Empresarios y trabajadores organizados dentro del mismo partido del presidente de la República se han opuesto a tener que cargar con el financiamiento fiscal de estas promesas de campaña de Peña; promesas que contrastan notablemente con una política hacendaria de las más pobres en la historia económica del país, que lo mantiene en un crecimiento ridículo, inferior al uno por ciento (0.74), y en una perspectiva anual inferior al 3 y que amenaza con descender del 2.74 por ciento estimado ahora. De hecho son condiciones alarmantes, dicen empresarios y especialistas, porque a la falta de obra pública federal y de convergencia estatal y municipal, se suman las crisis de los erarios locales, sus enromes deudas, su impotencia para dinamizar la economía en sus entidades, y ahora las cargas de las promesas políticas de seguridad social financiadas con lo poco que queda y no con ingresos procedentes de una rentabilidad mayor, puesto que ésta no existe.