Quintana Roo destaca en México y el mundo por la concentración y multiplicación de sus patologías sociales y la degradación humana que padece, debido a su incomparable inmigración y a su descontrolada colonización de grandes grupos de personas a menudode la peor condición espiritual y material, que en su circunstancia extrema de indigencia absoluta llegan de todos los sitios de la exclusión a hacinarse en las principales ciudades de la entidad, atraídas –como ‘la hojarasca’ promiscuade la decadencia macondiana- por la oportunidad de sobrevivir a costa de lo que sea, de quien sea y en las condiciones que sean, con la garantía de que todo está permitido –o la noción de que nada está prohibido-, de que la autoridad tiene la misma catadura lumpen y la cualidad cultural de ellas, y de que la ley es la ley de la selva y del sálvese quien pueda porque del mismo modo que no se obliga ni se regula nada, nadie hace tampoco, por nadie, nada, y no hay, por tanto, el mínimo sentido de comunidad y pertenencia ni el menor