A la sombra de todo el éxito económico en Cancún avanza de forma acelerada el rezago urbano, social, la marginación, la pobreza extrema, la afectación de los recursos naturales y la contaminación. Avanza también la falta de interés institucional para la elaboración de políticas públicas. Y mientras el deterioro incontrolable de la principal ciudad turística del país es cada vez más evidente, y en donde se han rebasado los umbrales críticos para la población, persiste la politiquería y un panorama gris de una ciudad que ha sido ahogada por la corrupción y un demencial crecimiento poblacional y urbano desordenado.