El Bestiario Santiago J. Santamaría Gurtubay *Columnista Colaborador
LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DE ESTADOS UNIDOS, CON ‘LISTAS ROJAS’ EN MIAMI CONTRA SIMPATIZANTES DE CUBA. ¿DICTADURA O DEMOCRACIA?
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l ‘3 de Noviembre’ no sólo definirán el rumbo que tome este país norteamericano –continuidad (Donald Trump) o cambio (Joe Biden)–, sino que influirán en el fondo y, sobre todo, en las formas y el enfoque de las relaciones internacionales, es el caso de Washington y La Habana. Los latinoamericanos no votan en las elecciones estadounidenses, dentro de unos días, el próximo 3 de noviembre de 2020, una jornada histórica, pero su futuro económico-comercial, social y geopolítico se vuelve a poner en juego en estos comicios. La reelección del republicano de Donald Trump en la Casa Blanca, por otros cuatro años, o la ruptura que representa Joe Biden, el vicepresidente con el demócrata Barack Obama, va a depender en ciertos Estados, algunos claves como Florida, del voto hispano o latino. Hace tiempo que Latinoamérica dejó de ser importante en la agenda internacional de EE UU. Ni el triunfo de Joe Biden ni la reelección de Donald Trump harán cambiar su posición periférica. Pero, en esta ocasión, la pandemia del Covid-19, las tareas posteriores de reconstrucción, más importantes si cabe en un área tan golpeada como la región, y el cada vez más intenso enfrentamiento geopolítico entre China y EE UU, Pekín y Washington, otorgan a estos comicios una importancia especial, reforzada por el contagio del presidente y su entorno. La elección del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la resolución de la crisis venezolana, las sanciones contra algunos países latinoamericanos (Cuba, Venezuela y Nicaragua) y los equilibrios regionales son sólo algunas de las cuestiones que han estado y seguirán en juego y que, de alguna manera, se verán afectadas por el resultado y por la identidad del ganador. Prueba de este papel secundario ha sido la nula presencia de temas latinoamericanos en el primer debate entre Trump y Biden, aunque lo mismo se puede decir de la mayor parte de los temas internacionales. En realidad, si alguna de estas cuestiones se hubiera abordado hubiera sido sólo en clave interna. Sin embargo, el periódico mexicano El Economista tituló: “Primer debate presidencial: Trump y Biden se concentran en problemas internos; de México, ni una palabra”. Una vez más se ve que si EE UU se ocupa de América Latina, mal (y peor si se ocupa mucho), pero si no lo hace también mal. Si bien el panamericanismo y las relaciones hemisféricas se han desarrollado desde mediados del siglo XIX, América Latina fue motivo de especial preocupación para Washington después de 1959, tras el triunfo de la Revolución Cubana. La alianza entre Fidel Castro y la URSS, durante la Guerra Fría, aumentó el temor de las sucesivas administraciones. Tras el frustrado intento de Bahía de Cochinos, el castrismo intentó protegerse de una nueva “agresión imperialista”, exportando la revolución a su entorno (décadas de 1960 y 1970). La búsqueda de aliados en la izquierda latinoamericana, el impulso de la lucha armada y la creación de focos guerrilleros fueron un problema constante para Washington. 13
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26/10/2020
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