Sí, el Gobierno federal ha rendido el poder del Estado y ha claudicado en todo. Bajo la presión de la violencia, sin opciones disuasivas y poniendo la fuerza pública a merced de los agitadores, convirtió a la CNTE en el factor esencial de interlocución y negociación de la reforma educativa y de toda la agenda de la educación, y vigorizó así su poder de convocatoria entre los maestros del país y por encima del SNTE y de todos los sindicatos; y con ese poder y esa popularidad ganados entre los profesores –el mismo poder y la misma legitimidad perdidos por el Gobierno entre los ciudadanos (y en la opinión pública del mundo entero)-, ese sector magisterial, cuya agenda va más allá de los educativo e incluye cláusulas no escritas de ingobernabilidad y sedición, se dispone ahora a tomar el control pleno de todo el magisterio nacional. En Oaxaca la CNTE convirtió en un títere vergonzante y lastimero al gobernador Gabino Cué.