No hay militancias ni figuras ni liderazgos nuevos en el partido. No hay alternativas renovadoras; ni electorales ni mucho menos doctrinarias y éticas. Los mismos nombres de la corrupción siguen lucrando en la cúpula; los de los mismos que hicieron trizas el Municipio de Benito Juárez. Pero hay un gran sector de la opinión pública y del electorado que parece no tener memoria ni principios. La impunidad cabalga sin tregua. En el sur del Estado un sector de perredistas dice que con Ricalde está más de la mitad del Consejo Político Estatal y otro dice que ese grupo dirigente está ahora fracturado y que, aunque es el del dinero, con unidad y consistencia regional puede ser vencido. Pero Cancún se ha convertido en La Meca de la política. Morena será un refugio de inconformes. Y, total, no hay nada nuevo. Ya no hay una opción democrática honorable frente al PRI. El PRD, como el PAN, sigue de mal en peor.