Por cada quintanarroense con buen historial crediticio hay otro que no paga sus deudas, cae en morosidad y se le cierran casi todas las puertas para obtener más préstamos. De esos quintanarroenses endeudados y morosos, al menos 70 mil son cancunenses. Cuando además de deudores tienen valores informativos, críticos y de responsabilidad escasos, son vulnerables a las tentaciones de la ganancia con el menor esfuerzo; candidatos perfectos, por ejemplo, a lo que puede denominarse como ‘estafas piramidales’, esos esquemas facilistas de engañosa multiplicación del dinero, donde la promesa de recibir hasta 700 por ciento de una inversión inicial les ha permitido a los promotores del negocio de las “pirámides” cobrar un auge patológico e impune en el Caribe mexicano, sobre todo en Cancún.