La historia es de abusos sindicales y fracasos gubernamentales. Es de corrupción la cosa. El Gobierno federal y el SNTE pactaron en el pasado que el Gobierno gestionaría las líneas de la enseñanza y la administración presupuestal, y el Sindicato se encargaría de los premios, las plazas y las promociones escalafonarias. Luego pactaron que ese sistema clientelar y corporativo, donde los maestros se dedicaban más a la política y al negocio partidista que a educar, se descentralizaría. El Gobierno federal se arreglaría con el cacicazgo nacional del magisterio y los Gobiernos estatales con las representaciones seccionales de la mafia.