Pareciera una venganza de los funcionarios panistas que se van del poder presidencial; otra de sus herencias perversas contra la salud del país. La soya transgénica que ha autorizado la Semarnat que se siembre en los Estados peninsulares y en Chiapas es una especie de arma química de alto potencial depredador. Es venenosa y fatal para la vida humana y para todos los seres vivos necesarios de la biodiversidad; y en uno de los medios naturales más ricos y vulnerables, y en el suelo más reciente y permeable de la Tierra, estamos hablando de un producto de destrucción masiva de las especies en el vasto territorio donde se esparcirá el poderoso agente agroquímico que requiere, como pesticida, la semilla genéticamente modificada cuya siembra ha decretado la Semarnat, de Rafael Elvira, como viable. Son ya cuantiosos los destrozos causados desde la proditoria gestión panista del organismo responsable de cuidar los recursos naturales del país.