Periodismo y literatura

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El Caso Satanowsky Y la ruptura de fronteras entre Periodismo y literatura1

No tengo otra forma de definir a Rodolfo Walsh que tomar la frase de Madame Staél referida a Schiller: “La conciencia es su musa” Osvaldo Bayer

Es necesario admitir que al intentar tocar esas fronteras de las que se habla en este título, se cae en una petición de principio, pues de antemano se está dando por hecho que existen diferencias entre literatura y periodismo, lo cual con la obra de Rodolfo Walsh, también citada en el encabezado, queda en entredicho; Por esto, más que hablar de las diferencias entre ambos, me referiré a la cercanía existente entre ellos; valga decir que El caso Satanowsky servirá como pretexto para abordar el asunto. (Walsh,1997) Habría que decir, en primera instancia, que históricamente atravesamos una época en la que todos los órdenes preestablecidos se rompen, las fronteras se desfiguran y los conceptos totalitarios se ven rezagados; esta extraña época en la que modernidad y postmodernidad se confunden y se presentan como conceptos algo abstractos e intangibles, nos permite damos cuenta de que el Dios ha muerto de Nietzche no pierde vigencia. La literatura no ha sido ajena a esta realidad y esos géneros de los que tanto se ha hablado, se han mezclado a tal punto que en ocasiones se hace imposible deslindar dónde comienza uno y acaba el otro. En ese sentido, cabe destacar también, que la hibridación ha traspasado esos límites internos y ha trascendido para mezclar la literatura con otras disciplinas, si se permite el término, de tal manera que conceptos como el de “periodismo literario” o “periodismo cultural”, se han acuñado y han ganado un lugar en nuestro léxico. Vale la pena aclarar que la idea de fusionar literatura y periodismo no ha sido del todo acogida por los escritores; según Alberto Salcedo Ramos, un afamado periodista de la universidad autónoma del Caribe, Para algunos escritores, la expresión periodismo literario es sospechosa: o es periodismo o es literatura, 1

Trabajo presentado como requisito académico para el seminario Acercamiento a la narrativa, orientado por el profesor Rigoberto Gil


dicen, porque suponen que no es posible contar que subió el precio de los tomates, con el mismo lenguaje con el que se escribe la poesía . Sin embargo se da por sentado el hecho de que la literatura sólo puede hablar de temas idealizados, abstractos y fuera de la realidad, de esta manera se desconoce que toda obra literaria está inmersa en un contexto sociocultural concreto y que por lo tanto refleja de alguna manera la realidad que la circunda, aun cuando su naturaleza este ligada a la ficción. Por otra parte, hay que notar que la belleza de la literatura no está sólo en lo que dicen las palabras, también hay estética en lo no dicho y en la manera en que se dice. En este sentido Walsh gana terreno, ya que a través de El Caso Satanowsky, mezcla la denuncia frontal ante las injusticias de la Junta militar en Argentina, con una manera magistral de contar sucesos por medio de un lenguaje cargado de elementos poéticos y dramáticos que contribuyen a la recreación de un caso judicial bastante sonado en el país del sur. Vale la pena hacer ver que si bien el asesinato del doctor Satanowsky es importante, su relevancia está dada por el ejercicio investigativo de Walsh, por el hecho de las múltiples reediciones de la obra, que, más allá de reflejar un caso concreto, muestra las ignominias sufridas por el pueblo argentino en los años 70. De esta manera, la figura del abogado de origen judío, queda como telón de fondo ante el tratamiento del lenguaje y el compromiso del autor con la sociedad. A propósito de este último asunto, a Walsh se le ha elogiado en diversas ocasiones, una de ellas estuvo a cargo de García Márquez: Rodolfo Walsh dirigió a la junta militar argentina una carta acusatoria que quedará para siempre como una obra maestra del periodismo universal. Ésa fue la carta que le costó la vida. La escribió desde la clandestinidad, en Buenos aires, la ciudad hermosa y desdichada donde su compatriota y colega Jorge Luis Borges, candidato finalista al premio Nóbel, recibió alborozado una condecoración infame de Pinochet y aclamó a los gorilas argentinos como los salvadores de su patria. (García Márquez, 1999:179)

En el comentario de Márquez, se descubre, a parte del reconocimiento para Walsh, una crítica mordaz a los escritores que dejan de lado la realidad de su sociedad, en este caso representados nada menos que en la figura de Jorge Luis Borges.

Textos proporcionados en el programa de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Quindío, sin otra referencia bibliográfica


En este caso se podría pensar que se le exige a la literatura un fin determinado, sin embargo podría pensarse también en un periodismo de alta calidad que se transforma, o mejor se confunde, con la literatura. De esta manera las fronteras entre géneros se hacen invisibles. Lo cierto es que Walsh, asume un compromiso serio consigo mismo y por ende con la literatura, el periodismo y, sobre todo, con su sociedad, tanto en Satanowsky, como en Operación masacre y en la Carta abierta a la junta militar.

Ningún personaje Verdadero es un simulacro levantado con palabras Ernesto Sábato

Un aspecto relevante en la posible diferenciación entre ambos géneros se da a partir de la construcción de los personajes; en la literatura, según Juan José Hoyos, existen personajes falsos productos de la invención literaria, mientras que en el periodismo los personajes son “verdaderos”, tomados de la vida real, al menos eso se pretende en los relatos de no ficción empleados en el periodismo. (Hoyos, 2003:279) Habría que refutar de antemano el concepto de falsedad planteado por Hoyos, ya que se diría que personajes como Don Quijote, Mr. Hyde o Aureliano Buendía son falsos y nos veríamos en aprietos para sustentar esa pretenciosa tesis; sería mejor decir que los personajes de uno y otro pertenecen a realidades diferentes. Lo que sí es innegable es que, en ambos casos, son las piezas fundamentales de una red de relaciones. (Hoyos, 2003:280) Aún así, tendríamos que desconfiar de la “realidad” de los personajes en el periodismo; si bien es cierto que se extraen de situaciones concretas reales, hay que tener en cuenta que lo que refleja el autor es sólo una parte de la realidad que conoce del personaje en cuestión; teniendo en cuenta también que los conceptos de objetividad y subjetividad se han resignificado, habría que decir que la visión del autor está enmarcada desde su subjetividad por más objetivo que pretenda ser. En este sentido, la figura de Marcos Satanowsky, que además de ser un abogado que logra ganar un caso en defensa de la prensa, representa la influencia judía en las altas esferas de la sociedad Argentina y quizás latinoamericana; se convierte en un personaje híbrido, pues, de manera directa, representa al abogado de Peralta Ramos y de manera alegórica, se muestra como la representación de toda una sociedad afectada por un régimen militar que desconoce toda libertad de expresión, que se siente ante cualquier derrota por leve que sea y que mantiene su autoridad a través del terror.


Quizás sea una ambiciosa hipótesis, pero pareciera que Satanowsky no es otra cosa sino un pretexto de walsh para llevar a cabo su denuncia comprometida, su profesión de periodista y su magia de escritor, aún en la no ficción. En el mismo sentido, hay que apuntar que esos personajes de la “realidad”, lindan en muchas ocasiones con los de la ficción; resulta difícil, – al menos para mí, que soy un lector ingenuo - aceptar que alguien pueda hacer tantas jugarretas para quedarse con las instalaciones y el nombre de una empresa como ocurre en la obra de Walsh, o imaginarse al dueño de la empresa haciendo hasta lo imposible por recuperarla; ni que se diga de Satanowsky, que llega a jugar hasta el papel de héroe, mientras el caso avanza, él decide estar fuera del país al frente de sus negocios particulares y luego, cuando la situación está casi al límite, llega como elemento salvador. En estas circunstancias, cómo no pensar en literatura, cómo resignarse a asumir la obra sólo como periodismo estando al frente de un personaje de esta talla.

El debate entre la ficción y la no ficción

La pregunta por los géneros de ficción y los de no ficción se ha hecho cada vez más difícil de resolver, los periodistas que narran historias tiene que asumir la dificultad de usar formas narrativas que han sido propias de los géneros ficcionales. Pero la relación no es unidireccional, se ha convertido en una dialéctica constante, El periodismo ha influido en la literatura en los métodos de aproximarse a la realidad y recolectar la información de los hechos que luego van a ser objeto de tratamiento literario… La literatura a su vez, ha influido en el periodismo sobre todo con la trasposición de estructuras y formas narrativas propias del cuento, la novela y el teatro… (Hoyos, 2003:55-56)

En El caso Satanowsky, Walsh cuenta una historia que realmente sucedió y así lo demuestran los documentos anexados en el texto y las pesquisas hechas a través de la Internet; sin embargo, las formas que usa nos conectan con un texto literario lleno de elipsis, de líneas que no dicen lo que ocurre pero hacen intuirlo. Por otra parte, terminamos creyendo en “…El hombre que vio al hombre que vio al oso…” (Saer, 1999:9), como lo plantea Saer; confiamos en la información de Walsh, que la recogió en juzgados, a través de fotos, testimonios; y además, asumimos que la información es verídica.


De esta manera aceptamos una realidad cargada de ficción, ficción que ha puesto allí, aun sin proponérselo, el autor; hablamos entonces de una realidad que se ficcionaliza por la mirada del escritor y de una ficción que se torna real a través de los datos y las formas de comprobación propias del ejercicio periodístico. Una vez más los límites se traspasan y se complementan para construir un “producto” enriquecido por dos vertientes. Walsh ficcionaliza El caso Satanowsky cargándolo de subjetividad en la redacción, en el interés de mantenerlo actualizado y en el ánimo que se descubre en sus palabras; pero al mismo tiempo hace que esa ficción se convierta en realidad sustentando todas sus afirmaciones en un ejercicio investigativo serio. Ahora bien, durante mucho tiempo, - como lo plantea Saer – se han puesto en la balanza la ficción y la verdad, haciéndonos creer que una es el antónimo de la otra. Podemos por lo tanto afirmar que la verdad no es necesariamente lo contrario de la ficción, y que cuando optamos por la práctica de la ficción no lo hacemos con el propósito turbio de tergiversar la verdad. (Saer, 1999:11)

Al final, confundimos lo verdadero sólo con lo verificable y reducimos nuestra visión sobre los fenómenos culturales. En El caso Satanowsky, todo es verificable, sin embargo no todo es verdad; pasando por impertinente, diría que la obra en sí encierra grandes ficciones; por un lado está la reconstrucción de los hechos a partir de pruebas interpretadas por Walsh; luego, la idea de que lo más importante es el asesinato del abogado y no todo el proceso de investigación - redacción, y lo que este representa en la idea de “periodismo literario”.

Géneros dentro de los géneros

Cuando se hace periodismo es común usar como modelo la narrativa, es decir, se cuentan historias; sin embargo, Walsh utiliza en Satanowsky un recurso que da más pistas sobre la mezcla entre periodismo y literatura, el género dramático: La comedia empieza así: PERALTA RAMOS. – siéntese doctor Schwarzberg, siéntese. SALÍS. – yo tengo entendido que al doctor Satanowsky se le hizo llegar por medio del hermano. (Discuten todos) (Walsh, 1997:38)


Más adelante, lo hace nuevamente, ahora hasta con acotaciones Como para darle la razón, tres días después, a las 15.40, la voz volvió a llamar, atendió Noemí Satanowsky LA VOZ. – Hola, ¿la señora Rossana? NOEMÍ. – No, ¿Qué quiere? V.- ¿está el doctor Isidro? N. - ¿De parte de quién? (Walsh, 1997:85)

Las pruebas están en la obra misma, la tarea de definir si es esto o lo otro se hace difícil, - para quienes quieren hacer la diferenciación obviamente -, las fronteras nuevamente se estrechan y hacen del asunto un callejón sin salida. Si aceptamos que aún así es periodismo puro, cómo explicar la incursión de la dramaturgia en el texto, salvo un lejano antecedente del que se habla en Argentina sobre un poeta en verso, no se conocen muchas cosas sobre periodismo fuera de la prosa. A propósito del asunto, este autor también sirve para apoyar la hipótesis de que literatura y periodismo, son más cercanas de lo que creemos: Anteayer, día de fiesta, salieron a relucir maravillas que yo nunca había admirado aquí. Vi más de tres mil mujeres y ¿por qué no había de decir que de las tres mil, por lo menos me gustaron..., las tres mil? (Monguió, 1983)

Pero éstas no han sido las únicas veces que lo periodístico se toca con lo literario, si recordamos bien, Juan Rodríguez Freyle, ya lo había hecho; obviamente sin los conceptos que hoy manejamos, mezcló las crónicas que debía mandar a la “Madre patria”, con relatos de una alta dosis de ironía, humor y hasta gestos modernos, propios de la literatura como rectificar errores en la obra abiertamente . Son también necesarias las citas correspondientes a las obras de Daniel Defoe; con su Diario del año de la peste, hace un trabajo literario cargado de datos investigativos propios del periodismo. Truman Capote a quien se le considera el iniciador real del género, ya lo había hecho también.


Dónde poner a El caso Satanowsky

Después de leer la obra de walsh, cualquier lector - hasta el ingenuo como yo -, preguntará por qué no hablar de la “novela policial”; la respuesta es relativamente simple, al hacerlo estaríamos cayendo nuevamente en una petición de principio, estaríamos aceptando desde el principio es sólo literatura. Además aquí no se trata de encasillar los términos, todo lo contrario, hablamos de que los límites entre literatura y periodismo se rompen en la obra de walsh. ¿Dónde ponerla?, en un pedestal sostenido por la calidad del escrito más que por sus afluentes. Si la decisión es personal, yo me quedo con el término comúnmente usado, periodismo literario, no es sólo literatura y mucho menos periodismo únicamente. Por el lado que se mire el asunto, llegamos a una etapa de crisis tanto para el periodismo como para la literatura, crisis que marca una evolución para los dos; en el primero hace recordar la necesidad de un nuevo periodista o periodista del nuevo siglo (Ramonet, 1999); en la segunda, nos remite a la evolución de la novela y de la literatura de la que habla Carlos Fuentes en ¿Ha muerto la novela? (Fuentes,1995), también Fernández Parrat se ha referido al asunto, anotando: Contrariamente a la idea extendida de que los géneros periodísticos han ido desapareciendo hasta perder vigencia, Josep Mª Casasús y Luis Núñez Ladevéze (1991:88) sostienen, de manera similar a Fontcuberta y Gomis, que los mismos han sufrido varias crisis, transformándose con el paso del tiempo. La primera crisis, producida entre los años 1920 y 1930, estaba vinculada a la ruptura de los géneros periodísticos “tradicionales” debido a la influencia que tuvo la literatura de vanguardia en la prensa (Fernández Parrat, 2001)

Sea esta una mera aproximación a este asunto complejo y apasionante que requiere revalorar nuestra actitud taxonómica ante una obra que se rehúsa a quedarse estática.

Bibliografía Bayer, Osvaldo (1972). “Rodolfo Walsh: Mito y Tabú” en Operación Masacre. Buenos Aires: Ediciones La Flor. Defoe, Daniel (1983). Diario del año de la peste. Barcelona: editorial Bruguera


Fernández Parrat, Sonia (2001) debate en torno a los géneros periodísticos en la prensa: nuevas propuestas de clasificación En ZER, núm. 11,Bilbao, UPV, consultado Septiembre de 2007 en: http://www.ehu.es/zer/zer11web/sferparrat.htm Fuentes, Carlos (1995). “¿Ha muerto la novela?”, en Geografía de la novela. México: Fondo de cultura económica. García Márquez, Gabriel (1999). “Rodolfo Walsh, el escritor que se le adelantó a la CIA”, en Por la libre, obra periodística 1974-1995 Bogotá: Editorial Norma Hoyos, Juan José. (2003) Escribiendo historias, el arte y el oficio de narrar en el periodismo. Medellín: Editorial universitaria de Antioquia Monguió, Luis (1983) AIH. Actas VIII. Un periodista en el Río de la Plata 1874-75 Ramonet, Ignacio (1999). “El periodismo del nuevo siglo”, en La Factoría, número 8.Consultado Septiembre de 2007 en: www.lafactoriaweb.com/articulos/ramonet.htm Saer, Juan José. “El concepto de ficción”, en Textos polémicos contra los prejuicios literarios. México: Planeta. Walsh, Rodolfo (1972). Operación Masacre. Buenos Aires: Ediciones La Flor. Walsh, Rodolfo (1977). “Carta abierta de Rodolfo Walsh a la junta militar”. Buenos Aires. Walsh, Rodolfo (1997). El caso Satanowsky. Buenos Aires: Ediciones La Flor.


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