno de los más grandes taekwondistas de nuestro país.

Estoy escribiendo y me estoy emocionando mucho, así que os dejo con una pequeña parte de mi vida con mi estupendo amigo y a veces padre deportivo que fue JORDI " LA YAYA ", Dios lo tenga en lo más alto puesto que se lo mereció sin duda alguna.

LLUIS TORNER VIVES Eres de esas personas que merece la pena haber estado en este mundo de golpes y patadas.

El mayor de tus triunfos es que te ganaste la admiración respeto y cariño de todos los que tuvimos la suerte de conocerte.

Como amigo, compañero, maestro y como el gran campeón que eras me gusta pensar en ti y recordarte… porque recordándote se me dibuja una leve sonrisa pensando en los tiempos nostálgicos del mejor taekwondo que he vivido junto contigo. ¡Gracias Jordi TE QUIERO!

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LUIS HERRERA MARTINEZ

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Creo que la mejor forma de contarles quien fue el maestro Jordi Martínez Banzo es explicar la historia de cómo le conocí.

Durante muchísimos años me dediqué a la práctica del Karate, y conocí a grandes maestros de esta disciplina. Al regresar del servicio militar, me inicié en el taekwondo en una escuela coreana en la que estuve aproximadamente tres años. Aunque por diversos motivos que omitiré, en dicha escuela

apenas

competíamos,

fuimos

invitados por el gimnasio Esplugues a un torneo que se celebraría en nuestra ciudad, Esplugues de Llobregat. Yo pedí participar en dicho torneo, y aunque al principio parecía que sería posible, al final se me cerró esa puerta y quedé muy decepcionado.

Pese a todo, asistí como espectador al campeonato y disfruté mucho tanto de los combates como de la pequeña exhibición que ofrecieron los más destacados del club, entre ellos el gran Gerardo Guillem, campeón de España del peso pesado y hombre al que yo admiraba profundamente.

Y fue allí donde tomé la decisión de cambiar de aires e ir a entrenar con los mejores.

Al día siguiente fui a pedir información para apuntarme al Esplugues, y la señora recepción me dijo que esperara un poquito a que avisara al maestro para que me enseñase las instalaciones y me explicara todo lo necesario…

Y allí apareció el, un hombre no demasiado grande, con cara de despistado, con una sonrisa de las que tienen las buenas personas, mirándome por encima de las gafas. Y la verdad es que al principio, con la

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soberbia de la juventud, pensé que no parecía tan especial. Me enseño las instalaciones y quedamos para ir a probar al día siguiente. Y así lo hice…

Al día siguiente estaba, como siempre que se empieza un nuevo proyecto, enormemente ilusionado. Entrenaría en el gimnasio Esplugues, y sabía que allí había grandes competidores, aunque yo apenas conocía a nadie del mundillo.

Pero, al fin y al cabo, yo era el mejor de mi club. Media 1,90… estaba fuerte… era rápido… tenía que demostrar que estaba a su nivel.

Y así fue como Jordi me recibió en el tatami y me presentó un poco a la gente: entre otros Nuria Carvallo, Elisabeth San Nicolás, Mónica Horta, Luis Morón, Mario Alarcón, Javi Tejedor, el gran Tobi, un renacuajo llamado Oscar Lanza, Gerardo Guillem… y me dejo muchos más. Y en todos ellos vi la misma expresión: carne fresca!!!

La clase comenzó, y solo puedo decir, que después del calentamiento me presentaron el gimnasio a tortas. Jamás había recibido tanto en mi vida e iba rebotando de pared a pared como un bolo. A cada patada que recibía mi soberbia caía un poco más, pero disfrutaba como nunca lo había hecho. Aquello era Taekwondo de verdad y no se parecía en nada a lo que yo había estado haciendo.

Pero lo que de verdad me impactó fue ver como aquellos grandes competidores respetaban y admiraban a su maestro. Él lo controlaba todo por encima de sus gafas. Con un solo gesto de sus ojos todos sabían lo que quería decir y lo hacían a la perfección, ese hombre delgado y con cara de bonachón, de repente se hacía gigante en la clase y se movía con una seguridad que me hacía admirarlo sin apenas conocerlo. Y lo que más me sorprendía es que lo hacía desde la más absoluta normalidad. No tenía que gritar, hacer grandes aspavientos o decir frases grandilocuentes. En definitiva, no tenía que vestirse de maestro, era un verdadero maestro. En la clase se hablaba, se reía, se bromeaba, pero nunca se dejaba de

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trabajar con máxima intensidad, y en el ambiente se respiraba que el respeto que le tenían todos provenía del respeto y el cariño que ellos habían recibido de su maestro.

Y fue en ese momento en el que yo decidí que, si el me aceptaba, la palabra maestro en mi diccionario siempre se definiría como Jordi Martínez Banzo, “La Yaya”.

Y en poco tiempo yo ya no era el mismo, en todos los sentidos. Dio vuelta a mi vida y me enseño cosas que jamás había imaginado. De él lo aprendí todo, a él le debo una grandísima parte de lo que soy, por él sigo poniéndome un Dobok cada día.

Aunque no tuve la oportunidad de verle competir sé que fue de los más grandes, y he vivido todos sus combates en boca de los que sí pudieron verle. Su palmarés es impresionante, como competidor y como maestro, y creo que la historia de nuestro deporte tiene una deuda con él.

Pero lo que yo personalmente más valoro es el Jordi persona, el Jordi amigo.

Ese maestro de competidores de elite que bajaba al suelo y se ponía al nivel de los que no lo eran. Que entregaba a todos lo que tenía, pequeños y grandes y nunca pedía nada a cambio. Que sabía ser también maestro de barrio, y lo hacía con la misma ilusión.

Este es para mí Jordi, el hombre a quien admiraba desde lo más profundo, al que en vida nunca llamé Jordi, solo maestro, porque siempre le tuve un respeto que me lo impedía. Mi maestro, mi segundo padre, mi amigo.

Le echo de menos cada segundo, aunque cuando estaba aquí no siempre estuve a la altura. Y esa fue para mí su última lección, la que nunca olvidaré y llevo clavada en el corazón. Hasta en eso me enseñó.

Y aunque ya no está aquí, cada día, en cada saludo al empezar y acabar mis clases hablo con él, le pido que me ayude y me guie, y veo su sonrisa mirándome por encima de las gafas.

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Este es mi pequeño homenaje al más grande. Allá donde esté sé que sabrá entenderme.

Jordi Martínez Banzo, La Yaya, siempre en nuestros corazones.

JUAN CARLOS COUSO PAZ Este escrito es una breve mirada al pasado de una parte de mi vida, aquella vinculada al Tae Kwon Do. En concreto la que compartí con un Gran Maestro, y lo que ello supuso desde entonces.

Mis inicios en la práctica del TKD empezaron cuando tenía 14 años, a los 16 recién cumplidos entre

en

la

selección

catalana

junior,

entrenada por Francisco Fonseca y Jordi Martínez era el año 1984.

Entrenábamos juntos la junior y la sénior, mi paso fue breve, los entrenos entre semana por la tarde eran incompatibles con mis estudios, y fue allí donde tuve mi primera conversación con Jordi Martínez. Me dio la sensación de que me hablaba un amigo, honesto en sus palabras Jordi hizo que mi elección fuera más fácil, y deje la selección catalana. Para alguien que es el único competidor de su gimnasio se hace muy duro ir a entrenar intentando superarse cada día. En el año 1986 Jesús Tejedor llego al Gimnasio Olimpo, y entramos en contacto con el Gym TKD Esplugas. Jesús Tejedor ni siquiera sabía que yo era competidor, el primer día que fuimos a Esplugas se quedó sorprendido, allí había dos personas que si me conocían.

Jordi Martínez y Gerardo Guillem, a quien conocía de su época en el Do San Lee. Mi relación con Jordi y Gym Esplugas sería ya para siempre, haciendo que prácticamente me sintiera uno más de su gimnasio, llegando incluso a salir a campeonatos por Esplugas. Jordi fue seleccionador mío entre los años 88 al 93 junto a Paco Mera.

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Jordi supuso un gran cambio a nivel deportivo, me abrió las puertas de Esplugas, y poder entrenar con aquel magnifico equipo que tenía en aquella época, fue fundamental para conseguir éxitos deportivos.

Siempre dispuesto a ayudar, sus consejos y su cercanía hacían que te sintieras como un colega, como un amigo. Me sorprendió mucho, en aquellas épocas el concepto de Maestro llevaba nuestra mente a imágenes de rectitud y respeto debido. Jordi no se hacía respetar, no era necesario, es de esos Maestros a los que simplemente respetas, así lo sientes y así lo haces.

Nuestra relación continuo tras finalizar mi carrera deportiva, mis alumnos acudían a su gimnasio muchas veces a entrenar con él y con su gente los días que no tenían clase conmigo. Desde el principio deje las puertas de mi Gimnasio abiertas a los demás, y la libertad a mis alumnos de entrenar en otros sitios, es algo que aprendí de Jordi, ayudar a cualquiera sea alumno o no. En una etapa final, cuando Gerardo Guillem ya no estaba en el gym, Jordi me confió varias veces la enseñanza de Pumses superiores a los alumnos suyos que se preparaban para 2º y 3º Dan. Cuando miro atrás me doy cuenta que no hay tanta diferencia entre el Jordi que conocí en el 84 y aquel con el que me relacione siempre. Se mostraba tal como era, su personalidad no te llevaba a equívocos ni a dudas, siempre podías acudir a él. Mis propios alumnos le respetaban, en una ocasión Rafa, un amigo mío, haciendo combate le dio una patada en la cara, se quedó parado y blanco, fue a disculparse y Jordi le dijo que la culpa había sido de él por no estar atento eso está muy bien, pero lo mejor de todo es que Jordi a pesar de ser más alto y tener muchísima más experiencia que mi amigo, no subió el nivel de combate ni un ápice, no marco territorio ni fue a dejar claro quién manda. Mi amigo visitaría por libre muchas veces a Jordi, como lo hacía yo siempre que tenía la ocasión, al fin y al cabo ya no vas a entrenar con un “Gran Maestro” ni con alguien que sabrá aconsejarte bien, ni con nada de nada, solo vas a visitar a un “Amigo”, soltar juntos un poco las

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piernas, charlas, ayudar en lo que se pueda y …hacer eso que tanto le gustaba a Jordi…echar unas cervezas.

SERGIO MARTÍNEZ En la vida de un deportista suceden cosas que se convierten con el paso del tiempo en importantes o en muy importantes, en mi caso particular la figura de un hombre, de un competidor, de un entrenador, de un Maestro es tan importante como el valor que se le da a todo lo que consigues en la vida.

Jordi Martínez “LA YAYA”, es para mí sin ningún lugar a dudas uno de los competidores, el entrenador y el Maestro que más ha podido influenciar en mi vida como deportista.

Mi primera competición, un Junco, campeonato que se celebraba en verano en un pabellón de Caldetas tuve la suerte de ganar en el primer combate, eso ahora no es importante, pero en el segundo me toco un competidor, Javier Ramírez “TOBY”, el cual me dejo K.O. en poco más de un minuto. Este competidor era y será alumno de Jordi Martínez “LA YAYA”.

En mi segundo campeonato, un campeonato de Cataluña por equipos mi gimnasio se pegaba contra el gimnasio Artes Marciales del cual Jordi Martínez era competidor, y por supuesto en ese momento era mi adversario. Pero yo era un pobre competidor que empezaba y Jordi ya era por entonces toda una institución. Jordi se acercó a mí, ¿eres Sergio?, si contesté, no te preocupes chaval, haz tu combate, no pasará nada. Y así fue, Jordi se comportó conmigo como lo que era, un caballero del Tatami.

Durante el trascurso del tiempo en el que cada día iba madurando como competidor iba conociendo más a Jordi, como persona y como competidor, sin duda alguna uno de los competidores que más nos ha

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hecho disfrutar en el Pabellón Municipal de los Deportes de Barcelona, sus saltos, sus técnicas, su método, su caballerosidad son y serán algo que perdurará en el tiempo. Incluso sus costumbres peculiares, las cuales ahora no corresponde mencionar. Tuve la suerte de verlo pelear infinidad de veces, vi como ganaba, vi como el Palacio Municipal de los Deportes se levantaba viendo a un Jordi pletórica en aquel famoso triangular CoreaCastilla-Cataluña en el que venció al coreano Park Kwa Yong demostrando que era uno de los competidores más grandes de la historia.

Vi como quedaba por decimosegunda vez campeón de Cataluña con un dedo roto y entablillado, todos los combates con esa mano levantada para que nadie le pudiera golpear en el dedo y alargando todavía más su leyenda.

Pero si esto no es suficiente como para que Jordi Martínez fuera importante en mi vida resulto ser todavía mucho más de lo que nadie ha sido. En un campeonato de Cataluña en el que tuve la mala

fortuna

de

perder

en

semifinales y quedando tercero los entrenadores de aquél momento decidieron que yo debía de ir al campeonato de España en el peso superior, cosa que por supuesto hice. ¿Quién era uno de los entrenadores? Jordi Martínez.

En ese campeonato de España llegué a la final y Jordi Martínez “LA YAYA”, me hizo de coach. Cuando acabo el primer asalto, Jordi me sentó en la silla y me pregunto, ¿sabes tirar de tuit con la izquierda? a lo que yo respondí, si pero no tengo confianza, y el muy seguro de sí mismo y transmitiéndome una seguridad fuera de lo normal me dijo, pues hoy vas a tirar de tuit chagui con la izquierda como si lo hubieras echo toda la vida.

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Salí y cada acción que el madrileño realizaba con su pierna buena, la izquierda, era recibido con un simultáneo de Tuit con mi pierna izquierda.

Acabo el combate y me levantaron la mano como campeón de España.

Y sí, abrace a Jordi como si fuera la única persona que existiera en ese momento en la vida porque él también había sido campeón conmigo.

Había hecho que ganara un combate solo transmitiéndome seguridad en lo que yo hacía.

Gracias Jordi Martínez “LA YAYA”, gracias y mil gracias por haber echo de mi algo mejor, como competidor y como persona.

Jordi allá donde estés te estaré eternamente agradecido, descansa en paz.

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Es Taekwondo quiere agradecer la colaboración del grupo de Facebook “Amigos y alumnos maestro Jordi Martínez” (https://www.facebook.com/groups/423867894402082/?fref=ts) y de sus amigos que han enviado sus emotivos comentarios y nos han autorizado a utilizar las fotos de este artículo.

Brigitte Marti Blanco para Es Taekwondo Magazine

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