S ignos LA VIOLENCIA Y EL REINO IDEAL
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o es cosa de segregarse sino de sumar. No es cosa de género sino del derecho de todos. No se trata de justicia para los más vulnerables sino de que la Justicia -con sus relatividades mejores- funcione y ya. La seguridad es la cuestión. Si las instituciones y los Gobiernos no cumplen, lo padecerán, sobre todo, en efecto, los más indefensos, pero será un mal que se hará crónico, convencional. El mal de todos será el del desinterés y la insensibilidad, o el del retorno, desde la democracia estancada y la incivilidad progresiva, a la ley de la selva y al dominio cavernario del más cruel y mejor armado. El mal de todos, atenidos a los criterios de la simplificación y la trivialidad, del sectarismo y las parcializaciones del derecho, es el de la violencia que se impone donde se fragmentan las causas que deben ser comunes, y se repliegan las fuerzas de la solidaridad humana, los reclamos sociales, y
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5/04/2021
I estosdías
las instituciones que deben representar y defender el interés plural de las comunidades. Si una mujer es víctima de la sevicia de unos representantes de la seguridad de todos, tiene que ser lo mismo que si un niño muere por la misma causa: la de la perversión institucional, que debe sumar a una totalidad en su contra y por su erradicación, y donde no puede concebirse como justo, sino como adversario, el clamor propagandista de las filiaciones excluyentes y el ideologismo militante. Sin unidad contra la degradación del Estado democrático, la jungla es el destino del todo y sus facciones recalcitrantes. El protagonismo y las congregaciones fanáticas de todos los géneros y los más diversos intereses, serán factores de ruptura y alimento y fuente de poder de un salvajismo criminal más libre y despiadado que nunca, y a su vez tan atomizado y confrontado en