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La cosa Pública - El Covid-19 y los retos y
a la corrupción pública y a esos privilegios devastadores es, también, de las más lucrativas y utilitarias, de las menos solidarias con sus trabajadores, y de las que menos pagan y más abusan de los derechos labo rales; y que su crecimiento inversor, en general -tan desregulado y libertino, como la complicidad política que lo ha prodigado y tanta descomposición urbana, ambiental y social ha estimulado en sus alrededores-, ha procurado más rezagos y males sociales -tantos como la inmigración y la colonización incontinente de la pobreza-, que aportes y dividendos tributarios para el bienestar y el verdadero desarrollo.) De modo que sí: la empresa turística del Caribe mexicano es la más importante del país y es funda mental en la economía de Quintana Roo, sin duda. Lo es, del mismo modo que, así como no hay empresario que no piense primero en sus ganancias -al menor costo y con menos nómina- que en favorecer el empleo (es la lógica del Yo y de la propiedad privada), también en el Caribe mexicano hay excepciones que confirman la regla de los capitales que se benefician más de la corrupción del poder público y de la explotación laboral, que de sus méritos inversores legales y ambientalmente sustentables, y de la justeza de las relaciones obrero-patronales. Pero no son las excepciones que confirman la regla, sino quienes la hacen, los que quieren imponer ahora, como acostumbran, las decisiones del Gobier no que más convienen a sus ganancias particulares y no a sus trabajadores, a los ciudadanos y al interés público (y aun a sí mismos, en tanto se trata de su salud personal y la de sus familias). Esa decisiva mayoría empresarial es tan categóricamente insensible, obsesiva y cínica, que piensa más en su rentabilidad corporativa y su dividendo financiero, que en su preservación física misma y la de los suyos frente al asedio, violento y silencioso, de la primera enfermedad global de todos los tiempos. ¿Se entienden inmunes? No. Lo que queda claro es que ellos mismos se piensan en dinero: si pierden, no valen, no existen, no son. Y, si no son, lo demás o los demás, qué importan. Si, como se ha documentado y es sabido, un sólo establecimiento hotelero -el Princess, de Playa del Carmen- tuvo ganancias del orden de los setenta millones de pesos el año pasado y echó a todos sus empleados a la calle y sin salario, ¿puede creerse en el valor moral y social de ese tipo de negocios, y en la virtud de sus demandas para abrir cuanto antes la economía turística con la finalidad de reactivar el empleo y el beneficio de los ingresos fiscales? ¿Eres capaz de cerrar las puertas de tu lucrati
vo negocio -y para el que has recibido todo género de beneficios públicos, incluida la promoción internacional, durante décadas, con dinero del erario de todos, sin faltar las contribuciones impositivas de los trabajadores hoteleros- sin deshacerte de la mínima ganancia, durante la contingencia, para socorrer a tus trabajadores, que más viven de sus propinas que de lo que les pagas; y cuando más golpea la peste quieres abrir de nuevo el negocio para no dejar de seguir ganando? ¿Y dices que lo haces para salvar el empleo, y porque si las empresas como la tuya no se reaniman ahora mismo, de más está que la gente sobreviva al virus si al fin y al cabo habrá de sucumbir a la falta de dinero? ¿Hay que atender ese tipo de prioridad empre sarial en el entorno y en la hora más letal de la pandemia? ¿Hay que poner esa vacuna económica por encima de la que se necesita contra el virus?
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Dos, los tontos irredimibles:
No hay modo de salvarse de ellos. Son manadas. Son refractarios al sentido común y a la menor recomendación que los distraiga de su rutina diaria, e innecesaria. (No los individuos que deben salir a trabajar porque no tienen alternativa, por supuesto, y lo hacen atenidos a la conciencia del riesgo inevi table de tener que hacerlo, no, sino quienes no se soportan en familia o en casa, y necesitan el hábitat de la vagancia, el delito o la frivolidad; los que no son ni tienen destino de valor ni acaso les importe el derecho a la felicidad, y lo mismo les da la vida y el futuro del vecino y del prójimo; los que en la anónima cotidianidad da igual que existan o que no, y ahora, cuando la muerte puede escupirse en cualquier esquina, son bombas de contagio en su indeseable andanza callejera). No hay modo de salvarse de ellos. Y ahora, cuando la pandemia abruma y no la sienten y no existe para ellos -porque no han tosido a muerto ni la muerte ajena los conmueve-, salen cada vez más, y más seguros de que el mundo ya está siendo el mismo de sus mejores tiempos, y uno siente su aleteo y sabe que han de ser como los murciélagos chinos posibles de la mutación originaria. Y sabe que lo único que se puede hacer con ellos, desde el claustro y la impotencia, es maldecirlos.
- EL COVID-19 Y LOS RETOS Y RIESGOS POR LOS QUE NINGÚN OTRO GOBIERNO HA PASADO…
Más allá de que se apruebe o desapruebe
en la opinión pública nacional la gestión del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la República, nunca un símil en la historia de los gobiernos posrevo lucionarios ha enfrentado en tan poco tiempo adversidades más graves y campañas mediáticas más severas y constantes contra su accionar. Desde las decisiones que tomó para cancelar el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, que se estaba construyendo en Texcoco y para el que a estas alturas y con la pandemia no hubiera recursos para concluir dado su inflamadísimo costo; para de rescatar al sector energético nacional, construir nuevos sistemas y rutas ferroviarias, entre muchas otras acciones y decisiones que anunció desde su campaña presidencial, todo ha sido duramente cuestionado y muchas veces tergiversado, como sus socarronerías mañaneras, buscando su debilitamiento político personal y el desprecio electoral hacia el Movimiento Regeneración Nacional que él hizo partido exitoso pese a muchísimos elementos negativos que se le agregaron a nivel central y en todas las entidades federativas. Hasta diciembre de 2019, acabado de cumplir su primer año de gestión, la mayor crítica se centraba en el decrecimiento económico que venía afectando al país, como parte de un problema global pero que se le endosó a su gobierno por la decisión tomada en contra del frustrado aeropuerto de Texcoco. Sin embargo, la firma del nuevo tratado comercial con Estados Unidos y Canadá y un magno acuerdo con el sector empresarial del país para ejercer millonarias inversiones privadas y públicas durante 2020 generó ciertas expectativas favorables a su gobierno pero no interrumpieron las críticas ácidas a su gestión. Con la aparición del nuevo coronavirus Covid-19 en la ciudad de Wuhan, China, y su propagación como pandemia, el mundo pareció caerle encima al gobierno de la 4T, que a decir de sus detractores no estaba capacitado para enfrentar tan tremendo riesgo sanitario. Luego la debacle económica ocasionada por las medidas de contención de la contingencia sanitaria mundial y el derrumbe de los precios del petróleo. Por eso digo que nunca un gobierno de México, desde el siglo pasado, ha enfrentado los retos y los ries
gos que hoy enfrenta nuestro país. Son muchos y variados, todos graves y profundos. El de mayor gravedad y que todavía es inescrutable, es el de la pandemia Covid-19. Y estas son las consideraciones que tengo sobre el tema y el tratamiento que el gobierno le ha dado: Como nunca se reforzó en el país la capacidad hospitalaria del sistema de salud pública y se le dotó con ventiladores y equipo médico preventivo para la atención de la pandemia del Covid-19. La participación del Ejército y la Marina, ha sido fundamental para la rehabilitación de hospitales que fueron abandonados en anteriores gobiernos y para la habilitación de hospitales provisionales que ampliaron considerablemente el número de camas disponibles para atender a los infectados por el nuevo coronavirus. A nivel federal y en los estados se ha dado una información permanente y suficiente sobre la afectación del contagio en la sociedad, con números precisos de infectados confirmados, decesos relacionados con el Covid-19 y estimaciones aproximadas del alcance que puede tener el contagio entre la población mexicana, en base a reglas metodológicas usadas en epidemiología. Se dice mucho que después de esta pandemia las cosas en el mundo ya no serán iguales, que se cambiarán muchos hábitos laborales y de convivencia, que muchos negocios que ya incursionaban en el mercadeo a través de la web y con servicios a domicilio se consolidarán y los que no lo hacían y se vieron en la necesidad de incursionar en estas modalidades durante la pandemia, lo reforzarán ante los nuevos hábitos que la presencia del Covid-19 ha creado entre los consumidores.
El uso de cubre bocas y otros hábitos de higiene preventivos, será más común observarlos en un buen número de individuos calados por las dimensiones alcanzadas por la pandemia que aún nos mantiene en vilo, lo que también dará auge a muchos negocios e industrias relacionadas con los productos necesarios para satisfacer dicho comportamiento sigiloso por parte de amplios segmentos de la sociedad ante el temor de que otros contagios surjan el futuro. La epidemia del cólera de principios de la década de 1990, revolucionó el consumo de agua purificada y con ello la proliferación de negocios y el crecimiento de grandes industrias, amén de que obligó a las autorida-