A quién diablos le iba a importar el turismo de vivir en carne propia el fin del mundo de la profecía de los mayas, cuando se padece el apocalipsis cotidiano de la quiebra de las economías más poderosas del planeta. Claro, se alcanzaron cifras récord de visitantes y divisas en el Caribe mexicano, pero esa noticia no es noticia ni novedad alguna para celebrar cual cosa del otro mundo. El modelo masivo del turismo regional es cada vez menos rentable. Hay más turistas pero son más barateros.