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El minotauro Turismo, entre luces y

Minotauro

Nicolás Durán de la Sierra

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des a incorporar clorificadores en los sistemas públicos de dotación de agua potable. Y no dudo que la salud pública en México sufra una transformación positiva durante y después de la pandemia del Covid-19, observando lo que está ocurriendo en dicho sector a raíz de la incursión masiva del nuevo coronavirus. Y desde antes de que el mismo se diera a conocer, pues hay que recordar que además del presupuesto oficial canalizado a este ramo, el gobierno venía hablando de la necesidad de su rescate y reforzamiento por las endebles condiciones a que lo llevaron los anteriores gobiernos. La misma venta del avión presidencial, tan polémica e inconclusa, se comprometió para la adquisición de equipos médicos. Con experiencias tan negativas en el pasado, en las que autoridades estatales y federales se tardaron lustros en construir y poner en operación hospitales como el “Dr Jesús Kumate” de Cancún,; la clínica de especialidades del ISSTE y el Oncológico en Chetumal, sin contar el infame rezago histórico en instalaciones, equipo y personal médico que prevalecía en la presta ción de este servicio vital para la creciente población de las ciudades turísticas del norte de la entidad, en Quin tana Roo el Covid-19 motivó a las autoridades a equipar y habilitar los hospitales abandonados para hacer frente a la contingencia y con la participación del Ejército y la Marina se construyeron tres hospitales provisionales y se incrementó considerablemente el número de camas, al grado que la capacidad hospitalaria actual, con todo y que la incidencia de infectados por el nuevo coronavirus es de las cinco más altas del país, tiene una ocupación de entre el 30% y el 40%. Sin embargo, no se pueden echar las campanas al vuelo ante los efectos no tan severos que ha tenido la pandemia del Covid-19 en México en general y en Quintana Roo en particular. Y digo no tan severos en comparación a lo que los adversarios políticos y críticos del gobierno que encabeza el Presidente Andrés López Obrador auguraron para descalificarlo ante la opinión pública nacional, porque al final de cuentas la epidemia ha sido catastrófica para todos aquellos mexicanos y mexicanas que tuvieron la desgracia de contagiarse de manera grave o de perder a un familiar cercano o a algún amigo como consecuencia de la infección. O tam bién para aquellos cuyo sustento y el de sus familias se vio severamente afectado por perder su empleo o ver inactivo su negocio. El riesgo para la salud de todos más que latente, sigue presente hasta que no se cuente con una vacuna contra el Covid-19 o se tenga debidamente probado un tratamiento efectivo que restablezca la salud sin mayores secuelas a quienes se infecten. Por eso no se debe bajar la guardia de las medias preventivas tanto en lo personal como en lo colectivo. Y mucho menos en las autoridades, que si bien hasta ahora han sobrellevado la contingencia sin mayores problemas y se han preparado con la infraestructura hospitalaria y el equipamiento médico hasta ahora suficientes no han cruzado aún el río como para soslayar sus remolinos y corrientes traicioneras…

TURISMO, ENTRE LUCES Y SOMBRAS

Si bien las buenas noticias desplazan las

sombras que aún opacan el horizonte del Esta do, éstas no dejan de ser ominosas. Es probable que, como recién dijera el gobernador Carlos Joaquín, para finales de mayo se pueda celebrar que no hubo que utilizar la mayoría de las camas dispuestas para el coronavirus, pero no será tan rápido el proceso de recuperación económica. Si bien con decesos, el cotejo general nos será positivo, como se espera también en el resto del país, la reactivación del turismo, nuestro puntal económico, en buena parte dependerá de la reactivación financiera de los Estados Unidos, que es nuestro mayor emisor de vacacionistas, y esta recuperación no se antoja cercana por el brutal impacto del Covid 19 en aquel país. La afirmación del presidente Donald Trump en cuanto a que para reactivar la economía de su país hay que dejar atrás la “sana distancia” como método para combatir la epidemia, es una amenaza para el turismo no sólo de Quintana Roo sino de todo el orbe. “Es posible que haya algunos muertos porque la gente no esté en sus casas, pero hay que reactivar la economía”, dijo a ABC News. Pese al más de un millón de afectados y más de 70 mil muertos, con su habitual lenguaje bélico y tras afirmar que la epidemia es un golpe peor que el de Pearl Harbor, el presidente llamó al país a “verse como guerreros” y dejar sus casas… Todo esto hace suponer que la lucha contra el Covid 19 allende el Bravo no será fácil ni será rápida, pues es previsible un conflicto político interno. Quizá sea tiempo para que el Estado, como eje nacional del sector, amplíe su oferta a otras regiones del mundo y, en los primeros meses de la reactivación, se nutra del turismo interno. Sin duda las autoridades mexicanas de todo orden han estado a la altura del desafío, pero hay problemas que escapan a sus manos y la errática lucha contra la pandemia en Estados Unidos es una de ellas.

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