S ignos LAS CONTRARIEDADES DE PALAZUELOS Y EL MC
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l caso suyo pudiera ser extraño si no ocurriera en un entorno de idolatrías presidencialistas -aseguradas con los bonos presupuestarios de la ‘política del bienestar’- donde todo lo que decida el Presidente -como las candidaturas que le convengan, por nocivas que sean- es bueno, popular, y a veces sagrado. Desde ese frente se acusa al personaje de alta frivolidad y de todos los vicios y defectos morales con que la fama y los moldes de la industria del espectáculo, de la que ha formado
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7/02/22
I estosdías
parte, pudieron marcar para siempre su naturaleza humana. Pero ha sido esa popularidad mediática (la emergida de las fraguas de la telebasura que han enajenado a grandes sectores nacionales iletrados durante décadas y generaciones, y han garantizado, asimismo, la existencia de todas las idolatrías y todos las creencias masivas en la salvación prometida por los profetas iluminados de la fe política o religiosa) de la que ha echado mano su hoy partido para hacerlo candidato, asumiendo que en la popularidad de sus frivolidades y en las frivolidades idiosincrá-