La política de vivienda ha generado la oferta masiva de créditos hipotecarios, pero una buena parte de ellos son otorgados a familias con los ingresos justos para cumplir sus compromisos de deuda. Muchos de los préstamos son entregados con garantía prendaria de la propia casa adquirida, y los intermediarios financieros, amparados en oscuros contratos, obtienen millonarias ganancias mediante el cobro de intereses por demás inflados. Cuando los deudores se encuentran sin capacidades de pago sus deudas son vendidas a gigantes bancarios, y de seguir al mismo ritmo, dice el diagnóstico de los dirigentes de la Asociación Nacional de Defensores de la Vivienda y de Asistencia Social (Andevas), se aprecia una crisis de insolvencia y carteras vencidas porque se han entregado créditos bajo condiciones leoninas y con elevados riesgos.