Hace casi 30 años, la isla de Holbox, en el Municipio de Lázaro Cárdenas, era un paraíso natural que se creía inviolable y eterno: playas diáfanas de azules irrepetibles ysedosas arenas blancas tras una densa selva vital de especies únicas de flora y fauna, con un pueblo de pescadores y hecho de mar y para el mar. Pero a poco, como todas las comunidades caribes vecinas con escenarios naturales de alto potencial turístico y propicias para la explotación económica, Holbox se fue tornando objeto de mercenarios y depredadores disfrazados de empresarios y gobernantes, y hoy sigue los pasos de la codicia privada y la irresponsabilidad pública que han devastado a toda prisa la sustentabilidad ambiental y la viabilidad del desarrollo de Cancún, la zona continental del Municipio de Isla Mujeres y lo que hoy es la llamada Riviera Maya, entre Puerto Morelos y Tulum; un territorio para la privatización, el despojo, la violencia y la ruina ecológica, cultural, urbana y humana.