reúne un bloque de libros cuyo contenido está dirigido a potenciar el nivel de cultura en los niños y adolescentes. Son libros de historia, geografía, relatos de aventuras y viajes e incluso lecciones de física, química o náutica, hábilmente insertadas en cuentos atractivos. En esta última tendencia se puede incluir ‘Micromegas’. Eduardo Mendoza Garriga (Barcelona, 11 de enero de 1943) es un escritor español. Su estilo narrativo es sencillo y directo, sin hacer abandono del uso de cultismos, arcaísmos así como del lenguaje popular en su más pura expresión. Gusta de personajes marginales que miran la sociedad con extrañeza mientras luchan por sobrevivir permaneciendo fuera de ella. Su obra literaria, que inaugura con la publicación de ‘La verdad sobre el caso Savolta’ (1975), está generalmente ambientada en su Barcelona natal, combinando la descripción de la ciudad en épocas anteriores a la Guerra Civil Española y en la actualidad.Es la “realidad bifronte” de Mendoza, sus novelas serias o mayores, y sus divertimentos o novelas menores. La seriedad, crítica y trascendencia en sus novelas de humor y el humorismo transversal en sus novelas serias o mayores, son resultado del efecto paródico característico de la narrativa posmoderna. Aunque su principal género literario es la novela, Mendoza ha escrito a lo largo de su trayectoria profesional ensayos como ‘Baroja, la contradicción’, y más recientemente relatos como ‘Tres vidas de santos’. Recibió en 2010 el premio Planeta por su novela ‘Riña de gatos. Madrid 1936’ y en 2016 el premio Cervantes. Después de licenciarse en Derecho en 1965 en la Universidad Autónoma de Barcelona, viaja por Europa y al año siguiente consigue una beca en Londres para estudiar Sociología. A su regreso en 1967 ejerce la abogacía en la asesoría jurídica del Banco Condal, que abandona en 1973 para irse a Nueva York como traductor de la ONU. “Me persono en el piso del presidente de la comunidad de propietarios. Pese a la importancia de su cargo, me recibe en pijama…” Eduardo Mendoza aprovecha los tópicos de la cienciaficción con fines paródicos. Por ejemplo, la constante alusión horaria da un presunto tono científico, irónico desde luego, que contrasta con el contenido sumamente cotidiano de las situaciones. El escritor catalán recurre a situaciones arquetípicas de la ciencia-ficción (un aterrizaje, la descripción de la vida en el planeta del extraterrestre) para enmarcar el relato. Pero el contacto con los humanos variará su propio lenguaje y comportamiento hasta fundirse en un ser humano corriente, con sus virtudes y defectos añadidos: “Me persono en el piso del presidente de la comunidad de propietarios. Pese a la importancia de su cargo, me recibe en pijama. Le informo que es mi intención hacerle provisión de fondos para que haga reemplazar la porquería de ascensor que tenemos por otro nuevo, pintar la escalera, restaurar la fachada, cambiar las tuberías, arreglar el interfono, tapar las grietas de la azotea, instalar una antena parabólica y alfombrar la entrada. A cambio de todo esto, agrego, sólo pido ser recordado con cariño, pues me dispongo a emprender un largo viaje. El presidente dice que si todos los vecinos fueran como yo, no haría falta tanto socialismo y tanta jodienda. Echamos un trago de whisky”. En ‘Sin noticias de Gurb’, Mendoza lleva hasta sus últimos extremos su gusto por la crítica paródica y esperpéntica, rozando en muchos momentos el humor absurdo. La misma elección del protagonista lo pone de manifiesto. Se trata de exagerar y deformar la ironía. Este humor corrosivo se materializa en la crítica irónica y sarcástica contra muchos aspectos de la vida en las grandes ciudades como Barcelona. En este caso, la Ciudad Condal inmediatamente anterior a las Olimpiadas sirve de fondo a Mendoza para trazar una crítica despiadada hacia una forma de vida totalmente separada de la coherencia y la lógica. El recurso del extraterrestre como ente perfecto utilizado para dar una visión crítica de la vida humana no es un recurso original, pero sí de gran eficacia, ya que, desde su aislamiento y desconocimiento del mundo terrestre, se sitúa en un plano objetivo. Los temas tratados por Mendoza nos recuerdan mucho a los de sus anteriores novelas: desigualdades sociales, ínfima calidad de vida, sentido ilógico de la existencia... Esta crítica puede verse, por ejemplo, en la agria visión de la ciudad. Veamos algunos de estos aspectos: La composición del agua: hidrógeno, oxígeno y caca. Las zanjas, la crítica al aire infec-
tado de partículas. Plastas de perro y colillas. Las ciudades son tortuosas e irracionales. La delincuencia juvenil. La desigualdad de barrios. La desconfianza inicial que los seres humanos sienten por todos sus congéneres. Múltiples sistemas de lotería. En Barcelona llueve como su Ayuntamiento actúa: pocas veces, pero a lo bestia. Los seres humanos utilizan gran variedad de medios de locomoción, todos los cuales rivalizan entre sí en lentitud, incomodidad y peste. Ancianos abandonados en las grandes ciudades. Las palomas y las terrazas de moda. “No hay en toda la Tierra gente más aficionada al trabajo que los catalanes. Si supieran hacer algo, se harían los amos del mundo” Alusiones a aspectos de la vida cotidiana. Se trata, sin duda, de uno de los aspectos más hilarantes de la novela. Esta crítica concreta se ejerce a través de todos aquellos personajes y situaciones que, carentes de lógica y próximos al mundo de lo absurdo, conforman el mundo actual en el que vivimos: Referencias al chalet de 22 retretes de Miguel Boyer- Isabel Preysler (exesposa de Julio Iglesias y mamá de Enrique Iglesias). Alberto Alcocer. La selección española de fútbol de Italia 1990 y Luis Suárez. El Liceo. El Anillo Olímpico. La Bonanova. “Los niños ahora salen por la televisión, a media tarde, saltando, vociferando y hablando una jerigonza absurda”. Pegatinas como ‘I love Mi suegra’. “Porque los catalanes siempre hablan de lo mismo, es decir, de trabajo... No hay en toda la Tierra gente más aficionada al trabajo que los catalanes. Si supieran hacer algo, se harían los amos del mundo”. La vida de los ejecutivos. Accidentes en las Centrales Nucleares. Los planes de pensiones. Mario Conde. El metro de Montjuich. La parodia cultural. Uno de los aspectos más recurrentes en la crítica burlesca de Mendoza es la parodia que ejerce hacia la cultura presente en el mundo moderno y en las grandes ciudades. De nuevo, y por encima de todo, Mendoza analiza el empobrecimiento cultural de nuestra sociedad a través del humor: “No hay una habitación libre en toda la ciudad, porque, según me informan, se está celebrando un Simposio sobre Nuevas Formas de Rellenar los Pimientos del Piquillo”. “Leo Medio siglo de peluquería en España, tomo I (La República y la Guerra Civil)”. El suplemento literario de El País. Metacrítica. Las películas financiadas por la Generalitat. Los Museos cerrados por obras. (En este caso, no deja de ser una broma privada ya que su hermana Cristina es la directora del Museo de Arte Moderno de Barcelona). La Harvard School of Business Administration. La parodia por la parodia. Este tipo de humor, muy del gusto de Mendoza, plantea situaciones incongruentes e ilógicas, que conducen inexorablemente a mostrar una realidad absurda mediante un humor absurdo: Canta con mucho sentimiento la canción titulada I092387nqfp983j4I093 (guerve a mi lao, sorra). También siguen este planteamiento situaciones como la tortilla de 22 huevos pegada en el techo, la parodia de los estudios de los hijos en EE UU, la historia de Pilarín Kao, o afirmaciones del extraterrestre como “pego mocos en las cortinas; grabo pedos en el contestador o la extraña religiosidad extraterrestre: hora del ángelus, misa, gusto por los churros. Los ‘cortocircuitos’. Uno de los detalles más divertidos de las novelas de Mendoza es la mezcla de lenguajes cultos o formales y otros más dialectales, o la inclusión de estereotipos verbales procedentes de la publicidad, la radio o las noticias metereológicas. Son los cortocircuitos o interferencias que denomina el propio Mendoza y que él explica a partir de sus años de traductor en la ONU. ‘La guerra de los mundos’, la invasión de Marte que aterrorizó a América, ¿Cómo reaccionarán los ‘marcianos’ ante los terrícolas? El 30 de octubre de 1938, un joven Orson Welles inició la retransmisión radiofónica que 80 años más tarde todavía se considera como una de las mayores y más grandes ‘fake news’ de la historia de la radio… “Señoras y señores, interrumpimos nuestro programa de baile para comunicarles una noticia de última hora procedente de la agencia Intercontinental Radio. El profesor Farrel del Observatorio de Mount Jennings de Chicago reporta que se ha observado en el planeta Marte algunas explosiones que se dirigen a la Tierra con enorme rapidez... Continuaremos informando”. A las ocho de la tarde, un principiante Orson Welles –destinado a convertirse en un famoso actor, director, guionista y productor de cine– informaba de que un
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01/03/2021
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